CAPÍTULO CINCO
INCONDICIONALMENTE
Luego de aquella entrevista, Isis llego a su casa y dejo su bolso sobre la mesa.
Sonrió feliz.
Había conseguido el trabajo.
Encendió la radio y coloco un CD de su cantante favorita, esa noche festejaría con música a todo volumen, al menos lo haría sola, no le gustaban las reuniones o el acumuló de personas en un solo lugar.
Se ducho escuchando las hermosas canciones de Katy Perry mientras tarareaba las letras debajo de las gotas finas de la regadera, aquello era el paraíso. Cuando término su baño se acomodó el cabello húmedo hacía un lado, sus manos ágiles apretaban con el paño aquel lugar para secarlo por completo, salió del sitio con la intención de ir a la cocina a prepararse un pequeño emparedado pero al llegar a la sala no pudo evitar ponerse a bailar y cantar, nuevamente.
-Oh sí. Prepárense porque Isis esta lista para el trabajo –Dio unas vueltitas hasta que sintió que algo se adhería a sus pies- ¿Eh, que? -observo lo que era y descubrió unos papeles esparcidos por el lugar y algunas fotografías.
¿Qué hacían allí esas cosas?
Se doblo para tomar en sus manos una de las fotografías, dándose cuenta de que eran antiguas, en blanco y negro, y lo peor, se veía poco. Volvió a levantarse y escudriñó con cuidado.
-¿Qué es? –Le dio la vuelta para hallar una inscripción en ella "Sir Thomas Sharpe y Lady Sharpe."- ¿Esos no son...? –Volvió a girarla y al ver que casi no se reconocía mucho se agacho con rapidez e interés para tomar las demás, en ese instante el ritmo de una nueva canción comenzó a sonar en su radio.
Esta vez "Unconditionally" sonaba por los parlantes, pero poco sentido y significado tenía en ese momento para ella la letra, estaba concentrada en aquello que había descubierto, tal vez las había dejado allí sin darse cuenta en la noche.
En un papel con una caligrafía perfecta y una ortografía admirable estaba escrita una carta de Thomas a Edith, donde le pedía perdón por algo que hizo y le hablaba de un pago realizado.
Oh, did I almost see what's really on the inside?
Al parecer el padre de su tatarabuela había considerado peligroso o indigno a ese hombre y con tal de alejarlo de ella había pagado una suma considerable.
There is no fear now.
En ese instante solo pudo pensar en lo triste que debía ser amar a alguien que creían menos solo por no poseer gran renombre, también recordó la historia del doctor Laing, un ser admirable según su perspectiva.
Don't need apologies.
Dejo a un lado el papel y tomo otra fotografía en su mano, esta estaba al revés así que lo primero que vio fue el nombre y la fecha que allí estaba escrita. "Sir Thomas Sharpe y Lady Edith Sharpe. 1901."
Let go and just be free.
Y como si la hubieran llamado o traído a la realidad escucho la letra de aquella canción, sintiendo cierto frío a su alrededor.
Open up your heart.
Miro a la radio y se dedico a escuchar palabra por palabra la letra de la preciosa pero triste canción.
Will you do the same for me?
Abrió sus labios dejando escapar un suspiro ahogando, levantándose luego con pesadez, caminando hacia el equipo con preocupación, no sabía porque pero ya no quería seguir escuchando aquella música, tenía miedo de algo que aun no conocía y todos esos malos sueños se hicieron presente en sus recuerdos. Sentía que un sensor se había activado y necesitaba calma absoluta, deseaba silencio para así poder escuchar cualquier ruido que la asechará entre la oscuridad de aquella noche, así provinieran de las mismas sombras.
Because I will love you unconditionally.
De un movimiento rápido apago el equipo sin siquiera esperar que terminaba la canción, su respiración estaba temblorosa y miro todo lo que la rodeaba con locura, estaba mal pero no podía culparse, estar sola después de haber sido mimada era algo nuevo para ella, luego de calmar sus temores y de comprobar de que nada malo ocurría con ella o con el lugar, giro la fotografía y con alivio descubrió que esta estaba más que dañada. Los años habían alterado su calidad y no se podía apreciar nada en ella. Todo estaba en su imaginación.
