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Una motivación

Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Grayfia caminaba por los pasillos del castillo Lucifuge con un rostro tan gélido como el más frío témpano de hielo. Su cabello plateado estaba recogido en una cola y vestía un elegante vestido.

Había una importante reunión entre todos los miembros de la facción Maou y ella como hija del clan más cercano a Lucifer no podía ausentarse.

Anoche se había suspendido la reunión debido a que Grayfia había estado indispuesta y porque Rizevim tuvo una indigestión estomacal y Euclid tuvo que hacerle compañía (fue un pretexto).

Ahora no podía evitar la reunión que estaba a punto de iniciar, por menos que deseara estar presente Grayfia debía asistir por obligación.

Las puertas de la sala principal de aquel castillo se abrieron de par en par cuando la bella diablesa entró tranquilamente caminando con elegancia.

Muchos de los presentes le miraron con un deje de lujuria, esperaban que cuando la guerra terminase pudieran comprometerse con Grayfia, bien fueran ellos mismos o sus herederos, para asegurarse una posición social más estable.

El clan Lucifuge había servido a Lucifer desde hacía mucho tiempo y como tal ellos gozaban de un elevado estatus social en el inframundo.

Con la muerte de Lucifer se acentuó esta posición, dado que Rizevim no estaba interesado en la política aunque en ocasiones sí lo pareciera, solo dios sabe lo que pasaba por su mente rara.

-Hola hija, ¿cómo te encuentras? -preguntó el patriarca de los Lucifuge viendo cómo su hija se sentaba al lado de un adormilado Euclid.

"Se le está pegando la acritud estúpida de Rizevim"- indagó Lord Lucifuge al ver cómo su primogénito bostezaba y apoyaba su mejilla en el puño derecho, tendría que corregir eso pronto.

-Bien -respondió secamente Grayfia sin mirarle directamente, tampoco es que tuviera muchas opciones en las que posar sus ojos azules.

En la mesa estaban los clanes aliados a la facción Maou, que eran los clanes con menos relevancia del inframundo. Los más destacados como los Sitri, Gremory o Phenex eran del bando contrario, siendo también los más poderosos.

Los Bael respaldaban a la facción anti Maou por el hecho de que Zekram, el primer Bael y líder del clan en las sombras, veía un futuro más claro en aquella facción y además tenía más aliados.

"Sigh... qué aburrido"

Un hombre peliplata entró bostezando en aquella sala acompañado de otros cuarto, su nombre era Rizevim Livan, el primogénito de Lucifer y Lilith.

Quienes le acompañaban no eran otros que los descendientes de los antiguos reyes demonios quienes eran Beelzebub, Asmodeus y Leviathan.

El primero era un hombre pelinegro con el cabello lacio y largo recogido en una coleta que vestía un traje blanco junto a unas botas negras de cuero.

El segundo era un pelinegro con ojos azules oscuros que vestía un abrigo negro con un traje por debajo y unas botas metálicas blancas.

La tercera persona que acompañaba a Rizevim era una hermosa peliverde de voluptuoso cuerpo que vestía un primoroso vestido carmesí.

Sus nombres eran Bidleid Bashalun, Dataidosu Zerikel y Tsuufame Teraku; los hijos de Beelzebub, Asmodeus y Leviathan respectivamente, responsables del gobierno actual y líderes de la facción de los Maou.

Fueron ellos quienes inicialmente tenían intenciones de retomar la guerra que sus padres dejaron inconclusas, pero un grupo de demonios conocidos como 'la facción anti Maou se opuso'.

Al liderar el gobierno expulsaron a todos los miembros conocidos de esa facción a los más lejanos lugares del inframundo, solo muy pocos territorios permanecían en poder de la facción anti Mayo entre ellos el Sitri, Gremory, Phenex o Bael, siendo más grande este último.

-Hey Euclid, ¿todo bien? -preguntó Rizevim con una mueca de aburrimiento mientras se sentaba en el otro extremo de aquella mesa; el otro estaba ocupado en estos momentos por Lord Lucifuge.

Rizevim sólo participaba en esta reunión por mero interés. Sabía bien que las guerras no eran lo suyo y Metrathon se lo dejó muy claro la última vez que se atrevió a pisar un campo de batalla.

Desde aquel entonces había pasado otras dos guerras santas, en la última Rizevim perdió a su padre pero le daba igual, él se lo buscó al desafiar al de arriba cuando no tenía opciones de ganar.

Quería terminar esta guerra cuanto antes para que él y Euclid se divirtieran con otros planes más interesantes que tenía en mente para el futuro.

Euclid era su mano derecha y mejor amigo, mientras que Bidleid era su mano izquierda, pero Rizevim sabía que Bidleid no iba a llegar lejos con su afán de dominación mundial asi que prefería a Euclid, el problema era que tenía una familia...

-Pues nada nuevo viejo -respondió Euclid con la misma expresión facial que su amigo, pudo oír el largo suspiro exasperado de su padre y sonrió.

Bidleid antes de sentarse caminó hacia Grayfia y con una sonrisa arrogante se agachó a su altura y le tomó suave y gentilmente de la mano derecha.

-Tan hermosa como siempre, mi querida Grayfia -habló el descendiente de Beelzebub posando sus labios en la mano diestra de la hermosa diablesa.

Grayfia vio aquello con asco pero se resignó manteniendo su mirada gélida, cuanto antes terminase esta estúpida reunión mejor.

-Ahora que estamos todos aquí presentes podemos empezar esta reunión, Rizevim -habló Lord Lucifuge cediendo la palabra a Rizevim.

"......."

Todos se quedaron callados al ver que Rizevim estaba durmiendo mientras un globo se hinchaba y deshinchaba en su nariz, Grayfia rodó sus ojos murmurando algo y Euclid contuvo su risa.

Euclid para no seguir ahogándose en su propio mar de risas y para no ver el exasperado rostro que su padre tenía en estos momentos, tuvo que codearle a Rizevim para que se despertara.

Así la reunión dio comienzo, cada uno de los presentes aportó una idea para crear una sólida estrategia y alzarse con la victoria en esta guerra.

Grayfia sólo se limitó a asentir y pronunciar palabras cortas y sencillas cada vez que se le preguntaba alguna cosa, realmente no estaba en sus planes participar en esa condenada reunión.

El tiempo no perdonó y transcurrieron dos horas en las que abordaron los puntos más importantes para estas guerra, con el plan perfecto que habían organizado la victoria estaba más que asegurada.

-Con esto damos por concluida la reunión, Grayfia ya sabes lo que tienes que hacer -habló el patriarca Lucifuge viendo con seriedad a su hija.

Grayfia solamente asintió, era mejor para ella estar lejos del castillo por lo que esa misión a la frontera con la facción anti Maou le sentaba bien.

Grayfia sólo tenía que vigilar cualquier movimiento presente en aquella zona y si veía algo sospechoso dar la alerta, todavía no comenzaba el plan pero adelantarse no venía mal. Con eso la diablesa se retiró de la sala.

-Entonces Tsuufame -habló Lord Lucifuge girándose hacia la mujer peliverde- ¿Dices que mi hija ni siquiera pudo hacerle un rasguño al Phenex? Eso sin duda es algo inaudito.

-Ese chico... no es un demonio común, pudo acabar con mi tropa sin dificultades -habló la Leviathan recordando el rubio de ayer.

Tsuufame sabía personalmente que el Phenex era su mayor dolor de cabeza en el bando contrario, había que buscar una manera de neutralizarle.

-Tranquila Tsu, con todo el plan que hemos trazado ni siquiera ese prodigio como dicen tendrá oportunidad alguna -habló Bidleid manteniendo una sonrisa tranquila en su rostro.

Tsuufame asintió ante aquellas palabras, el plan era infalible y con lo que había aportado Rizevim tenían la victoria asegurada para la guerra.

Otro lugar.

Serafall estaba en el balcón de su habitación mirando el horizonte de manera nostálgica y sus labios dejaron escapar un suspiro melancólico.

Le preocupaba su prometido, su lugar de entrenamiento era uno de los más peligrosos del inframundo según decían las leyendas, pero confiaría en él como una buena futura esposa.

Serafall le prometió hacerse más fuerte así que no le defraudaría, cuando Goku volviese vería lo mucho que había estado evolucionando ella.

Le pediría a su madre o bien a Lady Gremory que le entrenara, ya que ellas dos eran mujeres sumamente poderosas y con experiencia.

Unas semanas de entrenamiento y estaría lista para que empiece la guerra, no volvería a perder un combate frente a Grayfia ni nadie más.

Ganarían esta guerra a cualquier precio y establecerían la paz en el inframundo, tras eso por fin su matrimonio con Goku acontecería.

-¡¡Nos casaremos y nuestra luna de miel será en París!! -habló Serafall maravillada ante esa idea mientras juntaba sus manos con un sonrojo.

Luego tendrían hijos, y vivirían felices por siempre, ese era el mayor anhelo de Serafall en estos momentos y quería hacerlo realidad, quería hacer de su profundo anhelo un sueño eterno...

"¿Otra vez hablando sola?"

La hermosa sonrisa presente en el rostro de Serafall se borró de inmediato cuanto escuchó aquellas palabras cortantes, no tuvo que darse la vuelta para saber quién era... su actual rival.

Era una hermosa joven de cabello largo, ondulado, de color cereza, labios carnosos y dos cuernos que sobresalen al frente de su cabeza.

Vestía un vestido formal de corte alto con aberturas altas y tenía un busto sumamente dotado que nada envidia a Serafall junto a una cintura delgada que constituía su cuerpo divino.


-Roygun, ¿Qué haces aquí... precisamente en mi cuarto? -preguntó Serafall sin esa actitud alegre que le caracterizaba, es más parecía a punto de matar a alguien liberando tal instinto asesino.

-¿Acaso no puedo visitar a mi quería amiga? Qué mala eres, Serafall -habló Roygun con una sonrisa mientras veía a Serafall, quien se crispó oyéndola.

Roygun era la heredera del clan Belphegor y una de las estrellas de la facción Maou, con su poder podía crear grietas y desgarrar y además era tan inteligente como Ajuuka, lo cual era mucho decir.

-Sé muy bien que no has venido para eso... dime la verdad Roygun -habló Serafall con total seriedad mientras la hermosa diablesa pelirosa sonreía con calma apoyándose en el respaldar del balcón con la brisa que movía su cabello.

Serafall vio que había una caja a su lado pero no le dio nada de importancia aunque la caja pareció moverse un poco, debido a que toda su atención estaba puesta en Roygun en estos momentos.

-Oh, fui al castillo donde vive mi amado Goku pero resulta que no está, así que como tu eres su prometida, de momento -masculló Roygun con un toque de énfasis- pensé que sabrías donde está.

-Goku es mío, ¿entiendes eso? Soy yo y no tú quien se va a casar con él -Serafall dejó clara su postura, desde luego no iba a permitir que nadie, absolutamente nadie le robara a su Goku.

Roygun fue su mejor amiga hace un tiempo, y también era amiga de Goku. Todo fue bien hasta que Serafall supo que el interés romántico de su amiga era Goku. Desde ahí el asunto cambió.

Ambas cesaron su amistad y se enzarzaron en una rivalidad por ver quien conquistaba el corazón , Roygun tenía mas de ganar pues era coqueta y Serafall era tímida en ese aspecto.

Para colmo, Roygun iba a ser la prometida de Goku debido a que los Belphegor la ofrecieron a ella para establecer un compromiso político con el heredero de los Phenex, que venía siendo Goku.

Roygun estaba mucho más que contenta con esa noticia y durante días se lo echó en cara a Serafall, casarse con Goku sería dar cientos de pasos adelante y dejar muy atrás a su rival.

Los Phenex estudiaron la propuesta hasta que los Sitri se pusieron en medio de los planes que tenían los Belphegor y propusieron a Serafall para el compromiso y establecer una alianza con los Phenex por medio de sus jóvenes herederos.

Los Belphegor al tener menos poder adquisitivo que los Sitri no pudieron hacer gran cosa, en ese entonces fue Serafall quien se burló de ella.

Ahora no había nada que hacer, el compromiso iba a tener lugar después de la guerra civil, pero Roygun todavía no perdía sus esperanzas.

-¡Jajaja no me hagas reír querida Serafall! Que te cases con él no significa que te ame, yo seré su amante y nos revolcaremos durante noches seguidas bajo la luz de la luna... -habló Roygun abrazándose a sí misma con un sonrojo.

-Goku solo te ve como una simple amiga... en cambio él y yo ya nos hemos besado -prosiguió Serafall medio mintiendo, fue ella quien le besó el día anterior antes de empezar la batalla.

Generalmente ella no era así pero era la única forma de lidiar con Roygun, tenia que jugar a su juego y hablar en el mismo idioma que ella.

-Mientes, ¡eso es una vil mentira! -Roygun exclamó, no se iba a dejar engañar por aquellas palabras que no eran más que puras falacias.

-De hecho me pasé toda la noche en su habitación, recostados ambos en su cama... -continuó Serafall con una sonrisa y Roygun apretó sus puños escuchando sus palabras.

Rayos salieron de los ojos de ambas. Para Serafall Roygun era el único bache para su relación con su amado y viceversa.

-Si eso es todo puedes irte, tengo cosas que hacer -habló Serafall, su mente estaba pensando en otras cosas que no salían de su mente.

-Sigh... por lo menos dime dónde está Goku -comentó Roygun cruzando sus brazos bajo su enorme busto, manteniendo un tono relajado.

-Está entrenando... que es lo que debería estar haciendo yo -respondió Serafall suspirando y entonces la caja a su lado se sobresaltó.

"QUE GOKU ESTÁ ENTRENANDO"

Quien había estado todo este tiempo en aquella caja no fue otro que Sirzechs Gremory, quien tuvo curiosidad por saber por qué Serafall se veía tan triste desde que regresó al castillo de los Sitri.

-¿Sirzechs? -preguntó Roygun reconociendo aquel cabello inconfundible, sabía que era Sirzechs pero no sabía qué hacía exactamente en la caja.

-¡Hey Roygun! ¿Todo bien? -preguntó sonriente el pelirrojo pero sintió un escalofrío al ver a Serafall cruzándose de brazos con cara poco contenta.

-¿Qué hacías aquí Sirzechs-ch... Sirzechs? -pregunto Serafall y el pelirrojo se rascó la nuca con una sonrisa nerviosa en su rostro.

-Verás te vi triste y quería saber porqué, pero ahora lo entiendo -explicó el de ojos azules- ¿En qué lugar está entrenando Goku, Serafall?

-En un lugar llamado Qlippoth, es un recóndito lugar y uno de los más peligrosos del inframundo -informó Serafall mientras que Roygun asentía.

-Dicen que ahí habitan bestias muy peligrosas, pero mi Goku es poderoso y sé que puede con todo -habló Roygun con una sonrisa gentil.

Serafall quiso mostrarse igual de positiva que su rival, por un momento sintió algo de envidia... Roygun no se veía preocupada y confiaba en en éxito de Goku, ella debería hacer lo mismo.

Sirzechs en cambio tenía los ojos clavados en el suelo mientras discurría sobre la noticia tan impactante que le acababa de dar Serafall.

"Goku está ahora mismo entrenando en uno de los lugares más peligrosos del inframundo preparándose para la guerra... ¿y yo qué estoy haciendo?"- se preguntó Sirzechs apretando sus puños mientras sentía una enorme impotencia.

Fácil: estaba perdiendo valioso tiempo escondido bajo una caja entre tanto que espiaba a Serafall.

Goku siempre aspiraba a superar sus límites, nunca bajaba la cabeza ante ningún adversario y siempre que caía se levantaba más fuerte.

¿A qué aspiraba él?

A nada; Sirzechs no tenia grandes aspiraciones ni anhelos para el futuro, simplemente se convertiría en el heredero del clan Gremory y ya. Nada más.

Goku estaba motivado por el hecho de que hacerse más fuerte le permitiría proteger no sólo a su familia y amigos, sino a todo el inframundo.

¿Cuáles eran sus motivaciones?

Ninguna; nació como un demonio talentoso y participaría en la guerra por palabra de sus padres y no por iniciativa propia como Goku.

¿Por qué se levantaba cada mañana?

Por nada; su despertar en cada amanecer era una rutina... Sirzechs no tenía ningún objetivo propuesto en su mente al empezar cada día.

¿Por qué luchaba? ¿Por qué vivía? ¿Cuál era su razón de existir? Miles de preguntas circulaban por la mente del pelirrojo en estos momentos.

"Debo hacerme más poderoso"- Sirzechs lo tenía más que claro, sólo hallaría la respuesta a aquellas preguntas alcanzando una ella cosa:

El poder.

Con ese pensamiento Sirzechs se fue de imprevisto mientras tenía la mirada pérdida, tenía mucho de lo que pensar durante estos días.

-¿Qué le ocurre ahora? -preguntó Roygun con curiosidad mientras volvía a cruzarse de brazos.

-Quiere hacerse más fuerte de lo que es y no quedar atrás ante Goku, yo también voy a entrenar duramente para superarme a mí misma -declaró Serafall con su sonrisa característica.

Roygun abrió sus ojos ante aquellas palabras, ¿acaso Serafall pretendía hacerse más fuerte para impresionar a Goku y así quedarse con él?

"¡No puedo perder ante ella!"- Roygun estaba dispuesta a entrenar, si podía volverse más fuerte que Serafall mejor, con eso definitivamente y sin lugar a dudas se ganaría el corazón de Goku.

"¡No puedo perder!"- pensó Serafall apretando sus puños mientras compartía una mirada con Roygun, la guerra del inframundo no era la única guerra que se estaba desarrollando ahora...

Pese a que Goku no estaba presente, seguía influenciando a sus amigos de una u otra manera a volverse más fuertes y superar sus límites.

Con Goku.

Goku estaba sobre su rodilla mientras se traje negro estaba algo destruido, como si le hubieran disparado llamadas de fuego a quemarropa.

"Sigh..."

Sabía desde un primer momento que no tenía opciones de ganar a Tannin, pero la victoria fue aplastante para el rey dragón de las llamas.

"Sigh..."

Todos y cada uno de sus ataques fueron en vano, sus llamas parecían una cerilla frente a las poderosas llamas de Tannin, que de no evitarlas e habrían carbonizado absoluta y totalmente.

"Sigh..."

Incluso su espada se rompió cuando intentó atravesar la piel del dragón, tendría que buscar forma de repararla o desecharla en el peor de los casos si la espada no tenía arreglo posible.

-¿Ahora qué... vas a acabar conmigo rey dragón? -preguntó Goku mientras se levantaba lentamente encarando el enorme dragón de escamas rojas.

Tannin comenzó a dar vueltas alrededor de Goku mientras le observaba, hasta que se puso frente a él con orgullo, como la mayoría de dragones.

-¿Por qué has venido hasta aquí demonio? -preguntó el rey dragón con curiosidad por saber la respuesta de Goku, quien se levantó.

-Q-quiero que me entrenes por favor, quiero que me ayudes a ser más fuerte... -respondió el rubio mientras esbozaba una sonrisa sincera.

-¿Por qué quieres hacerte más fuerte? He visto durante cientos de años a los de tu especie, seres que piensan en la dominación mundial y en nada más -cuestionó Tannin recordando a Lucifer.

-Quiero ser más poderoso para establecer paz en el inframundo... y para lograrlo debo acabar con esta guerra -le respondió Goku aplicando el dicho de "Si quieres paz, prepárate para le guerra".

-¿Establecer paz? La paz es algo que nunca existirá, siempre habrán dos seres que piensen distinto y eso llevará eventualmente a una guerra, la luz no existe sin la oscuridad -continuó Tannin refutando la lógica ingenua de aquel demonio.

-Lo sé, pero mientras viva no me rendiré, lucharé hasta que mis huesos se destruyan por conseguir esa paz... quiero proteger a mi familia y a todos mis amigos -prosiguió Goku viendo a Tannin

"Debo hacerme más fuerte para protegerte a ti y al inframundo, de lo contrario moriré en esta guerra"- Goku recordó las palabras que le dijo a Serafall y apretó sus puños más convencido todavía.

No podía defraudar a Serafall ni a ninguno de los que habían confiado en él, regresaría de su entrenamiento más fuerte que nunca y acabaría con esta guerra para conseguir esa paz anhelada.

-Eres ciertamente un demonio interesante, pero para que te pueda entrenar debes mostrar tu valía -habló el gran dragón mientras se giraba.

-¿Mi valía? ¿Cómo podría hacer eso? -preguntó Goku percatándose de que el dragón se estaba marchando en dirección al gran árbol Qlippoth.

-Sobrevive cuanto puedas demonio -aconsejó Tannin antes de desaparecer como por arte de magia para colmo y disgusto del demonio.

Antes de que Goku pudiera percatarse diez bestias mágicas le empezaron a rodear con un aire sigiloso, haciéndole tragar saliva

Estaba herido y algo cansado, además de que su espada se había roto peleando contra el rey dragón. Sus opciones de ganar eran reducidas.

-Tengo que darlo todo para salir de ésta -habló el rubio suspirando con resignación mientras se ponía en defensa viendo a las bestias mágicas.

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Fin del capítulo.

¿Qué les pareció?

Gracias por el apoyo que le dan al fic, prometo seguirlo siempre y cuando lleguemos a los 130 votos. Espero que hayan disfrutado la lectura.

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