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Capítulo 34

¿Cómo podría deshacerme con tanta rapidez la sensación de ese beso?

Necesitaba concentrarme de nuevo en la rutina y en volver a tener esa conexión que teníamos con Gunther. Solo que no podía dejar de pensar en ese momento, se repetía constantemente en mi mente, lo hablamos y tratamos que eso quedará atrás, pero con el paso del tiempo en mi caso se volvía peor y trataba con todo mi corazón que ese sentimiento no saliera, reprimiendo y ocultándolo.

Miré a Gunther que estaba en videollamada con su madre, orgulloso de su medalla. Habíamos participado en una pequeña competencia, el nivel no era alto y eso ayudaba a emparejar la situación. Las parejas tenían nuestro nivel y eso no nos incomodaba, era todo lo contrario, nos motivaba mucho más.

Creo que sintió mi mirada porque desvió la atención de su celular y me regaló una cálida sonrisa. Hice el mismo gesto y traté de no prestarle atención, estábamos esperando a Edrick para que nos viniera a buscar, miraba con atención el estacionamiento esperando una señal de la camioneta.

Toqué mi medalla, tercer puesto. Bueno, eso no estuvo nada mal. Era una pequeña recompensa por nuestro esfuerzo.

Acaricié con suavidad mis labios, ¿Cómo se sentirá besar a Gunther de nuevo?

No, no, no. Olvídalo.

«Pruébalo»

Sacudí mi cabeza tratando de espantar esos pensamientos. Solo fue un tonto error que no volverá a pasar, además él aclaró desde el principio que fue un error.

«Si fue un error, ¿Por qué te besó?»

¿Por qué Gunther me había besado?

No puede ser, se suponía que debía dejar ese tema atrás, pero cada vez tenía más preguntas y cero respuestas. El tema del beso no me dejaba en paz, era constantemente hacerme preguntas o pensar en esa escena en específico. Te odio Gunther en este momento porque solo pienso en ti.

—¡Vamos Darya! —Gunther me llamó y antes de girar para irme con él respiré tratando de no delatarme. Estoy pensando en ti Gunther y cómo será la sensación de besarte de nuevo.

¡Demonios!

Giré tratando de volver a la normalidad y ambos salimos al estacionamiento. Encontré la camioneta de Edrick y con un poco más de velocidad fui hasta allí.

—¿Te encuentras bien? —Gunther me igualó en velocidad.

—Bien —dije tratando de contener mi emoción—, solo estoy cansada.

—Demasiado ejercicio por hoy —me abrió la puerta para que entrara al auto.

Dos meses después de nuestro pequeño accidente las cosas parecían fluir un poco más. Solo que había momentos en donde mis sentimientos me confunden, ¿Qué es lo que siento en realidad?

—Jamás escuché sobre esta competencia. Fue divertida, ¿no? —Gunther habló cuando se puso al lado mío. Ambos íbamos en la parte de atrás.

—Mira esta medalla —Se la mostré con orgullo—. Esa es la prueba.

La competencia fue idea de Edrick que se contactó con los organizadores. Al estar ya curados empezamos de nuevo a practicar en el hielo nuestras rutinas, dejando atrás nuestro altercado. Nos concentramos y con ayuda de todos los entrenadores pudimos ir puliendo nuestros elementos técnicos más los de la presentación.

—Que no se le suba a la cabeza —Edrick se acomodó y salió del estacionamiento.

—Es una competencia muy básica. Las notas no son lo que se encontrarán en el Grand Prix. —Mallory acotó, su mirada jamás dejó su celular.

—61.10 fue nuestra puntuación más alta en un programa corto. Hoy obtuvimos 63.06 —Gunther se abrochó el cinturón y le copié el movimiento.

—Lo que indica que estamos yendo por un buen camino. —Sonreí a Gunther.

—Lo sabemos. —Mallory habló—. Quiero proponerme subir dos puntos como mínimo en el programa corto para la competencia de la semana que viene. La pirueta del inicio salió bien, pero falta velocidad en algunos movimientos. Quedan lentos.

—Pero el tercer lugar es una recompensa. —Edrick encendió el auto.

Era una hora de viaje nada más. El mes de agosto significaba muchas competencias para nosotros. No solamente eran para ver nuestro progreso en las notas, era identificar en donde podíamos mejorar y al mismo tiempo volver a incorporarnos en el mundo de las competencias para adaptarnos y cuando tuviéramos que participar en una "competencia grande" no fuera aterrador y estresante.

Saqué mi celular y chequé la grilla.

—En el programa largo nuestra base fue de 87.15. Hoy lo mejoramos con 92.12.

—La nueva coreografía funciona. —Gunther me dio un caramelo de limón—. Con el poco público que había, creo que le gustamos en ambos casos.

—Los programas van bien. Solo debemos seguir practicando. —Mallory nos dio una sonrisa tranquilizadora—. La página del club subió muchos seguidores.

Cerré el archivo y entré a la página de Instagram. Por lo que recordaba tenía 10K y ahora sus números eran mucho mejor, la publicidad significaba mucho para nuestro club. Atraía a patrocinadores y eso era dinero.

