Princesa desterrada
Renuncia de derechos, los personajes qye salgan aquí son de sus respectivos autores.
"....."
Silencio.
Esa palabra definía el momento actual.
Todos estaban reunidos en la sala principal del castillo Phenex. Sirzechs y los demás se encontraban con rostros serios en el lugar.
Reaven les había llamado ya que era un importante asunto que concernía a todos los miembros de la facción anti-maou.
Un enemigo, por lógica perteneciente al otro bando, había invadido su territorio. Más bien, había entrado en él, pero no en las condiciones más óptimas. Sino todo lo contrario.
El estado de las lesiones de Grayfia sin duda era algo que creaba una gran incógnita en todos ellos, y para su sorpresa Goku consiguió sanarla un poco, no con lágrimas sino poder demoníaco.
-Todavía sigo sin entender cómo es que pudiste sanarla así de fácil -balbuceó Falbium golpeando con su codo el costado del Phenex.
El rubio estaba sentado a su lado, al igual que el resto de sus amigos, en una de las escaleras que conducía al piso superior de la mansión.
-Son gajes del oficio -respondió Goku sin darle mucha importancia al asunto, su mente estaba en otra parte en este preciso momento.
No, más bien en otra persona.
Serafall pareció percatarse de ello, pues muy pocas veces había visto tanta preocupación en el rostro de Goku. Podía contarlas con la mano.
No alcanzaba a entender el motivo por el que Goku estaría preocupado por ella. Sí, su amigo y actual prometido era bastante bondadoso, pero ahora estaban hablando de una enemiga.
Eso le recordó a la paliza que sufrió a manos de Grayfia, la persona que incentivó indirectamente en ella una motivación para volverse más fuerte.
No sólo en ella, sino también en Goku, ya que éste sintió la necesidad de volverse más fuerte para poder protegerlos a todos ellos.
"No es nada normal... ¿acaso ocurrió algo entre ellos?"- por más absurdo que sonara, Serafall no veía otra explicación a la preocupación de Goku.
-¿Qué va a pasar en cuanto ella se despierte y le saquemos la información? -preguntó Falbium, pronunciándolo con su habitual pereza.
-Todo depende de la información que nos diga, aunque tratándose de una enemiga... -respondió Ajuuka pero Goku negó sabiendo lo que diría.
-Creo que si está aquí y en esas condiciones es por una razón ajena a su voluntad... en ese caso no sería tanto una enemiga, ¿no? -propuso Goku aunque eso no sonaba tan descabellado.
-Como dije, todo depende de lo que nos diga -pese a la respuesta de Goku Ajuuka insistió en su punto. Aunque en verdad razón no le faltaba.
Reaven estaba cada vez más convencida de que algo le ocultaba su hijo respecto a Grayfia, parecía estar defendiéndola... o algo así.
Sonaba loco, pero se le pasó por la cabeza que tal vez su hijo se pudiera haber encontrado con aquella chica durante su entrenamiento.
Pero bueno, sonaba loco.
Serafall tenía el mismo presagio que su futura suegra y la verdad rogaba que sólo fuera eso. Un presagio, pero temía que era algo más que eso.
-En todo caso, no nos dirá nada si estamos aquí abajo jeje -agregó Goku minutos después, rascándose la nuca- Así que iré a verla.
La preocupación pareció desaparecer de su rostro mientras se levantaba y se daba la vuelta para subir a ver a la diablesa peliplateada.
Serafall hizo ademán de seguir sus pasos pero prefirió quedarse en su lugar junto a sus amigos, no tenía muchas razones para ir tras Goku...
¿O sí?
Con Grayfia.
La diablesa comenzó a abrir sus ojos llenos de desconcierto, debido a que se hallaba en un ambiente prácticamente desconocido para ella.
Pronto su mente se iluminó con los recuerdos anteriores a su desmayo, cuales provocaron que una mueca de tristeza se instalara en su rostro.
"¿Dónde estoy?"- era palpable la confusión en las delicadas facciones de Grayfia. Sólo veía un techo sobre ella completamente oscuro.
Era un cuarto simple pero a la vez lujoso: había una enorme cama junto a un armario y una mesa que servía como escritorio junto a una silla, eran elementos sencillos los que formaban el cuarto.
Eso le dio a entender que se hallaba en la casa de un noble, probablemente uno de rango medio-alto a juzgar por aquellos muebles.
