Capítulo 23 Entrenamiento
Entre al patio interno lo primero que me recibió fueron el olor a flores que era típico en éste lugar, cuando llegue a los altares allí estaba la foto de mí madre, Sonreí para mí misma y me senté a un lado, era medio día y no deseaba ir a almorzar por lo que aproveche y vine a visitar a mí madre. Me gustaba hablar al aire podía desahogarme, imaginaba que tal vez mí madre me escucharía y donde estuviera me iluminaría el camino, en algún momento y no sabía cuando debía entrenar con Derek según lo que me había dicho mí tía él debía pasar un informe mensual al cónclave de mí mejoramiento como estudian y también debía decírselo a Evans pero tampoco sabía como.
-Muy bien, querida Ana, hora de entrenar- su voz retumbo en mis oídos y quise maldecirlo, en qué momento había entrado y sin causar ruido alguno- lo haremos aquí- agrego.
-No tengo ganas de entrenar, Derek- contesté con desdén.
-Pero yo sí, así que levantate- me dice autoritario.
-Tú no me mandas Derek- dije poniéndome de pie, sentía que la rabia empezaba a quemarme el cuerpo.
-Y yo te recuerdo, Anais que soy tú tutor por ende debes obedecerme- sin darme cuenta una bofetada se estampó en mí mejilla con tanta fuerza que me hizo caer al suelo.
-¿¡QUÉ TE PASA IMBÉCIL!?- le grite, con lágrimas queriendo salir se mí ojos de la rabia que me invadía- ¿POR QUÉ CARAJOS ME GOLPEAS?.
-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido Braus.
-Yo no necesitó demostrarte nada- conteste con la quijada apretada.
-Tienes razón, pero claro, ¿qué se puede esperar? Si eres igual de cobarde a tú madre- sentí como la rabia de apoderaba de mí cuerpo y lanzo una descarga eléctrica de adrenalina y euforia en mí sistema.
Le di un puñetazo en su rostro el cual lo hizo retroceder un poco, aturdido por el repentino golpe aproveche y le lance una patada en su estomago y otro de nuevo en su rostro, tomó mí brazo y lo puso en mí espalda doblando mí antebrazo hacia atrás, hice una mueca de dolor. Lo golpee en la nariz con el codo haciendo que me soltara, empezó a retroceder hacia atrás mientras le daba golpes, le di una patada lateral la cual esquivo agachándose, cualquier golpe que le proporciobaba él lo esquivaba con facilidad, eso me enfureció tanto que empecé a soltar gritos de frustración.
Quería vencerlo, quería verlo sufrir, quería golpearlo, no sé en que momento terminamos dentro de la bodega, llego el momento en el que empecé a sentir en cansancio, mi respiración estaba totalmente acelerada mí pecho subía y bajaba con desenfreno, cualquier golpe que le daba el lo regeneraba, tenía que ser un maldito vampiro. Él se había atrevido a llame cobarde a mí madre, por mucho años, escuche que la llamaron así, ella jamás fue una cobarde todo lo que hizo lo hizo por la hermandad y por mí más que nadie, quería mantenerme a salvo, lejos de éste mundo, de está vida.
No sabía en que momento empecé a llorar, por cada golpe una lágrima salía de mis ojos y mojaban mis mejillas, le di un golpe en su pierna izquierda haciéndolo desequilibrar y caer al suelo quise darle una patada en el estómago pero rodó por el suelo poniéndose de pie rápidamente. No miramos fijamente unos segundos, ambos con la respiración acelerada, agotados por los golpes que cada uno nos habíamos dado, sentí como un líquido bajaba por mí nariz, lo que supuse era sangre, Derek desvío un segundo su mirada al líquido carmesí pero velozmente volvió a posar su mirada en la mía. Con su velocidad vampírica corrió hacia mí me tomó de los hombros y me estampó contra una de la pareceres del lugar, tomó mis brazos y los puso por encima de mí cabeza, me miro a los ojos y puso su frente contra la mía.
-¿Qué estás haciendo?- pregunté con desprecio.
-Ana- Susurro- estas en peligro.
-¿Qué?- pregunté confundida, me miro a los ojos con una sonrisa ladina y se alejo de mí, quise bajar mis brazos pero el muy maldito me había esposado a una cadena que estaba colgada del techo- Derek qué hiciste.
-Jamás te dejes distraer por el enemigo- comentó sonriendo.
-Maldito infeliz, sueltame, bastardo estúpido- escupí con ira, jalando las cadenas.
-Un cazador tiene que estar preparado para todo, Anais, así que tienes todo el día para soltarte tú sola.
-Derek- lo llame- Derek maldito ven, no me dejes aquí a oscuras- el dio media vuelta y empezó a irse- ¡DEREK TE ESTOY HABLANDO!- grite- MALDITO, VEN AQUÍ, ESTUPIDO, INFELIZ MAL NACIDO DE MIERDA- el se fue cerrando la puerta, éste lugar era realmente oscuro y todo en el lugar empezaba a cobrar forma- ¡MALDITO!- grite llorando.
...
