Capítulo XVII: En aprietos.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte I.
Capitulo dedicado a todas las mujeres y hombres que leen esta historia y no están a favor de las injusticias de género.
Sakura apretó con fuerza su bolso, observó la puerta con el nombre de la psicóloga y se encogió de hombros, se miraba tan grande y lejana, como si fuera imposible acercarse aunque sea unos centímetros. Su corazón latía con tanta fuerza que le era posible percibir cómo intentaba salirse de su pecho, era eso o que su cuerpo se volvía más pequeño y comenzaba a apretar todo. Estaba abrumada y tenía unos mareos insoportables, creía que en cualquier momento debería correr al baño para vaciar el contenido de su estómago, el delicioso desayuno que prepararon Obito y Hinata para ella sería desperdiciado.
—¿Estás bien, Sakura-chan?— la mano de Hinata se posó sobre la de Sakura, obligando a la joven ojijade a fijar su mirada en su amiga. Hinata le sonreía, y detrás de ella Obito levantaba sus pulgares.
—Sí, solamente estoy nerviosa— Sakura se hundió más en su propio lugar, se sentía tan pequeña en comparación con sus amigas, y odiaba el hecho de tener que depender de Hinata e Ino. Creía que la Sakura fuerte y segura había desaparecido, y lo peor es que temía que no volviera jamás.
—No te preocupes, Karui es de mi total confianza. Ella te tratara bien— la animó Obito sonriendo, nunca haría algo que perjudique a la amiga de Hinata, por ese motivo la confío en las manos de una mujer que sabía por cuenta propia, era excelente en su trabajo —Es mi psicóloga también— el Uchiha continuó, Hinata lo observó unos segundos y resistió ese impulso que tenía de abrazarlo.
Sakura se sorprendió al escucharlo, el novio de Hinata parecía un hombre tan normal, nunca imaginó que él asistiera a terapia —¿Usted también necesita ayuda?— preguntó ella, todavía sin salir de su estado de asombro. Giró su rostro unos segundos, avergonzada de que él se percate de sus expresiones.
—Creo que todos necesitamos un poco de ayuda— le contestó Obito, pasando su mirada de Sakura a Hinata y después a sus propias manos. Cómo Karui le decía, todos tenían problemas, algunos más que otros, y ellos tres eran un ejemplo de esas palabras.
—Es verdad— Sakura sonrió un poco, si un hombre tan importante como lo era el primo de Sasuke asistía a terapia con una psicóloga, eso le daba más confianza. Quería decir que no existía distinción, todas las personas podrían requerir de ayuda extra.
—Te esperaremos aquí, Sakura-chan— la Hyūga apretó un poco más la mano de Sakura, de nuevo con su sonrisa dibujada en el rostro, Hinata besó la mejilla de su amiga —Siempre estaremos contigo— Sakura observó los ojos perla de su amiga, eran tan sinceros como siempre, ella se verdad estaba dispuesta a todo por ayudarla.
—Y cuando termines, tal vez les gustaría ir al cine o quizá a cenar— les propuso Obito guiñando su ojo derecho, Hinata se sonrojó fuertemente, y con una gran emoción recorriendo su cuerpo, tomó ambas manos de su mejor amiga. Obito miraba a su novia con ternura, le hacía feliz ver a Hinata tan entusiasmada.
—Sí, me gustaría. ¿Qué opinas, Sakura-chan?— Hinata se dirigió a Sakura, y por su actitud tan alegre, comprendió que su amiga se convertía en una chica sin rastro de preocupación al estar a lado de su novio.
—También me agrada la idea— aceptó la pelirrosa, estar con sus amigos después de pasar la terrorífica sesión de terapia que imaginaba iba a tener, era simplemente lo que necesitaba.
—Sakura Haruno, adelante— la voz de la recepcionista interrumpió su pequeña conversación, Sakura, Hinata y Obito observaron a la mujer de cabello castaño que llamaba a la Haruno y se levantaba de su asiento para ir por la chica.
—Es hora— murmuró nerviosa Sakura, quiso sonreír, pero lo único que consiguió fue una mueca que demostraba su estado de ánimo.
—No tengas miedo, Sakura-chan— su mejor amiga se levantó también para tomar sus manos por última ocasión antes de permitirle irse, Sakura le agradeció por su gesto.
Suspirando, Sakura soltó las manos de su amiga para ir a su destino, sus piernas temblaban con cada paso que avanzaba. A medio camino, Sakura se dió la vuelta y regresó solamente para abrazar a su mejor amiga, necesitaba armarse de valor y en ese instante Hinata era la única que le podía brindar lo que tanto anhelaba. En contra de su voluntad, Sakura se separó de los brazos de su amiga, les agradeció a Hinata y a Obito, y ahora sí continuó su camino detrás de la recepcionista. Hinata y Obito permanecieron de pie frente al consultorio en el que Sakura entró.
