Mes número 1
—¿Se encuentra bien? —escuché de nuevo aquella pregunta que era susurrada por los patinadores y que por obvias razones era sobre mí.
—Solo dale un poco más de tiempo. —Otro estudiante respondió.
En la pista de hielo los pocos estudiantes que había se deslizaron por la misma prestando atención al entrenador cuando él mismo se hizo presente. Era un alivio que ellos no me prestaran atención desde ahora, suficiente tenía con mi sufrimiento interno.
—¿Vamos? —Gunther se sentó a mí lado, ambos con los patines puestos. Por alguna razón, mirar mis nuevos patines era abrumador.
—En unos minutos —logré soltar aquellas palabras que venía repitiendo desde hace bastante tiempo.
—Comprendo. —Se levantó y me tendió sus protectores de las cuchillas antes de entrar al hielo. Me dio una cálida mirada, un poco esperanzada me atrevo a admitir, mientras ingresaba y se ponía al corriente de la clase.
Ponerse los patines, elegirlos y comprarlos fue una travesía un poco traumática que logré disimular bastante bien ante Gunther en la tienda. Las botas blancas eran duras justo como las recordaba. Me molestaban y lastimaban los pies, el dolor empeoraría si me decidía a entrar a la pista de hielo.
Lo más desgarrador de todo fue no poder levantarme de las gradas en donde estaba sentada. Los patines ubicados a la perfección, nuevos esperando ser usados, sin embargo, no lograba levantarme y seguir adelante.
Tal vez era una mala idea seguir adelante. Sacrificarse y trabajar parecía tan difícil ahora que tenía la oportunidad delante de mis ojos.
«Es aquel sueño que creíamos que estaba perdido, lucha por ello.»
La oportunidad para ello estaba delante de mí, tan brillante que lograba sacarme una sonrisa y hacía que mis piernas temblaran y que el miedo inundara todo mi cuerpo. Necesitaba mi fuerza interior para poder seguir adelante, solo que aquel suministro estaba un poco agotado y escarbar más a fondo era sumamente complicado.
—No lo lograras Darya. —Miré a mi entrenadora de toda la vida. Ella no creía que fuera capaz de hacerlo, era demasiado difícil para lograrlo. Si solo supiera que lo practicaba en casa o cuando nadie me veía en la pista. Era uno de los saltos más difíciles de hacer y aún más en las mujeres. ¿Por qué no creía en mí? ¿no había demostrado con mucho esfuerzo que era capaz de hacer muchas cosas en este deporte?
—Puedo hacerlo —hablé con seguridad. Lo había practicado a escondidas porque era complicado que ella aceptara subirme la dificultad de los entrenamientos y cuando le había expuesto anteriormente mi deseo de hacer aquel salto ella se había negado como lo estaba haciendo ahora.
—Darya tus triples son limpios en su mayoría, hacer un triple Axel es algo más complicado, es mucho trabajo y no está a tu nivel. —Luego de decir aquellas duras palabras se deslizó por el hielo y fue a ayudar a otra compañera. ¿No era su trabajo presionarme para sacar lo mejor de mí? ¿Por qué no apoyarme en esta decisión?
Yo no era débil como ella creía, era todo lo contrario. Fuerte. Imparable.
No me detendría, ese salto me haría subir de categoría, ayudaría a que mis sueños se vieran más nítidos. Me esperaban grandes cosas y tomar decisiones complicadas era algo parte de la vida.
Arranqué con velocidad y el salto estuvo en mi cabeza ejecutándose a la perfección, solo debía traspasarlo a la realidad. Lo había practicado en el hielo y siempre caía con los dos pies porque no tenía suficiente altura. Al sentir que aquello podría afectarme y que las burlas estarían presentes, pensé positivamente, anhelé que aquel salto saliera espectacular.
Tomé una profunda respiración y me preparé para luchar. No sería fácil, pero estaba preparada o creía estarlo. A mi derecha a una distancia considerable Edrick observaba su celular, la pista estaba un poco saturada por los chicos que practican diferentes ejercicios indicados por el entrenador y Gunther me miraba de reojo, pero estaba concentrado repitiendo algunos patrones indicados por Edrick con anterioridad.
Resopló porque estaba sentada otra vez y era una semana completa haciendo lo mismo, estando en la misma posición sin lograr avanzar. Todos me miraron raro al principio y después no me dieron más atención, lo cual agradecía. No podía rendirme, la presión del contrato firmado y el peso de ser una compañera estaba presente en mis hombros, como también lo estaba aquel sentimiento de seguir por una vez adelante. Dejando de perjudicarme a mí misma y tomar el control de mi vida de nuevo esa es la opción que debo seguir.
Cuando me levanté nadie lo notó, saqué los protectores celestes de mis cuchillas y las dejé en el asiento junto a los grises de Gunther. Transité con lentitud aquellos pequeños pasos que me separaban de la entrada de la pista y abrí la misma mirando siempre el suelo que se transformaba en hielo cuando me reencontré con el mismo, luego de bastantes años de haber estado separados. Me sentía como aquella vez que intenté hacer el triple Axel frente a mi entrenadora, como la misma se quedó estupefacta cuando aterricé por primera vez frente a ella. Esa sensación de buenas energías y éxito que me rodearon se transmitía a ese momento, cuando mis cuchillas hicieron contacto con el hielo por primera vez después de tantos años.
Busqué con la mirada a Gunther que detuvo lo que estaba haciendo cuando le tendí la mano. Él enseguida estuvo a mi costado entrelazando nuestras manos, dándome la seguridad que necesitaba. Cuando intenté deslizarme tambaleó un poco, el otro brazo de Gunther se detuvo en mi cintura y juntos empezamos a deslizarnos en el hielo.
Dimos una vuelta completa. No recordaba cuan doloroso e incómodos eran los patines y con un poco de fortuna esperaba no tener que lamentarme por muchas ampollas o algún corte en mis pies. Nos deslizamos dos vueltas en donde trataba de encontrar de nuevo el equilibrio que parecía haber perdido, un poco más estable estuve en la séptima vuelta. En la octava vuelta el brazo que estaba en mi cadera desapareció y estuvimos algunas vueltas más en esa posición.
Adaptándome de nuevo. Empezando de nuevo.
No me animé a soltarme de él y al terminar el tiempo en la pista ambos salimos juntos de la misma manera en la que estuvimos en la pista: nuestras manos entrelazadas. Llegando al asiento en donde teníamos los protectores para los patines nos cambiamos en un silencio agradable, como si mi acción de entrar a la pista solo fuera un impulso para nosotros. Para el equipo y principalmente para el futuro.
❄❄❄
12 de agosto 2024:
Para la Darya del futuro: un paso para seguir adelante
Hoy es un día particular, en donde pude atreverme a dar el primer paso. Parecía fácil en el momento que acepté el compromiso de ser parte de nuevo en un equipo, aunque no sea competitivo la responsabilidad está allí presente y latente. La tarea de hacerlo fue complicada, tuve mucho miedo porque no lo creía correcto, aceptar volver a la pista fue como volver a los viejos tiempos, solo que ahora estaba sola.
Sola. Sin nadie a quien acudir y compartir el momento. Sin padres, abuelos o tíos. No había nadie reconfortándome, alentándome, compartiendo opiniones después de un día de práctica sobre las cosas que salieron bien y las que podían mejorar.
Me encontraba sola en un espacio en donde solía no estarlo. Creo que fue esa situación la que me paralizó la primera vez que me puse los patines para entrar a la pista, la sensación de que todo sería diferente me abrumó de manera negativa. Al pasar los días fue igual de perturbador.
Siempre tengo la sensación de que, poniéndome desde la perspectiva de otra persona, viendo mi problema a través de los ojos de alguien más, parece ridículo, insignificante.
Hoy hubo una pequeña pizca de luz en mis pensamientos oscuros. Esforzarme por mantener esa luz fue agotador, porque cuando pisé la pista quise irme, esconderme en mi cama y llorar. Quería llorar estando en la pista de hielo, fue fuerte porque siempre me sentía feliz estando en el hielo, lo apreciaba de tal manera que en algún momento fue un hogar. Comprender que esas emociones no estaban, que mis sentimientos eran lo contrario fue aterrador.
Ahora viendo y repitiendo la escena en mi cabeza, creo que debo reconstruir ese hogar de nuevo, con cimientos más fuertes, a prueba de tormentas, crear nuevos recuerdos e incluir nuevas personas en los mismos.