Trató de levantarse pero enseguida su tríceps femoral sufrió una contracción que le obligó a ahogar un grito y a la vez, darse cuenta de algo.
"Sea quien sea la persona que me haya encontrado... curó todas mis heridas"- indagó Grayfia volviendo a recostarse en la cama.
"No deberías hacer esfuerzos Grayfia, puede que estés sanada pero tus músculos todavía necesitan reposo debido al desgaste"
Dichas palabras hicieron que ella se pusiera en guardia a pesar de su estado, y al percatarse de quien era su corazón se contrajo al momento.
-¿Go-Goku? -preguntó Grayfia pero era más que evidente que se trataba de él. Era inconfundible.
Goku sin responder, caminó hacia ella mientras sostenía una bandeja con algunos alimentos. No supo porqué, pero esto le produjo un dèja-vu.
Enseguida lo recordó, fue cuando Serafall perdió justamente contra Grayfia. ¡Menuda coincidencia! Sólo que ahora el asunto con la diablesa era un poquito más complicado.
Al igual que con su prometida se sentó en la cama y dispuesto a alimentar a Grayfia tomó una cuchara con la sopa pero no fue tan fácil.
Grayfia se cruzó de brazos y con un leve rubor sobre sus mejillas desvío la mirada sobre Goku, ¿por qué quería darle de comer? ¡Ella era capaz!
-¡Vamos Grayfia! Debes comer algo para recuperar energías -le aconsejó Goku con su habitual sonrisa tomando de nuevo la cuchara.
-Soy perfectamente capaz de hacerlo sola, gracias -habló Grayfia con su característica frialdad, intentando estirar su brazo para tomar la cuchara por su cuenta. Ella era capaz, ¿no?
Entonces, la adolescente volvió a tener una contracción, pero esta vez en el brazo derecho donde tuvo la intención de tomar la cuchara.
-Con que perfectamente capaz de hacerlo sola, ¿eh? -con una sonrisa burlona soltó Goku aquellas palabras y Grayfia le fulminó.
-Hmpf, esta vez permitiré que me alimentes... -así como antes volvió a cruzarse de brazos con el anterior rubor presente en sus mejillas.
La sonrisa de Goku se ensanchó al ver la disponibilidad de Grayfia. Esta vez sí la cuchara con sopa se introdujo en su cavidad bucal.
Grayfia no dijo nada más y siguió así mientras Goku seguía alimentándome a base de sopa y pan. Por cierto, el mejor pan que había probado hasta la fecha, ¿de dónde rayos salía aquello?
Hasta el rubio le limpió la boca con una servilleta, un gesto que si bien le habían hecho varias veces los sirvientes del castillo Lucifuge, le provocó sensaciones distintas a manos del demonio... ¿por qué rayos era tan amable?
Una de dos: o era retrasado, o demasiado ingenuo. Grayfia optó por la segunda, aunque decidió preguntar para salir de dudas.
-¿Por qué te portas así conmigo? -preguntó ella queriendo saber el motivo de su amabilidad.
Goku parpadeó tras oírla, como si acabasen de preguntarle algo demasiado obvio. Pero luego, esbozó una amable sonrisa, habitual en él.
-Porque me caes muy bien y porque cumpliste con aquello que te dije ese día -respondió Goku y la confusión en ella no tardó en manifestarse.
"Piensa en todas esas personas a las que has hecho feliz con aquellos alimentos, eso es hacer lo correcto Grayfia... luchar por proteger a todas esas personas, sólo piensa en lo que te digo Grayfia".
-Hace un par de semanas volví a ese lugar y resulta que ellos tenían incluso más alimentos que los que dejamos esa vez, ¿fuiste tú verdad? -preguntó el rubio con una gran sonrisa.
La diablesa no respondió de inmediato, entretanto Goku alejó la bandeja de comida ya vacía para actuar con más comodidad.
-Sí... fui yo -Grayfia fue articulando dichas palabras con algo de lentitud, no era tan fácil expresarse para ella- Todas esas personas sufren porque hemos iniciado esta guerra, mi deber es ayudarles como sea. Si nosotros no hubiéramos empezado esto, tal vez ellos...
Grayfia bajó la mirada, a pesar de que había contribuido de cierta manera para ayudarles todavía seguía teniendo remordimientos.
"Así que por eso lloró la otra vez"- indagó Goku de forma perspicaz y sonrió- No tienes porqué culparte Grayfia, participaste en esto porque no tenías remedio. Debemos centrarnos en lo que podemos hacer, no en lo que no hemos hecho.
