Capítulo 25
Reflexiono mis decisiones desde que llegué y las mismas fueron estúpidas. No había necesidad de huir, nadie estaba amenazándome. Solo fueron mis miedos hablando primero y caí de nuevo. Había destruido todo al tomar el avión y volver a "casa". Porque creía que estaría a salvo y solo hundí mi progreso.
La confianza de aquellas personas con las que pasé tanto tiempo, fue destruida. Cómo podía volver y enfrentarme a eso. No sabía cómo reaccionaría, pero volvería para solucionar todo. Abrí la puerta de golpe y Flor quedó sorprendida al mirar mis maletas que fueron complicadas de subir por las escaleras. Habían pasado cuatro días desde que estaba de nuevo en este terreno que consideraba mis inicios y no aguantaba más estar aquí.
—Debo volver —admití antes de que ella pudiera hablar y me atacara con sus preguntas.
Flor se quedó muda durante algunos minutos, se relajó en su silla y soltó un profundo suspiro. Me señaló suavemente que tomará asiento en uno de sus sillones blancos y para no tensar más las cosas lo hice. Tecleó algo en su computadora y parecía genuinamente un poco tensa.
—No quiero que vuelvas.
—¿Qué? —pregunté un poco preocupada sobre mi plan.
—Dejé que mi vínculo contigo sobrepasara el ámbito profesional, mis sentimientos no fueron neutrales en esta ocasión.
Me quedé estática ante sus palabras.
—Me viste la cara y me mentiste en varias ocasiones, creí que habías mejorado y en cierta parte fue de esa manera, pero todo se fue a la basura. Cuando acordamos que te irías a la casa de tu tío, era para que tus abuelos y me incluyo en esa lista estuviéramos seguros de que iría todo bien. Recuerda que lo prometiste.
—Pero lo fue, todo estuvo bien —puntualizó.
—Tú no puedes construir tu vida a bases de mentiras, la condición de que te fueras era para asegurarnos que no volviera a pasar lo de esa noche y que pudieras poco a poco volver a armar tu vida —se detiene buscando cómo seguir—. Te asustaste, ¿verdad?
No quería admitirlo. Darle la razón era aceptar que me equivoqué.
—Si —dije en voz baja. Lo admití porque no quería volver atrás y seguir mintiendo. Se suponía que debía progresar, seguir adelante.
—Estoy orgullosa de esa confesión. No todo fue negativo y exponerte rápido al mundo a través de internet te descolocó, veo como no estás preparada para ese salto, debes todavía hacer cimientos fuertes y después seguir adelante dando ese paso.
—Pensé que estaba haciendo las cosas bien. —Traté de que las lágrimas no salieran.
—Estuvieron a medias tus acciones.
—Quiero volver —dije con voz más fuerte y segura.
—No lo harás —repitió Flor—. Debemos plantear otra estrategia, volver será complicado porque el mundo ya sabe que estás de vuelta en el hielo.
—Pero...
—Necesitamos hacer un nuevo plan. Volver no está en discusión.
—Decidí volver y no quiero cambiar eso.
—Lo veo de esta manera —hizo una pausa—, el plan era que te independizaras y crear algo nuevo. Eso está bien, pero creo que hay un poco de dependencia hacia ciertas personas y no quiero que eso se vuelva en contra.
—No podré hacerlo de nuevo. —No me arriesgaría a pasar por todo otra vez.
—¿Qué quieres con tu vida?
—¿Vivirla? —Me esforcé por no dudar en la respuesta.
—Si vuelves a esa ciudad de nuevo será una catástrofe. —Cerró los ojos por un breve momento y después rápidamente tecleó algo en su computadora. —Ve a Wiesbaden encontrarás en esa ciudad un nuevo comienzo, tienen la pista de hielo 1989, esfuérzate en tu físico, tengo un amigo que podrá tratarte allá será tu psicólogo al respeto del deporte para fortalecer tu mente y después cuando estés lista puedes volver a la ciudad junto a tus amigos.
Me quedé estática mirándola como si me hubiese dicho la cosa más estúpida. ¿Quería que estuviera sola?
—Darya, separarte del hielo no es una opción, lo sentí en tu presentación y junto a este chico —hizo un movimiento con sus manos—, lo entiendo. Pero si vuelves ahora todo se descontrolará y saldrán lastimados, no quieres eso ¿verdad?
—No quiero eso. —Me tapé con mis manos la cara porque quería llorar por lo frustrante de la situación y porque ella tenía razón.
—Esfuérzate, no te dejes vencer.
—Creo que cuando mi abuela invirtió mi dinero en diferentes inmuebles uno era en Wiesbaden. —Me erguí y comprobé la información en mi correo electrónico.
Era un departamento cerca del club de hielo, pequeño y con modificaciones en la cocina para que quedara más moderna eso especificaba archivo que me mandó mi abuela, estaba disponible para vender y solo debía darle la afirmación para introducirla en el mercado. Ese departamento era lindo y después había invertido el dinero en una casa en San Francisco, pero esa casa ya estaba demasiado lejos.
—Le pediré información a mi abuela sobre un departamento que quiere poner a vender en Wiesbaden —suspiré—, lo haré. Solo pienso hacerlo por unos meses hasta que las cosas se calmen.
—Eso ya es un gran paso, seguiré de cerca la información y decidiremos juntas que haremos en esta ocasión. Quiero algo más sólido para que puedas mantenerte y avanzar.
Suspiré porque creí que podría volver, pero el destino quería otra cosa, necesitaba tomar un nuevo camino. Ahora necesitaba resolver los problemas que había creado y dar muchas explicaciones, principalmente a Gunther.
Gunther. Gunther. Gunther. Lo lamento tanto.
Tienes 13 mensajes nuevos. 21 llamadas perdidas.
Aquellas notificaciones disminuyeron con el correr de los días, siendo cada vez menos frecuentes. Me preocupaba que al no tener respuesta de mi parte su enojo aumentara y no quisiera contestarme o volver a hablarme. Entré en conflicto al respecto porque solo supieron de mí a través del mensaje que le envié a Simone y después no pronuncié ninguna señal nueva de vida, para el mundo otra vez estaba desaparecida.
«No nos demos por vencida»
«Esconderse suena como una buena opción»
«Iremos paso a paso, avanzando un poco todos los días»
«Es mejor rendirse ahora que la situación está más controlada»
Los diferentes pensamientos chocaban con fuerza en mi cabeza todo el tiempo. No podía ponerme de acuerdo conmigo misma en decir si debía o no llamar. Esa sensación de opresión en el pecho me impedía marcar su número.
«Apágalos otra vez, como años atrás. Ahora puede realmente funcionar, no hay nadie para que pueda salvarte»
Traté de concentrarme en mi realidad, de poder ignorar aquello que solo venía para atormentarme aún más. Había superado tantas cosas en el camino y no quería caer de nuevo, no podía hacer lo de años atrás, necesitaba ser fuerte y tomar mi mierda para seguir adelante.
Llamada entrante. EL MEJOR COMPAÑERO.
Observé como la imagen que Gunther nos había tomado juntos después de un entrenamiento aparecía como identificación de su número. Ahora tenía la oportunidad de hablar con él y dejar atrás mis dudas. Gracias, otra vez me salvaste Gunther de casi cometer una locura.
—¿Hola? —Contesté la llamada dudosa.
—Al fin contestas —gruñó, parecía genuinamente enojado—, ¿acaso no sabes que estábamos preocupados?
—Hablé con Simo... —Traté de explicar, pero me cortó rápidamente.
—No quiero un mensaje interceptado por otra persona, solo quería que me devolvieras la llamada, era algo simple —lo último lo dijo con un tono sarcástico.
—Yo...
—Entiendo que todo haya explotado, pero no quería que te fueras. La sorpresa que me encontré cuando en tu casa no había nadie fue grande y aún más con el cartel de venta que está afuera.
—¿La venderán? —pregunté confusa por sus palabras.
—¿No lo sabías?
—Debe haber sido mi abuela, llevó a mi tío a un lugar para que trataran su problema con el alcohol de manera más profesional. No creí que vendería la casa. —Eso era algo que no vi venir.
