Sueños
Eamonn se diriguia a su habitación con paso lento, estaba agotado pues el trabajo en el campo era muy duro y más con aquel sol abrasador que hubo esa tarde.
El muchacho cansado se dejó caer boca abajo en su cama, se sentó en el borde quitándose los zapatos cuando entró su hermano menor Darryn junto con su otro hermano Neal, después de hablar se quedaron dormidos.
Eamonn se dejó llevar por el sueño y el cobijo de las cobijas que lo cubrían del frío.
Esa noche el chico soñó algo extraño:
"En medio del mar había un castillo elevado, se encontraba rodeada por unas luces amarillas que brillaban, por fuera todo se veía brillante, una puerta enorme y ancha de madera gruesa, color café oscuro todo paso de espléndido a un lugar lúgubre.
El chico recorría todo el largo y ancho pasillo hasta toparse con otra puerta, este era menos grande pero igual de gruesa que la primera, incluso del mismo color, esta se abrió de golpe dejándole ver a una mujer de pie caminando de un lado a otro, la vio parar de repente volteando a verlo, le miraba como solo una madre mira a un hijo y con una media sonrisa en su fino rostro le invito a entrar.
—¿No sabes cuanto tiempo te he estado esperando? —. Le dijo la mujer con tono de voz tranquilizadora acercándose a él con paso lento pero seguro.
—¿Co... Cómo sabe mi nombre?— Le pregunto Eamonn a la mujer tímidamente.
—Eso no importa, pronto estaremos juntos en mi mundo. — Le aseguro la mujer convencida parándose frente a él.
—¿Su mundo?— Le preguntó Eamonn confundido frunciendo el ceño.
—Así es, el mundo de donde yo vengo y del que perteneces también. — Le dijo la mujer orgullosa. —De Gabidion.
—¿Gabidion?
—Pronto, pronto por ahora me conformare con verte por medio de sueños —. La mujer le tocó el rostro con suavidad acariciándolo lento. Se detuvo al escuchar un ruido.
"Tock, Tock" tocaban la puerta, después entró un hombre bajo de estatura, delgaducho, con un par de orejas puntiagudas, su cabello largo color negro, la mirada del hombrecillo miraba con desprecio y desafiante a Eamonn.
—Mi reina... — Hablo el hombrecito sin poder terminar.
—¡¿Cuántas veces te tengo que repetir que no me gusta que me interrumpas?! ¡Cierra la maldita puerta!— Le gritó la mujer al pobre hombrecito que tembló de miedo al igual que el muchacho.
Eamonn percibió como ella cambiaba sus rasgos al enojarse, sus ojos observaban al pequeño hombre con un fuego en su mirada, su media sonrisa que tenía unos minutos desaparecía para ahora tener un serio rostro y con un dedo señalaba la puerta.
—Disculpe, mi reina. — Se disculpó.
—¡Ya, ya, largo de aquí!— Le gritó la mujer, un aire se sintió después de esas palabras y el hombrecillo salió volando estampandose en la pared del otro extremo.
Eamonn estaba sorprendido <<¿Cómo pudo hacer eso?>> pensó <<Debe ser algún truco de mi loco sueño, sí, eso debe ser>>.
—No, no es un truco de tú sueño, aunque debo admitir que en efecto estas en un sueño, pero eso no quiere decir que esto no sea real, pues yo soy real. — Le afirmó la mujer volviendo a sonreírle.
—No puede ser ¿Como?— Eamonn preguntó sorprendido, <<¿Le había leído la mente?>>.
—Eso es sencillo, por medio de magia —. Respondió la mujer con una amplia sonrisa.
Luego el chico sintió que todo parecía dar vueltas en círculos "Pronto" fue lo último que escuchó antes de despertarse.
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