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¡Ejército al ataque!

Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Oscuridad.

Eso era lo único que veía Grayfia.

La diablesa permanecía sentada en una sala absolutamente a oscuras con brazos y piernas atadas con múltiples cadenas de antimagia.

Sus ojos azules estaban llenos de lágrimas, no existía palabra alguna para describir el inmenso dolor que estaba acumulado en su pecho.

Había traicionado la confianza de Goku, sus amigos y su facción entera... todo para salvar a su hermano menor Euclid del hijo de Beelzebub.

Ella no tuvo de otra, era eso o perder al único recuerdo vivo de su madre, pero seguramente le dolía más haber perdido para siempre a Goku.

Cuando regresaron del reparto de alimentos Grayfia subió a su cuarto, Beelzebub le dio una hora para que se reencontrara con él o lo pagaría bastante caro. Aquello la dejaba sin opciones.

Claro que pensó en recurrir a Goku, su héroe y salvador, pero Beelzebub se anticipó diciéndole que si lo hacía no sólo mataría a Euclid sino que también la mataría a ella misma sin dudarlo.

Durante esa hora Grayfia le escribió una carta a Goku, sabía que después de que él leyera la carta la odiaría para siempre, pero lo tenía merecido.

Goku lo dio todo por ella, literalmente todo. Pero ella le había traicionado para salvar a su hermano de morir a manos de Beelzebub.

Después de escribir la carta pensó en ver a Goku una última vez, pensó en decirle cuánto le amaba... pero no tuvo el valor de verle la cara y desapareció del lugar en un circulo mágico.

Ahora estaba en las mazmorras del castillo Lucifuge, totalmente a oscuras como su corazón luego de haber perdido a su única luz... a Goku.

Lo único que podía hacer en estos momentos era arrepentirse por todo: por su destino, por no haber podido decirle a Goku cuánto le quería, por haberle traicionado... sobretodo por esto último.

Nunca debieron conocerse desde un principio, todo habría sido mucho más fácil para los dos.

Ahora le dolía tanto el pecho que sentía que el corazón podía parársele de un momento al otro... ese debía ser su castigo, se lo merecía.

-Rev... lo siento tanto -Grayfia lloró anhelando que Goku fue en su ayuda, pero nadie lo haría. Estaba sola, siempre estuvo sola en el fondo.

Toda esa oscuridad que Goku había estado desvaneciendo a lo largo de estas semanas estaba volviendo a su alma y abordándola.

Grayfia se negó a ceder a pesar de que en su mente se sucedían sin fin imágenes donde ella fue torturada con látigos, humillada, encerrada durante días... esa oscuridad dentro de su ser.

Pero a su vez los bellos recuerdos que vivió con Goku luchaban por prevalecer. La mente de Grayfia era un campo de batalla entre luz y oscuridad, y las consecuencias eran visibles.

Lágrimas, lamentos, inestabilidad emocional... todo aquello que Goku había estado sosteniendo ahora se estaba derrumbando paulatinamente.

Después de todo perdió a su pilar emocional, aquel que le hizo vivir de verdad y le enseñó el camino de la felicidad. Todo fue por su culpa.

"Esto está un poco oscuro kukuku"

Grayfia abrió sus ojos con terror al escuchar tales palabras y de repente una luz se encendió, tuvo que apartar la mirada por la luminiscencia.

Después de unos segundos Grayfia pudo verificar quien era el dueño de esa voz tan desagradable, y sus sospechas se volvieron evidencias al ver aquel cabello plateado.

-Rizevim... -habló reconociendo al hombre.

No sólo se hallaba presente el hijo del Maou Lucifer sino que asimismo estaban Tsuufame Leviathan, su hija Katerea y Bidleid Beelzebub.

-¿Me reconociste? Kyaa, me siento halagado... pero tú no te ves tan bien Grayfia -habló Rizevim observando el rostro deplorable de la diablesa.

Katerea se acercó a ella y tras mirarla con evidente repulsión durante varios segundos no pudo contener las ganas de abofetearla.

Plaf.

-¡Mírate! Pasaste de ser la esperanza de esta facción a ser una asquerosa pordiosera, me das lástima Grayfia -insultó abruptamente Katerea.

Grayfia no se inmutó, no le importaba lo que Katerea pensara de ella, y personalmente había recibido insultos más graves de su propio padre.

