Capítulo 15
Me quedé quieta en el pasillo, no había llegado a la puerta, pero aquellas palabras se hicieron escuchar de forma clara lograron afectarme. Todo lo que habíamos planteando no sonaba tan prometedor como lo que ofrecía aquella mujer. Ella volvió con una oportunidad que Gunther no podía desperdiciar, ¿Cómo podía luchar contra eso?
Él no lograría llamar la atención si seguía conmigo, no logramos avanzar nada en la pista y la conexión que teníamos, ahora podía verla como insuficiente. Sus sueños de poder crecer estaban un poco estancados conmigo y mis planes no eran los mismos que los suyos. Diferentes sueños teníamos ambos en el hielo y al final no combinarían porque él quería seguir y en mi caso solamente quería probar una cucharada de esa sensación que era estar en la pista de hielo.
La puerta se abrió de golpe y no pude ocultarme. La chica que había dejado a Gunther salió enfurecida de la oficina ignorándome en el proceso y golpeando fuertemente la puerta.
—¡Ese idiota! —escuché que pronunció con un toque de irritación cuando bajaba las escaleras.
Por instinto me fui de allí. Dejé mi enojo porque ninguno de los dos se presentó en la pista, ahora sabía la razón, Edrick y Gunther debían pensar en el futuro. Mirándolo desde una perspectiva desde afuera, sea lo que sea que le haya propuesto, sonaba mejor que el futuro que yo podía ofrecerle. Mucho mejor.
Volver a la pista no era tan fácil como había pensado. El dolor estaba presente, dolor físico por tanto ejercicio y dolor mental por volver a ser aquella Darya que disfrutaba todo el tiempo del patinaje. Aunque si tenía que sacar algo positivo era que, aunque hubiese sido tan poco tiempo el progreso estaba allí. Vencí parcialmente el miedo de entrar a la pista.
Saludé a Pedro y salí del club. Caminé por un rato bastante largo ignorando mi celular y las llamadas provenientes del mismo.
¿Qué podía ofrecer?
Me senté en uno de los bancos que quedan frente al río. El tiempo pasó relativamente rápido y no recordaba con precisión como había llegado allí, pero la vista era una que solía frecuentar. Mirar el agua y la gente a mi alrededor lograba traerme un poco de paz.
¿Qué oportunidad le ofreció aquella chica que fue tan buena para que se presentara de nuevo?
Solo podía pensar en las alternativas, algún patrocinador con suficiente peso, entrenador famoso o formar una nueva pareja fuerte para las competencias. En conclusión, esa persona era alguien lo suficientemente especial para lograr una oportunidad para las grandes ligas y eso no suele verse con tanta frecuencia.
Solo deseaba que aquel sueño durara un poco más. Solo fue un mes en donde logré sentirme más viva y por lo que veía eso solo duraría ese pequeño tiempo. Mi celular vibró y la foto de Gunther que él mismo se había sacado después de un entrenamiento para que lo recordara apareció en mi pantalla.
Dudé y atendí.
—No es lo que parece —fue lo primero que escuché.
—No entiendo —esquivé aquella insinuación. Ambos sabíamos a donde se dirigía la conversación.
—Eres tu mi compañera —afirmó—, no hay nadie más y aunque ella insista sé que lo que tenemos es mucho mejor.
—Si la propuesta te permite crecer no la ignores —dije, arrugando la nariz.
—Ambos progresaremos juntos, Darya.
—Ya estoy oxidada, Gunther —respondí.
—No ves lo que yo —protestó—, cuando estas en la pista.
—¿Qué ves? —pregunté insegura y curiosa por saber. Esa era una buena manera de agregar un poco de sal a la herida.
—Veo una Darya que intenta recuperarse —hizo una pausa—, una chica que lucha cada día. Veo que tratas de hacer lo mejor para tu vida y debo agradecer por ser parte de tu proceso de sanación.
—Le das mucha importancia.
—Por supuesto —habló seguro—, porque tú eres especial para mí y lo que escuchaste no debe atormentarte.
