14
› Jennie.
No quería dejar de besarla, cada roce que daban nuestras lenguas me daba una corriente eléctrica, desgraciadamente tuvimos que separarnos, las dos jadeábamos y nos veíamos a los ojos, pero... En los ojos de Lisa había miedo.
— Jennie, yo... Yo no soy muy normal que digamos — acaricié sus mejillas para tranquilizarla, aunque ya lo sabía quería escucharlo de sus labios — Jennie yo tengo un miembro masculino... — ella cerró los ojos pero yo solo sonreí y la volví a besar — ¿Jennie?... —ella trataba de hablar pero yo la seguía besando.
— No hablemos, solo disfrutemos... — susurré sobre sus labios para así volver a besarla hambrientamente.
Sus manos acariciaban mi espalda mientras que las mías abrazaban su cuello enredando mis dedos en su pelo y acercándola a mi aún más. Sentí sus manos ir a mi trasero y apretarlo sacándome un leve suspiro de los labios.
— Eres tan bella Jennie... — sus palabras eran tan sinceras que me hacían estremecer, Lisa empezó a dejar besos húmedos en mi cuello, Dios mío, se sentía aún mejor que en un sueño.
— Lisa.... Yo quiero más... — le supliqué acercando más su rostro a mi cuello, ella empezó a morderlo y chuparlo dejando notables marcas pero poco me importaba, su caliente lengua se deslizó por mi cuello hasta llegar a mi oreja para así morderlo suavemente — Aah... — gemí como respuesta.
— ¿Te apetece ir a un lugar más cómodo? — yo asentí mordiendo mi labio inferior.
Las dos nos levantamos del sofá, agarré la mano Lisa y ambas caminamos a mi habitación, al entrar fue como si un gato salvaje se desatara en mi, agarré a Lisa de la camisa volviendo a juntar nuestros labios en un hambriento y deseoso beso, sus manos fueron a mi cintura pegándome a ella de golpe, nuestras lenguas se encontraron salvajemente, cada roce de ella me hacía humedecer, empecé a retroceder hacia atrás hasta que sentí la cama. Nos tuvimos que separar para respirar, en los ojos de ambas había tanto deseo por la otra que me hacía estremecer. Me senté en la cama y ella se quedó de frente empezando a quitarse la camiseta, al ver su abdomen me acerque y comencé a darle varios besos húmedos, podía escuchar los suspiros que salían de sus carnosos labios y aquello me encantaba.
Lisa se fue acercando más obligándome acostar en la cama y quedando ella encima de mí, me quito la blusa dejándome en sujetador y empezó a besar mis senos por encima de la tela, quería torturarme y lo estaba logrando, me incliné un poco hacia adelante permitiéndole desabrochar el sujetador y tirarlo en algún lado de la habitación, pasó su lengua sin piedad por mi pezón haciéndome soltar un largo gemido por la respuesta, su boca devoraba mis senos como si fueran su comida favorita, podía sentir el calor en mi cuerpo y sobretodo en mi húmedo centro.
› Lisa
Mis manos bajaron a sus muslos y empecé acariciarlos de tal forma que ella rodeó sus piernas en mi cintura, mientras mi lengua disfrutaba de sus senos mis dedos se empezaron a deslizarse cerca de su centro, cada vez que los acercaba sentía más y más humedad.
Me separé de sus senos y su cuerpo para así quitarle el pantalón, vaya que Jennie era hermosa y sexy, su cabello estaba desordenado, de su boca salían jadeos llenos de deseo, podía ver gotas de sudor en su cuello, con solo verla me estaba calentando, volví acercarme y besé su abdomen haciendo un camino hasta sus húmedas bragas.
Con los dientes agarre el borde y los bajé lentamente, podía sentir estremecer a Jennie, empecé a besarle los muslos cerca de su centro, Dios mío, me encantaba cada parte de de ella.
— Dios mío... Lisa... Por favor... — escucharla suspirar por más era tan fascinante, acerqué mi rostro a su centro y pasé mi lengua por ella sacando de Jennie un alto gemido, seguí lamiendo cada vez con más fuerza presionando su clítoris con mi lengua, en la habitación solo se escuchaban los gemidos de Jennie pidiéndome más.
Yo empezaba a sentir un gran dolor en mi entrepierna, un dolor de excitación que tenía que acabar, cuando me separe de su centro escuche una queja se su parte que me hizo sonreír, me bajé los pantalones dejando mostrar mi bóxer y una notoria erección en el, Jennie se acomodó en la cama y con sus manos bajó mi bóxer lo suficiente para que mi miembro salga, sus manos deslizaron por este haciéndome gemir, sus manos fueron cada vez más rápido y mis gemidos mas fuertes.
— Mierda Jennie... — maldecí, me encantaba, podía sentir sus manos hacia arriba y abajo brindándome aún más placer — Necesito hacerte mía Jennie... — mi voz sonaba ronca, agarré sus manos entrelazando sus dedos con los míos, la obligué acostarse y aún agarrando sus manos las coloqué encima de su cabeza, me posicioné entre sus piernas, me señaló hacia su mesita de luz y entendí la indirecta, me coloqué el condón y me fuí adentrando en su centro.
— Lisa aah... — empecé haciendo leves embestidas hacia delante escuchándola gemir, aquellos movimientos se volvieron más rápidos, mi boca fue a sus cuello mordiéndolo — M- Maldita... Nerd... — una sonrisa apareció en mi rostro.
› Jennie.
Se sentía tan bien, podía sentir como entraba y salía de mi, aquello me fascinaba, cada que pasaba su lengua por mi cuello me volvía loca, me zafe de su agarre, una de mis manos fue a su cabello agarrándolo y el otro a su espalda, me embestía con tanta fuerza que sentía que podía tocar el cielo con cada gemido que salía de mi boca, sentía que iba a llegar al glorioso orgasmo y ella también, un gemido de parte de las dos vasto para así llegar al clímax.
Lisa y yo tratábamos de calmar nuestras respiraciones, en la habitación solo escuchaban nuestros jadeos y el sonido de nuestros rápidos corazones.
— Te odio nerd... — susurré en su cuello, ella se había acostado a mi lado y yo la abracé, pude escuchar una risa de su parte.
— Buenas noches Jennie... — fue lo último que escuché luego de haber caído en los brazos de morfeo.
› Al día siguiente.
El sonido de la maldita alarma me hizo despertar, cuando iba agarrarlo sentí un cuerpo a mi lado, abrí los ojos y frente a mi estaba una dormida Lisa, me ruborice por completo, no había sido un sueño y aquello me llenaba de alegría y no lo sabía, con cuidado agarré la alarma y la apagué.
Me quedé mirándola, me acerque a su rostro aún más y empecé acariciar sus mejillas suavemente haciendo círculos en ellos con mis pulgares, note como empezaba a despertar.
— Buenos días... — su voz sonaba algo ronca pero tierna, aún tenía los ojos cerrados pero con una sonrisa en su rostro.
— B-Buenos días — hablé algo nerviosa, ella me estaba poniendo nerviosa — Debemos irnos... — susurré sobre sus labios, ellas se había acercado aún más a mi rostro.
— Esta bien — dicho eso juntó sus labios con los míos en un suave beso, yo al instante le correspondí aun acariciando sus suaves mejillas
— Me iré a duchar — dijo cuando nos separamos, ella se levantó agarrando una toalla para así taparse y entrar al baño.
Solté un pequeño chillido, mis mejillas ardían de lo rojas que estaban, en mi mente pasaban imágenes de lo que habíamos hecho haciéndome ruborizar aún más.
› Media hora después.
Ya estábamos vestidas y desayunadas así que salimos a la secundaria, ningúna decía nada, me voltee a mirarla, ella tenía una adorable sonrisa, una sonrisa también apareció en mi rostro y agarre su mano entrelazando nuestros dedos.
Unos minutos después llegamos a la entrada donde estaban mis amigas y las de ella que al vernos formaban pervertidas en sus rostros, yo solo rodé los ojos.
— Bueno, bueno ¿Y esto? — preguntó Rosé mirándonos, iba a responderle pero no sentí la mano de Lisa en la mía, me voltee y sus amigas se la llevaban, ella aún así me sonreía y con su mano se despedía de mí, yo hice lo mismo.
— Tienes mucho que explicarnos Jennie — comentó Irene con una sonrisa.
— No saben cuanto — suspiré sonriendo.
Las chicas y yo entramos a nuestras clases, les iba a contar todo en la casa de Rosé que teníamos una pijamada.
La clase siguiente era literatura, cuando entre al salón estaba Lisa jugando infantilmente con sus lápices, me acerque cuidadosamente, iba a retomar mi venganza.
— ¡Bu! — le grité y ella dio un brinco asustada causándome una enorme risa — ¡Venganza! — la miré orgullosa, los demás estudiantes nos veían sorprendidos pues nosotras nunca nos llevábamos así.
— Estúpida gata — me senté a su lado mientras le pellizcaba la mejilla — ¡Auch! — se quejó haciéndome reír, mi mirada se fue a la puerta, ¿Qué diablos? Rosé le estaba dando nalgadas a Irene mientras esta hacía caras extrañas, detrás de ellas, Momo caminaba falsamente cojeando mientras me señalaba, las iba a matar, había entendido esa referencia.
Cuando me voltee hacia Lisa, esta tenía una regla y estaba marcando algún centímetro luego se lo mostró a mis amigas haciéndolas reír, yo le pegue en la cabeza, también entendí esa referencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro