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Capítulo 12 ''Confía en mí''

Hola... soy yo después de tanto tiempo(?) ( ͡° ͜;ʖ; ͡°)
No tengo perdón de Satanás, lo sé ( ͡° ͜;ʖ; ͡°) aunque tengo muchas razones por las que no he actualizado. Culpad a mi College del orto(?) ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)

También tener 3 novelas más, hace que tarde todavía más en poder actualizar Sueños Distorsionados D:

En fin, qué decir de este capítulo(?) comparado con el anterior, es muchisimo más corto, aunque por muy corto que sea, suceden cosas... interesantes(?)  relevantes a la trama, que ayudará a que entendáis mejor las cosas, o quién sabe, quizá y os termine por confundir todavía más(?) x'D


En fin, sin más, espero que os guste el capítulo (?)


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—No... esto es imposible... ¿¡Por qué no puedo entrar en tu mente!? —exclamó frustrado el demonio, zarandeando mi cuerpo inconsciente —. ¿Es posible que Raziel me lo esté impidiendo...? Maldita sea...—rechinó los dientes de la furia.

Y como si esas palabras hubiesen activado un interruptor dentro de mí, logré despertarme de ese sueño que había parecido eterno.

Era cierto que había recobrado mi consciencia, más no mi cuerpo.

—¿Me buscabas? —una sonrisa tétrica apareció en la comisura de mis labios y lo tomé de los hombros.

Era yo el que estaba hablando, pero no era yo quien escogía las palabras. Era como si... algo o alguien se hubiese apoderado de mi cuerpo.

—R-Raziel... ¿e-eres tú? —Apenas pudo pronunciar palabra alguna de la sorpresa.

—Si. ¿Acaso me echaste de menos?—me burlé irónico.

—¿A qué estas queriendo llegar con esto? —me miró desconfíado.

—Tú... ¿quieres entrar en mi mente, no es así? Voy a darte lo que tanto quieres...

Aunque no a cambio de nada...

Tragué saliva. Esta persona... o lo que fuera que sea... ¿Qué estaba tramando? ¿Cómo es que había obtenido el total control de mi cuerpo?

¿Había sido cuando me había desmayado? ¿Pero cómo, si solo nosotros dos estábamos dentro de la cabaña? Y más importante aún... este tal Raziel... ¿era mi aliado o enemigo mío?

—¿Así de fácil? ¿Esto claramente tiene un truco, cierto? —me desafío con una sonrisa arrogante. Sus colmillos afilados lucían en la oscuridad.

—¿Y por qué no te encargas de descubrirlo tú mismo por tu cuenta? —le insinué antes de que una deslumbradora luz nos absorbiera a los dos, transportándonos a mi mente, lugar que también era el escenario de mis pesadillas y La Nada.

La temperatura era heladora y el silencio impregnaba el bosque envuelto de niebla, completamente, llegando a dar la imagen de ser un lugar sereno y tranquilo más que escalofriante.

Lo único que se podía escuchar eran las ramas de los árboles moviéndose a causa del viento, los muros del laberinto que cambiaban creando infinidad de caminos sin salida y los ecos de los alaridos de dolor y desesperación que sonaban cuando un Custo terminaba con la vida de un pobre desgraciado que llegaba a parar a este lugar inhabitable por el ser humano.

—Ya hemos llegado —le avisé, dejándolo caer al suelo. Acto seguido bajé mi mirada solo para comprobar que el daemon se las había ingeniado para ocultar su identidad desde el principio con una máscara de esqueleto que encubría la parte superior de su rostro excepto la boca y los ojos.

—Ah... ¿pensabas que iba a revelar mi identidad tan fácilmente? —soltó una carcajada.

Antes de que pudiera continuar riéndose, mi mano la cual en un abrir y cerrar de ojos le crecieron uñas afiladas pertenecientes a las de una bestia, moviéndose a voluntad de Raziel y a una velocidad extremadamente rápida, mi mano atravesó el pecho del daemon, esquivando intencionalmente su corazón.
El daemon abrió los ojos sorprendido y escupió sangre por la boca. Un torrente de sangre salió disparado del agujero de la herida, manchando el suelo de rojo carmesí y el daemon cayó derrumbado.

¿Qué... qué acababa de pasar? ¿Cómo es que yo había sido capaz de hacer algo así? Semejante acto... era despreciable. Incluso para un daemon.

—Si sabes lo que te conviene, más vale que no te pongas arrogante conmigo, ¿Acaso tienes idea de quién soy, sucio daemon? —le tomé del mentón bruscamente mirándolo amenazante, con un brillo peligroso en mis ojos.

—C-Claro que sé quién eres... —logró murmurar entre espasmos, todavía tumbado en el suelo —. Raziel... nunca pensé que te volvería a ver de nuevo... pensé que estabas...

—¿Muerto? —terminé la oración por él con una sonrisita—. Deberías saber que yo soy inmortal. No soy un simple daemon. Y ahora dime... ¿qué es lo que tanto estás buscando ?

—¿C-Crees que voy a d-decírtelo a ti? —rió sin ganas mientras tosía dolorosamente.

—Te he hecho un gran favor trayendo hasta aquí así que lo menos que me merezco es una respuesta, ¿no crees? —sonreí inocentemente, agarrándole violentamente del cabello.

El daemon se mordió el labio frustrado, sabiendo que no tenía otra opción que responderle. De todas maneras, aunque no respondiese, Raziel, se encargaría de sacarle la verdad de alguna otra forma.

—E-Estaba buscando... lo que dejaste... al desaparecer de La Nada...

—¿Lo qué dejé en La Nada...? —enarqué una ceja mientras mi mente divagaba en busca de una respuesta —. Espera un momento... ¿no me digas que eso lo que buscas? —empecé a reírme descontroladamente como un loco.

—Ahora que lo sabes...si vas a matarme... hazlo de una vez...

—¿Realmente crees que voy a matarte tan fácilmente? —solté incrédulo—. Antes de matarte... primero voy a divertirme contigo o más bien... haré que él se divierta contigo. ¿Es él a quién buscabas en primer lugar, no es cierto? A Asedril...

¿A-Asedril? ¿Acababa de mencionar a Asedril? ¿Raziel y él se conocían?

—¿Asedril es el que tiene la Dark Hollow Frugilegus?—preguntó agitado.

¿Dark Hollow Frugilegus? ¿Qué demonios se supone que era eso de nombre tan...extravagante?

—Así es, ¿eso es lo que tanto deseas, no? —lo levanté del suelo, sujetándole del cabello y lo forcé a caminar hacia dónde se encontraba Asedril.

Raziel quién había tomado control de mi cuerpo teniendo agarrado del cabello al daemon, finalmente se detuvo después de haber caminado un largo tiempo, dejando caer a este último al suelo. Y en frente de ellos, se encontraba él. Asedril. El daemon mortuum de La Nada.

—Te deseo suerte con Asedril, daemon. Porqué te aseguro que la necesitaras... —garantizó con una sonrisa socarrona.

Esas fueron las últimas palabras que escuché por última vez antes de que mis ojos se cerraran súbitamente y cayese de rodillas al suelo. Luego de aquello, abrí nuevamente los ojos, pero esta vez sin estar bajo el control de Raziel.

Con la boca entreabierta y las manos temblándome, sin poder creer todavía todo lo que acababa de pasar, me levanté poco a poco del suelo, encontrándome cara a cara con Asedril.

—Raziel... ¿verdaderamente eres tú? —me miró entre anhelante y afligido a lo que yo me mordí el labio incómodo. Esa mirada... de alguna forma me intimidaba—. No sabes cuánto he esperado este momento... —susurró cerca de mi oído y sin que pudiese hacer nada, sus brazos me envolvieron en un abrazo.

A pesar de su fría y flemática apariencia, curiosamente... estar entre sus brazos se sentía cálido. Espera un momento... entre sus brazos... ¿¡Entre sus brazos?!

—¡W-Woah! —solté sorprendido por el abrazo inesperado. Podía sentir claramente como las mejillas me ardían de la vergüenza —. M-Mira... no quiero sonar cortante, pero creo que te estás equivocando de persona, además... ¿No te estás olvidando de... eso? —señalé al daemon, quién seguía tumbado en el suelo inmovilizado por el dolor.

Asedril lanzándome una mirada pesarosa, se separó de mí.

—Siento haber hecho eso... lo hice sin pensar, al verte de nuevo, simplemente no pude evitarlo... —se desvió la mirada, sonriendo dolido —En cuanto a ese daemon, estoy esperando tu orden, ¿qué quieres que haga con él, Raziel?

¿Un daemon mortuum quería que le diese órdenes? ¿Yo? ¿A él? ¿Qué mierda estaba pasando?

—Te estoy diciendo que no soy Raziel... —repetí, lanzando un suspiro de la frustración—. Mi nombre es Jet. Jet Creed.

Asedril me miró perdido.

—Eso ya lo sé.

¿Lo sabía? ¿Sabía que me llamaba Jet? ¿Entonces porqué insistía en llamarme Raziel una y otra vez? Y no sólo él. También ese daemon qué me había atacado en la cabaña...

¿Qué clase de conexión podía tener yo con Raziel?

—Entonces llámame por mi nombre... —pedí aún más confundido que antes, mirándolo directamente a los ojos. Esos ojos fríos y vacíos que parecían absorberte si te quedabas mirándole por mucho tiempo —. Me da igual lo que le pase al daemon, haz lo que quieras con él, yo... solo quiero regresar de vuelta a la realidad.

Kriss todavía me tenía que estar buscando... y mi padre seguramente estaría preocupado porque todavía no había llegado a casa.

Quería volver a casa y quería que Kriss se encontrara bien. Aquello era lo que más deseaba.

Asedril no dijo nada, en respuesta, asintió con la cabeza y coloco un brazo sobre mi hombro, atrayéndome hacia él. Sobresaltándome, de forma automática, giré mi mirada en su dirección.

—Tranquilo —me susurró, tranquilizándome —. No voy a hacerte nada, confía en mí.

—S-Sí...—balbuceé, sintiéndome une estúpido por imaginar cosas que no eran.

—Cierra los ojos.

Cerré los ojos tal y como pidió y entonces solo me concentré en el deseo que tenía de volver a casa y las ganas que tenía de reencontrarme con Kriss.



                                                                                       *  *  *


Esta vez no hubo ninguna especie de luz, abrí los ojos y me encontré en la cabaña en la que había quedado atrapado con ese daemon. Lo primero que hice fue ir a correr a verificar si la manilla de la puerta se podía abrir. Afortunadamente el sello mágico se había desvanecido al igual que él que lo puso.

Ahora que lo pensaba...

Asedril también había desaparecido sin dejar rastro.

Ni siquiera le había podido dar las gracias a Asedril por todo. Aunque... ¿Por qué me había ayudado en primer lugar? En el fondo sabía que yo no era Raziel... ¿Entonces porqué se molestaba en dirigirme la palabra siquiera? ¿Por qué me había dejado con vida por segunda vez? ¿No se supone que los demonios de la muerte no tenían compasión por nada ni nadie?

Asedril... ¿quién eres realmente...? —susurré para mí mismo con la mirada perdida.

Negué con la cabeza. No. Este no era el momento de pensar en él. Tenía que salir de aquí.

Una vez más, coloqué mi mano alrededor de la manilla y abrí la puerta acompañado de un sonido chirriante debido a la madera vieja de la puerta.

Fuera, me puse a correr alrededor de la cabaña intentando divisar en la oscuridad de la noche a Kriss.

Y como si mis plegarias hubiesen sido escuchadas, en ese mismo momento, escuché la voz de alguien sin apenas aliento alguno gritando mi nombre. No perdiendo ni un solo segundo más, corrí en dirección del grito.

—J-Jet —abrió los ojos sorprendido al verme—. ¿Estás bien? —me abrazó antes de que pudiera decir palabra alguna.

—S-Si, yo estoy bien... —asentí—. ¿Y tú..? ¿Cómo te encuentras?

—Aparte de haberme dejado la garganta tras haber gritado tantas veces tu nombre... si... se podría decir que me encuentro bien—dijo con cierta ironía, sonriendo divertido —. Oye... ¿seguro que tú estás bien?—señaló con la mirada mi pierna, preocupado.

—¡E-Estoy bien, en serio! —le aseguré.

—Sí tú lo dices... —lanzó un suspiro resignado —. ¿Puedes caminar?

—Más o menos... —confesé. La pierna izquierda seguía doliéndome un poco por lo del accidente.

—Lo suponía... —me reprochó con la mirada —. Tú apenas puedes caminar y es de noche. Ciertamente no es conveniente que caminemos por la carretera a esta hora.

—¿Y qué propones? —me encogí de hombros.

—Podríamos quedarnos en la cabaña... —murmuró pensativo Kriss.

—¿¡Qué?! —solté sin poder creérmelo —. ¡Ni en broma! ¡Tú mismo has podido comprobar que es el lugar menos seguro en este momento!

—Si ese daemon aparece de nuevo, yo estaré contigo para protegerte.

—Cómo si fuera a dejar que me protegieras... —rebufé. ¿Cómo podía decir ese idiota esas palabras tan a ligera? No quería que Kriss me protegiera si era a costa de su vida...—. No vamos a quedarnos en esa cabaña. Es cierto que me duele la pierna, pero no es como si no pudiese caminar.

Kriss lanzó un resoplido.

—Mira que eres cabezota...

—Seré cabezota, pero por lo menos uso mi cerebro—contraataqué con una indirecta.

Kriss, inmediatamente me fulminó con la mirada a lo que tragué saliva asustado. Tendría que haberme quedado callado.

—Está bien, tú ganas —aceptó resignado —. Si te llegas a cansar... avísame.

—¿Avisarte para qué? —arqueé una ceja extrañado.

—Para cargarte en mis brazos como una princesita—me picó con una sonrisa descarada.

—No, gracias... —rechacé haciendo mueca.

Kriss ante mi reacción, lanzó una carcajada, causando que me avergonzara todavía más.



                                                                                  *  *  *



Después de haber caminado durante más de una hora por la carretera desierta, Kriss quién me había estado cargando en la espalda a mi muy pesar y en contra de mi voluntad, me dejó en el suelo repentinamente.

—¿Qué ocurre? —pregunté desconcertado.

—Una cabina de teléfono —murmuró señalando la susodicha Kriss —. Después de haber caminado tanto tiempo, no hemos encontrando nada más que una inútil cabina de teléfono... —rió sin ganas.

—Lo más seguro es que no funcione, pero no perdemos nada por probar, ¿no?

—Si... supongo...

—Yo llamaré—me adelanté a la cabina y comencé a marcar el número de móvil de mi padre.

Tras 5 o más segundos de constantes e interminables pitidos, mi padre, finalmente se puso al habla.

—¿Sí? ¿Quién habla?

Ambos, Kriss y yo soltamos un suspiro de alivio, al comprobar que el teléfono funcionaba perfectamente.

—Papá soy yo, Jet... ahora no puedo explicarte cómo ni por qué me he metido en esta situación, pero estoy a las afueras de Heaven's, antes de llegar al cementerio y necesito que me vengas a recoger.

—¿A las fueras de Heaven's? ¿C-Cementerio? ¿Se puede saber en qué lío te has metido esta vez, Jet? —empezó mi padre a preguntar preocupado a la vez que incrédulo —. Ah... cómo sea, espérame ahí, vendré a recogerte ahora mismo.

—Sí, gracias —dije antes de escuchar la llamada cortarse.

Bueno... supongo que por ahora no nos quedaba otro remedio que esperar hasta que él llegase.



                                                                                     *   *   *


Mi padre, para mi alivio, no se había molestado en pedir explicaciones. Ni siquiera cuando me vio solo, por la noche, en una carretera desolada y con un chico que jamás había visto conmigo.

Era cierto que había sido un alivio, pero me preocupaba pensar que andaba rondando en la cabeza del viejo en este momento...

—Gracias por haberme traído hasta aquí, señor Creed—le agradeció Kriss a mi padre en la entrada de mi casa.

—No es nada —le restó importancia mi padre, negando con la cabeza.

—Espera... —le detuve, agarrándolo del brazo —. ¿Cómo vas regresar? Es muy tarde y tu casa queda lejos.

—No importa, llamaré a un taxi.

Y luego yo era el cabezota...

O es que Kriss era cabezota o es que no pillaba indirectas.

—¿No podrías... ya sabes... quedarte aquí esta noche? —solté instintivamente sin darme cuenta. Aunque cuando lo hice ya había sido demasiado tarde.

—¿Eh? —soltó sorprendido y con las mejillas levemente enrojecidas Kriss. Los dos estábamos igual de rojos y yo apenas podía mirarle a la cara —. ¿E-En serio?

—Por mí no hay ningún problema —corroboró mi padre —. Jet tiene razón. Además... me gustaría también oír de tu boca lo que ha pasado... —dijo esto último con una cara de pocos amigos.

Ya sabía yo que este no lo iba a dejar pasar el asunto tan fácilmente... Aunque...tampoco es que le pudiese culpar.

La escena de cómo yo mismo le había atravesado el pecho a ese daemon, había quedado grabada en mi mente posiblemente para siempre. Esa horrible escena, que me hacía helar la sangre de tan solo recordarla, se repetía una y otra vez en mi mente sin cesar.

Y la prueba de que todo aquello había sido real, era mi ropa que estaba manchada de la sangre de ese daemon.

Kriss, convencido por mi padre también, cruzó el umbral de la puerta, y acto seguido, le pedí que me acompañara a mi habitación.

—Vaya... tu habitación es casi igual de grande que el baño de mi habitación.

Le lancé una mirada asesina. ¿¡Qué demonios significaba eso, maldito rico bastardo?!

—Oye, si tanto te disgusta, mejor lárgate y duerme en el sofá de la sala —espete.

—Es tan solo una broma, tranquilo —intento tranquilizarme entre risas—. Aunque quién lo diría... yo en la habitación de Jet Creed... y compartiendo la misma cama. Otra vez.

—Ahora simplemente estás siendo un pervertido... —hice mohín.

—¿Y cómo quieres que no lo sea cuando estoy en la habitación del chico que me gusta?—me echó en cara.

Sabía que le gustaba a Kriss, pero su comentario me había pillado desprevenido. Sentía que el corazón se me iba a salir de su sitio.

Sí. Kriss era un jodido pervertido, pero yo tampoco me quedaba atrás.

—La habitación de mi padre está al lado. Contrólate un poco, imbécil.

—¿Es decir que si tu padre no durmiese al lado, no te importaría que no me controlara? —se acercó a mí con una sonrisa burlesca.

—C-Cállate —murmuré sonrojado hasta las orejas.

—Está bien, está bien —repuso despreocupadamente con una sonrisa del mismo tiempo y se metió en mi cama como si nada.

—¡Hey! ¡Espera! ¡Todavía no te has cambiado! —le arrebaté la sábana.

—No es como si tuviera la ropa manchada de sangre... —lanzó una indirecta que me dejó sin habla. Y su tono de voz... extrañamente frío... no había ayudado mucho—. No te lo había preguntado antes porque me aseguraste que no pasó nada... pero, ¿Lo de la sangre deber tener una explicación lógica, no?

—Sí... tienes razón, si qué pasó algo, pero... —pausé bajando la mirada al suelo—,  ¿Puedo contártelo mañana a ti y a mi padre? Ahora tan solo quiero descansar...—me metí en la cama yo también, acurrucándome junto a él.

—Estás haciendo esto a propósito, ¿cierto? —me miró mal.

—Quién sabe... —murmuré somnoliento, cayendo poco a poco en los brazos de morfeo.

—Realmente eres imposible... siempre acabas saliéndote con la tuya —me abrazó, depositando un tierno beso en mi frente —. Buenas noches... Jet —sonrió por última vez antes de quedarse él dormido, también.




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Después de este capítulo muchos os habréis quedado con la duda de quién cojones es Raziel, seguramente(?) ( ͡° ͜ʖ ͡°) y también con la idea de que Asedril quiere darle a Jet... y no precisamente consejos(?) x'DD ( ͡° ͜ʖ ͡°)




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