Asalto al castillo
Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.
Tristeza.
Eso era lo que había en los ojos azules de Grayfia en estos momentos mientras veía la ventana de su cuarto en el castillo Phenex.
Dos largos días habían transcurrido desde que regresaron al inframundo. Sí, su viaje se acortó pues originalmente debían pasar más días ahí.
Todo por la confesión amorosa de Goku que no fue correspondida por Grayfia, su relación se vio muy abrumada por la tensión y la incomodidad.
Goku intentó disimular todo aquello pero era imposible que ambos pudieran hacer como si nada hubiera pasado, al menos no por ahora.
Grayfia, sintiéndose fatal por la situación que había provocado, fingió malestar diciendo que necesitaba volver al inframundo para reposar y esa misma tarde volvieron sin perder tiempo.
Ella lloró en las dos noches tras su regreso. Tan grande era el amor que Grayfia sentía hacia Goku que le dolía haberle rechazado aun sabiendo que hizo lo correcto ignorando su propia felicidad.
En los últimos días casi no había hablado con Goku. El Phenex pese a todo el dolor que sentía fue a visitarla como siempre pero esta vez no se dijeron ninguna palabra que no fuera necesaria.
Se pasaban horas en silencio, sin decirse nada. Ni siquiera el silencio hablaba por ambos debido a lo bastante incómodo que resultaría hacerlo.
Grayfia quería arreglarlo pues Goku lo era todo para ella y perderle desgarraría su alma más de lo que estaba. El hecho de estar sin hablar con él por su culpa le partía el corazón en fragmentos.
Pero no sabía cómo hacerlo, cómo decirle que sí le amaba y que sólo le había dicho eso procurando que Goku cumpliera su deber.
Estos días vino Ajuuka a visitarla y ella le dio uno de los libros que compró, pero no estaba en condiciones para hablar con él así que le dijo que se encontraba un poco mal y que viniera otro día.
Ajuuka no era tonto y presentía que algo estaba ocurriendo entre ella y Goku, cuando vio al rubio sus sospechas se hicieron más reales ya que su amigo parecía triste aunque tratara de ocultarlo.
Pero no quiso presionar a ninguno de los dos, lo que sea que estuviera pasando serían ambos quienes lo arreglarían. No tenía porqué meterse.
En cambio, otra sí que decidió meterse.
Toc toc.
Un suave toque a la puerta hizo que Grayfia abandonara sus tristes pensamientos y que se levantara del escritorio para abrir la puerta.
Giró la manilla y abrió sus ojos con evidente sorpresa al ver quién se trataba, de entre todos los amigos de Goku jamás se esperó verla ahí.
-T-tu... Roygun Belphegor, ¿verdad? -preguntó Grayfia viendo a la diablesa de cabello rosa que dio un paso al frente y entró a la habitación.
-Sí, sí... Vaya, tienes una habitación un poco sosa -habló Roygun mirando los alrededores del cuarto- Podías haberme llamado cuando te mudaste, un poco de rosado le vendría bien.
Grayfia vio su cuarto y la verdad es que nunca le importó demasiado decorarla, pero ese no era el quid de la cuestión. Sino, ¿qué hacía Roygun ahí?
No quería parecer desagradable al preguntárselo tan... directamente, pero no había otra manera de saber los objetivos de Roygun en aquel lugar.
-¿Puedo preguntarte qué haces aquí? -habló Grayfia viendo que la diablesa escudriñaba con una curiosidad quisquillosa su habitación.
-Se lo prometimos a Goku en su momento, y después de un mes venía siendo hora de hacerlo, ¿no crees? -respondió Roygun con una sonrisa.
-Supongo... -Grayfia se encogió de hombros sin saber qué más decir, no es que le desagradara la presencia de la Belphegor pero había algo...
-Lamento haberte incomodado con aquellas preguntas, no era planeaba causarte una mala impresión... pero yo no soy así -comentó Roygun cambiando a una expresión mucho más seria.
Roygun sabía muy bien que hizo una tontería al preguntarle aquello, pues causó incomodidad en Grayfia y malestar en Serafall... pero al menos le sirvió para confirmar algo que intuyó en su día.
-Tranquila, no me molestaron para nada -respondió a su vez Grayfia- Sólo que... me sorprendí por lo inesperadas que fueron.
