Capítulo 33
—¿Les pasa algo a ustedes dos? —Edrick me preguntó de forma directa.
—No. —Tomé un trago de agua. El entrenamiento en este último mes fue agotador.
—Eso confirma que les pasa algo. No quiero involucrarme en sus asuntos, pero se nota que hay una cierta fricción.
No quería decirle que después de ese beso las cosas cambiaron para mal. La fricción de la que Edrick hablaba si estaba presente y no sabía cómo deshacerme de ella. El inicio de un nuevo programa largo fue la excusa que usamos para camuflar la situación tensa en la que nos encontrábamos, ya que eso era lo que podía generar el inicio de un programa nuevo.
—Es el programa, ya lo resolveremos. —Cerré mi botella. Escuchaba a Mallory como daba indicaciones a Gunther sobre la elevación y cómo debía sostenerme para que la misma sea cómoda para ambos.
—El programa genera tensión, eso lo entiendo perfectamente. Lo suyo es otra cosa y me gustaría que lo resolvieran. —Hizo una pausa—. Vamos a participar en esta competencia que les propusimos, es pequeña, pero nos servirá para ir tanteando el terreno.
La competencia me tenía los nervios de punta. Era dentro de dos semanas y parecía que eso no nos estaba ayudando con el progreso, solo agregaba tensión extra que no necesitábamos. Tal vez ellos tenían razón y necesitábamos resolver nuestros problemas en privado. Varias veces a ambos nos llamaron la atención por el tema de la descoordinación y la falta de cuidado en los elementos.
El hielo crujió cuando Luz frenó al lado mío para seguir algunas indicaciones de Edrick. Él se desempeñó con un poco más de fluidez al comunicarse con ella, creo que principalmente era por el hecho de que pertenecía a esta categoría y podía ayudarla aún más, además de que ella era tímida y él era con quien mayormente se comunicaba.
—Mi hermana ya habló con tu compañero y creo que está por aceptar. —Edrick parecía entre feliz por aquella noticia y preocupado al mismo tiempo. Luz sonrió.
—¿Quién es? —Me metí en la conversación.
—No lo sé —Luz respondió—. Me genera un poco de miedo saber también.
—Mallory no quiere decírtelo porque no quiere ilusionarte y que al final no acepte.
Oh. Eso podría significar varias cosas, todas indicaba que era alguien importante.
—Dinos guardaremos el secreto. —Vamos solo suelta el nombre.
—Solo no se ilusionen —hizo una pausa—, Alexander Sokolov.
—¿Qué? —Gritó Luz llamando la atención de todos y sonrojándose en el proceso.
Ese hombre era bueno, en realidad muy bueno. Solo que su reputación era cuestionable. Se rumoreaba que era exigente, malhumorado, no le gustaba perder, era un témpano de hielo lo cual era un poco irónico. Me lo había cruzado en las competencias, una estrella en proceso hasta que tuvo un accidente que lo dejó fuera de todo y al final ya nadie quiso trabajar con él.
—Mi compañero, ¿será un medallista olímpico? —Y una persona malhumorada quise agregar al comentario que soltó luz.
—Estuvo retirado desde hace algunos años, veremos que depara el destino. —Edrick le sacó importancia al asunto.
—Dos medallas olímpicas ... y lo quieren poner junto a mí que no puedo hacer un triple Loop de forma correcta. ¿Acaso están dementes? —dijo con exasperación.
—¿Tiene dos medallas? —Solo recordaba la de los juegos olímpicos del 2018.
—Sí, tiene dos medallas de plata una del 2018 y otra del 2022. —Christa respondió sacándome de la duda. Sonreí tensa como respuesta.
Los días pasaban y aun así no podía sacarme la tensión de patinar junto a ella. Era como una presencia desagradable en el proceso de entrenar, trataba que esa situación aminorase un poco porque compartía el hielo con ella casi todos los días y los sentimientos negativos eran cansadores de llevar todo el tiempo.
—Tu entrada al Loop es el problema. —Le señaló a Luz.
—Eso no ayuda en la altura y por eso caes. —Concluí.
—Después de esta interesante charla productiva veremos ese salto Luz. Darya vamos junto a Gunther para practicar la elevación al comienzo. —Se levantó de su asiento que estaba al lado del cerco de división, Mallory había instalado un pequeño estudio allí donde había una cámara que constantemente nos grababa y que veíamos después en la repetición para entender mejor la explicación de los entrenadores, ver los errores o lo que querían mejorar.
Esa elevación me estaba volviendo loca, la dificultad estaba en el hecho de que la misma era con rotación y desplazamiento mientras estaba ubicada en los hombros de Gunther y después bajaba al hielo.
Ambos ensayamos la primera parte, algunos movimientos delicados interpretando una relación de pareja entre nosotros al compás de la melodía de la canción. Aquella canción surgió por Simone y ambos la escuchamos y practicamos mucho tanto dentro de la pista como fuera de la misma.
Gunther me subió con rapidez en la primera elevación. Subí con ayuda de él a sus hombros y giramos en esa posición durante algunos segundos en donde se incrementa la dificultad cuando él solo lo hacía con un pie. Estaba tendida en uno de sus hombros y mi peso también estaba ubicado ahí, sentí como apretaba un poco uno de mis muslos para tenerme aún más. Al dejarme caer giré tres veces para poder seguir con la coreografía.
La letra de aquella canción era contundente y ayudaba a la interpretación de la pelea en el hielo y aunque no quería notarlo sonaba un poco a lo que estábamos viviendo junto a Gunther. Las peleas sin intención estaban allí y teníamos los sentimientos a flor de piel. Solo por un beso.
Mi mirada siempre estaba en Gunther y mis manos también. Recorriendo su cuerpo y tocándolo para hacer los movimientos correspondientes. Esquivé tanto a Christa como a Luz en la pista para seguir con la coreografía acompañado de la música.
En la siguiente elevación nos tendríamos que desplazar por el hielo lo que significaba más riesgos. Con ayuda de Gunther me ubiqué apoyada en sus hombros, encastrada para no molestarlo mientras giraba y no desequilibrar el movimiento. Pero al bajar sus brazos no me sujetaron bien y lo último que recuerdo fue como mi cuerpo chocaba con el hielo.
El hielo me recibió y el contacto de mi cabeza con el mismo me mareó mucho. Sentía una punzada constante y mi visión estaba difusa.
—¿Te encuentras bien? —Veía borroso, las luces me cegaron haciendo que cerrara los ojos—. Tranquila, estarás bien. —Creía reconocer que era Christa, pero no lo sabía con exactitud.
Parpadeó varias veces mientras enfocaba mi visión. Estaba acostada en una cama que no era la mía y en una de las sillas Christa estaba sentada usando su celular. Sentí el frío en mi cadera y al destaparme un poco encontré hielo.
—¿Qué pasó? —Mi voz salió un poco ronca. Ella se levantó guardando su celular en el bolsillo de su pantalón y me sirvió un poco de agua de una botella en un vaso de plástico.
—Fea caída siendo sincera
—¿Muy fea? —Acepté el agua y bebí un poco.
—Demasiado. Por lo que entendí de Edrick Gunther iba demasiado rápido y tú te bajaste con un movimiento un poco brusco, tu compañero no pudo tenerte y te caíste fuertemente en el hielo cortándolo en el proceso.
—¿Qué? —Me atraganté con el agua y tosí un poco.
—Cuatro puntos en el brazo derecho. Cuando la caída pasó era mucha sangre, créeme me asusté un poco, al llegar al hospital solo fueron cuatro puntos, le rozaste la cuchilla.
—Mierda —murmuré. No era mi intención lastimarlo.
—Está peor que tú. En la habitación de al lado, se echa la culpa constantemente. Lo vi desde afuera a la elevación, en esta ocasión el error es compartido.
—Fue mi error no debí moverme de esa manera.
—Está grabado, allí lo verán. —Fue hasta la puerta dando indicios de que se iría—. Resuelvan sus cosas, son una buena pareja, sea lo que sea que haya pasado entre ustedes creo que tiene su solución, ¿no?
—Gracias. —Aquellas palabras salieron de forma natural. No estaba tan tensa como de costumbre a su alrededor en esta situación.
—De nada. —Me sonrió—. Llamaré a Mallory.
Al cerrar la puerta me desplomé en la cama. Días difíciles fueron estas semanas que enfrentamos, el estrés combinado no nos jugó a favor a ninguno de los dos.
Resopló cuando escuché como tocaban la puerta. Tres golpes.
—¿Cómo estás? —Mallory cerró la puerta.
—Creo que bien.
