Capítulo 25 ¿Lo Amas?
Todo paso en cámara lenta, solté un desgarrador grito al sentir el vacío en mí espalda y el vértigo típico en mí estómago, sólo que está vez no había nada que frenará mi impacto, escuché a mi hermana gritar mí nombre trate de sostenerme de algo pero me fue imposible. Sentí como mí espalda se quemaba al caer de lleno a la piscina, el agua me envolvió por completo mojando mí cuerpo, jamás me había dolido tanto caer al agua, no había tomado respiración ni siquiera sabía donde iba a caer, empecé a manotear solo provocaba que mí cuerpo doliera más, mí respiración se agotó en unos cuantos segundos. No sabía porque no podía nadar a la superficie, no sabía que ocurría.
Sentía miedo y más que miedo, dolor, muchas veces desee morir para encontrarme con mí madre, me subestime a mí misma, había visto tantas cosas que muchos no sabían que existía. Sacrificios, posesiones, exorcismos, asesinatos, peleas, demonios, sombras, híbridos, vampiros. Toda clase de criatura que estuviera ligada a la muerte, pensé que nada me sorprendería, que nada podría hacerme temer a la muerte, a la deuda que todo hombre paga, incluso, los cazadores de demonios. También moríamos y nos motivaba el miedo, que equivocada estaba, tal vez era el hecho de que jamás me había encontrado tan cerca de ella, cada segundo, cada minuto en el agua incrementaba mí miedo y por primera vez sentí miedo a morir.
Me encontraba en la camilla de la enfermería del instituto, todo me daba vueltas y sentía que mí cabeza estallaría en cualquier momento, la luz cegó mis ojos así que parpadee varías veces para que mí vista volviera a la normalidad, sentía mí cuerpo entumecido y mí espalda a dolorida. No sabía cuanto había pasado bajo el agua, no creía que fuera mucho, tal vez por la altura en la que caí y el susto, me desmaye al instante, mire mis muñecas y aún tenían las heridas provocadas por las esposas. Me era muy raro, no sabía porque para ese entonces ya no se habían regeneró, reconocía el lugar, las paredes totalmente blancas y mí cama era dividida de las otras con una cortinas a ambos lados, una bolsa de suero estaba colgada en un perchero y la tenía conectada por medio de ondas a mis venas.
-Esa caída debió doler- Hablo Derek entrando por la cortinas, parpadee varias veces y espere que mi cerebro procesara mejor sus palabras, en serio que estaba aturdida.
-¿Q... Qué haces aquí?- pregunté balbuceando un poco.
-¿Acaso no es obvio? Vine a saber como estabas.
-¿Ahora te preocupas?- volví a preguntar.
-Eres mí estudiante, todo lo que le pase a tú trasero será culpa mía- contesto de mala gana- Así que yo te recomiendo que te comporte como niña buena.
-Pudrete, Derek.
-¿Qué pretendes?- preguntó acercándose a mí-¿Crees qué con evitarme he insultarme cada que te da gana conseguirás algo?- Su pregunta fue burlona, se burlaba de mí, como lo hacia el maldito Derek que conocí hace dos años, lo miré desafiante si apartar la vista de sus ojos- No vas a conseguir nada, deja de comportarte como una adolescente inmadura y asume tú responsabilidad, Anais. Hagas lo que hagas no podrás evitar que sea tú tutor estaré aquí nueve meses, más te vale que te acostumbres a mí presencia- Dio media vuelta para irse y luego me encaro de nuevo, solto una sutil risita- Ahora entiendo, esperas una disculpa de mí parte por lo que paso entre nosotros- lo miré de nuevo está vez matándolo de pensamiento unas cuantas veces- Bella Ana- dijo tomando un mechón de cabello- Espera ahí acostada, para que no te canses, jamás tendrás una disculpa, yo no te puse un revólver en la cabeza para que te enamorarás, jamás conocí alguien tan masoquista como tú- sus palabras me dolían aunque no se me notaba- Pequeña idiota- susurró.
-¿Qué pasa aquí?- preguntó Evans- ¿qué significa esto?- ahora lo comprendía, el estúpido sabía que Evans estaba aquí.
-Preguntale a tú novia- contestó Derek y se marcho.
Evans estaba tenso y su ceño lo tenía fruncido, había llegado la hora de decirle las verdades de una ves por todas, lo miré unos segundos sin saber que hacer, no quería terminar con él, sin embargo. Si decidía alejarse respetaría su decisión, de todos modos yo había sido quien le oculto la verdad, él se sentó en una silla al lado de mi camilla y de quedó mirándome, tenía un fuerte dolor de cabeza y las heridas de mis muñecas empezaban a arder de nuevo. Solté un suspiro y se hizo un silencio incómodo entre nosotros, desvíe mí mirada ya que sus ojos me miraban acusadora mente, medite mis palabras y luego lo mire de nuevo.
