Capítulo 3 Pesadillas
Mientras más corría, el camino se hacia largo, no lograba encontrar la academia y eso me frustraba. Estaba en el bosque en medio de la nada, el frío taladraban mis huesos con furia, mí pecho subía y bajaba con desenfreno. Mientras me detenía a observar el panorama, la luna era testigo del miedo que recorría mí anatomía, hacia años no me sentía de está manera y en serio me molestaba. El piso debajo de mí se derrumbo haciendo que yo cayera de forma brusca al suelo, unas piedras cayeron en mí estómago y repele mi rodilla, las costillas me dolía y se me dificultaba respirar.
-Aush, eso debió de doler- la voz de una mujer retumbo en lo que parecía una catacumba, me puse de pie mareada- lo siento no pensé que fuera a dolerte.
-¿Quién eres?- pregunte, la mujer llego frente a mí y era hermosa, su ropaje era un vestido negro con encaje y escote, le llegaba mas abajo de sus talones y estaba descalza.
-¿De nuevo esa pregunta?- preguntó con una ceja arqueada.
¡Por supuesto!... Ahora lo recordaba, era la misma mujer que me había dicho donde estaba el βιβλία των νεκρών, Su piel era blanca como la nieve, su rostro bien lo hubiera podido confundir con un hermosa estatua de porcelana fina, sus labios de una tonalidad rosada y sus ojos azules como el intenso cielo, era realmente hermosa. Ahora que tenía la oportunidad de verla con mejor panorama se parecía mucho, en demasiado a mí madre.
-Te recuerdo- hable- eres esa mujer que me ayudo a encontrar en libro hace dos años.
-Oh sí, tanto trabajo de que me costo ir al mundo terrenal para que tú fueras y se lo entregaras- dijo en un tono que me pareció que estaba molesta.
-No fue a propósito lo hice por...
-Tus hermanos- me interrumpió- lo sé- agrego- hay algo peor que la traición.
-¿qué quieres?- pregunte hastiada de la situación.
-Para nadie es un secreto que tú vida a sido siempre envuelta en mentiras, una mentira por muy bien formulada siempre saldrá a la luz.
-¿A qué viene esto?.
-Shu- dijo poniendo su índice en sus labios- escucha- susurro.
Puse mucha más atención al entorno, la silencio que nos invadía, acto seguido paso un escalofrío por mí cuerpo cuando se escucharon unos pasos apresurados. Como si corrieran huyendo de algo, después se detuvieron y luego algo cayo al suelo encima de nosotras, en el momento en el que se escucharon unos gritos desde el fondo de la garganta de un hombre, pues la voz era ronca y masculina. Con el ceño fruncido me dirigí a la mujer delante de mí.
-¿Qué paso?- pregunte temiendo la respuesta.
-Murió- dijo con voz melancólica- tienes que irte.
-¿Qué? Espera- su rostro fue lo último que vi antes de que se volviera borroso.
El vértigo invadió mí estómago, mientras me despertaba en mí cama, cubierta de sudor. Mí hermana estaba frente a mí cama, con la preocupación denotada en su rostro, me miraba esperando que yo articulara palabra, pero... Por más que quisiera no lograba hablar, me sentí confundida y mareada. En ese instante fue como si mis cuerdas vocales no funcionarán, no respondía a lo que mí cerebro les decía. No lograba respirar con tranquilidad y eso hacia doler mí pecho.
-Anais ¿estás bien?- pregunto Elif después de unos segundo que el silenció reinó.
-Si... Sí- balbuceo, cuando mis palabras por fin se dignaron a salir.
-¿fue una pesadilla?- preguntó, sentándose a los pies de la cama.
-No lo sé- conteste, porque no sabía lo que estaba pasando.
-¡Por Dios Ana! ¿no se supone que tú eres la caminante de sueño?.
-Pues sí, pero... No lo sé.
-Hace mucho no despertabas de ese modo- agrego mirándome con preocupación.
-Estoy bien- mentí- vamos a descansar hay que despertarnos temprano- ella sonrió y camino hasta el otro lado de la habitación.
-Vaya, que raro que Tess no haya despertado, con tremendo grito que diste.
-Debe de estar cansada.
-Me recuerda a nosotras cuando recién llegamos a la academia, caíamos como piedras a la cama- reí ante su comentario.
...
