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Capítulo 18: Festejo

Capítulo 18: Festejo

Derek:

—¡No me jodas! ¿Tú eres Sirenia?

Joder. La puta.

La miré sorprendido. Ni en un millón de años hubiese pensado que ella sería la autora tras el pseudónimo Sirenia. La de vueltas que daba la vida.

Su mirada estaba teñida por la confusión.

—¿Cómo conoces mi pseudónimo?

Os juro que en aquel momento pensaba que la situación era propia de una comedia. Me sentía como un bobo. ¡Todo ese tiempo había tenido a Sirenia a mi lado sin ser verdaderamente consciente!

Sé que antes he dicho que no creía en el destino. Sin embargo, de alguna manera u otra ella y yo estábamos destinados a conocernos. Puede que de no haber coincidido en aquel ascensor, me habría quedado prendado de sus palabras igualmente, y de sus ojos. ¿Cómo no hacerlo cuando su mirada era tan única y cautivadora?

—Porque he sido yo el que ha leído tu novela en Wattpad.

Ahora Elliana parecía todo un cervatillo asustado.

—¡No fastidies! ¿En serio?

Asentí con la cabeza.

Me dejé caer de nuevo en el sillón. Estaba flipando, en serio. Jamás pensé que la dulce y tierna Elliana Jones hubiese escrito una novela como Inesperado. No me malinterpretéis. Sabía que ella tenía mucho potencial. Solo que no me imaginaba a Elliana escribiendo escenas sexuales tan fuertes como las que había en su novela.

Vaya, uno no conocía a una persona realmente hasta que leía lo que escribía.

Joder. Madre del amor hermoso.

Ella se dejó caer a mi lado. Parecía tan desconcertada como yo.

—¿Có...Cómo es que descubriste mi novela? ¿Por qué decidiste leerla? —preguntó tras pasarnos un rato en silencio.

La atraje hacia mí. Estaba contento de saber que Sirenia era la mujer a la que amaba.

—Por mi hermana. Ella es una adicta a la plataforma. Me habló de tu novela. Insistió en que debía darle una oportunidad, en que tenía potencial y que intentara leerla con ojo crítico. Así que le pedí que me enviara el link y el resto es historia.

—¿Así de fácil?

La puse encima de mí.

—Así de fácil. No te mentiré, al principio pensaba que sería otro romance ñoño. Pero a medida que iba avanzando en la lectura, me fui dando cuenta de que tenía mucho potencial. No sabía que fueras tan traviesa, bella flor —ronroneé.

Ella acarició con sus dedos mi mandíbula.

—No sé por qué te sorprendes tanto. —Me guiñó un ojo con descaro.

Coloqué mis manos en sus caderas. Ella se acomodó en mi pecho. Sin poder evitarlo, acaricié su pelo con devoción.

—¿Y ahora qué viene? —preguntó ella saliendo del hueco de mi cuello.

—Ahora es cuando tú y yo lo celebramos por todo lo alto. Ya sabes a lo que me refiero. Tú y yo. Desnudos. Tengo ganas de probar en la bañera. Meter una de tus famosas bombas de baño y hacerlo sin parar.

Ella soltó una risita. Me dio un golpe en el brazo.

—Ya sé que soy irresistible, hombretón, pero no me refería a eso. Quiero decir que ahora que sabes que yo soy Sirenia, ¿vas a seguir queriendo publicar Inesperado?

Agarré con mis dedos su barbilla y la obligué a mirarme.

—Por supuesto que quiero. Eres el amor de mi vida y saber que la novela que me ha quitado el sueño es de tu autoría me pone muy contento. Tienes talento. Tienes un don para la palabras.

Sus ojos se cristalizaron. ¡Oh, no! Ya la había liado de nuevo.

—Oh, no llores, bella flor. —Enjugué un par de lágrimas que se escapaban de sus ojos.

Ella hipó.

—¿Cómo no hacerlo cuando me dices cosas tan bonitas? Solo es que no esperaba que tú estuvieras detrás de todo. Además, te conté hace un tiempo que me había abierto una cuenta en esa plataforma.

La abracé contra mi cuerpo y recorrí la espalda con los dedos.

—Lo sé, pero, sinceramente, creía que solo estarías como lectora. Lamento no haberte prestado toda la atención que te mereces.

Sentí sus labios contra mi mejilla.

—No pasa nada, Derek. Es normal. También yo podría habértelo dicho de manera más específica.

Le di azote en el culo con suavidad.

—Tengo entendido que el autor puede ver desde la web las estadísticas de su novela. ¿Me las podrías enseñar? —Mi pregunta fue lanzada en un tono meloso y de niño bueno que provocó la risa de mi bella flor.

—Claro, hombretón.

Se quitó de encima y se sentó a mi lado.

—¿Puedo? —preguntó al mismo tiempo que señalaba mi iPad, el que había dejado sobre la mesa de cristal en cuanto vi cómo entraba por la puerta como una moto. No, como si se hubiese metido un petardo en el culo.

—Todo tuyo.

Ella cogió el aparato. Lo desbloqueé con mi huella y, después, ella se metió en Wattpad desde la web. Inició sesión como Sirenia. En todo momento, la miré maravillado. Menudo dominio tenía la tía. Era toda una experta.

Al meterse en las estadísticas, flipé.

—¡Ostras! ¡Estás en España y en Rusia! —exclamé todavía sin llegar a creérmelo.

—No solo eso. Mira. En África también tengo lectores.

La miré. Estaba tan orgulloso de ella. No podía creer lo lejos que había llegado. Si bien su novela tenía veinticinco mil visitas, tenía lectores repartidos por todo el mundo. Me fijé en el rango de edad. Tenía bastantes lectores menores de edad, aunque la mayoría sí que eran adultos.

La abracé con fuerza y le di un beso en la mejilla.

—Estoy tan orgulloso de ti, bella flor.

Sus mejillas se tiñeron de rosa. No pude evitarlo, le di un beso. Era tan adorable verla ruborizarse cada vez que la elogiaba, y tan irresistible. Sus labios se movieron bajo los míos con maestría. De un momento a otro, la tenía sobre mi regazo de nuevo, con sus manos alrededor de mi cuello, enroscando mi pelo.

—No sabes lo contento que me pone verte así de feliz —ronroneé en su oreja. Le di un par de mordisquitos en el lóbulo con el objetivo de provocarla. Sabía lo mucho que le gustaba que hiciera aquello.

—Hombretón. —Su voz sonaba ronca.

Sonreí con coquetería y volví a besarla. Mis manos fueron a su trasero y lo amasaron. Me encantaba tocarla. No me veía en un futuro sin su tacto. Ella empezó a mover su cadera sobre mí, dominada por la pasión del momento. Me gustaba esa faceta suya, cuando la vergüenza se escondía y salía a relucir aquel demonio del sexo.

—Vaya, vaya, vaya. La pequeña tigresa se está despertando —ronroneé de nuevo.

Elliana soltó una risita traviesa. Sus ojos zafiro estaban llenos de lujuria. Se movía sobre mí sin pavor, poniéndome cachondo con cada moviendo. Que su sexo se rozara con el mío me estaba poniendo a mil.

Mis labios fueron bajando. Primero recorrieron su barbilla llegando a su cuello. Me quedé allí unos instantes disfrutando de la fragancia que emanaba de él y de cómo su pulso se iba acelerando a medida que dejaba un reguero de besos y mordiscos suaves. Su respiración se hizo entrecortada.

Mi polla ya estaba lista para jugar. Palpitaba con fuerza mientras Elliana seguía moviendo las caderas a su alrededor. Creo que ella no era consciente de lo mucho que me ponía verla así. Estaba tan guapa y sexy. Aún llevaba la falda de vuelo y los tacones negros. Y ni hablar de la blusa cuyo escote era bastante pronunciado.

Porque Elliana tenía un cuerpo envidiable, propio al de una diosa. Era perfecta tal y como era.

Sus movimientos eran tan constantes que tuve que pararla si no quería correrme ya.

—Para, pequeña tigresa.

Le fui desatando los botones de aquella blusa de infarto hasta que la dejé en sujetador. Llevaba uno de algodón, rosa y con un lacito, algo aniñado para mi gusto. La miré interrogante.

—¿Qué? Es muy cómodo. Si reaccionas así ante un sujetador, vas a flipar cuando veas las bragas que llevo. —Se sonrojó ella.

—Me gusta. Es un poco juvenil, pero no está mal.

La volví a besar mientras que con mis manos intentaba en balde quitarle la dichosa prenda. ¿Por qué cuando uno más cachondo estaba más le costaba quitar ese tipo de prendas?

Ella rió en mi boca. Se apartó un poco, lo justo, y se llevó las manos hacia atrás. Con toda la maestría que tenía, quitó el enganche del sujetador, se pasó los tirantes por los brazos y dejó que cayera al suelo.

Tenía unos pechos que me encantaban. No eran excesivamente grandes ni pequeños. Me gustaba mucho jugar con ellos antes de hacerle el amor. Sabía lo que disfrutaba Elliana cuando se los chupaba y devoraba.

Sin romper el beso, empecé a acariciar sus pezones, los que ya estaban duros. Al instante, un pequeño jadeó se escapó de sus labios, poniéndome aún más cachondo de lo que estaba. Ay, Elliana. Estabas jugando con fuego.