-Katerea tiene razón, aunque tu exilio fue una farsa nos traicionaste tan fácilmente... ¿crees que no sabía lo feliz que eras ahí, con el chico Phenex? -preguntó Tsuufame observándola.

Grayfia no respondió igualmente, si la opinión de Katerea no le importaba en absoluto lo que dijera su madre Tsuufame no lo haría nada diferente.

-Pero nunca le volverás a ver, ahora regresarás de donde nunca debiste salir -agregó Tsuufame severamente- Y esta vez, sí pelearás de verdad.

-¿Q-qué? -Grayfia habló por primera vez, pensó que sólo la mantendrían encerrada pero obligarla a luchar... No, ella nunca sería capaz de hacerlo.

Tener que dañar a su amado, a Sirzechs, Ajuuka, Roygun, Falbium... ¡y hasta Serafall! No se sentía capaz siquiera de dar la cara tras traicionarles.

Todos esos lazos que Grayfia había forjado a lo largo de este mes se habían roto con aquella traición, pero los recuerdos seguían presentes y eso nadie sería capaz de borrarlo de su mente.

-Pero antes -interrumpió Beelzebub dando un paso al frente- Indagaremos en la mente de Grayfia para averiguar un poco más sobre nuestros enemigos más peligrosos, veamos.

Grayfia forcejeó al ver que Beelzebub quería poner una mano sobre ella, y el hijo del Maou sonrió mientras que negaba con la cabeza.

-Sabíamos que eso pasaría, y si te obligamos a la fuerza eso podría dañar tu mente, así que tomamos medidas... -Beelzebub chasqueó sus dedos al instante y Grayfia palideció al verle.

Un círculo mágico con un pentagrama en su interior apareció en el cuello de Grayfia, quien soltó un alarido de dolor ante aquel círculo.

-La marca del exilio que te puso tu padre no era más que un hechizo de sumisión, ahora que lo he activado el hechizo "te castigará" por cada acto... o pensamiento de traición hacia nosotros, ahora nunca podrás huir -habló Beelzebub sonriendo.

Grayfia liberó varias lágrimas sintiendo cómo su interior ardía mientras a su vez el círculo se iluminaba. Intentó frenar sus pensamientos para evitar que el hechizo le siguiera doliendo tanto.

-Eso está mejor, mientras seas obedientes menos te dolerá -indicó Beelzebub mientras buscaba algo en su chaqueta- Aquí está.

Beelzebub sacó un viejo grimorio cuya portada tenía un pentaculm con letras en hebreo antiguo encima que traducido todo sería "Gran Grimorio".

-Este libro lo escribieron tu padre Lord Lucifuge además de Lord Lucifer, aquí se encuentran los hechizos más antiguos del inframundo -habló el hijo del Maou Beelzebub pasando de páginas.

Se detuvo en una página que tenía como título "Amón", y comenzó a recitar lo que ponía en ella con su mano puesta sobre la cabeza de Grayfia.

Grayfia soltó un grito de dolor y Beelzebub prosiguió sin importarle eso, leyendo entre los recuerdos que albergaba ella en su mente.

-Hmm, así que el chico Phenex es a quien amas... bueno da igual, ahora conozco cómo funciona su poder, y el del chico Gremory -habló Beelzebub tras haber visto la pelea de ambos.

Katerea quiso golpearla, más que nada por los celos que le producía saber que Grayfia tuvo lo que ella jamás tuvo y tendrá nunca. Un amante.

-Estos datos del chico Phenex serán útiles para Zerikel, ya debería estar llegando ahí -Beelzebub creó un círculo mágico y puso su mano en él.

"Oh, que es poderoso... pero no supondrá un problema. Ya estamos a unos metros, en cuanto llegue activaré la barrera"- la voz de Zerikel sonó al otro lado del círculo mágico de Beelzebub.

-Recibido, Rizevim es tu turno -habló Beelzebub mirando a su amigo, quien sonrió infantilmente.

Rizevim sacó un anillo que tenía dibujado un pentaculum dentro de una joya carmesí. Era el anillo de Salomón, dado por Elohim a través de Michael para someter a los 72 pilares.

-Okay, toca viajar al noveno infierno donde se halla mi amigo Judas... -espetó Rizevim proyectando un círculo mágico desde aquel anillo- Nos vemos chicos, hasta luegooooo~

Rizevim desapareció entonces.

