—¿En serio? ¿Estás embarazada otra vez? —Senku sintió varias gotitas de sudor frío recorrer su frente al escuchar a su madre por teléfono.

—¡Sí, y quita ese tono porque esta es una gran noticia! Tú y Rei ya están grandecitos, y Byakuya y yo tenemos mucho amor para dar. —Casi podía imaginarla alzando la barbilla tercamente—. Aunque esta ya será la última, ambos lo acordamos. —Rio nerviosamente.

—¿Ya confirmaron que será niña?

—No, pero estoy segura, ¡me lo dice mi corazón de madre!

—Ajá. —Rascó su oído con incredulidad—. Como sea, ¿ya se lo dijiste a Kohaku?

—Puedes decírselo tú, ¡pero también dile que espero que los dos me visiten muy pronto!

—De acuerdo, de acuerdo, deberíamos poder ir en unas semanas. —Hablaron un poco más antes de despedirse y colgar.

Como era sábado, Senku decidió ir al departamento de Kohaku a darle la noticia. Sabía que esto la haría muy feliz, así que prefería decirlo en persona, aunque para eso canceló una reunión con unos amigos en el laboratorio. Esto era más importante.

Cuando llegó, se sorprendió al ver que no estaba sola (entró sin anunciarse porque tenía llave). Ella estaba con tres amigas y dos amigos.

—Senku, qué sorpresa. —Se puso en pie de inmediato—. Pensé que vendrías mañana.

—Surgió algo. —Miró de reojo a sus amigos, recién dándose cuenta de que nunca antes pudo conocerlos, aunque ella le habló mucho de ellos—. ¿Estos son tus famosos amigos?

—Y tú debes ser el famoso Senku. —Una de las chicas le sonrió—. Soy Chelsea, tengo un título en geografía, pero decidí estudiar biología también. Tú estudias ingeniería aeroespacial, ¿no? ¡Kohaku nos cuenta mucho sobre ti!

—V-vaya, te imaginaba diferente... —Otra amiga de Kohaku lo miró con los ojos muy abiertos, sonrojada—. Me llamó Luna Wright. Tú eres soltero, ¿verdad?

—Luna. —La otra amiga de Kohaku la regañó por su atrevimiento—. Mi nombre es Kirisame, no estudió nada relacionado a biología, nos conocimos en el equipo de atletismo —se presentó formalmente.

—También formó parte del equipo de atletismo —habló uno de los chicos—. Soy Mozu, también te imaginaba diferente, eres aún más flacucho de lo que pensaba. —Rio.

—Deberías cuidar tu lenguaje, no es cortes —el otro chico lo regañó—. Soy Kinro, también soy parte del equipo de atletismo.

—Ishigami Senku, un placer conocerlos a todos. —Decidió sentarse en el sofá junto a los otros dos chicos—. Ya era hora que los conociera, Kohaku suele hablar mucho de ustedes, aunque debo admitir que no dice muchas cosas buenas de ti, Mozu. —Miró con una sonrisa burlona al fortachón, que frunció el ceño profundamente.

—Se hace la difícil, pero ya caerá. —Encogió los hombros, ganándose que Kohaku rodara los ojos.

—Ja, primero preferiría meter mi cabeza bajo el motor de un cohete. —Hizo una mueca de desagrado.

—Ah, veo que prestas atención a mis lecciones. —Senku rio, orgulloso de ella.

Luna miró de Senku a Kohaku y luego de Kohaku a Senku, haciendo pucheros.

—¿Seguro que ustedes no son novios? Porque parecen novios.

—¡Claro que no lo somos!

—Entonces... —Sonrió emocionada—. ¿Tengo tu permiso para conquistarlo?

—¡No! —Ese súbito grito hizo a todos mirar a Kohaku con los ojos muy abiertos, y ella misma se sorprendió—. Eh, quiero decir... Haz lo que quieras. —Carraspeó.

—Ah, veo que están en la etapa de negación. —Chelsea no tuvo ni un solo reparo en avergonzar aún más a Kohaku.

—Ow, entonces no me meteré, pero deberías aprovechar. —Luna frotó su hombro cariñosamente.

—U-ustedes parecen no tener ningún tipo de tapujo. —Kirisame estaba bastante sonrojada por el rumbo de la conversación.

Senku solo mantuvo su ceja en alto y no dijo nada, a lo que Mozu sonrió maliciosamente.

—Bueno, querida Kohaku, quiero que sepas que sí él te rechaza, aquí me tienes para consolarte. —Le guiñó un ojo. Senku dejó su cara imperturbable y lo miró ceñudo, mientras Kohaku rodaba los ojos otra vez—. Oh, vamos, si no quieres que la consuele entonces solo acéptala y ya. —Mozu rio burlonamente.

—Eres tan insoportable como ella dice que eres. —Rio entre dientes, sin admitir ni negar nada.

—No le hagas caso, es un idiota. —Kohaku cruzó los brazos, aún con su mueca disgustada.

—Vaya... —Chelsea los miró con los ojos muy abiertos detrás de sus lentes—. Los dos están súper, increíble y profundamente metidos en la etapa de la negación —murmuró impresionada, a lo que Luna y Mozu asintieron repetidamente, muy de acuerdo con ella.

—¡Claro que no! —dijeron ambos al mismo tiempo.

Hasta estaban coordinados, esos dos eran un caso perdido. ¿Quién sabe cuándo aceptarían lo obvio?

Continuará...