—El médico que te atendió ya vendrá a revisarte de nuevo. Solo fue un golpe.
—Estoy magullada un poco en la zona de mi cadera y mi trasero.
—Y la cabeza. Te suministraron medicamentos y hielo.
—¿Cómo está Gunther?
—Enojado consigo mismo —Resopló—. Es un poco terco.
—Ni te imaginas.
Alguien tocó la puerta y se entreabrió dejándome ver los ojos azules que traían consigo culpa. Gunther abrió la puerta cuando no recibió ninguna negación de que se fuera de mi parte. Le dediqué una pequeña sonrisa que correspondió.
—Los dejaré solo. Informaré a Edrick y llevaré a Christa a su casa. —Se despidió y cerró suavemente la puerta.
—Lo siento. —Ambos dijimos al mismo tiempo.
—No debí dejarte caer. Es la primera regla entre compañeros —Cerró los ojos y después se acercó a mi cama. Tomó mi mano—. Creo que deberíamos hablar...
Respiré hondo, también lo creía.
Abrieron la puerta y él se separó cuando el médico nos saludó y nos dio indicaciones a ambos sobre los cuidados que debíamos tener. Tendríamos algunas semanas de reposo y con eso ambos tiramos a la basura nuestra oportunidad de participar en la competencia, bueno tal vez era una señal. Debíamos resolver las cosas y descansar.
—Me sentiría más cómodo si pudieras quedarte a dormir en mi casa. —Me estremecí cuando me habló. El hielo ubicado en mi cadera y en mi cabeza para bajar la hinchazón eran una buena situación para ocultar aquella acción. Estaba en su casa porque según él quería vigilarme.
—No tienes que preocuparte.
—No tiene que ver contigo —habló—. Bueno si tiene que ver contigo y conmigo —resopló—. ¿Por favor?
—Creo que no es adecuado.
—Necesito ver que te encuentras bien, solo por esta noche. Es un fuerte golpe en la cabeza.
—Pero dormiré en el sofá. —Mantendría las distancias para no cometer una locura. Ni besos, caricias o algo que pudiera surgir y desestabilizarme.
—Bueno. —Asintió ante mi respuesta como si eso solo ayudará a calmarlo.
Cenamos algo liviano y ambos nos preparamos para dormir. Fui hasta mi departamento para buscar alguna manta, mi almohada y un piyama que no fuera desastroso. Gunther no insistió ante mis acciones solo sonrió y acomodó lo que habíamos utilizado para comer.
Me acurruque más en el sillón que hoy sería mi cama. Ambos la preparamos y después de negar repetidas veces su oferta de usar su cama él se despidió y se fue a dormir seguido por Chocolate que se había comportado cariñoso con ambos.
Algo se movió y se quejó al mismo tiempo haciendo que abrir los ojos fuera la única opción. Me froté uno de mis ojos y miré a mi costado. Allí constaté dos cosas: primero era que Chocolate dormía a mi lado y segundo que Gunther dormía en una posición rara en el sofá individual.
Recordaba haberlo visto junto a Chocolate irse a dormir a su habitación. Confusa me senté mejor en el sofá y traté de no mover al gato que igualmente se despertó. Se estiró y fue de forma elegante a tomar agua en un espacio que Gunther parecía haberle armado exclusivamente para él. El gato hizo un ruido raro y Gunther se despertó enseguida. Cuando pareció ubicarse me regaló una tímida sonrisa.
—Eso es muy acosador de tu parte. —Lo señalé.
—Bueno tú te mudaste al mismo edificio, estamos empatados. —Se levantó—. Prepararé té de limón.
Asentí y pedí permiso para ir al baño. Seguida por Chocolate que se quejó cuando le cerré la puerta en la cara queriendo privacidad. Escuché una risita proveniente de la cocina.
Tardé unos quince minutos en volver a ser yo misma. Al salir del baño Gunther entró después y me indicó que mirara las tostadas para que no se quemaran. Había dos tazas de color azul y una de ellas tenia diseño de flores, uno de ellos tenía un saquito de té de menta y el otro de limón. Puse de nuevo para calentar el agua y miré la hora en mi celular, eran las seis con cuarenta minutos.
Era temprano y tarde al mismo tiempo. Solía despertarme a las seis justa los jueves y hoy había dormido un poco más. Mi cabeza no me dolía y el golpe en mi cadera había aminorado un poco con los medicamentos, aunque el moretón bastante considerable tardaría en desaparecer.