-En cuanto a ti... Grayfia -pronuncia Tsuufame Leviathan con énfasis- Vendrás con nosotras, es hora de que cumplas con tu misión y combatas.

Grayfia vio con horror cómo Leviathan sacaba un cuchillo y lo acercaba a ella peligrosamente.

Territorio Phenex.

¡BOOOOOM!

Una explosión abrumadora resonó por todo el territorio Phenex. El castillo de invitados había sido derribado como producto de la explosión.

Escombros se podían ver esparcidos por el terreno, el castillo principal estaba agrietado pero todavía lograba sostenerse en pie.

Sirvientas, guardias y demás... todo eso había sido destruido en el acto pues la explosión fue colosal, y eso que las paredes del castillo tenían cobertura mágica. Pero no fueron suficientes.

A lo lejos se podía divisar varias decenas de legionarios miembros de la facción de los Maou, habían venido a conquistar el territorio Phenex.

Aquellas tropas estaban siendo lideradas por un pelinegro vestido con un abrigo negro con un traje por debajo y unas botas metálicas blancas.

"No veo al Phenex por ninguna parte, sería una gran decepción que muriera por algo como esto"- pensó el hombre divisando las ruinas del castillo a lo lejos. No era otro que el hijo de Asmodeus.

"¡Estamos bajo un ataque!"

Alertados por el ruido de la explosión se acercaron los soldados que se hallaban en lugares cercanos, y los que sobrevivieron se juntaron recibiendo lágrimas fénix para sanar.

Varias de sus heridas comenzaron a sanar debido al efecto de las lágrimas, pero a los muertos era imposible devolverlos a la vida.

-M-mi esposa... ¡debo ir a buscar a mi esposa! -exclamó un soldado intentando correr hacia los escombros del castillo de invitados Phenex.

Su esposa fue una de las sirvientas que custodiaron el castillo donde vivió Grayfia, la mujer estuvo embarazada de gemelos.

-¡No es momento Sem! Ella ya no está entre nosotros... si quieres hacer algo útil lucha por vengarla -respondió otro deteniendo a Sem.

Sem cayó de rodillas, tras cien años su esposa por fin consiguió embarazarse... ¡y de gemelos! Pero ahora la vida se lo había arrebatado todo.

El hombre puso su mano en el hombro de Sem, quien se levantó apretando sus puños. Debía ser fuerte en estos momentos, al menos para honrar a la memoria de su fallecida esposa y sus hijos.

Él no era el único, muchos eran los que habían perdido a familiares y amigos suyos, pero ahora no podían concentrarse en buscar sus cadáveres entre los escombros, ahora debían defenderse.

-¿Dónde está Lord Goku? -preguntó uno de los soldados al no ver a su señor presente mientras las tropas enemigas se acercaban a su territorio.

-Le vi entrando al castillo de invitados antes de que sucediera la explosión, ¿acaso mi Lord habrá...? -respondió otro soldado con temor.

Pronto comenzaron los murmullos acerca de la posible muerte de Goku debido a la colosal explosión, pero entonces un hombre pelicafé, alto y corpulento, se puso enfrente de ellos.

-¡Recuerden que estamos hablando de un Super Devil, Lord Goku no caerá jamás ante algo como eso, así que pónganse todos en la formación alfa y esperen órdenes! -exclamó quien parecía ser el capitán del escuadrón con un rostro severo.

"¡Sí señor!"

Todos los soldados vociferaron al unísono y sostuvieron con fuerza sus lanzas y escudos, dispuestos a combatir con toda su alma.

El marqués Phenex poseía más de veinte legiones de demonios pero varias estaban dispersas en diferentes regiones, por lo que actualmente disponían de menos de la mitad.

Los soldados esperarían la llegada de su señor, las legiones del territorio Phenex estaban listas para la batalla contra el ejercito de Asmodeus.

Con Goku.

Sus ojos comenzaron a abrirse después de haber permanecido cerrados varios minutos.

-¿Dó-dónde estoy? -se preguntó viendo varios bosques alrededor, pronto notó que estaba en la zona ampliamente boscosa del territorio Phenex.

Las imágenes de la explosión llegaron a su mente. Tenía que levantarse, lo más probable es que estuvieran siendo atacados por los Maou.