-¡ANAIS, ANAIS!- estaba caminando por uno de los pasillos del ala oeste cuando escuche una voz gritando mí nombre, no me tome la molestia de detenerme porque ya sabía quien era- ¿Anais en serio me vas a poner a perseguirte por todo el castillo?- preguntó llegando a mí.
-¿Qué quieres Evans?- pregunte soltando un suspiro.
-Creo, que necesitas ver esto- dijo con el semblante más serio que le había visto hasta ahora- es algo muy serio.
-¿Qué sucede?- pregunte con preocupación.
-Es algo que jamás había visto, ven- contesto mientras me indicaba que me devolviera por donde ya había caminado antes.
Caminamos a paso apresurado, bajamos algunos escalones, mientras pasábamos las armaduras de metal. Uno que otro cuadro de vez en cuando Estaba en el oeste un poco lejos del vestíbulo principal, al llegar al piso principal bajamos las escalinatas de mármol blanco que giraban en forma de una media luna, a los lados de estas unos barandales de un color dorado que se hacía ver como si fuera de oro. Mis manos temblaban y no sabía porque, tal vez era que en todo el camino no había visto estudiantes ó me había topado con ellos, cosa que en serio era muy raro.
El simple hecho de que en la academia hubiera tanto silencio me ponía los pelos de punta, estaba acostumbrada a toparme con centinelas que me miraran con desaprobación ó incluso con respeto pero, no. Era lunes a las 7:00 AM, a está hora por lo regular todos estaban caminando de allá para acá, yendo a sus clases de historia respecto a la hermandad, ó, la corte imperial vampírica, ó, el como grabar runas. Sea lo que estuviera pasando era muy serio, tanto como para distraer a profesores y alumnos de sus actividades.
Al llegar al patio delantero Evans se desvío hacía el trasero, donde se encontraban los cuatro circuitos, los campos de entrenamiento y el lugar de gimnasia, también estaba el observatorio y la huerta. Ya sabía donde se encontraban los estudiantes, todos los centinelas estaba acumulados en un lado especial del patio, era una gran cantidad, trataba de ver algo en especial. Al ver tal espectáculo corrí hacia ellos abriéndome paso entre todos.
-Muevansen, a un lado- dije caminando entre la gran multitud de alumnos- a un lado- al llegar al frente mí boca cayo en una perfecta "O".
Mí cuerpo quedó paralizado en su lugar, mis ojos se abrieron como platos mientras aún no salía de mí sorpresa, un cuerpo yacía frente a todos nosotros. Cubierto de sangre, sus ropajes sucios y totalmente rasgados, en brazos y piernas tenía rastros de los que parecía rasguños de un animal feroz. El líquido carmesí se extendía por debajo del cuerpo formando un gran charco de sangre, su esternón estaba abierto por la mitad por una gran mordida, el olor era nauseabundo, lo más jodido de aquella escena tan sádica y sangrienta era que... El hombre que estaba muerto era Frederick Starck uno de los profesores de la academia.
-¡Dios mío!- susurré cubriéndome con la mano mí boca.
-Anais que... ¡Oh Dios mío!- exclamó Tess en el momento en el que vio el cuerpo en el suelo, Elif que creo venía con ella de inmediato la abrazo haciendo que escondiera su rostro en el pecho.
-Evans llama a los forenses rápido- le ordene a lo que de inmediato obedeció- ¿Y ustedes qué están haciendo aquí?¿acaso creen qué esto es un Show?- les pregunte al escuchar los susurros y observar las miradas de todos.
Anteriormente cada que un caminante de sueños tenía una pesadilla, incluso, un sueño. Lo tomaban como una predicción, era un don poderoso, imaginar que anoche en la pesadilla pude escuchar el grito de ese hombre y que tal vez se trataba del profesor Starck me aterraba bastante, la sola idea me daban ganas de vomitar. Recuerdo que la mujer afirmo que alguien había muerto, más no dijo quién, sin embargo, estaba casi segura de que yo sabía quien.
-¡Maldición!- exclamó mí tía llegando a la escena, sus ojos se encharcaron de lágrimas más no derramó ninguna- Frederick- susurro su nombre, pronto llegaron los profesores que se postraron al frente igual de consternados. Macristen miro a su alrededor- Vayan al castillo, las actividades de suspenden hasta nueva orden- grito a todos al ver que cada vez más se llenaba de estudiantes el patio, se aclaró la garganta- Les mantendremos informados- dijo con voz ronca.
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