Camino hacia aquellos papeles y los recogió con cuidado, quería saber sobre la historia de Edith y esa noche iniciaría el primer capítulo de aquel libro, así fuera ficción. Tal vez dentro de aquella historia había un código oculto que deseaba ser descubierto por alguien. Guardo cada cosa dentro del cofre, se sentó sobre la mesa con su cena a leer, aquel plato sano contenía una porción considerable de zanahorias con tomates y lo acompaño con un vaso con jugo de naranja. Abrió el libro mientras masticaba aquél vegetal anaranjado y leyó su prólogo.
¿Crees en los fantasmas?
Ella no lo hacía, luego de morir no había un mundo donde quedarse, en su lógica dejaban de existir. Los humanos nacían y morían, ese era el destino de cada uno, incluso el de los animales. Pero leer aquellas palabras le hacía sentir dudas sobre esa idea, aquel libro describía a la perfección un lugar sombrío y congelado con un suelo húmedo y rojizo.
¿Era exactamente lo que había soñado? O al menos guardaba un parecido similar.
-Qué casualidad –Susurro no tan segura de que fuese eso.
Siguió con la lectura y se encontró leyendo el primer capítulo muy rápido. La historia era atrapante y emocionante, más que una historia sentía que podía ser lo que su familiar había vivido en aquella época y entonces la advertencia, la cual se encontraba remarcada con una línea delgada de algún lapicero le atrajo de inmediato.
"Cuidado con la cumbre escarlata."
-Que imaginación, ya veo porque soy tan ocurrente a veces –Sonrió con inseguridad, estaba sola en esa casa y tenía miedo pero no quería demostrarlo, no si de verdad existían esos seres y la estaban observando en ese instante.
Sus ojos se paseaban de línea en línea hasta que llegaron al segundo capítulo donde otra frase le regalo algo de alivio.
"El fantasma es una metáfora del pasado."
-¿Será que el fantasma es una metáfora, tal cómo ella misma lo fijo? Si, debe ser eso. Mi tatarabuela se veía muy madura como para crear historias de cosas que no existen –Dijo suave mientras sonreía, lo cierto es que en casa de su abuelo había visto varios retratos antiguos de ella y era hermosa, rubia y de lindo gesto. Era muy parecida a ella solo que tenía el cabello demasiado oscuro- Tal vez deba aclarármelo un poco.
Dejo que una pequeña risa invadiera aquella estancia, al menos comenzaba a sentirse segura. Los fantasma no existen, solo eran algo que quería dejar un mensaje final. Y ella quería descubrir cual era. Agotada fe tanto leer se quedo dormida sin darse cuenta.
Esa noche volvió a tener otra pesadilla. Era la segunda noche que dormía sola y nuevamente volvía a pasarla mal.
Estaba en un cuarto que desconocía, noto en un espejo que ahora su cabello lucia más rubio y estaba sobre una lujosa cama, tenía a su alrededor escritos y libros, parecía que investigaba algo. Si, ella leía sobre una propiedad lejos de donde vivía, la mansión...
Y entonces la manilla de la puerta se movió con brusquedad atrayendo su atención hasta que la puerta se abrió por sí sola. No había nadie pero ella sabía de quien se trataba. Se levanto hasta la puerta decidida a cerrarla pero un crujido de huesos le obligo a mirar al frente.
Cubierta con un traje negro la expresión de la muerte se acercaba a ella extendiendo sus manos, asustada cerro con fuerza la puerta. Se giro apoyando su oído contra la madera y pudo oír con certeza que solo su corazón resonaba en todo su cuerpo. Era imposible que lograra conseguir un ruido fuera de ella misma.
-¿Qué? -Grito- ¿Qué quieres?
Y fue como sucedió, aquellas manos marchitas, frías y muertas atravesaron la puerta sosteniéndola con fuerza. No podía creerlo, estaba frente a un fantasma distinto al que había leído en aquel libro, no era negro y deforme, este era pálido de ojos azules cielo, su cabello rubio caía desordenado sobre sus hombros, descubriendo con horror de quien se trataba.
Era Edith, su tatarabuela quien se mostraba frente a ella advirtiéndole.
-Ten cuidado con el pasado de la cumbre escarlata.
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