No mentía, se sorprendió pero nunca hubo molestia, por eso respondió con naturalidad a cada una de las preguntas que hizo Roygun.
Roygun esbozó una sonrisa ante tales palabras y se sentó en la cama de Grayfia, quien se quedó en pie esperando lo que acontecería con Roygun.
Grayfia no sabía de qué hablar con ella, ya que con Goku solía hablar de cualquier cosa literalmente. Con Ajuuka comentaba sobre los libros que leían y con Sirzechs sobre música.
Con Falbium no habría tema pues el demonio estaría dormido y con Serafall... mejor no quería pensarlo porque se pondría triste de nuevo.
-Bueno... antes de que esto se vuelva mucho más incómodo, hablemos de algo -pronunció Roygun dando un pequeño brinco en la cama- Hmm, ya sé. Hablemos de cosas de chicas.
-¿Cosas de chicas? -preguntó Grayfia arqueando una ceja sin entender aquello, pero presentía que se iba a avergonzar más tarde de aquella charla.
-Sip. Por ejemplo ropa, peinados, o chicos que nos gustan... empieza tú -respondió la diablesa sonriendo ante lo último con su típica picardía.
Roygun quería confirmar las sospechas que tenía y quería oírlo en boca de Grayfia, quien se mordió el labio sabiendo que el presentimiento que tuvo antes estaba encaminado a la verdad.
-N-no sé... eso no se me da bien -Grayfia negó con la cabeza, hablar de sus sentimientos con otra persona nunca había sido su punto fuerte.
Sobretodo si se trataba de una persona que conocía poco o nada como Roygun. Con Goku sí que pudo hacerlo dado que le transmitió una sensación especial que le hizo confiar en él de inmediato, con nadie más le ocurrió algo así.
-Tranquila, que lo entiendo, ¿al menos me dirás cómo es Goku? -Roygun habló con una pequeña sonrisa, viendo si podía lograr su acometida.
-¿Decir cómo es? Creí que le conocías desde que eran niños -respondió Grayfia con una ceja arqueada que mostraba su actual hesitación.
La diablesa asintió mostrando una sonrisa nostálgica, sin dudas pasaron buenos tiempos pero al parecer la felicidad fue muy efímera.
Pronto llegó la guerra civil y el inframundo se llenó de tensión, las calles donde ella pasaba cantando ahora estaban destinadas a ser un campo de batalla manchado por la sangre.
Roygun pasó algunos meses sin salir de su castillo debido a que el territorio Belphegor fue susceptibles a ataques en los primeros meses.
Ellos abandonaron la facción Maou luego de la última gran guerra santa y aquello no sentó nada bien a los altos mandos, los cuales seguramente tomarían venganza por la traición que sufrieron.
-Sí, pero Goku ha cambiado mucho desde entonces y últimamente hemos pasado muy poco tiempo juntos -respondió Roygun- Y de entre nosotros tú eres la que más ha estado junto a él durante las últimas semanas.
Era cierto aquello, en estos momentos Grayfia era quien mejor debía conocer a Goku. Por eso Roygun esperaba respuestas de ella, aunque en sí ese no era el objetivo que tenía en mente.
Si bien alcanzó conocer mucho mejor a Goku durante la charla que tuvieron hace un mes, las respuestas de Grayfia conducirían a lo que ella quería escuchar, lo que ella esperaba confirmar.
-Pues... Rev es amable, es atento, desde el primer momento se preocupó por mí, es gracioso, siempre sabe cómo sacarte una sonrisa... -habló Grayfia con una sonrisa.
Roygun se percató del resplandor que irradiaban los ojos de Grayfia, era mucho mayor al que tenía Serafall o al que tuvo ella misma en el pasado.
-Pero también es molesto, él siempre busca maneras de enojarme y burlarse de mí cada vez que puede, hace cosas muy vergonzosas como cargarme sin permiso o limpiarme los labios.... -prosiguió Grayfia con un rubor en su rostro.
En cuanto la diablesa se percató de todo lo que había dicho se llevó las manos a la boca, se dejó llevar diciendo todo eso que guardaba en ella.
Pero al mismo tiempo ella recordó que su amistad con Goku estaba en la cuerda floja por los sucesos del otro día, y se entristeció nuevamente, aunque trató de disimularlo.
Ahora todo lo que vivió con Goku no serían más que recuerdos que probablemente nunca vuelva a experimentar junto a él... de ahí su tristeza.
-Él... te gusta, ¿verdad? -preguntó Roygun llegando el meollo de la cuestión, y los ojos de Grayfia se abrieron como platos al escucharla.
-¿D-de qué estás hablando? -Grayfia preguntó ruborizada en un intento fallido por ocultar lo que la Belphegor ya conocía de antemano.
-Se nota en cada uno de tus gestos, palabras, en tu mirada... en eso eres parecida a Goku, en ambos es fácil leer lo que sienten jeje -respondió Roygun sonriendo y la peliplata se quedó atónita.
Grayfia trató de negarlo nuevamente pero la mirada de Roygun era tan voraz que le resultaba una tarea imposible de lograr, así que desistió.
-T-tú ya lo sabías, ¿no? -preguntó Grayfia manteniendo aquel rubor en sus mejillas y Roygun asintió conservando su sonrisa.
-También sabía que le gustas a Goku, aunque a él supongo que le costará trabajo darse cuenta... -comentó Roygun con una mano en la barbilla.
Ella lo supo hace un mes cuando le hizo la pregunta de si le gustaba Grayfia, ella leyó el rostro de Goku con facilidad y lo descifró.
-Ya lo hizo... -murmuró Grayfia nuevamente bajando la cabeza y esta vez fue el turno de Roygun en quedarse totalmente perpleja.
-¡¿Qué?! ¿Cuándo fue? Espera, sí tú lo sabes... eso significa que -Roygun no daba crédito a lo que estaba escuchando en estos momentos.
Ella no pensó que Goku se daría cuenta de sus sentimientos tan pronto, algo debió pasar para que aquel proceso se acelerara así de rápido.
-Él me confesó sus sentimientos -prosiguió Grayfia soltando un murmullo que no dejó de sorprender a la heredera fe los Belphegor.
-¡¿Goku tuvo la iniciativa?! Uff... así que al final sí que pensó en sí mismo tal como le aconsejé -expresó Roygun con una sonrisa- Ya que él te gusta a ti, ¿correspondiste sus sentimientos?
"Lo siento Roygun... tal vez lo mejor sea que no piense en mí"- Grayfia recordó las últimas palabras que pronunció Goku aquella fatídica tarde. Ahora todo iba cobrando sentido.
Tal parecía que fue Roygun quien le animó a Goku a declararse, y en consecuencia tras esa declaración surgió esta situación... pero ella no era la culpable, sólo buscaba que Goku sea feliz.
Y ella lo arruinó todo.
-No pude hacerlo sabiendo que él debe casarse con Serafall... no sería justo, aunque yo le quiera no podía hacerlo... siento que lo arruiné todo -la diablesa Lucifuge bajando la cabeza de nuevo.
Roygun notó la tristeza en sus ojos y esbozó una pequeña sonrisa, posando su mano en el hombro de Grayfia para poder consolarla.
-Sacrificaste tu propia felicidad pensando en la felicidad de Serafall, eso es lo que hacía Goku y por eso eres idéntica a él -habló la pelirrosada- Pero quise que él pensará en sí mismo para que sea feliz, jamás esperé que todo acabara así. Lo siento Grayfia, no quise estropear su amistad.
Se sentía culpable porque fue ella quien le recomendó al rubio ser egoísta y anteponer sus sentimientos. Y por una vez que lo hacía la realidad le golpeaba en el rostro y el destino le sentenciaba a cumplir su deber que era casarse con Serafall por el futuro del inframundo.
Roygun también sabía lo mal que debía sentirse Grayfia al ignorar sus sentimientos, anteponiendo el deber. Toda esa situación tan dramática le provocaba tristeza en el fondo.
Por uno momento se preguntó si Serafall merecía vivir feliz a costa del dolor de dos personas que se amaban con todo el alma.
-N-no es tu culpa Roygun, en parte yo estoy contenta porque sé que él me ama de verdad... me gustaría que él supiera que también le quiero pero no quiero causarle más problemas... -indicó Grayfia mirando a Roygun con una débil sonrisa.
Roygun no pudo evitarlo y la abrazó con fuerza, sabía que ella lo necesitaba con urgencia y era lo único que podía hacer en estos momentos.
Ninguna palabra sería suficiente para poder consolarla, así que este abrazo haría esa labor transmitiendo el mayor consuelo posible.