—Somos dos.
—Yo...lamento todo lo que pasó.
—La que debe disculparse es Simone, no debía hacer eso.
—No importa, la información de alguna manera se filtraría —digo.
—Pero no de esta manera.
—No estoy enojada —insistí, cerrando los puños con fuerza. Bueno, solo un poco.
—Lo sé —murmuró—. ¿Cuándo volverás?
Esa sola pregunta logró que de alguna manera me desmoronara un poco más, me acosté en la cama y miré el techo. Los dibujos de estrellas todavía estaban y algunos se encontraban un poco descoloridos, pero fue un trabajo que me había encantado hacer, fue una manera de relajarme.
«Enfréntalo y dile la verdad»
—No volveré, Gunther. —Contuve la respiración.
Nada se escuchó en la línea, miré mi celular pensando que se había cortado la señal, todo estaba en orden. Entonces si lo había escuchado, ¿estaba asimilando la información?
—¿Gunther?
—Pensé que esto funcionaría —susurró y noté enseguida como mis palabras lo habían lastimado—, ¿Por qué?
—Necesito sanar de verdad, no quiero seguir negando que estoy lastimada, quiero concentrarme en poder avanzar.
—¿Por qué no aquí?
—Necesito hacerlo sola, acompañada de profesionales, pero sin estrés —expliqué.
—¿Aquí encuentras estrés? —Parecía que hoy mis palabras estaban destinadas a salir mal porque su voz sonó más apagada.
—No quiero hacerte esto a ti.
—¿Qué cosa?
—Lastimarte, sé que solo traeré complicaciones a tu vida —admití.
—Darya...
—Quiero volver a ser yo misma y lo que viste no es ni una parte de lo que solía ser. —Necesitaba cuidar de mi misma y tratar de sanar. Irme por un tiempo no sonaba mal una vez que me senté y pensé en la situación.
El silencio parecía ensordecedor. Vamos Gunther dime algo.
—Iré a Wiesbaden —confesé, volvería a Alemania cerca de Gunther, pero lejos al mismo tiempo.
—No es tan lejos.
—No es lejos —confirmé—. Está la pista de patinaje 1989 creo que intentaré entrenar allí, espero que me acepten. —Un incentivo de dinero ayudaría.
—¿Entrenar? —parecía interesado ante mis palabras.
—Algún día volveré a ser tu pareja de pista, ¿no?
Ante mis palabras el silencio volvió a interrumpir, y repetí mis palabras.
Algún día volveré a ser tu pareja de pista, ¿no?
Demonios hoy no era mi día.
—Yo...no es lo que quise decir. —Ojalá pudiera volver el tiempo atrás.
—Te estaré esperando Darya, tomate el tiempo que creas necesario, solo... —hizo una pausa—, no quiero perder el contacto, me gusta hablar contigo.
—No... —tragué porque estaba nerviosa—, no quiero presionarte en que me esperes Gunther, no es justo.
—Es mi decisión y lo acepto —sonó sincero.
—¿Por qué? —me animé a preguntar.
—Tengo un presentimiento, te esperaré.
—Trataré de volver rápido.
—Procura poner tu salud primero es lo más importante.
—Dime que todo saldrá bien —La angustia que no saliera y quedará todo como en un principio me aterraba.
—Todo saldrá bien.
Después de tanto tiempo, creí en sus palabras. Me esforzaría mucho más esta vez. Lo lograría.
¡Gracias por leer!
Taylor Swift – Afterglow fue la canción que me acompañó en el proceso de este capítulo, creo que su letra puede identificarse en la relación de Darya y Gunther y todo su recorrido hasta este punto. Espero que puedan escucharla y si lo hacen déjeme sus opiniones.
Oye, todo es mi culpa, en mi cabeza
Fui la que nos quemó
Pero no es lo que quise decir
Perdóname por haberte lastimado
No quiero hacerte, no quiero hacerte esto a ti
No quiero perder, no quiero perder esto contigo
Tengo que decir: Oye, todo es mi culpa, solo no te vayas
Encuéntrame bajo el resplandor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro