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Capítulo 13: Fiesta de pijamas

Capítulo 13: Fiesta de pijamas

Elliana:

—Cuéntanos, Elli. ¿Cómo van las cosas con ese hombre tan sexy?

No me sorprendió para nada la pregunta de Winter. Ya le había costado hacerla. Estaba segura de que llevaba un buen rato deseando soltármela.

—Me siento en las nubes —confesé yo—. Quiero decir, no negaré que en ocasiones desee ahorcarlo con mis propias manos, pero son solo baches. A medida de que el tiempo pasa, me siento cada vez más enamorada de él. ¿Es eso normal?

Desde el suelo Nora hizo un leve asentimiento con la cabeza.

Aquel sábado por la noche habíamos decidido hacer una noche de chicas. Hacía mucho que no nos reuníamos todas para hablar de chicos, comer sin parar y ver películas románticas. Ah, y de mimarnos.

Winter estaba probando en mí varios peinados que quería hacerse. Era, por llamarlo de alguna forma, su muñeca personal. Me hacía trenzas, recogidos, semi recogidos o incluso llegaba a rizarme el cabello. Mientras tanto, Nora y Genevieve se estaban haciendo la manicura y pedicura.

—¡Qué romántico! —Nora suspiró. Ella, al igual que yo, era una romántica empedernida.

—Háblanos de lo importante. ¿Cómo de bueno es él en la cama? Intuyo que bueno. —Genevieve movió las cejas con aire pícaro. No era un secreto entre nosotras que mi vida sexual con Derek estaba siendo muy activa. Aquella mañana, por ejemplo, habíamos hecho el amor en la ducha de manera incansable y salvaje.

—Es excelente. Me trata siempre como a una reina y en la cama me hace sentir que dentro de mí tengo una explosión de fuegos artificiales.

Era cierto todo lo que les decía. Así era cómo me sentía cuando llegaba al orgasmo. El placer que me hacía sentir, lo bien que me trataba cuando manteníamos relaciones sexuales, el juego previo... Todo me gustaba.

—Sin embargo —continué hablando—, lo que más me gusta de él es su carácter. Antes de darle una oportunidad lo creía inalcanzable. Me parecía un hombre frío y egocéntrico, propio de las novelas románticas que acostumbro a leer sobre un jefe que se enamora de su empleada. ¡Qué errada que estaba! Derek es todo un diamante en bruto. Él es tan bueno conmigo y me trata como si fuera lo más preciado que tiene en la vida.

Estaba segura que estaba poniendo ojitos soñadores. Pero es que me era imposible no ponerlos cuando hablaba de él, del hombre que me había robado el corazón.

—¡Dios mío! —exclamó Winter—. Qué suerte la tuya. Ojalá mi novio fuera así.

Hice una mueca. Al mismo tiempo, Genevieve, Nora y yo intercambiamos una mirada que lo decía todo. El novio de Winter no nos terminaba de caer bien. No sé qué era, pero había algo en él que nos daba mala espina. Quizás fuera esa actitud tan egocéntrica que tenía o cómo se creía el rey de la casa cuando le hacía una visita a mi amiga.

Quizás solo fueran imaginaciones nuestras.

Un estruendo proveniente de la cocina nos hizo dar un bote en nuestro sitio. Seguramente sería Emily, que había ido a hacer las palomitas. Fui a donde ella y, en efecto, había sido su culpa. Se le había caído el bol al suelo. Suerte que estaba vacío. De lo contrario, habría sido un desperdicio de comida deliciosa.

—Lo siento, Elli. A veces soy tan torpe.

La hermana de Derek no se le parecía en nada. Era sorprendente cómo él poseía tanta seguridad mientras que ella carecía de ella. Sabía que en parte era por el acoso que había sufrido en el colegio de parte de sus compañeros. Esos imbéciles pensaban que era un bicho raro solo por tener una anomalía genética. A mi parecer, el color de sus ojos me parecía tan único que daba envidia.

Esbocé una sonrisa.

—Tranquila. No pasa nada. ¿Quieres que te ayude?

Su rostro de rasgos juveniles se iluminó.

—Claro. Ve sacando el helado del congelador que yo me ocupo de meter las palomitas en el bol.

Eso hice. Mientras ella echaba las palomitas humeantes en el cuenco transparente, yo saqué las dos tarrinas de helado que habíamos comprado en el supermercado aquella misma tarde. También saqué del armario en donde guardábamos todas las chucherías varios paquetes y gominolas. En efecto, no nos preocupaba engordar. Es más, todas estábamos muy contentas con nuestros cuerpos. No seguían los roles estereotípicos, y eso hacía que fuésemos únicas.

Una vez hubimos puesto todo sobre la mesa, fuimos llevándolo por turnos. Las noches de chicas siempre conllevaban comer hasta reventar, hablar de chicos hasta cansarnos y ver películas románticas.

—¡Por fin! Ya pensaba yo que os habían secuestrado por el camino —dijo con sarcasmo Genevieve.

—Trae mi deliciosa comida aquí, guapetona —comentó Nora.

—¡Genial! Tengo antojo de helado.

Aquello lo dijeron las tres a la vez en cuanto nos vieron llegar con todo el arsenal. Nos iba a dar un subidón de azúcar tremendo, pero no nos importaba.

—¿Por dónde íbamos? —comentó Nora con aire pensativo—. ¡Ah, sí! Estábamos hablando de Landon.

Todas miramos a Emily con diversión. Nos habíamos dado cuenta de que a ella le gustaba nuestro amigo. No era muy difícil deducirlo. Siempre que se le mencionaba, ella se ponía roja como un tomate y empezaba a tartamudear.

—Ah.

Emily intentaba hacerse la desinteresada, aunque un ligero rubor en sus mejillas la delataba. Eso y que parecía haberse quedado en blanco. Miré a mis amigas con una expresión de complicidad.

—¿Sabes? Landon hace mucho que no sale con nadie. Según él, está buscando a la indicada —empezó a hablar Winter mirándola con un brillo pícaro en los ojos marrones.

—Y dices eso por... —La hermana de Derek dejó la frase al aire, no entendiendo las palabras de mi amiga.

Puse los ojos en blanco. ¡Cómo no! Era igualita a su hermano.

—Venga, Emily, todas sabemos que te gusta.

Su reacción fue épica. Se puso aún más roja y abrió los ojos de tal manera que parecía una cervatillo asustado.

Le lanzamos una mirada ladina.

—No me gusta —se limitó a decir.

Todas la miramos de manera significativa.

—¡Venga ya! Te gusta —insistimos.

—No me gusta —repitió.

—Sí te gusta. —Sonreí con picardía.

—¡Que no me gusta! —Resopló—. ¿Podemos ver de una vez esa maratón de películas y dejar las tonterías a un lado?

Su cambio de tema tan repentino fue tan obvio. Ay, qué ganas tenía de que Landon se diera cuenta de los sentimientos de ella. Estaba segura de que harían una buena pareja.

Fui a poner la película. Sin embargo, el teléfono fijo empezó a sonar. En cuanto vi a quién le pertenecía la llamada, sonreí de forma malévola.

—Hola, guapo —le saludé.

—Bichillo. —La voz de Landon se escuchaba un poco mal, como si estuviera en la calle en medio de un viento ensordecedor. No me extrañaría. El cielo se había encapotado tanto que parecía que iba a caer una gran tormenta.

—¿Quién es? —Preguntó Winter con interés.

—Landon.

De pronto, todas empezamos a soltar grititos al aire. Queríamos chinchar a Emily y parecía que lo estábamos logrando. Su frente se estaba arrugando y estaba empezando a fruncir los labios. Soltó un bufido.

—Chicas hormonadas —murmuró.

Yo reía a carcajada limpia.

Un carraspeó me llegó desde el otro lado del auricular.

—Eh, Elli, sigo aquí. —La voz de Landon se escuchaba mejor—. ¿Qué son esos grititos? No estaréis en una fiesta de pijamas, ¿verdad? En tal caso, ¿por qué no me habéis invitado? Puede que no sea una chica, pero también sé dar unos consejos que flipas. Además, nunca se es demasiado varonil para ver una buena comedia romántica.

Landon tenían gustos un tanto extraños, la verdad. No os fiéis de las apariencias. Parecía un tipo duro, pero en el fondo era todo un bombón de leche.

—No estás invitado porque estamos hablando de temas muy importantes —gritó Genevieve para que la escuchara. Al instante puse el manos libres.

—Oh, no me digáis que estáis hablando de chicos. ¿A quién tengo que darle una paliza esta vez?

Recuerdo la vez que descubrí el engaño de Tyler. Landon se lo tomó muy a pecho. Como para no. Cuando le parten el corazón a tu mejor amiga lo normal es que quieras partirle la cara. Fue exactamente eso lo que ocurrió. Una noche el capullo de Tyler me llamó para decirme si acaso no era lo suficientemente mayor como para defenderme sola. Yo al principio no entendía nada. No fue hasta que me contó que Landon lo había acorralado y pegado una buena tunda que me enteré. Por un lado, me sentía agradecida de tener un amigo tan leal. Por otro, me enfadé porque yo siempre soy de las que piensan que la violencia no arregla nada.

—A nadie, campeón. Solo estamos hablando de chicos, sin más. Estamos intentando sonsacarme a Emily quién le gusta. Porque tú no lo sabrás, ¿verdad? —inquirió Nora. A pesar de que no la podía ver, sus cejas se elevaban y descendían como diciendo "Te hemos pillado".

Mi amigo se quedó callado durante un instante muy largo. Pensé que había cortado, pero su respiración me daba a entender que él seguía en línea.

—¡Qué voy a saberlo yo, puf!

—Creemos que a ella le gusta un hombre de la empresa —empezó a decir Genevieve, pero Emily la calló tapándole la boca con las manos.

—¡Emily, suéltala!

—¡Iugh, qué asco! —soltó la hermana de Derek asqueada—. ¡Qué cerda eres, Genevieve! ¿Por qué me has chupado la mano?

La pelirroja se encogió de hombros.

—Era eso o no me soltabas y yo tenía muchas cosas que decirle.

—¿Hola? Sigo aquí, chicas. —Landon intentaba llamar nuestra atención.

Pobrecito. Lo estábamos ignorando. Ups.

—Perdona, guapo.

—No pasa nada, preciosa —habló con un tono seductor y burlesco al mismo tiempo.

—Llamaba para ver si queríais salir. Al final mi grupo de amigos ha cancelado la salida a un pub. ¿Os animáis?

—Lo sentimos, Landon. Pero hoy es noche de chicas. Te invitaríamos, pero estamos hablando de cosas secretas.

No hizo falta tenerlo delante para imaginarme la expresión de su rostro. Estaba segura de que sonreía de lado cuando nos dijo:

—Uy, uy, uy. A ver qué secretitos os contáis.

—Cosas como la vida sexual de Elli o el amor oculto de Emily —le contó de una manera mordaz Winter.

—¡Winter! —gritamos Emily y yo.

—Demasiada información. Creedme si os digo que estoy feliz por todas, pero esa clase de detalles me sobran. —Se aclaró la garganta—. Bueno, eso era todo. Os dejo con vuestra fiesta. Espero que lo que tengáis que contaros no sea tan grave.

—¡Qué va!

—Venga, guapas, os dejo con la fiesta. Besos para todas.

Al colgar, todas las miradas fueron hacia Emily. Seguía roja y había permanecido sospechosamente callada durante la llamada.

—Te gusta —volví a insistir.

Ella puso los ojos en blanco.

—Hay que ver lo pesada que eres, Elli. Eres más molesta que un grano en el culo. ¿Cómo tengo que decirlo?

—Tus labios dicen que no te gusta, pero tu cuerpo te delata. Lo deseas —comentó Genevieve.

—No te culpamos, eh. Él es un hombre muy deseable y sexy. Intenta ir a por él —la apremió Winter.

—¡Que no me gusta! —volvió a bufar ella—. ¿Y ahora podemos ver esa maratón?

Todas la miramos con diversión, pero al final no dijimos nada. Estaba más que claro que le gustaba. De lo contrario, no se habría puesto así. A ver cuándo se daba cuenta de ello y se daba una oportunidad con Landon.

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Nota de autora:

¡Feliz viernes, mis enredadas y enredados!

¿Qué tal os ha ido la semana? La mía ha sido muy estresante. He tenido muchos trabajos en la universidad. ¿Qué os ha parecido el capítulo? Repasemos:

1. Fiesta de chicas.

2. Las chicas hablando de chicos, viendo películas románticas y comiendo dulces.

3. Emily y Landon.

4. ¿Quién quiere leer ya la historia de estos dos?

Esto ha sido todo. Espero que el capítulo os haya gustado. ¡Nos vemos el lunes con mucho más! Besitos para todos.

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