⭐ Capitulo 7 ⭐
[Narradora]
Día 3
El sueño que tuvieron los dejó confundidos, cada uno por su lado pero de igual modo, confundidos y algo alterados.
Su sueño era feliz, el corazón de ambos se sincronizo sin que se dieran cuenta, latían a la misma fuerza y velocidad sintiéndose bien con aquel sueño. Hasta que escucharon esa voz llamándolos, y antes de que esa voz siguiera hablando ellos despertaron con el corazón en la mano y sudando frío.
Hinata bajó las escaleras encendiendo la lamparita de su celular porque sí le había dado miedo y prácticamente corrió hasta la cocina para encender la luz y sentirse un poco más seguro.
Aunque recordó aquello que hizo que saliera corriendo hasta su habitación y sonreír como colegiala enamorada, el calor en sus mejillas no tardó en sentirlo pero se dio unas palmadas en las mismas para terminar de despertar de su ensoñación.
Se acercó a la estufa y comenzó a preparar un desayuno suficiente para dos personas. El hecho de que se despertaba temprano es por qué estaba acostumbrado, por las mañanas salía a correr por el monte donde vivía y después regresaba a su casa para preparar su desayuno e irse en bicicleta para llegar al entrenamiento matutino en Karasuno, pero al tener prácticamente unas "vacaciones" involuntarias de una semana, mínimo se esforzaría por hacer algún desayuno decente.
Mientras Hinata hacia el desayuno bailando al son de la música.
Kageyama era todo un desastre, sabía que era idiota pero no taaan idiota. Confundió el shampoo con el acondicionador, crema para la cara con crema para depilar -y mejor no pregunten por qué tenía esa crema entre sus cosas-, la pasta dental con una pomada para las hemorroides y sus pantalones se los puso al revés.
Todo le estaba saliendo mal y eso era por qué tenía dos cosas en su mente: la maldita voz que resonaba en su cabeza y el hecho de haber besado a Hinata por menos de tres segundos.
Decidió sentarse en su cama aún con medio cuerpo semidesnudo con la cabeza agachada sumiendose en sus pensamientos.
Pasaron unos minutos y él seguía en la misma posición hasta que comenzó a sentirse mareado, le dolía la cabeza como los mil demonios y se sentía demasiado cansado.
— Maldición... — dijo para después agarrar su celular y mandarle un mensaje a Uenoyama y decirle que no iría a la escuela.
Ritsuka como buen amigo contestó con un emoji del pulgar arriba y con eso bastó para que se quitará la playera quedando en ropa interior para meterse debajo de sus cobijas y tratar que con una siesta se sintiera mejor para al menos llegar al entrenamiento de voleibol.
Cómo capitán del equipo, tenía que cumplir con su misión.
Tobio cerró sus ojos en un intento de quedarse dormido, él no se enfermaba pero cuando me daba una simple gripa sentía que se podría morir en cualquier momento, odiaba tanto enfermarse y ni siquiera tenía sentido el por qué se había enfermado.
— ¿Kageyama... san? — habló un externo a su recámara, había olvidado que Hinata estaba en su casa.
Lo peor que podía hacer el pelinero era ignorarlo y eso hizo, así que Hinata al no recibir respuesta abrió la puerta con sumo cuidado viendo a un bulto de cobijas que con trabajos si se lograba ver el cabello de Kageyama quien había escondido su cabeza debajo de sus calientitas cobijas.
Hinata a paso lento se acercó a la cama tratando de no pisar nada ya que vio que hasta el cuchillo que no encontraba en la cocina estaba en el suelo de la habitación.
El más bajo puso su mano en lo que parecía ser el hombro del mayor y lo sacudió un poco.
— Hey... ¿No vas a ir a la escuela? — preguntó en susurro haciendo que el contrario se sintiera enternecido al sentir como trataba de despertarlo cuando simplemente fingía dormir.
— Kageyama... Al menos gruñe o haz algo para que sepa que sigues vivo.
—...
Hinata empujó con más fuerza al mayor haciendo que se removiera en la cama para después quedarse en la misma posición sin decir ni una sola palabra.
El pelinaranja refunfuño y se dispuso en irse la habitación pero antes de que eso ocurriera, sintió como lo jalaron obligandolo a acostarse en la cama.
Obviamente trató de levantarse un poco asustado por el repentino jalón pero al sentir como lo abrazaban de la cintura se tensó un momento al sentir en su espalda el cuerpo del mayor.
— Cálido... — dijo Kageyama, sí Hinata se enojaba le podía echar la culpa a la fiebre.
Hinata forcejeo tratando se quitarse al pelinegro que lo aprisionaba y en un acto desesperado trató de golpear a Tobio en la cara para que lo soltara pero apenas si alcanzó a tocarlo donde sintió como el mayor ardía en temperatura.