—¿Yo soy tu especial? —mis ojos por alguna razón se llenaron de lágrimas, ¿seguía siendo importante para alguien?
—Me haces sentir importante —lo escuché de forma atenta—, cada vez que me miras en la pista y te apoyas en mí, como nuestras manos se entrelazan, la forma en la que pareciéramos conectarnos en los ejercicios y de alguna manera hacerlos coordinados. Todas esas cosas me hacen sentir importante, importante para ti.
—No digas esas palabras —no me atraigas más a ti.
—Pero son verdad —afirmó—, me gusta pasar tiempo contigo. Es importante para mí, porque logras hacer que me guste de nuevo patinar.
—Pero debes ser egoísta y pensar en tu futuro.
—Soy egoísta y te elijo a ti —lo escuché con un poco de esperanza—. Soy muy paciente y confió en que las oportunidades vendrán.
«Es aquel sueño que creíamos que estaba perdido, lucha por ello, por favor»
—¿Cómo lo supiste?
—Pedro —dijo simplemente.
—No quería ser un problema para ti. Sé cuánto, pesa tener una oportunidad y aún más al haberla buscado tanto tiempo. ¿Qué te ofreció? —pregunté curiosa por saber la negación por parte de él ante la propuesta.
—Solo trajo rumores. Ernestine nos informó que según sus fuentes en navidad uno de los representantes de la federación alemana vendrá de vacaciones, ella sabe por algunos contactos confiables que esa persona suele prestarles atención a estos shows y que ha encontrado algunas joyas ocultas y les brinda oportunidades para mejorar.
—Una persona de la federación —murmuré. Eso era importante.
—No sabemos si es verdad, tal vez solo quiere tener unas vacaciones tranquilas y no es lo que parece.
—No debes descartarlo.
—Edrick se encargará de averiguarlo —insistió.
—Lo lamento —pronuncié después de que un tenso silencio se hiciera presente. Tal vez mi escena no era buena para mostrar la confianza que le tenía al equipo y era una clara señal de alerta para ellos.
—Lo entiendo —respondió—. Somos un equipo, tenlo siempre presente.
Estaba sentada en el sofá. Adal se pasaba todo el rato en su nueva ubicación, su habitación. Por lo que el sofá quedaba en su mayor parte del tiempo libre. Prendí la televisión y ubiqué un programa de deportes, por alguna razón me gustaba poder escuchar sobre la información que circulaba sobre los deportes en general.
—En las últimas noticias de esta noche el tenista italiano Leonardo Cacciatore confirma lo que todos ya sabíamos: una lesión que parece ser más grave de lo que su equipo deja ver en su comunicado en las redes sociales que hace pocas horas han dejado conocer.
Pasaron la repetición de lo que parecía ser una competencia, el gesto de dolor del tenista era indicador de que algo iba mal. Una lesión que provoca desestabilidad siempre. Pobre hombre.
—Leonardo Cacciatore se suma a la lista de los atletas con lesiones, solo esperemos que la misma no sea un impedimento para su extraordinaria carrera.
El presentador dio un breve resumen de las noticias más importantes de deportes de esta semana recorriendo una gran variedad de los mismos. Reconocía una gran parte, sin embargo, algunos no los había escuchado jamás.
—Introduciéndonos en el mundo de los deportes de invierno, en el snowboard Holly Moore obtuvo otro triunfo dejando de nuevo a su hermana en el segundo puesto. El imperio Moore todavía sigue en pie y esperemos que ambas puedan mantener estos logros.
Las noticias siguieron pasando, el ruido proveniente del televisor quedó atrás. La frazada que me cubría olía a lavanda, pero mis marcas estaban a la vista, después de mi brusco movimiento. Siempre logrando esquivarlas, ocultarlas, aunque viven siempre conmigo. Ahora ellas estaban a la vista por un descuido de mi parte, la manga de mi abrigo se levantó cuando quería agarrar los palitos crujientes de zanahorias asadas. Dos líneas gruesas en mi brazo derecho, el recuerdo del error que cometí vivía siempre conmigo, atormentándome.