Roygun sólo fue para confirmar que a Grayfia le gustaba Goku, y al final terminó abatida al saber lo que había pasado entre los dos amantes.
Una enorme desdicha.
Tampoco había entrado en los planes de Grayfia recibir la visita de Roygun, ni contarle todo lo sucedido con Goku... pero en el fondo necesitaba desahogarse con alguien y Roygun demostró ser una persona más que confiable.
El único que solía abrazarla en sus momento de tristeza era Goku, y sin él Grayfia no tuvo con quien expresar todo lo que sentía, pero el destino le trajo a Roygun descargar el dolor en su pecho
Así permanecieron durante varios minutos, pese a que era la segunda vez que se veían una enorme confianza había surgido entre ellas.
Horas después.
Grayfia estaba en un carruaje, hoy les tocaba repartir alimentos a las aldeas más alejadas del territorio que pertenecía a la facción anti Maou.
Fue una iniciativa que propuso Goku hace ya un tiempo, que una vez a la semana un carruaje hasta arriba de alimentos se repartiera entre las aldeas fronterizas con el territorio de los Maou.
Roygun se marchó después de que cortaran el abrazo, prometiéndola que volvería pronto y así podrían hablar. Estaba contenta de tener alguien así, con quien poder desahogarse fuera de Goku.
Hablando de Goku...
Sí, el rubio se hallaba presente en el carruaje junto a Grayfia y era él quien lo conducía. Como era de esperar, reinaba el silencio entre ambos.
Era irónico, pues hace dos meses estaban en la misma situación. Sólo que aquí no hablaban, no porque no hubiera un tema de conversación, sino por lo tensa que estaba su relación actualmente.
Goku enmascaró su dolor, al contrario que Grayfia quien optó por desahogarse en vez de crear una máscara emocional como Goku.
Sí, le dolía que Grayfia le hubiera rechazado, ahora sólo pensaría en su deber, ya comprobó que pensando en sí mismo la vida no le traería nada bueno así que era inútil hacerlo más.
Amaba a Grayfia pero tendría que dejar de hacerlo para cumplir su deber, después de todo "sólo eran amigos". Tal como ella le dijo ese día.
Por eso Goku quería retomar su amistad con Grayfia, pero aunque hubiera enmascarado sus sentimientos no sabía como actuar frente a ella tras haberse confesado y sido rechazado.
Grayfia tampoco sabía cómo actuar frente al panorama actual, cualquier estaría incómodo en su lugar después de todo lo que había pasado.
"No sé qué hacer"- ambos tuvieron el mismo pensamiento y por coincidencias del destino se miraron a los ojos sumidos en sus indagaciones.
Tan pronto como lo hicieron desviaron sus rostros, mirando hacia direcciones opuestas. Ninguno de ellos había deseado esta situación.
Y el viaje transcurrió en silencio, llegaron a una aldea dónde había una cantidad considerable de población, y entonces detuvieron el carruaje.
Sin mediar palabra alguna ambos se bajaron y caminaron hacia la parte de atrás para tomar los alimentos e ir repartiéndolos en los alrededores.
-Nos dividiremos, así cubriremos más terreno y terminaremos antes -habló Goku creando un círculo mágico en su mano y éste desapareció.
-De acuerdo... Rev -Grayfia pronunció inconscientemente aquel nombre y Goku parpadeó, pero luego se dio la vuelta y se marchó por un lado, así como dijo él.
Grayfia vio cómo se iba aquel que fue su primer amor y sintió una opresión en su pecho, lo que le obligó a llevar la mano ahí, donde le dolía.
"No quiero perderte Rev..."- pensó Grayfia dándose la vuelta a su vez y emprendiendo su camino, en dirección opuesta al de Goku.
Repartió alimentos ofreciendo la mejor sonrisa que podía, las familias agradecidas trataban de inclinarse ante ella pero Grayfia les decía que no era necesario hacerlo, era un poco incómodo.
"¡Nee-sama!"
Un par de niños gritó al unísono tirándola del vestido, Grayfia les reconoció de la otra vez que vino y se agachó a su altura con una sonrisa.
-Así que son ustedes... han crecido un poco -habló Grayfia acariciando el cabello de los dos niños, quienes mostraron una sonrisa risueña.
La madre de ambos se acercó para regalarles pero al ver de quién se trataba la chica abrió sus ojos inmediatamente debido a la sorpresa.