— Kageyama estás ardiendo, sueltame.
Después de cinco minutos de forcejeo logró liberarse de los brazos de Kageyama quien en algún punto de había quedado dormido y bajó corriendo a la cocina para preparar un estofado el cual lo dejó a fuego bajo. Después agarró un trapo limpio y un bowl donde puso agua fría y subió las escaleras con cuidado de no derramar nada.
Al estar dentro de la habitación, se recordó a el mismo darle una pasada al cuarto para que pudiera moverse con facilidad por el mismo.
Dejo el bowl en el escritorio y se acercó a Kageyama para acomodarlo con cuidado de no despertarlo y ponerlo boca arriba, lo tapó correctamente hasta el pecho y acercó un banquito donde puso el bowl y sumergió el trapito en el mismo para después ponerlo en la frente del mayor quien al sentir el trapo frunció el entrecejo e hizo un puchero en sus labios haciéndolo ver adorable.
Hinata se rió bajito por el gesto del más grande, se mantuvo un momento observando los gestos del mayor hasta que que recordó el estofado así que antes de bajar las escaleras, volvió a remojar el trapito en el agua fría para ponerla en la frente del más grande.
Bajó las escaleras hasta la cocina, descubriendo que su comida estaba lista y la dejó en la estufa apagada para evitar algún incendio o algo así.
Así que se terminó el desayuno que había echo aunque ya estaba frío le dio pereza calentarlo de nuevo así que tal y como estaba se comió a gusto el curry que había preparado.
Comió rápidamente y lavó los utensilios que utilizo, para subir a la habitación del pelinegro y seguir en su tarea de cuidarlo mientras se me bajaba la fiebre.
Mientras limpiaba la habitación, constantemente cambiaba el agua hasta que sintió como bajaba poco a poco la temperatura... Hinata sabía que hacer en esos casos ya que él cuidaba de Natsu cuando se enfermaba ya que como su mamá trabajaba todo el día, el tenía un papel de superioridad en su pequeña hermana así que cuidaba de ella.
Hinata agarró la mano de Kageyama sintiendo como estaban un poco ásperas debido al juego y eso le demostró que se esforzaba demasiado, a lo mejor por ello fue que se enfermo.
Sin darse cuenta se quedó dormido agarrando la mano del ojiazul apoyando su cabeza en la cama en una posición incómoda pero el sueño le ganó y se dejó llevar por el tal vez cansancio o aburrimiento.
Unas horas después el timbre de algún celular comenzó a sonar y el único que lo escuchó fue Hinata, así que con mucho esfuerzo se levantó en busca del celular que estaba en el suelo debajo de la cama.
Obviamente no era su celular pero después de haber intentado despertar al mayor no logró nada entonces, decidió contestar.
En la llamada:
— ¡Tobio! ¡Explícame por qué no viniste a la escuela!
Hinata tuvo que despegar el teléfono de su oído por qué de la nada comenzaron a gritarle. El contrario de la línea al no escuchar mi un solo ruido volvió a hablar.
— Hey... ¿Sigues vivo?
— Ka-kaji-san...
— ¿Quién?... ¡Ah Sho-chan! ¿Esta Tobio?
— Lo que pasa es que recogió un resfriado y ahorita está dormido.
— Entiendo, gracias... Vamos para allá con medicamentos y así.
— ¡Sí! Yo iba a salir pero no sé dónde queda la farmacia... Por qué como no soy de... — Shoyou se quedó callado para después completar lo mejor que podía su información — No soy de esta parte de Japón entonces no se dónde está ja ja ja...
— Sí no hay problema, ahorita nos vemos.
Fin de la llamada.
Hinata suspiro y se volvió a sentar en el suelo para continuar con su trabajo de cuidar a Tobio quien ya estaba mucho mejor de la fiebre así que decidió despertarlo.
— Kageyama...
— ...
— Hey, Kageyama...
— ...
— Idiota — comenzó a levantar la voz y a moverlo más fuerte.
— ... No quiero ir a la escuela, abuelo...
— ¿A quién le dices abuelo? Tobio ya despierta.
Kageyama abrió poco a poco sus ojos parpadeando un poco para acostumbrarse a la luz de la ventana pero más específicamente a un ser de luz que estaba frente a él... "Seguramente es un ángel"
— ¿Estoy muerto?
Hinata carcajeo y se levantó del suelo para recoger el trapo de la frente del mayor y caminó para salir de la habitación.
— Iré por un poco de comida, necesitas alimentarte y ya no te duermas o te mueras como quieras llamarle.
Kageyama se quedó en la cama sentado sin estar muy en claro lo que acababa de pasar, solo recuerda que se despertó a las 4:00 am por un tonto sueño pero provocó que se hiciera más imbécil ya que confundió muchas cosas, después del dio sueño y se volvió a acostar.
Aparte de ahí todo era muy confuso, no sabe si fue por un sueño o por la fiebre que recuerda haber acostado al ser de luz que se apareció en su habitación abrazándolo por la cintura sin querer soltarlo.
¿Fue un sueño?
Sin darle muchas vueltas al asunto, se estiró con las pocas fuerzas que tenía para ver la hora en su celular.
Abrió sus ojos mostrando sorpresa 4:00 PM.
— ¡El entrenamiento!
Lo mejor que pudo, se intento levantar para cambiarse e irse a la escuela y cumplir con su papel de capitán.
Pero solo logró caerse de cara al suelo.
Hinata subió corriendo para encontrarse con una escena algo graciosa ya que Kageyama apenas sí tenía puesta la camiseta -solo había metido su cabeza- y traía puestos unos bóxers color rosa mírame a fuerzas con un dibujo animado que parecía ser una esponja amarilla en el trasero.
El pelinaranja se acercó y con una fuerza sobrehumana que no supo de donde sacó, levantó al grandulón y lo guío a la cama.
— Debo ir al entrenamiento — dijo Kageyama queriendo liberarse del agarre del pelinaranja.
— No, no voy a dejar que vayas así, ¿Que tal que te mueres?
Kageyama y Hinata comenzaron a forcejear, el menor logró quitarle la playera que apenas si traía puesta y lo aventó a la cama con todas sus fuerzas pero lo que no esperó es que Kageyama lo jalara del brazo obligandolo a quedar encima de él.
Hinata apoyó sus manos en el pecho del pelinegro para levantarse pero Kageyama rápidamente lo atrapó por la cintura quedando preso entre el abdomen y los brazos del mayor.
Ambos se quedaron en silencio viéndose fijamente, los recuerdos de la madrugada volvieron a aparecer frente a ellos. Sus mejillas se tiñeron de rosado y sus ojos brillaron con intensidad.
El ojiazul llevo una de sus manos al rostro del pelinaranja quien ni se inmutó al tacto, si no que buscaba más de aquellas caricias que se mostraban delicadas.
Sin decir nada volvieron a acercarse sintiendo sus respiraciones chocar entre ellas, se vieron por última vez y mientras cerraban sus ojos se acercaron cada vez más sintiendo alguna fuerza de atracción entre sus labios.
Hasta que...
— ¡Que diablos!
Ambos se separaron de golpe y Hinata se rodó hasta caer de la cama del lado contrario a la puerta.
— Uenoyama-kun te dije que no hablaras, espantaste a Shoyou. — dijo Mafuyu con su voz tranquila como siempre mientras se acercaba al pequeño pelinaranja y ayudarlo a levantarse.
— ¡Tuve que hablar! ¡Se iban a coger frente a nosotros y nadie decía nada! — dijo Uenoyama entrando a la habitación aventando la medicina a la cara del otro pelinegro quien se le mostraba altamente molesto pero nadie dijo nada.
Los cuatro que llegaron al departamento del pelinegro se bajaron para "darles privacidad", pero Hinata no tardó en salir de ahí para irse a encerrar a su propia habitación y mando un mensaje a Mafuyu pidiendo disculpas por lo acababan de ver y también se disculpo por no ir a atenderlos pero se sentía demasiado avergonzado como para verlos a la cara.
Escuchó que alguien salió de otra habitación y susurró a su puerta "Lo siento".
— No hay problema...
Con esas palabras terminaron su conversación. Kageyama bajó para darles de comer lo que había en la estufa y no tardó en sentirse enternecido por el estofado que había, lo volvió a calentar para servirles un plato a cada uno pero Mafuyu se acercó a Kageyama pidiendo un plato más ya que quería ir a ver a Hinata.
El cobrizo se veía preocupado por el ser de luz más hermoso que había visto en su vida. Así que le dio un plato más aparte del suyo, un par de bebidas y una bandeja para que pudiera poner todo cómodamente y subir a la habitación del menor.
Un par de toques bastó para que la puerta fuera abierta dejando ver a un pequeño ser simplemente asomando uno de sus ojos pero enseguida se dejó ver por completo
— Vine a comer contigo ¿Te molesta? — habló Mafuyu sonriendo.
— N-no... Pasa...
Ambos se sentaron en el suelo poniendo la bandeja en una mesita que había en la habitación y comenzaron a comer en silencio.
— ¿Puedo preguntarte algo?
Hinata asintió con un sonido dejando atrás su comida para poner atención al mayor.
— Tobio y tú... ¿Están saliendo?
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