No sabía cuando había pasado, ni cuantas horas llevaba colgada, mi pies apenas tocaban el suelo, por mucho tiempo trate de descolgarme pero había jalado tan fuerte que me había cortado las muñecas. Me sentía débil, mi garganta estaba seca y estaba apunto de desmayarme de nuevo, imploraba por un poco de agua, podía sentir la sangre deslizarse por mis brazos, estaba cansada, agotada, había llorado tanto de impotencia y rabia que me había desmayado por primera vez. Planearía algo muy malo para el bastardo de Derek él no se saldría con la suya.
Me dolían los hombros por tenerlos levantados por tanto tiempo, tenía la cabeza agachada y no podía tan siquiera levantarala. Escuche que abrían la puerta, y la luz, a pesar de que tenía la cabeza agachada me cegó un poco, los zapatos de Derek se escucharon resonar en el suelo. Llamó mí nombre pero no conteste, mis labios estaba resecos, no hice ningún ruido y cerré mis ojos, queria conseguir un poco de paz, mis ojos ardían y estaban hinchados. Derek volvió a llamarme pero no conteste, se acerco a mí y alzó mí rostro tomándolo con sus manos.
-Anais- me llamó- Anais, contestame- seguía sin responder- Por Beelzebub contestame, Anais, carajo Macristen me matará- me quito las esposas y me dejo caer en sus brazos, me acuno en su cuerpo y empezó a darme pequeños golpesitos en el rostro, para que reaccionará, deslice mis manos por mis piernas sutilmente hasta llegar a mis botines donde tenía una daga escondida- Anais, despierta- abrí mis ojos que se encontraron con los suyos color esmeralda y lo apuñale por la espalda, era una acto cobarde hacerlo por la espalda, pero él tampoco jugaba limpio- Maldita bruja- me dijo haciendo una mueca exagerada de dolor.
Me soltó y yo puse de pie con dificultad, mareada y aturdida por lo sucedido tuve que sostenerme de un asiento cercano, Derek luchaba por quitarse el cuchillo de la espalda pero no alcanzaba, la sangre de su cuerpo empezó a manchar el piso. Me miro desde abajo fulminandome con sus ojos, solto una maldición de su boca seguido de un grito de dolor, la daga tenía grabadas runas de protección hechas por mí, así que sentiría como se le quemaran cada fibra de su espalda. El dolor sería aún peor que quemarse con hierro fundido, lo tomé de los brazos y lo alce, pesaba un poco ya que el hombre era muy fornido, lo espose a la cadena del techo y lo deje colgado, me puse detrás de él y le desenterre la daga.
-Quitame estás cosas de mis manos, ahora mismo- Demando enfurecido.
-Me dejaste encerrada aquí por horas, maldito bastardo, toma un poco de tú propia medicina, venganza es el mejor manjar condimentado en el infierno- di media vuelta y me largue del lugar, dejando a Derek colgado.
...
-Dios santo, Anais- la voz de mí hermana sonaba quebrada- Ese maldito te hizo esto- Tessandra dejo caer una lágrima que cayo en mi rodilla, estábamos en el baño del pequeño apartamento, estaba sentada en la tapa del inodoro y mi hermana menor estaba de cuclillas frente a mí vendando mis muñecas.
-Chiquita, no llores- le dije mirandola con dulzura.
-Como no voy a llorar ese bastardo te hizo esto con toda la intención, eres mí hermana, me duele lo que te pase- contesto mientras seguía envolviendo mi antebrazo, mi hermana entro por la puerta y abrió sus ojos como platos.
-¡Por el ángel!- exclamó Elif mirándome- Hermana ¿qué paso? ¿quién te hizo esto?- preguntó.
-Estaba entrenando con Derek.
-Ese maldito como se atrevió, le pateare el jodido trasero- dijo con ira.
-Tranquila, le di un poco de su propia medicina.
-Macristen quería que fueramos a una misión pero le diré que no irás.
-No, si iré, no te preocupes estaré bien.
-Pero hermana, estas heridas son profundas- comento Tess.
-Estaré bien, vamos a ver que necesita mí tía.
Las tres salimos del baño y nos dirigimos a la puerta de salida, bajamos las escaleras y nos dirigimos al vestíbulo, se suponía que Evans y mí tía nos esperaban en el estacionamiento, me dolían las muñecas y aún me sentía un poco débil, sin embargo. No dejaría de ir a una misión importante por unas simples cortadas, sólo esperaba que Derek quedará atrapado en la bodega y no pudiera romper las esposas, me había cambiado la ropa traía unos leggins negros, unos botines de tacón grueso del mismo color y una blusa de tiras blanca. Traía mí látigo y según lo poco que me había contado Elif era un caso extremo y muy importante, iríamos primero nosotros a peinar y examinar la zona y luego mandaría al equipo de casos mayores, llegamos al estacionamiento.
-Ana, te hemos buscado por todos lados- habló mí tía cuando llegue- ¿dónde carajos estará Derek?.
-¿Para qué lo necesitas?- volví a preguntar.
-Es tú tutor, tiene que pasar reporte de todo lo que hagas- explica- ¿sabes dónde está?.
-Eh, no, ¿por qué debería saberlo? Además no creó que venga.
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