-¡Hime-sama es usted! Me alegra verla y de nuevo le agradezco por habernos ayudado a mí y a mi familia aquella vez -la mujer habló con los dos niños en sus brazos, también sonriendo.
-No fue nada, hoy también les traje más alimentos para que coman usted y sus hijos -Grayfia creó un círculo mágico y al instante aparecieron dos grandes bolsas de comida.
La mujer se postró a tierra agradeciéndole nuevamente a Grayfia, sus ojos derramaban lágrimas pero eran de júbilo, no tristeza.
A Grayfia se le conmovió el corazón, ahora entendía mucho mejor porqué Goku quería acabar con la guerra civil cuanto antes.
Muchas personas estaban sufriendo de hambre y morían a consecuencia de ello, la guerra fue la causante de todo esto y ella ya lo sabía bien.
-Pe-perdóneme Hi-hime-sama es que me emocioné *sniff* us-usted es una bendición caída del cielo -habló la mujer entre sollozos- D-discúlpeme iré a guardar estas bolsas.
Grayfia asintió y vio cómo la mujer se alejaba sosteniendo aquellas bolsas mientras los niños correteaban detrás de ella gritando "Onee-sama".
Se sentía feliz por haber ayudado a estas personas a que al menos pudieran llevarse algo a la boca. Una felicidad inmersa en tristeza.
"Oh, me conmoviste demasiado Grayfia"
El corazón de Grayfia se detuvo al escuchar aquella voz tan horrenda que provenía de un hombre pelinegro, de ojos rojos carmesíes y vestido con un traje sumamente elegante.
-Beelzebub... -susurró la diablesa bastante atónita al ver que el hijo del Maou y Señor de las Moscas se encontraba presente en aquel lugar.
-Pensé que al menos me abrazarías -habló burlón Beelzebub- Al grano que no tengo mucho tiempo, es hora de que regreses con nosotros.
-¡¿Q-qué?! ¿Q-qué estás diciendo tú? ¡Yo fui exiliada y ahora pertenezco a la facción anti Maou! -exclamó Grayfia frunciendo el ceño.
-¿A eso le llamas exilio? Baahh, sólo fue un pequeño teatro, a tu padre le gusta dramatizar -habló Beelzebub restándole importancia- Nunca fuiste exiliada, todo eso... fue parte de un plan.
Grayfia abrió sus ojos totalmente absorta. ¿Quería eso decir que todo el dolor que paso, esas pesadillas y lágrimas solo fueron fruto de un plan de su padre y demás? No... ¡no podía ser!
-¿P-plan? -fue lo único que salio de sus labios.
-Así es querida, el plan era usarte para descubrir la mayor cantidad de información posible acerca de nuestros enemigos en un tiempo aproximado de un mes. El chico Phenex facilitó las cosas al hacer que te acogieran -explicó el hijo del Maou sonriendo mientras Grayfia no daba crédito.
Beelzebub sonrió al ver su rostro.
-No te pongas así... mira que al principio pensamos en enviarte como ofrenda de paz y que nos dieras información de ellos, pero era más factible el hacerte creer que habías sido exiliada y que ingenuamente te acoplaras a su facción -prosiguió el pelinegro de ojos carmesí.
La diablesa no se podía creer lo que estaba escuchando, la usaron a su antojo para poder obtener buena cantidad de información de los anti-Maou que les sirviera para la guerra.
Y durante el mes que estuvo con ellos sí que vio cosas que les servirían como el poder de Goku y Sirzechs, los castillos Phenex y Gremory... ¡pero jamás hablará! No podía traicionar la confianza que Goku y toda la facción pusieron en ella.
-Me da igual que me hayan usado como a un objeto, pero no esperes que colabore contigo... jamás volveré a ese infierno, ahora mi lugar está con ellos, ¡¿me oyes?! -exclamó Grayfia creando un par de cuchillas de hielo en sus dos manos.
Sabía que no podía vencerle en una lucha uno vs uno pero lucharía hasta desfallecer con tal de no regresar a ese infierno que fue su hogar. Además, ahora no estaba sola. Tenía amigos.
-Sabía que dirías eso querida Grayfia, parece que el niño Phenex te ha cambiado bastante -Beelzebub chasqueó sus dedos y entonces apareció una especie de silueta en el lugar.
Era un chico joven de cabello plateado. Básicamente la copia de Grayfia en versión masculina y con menos edad que ella, quien tenía la boca, manos y pies permaneciendo atados con cadenas con sellos anti-magia.
-¡EUCLID! -gritó Grayfia al reconocer a su hermano y corrió para tratar de liberarle pero Beelzebub se opuso al instante ante aquello- ¡Suéltale ahora maldito! ¡¿Cómo te atreves?!
-Tranquila, tranquila, no le haré nada a tu hermano... Claro, a menos que tú vengas con nosotros, está en tus manos la decisión -el hijo del Maou fallecido sonrió satisfactoriamente.
-¡Te dije que no! ¡No lo haré nunca! -volvió a exclamar Grayfia y al momento Beelzebub puso la mano en la garganta de Euclid, parecía estar a punto de degollarle- ¡DETENTE! ¡¿Qué haces?!
-Ese es el trato... o vienes conmigo o ya te puedes ir despidiendo de tu hermano menor -concluyó Beelzebub ahora con una mirada mucho más seria que la mostrada antes.
Grayfia atisbó los ojos llorosos de Euclid que demandaban ayuda y su corazón se oprimió, vio la imagen del niño que solia cargar en brazos y el agarre hacia sus cuchillos helados se hizo débil.
Grayfia quería salvarle, quería retomar todo el tiempo perdido con él. Pero salvarle significaba abandonar a Goku y todo lo que habian creado hasta ahora durante estas largas semanas.
¿Qué le había hecho a la vida para merecer esto? ¿Por qué no podía ser feliz y ya? Tan solo deseaba una vida tranquila junto a Goku, ¿acaso eso era demasiado pedir? ¡Si sólo era ser feliz!
Grayfia se agachó y se llevó las manos a la cabeza, reprimiendo sus lágrimas, su mente estaba hecha un caos. Beelzebub sonrió, una hora más y empezaría esta maldita guerra.
Una hora después.
Goku estaba preocupado, cuando hicieron su trayecto de regreso hacia casa Grayfia pareció bastante abstraída, mucho más de lo normal.
Caminaba con nervios, temblaba en las manos y le salia sudor frio... el rubio notó eso cuando llegaron al castillo y ella subió a su cuarto.
No le tomó importancia hasta hace unos minutos, tenía una corazonada y necesitaba verificar si es verdad lo que presentía.
Ahora estaba subiendo hacia la habitación de Grayfia en el castillo de invitados. Una vez arriba, abrió la puerta de la habitación y entonces...
-No hay nadie -habló Goku sintiendo la brisa que circulaba a través de la única ventana del cuarto- Ni siento su presencia... No... ¡no puede ser!
Enseguida Goku trazó un circulo mágico con un pentagrama invertido del que salio su familiar, el viejo demonio conocido como Mephistoteles.
-Mephisto rastrea el bosque y mira si está Grayfia en algún punto circundante -ordenó Goku más severo que nunca y el demonio asintió.
"¿Por qué se iría? No tiene sentido"- Goku indagaba pensando el motivo que explicara la ausencia de Grayfia, si Zekram se enteraba de aquello estaría en muy serios problemas.
Goku escudriñó el cuarto con la murada y se percató de un pequeño papel que había en el escritorio donde ella habituaba a escribir.
-¿Qué es esto? -preguntó el rubio intentando abrir aquel papel que parecía ser una carta y al instante sucedió el suceso más inesperado del día que jamás seria borrado de su memoria.
¡BOOOOOM!
Una explosión abrumadora resonó por todo el territorio Phenex. El castillo de invitados había sido derribado como producto de la explosión.
Escombros se podían ver esparcidos por el terreno, el castillo principal estaba agrietado pero todavía lograba sostenerse en pie.
Sirvientas, guardias y demás... todo eso había sido destruido en el acto pues la explosión fue colosal, y eso que las paredes del castillo tenían cobertura mágica. Pero no fueron suficientes.
A lo lejos se podía divisar varias decenas de legionarios miembros de la facción de los Maou, habían venido a conquistar el territorio Phenex.
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Fin del capítulo
Ahora sí que se descontroló todo.
Por fin empieza la guerra, la primera parte me ocupará dos capítulos na más... En el siguiente explicaré mejor el plan que dijo Beelzebub.
150 votos como siempre y dejen sus comentarios sobre su parecer. Sin más se despide por hoy su amigo Destroit-san.
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