-¡V-vamos! Debo levantarme... -Goku intentó apoyar sus brazos para ponerse en pie pero de repente se cayó al suelo y no pudo incorporarse.

Goku alzó su vista y se percató de algo muy escalofriante: su brazo izquierdo... no estaba, sangre goteaba del lugar impregnando el suelo verdoso de aquel liquido carmesí de la vida.

-M-mi brazo -tartamudeó Goku con el rostro pálido al ver su brazo faltante por causa de la explosión, que contenía poderes demoníacos.

Los demonios tenían la piel tan resistente como el acero pero si tenían la guardia baja ahí variaba la sensibilidad, esto sumado al hecho de que fue una fuerte explosión de poderes demoníacos.

-D-duele... ¡pero si me rindo aquí no podré proteger a nadie! -exclamó Goku apoyándose en su único brazo y se puso en pie tambaleando.

Sus padres no estaban presentes así que él era el único que podía liderar a las tropas del marqués Phenex, todos contaban con él y no podía fallarles. Así que empezó a caminar.

-Gray... tampoco puedo fallarla, prometí que la protegería -habló Goku recordando que la diablesa no estaba presente, ¿qué es lo que realmente había podido suceder con ella?

Ahora mismo no tenía tiempo para pensar en aquello, tocaba luchar para proteger su hogar.

-Parece que mi energía se ha estabilizado por fin... ahora debería probar -habló concentrando energía demoníaca en la zona donde faltaba su brazo- ¡AAAHHH! -gritó con todas sus fuerzas.

Tras ese estruendoso grito se formó una llama de fuego en la zona del brazo faltante y surgió un nuevo brazo debido a la regeneración Phenex.

Ellos eran capaces de regenerar extremidades perdidas pero perdían energía demoníaca en el proceso, siendo un Super Devil el gasto fue leve para Goku pero el esfuerzo sí que fue bastante.

"Funcionó, pero antes debo..."- Goku trazó un círculo mágico para intentar comunicarse con sus amigos pero al parecer no podía lograrlo.

"Han sido inteligentes, crearon una barrera mágica alrededor de esta región para bloquear cualquier tipo de conexión con el exterior"

Goku oyó la voz de Mephisto y abrió sus ojos.

-Entonces estamos solos, ¿verdad? -habló el rubio con una sonrisa amarga- Me las apañaré, pero necesitaré tu ayuda viejo familiar mío.

-Te dije que no me llamaras así mocoso -Mephisto comentó con un tic en el ojo- ¿Qué necesitas? No pretenderás que combata, ¿no?

-No, no, necesito que evacues a la población de los alrededores antes de que empiece la batalla de verdad -habló Goku con un rostro más serio.

-Me lo imaginaba... mantén tus ojos en la batalla mocoso, sé que ahora estás preocupado por esa chica pero no es momento -aconsejó Mephisto.

-Lo sé, pero no puedo evitarlo... espero que Sirzechs y los demás también estén bien, no pienso que seamos el único territorio atacado -añadió el rubio y Mephistoteles asintió.

"Si ellos están siendo atacados entonces tampoco podrán comunicarse... sean fuertes amigos, lograremos ganar esta guerra"- pensó Goku entretanto que apretaba sus puños.

-Lo más lógico es que hayan atacado las fortalezas de la facción anti Maou, pero sólo preocúpate por defender este territorio -señaló Mephisto- Suerte mocoso, la vas a necesitar.

-Igualmente anciano, nos vemos -ambos se despidieron yendo a direcciones contrarias pero con el mismo objetivo en su mente: proteger.

El Phenex aterrizó en el campo de batalla posicionándose frente a las legiones de su clan, quienes ampliaron sus ojos al verle presente.

-¡Mi Lord, regresó! -exclamó el capitán con una sonrisa que contenía toda su emoción, su rostro esperanzado representaba al resto de soldados.

Goku se volteó y vio los escombros del castillo de invitados. Volvió a apretar sus puños cuando todos los recuerdos que vivió con Grayfia en ese lugar abordaron su mente en aquel instante.

No era sólo por eso, sino que sirvientes, guardias y demás habían fallecido debido a aquella explosión. Apretó aún más sus puños.

Recordó a la esposa de Sem, un guardia que conocía desde pequeño, estuvo embarazada de gemelos. Cuando Sem le relató dicha noticia se le contagió la felicidad de su amigo soldado.