Parece tan fácil cuando lo planteó o lo pienso y se lo digo a Flor en las sesiones para que vea que hay algo nuevo creciendo en mí. Sé que no es fácil, pero imaginar que eso puede suceder, la idea de seguir adelante ya no se ve tan aterradora Ahora me queda trabajar, poner de mi parte y esperar que las cosas vayan de la mejor manera posible. Mirar a mi alrededor recorriendo los momentos tanto buenos y malos.
Cuando vea que las cosas están marchando bien, podré decir que estoy orgullosa de mi misma. Plantear que, si bien al principio fue doloroso y que necesité llorar, al final con esfuerzo las cosas mejoraron. Quiero creer que en mi futuro las cosas empiezan a brillar de nuevo. Ya no quiero matices grises para colorear mi vida, necesito color.
Color = volver a patinar.
Color = volver a sonreír más.
Color = poder seguir adelante.
Color = Gunther.
Espero que estemos mejor, Darya.
Terminé mi reflexión del día de hoy. Escribir volvió a surgir efecto de nuevo. Leí lo que con un poco de temblor escribí después de llegar del club, es lo que primero hice cuando abrí la puerta de la casa de mi tío. Necesitaba plasmar aquellos sentimientos un poco positivos que rondaron por mi cabeza para que cuando necesitara leerlos pudiera motivarme.
Suspiré y agarré el bolígrafo con un poco más de fuerza. Abriendo la libreta que ahora era como un diario personal, plasmé de nuevo pensamientos que rondaban en mi cabeza en una hoja en blanco.
Primeras impresiones: Gunther
1. Sus Muffin de choco chips son deliciosos, él me prometió que me haría una nueva receta con limón, pero necesitaba perfeccionarla para darme su mejor versión.
2. Es puntual.
3. No me presiona. Lo cual agradezco porque pensé que se enojaría cuando no pude patinar con él esos días en los que estuve bloqueada sentada mirando al hielo.
4. Tiene una linda sonrisa.
5. Se esmera en siempre mejorar. Siempre preguntando a sus entrenadores como hacerlo mejor, estando atento en cada movimiento, a pesar de que algunos de ellos puedan ser ridículos.
5. Sus manos son cálidas y sentí algún tipo de protección viniendo de él cuando estuvimos en la pista. Protegerme y cuidarme para que pueda progresar.
5. Noté que es fuerte. No solamente físicamente, sino que mentalmente creo que también lo es.
6. Lo admito, no quise verlo, pero en un momento observé sus abdominales cuando estuvimos en la clase de Simone. Me siento culpable, pero debo admitir que realmente tiene un cuerpo agradable.
7. Huele café o té de menta.
8. Sus ojos transmiten tranquilidad y con la tormenta constante que es mi vida llega a golpear bastante fuerte.
9. Es persistente. Muy persistente.
10. Me gusta pasar tiempo con él.
Conclusión: buenas impresiones, realmente supera cada vez más mis expectativas.
Ahora que nos vemos con más frecuencia (casi todos los días), en las mañanas cuando debemos ir a la pista siempre llega primero y en sus manos tiene un vaso térmico color verde agua que contiene té de limón, el cual combina con el suyo de un color verde suave con té de menta. No le molesta mi silencio y aprecio cuando me habla ya que me gustan sus historias o como intenta sacarme una sonrisa con sus ocurrencias. Me manda videos de gatitos y artículos de las ventajas de tener una mascota por mensaje, también me envía indicaciones sobre algunas cosas que podríamos hacer en la coreografía, trucos y movimientos fáciles para que pueda hacerlos con más soltura y que no se vean rígidos.
Me gusta su sonrisa. En especial la que me dedica cuando nadie nos está viendo, esa sonrisa tímida de complicidad. Gunther tiene una larga lista de aspectos positivos.
—Son demasiadas canciones. —Me despedí de Pedro mientras caminaba hacia el estudio de danza, Simone me esperaba para empezar a planear la rutina que tendríamos junto a Gunther. Una de mis condiciones era que ella fuera nuestra coreógrafa, me sentía segura a su alrededor y me gustaba su forma de dar las clases, tendría una paga por las clases que nos daría por lo que ella un poco sorprendida aceptó la propuesta.
—Darya son cinco en total —soltó un bufido—, no son muchas.
—¡Gunther! —lo regañé de forma juguetona—, solo son cuatro minutos los que tenemos. ¿Cómo podemos poner tantas canciones?
—¡Pero me gustan todas! —exclamó—, es tu culpa por mostrarme anoche esas dos últimas que resultaron lindas y que no salen de mi cabeza —soltó un poco molesto.
Yo también estaba molesta porque también tenía aquel dilema, me gustaban todas las canciones que propusimos y si bien algunas se pudieron descartar otras no tuvieron el mismo camino.
—Podríamos hacer una mezcla con las canciones. —Por suerte tenían un ritmo algo parecido.
—No es una mala idea —me dio la razón—. Déjame que me desocupe y me encargo de intentar hacer algo, si queda feo lo llevamos a un profesional.
—Te veo dentro de un rato —me despedí.
Car Wash - Rose Royce.
Bad Girls - Donna Summer.
September - Earth, Wind and Fire.
On the Radio - Donna Summer.
Don't Stop 'Til You Get Enough - Michael Jackson.
Cinco canciones que de alguna manera no dejaban de sonar en mi día a día y esperaba que Gunther pudiera hacer magia para que cada una pudiera lucirse. Como no teníamos la música que usaríamos en la presentación y Simone si bien escuchó las cinco canciones no quería usarlas todavía, por lo tanto, ella preparó para las siguientes semanas clases en donde pudiéramos recorrer y ponernos en marcha con el ritmo que elegimos entre los dos.
Disco.
Un ritmo que, si bien parecía fácil, transportarlo a la pista era otro tema. Debíamos encontrar el equilibrio perfecto, practicar algunos elementos obligatorios de las parejas de danza y trabajar en dos elevaciones que me tenían preocupada. No quería ser una carga a la hora de practicar las elevaciones, solo rogaba que las mismas no fueran difíciles de hacer en el hielo, el miedo de no desarrollar la fuerza y confianza necesarias para ejecutar aquel elemento estaba latente.
Deambulé un poco por el centro de la ciudad, ahora se me hacía un poco más conocido y perderme en el mismo no era persistente como al principio. Mi mapa mental de la ciudad estaba progresando.
Flor: ¿Sesión mañana temprano?
Darya: envíame la hora.
Las sesiones mantenían su curso, con el único cambio que era el horario, no teníamos uno específico lo cual me permitía ser flexible y a Flor no le molestaba. Estaba feliz por hablar con ella y aún más cuando tenía buenas noticias que contar.
Sentada en el vestuario de mujeres chequee rápidamente las redes sociales, faltaba tiempo para empezar la clase. Las redes no informaban nada nuevo, solo algunos chismes de patinadoras que no se me hacían interesantes, excepto por uno solo.
¿Christa Berlusconi deja a sus entrenadores?
En la última competencia en donde vimos la presencia de la patinadora Christa Berlusconi, fuentes confiables me informaron que hubo una fuerte discusión entre sus dos entrenadores y la patinadora, dejando en claro que la derrota no fue tan bien recibida.
La tensión parece proceder desde hace bastante tiempo y lo mismo coincide con los resultados de Christa que parece no poder ganar nada en las últimas competencias, dejándola siempre entre las cinco mejores, pero nunca en el podio.
Como es de público conocimiento, parece ser que no ha podido encontrarse con su nuevo cuerpo después de haber atravesado la pubertad. Sus saltos no son de la misma calidad, igual que la mayoría de los elementos, dejándonos a una Christa sin armas para atacar a las más jóvenes.
No me sorprendería si ella dejara aquel equipo. Sus entrenadores eran conocidos por ser exigentes, ambos eran dos atletas que provenían del patinaje masculino individual que gracias a Christa y Dmitriy Kozlov se pusieron en el mapa de los entrenadores más solicitados porque ambos ganaron la medalla de oro en los juegos olímpicos. El éxito de haber ganado dos medallas de oro en los juegos olímpicos como entrenadores los pusieron como los preferidos del público, los patinadores y la prensa.
En la actualidad tenían un muy buen grupo de patinadores en la mayoría de las categorías del patinaje dejando a su equipo siempre dentro de los diez mejores. Los rusos empezaron a imponerse y los demás países decayeron, aunque siempre supe que eran uno de los equipos más fríos y competitivos.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro