Resulta que el séptimo hijo de una pareja cubre el caso de la desaparición de su propia hermanita. Nunca la encontrará, pero rendirse  no es una opción.

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Kennedy despertó de una pequeña siesta en su cuarto compartido con tres de sus hermanos. Pronto se levantó al recordar que mamá le prometio su postre para la merienda. --¡Mami! ¡Mamá!-- Salió del cuarto corriendo para pasar al cuarto de sus padres y así despertar a su mamá.

-- ¿Qué pasa hijo? -- Dijo mami, con mucha fiaquita y apenas abriendo los ojos. Estaba descansando al saber que Kennedy estaba dormido, Kendall, Katherine y Kenya en la escuela, e Iker, Krisbel y Kiro en sus cursos particulares. -- ¡Quiero postrecito! I need it -- dijo el niño bilingüe.

Ambos bajaron las escaleras, pasaron por el pasillo de las habitaciones y llegaron a la cocina. Inmediatamente "mami" comenzó a  hacer el postre de frutilla favorito de casi toda la familia. Comenzaron a tener una conversación fluida variando del inglés al español.

El niño preguntaba por cada miembro de la familia, sus hermanos, su padre, sus padrastros, y acabó por preguntar -- Where's my little sister? -- en su idioma favorito. ¿Hermana pequeña? "¿De quien habla?" Se pregunto mamá.

-- ¿Hermanita? ¿Quién es tu hermanita, mi amor? -- Pregunto suavemente dedicandole una mirada de curiosidad profunda al niño. Cruzaron sus miradas como si se hablaran por telepatía y ambos se dieron cuenta de que no conocían la ubicacion de la bebé. De la nada, la información cargó en el sistema nervioso de la madre, el niño confundido se desespero para sus adentros tanto como ella.

-- Go look upstairs, I'll look in her bedroom -- "Fijate arriba, yo la buscare en su habitación" dijo Kenny en un susurro, esperando hallar un invitado sorpresa que haya secuestrado a la pequeña. Muy preocupados ambos fueron a buscarla en los lugares acordados, cuan equipo de rescate, sigilosamente. Pero nada, incluso al darse cuenta de que existia una habitación especifica para la bebé, buscaron allí y no encontraron nada, ni a nadie.

El pequeño Kenny sentía como su corazon estaba a punto de explotar. Amaba a su hermana pequeña demasiado para perderla de esta forma. Agarró sus propios pelos de la cabeza intentando arrancarselos, apretaba los dientes con dolor en su interior, tomó su pecho como si intentara sacar su corazón, pero nada lo calmaría. Su madre perdía el aire, poco a poco su respiracion se acortaba, inspiraba más rapido y más rapido, mientras más lo hacia, más aire perdía. ¿Qué podían hacer ahora?

Tomaron la iniciativa. Se calmaron poco a poco, el uno al otro, se abrazaron. Madre e hijo no necesitaban palabras para entenderse, con una mirada supieron que la madre tomaría el control de la situación ahora. Llamarían familiar por familiar, casa por casa, activarían el sistema de alerta para seguridad, alertarían a los vecinos y crearian el lío más grande del vecindario. No puede desaparecer una bebé de la nada.

Dicho y hecho. Llamaron durante más de una hora a cada persona que podían, activaron el sistema encerrando toda la casa pero asi no aparecería una bebé de la nada.

¿Qué vamos a hacer?

Se preguntaban con dolor. Dolor, dolor, dolor, dolor, dolor, dolor... Dolor... Dolor...

Pero Kenny nunca se rendirá. Actualmente han pasado 2 meses desde la misteriosa desaparicion. Durante las noches, el niño sale a diambular por todos lados en busca de la bebé, de su captor o de su paradero. Por supuesto sin el permiso de nadie, Kenny por las noches es conocido como el Rutu, porque se la pasa tarareando mientras camina con su pijama de dinosaurio, "Ruturu tururu turú, ruturu, turuturu tú"...

¿Qué?