—Como últimas noticias la patinadora ganadora del oro olímpico Christa Berlusconi ha dado positivo con doping en su última competencia. Hecho lamentable ya que esto la descalifica de la competencia obteniendo además una multa y lo más importante una suspensión indeterminada.
Aquella noticia me dejó muda y mi visión fue directa al televisor dejando a un lado a aquellas marcas. Ella es una buena patinadora, ¿Por qué llegar a tales extremos?
Me senté mejor en el sillón escuchando la noticia con atención. No la dejarían volver después de eso, su reputación fue manchada, el apoyo por parte de todos estaría en peligro.
¿Qué hiciste Christa?
—Me duele. —Un quejido me asustó y dejé de mirar la pantalla.
—¿Eh? —Me levanté para asomarme al pasillo y vi a mi tío tendido en la mitad del suelo. Llorando.
—Me duele —repitió. Me dio una mirada llena de dolor y no sabía que hacer al respecto. ¿Qué estaba pasando?
Me quedé parada mirándolo como se retorcía de dolor en el piso. ¿Qué podía hacer?
—Ayúdame —suplicó con dolor.
Me moví una vez que comprendí la situación o intenté hacerlo. Mi celular estaba en mi habitación y con manos temblorosas una vez que lo encontré marqué al hospital.
—¿Cuál es su emergencia? —una voz cálida me atendió rápidamente. Temblorosa me senté al lado de mi tío que emitía quejidos de dolor.
—Mi tío se siente mal —susurré—, le duele el estómago y no sé qué es. —Llevé mis manos junto a las de él que se encontraban apoyadas en su estómago, intentando calmar el dolor.
—¿Dirección? —cité un poco nerviosa la dirección y ella me confirmó que una ambulancia se encontraba en camino y que no tardaría en llegar.
Pero aquellos minutos se sintieron eternos. No podía perderlo, no podía perder a nadie más. Su rostro y gestos detonaban que lo estaba pasando mal y no sabía cómo ayudarlo. Cuando los golpes en la puerta se hicieron presentes el alivio llegó de repente. Todo fue rápido, lo ubicaron en una camilla y los seguí cuando lo ingresaron en la ambulancia.
—Cariño —una de las paramédicos me detuvo cuando intenté subir—, busca la documentación —señaló a mi tío—, y ve al hospital. Lo cuidaremos muy bien hasta que llegues y te informaremos que le sucede.
Cuando se fueron y me quedé en la calle descalza, comprendí que las cosas estaban mal, el alcohol era el culpable o era el detonante de algo malo. Entré a la casa y fui hasta su habitación. Desacomodé todo tratando de encontrar su identificación y los papeles correspondientes. Cuando todo estaba entre mis manos, corrí hacía mi habitación buscando mis identificaciones correspondientes, dinero, además de un par de zapatillas.
Con duda marqué llamar cuando intentaba con desesperación ponerme las zapatillas negras y lucir decente para llegar al hospital. No sabría cuánto tiempo estaría allí.
—Hola —la voz de Gunther se hizo presente y sonaba alegre—, el entrenamiento es a las cuatro, Simone adelantó la hora.
—Te necesito —lo corté desesperada, deseando que estuviera conmigo—, mi tío... hospital—logré pronunciar desesperada.
—¿En dónde estás? —sonaba serio, el rastro de alegría se tornó enseguida de preocupación.
—Casa —logré responder.
—Estaré junto a ti lo más rápido posible —escuché un poco de ruido y luego la llamada se cortó.
Ven rápido Gunther, por favor.
El doping en el deporte corresponde al uso de sustancias prohibidas que estimulan el crecimiento muscular o mejoran el rendimiento y resistencia física del atleta.
La federación se dedica a organizar las competiciones nacionales, desarrollar y promover el patinaje artístico, la creación del equipo nacional para enviarlo a los campeonatos internacionales, hacer contratos con los atletas y entrenadores, además de mantener y organizar relaciones con organizaciones internacionales de patinaje.
¡Gracias por leer!
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