Capítulo 33 Malas Y Muy Malas Noticias
-¡Consentrate!- exigió Evans.
-¡Estoy concentrada!- exclame irritantada.
-No lo estas- dijo dándome un golpe en la espalda haciendo caer.
Hacía media hora estábamos entrenando pero yo no había concentrarme bien, regularmente fallaba en los ataques, en las llaves, en los derribamiento, me caía con mi propio peso y es que estaba realmente agotada. Los últimos días no había podido dormir bien y para acabar de componer la situación las pesadillas eran frecuentes, no podía cerrar los ojos, no podía conciliar el sueño un segundo porque de inmediato aparecían de nuevas pesadillas no sabía con exactitud qué era lo que estaba sucediendo, pero mí don estaba fuera de control. Estaba totalmente agotada tanto física, como mentalmente y no sabía cómo sobrellevar la situación, no sabía qué hacer, cómo actuar, a quién acudir, no sabía si esto se iba a detener algún día. Había decidido callarlo porque bastante presión tenía mis hermanas con la academia, como para también lidiar con mis problemas, tampoco le había dicho nada de Evans porque él también tenía problemas con su familia, sus padres habían vuelto a pelear por la custodia de su hermana Eimi, ambos manifestaban que la adolescente estaba totalmente fuera de control, pero él no sabía cómo ayudar si tampoco se la dejaban ver. A mí por otro lado, me frustrada ver a mis seres queridos sumidos en preocupaciones y yo sin poder hacer nada, eso me hacía enojar conmigo misma. Derek estaba más amargado que nunca, la corte imperial vampirica no lo dejaba hacer lo que él quería y él a mí no me dejaba en paz, siempre estaba dándome órdenes, gritándome o retandome y eso me hacía poner de peor humor.
Nos encontrábamos en el salón donde se ubicaban las armas, que nos asignaron a cada centinela o con las que nos sentíamos mucho más a gusto y sabíamos manejar mejor, nuestro entrenamiento básicamente hoy se basaba en defendernos con ellas, yo tenía mi látigo y él tenía una espada, me atacaba sin Piedad no perdía la oportunidad y cuando bajaba la guardia de inmediato lo aprovechaba y es que, a pesar de que decía que estaba concentrada no estaba dando lo mejor de mí. Suspire profundo y solte un jadeo cuando quiso atacarme de nuevo, esta vez me hizo una pequeña cortada a mi blusa, lo miré señalando lo que me había hecho y simplemente se encogió de hombros, volvió atacarme pero frene su impacto con mi arma y se escucho el acero con acero. Su distracción fue perfecta para envolver sus piernas en mi látigo y hacerlo caer de inmediato, le di una patada en su espalda en venganza por lo que le hizo a mi blusa.
-Gane- hable, tomo mí tobillo y me hizo caer a su lado, me rodeo con sus brazos y se puso encima de mí.
-Parece que gane yo- dijo mientras apartaba el cabello de mi rostro-¿Qué sucede Anais, porqué estas tan distraída?.
-No es nada.
-¿Cómo voy ayudarte si no me lo dices Anais?- tomó mi mejilla- También quiero estar contigo en las malas- se acercó y empezó a bersarme sus labios tomaron posesión de lo míos, su lengua quiso apoderarse de la mía, poco a poco el beso se intensificó, se volvió más posesivo más demandante, era la primera vez que me besaba de ese modo, nos separamos por falta de aire y por una inoportuno visitante que acababa de entrar al salón.
-¿Podrían hacerlo en la habitación? Digo, es más privado- Evans ensanchó una hermosa sonrisa en su rostro, se levanto del suelo, corrió hacía su hermana y la abrazo con mucha fuerza- Me alegra verte hermano- dice Eimily. También me levante del suelo y me dirigí a ella.
-Que bueno verte Eimi- le dije, no me había dado cuenta que venía con una compañera, ambas era más o menos de dieciséis años de la misma edad de Tessandra.
-¡Diana!- exclamó Evans abrazando también a la chica- Princesa- me llamó él- Ella es Diana, una amiga de la familia y de la infancia- ella me dio una sonrisa de medio lado y arqueo una ceja- Diana, ella es mí novia- me regalo una sonrisa- Espera... Eimi no me digas que haz escapado- la hermana menor de mi novio abrió sus ojos como platos- No, por favor dime que no haz escapado.
-Tengo tres hermanos los cuales han escapado mis veces de mi padre, puedo identificar cuando lo hacen- ella rió- Creó que es mejor que los deje hablar a solas- los tres asintieron- Eimi por favor procura no meter en problemas a Evans con Amalie- de nuevo asiente.