—La publicación que más gustó fue la nuestra. —Gunther señaló la foto. Ambos estábamos en el hielo, practicando una secuencia de pasos. Mallory la tomó y la subió a la página. Ese día el mundo supo oficialmente sobre nuestra pareja—. Wow. Ahora los seguidores son de 95k. impresionante.

—Los rumores de los otros patinadores también ayudó mucho en subir los seguidores y los chicos de hockey están rompiéndola esta temporada. —Edrick se adentra a la autopista.

—Benjamín está muy nervioso por la competencia en Estados Unidos. —Gunther tomó mi celular y nos sacó una foto con las medallas haciendo una cara rara en el proceso.

—Es la primera vez que este equipo tiene una competencia fuera del país. Yo también me encuentro nervioso. —Edrick parecía un padre orgulloso por los chicos del equipo.

—¡SI! —Mallory gritó y me asusté por su emoción, había cortado la conversación anterior.

—¿Qué sucede? —La miré intrigada.

—Lo conseguí. Soy extraordinaria.

—No me digas —soltó Edrick con tono sarcástico—. ¿Qué conseguiste?

—Un compañero para Luz. Meses estuve persuadiendo y aceptó mi propuesta. Solo quiere hacer una prueba de algunos meses para tantear el terreno según sus palabras, pero Alexander Sokolov se unirá a nuestro club. —No podía borrar la sonrisa de su rostro.

—Solo espero que Luz pueda con él. —Le susurré a Gunther. Él se acercó para escuchar y de alguna manera esa acción trajo recuerdos. No puede ser.

Él me besó. ¿Cómo podríamos haber superado eso? ¿Cómo lo superó con tanta naturalidad?

Yo no podía hacerlo. El recuerdo aparecía en los momentos menos oportunos. Antes de irme a dormir, en los entrenamientos, cuando charlamos en privado o cualquier situación que provocaba una tensión en su presencia.

Olvidarme de ese beso era lo correcto. Si era un buen plan, ¡pero no podía!

Desvié la mirada hacia mi celular mirando la publicación de hace meses y que de alguna manera hizo repercusión en todos lados.

Origin club tiene el placer de dar a conocer su nueva integración. Darya Webber y Gunther Dietz pertenecen al equipo de danza en parejas.

Esperamos poder contar con su apoyo en las competencias futuras.

105.042 me gusta. 1543 comentarios.

—Salimos genial, ¿no crees?

Asentí. Él me devolvió una sonrisa y me dio otro caramelo.

Lo miré con atención tratando de no perderme de nuevo en ese recuerdo en específico que no sabía cómo sobrellevar, Gunther, ¿sabes que tienes unos hermosos ojos? ¿Una linda sonrisa?

Me acomodé mejor y cerré los ojos. Ignorar el mundo podría funcionar para calmar mi corazón, rompí el caramelo de limón en mi boca y suspiré porque en realidad si estaba cansada por todo el ejercicio que hicimos, los días de competencia eran los peores en ese aspecto.

—¿Cuál es tu secreto? —preguntó Gunther.

—¿Para qué? —tapé mi botella con agua.

—Para lucir tan linda hoy —se apoyó en la valla de división de la pista, ambos esperábamos a nuestros entrenadores.

—¿Perdona? —acomodé un mechón de mi cabello en mi moño.

—Hoy te encuentras más linda que ayer —insinuó, con una risa suave.

«¿Se está burlando?»

—¿Te burlas de mí? —pregunté.

—Jamás lo haría con un tema tan importante —susurró con voz grave.

—Te burlas, es adorable —admití—. También estás guapo Gunther, pero eso ya lo sabes.

Me deslicé hacia el medio de la pista estirándome en el proceso, el entrenamiento de hoy consistirá en practicar el programa largo y de solo pensarlo ya me dolían las piernas. Suspiré profundamente, hoy era uno de esos días donde no quería entrenar.

—¡Estoy siendo sincero! —Gunther me tomó por detrás levantándome del hielo y poniéndome en su hombro. Me quedé quieta para no desequilibrarnos—. No miento.

Cuando iba a responder Mallory entró con su energía habitual y cortó la escena. Gunther me bajó y me deslicé regalándole una sonrisa, sacándole importancia a la situación. La verdad era que sí me importó y no era la primera vez.

Me removí en el asiento y sentí el olor a menta característico de Gunther. Abrí levemente los ojos, llegamos a nuestro edificio y me había quedado dormida en el transcurso del viaje. Noté la chaqueta de Gunther que la misma funcionaba como manta de ahí provenía el olor.

—Vamos —susurró en voz baja Gunther cuando abrió la puerta.

—No puedo —me dolían los muslos y siseé cuando él me agarró para sacarme del auto.

Lo abracé y cerré los ojos cuando empezó a caminar. Extrañaba mi cama y dormir era en lo único que pensaba. Al subir las escaleras el dolor se intensificó cada vez más, no era nada grave solo el exceso de ejercicio.

Gunther hablaba con alguien solo que no lograba distinguir quien era, después sentí la comodidad de la cama y el olor a menta característico de Gunther. Él me dejó en la cama y por más que quisiera no soltarlo al final me rendí. Sentí aquella sensación de ser cubierta por una manta y el beso en mi frente. 

¡Gracias por leer! 

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