Único Capítulo
Único Capítulo:
Bajo la Luz pálida de la Luna, en una noche de Febrero de mediados del Siglo XIX, el manto frío, gélido desde las montañas cubría toda su extensión con una capa de nieve hasta donde alcanzaba la vista. La población yacía encerrada, quizás para evitar las temperaturas extremadamente bajas, el malestar, las enfermedades que causaba el Invierno en esa parte de China y sobre todo la desolación que había después de la "Rebelión de los Taiping". Muchos miraban con desconfianza a los Emperadores de aquel Gigante Asiático, por lo que optaban por confiar en sus jefes militares que no estuvieran ligados al poder central pero, por otra parte, había comenzado a correrse un rumor.
Un rumor puede ser parte de las creencias populares, integradas dentro del folclore de una nación que abarca desde canciones hasta eventos sobrenaturales. Y en esta ocasión, caminando por las calles desérticas de la Capital Imperial, un hombre de cabellos rubios, proveniente de Australia, reconocido mundialmente como el Dr. Jameson "Junkenstein" Fawkes, se abría camino para llegar al fondo del asunto.
- "Según dicen los pobladores, se ha visto a una extraña criatura rondar por el Cementerio y causar pánico por las calles. Muchos dicen que es un Jiangshi, una especie de zombie o Vampiro de la Mitología China pero yo no me ando con cuentos acerca de que salen de sus tumbas para chupar la sangre de sus víctimas".- Pensaba aquel rubio, mientras que estaba él solo, deambulando por las desérticas calles de la urbe capitalina, como un Mártir que va a yendo hacia su último momento de vida, listo para defender su postura y corriente.
Se detuvo cerca del Cementerio, oteó el horizonte y notó un rastro que venía desde el interior. Luego llegó el ruido, un aleteo, un pájaro de la noche que se perdía en la Rivera de la Noche Plutónica, mientras que el corazón de aquel extranjero se mantenía tranquilo, a pesar del miedo que comenzaba a recorrerle. Tomó un farol que traía consigo y empezó a caminar hacia la entrada, tomando por el sendero que llevaba hacia donde estaban las tumbas.
- Muy bien, tranquilo, Jameson. Descuida. Solo...Solo es el viento y algún pájaro que le gusta jugar bromas a los incrédulos. Tú eres un hombre de Ciencias, hay una explicación para todo este asunto, así que no seas un gallina. Camina, respira y exhala.- Se decía así mismo hasta que alcanzó una pequeña cripta, un edificio que se había levantado, quizás, para alguna familia aristocrática donde sepultaban a sus caídos. Apoyó el farol sobre una base y empezó a tomar notas en su "Diario de Viajes".
"24 de Febrero de 1864, casi un año después de la "Rebelión Taiping". Me encuentro rondando por el Cementerio de la Capital Imperial en busca de lo que dicen, que un Jiangshi anda suelto por aquí pero, hasta el momento, no he visto nada.
Continuaré con la expedición".
Al completar sus anotaciones, cerró el Diario y lo guardó en uno de sus bolsillos. El vaho blanco y espeso que salía de su boca se perdía en el aire, mientras que seguía avanzando, cauteloso, únicamente "armado" con el farol que iluminaba el camino.
Pronto fue alcanzando una pequeña loma, un Promontorio que tenía construido, en su parte superior, un extraño edificio de alabastro y piedras negras, por lo que Jameson caminó, con mucha dificultad debido al terreno casi montañoso y evitando las piedras que yacían allí. Una vez alcanzada la cima, se detuvo y miró de reojo el lugar.
- Qué extraño. ¿Quién lo habrá levantado?.- Se preguntó y rodeó el perímetro, examinando su estructura.- Parece...que fue construido durante la época de la Dinastía Yuan, después de que los Mongoles conquistaran China o quizás viene del Siglo XVIII.- Se debatía al respecto hasta que el cerrojo de las puertas de entrada se abrieron, sorpresivamente, pegándole un susto y que casi soltaba el farol de sus manos.- ¡¿Quién anda ahí?! ¡Ah, muy gracioso, ¿no?!.- Preguntó, insuflándose de ánimos, mientras que, temblando como una hoja, fue hasta el interior del edificio.
Empujando las enormes puertas de bronce y negro se adentró, cuidosamente, evitando no llamar la atención. Quizás alguien yacía allí, viviendo como un Marginado, un Paria que la sociedad rechazaba. Un pie ya estaba dentro pero el de la izquierda no quería moverse, lo sentía duro, como si le hubieran puesto grilletes o tal vez su intuición le estaba diciendo que tuviera cuidado, de que algo no iba bien en esos momentos. Jameson respiró hondo, juntó valor y de ahí consiguió adentrarse más en el gran Vestíbulo de aquel edificio.