Grayfia alzó la cabeza, encontrándose así con los ojos llenos de esperanza del Phenex. Ella no supo cómo, pero el estar cerca de él le brindaba una sensación de confianza inalcanzable.
La sensación de que hasta lo más imposible podría conseguirse si tenía a Goku a su lado.
Como si pudiera tocar la luna con sus manos.
Como si pudiera alcanzar las estrellas que resplandecían cada noche en el firmamento.
-Gracias... -murmuró la hermosa diablesa inaudiblemente, pero Goku al ser un demonio pudo oír sus palabras perfectamente.
-¿Por darte de comer? No fue nada jeje -Goku le restó importancia al asunto, y Grayfia le golpeó el brazo- ¡Auch! ¡Oye, pero si no dije nada malo!
-No, tonto -le reprendió ella con una mirada gélida, pero al ver el gesto apenado de Goku suspiró y esbozó una diminuta sonrisa.
-¡Jajajaja te hice reír! Pensé que era imposible pero al final lo conseguí -exclamó el muchacho con alegría, dándose palmaditas en la espalda mentalmente. Seguro que batió un récord.
-¿Acaso me estás llamando aburrida? -preguntó Grayfia con el entrecejo fruncido y el rubio tragó saliva negando ante aquellas palabras.
Bueno, tampoco es que Grayfia fuese la persona más divertida con la que se había encontrado en su vida. Su sentido del humor no era lo que más destacaba en ella, más bien su carácter gélido.
-Bueno... ¿entonces por qué me agradeces? -tan veloz como un relámpago Goku cambió de tema.
Aunque realmente Goku estaba intrigado por saber qué era lo que Grayfia quería agradecerle.
-Desde que me perdonaste la vida en aquel día no has hecho más que tratarme bien a pesar de que éramos enemigos y estoy segura de que fuiste tú quien me encontró y sanó mis heridas... nuevamente me salvaste -respondió Grayfia sin mirarle directamente- No entiendo porqué eres así conmigo, definitivamente eres un chico raro.
Sí, Goku era un chico raro. Pero aun así...
Le agradaba.
Goku se rascó la nuca ante lo último dicho por ella. ¡Él no era raro! Pero nuevamente le regaló una de sus radiantes sonrisas a la bella diablesa.
-Ya te dije que me caes bien y en verdad... me gustaría que fuéramos amigos -agregó él haciendo que Grayfia abriese los ojos.
¿Amigos? Pero, ¿por qué?
-Pero antes de eso, me gustaría saber quién te hizo esto y cómo acabaste aquí -añadió, yendo por fin al grano. Al meollo de la cuestión.
El rostro antes alegre de Goku ahora era uno totalmente enseriado, ya que le debía explicaciones a sus amigos y además, fuese quien fuese el responsable de las heridas que presentó Grayfia lo pagaría bastante caro.
-N-no sé cómo pero mi padre Lord Lucifuge descubrió que nos vimos aquel día y estuvimos repartiendo esos alimentos a los habitantes de aquel lugar -habló Grayfia con la mirada baja- Me acusaron de traición ante el tribunal de las seis casas de Lucifer y me desterraron del clan después de que... recibiera mi castigo. Perdí la consciencia y al despertar vi que estaba aquí.
Grayfia comenzó a sollozar pero su orgullo impidió que las lágrimas emergieran en su rostro y limpiasen su alma atestada de dolor y tristeza.
Goku estaba hirviendo de furia y hacía todo lo posible por controlarse y mantener su raciocinio, ¡¿Qué clase de padre le haría eso a su hija?!
Supo que al decir 'castigo' hacía alusión al motivo de sus heridas físicas, que fácilmente Goku pudo sanar. Pero las heridas del alma, tardarían en cicatrizar un buen tiempo... O no.
Hay heridas que nunca cerrarán.
Sin pensárselo mucho Goku la abrazó, guiado por un instinto que emergió de lo más profundo de el, hecho que sorprendió mucho a Grayfia.
Su madre le solía abrazar cuando de niño se frustraba porque una técnica no le salía como quería, Goku comprendió que era un gesto que se hacía para consolar a alguien en momentos de tristeza, como la irradiada por Grayfia.
-Lo siento Grayfia yo... ¡Si no hubiera sido por mí y por mi insistencia a que me ayudaras no te habría pasado nada de eso! -habló el rubio abrazando a la diablesa con suma firmeza.
Sí, fue su culpa.
Culpa de su "egoísmo", pues no pensó que hacer aquello tuviera repercusiones negativas para Grayfia. Se emocionó al verla y quiso que compartieran un momento para conocerse mejor, a la vez que ayudaban a la gente.
Pudo haberlo hecho sólo pero también arrastró consigo a Grayfia con sus insistencias para que ella le ayudase, ahora era culpa suya el fatídico hecho de que la hubieran desterrado.
Claro, si sus amigos se hubieran enterado de que colaboró con una enemiga le habrían echado una reprimenda y todo se habría terminado allí, pero lamentablemente no era el caso de Grayfia.
Ella estaba sola, sin nadie en quien apoyarse pese a tener un padre y un hermano. Y ahora ni eso, todo aquello era lo que lamentaba Goku y por eso se disculpaba abrazándola así.
Grayfia quiso apartar a Goku durante el primer instante pero tras oír sus palabras nuevamente su corazón sufrió una contracción, y susurró un sutil "lo siento" mientras una lágrima bajaba por su mejilla aterrizando en la espalda de Goku.
-Pero no estás sola, me tienes a mí, prometí que te protegería, ¿lo recuerdas...? -preguntó Goku y Grayfia asintió por reflejo, totalmente ensimismada- No dejaré que te ocurra nada malo ahora que estás conmigo Grayfia.
Aquellas palabras abrazaron su solitaria alma y le colmaron de un sentimiento que ella no supo describir, pero que calentaba su corazón.
Sólo cerró los ojos y se fundió en el abrazo, disfrutando del momento y deseando que ese momento de paz durase para siempre.
Como un sueño eterno.
Más tarde.
Goku dejó la habitación para reunirse con sus amigos y ponerles al corriente de la situación de Grayfia. Tanto física como lo que respectaba lo otro, llevaban esperándole un buen tiempo.
Les dijo que su salud ya no corría peligro y para explicarles las razones del exilio tuvo que confesarles que repartió alimentos con Grayfia.
Si bien a todos les pareció un gesto muy noble, fue muy imprudente que se juntara con el enemigo, por un descuido como aquel pudo estallar la guerra en ese mismo instante.
Conocían muy bien a Goku y sabían lo impulsivo que era él en varias ocasiones, pero se alegraban de que aquel asunto no pasara a mayores.
Reaven confirmó las sospechas que tenía desde antes y pudo deducir que entre esa chica Lucifuge y Goku había una especie de 'amistad', lo que explicaría la preocupación de Goku.
Serafall llegó a una conclusión similar, pero por alguna razón tenía un mal presentimiento. ¿Quizás porque su amigo de la infancia, a quien amaba, y su actual prometido, era amigo de la chica que la humilló hace justo un mes?
Ahora que los presentes ya se habían situado en el contexto, Goku pudo desembocar en las razones de la repentina aparición de Grayfia.
-Lord Lucifuge supo que Grayfia me ayudó, y en cuanto lo supo el tribunal de las seis casas de Luzbel le sentenciaron al destierro, antes de eso... le sometieron a un castigo -contó el rubio, recordando con impotencia lo que le dijo Grayfia.
Ciertamente aquello sonaba bastante duro, no hizo falta que Goku lo dijera ya que todos dedujeron que el castigo era el responsable de semejantes heridas que presentó ella.
Serafall sintió algo de pena, no se imaginaba que sería de ella si fuera desterrada, pero eso no quitaba que seguía siendo una enemiga.
Además, lo recuerdos de la paliza que sufrió a manos de Grayfia aún seguían presentes. No la perdonaría tan fácil, aunque ahora es más fuerte.
-Así que tenías razón, ella no está aquí por voluntad propia... esto es problemático -habló Falbium suspirando con bastante molestia.
-O puede que esto sea una treta para engañarnos, no lo sabemos -propuso Ajuuka sabiamente pero Goku negó con confianza.
-Lo dudo, no tengo pruebas para demostrarlo... pero confío en ella -contestó él, sorprendiendo así a sus amigos- Además, es mi culpa si ella ha sido desterrada. No puedo quedarme de brazos cruzados sin ayudarla si tengo la oportunidad.
-No me digas que planeas... -Ajuuka era inteligente y sabía de antemano qué intenciones tenía Goku. Así como también su madre Reaven.
-Sí, me gustaría que Grayfia se quede aquí mientras tanto, ella no es mala persona y en la guerra sería de gran ayuda para nosotros -habló Goku con una gran sonrisa en su rostro.
"...."
Ninguno era incapaz de entender el punto explicado por Goku, ¿por qué tanto empeño en alguien que era del bando contrario? Sí, sabían que Goku era ingenuo pero esto iba más allá de la mera ingenuidad. No lo comprendían bien.
Esto era una guerra civil entre demonios, las tretas y complots como mencionó Ajuuka eran algo normal y Goku podía estar siendo víctima de un complot hundido por la facción Maou.
Al menos, así lo veían ellos.
Pero ninguno se había puesto en el lugar de Grayfia, Goku pudo sentir en primera mano lo que ella sentía y tenía parte de la culpa, por eso tenía un punto de vista distinto. Claro, además de...
-Sabía que no lo entenderían... sigh, como quieran -habló él dándose la vuelta para subir, pero se detuvo- No lucho sólo por protegerlos a ustedes, sino a todas las personas inocentes que viven desprotegidas e indefensas, y Grayfia es una de ellas. Por eso la protegeré también.
Goku se giró ligeramente, intercambiando una mirada con Serafall. Esperaba que ella lo entendiese y estuviera dispuesta a colaborar, pero no fue así. Ni su prometida entendió.
Pero se lo esperó, ninguno de ellos salía de sus castillos para ver la dura realidad de las afueras.
Todos ellos luchaban para ganar esta guerra, pero Goku luchaba por protegerlos a todos. Ver que miles de personas se morían de hambre le hizo darse cuenta del error en el que estaban cayendo: priorizaron la guerra antes que la protección de las personas, pero el Phenex reflexionó a tiempo y replanteó sus ideales.
Su meta actual era proteger a cuantos pudiera y acabar con esta guerra, él no tenía metas a largo plazo como Roygun, Ajuuka o Sirzechs.
Mientras ellos querían ser la diablesa más fuerte, un excelente inventor o el más fuerte, respectivamente, Goku sólo quería vivir en paz. Eso le bastaba y eso es lo que quería alcanzar.
Grayfia sí lo entendió, ella estaba concienciada por el hecho de que muchos inocentes morían como víctimas secundarias de la guerra. Y, al igual que él, quería proteger a esas personas.
Viendo cómo Goku subía, Serafall se mordió el labio temiendo que su relación con Goku hubiera sido afectada por aquel pequeño desliz.
"¡He sido una tonta! ¿Por qué me quedé callada?"- se reprochó a sí misma buscando una respuesta, pero seguro no la hallaría muy pronto.
Sirzechs sonrió ante la ironía del destino:
-Imposible, ¿tan poderosa es ella? -preguntó a su vez Sirzechs, aterrado de que el otro bando de los Maou tuviera a gente de semejante envergadura.
-Sí pero no pudo vencerme, lo que pasa es que cuando estaba a punto de derrotarla... sentí algo en su interior que me hizo detenerme... creo que ella es buena persona -habló Goku confuso.
Ahora lo entendía mejor.
Esa chica que mencionó Goku... era Grayfia, ahora comprendía porqué tanta insistencia con ella. O bueno, eso creía el demonio Gremory.
Reaven conocía a su hijo. Sabía que se sentía culpable por lo ocurrido con la Lucifuge y quería remediarlo de alguna manera, pero no estaba en sus manos el tomar esa importante decisión.
Grayfia vio a Goku acercándose, había escuchado toda la conversación y cómo Goku la defendía. Su corazón latía a diez mil por hora.
No entendía porqué ese tonto incluso se enfrentó a su familia por ella. ¡¿Por qué razón?!
-Goku, ¡no era necesario que...! -Grayfia enmudeció al ver el rostro serio de Goku.
-Nos vamos -dijo con sencillez el chico rubio y Grayfia abrió sus ojos ante aquellas palabras.
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Fin del capítulo.
Bueno... ¿Qué les pareció el cap? No se preocupen, Goku sigue siendo el mismo sólo que anda un poco molesto porque sus amigos no conciben a Grayfia como lo hace él...
Pronto saldrá el siguiente cap pero agradecería un comentario opinando sobre el fic, ya sea una critica buena o mala, las leeré... Me ayudaría y animaría mucho, junto con los 150 votos :')
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