Pero ahora ella estaba muerta y Sem lo perdió todo, y probablemente varios sufrían lo mismo. Siguió apretando sus puños al punto que sangre salió de ellos y muchos se percataron de ello.

-Hoy han sido muchos los que nos han abandonado: amigos, esposas, hermanos, hijos... -habló Goku mirando a las tropas.

Muchos bajaron sus cabezas al oírle.

-Lo lamento, pero ellos no volverán jamás a nuestras vidas... no pudimos protegerlos, pero lucharemos para honrar su memoria. No teman soldados, peleen con toda su alma -prosiguió el demonio alzando su mano derecha al cielo.

Todos los soldados le imitaron y enseguida soltaron varios vítores levantando sus lanzas.

Asmodeus dio un paso al frente y cruzó sus brazos mientras Goku le miraba con seriedad.

-Sabía que estabas vivo pequeño, mis tropas y yo vinimos a acabar contigo y tomar este lugar -habló Asmodeus sonriendo- No te molestes en pelear, sé que eres capaz de potenciar tu poder demoníaco y alcanzar el Phoenix Lightning, ¿no?

Goku abrió sus ojos ante aquellas palabras, ¿cómo es que se había enterado de aquello? La única forma posible que se le ocurría era...

-¡¿Dónde tienen a Grayfia?! -demandó Goku elevando su poder brutalmente y Asmodeus sonrió, su provocación había surtido efecto.

-Tendrás que arrancarme las palabras de la boca pequeño demonio porque nunca lo sabrás -Asmodeus se puso en guardia mientras sonreía.

-Arrancaré tu alma si es necesario -la voz de Goku sonó más oscura de lo normal pero eso no llegó a intimidar al hijo del Maou Asmodeus.

-¡TROPAS ATAQUEN! -gritó Asmodeus erigiendo su brazo y sus legiones de demonios avanzaron entonces corriendo hacia el frente de la batalla.

Las legiones de Goku no se quedaron atrás y corrieron a su vez, preparados para atacar con sus lanzas y defenderse con sus escudos.

PAM.

Un choque brutal se produjo al instante.

Varios demonios del bando Maou liberaron sus alas y alzándose al cielo cayeron en picada hacia los soldados de Goku, que estaban en guardia.

Muchos se protegieron con sus escudos pero otros fueron atravesados por lanzas perdiendo la vida al momento por la potencia del ataque.

Ante eso los legionarios de Goku imbuyeron poder demoníaco en sus lanzas y gracias a eso se llevaron a muchos enemigos por delante.

Goku veía cómo amigos y enemigos caían muertos impregnando de sangre el campo de batalla, en el fondo lamentaba esta situación.

Pero esto era una guerra.

Era vivir o morir, matar o ser asesinado, sabía bien que no podía permitirse un solo momento de duda pues en ese instante en que él dudara tendría una lanza atravesando su cráneo.

-Permíteme presentarme adecuadamente pequeño -profirió Asmodeus mirándole- Mi nombre es Dataidosu Zerikel, hijo del Maou Asmodeus y descendiente de Lilith y Samael.

Era sabido que Samael tuvo un hijo con Lilith en la tierra de Nod antes de ser maldito por Elohim.

-Eso no me importa, ¡lo único que quiero saber es dónde demonios está Grayfia maldito! -gritó nuevamente Goku mirándole con seriedad.

-Ya te dije que... ¡ESO NO LO SABRÁS NUNCA! -vociferó a su vez Asmodeus mientras que una bruma negra de poder demoníaco le envolvía.

Asmodeus solidificó aquella bruma creando dos dagas negras gemelas y corrió hacia Goku con el objetivo de clavárselas ambas en su corazón.

Entonces Goku activó su Phoenix Lightning creando llamas a su alrededor, entonces le dio forma al fuego y creó una espada de llamas.

Aquellas dagas negras chocaron con la espada de fuego de Goku causando un pequeño temblor que sacudió la zona pero no tan fuertemente

-¡Es inútil! ¡Sólo con eso no podrás vencerme! -exclamó Asmodeus con una sonrisa salvaje.

-¿Quién dijo que era todo mi poder? -preguntó el Phenex y entonces las llamas de su espada cambiaron a un color azulado- ¡AAAHHH!

Goku expulsó llamas azules que obligaron a retroceder a Asmodeus, no le habían informado que el pequeño tenía más poder del que mostró.