Saqué las tostadas y las puse en un plato. Bien, no se quemaron. Punto para mí.
Gunther estaba en el baño por lo que acomodar su sillón serviría para mantenerme ocupada. Doblando todo de manera correcta lo dejé en la punta del sofá. Acomodé los almohadones que parecían nuevos y traté de dejar todo impecable.
Chocolate estaba mirando atentamente mis movimientos sentado en otro sofá. Presentándome atención e intimidando al mismo tiempo.
—Eres hermoso, tus heridas cicatrizaron bien. —Me puse enfrente y lo acaricié. Sus heridas se habían curado bien y el pelo le creció un poco en aquellos lugares.
—Según el veterinario estamos haciendo las cosas bien. —Gunther entró en la cocina.
—Eso me alegra. Su pelo es suave, cuando crezca en esos lugares que todavía le faltan será todo un galán.
Chocolate hizo un ruido de aprobación.
—No aumentes su ego por favor. —Me tendió la taza y le agregué tres cucharadas de azúcar.
—Es muy acosador de tu parte verme dormir. —Sonreí y revolví el té.
—No quería que te pasara nada.
—Ya te dije que no me dolía. —Lo empujé con mi cadera, pero no estaba juguetón como siempre.
—Solo quería cerciorarme —habló tiempo después. Su cuerpo estaba tenso.
—¿Hay algo de lo que deba saber? —lo presioné.
—No.
—Nuestras charlas son raras ahora. —Tomé un sorbo de té. Té de limón, una exquisitez.
—Yo... —tragó—. Solo quería ver que estuvieras bien. Los golpes en la cabeza no deben tomarse a la ligera.
—Te diré un secreto si me cuentas la verdad. —Lo intenté y él me miró como si aquello fuera algo que utilizaría.
—Bueno...—Cerró los ojos y se preparó—. Mi padre murió porque... él...
—Está bien. —Era un tema doloroso no lo presionaría más. No creí que la conversación iría a un tema delicado, creí que simplemente era alguna estupidez, solo que sus palabras un poco trabadas indican otra dirección.
—No suelo hablar —se aclaró la garganta—, él murió al caerse del techo de nuestra casa. Estaba limpiando las hojas que estaban en el techo porque anunciaban que por la noche llovería y el drenaje estaba tapado, se resbaló y cayó. Fue una muerte rápida, quiero creer que no sufrió.
—Lo lamento Gunther. No debía presionar. —Sentía un dolor en el estómago porque no quería hacerlo sentir mal recordando aquel accidente.
—Los golpes en la cabeza me ponen sensible. —Se frotó la nuca, un poco tenso.
Me acerqué y dejé la taza en la mesada. Lo tomé desprevenida al abrazarlo. Se relajó un poco y me devolvió el abrazo. Mi estatura me permitía poder ubicarme en sus hombros por lo que me apoyé en ellos. Traté que las preguntas que bailaban sobre la punta de mi lengua no salieran.
—Lamento tu pérdida. —Me retiré dando un paso atrás.
—Igual. —Momento de silencio hasta que llegó su pregunta—. ¿Por qué tienes esas marcas en tus brazos?
Ahora era mi turno de tensarse ante su pregunta. Como podía responderle sin que sintiera lástima o asco al respecto. Era parte de mi pasado, no quería contarle a nadie y ahora por alguna razón me debatía en cómo explicarle.
—Tuve un accidente en el baño —expliqué a medias—, me resbalé por el agua y tiré en el proceso un jarrón decorativo, cuando caí mi cuerpo se cortó en el proceso. —Me levanté la blusa para mostrar mi abdomen, allí también había marcas, eran más profundas las cicatrices.
—¿Solo por un jarrón? —preguntó con duda.
—Si.
—Entiendo. —Tal vez algún día podría contarle la verdad completa.
—Fue difícil deshacerme de ellas. Ahora casi ni se notan, solo si prestas mucha atención son visibles.
—Como compañeros conozco muy bien tu cuerpo. Solo sentí curiosidad.
Tomé de nuevo la taza y él desvió el tema de conversación cuando Chocolate intervino pidiendo comida. Gunther parecía feliz al decirme que nuestro hijo era quisquilloso y aunque quise corregir de nuevo que no era su madre, no lo hice.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro