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8

Jennie

— ¡Lisa! — exclamé al despertar de aquel tan real sueño, ¿Qué me esta pasando con nerd? Corrí al baño de la habitación de Momo al ver que las chicas estaban despertando.

Mi cuerpo estaba caliente y deseoso, aunque quisiera tocarme, no podía, seguro me escucharían. Me di una ducha fría para poder bajar la temperatura en mi cuerpo.

Luego de unos minutos salí del baño envuelta en una toalla pero al salir alguien se me agarro de los brazos y me sentó en la cama.

— Jennie, ¿No tienes algo que decirnos? — Rosé me agarraba de los hombros y me miraba fijamente, Irene y Momo estaban a cada lado de ella cruzadas de brazos.

— N-No se de que hablas... — respondí nerviosamente

— ¿No sabes? — negué con la cabeza — Pues nosotras muy bien sabemos que estabas ¡Gritando a las tres de la mañana! — Rosé me miró seriamente, Irene y Momo asintieron aún mirándome.

— Tuve pesadillas — traté de hablar calmada pero aún estaba nerviosa.

— Jennie, estabas gimiendo el nombre de ¡Lalisa Manoban! — habló Momo alzando los brazos.

— ¡Pensamos que había un fantasma violador! — dijo Irene, Rosé y Momo la miraron — Ok, yo lo pensé — se cruzó de brazos.

— Jennie, estás acorralada suelta la sopa — Rosé habló firme.

— Que no la suelte, tengo hambre — Momo le pegó en la cabeza a Irene por su comentario.

— Esta bien pero no pueden decírselo a nadie, ¿Ok? — mis amigas asintieron para luego sentarse en la cama.

Les conté todo, cuando ví Lisa en el baño, los sueños, todo.

— Bueno, no sé si estar sorprendida o excitada — exclamó Irene y yo rodé los ojos.

— Jennie, ¿Segura que solo es atracción sexual? — preguntó Momo.

— Si, no siento nada más por ella, ningún sentimiento — respondí aunque sentía duda en mis palabras.

El finde semana después.

Lunes de nuevo, que desgracia, me levanté de mi hermosa cama, juro que podía oír sus gritos de que volviera a ella pero no podía.

Entré al baño e hice mi aseo diario, al momento de vestirme por alguna extraña razón quería verme muy linda hoy, quería que todos quedarán embobados al verme o tal vez una persona en específica.

Me miré al espejo, fácilmente me podían confundir con un bombón, ok ya, estar tanto tiempo con Momo me ha hecho daño.

Bajé a la cocina e hice mi desayuno, mi madre no estaba en casa, estaba en una viaje de negocios, luego de haber desayunado salí de mi casa y caminé a la escuela, no estaba muy lejos así que podía irme caminando.

En todo el camino me la pase mirando mis pies hasta que sentí que una presencia a mi lado, voltee la mirada y casi doy un brinco al ver quien era.

— ¿Qué se te perdió en el piso? — preguntó con una sonrisa Lisa.

— Solo te ayudaba a buscar tu dignidad — le respondí con una burlona sonrisa y ella río sarcásticamente para luego seguir mirando al frente — Idiota... — murmuré.

— Tengo un 10 en matemáticas — presumió y yo traté de reprimir una risa, de verdad la odio.

Unos minutos después llegamos a la secundaria, a lo lejos pude ver a mis amigas, ellas al verme junto a Lisa colocaron caras pervertidas, Irene empezó a menearle el trasero a Rosé y ésta le daba nalgadas, me sonroje, había entendido esa referencia. Las iba a matar.

Empezaron las clases y a mi me tocaba matemáticas, genial, esa asignatura solo la entiende el maestro por Dios, te dicen que es fácil y que si no lo entiendes todo esta en el ejemplo, pero el ejemplo no explica nada.

Anotaba lo que había en la pizarra sin ningún interés, miré a la derecha, a unos tres pupitres se encontraba Lisa escribiendo, de repente una sonrisa se formo en su rostro, aquella sonrisa hacia que se notaran sus lindos hoyuelos, se veía adorable, luego la escuché gruñir, al parecer no había hecho bien un ejercicio, reí suavemente, parecía un conejito enfadado.

— ¿De qué se ríe Kim?, ¿Le parece graciosa mi clase? — rodé los ojos molesta, ni que me estuviera riendo como foca.

El timbre sonó indicando el recreo, salí a paso rápido del salón y fuí al comedor, tenía hambre.

Mis amigas ya estaban en la fila así que me les acerqué y obviamente me tenían un lugar en la fila reservada, luego de haber comprado comida para mi estómago nos sentamos en nuestra mesa.

— Vaya vaya Jennie, viniste con la nerd — dijo Rosé y rodé los ojos.

— Cállate ardilla — le reclamé y ella río.

Mi vista se dirigió Lisa, estaba riendo animadamente con sus amigas, su risa era contagiosa tanto que sin darme cuenta reí suavemente.

Mi mirada se frunció al ver que Miyeon, una chica muy guapa y sexy se acercaba a Lisa con una sonrisa pícara, podía aguantar eso pero luego tuvo el descaro de sentarse sobre Lisa, noté que la nerd cerraba los ojos y respiraba profundamente.

Lo peor fue cuando Miyeon empezó a mover su cadera encima de ella, apreté mis manos en puños, me sentía molesta y no sabía porque, tampoco sabia porque me había levantado e ido a su mesa.

— ¡Lisa! — pronuncié su nombre firme, tanto que pude ver como me miraba algo asustada — Necesito hablar contigo — miré a sus amigas y luego a Miyeon fijamente — A solas — Miyeon rodó los ojos y se levantó, la nerd hizo lo mismo — Sígueme nerd — le dije para luego empezar a caminar a otra parte.

Lisa.

La seguí sin protestar, prefería hablar con la "algo" cabeza hueca de Jennie que tener a Miyeon encima de mi moviendo a propósito sus caderas.

Jennie se detuvo de repente lo que me hizo chocar con ella.

— L-Lo sient — -me disculpe — ¿De qué querías hablar? — le pregunté.

Ví como apretó los labios y miraba a todos lados cómo si tratase de buscar una respuesta.

— Y-Yo... Quisiera que fueras mi tutora de... Matemáticas — sonreí ante su nerviosismo por decir algo tan simple, Jennie realmente es adorable, no se cuanto tiempo me le quedé mirando, mi vista primero estaba en sus hermosos ojos gatunos, luego en el lunar que tenia en su ojo izquierdo, rayos, Jennie realmente es hermosa

— ¿Lisa?  —su voz me sacó de mis pensamientos.

— S-Si, claro, me encantaría ser tu tutora — le respondí — ¿Cuándo y dónde nos vemos? — pregunté.

— Hoy después de clases, espérame cuando suene el timbre para irnos — asentí con una gran sonrisa.

— Adiós, princesa cabeza hueca — le dije haciendo una reverencia, ella río suavemente.

— Adiós ex cuatro ojos — hizo una reverencia como las princesas, bueno, ella ya es una princesa.

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