-Ahora sí... vamos a luchar de verdad -habló Goku con ojos fríos que llegaron a asustar a Asmodeus, pero ahora no podía retroceder.

Con Roygun.

Roygun escuchaba maravillada el ensayo de Sirzechs en el coro de la principal ciudad de los Gremory, varios habitantes estaban presentes.

La ciudad Gremory era la capital de la facción anti Maou, vivían refugiados de otros clanes y recientemente acogieron a varios aldeanos.

Todos ignoraban la batalla que estaba aconteciendo en la que participaba su amigo Goku, la guerra civil había dado estallado pero ninguno era consciente de lo que sucedía.

Hacía una hora que ella regresó del territorio Phenex y pensó en visitar a Sirzechs nuevamente como venía haciendo últimamente estos días.

En cuanto terminó la canción de ensayo Roygun se levantó y aplaudió fuertemente, pero al ser la única se notó demasiado y se ruborizó.

-Lo hicieron muy bien chicos, tomen un descanso y en una hora retomamos el ensayo -comentó Sirzechs y aquellos niños asintieron enérgicamente bajándose del escenario musical.

Un niño se bajó del escenario y corrió hacia Roygun, sorprendiendo a la hermosa diablesa.

-¡Usted es muy bella señorita! -el niño exclamó cerrando sus ojos con fuerza mientras su rostro estaba sonrojado debido a la vergüenza.

-Oh... te lo agradezco pequeño -Roygun le acarició el cabello regalándole su mejor sonrisa y aquel niño volvió dando saltos de alegría.

-Parece que le caíste muy bien -Sirzechs habló con una sonrisa caminando hacia donde estaba Roygun, quien sonrió como de costumbre.

-Oh, ¿acaso estas celoso~ufu? -le preguntó Roygun con una mirada seductora y Sirzechs se sonrojó furiosamente ante aquellas palabras.

Los dos caminaron un par de metros en silencio y se sentaron tranquilamente en una banca.

-Me gusta esta paz que se respira... -Roygun habló en un susurro mientras exhalaba- ¿Y a ti?

-También, lucharé por preservar esta paz... para que todos los niños puedan soñar con un futuro mejor -habló Sirzechs con un brillo en sus ojos.

Roygun le vio con admiración en ese entonces, aquel brillo en los ojos de Sirzechs era similar al que tuvo Goku cuando habló con ella ese día.

-Goku quiere un mundo donde ángeles caminen a la par de los demonios y caídos, pero a mí me basta con vivir en armonía aquí en el inframundo -habló Sirzechs sonriendo y mirando al cielo.

-¿Por qué hacer de ambos un sólo sueño? Ganemos esta guerra y construyamos un nuevo inframundo, ¿de acuerdo Sirzechs? -preguntó la heredera Belphegor con una gran sonrisa.

-De acuerdo Roygun -Sirzechs asintió imitando aquella sonrisa y ambos se miraron un instante.

Aquella paz que se respiraba sería la última que ambos tendrían hasta dentro de un largo tiempo.

PUM.

PUM.

PUM.

PUM.

Cuatro poderosas explosiones demoniacas sonaron en cada esquina de la ciudad Gremory llenando de llamas la desafortunada ciudad.

Varios edificios se cayeron debido a aquella explosión enterrando consigo a decenas de personas que estaban en ellos o cerca de los mismos. Todos ellos quedaron sepultados.

Las personas huyeron despavoridas pidiendo una ayuda y un socorro que les era negado y se consumían en las llamas del infierno.

Decenas de tropas llegaron a la ciudad siendo comandadas por el hijo de Beelzebub, ante eso las legiones que estaban en el exterior de dicha ciudad corrieron para la batalla.

Sirzechs permanecía abrazado a Roygun mientras el poder de la destrucción le envolvía protegiéndole a él y Roygun de las llamas.

-N-no puede ser -Roygun se llevó las manos a la boca al ver cómo aquella ciudad fue consumida por el fuego en tan sólo un abrir y cerrar de ojos.

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Fin del capítulo

Ufffff, fue un deleite escribir este capítulo. Espero que les haya gustado, ¿fue así? 150 votos como siempre y pronto el siguiente.

Entiendan a Grayfia, no tiene estabilidad mental después de todo lo que ha pasado... Goku era su pilar y ahora que lo ha perdido pues eso... :(

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