-¿Hablaras o no?- pregunté.
-¿Qué pasa entre ustedes dos?- me devolvió la pregunta.
-¿Llegaste hace mucho?- volví a preguntar.
-¿Cuando vas a dejar de contestar mis preguntas con más preguntas?- silencio de nuevo-
-Evans a veces las preguntas tienen una respuesta que se necesita digerir para lograr que salga como debe ser. No podría culparte si después de la respuesta que deseas escuchar te quieras alejar. Aunque dolería mil punzadas en el corazón porque la verdad te quiero, Cuando me dedico a ser sincera y cariñosa con alguien que no es mi familia es muy difícil ya que no confío en nadie más.
-Ana. Solo dime, ¿Que pasa entre tú y Derek?- De nuevo la pregunta. Miro hacia el techo y luego lo miro a él ya dispuesta para hablar.
- Hace mucho tiempo. Cuando mi madre murió, fui enviada a vivir con mi padre. Allí conocí a mis hermanos. También conocí este nueva vida en la que de una vez empezaron los problemas. Sentía que era observada, luego descubrí que era un vampiro que lo hacía con deseos de beber sangre. Por este y algunos casos paranormales conocí a Derek que apesar de su actitud arrogante era el que me protegia de todos esos ataques. Allí conocí a su familia y descubrí el gran legado que mi madre me dejó. Ahora bien, él supo hacer muy bien su trabajo. No solo me protegio sino que me enamoro. Así es. Evans él y yo tuvimos una relación muy intensa. Pero al final el me dejó me hizo entender que fue una perdida de tiempo. Desde ese momento había prometido odiar y mantener al margen el amor y los hombres hasta que llegaste tu haciendo creer de nuevo. Ahora que está acá, me da rabia porque no debería estar a mi lado cuando me hizo tanto daño- Evans permanente en silencio. Digiriendo el hecho de tener que soportar la idea de tener cerca digámoslo así. A su rival. A ese ex que atormenta la idea que será reemplazado por él.
- ¿Lo amas?- Me preguntó, eso me tomó por sorpresa, guarde silencio unos segundos.
- claro que no. Lo único que siento por el es un gran rencor- conteste al fin.
- entonces porque te pones tan nerviosa cuando está cerca tuyo.
- No es nada, solo es la reacción a los recuerdos de dolor que él me provoca.
- Lo increíble es que todo el mundo lo sabía. Incluso el mismo Cristofer. La última vez que pregunte me lo negaste.
- No nombres a ese idiota que me tiene acá tirada. Ese día quise aclararlo pero las circunstancias no me dejaron. Esa es la verdad, por favor perdoname.
- Te perdono, solo dame tienpo, Lo que no se es si podamos seguir juntos. Eso te lo diré después- Se acerca y se sienta en el borde de la camilla. Toma mis manos, y besa mis nudillos y luego me da un beso en la frente .
- Me da gusto saber que estabas bien. Verte en peligro me angustia. Debes descansar luego concluiremos estás decisiones, al menos ya lo sé todo- asentí, se levanto para salir de la habitación. En ese momento entra Lizzeth quien se acerca preocupa.
- Anais. ¿Cómo sigues?
- Del físico podría decirse que bien- Creó que ella solita concluyo a que me refería. Líz se sentó a mi lado y me regaló un abrazo confortable.
-Se que te ha tocado duro por culpa de mi hermano. Pero debemos ser más fuertes que él. Más bien descansa debes recuperar tus fuerzas. Estaré afuera vigilando que no llegue nadie.
La verdad estaba rendida, tenía tantos dolores que no podía sostenerlos sin descansar. Le sonreí a Liz y le indique que no se molestará en estarse allí como mi guardiana. No creía que fuera a pasarme algo mas que lo que estaba viviendo. Ella acepta y dijo estar un solo rato y se iría. Sus pasos se escucharon salir pues mis ojos se cerraron .... Después de unos minutos solo pude escuchar la voz de un hombre que retumbaba en mi mente. Quien me decían. "Te están mintiendo" luego quedó en silencio y dormí plasidamente. Al menos ganaba un momento de paz. Pronto recuperaría mis energías para intentar enmedar mi desarreglada vida.
Chicoooooos ¿cómo van?
El lunes entró oficialmente al colegio y se me acaban las vacaciones, nooooooooo quiero llorar.
¿saben qué significa, no? Así que por favor no me vaya a reclamar si tardo un poquitin en actualizar, sin embargo. Mi hermano mayor que también me ayudó a escribir éste capítulos, lo he tomado de costumbre pero es que él me regresa la inspiración, ambos tenemos una complementación exquisita a la hora de escribir, por eso siempre lo buscó para que me ayude.
Él actualizara seguido su libro CristianJulianBuitra graciaas por todo.
Sin más nos leemos pronto.
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