El interior parecía más bien una especie de "Iglesia" pero carecía de Vitrales con las imágenes de Santos y de un Crucifijo. Iluminó las paredes, todas estaban escritas en mandarín, por lo que alzó una ceja y trató de traducir aquellas palabras.
- "Aquellos que ya no pertenecen al Reino Vivos deben ser evitados, si el Jiangshi te atrapa solo por las calles, solo conocerás dolor y sufrimiento".- Leyó ese mensaje y unos pocos metros más a la derecha descubrió una imagen de una de esas criaturas que atrapaba a una víctima, por lo que el australiano tragó saliva.- Esto tiene que ser una broma de mal gusto. Sé que los chinos están molestos con los extranjeros por lo ocurrido y en especial con los ingleses tras las dos "Guerras del Opio" pero esto ya es pasarse de la raya. Quiera Dios protegerme de lo que haya aquí.- Rogó el científico, viendo de que, ahora, se estaba enfrentando a fuerzas que él mismo desconocía.
De pronto, en lo que parecía ser una especie de "Altar de Misa", la enorme losa que cubría su superficie fue descorrida. El corazón le saltó y la Adrenalina invadió su cerebro, topándose con lo que salía desde su interior: Allí, poco a poco, el australiano fue testigo de cómo una figura femenina, ataviada con ropas de la Dinastía Qing, piel pálida, ojos y cabellos castaños emergía desde las profundidades de su tumba. Permaneció, en primer lugar, sentada en aquel lugar y luego fue levantándose bajo un brillo rojizo en sus ojos, por lo que Junkenstein tuvo que resguardarse detrás de unas columnas.
- "Dios...Dios...Dios...Dime que esto es una jodida broma...No...No puede ser verdad...Es una Jiangshi...".- Pensó para sus adentros el rubio, evitando respirar y hacer ruido para no atraer su atención pero el corazón le delató.
Sus latidos eran percibidos por aquella figura femenina, quien se giró y comenzó a deambular por el lugar.
- Te escucho, forastero.- Le decía ella con una voz un tanto tierna e "infantil" pero todo era una trampa para capturarlo.- No tengas miedo.- Continuaba llamándolo.
El sudor le caía a chorros por la frente a Junkenstein: Frío. No había palabras que le ayudaran a describir el terror que sentía y más cuando la figura cerró las puertas.
- Solo somos tú y yo. No te asustes, no te haré daño.- Pidió la chica, mientras que él, aprovechando el momento de distracción, corrió e intentó abrir las puertas pero, entre el forcejeo y la desesperación, llamaron la atención de la Jiangshi.
- ¡Vamos, vamos, puertas de mierda, ábranse! ¡¿Qué carajo es lo que pasa?!.- Quería saber el rubio pero, al momento de conseguir destrabar el cerrojo, sintió una respiración gélida y una mano que lo tocaba.
Girándose, temblando del miedo, preso de la angustia y la desesperación, el extranjero quedó, cara a cara, con aquella criatura salida de la noche y estuvo a punto de gritar cuando la figura le tapó la boca con la mano. Intentaba zafarse, su cuerpo se movía, preso de la desesperación pero era imposible salirse del agarre de la criatura que lo rodeaba.
- Shhh. Te voy a soltar cuando dejes de gritar y moverte, ¿de acuerdo?.- Pidió la Jiangshi pero Jameson hacía oídos sordos.- No te voy a lastimar, solo déjame hablar.
Acto seguido, aprovechando unos segundos valiosos, ella dejó de taparle la boca.
- Cómo si me lo fuera a creer. Eres una Jiangshi, un...Vampiro, zombie o lo que sea que eres.- Respondió Junkenstein pero eso llegó a herirle los sentimientos a la joven de lentes.
- ¿En verdad piensas que soy un monstruo?.- Preguntó, con la mirada baja, moviéndose de allí hasta llegar a una de las ventanas tapiadas. El rubio se quedó pensativo, la miró un momento y, aunque con cierto temor, fue hasta ella.-
- Bueno, eso es lo que dicen: Que una Jiangshi estaba causando terror en las calles de la ciudad y que hasta habías matado a gente.- Reconoció el australiano, aún con temor en su voz, sabiendo que, tarde o temprano, ella mostraría o no su verdadera Naturaleza.
- Pero yo no hago ese tipo de cosas como hacen otros Jiangshi. Si me alimento de la sangre, es porque es para vivir pero jamás haría una cosa tan espantosa como matar a personas inocentes. Los muertos era gente malvada, con el corazón corrompido. Si dices ser un "Hombre de Ciencias", entonces demuéstralo ante tus colegas de que no todos son así.- Le miró la chica por detrás.
- ¿Cómo?. Me tildarían de loco, perdería mi título y toda mi labor terminaría hundida.- Jameson levantó las manos, agarró una silla abandonada y tomó asiento.- Uffff, maldita sea.- Se dijo para sí mismo, mientras que la Jiangshi iba hacia él y más cuando sintió un enorme escalofrío por la baja temperatura.
En un momento dado, abriéndose su ropa de la Dinastía Qing, la chica de lentes lo arropó consigo, quedándose sentada a su lado aunque el cuello del rubio estaba al alcance de ella.
- ¿Sabes?. En el fondo no eres un verdadero monstruo sediento de sangre como decían. Quizás te juzgué mal.- Reconoció el científico, mientras que la chica lo escuchaba con atención.- Tal vez, viniendo de mí, siendo tú de otro "Mundo", de los Muertos y yo, alguien dedicado a las Ciencias...Quizás tuve que ver más allá de las cosas, de que existen ciertos elementos que desconocemos, completamente...Por eso lo siento.- Habló el rubio a ella, quien se acurrucó contra su pecho.
- Tampoco tienes por qué disculparte. Fue un error, todos lo cometemos. Incluso los Jiangshi.- Resaltó la muchacha, mirando al australiano, quien sintió cómo sus mejillas se volvían carmesí y sentía el contacto de la muchacha.
- Ojala pudiera hacer algo más por ti, Señorita...- Le habló éste con educación.
- Mei...Mei Ling-Zhou.- Se presentó la muchacha y de ahí, con sus manos que le temblaban, acarició los cabellos de la joven suavemente. Dando unos pasos hacia adelante, siendo seguida por el Dr. Junkenstein, miró por una de las tablas de madera que cubrían las ventanas, observando las luces de la Ciudad Imperial.- Tantos colores, tanta vida, tantas emociones...y yo aquí, recluida como si fuera una prisionera.
- Pero sales de aquí, ¿no?.- Inquirió el australiano pero ella negó con la cabeza.
- Se ha corrido mucho el rumor sobre mi presencia: De que un Jiangshi está sembrando el pánico y la gente misma, si me ve, acabarían con mi vida, sin tener la más mínima consideración pero...yo deseo salir de aquí. Quiero ver el Mundo, quiero sentir esos colores y la vida misma.- Relató y tras sentarse en unos bancos, comenzó a llorar por la tristeza que le embargaba, derramando sus lágrimas contra el suelo.
Jameson la miró, se mordió los labios. Una parte suya le decía que se fuera, que no se quedara más tiempo allí o sería su fin pero, por otra parte, respiró hondo, se arrodilló ante Mei y le tomó de las manos, no sin antes levantarle el rostro para verla y sonreírle.
- Quizás yo pueda remediar eso.- Le contó, dándole una pequeña esperanza.
- ¿Cómo?.- Quiso saber Mei.
- Mira: Dentro de poco tengo que tomar el Ferrocarril Transiberiano para dirigirme a Europa. Si te llevo a Australia, el clima de ese lugar te haría daño pero, en el otro caso, no habrá problemas. Tengo reservado un lugar importante, debido a mi puesto como científico y puedo llevarte conmigo junto a tu Ataúd.- Relató y eso iluminó el rostro de la china castaña.
- ¿Harías eso por mí?.- Preguntó la china, mirándolo a los ojos.
- Claro que sí. Tú descuida.- Prometió Jameson y tras abrazarla, ella se le quedó un rato, quieta, ante su mirada.
- ¿Sabes?. Nunca creí que un Humano fuera a ayudarme a salir aquí. Te estoy muy agradecida por ello.- Sostuvo y tomó el rostro del rubio, acercándose, abriendo, poco a poco, su boca y mostrando aquellos colmillos, cosa que fue poniendo al extranjero un tanto nervioso y cerrando los ojos, pensando que ella le iba a chupar la sangre pero, al momento de hacerlo, algo cambió en su avance: Sintió los cálidos labios de ella, besándolo suavemente, dejándose llevar, bajo el "Hechizo" de la Jiangshi hacia un "Mundo Nuevo".
¿Acaso estas criaturas de la noche podían soñar con el amor?. Esa pregunta tal vez sería muy cuestionada, con dudas pero, quizás, aquella noche de Invierno, Jameson y Mei lo descubrieron por su cuenta, mientras que ambos partían de China con rumbo a Europa, esperando iniciar su vida juntos.
Fin.
[Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que escribí un One-Shot de una de mis parejas favoritas de "Overwatch". Espero que les guste, amigos.
Nos vemos próximos proyectos y fics.
Buen inicio de día Viernes de mi parte.].
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