Me separé de ella para darme un festín con sus tetas. Un "Derek" cargado de deseo y pasión se escapó de sus labios. Mientras lamía y mordía cada una de ellas, mis manos fueron viajando al sur de su cuerpo, colándose por debajo de su falda. Al tocarle las bragas, sonreí con picardía.

—Dios, qué traviesa, bella flor. Estás tan empapada. ¿Te pone mucho verme así? ¿Sentirme? —La pegué a mi erección. Suspiró con placer—. ¿Sientes cómo estoy por ti? ¿Sientes las ganas que tengo de follarte?

Soltó un gemido cuando sintió uno de mis dedos en su interior. Toqué su clítoris y otro gemido aún más fuerte que el anterior salió de ella.

—¡Derek! —gritó.

Mis labios volvieron a envolver los suyos y nuestras lenguas empezaron una batalla. Mientras, un segundo dedo se coló en ella. Fui aumentando el ritmo a medida que el beso se iba intensificando. Sin embargo, tuve que detenerme en cuanto su mano se coló bajo mis pantalones y empezó a masturbarme.

—¡Dios mío! —exclamé al sentir su mano subir y bajar alrededor de mi pene—. Me encanta que me toques así, que sientas lo duro que estoy.

Volví a meterle los dedos en su interior con más fuerza, siguiendo el ritmo que ella estaba marcando en mi polla. Ella gemía sin vergüenza y yo me unía a ella. En un momento dado, sentí cómo Elliana empezaba a tensarse.

—Eso es, nena. Córrete en mis dedos —la reté.

Aumenté el ritmo y ella alcanzó su orgasmo. Saqué los dedos y los chupé al mismo tiempo que la miraba.

—Me gusta tu sabor. Estás deliciosa.

Empezó a mover la mano con más rapidez en torno a mi miembro, tanto que ya no lo pude aguantar más. Tal y como estábamos, en el sofá con ella sobre mí, saqué el pene y se lo coloqué en la entrada. Estaba resbaladiza por el orgasmo.

Empujé con fuerza, sin poder contenerme ya. Estaba a mil, con ganas de hacerle el amor de manera salvaje. Ella soltó un gritito que me asustó.

—¿Te he hecho daño?

No era la primera vez que nos acostábamos, pero sí la primera en la que yo estaba siendo tan rudo.

Empezó a moverse a mi alrededor, arriba y abajo. Al principio con una lentitud deliciosa.

—¡Qué va! Me has tomado por sorpresa, solo eso.

Nuestro concierto de gemidos y jadeos comenzó entonces. Había descubierto con ella que me gustaba mucho que me montara. No obstante, pronto la tuve sobre la mesita de cristal. Entraba y salía de ella sin descanso. ¿Cómo saciarme?

Otra vez la sentí tensarse. Yo estaba igual, a punto de alcanzar mi propio placer. Aceleré el ritmo y primero se vino ella. Su propio orgasmo provocó el mío. Me corrí de una manera brutal y salvaje dentro de ella mientras seguía bombeando sin descanso. Sus manos arañaban mi espalda.

Cuando ya las últimas gotas de semen salieron de mí, salí de ella y nos acurruqué de nuevo en el sofá. Le acaricié el pelo con ternura. Las palabras no eran necesarias. Su mirada de diosa del sexo se había visto reemplazada por aquella de angelito y niña buena.

—Te amo —soltó de repente.

Mi corazón se hinchó. La abracé con fuerza y, después, le di un beso lleno de promesas.

—Yo también te amo, bella flor.

Ella rió como una niña pequeña y volvió a acariciarme la polla.

—Entonces hay que celebrarlo.

Todavía me sorprendía aquellos cambios. Tan pronto estaba tranquila y mansita como le poseía el demonio. Pero me gustaba. Era parte de ella. Era como si en su cabeza vivieran un ángel y un demonio y dependiendo de cada situación sacara a relucir uno u otro. Era increíble, sí. Y me encantaba.

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Nota de autora:

¡Feliz miércoles, mis enredados y enredadas!

¿Qué tal lleváis la semana? La mía está siendo relajada, aunque anoche tuve un pequeño percance en mi casa. Se nos llenó la casa de humo proveniente del contador de la luz. Menudo susto hemos pasado a las doce y media de la madrugada. Por suerte, ya se ha arreglado, aunque se nos ha quedado la casa con olor a plástico quemado.

Creo que he incendiado Wattpad. Estos dos están que lo tiran. ¿Qué os ha parecido el capítulo? Repasemos:

1. Derek se entera de que Elli es Sirenia.

2. Confusión.

3. Explicaciones.

4. Elli le enseña las estadísticas de su novela.

5. La celebración.

6. ¡Se aman!

7. ¿Os imaginábais esta reacción por parte de Derek?

Esto ha sido todo. Espero que el capítulo os haya gustado. ¡Nos vemos el viernes con más y mejor! Un besazo enorme.

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