Le di a Evans un pequeño beso en los labios y salí del salón, camine por el pasillo y pasé por los otros salones, quería darme una ducha me desvíe hacia el tercer piso, arrastre mis manos por la viejas paredes tocando casa cosa que había. Empecé a sentirme mareada y a separarme de la realidad, parpadee varías veces pero no se iba esa sensación, era como si las paredes me estuvieran contando las historias que habían visto durante todos sus siglos, vi a la reina Gretel con sus diferentes vestidos victorianos, vi las fiestas, las muertes, vampiros, la construcción de la academia, los primeros estudiantes. Todo pasaba por mis ojos como un Flashaback, retire el contacto con las paredes volviendo a la realidad, mi respiración de hizo pesada, sentía que sudaba y que a pesar de que había mucho espacio me faltaba el oxígeno. Mis hermanas se acercaron a mi frunciendo ligeramente el ceño, quería decirles que había sucedido pero qué suponía qué les diría, ¿qué las paredes me hablaron? Claro me creerían mucho.
-¿Estás bien Ana?- pregunto Tess.
-Claro... Claro, sólo me dio un pequeño mareo- conteste
-¿Estás segura? Anais estas muy pálida- habló Elif, asentí.
-Bueno, tenemos problemas y serios- agrego tessandra.
-Tenemos noticias malas y muy malas ¿cuál quieres primero?- volvió a preguntar Elif.
-Muy malas- respondí.
-Aaron viene hacia acá con papá- sentí un volcon en mi estómago y sí antes estaba mareada ahora estaba peor.
-Más o menos estarán aquí en diez minutos, si no es menos- agrega Tess, trague saliva.
-¿Y la mala?- pregunté apuntó de tener un colapsó nervioso.
-Atacaron la corte imperial vampírica.
Tuve que sostenerme de mi hermana para no caer de lleno contra el suelo. Tenía dos problemas grandísimo y no sabía cómo resolver, el primero eran Aaron y mi padre, resulta que conozco también a mi hermano mayor que tuve que ocultarle por estos siete meses que Derek estaba aquí y era mi profesor. Aaron odia a muerte al príncipe desde que me ilusionó y se fue, me prohibió que volviera a tener contacto con él o cualquiera de los Cranwel, cuando decidí unirme a los cazadores nunca imagine que el destino sería tan hijo de puta y me lo volvería a poner en el camino, había sido un pacto en secreto con mis hermanas, porque claro, las tres lo conocemos muy bien como para saber que jamás permitía que fuera mí tutor. El segundo era el ataque, si había sido Cristofer me metería en un grave lío, si lo atrapaba y a él se le ocurría abrir la boca o lo obligaban a decirles quien les informó de su ubicación a mí me condenarían de traidora, me borraría mis runas y me asesinarían.
-Oh, hermanas Franklyn que bueno que las encuentros las tres juntas- por el ángel lo que me faltaba.
-Derek- hablamos las tres.
-Largate no estoy de humor- dije con indiferencia.
-Bueno, yo sí. En fin, sólo vengo comucarles algo muy importante- contesto burlón, eso me hizo poner de mal humor- Me asignaron para ser también el tutor de la pequeña Franklyn.
-¿Qué?- preguntó Tessandra confundida.
-Mí hermana no necesita más maestro- habló Elif.
-Bueno, parece que sí- contesto él.
-¡Acaso no puedes escoger a alguien que no tenga el apellido Franklyn!- exclamé ya irritada- ¿Acaso no te basta con joderle la vida a una sólo?.
-Anais, Elif- ambas miramos a Tessandra- llego papá y Aaron- por un segundo sentí que caería desmayada, pero ese sentimiento se remplazo con nerviosismo.
-¿El perro está aquí?- preguntó él con una sonrisa socarrona.
-Pudrete.
-¡Uy pero que boquita!.
Lo fulmine con la mirada y empecé a caminar escaleras abajo siguiendo a mis hermanas. Yo sabía que en cualquier momento Aaron se enteraría de la verdad, pero en mis planes estaba que fuera cuando él estuviera lejos y nosotras estuviéramos graduadas, pero claro, el destino de nuevo demostrándome que no tengo el control. Mentir está mal y lo sé, me remueve el alma saber que tenía que hacerlo y más a mi hermano mayor, pero también debía hacerlo por su bien, ellos dos estarían dispuestos a matarse y yo no quería que ninguno saliera lastimado, más que nada Aaron su pecado siempre será la ira, él se deja llevar y eso muchas veces le nubla juicio. Llegamos al vestíbulo y corrimos a la al patio delantero donde veía como se acercaba el auto de nuestro padre, empecé a jugar con mis manos de lo nerviosa que estaba, sentía ese estúpido vertigo en mí estomago y me dieron una incontrolables ganas de vomitar, el auto estaciono a unos metros y de allí descendió mi padre.
-¡Papá!- exclamamos las tres corriendo hacía él, nos recibió a todas en un abrazo que me curo el alma, amaba estar con mi papá, él sabía como arreglarme la vida entera.
-Mis hermosas flores- habló él- No saben lo mucho que las extrañamos- dijo depositándonos un beso en la frente a cada una.
-Bueno, parece que papá suplantó mi lugar- Dijo Aaron celoso, reímos ante su comentario- Vengan también quiero abrazarlas- Veía a Marco muy mal cuidado, tenía ojeras, algunas canas muy visibles y Barbar tal vez de un mes, me era muy raro ya que siempre lo vi en buena forma.
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