—¿Lo hacemos?— Obito observó a Hinata de reojo, la sonrisa en su rostro fue imitada por su linda Hinata, ambos se volvían cómplices del plan sobre el que hablaron cuando convencieron a Sakura de ir ese día con Karui.
—Sí, hay que hacerlo— asintió Hinata sonriendo, sus mejillas rojas volvieron a causar demasiada ternura a Obito. La ojiperla rodeó el brazo de su novio y lo acompañó a la salida.
Dentro del consultorio, Sakura estaba sentada en un sofá muy cómodo, frente a ella se encontraba una hermosa mujer de piel canela y ojos increíblemente lindos, ella llevaba una libreta en manos y un bolígrafo que parecía a esos que eran los favoritos de su profesor Kakashi. El aire no era frío, tampoco hacía calor dentro de la habitación, el aroma que se desprendía de las velas que la psicóloga tenía era tan agradable que Sakura se sintió menos preocupada por un momento.
—Hola, es un gusto tenerte aquí— Karui dejó de escribir en su libreta para mirarla, la joven que veía tan nerviosa que al parecer sonreír no le generaba suficiente confianza.
—Gracias— Sakura posicionó sus manos sobre sus rodillas, las movía constantemente y miraba ese suave movimiento, no se atrevía a ver a su nueva terapeuta.
—¿Cuál es tu nombre?— indagó la mujer, y para evitar que la joven continúe con su evidente nerviosismo, Karui fingió que no la veía demasiado.
—Sakura... Haruno Sakura— respondió de inmediato, observó como su psicóloga escribía en la libreta con suma paciencia, sus movimientos eran lentos y delicados.
—Es un placer conocerte, Sakura. Mi nombre es Karui— se presentó la mujer amablemente, sus ojos se detuvieron un momento para inspeccionar a la chica que no dejaba de moverse incómoda —Tienes un color de cabello muy lindo, me sorprende que parezca tan natural— fue sincera al decir ese comentario para elogiar su apariencia, pensó que así Sakura se sentiría con más confianza.
—E-es natural, supongo que es una herencia de mi abuela— Sakura sonrió y acarició su cabello, siempre le gustaba cuando otros admiraban su tono y se sorprendían al descubrir que no se debía a un tinte.
—¡Oh!, ¡Eso es asombroso!— Karui juntó sus manos y las colocó cerca de su rostro, nunca creyó que fuera posible que un color de cabello como ese sea real.
—Gra-gracias— la Haruno por fin dejó de tocar sus piernas, sus manos ahora estaban a su costado, intentaba alejar ese insistente miedo que crecía en ella.
—¿Es la primera vez que asistes a Terapia?— Karui presionaba su bolígrafo una y otra vez, pequeño detalle que Sakura notaba, ella realmente se mostraba como una persona amable, lo notaba porque sus ojos la veían y un lindo gesto se reflejaba en su cara.
—Antes asistía cuando era pequeña y mis padres se estaban divorciando...— Sakura bajó la mirada, no le gustaba hablar sobre el divorcio de sus padres, fue un gran conflicto ver a sus padres separarse y percatarse de que no se preocupaban por ella.
—Ah, entiendo. Entonces ya sabes que todo lo que me digas será confidencial, ¿Verdad?— Karui habló nuevamente, aunque tratando de no tocar el tema de sus padres, sospechaba que su paciente no quería hablar de eso, había algo más que la llevó a estar ese día con ella.
—Claro, eso me alivia— comentó Sakura un poco más tranquila, si su psicóloga de ahora era igual al terapeuta de su infancia, entonces tendría la seguridad de confiar en la mujer que la acompañaba.
—¿De qué te gustaría que hablemos?— preguntó Karui, sus bonitos ojos se detuvieron hasta llegar a Sakura, que con gran temor volvió a su posición del inicio. Las manos en las rodillas, apretando su piel hasta el punto de rasguñarse.
—Yo... No estoy segura— murmuró, su inseguridad fue tan palpable para Karui, que no necesitaba ser una profesional analizando personas para percatarse de que la joven estaba muy abrumada por sus emociones.
—¿Quieres contarme un poco de ti o sobre quién te acompañó?— siguió Karui con su pequeño interrogatorio, al menos de esa forma lo sentía Sakura, y es que como ella no se atrevía a hablar, era natural que Karui intente ayudarla a hacerlo.
—Bueno, mi mejor amiga Hinata y su novio me ayudaron a decidirme a venir, yo tenía un poco de miedo... demasiado. Ellos son buenas personas y me están apoyando— Sakura sonrió al recordarlos, Hinata y Obito estaban siendo muy amables con ella, sacrificaban su tiempo para citas y la invitaban a quedarse en el departamento que compartían o incluso en casa de Hinata, solamente con el objetivo de que se sienta segura —Sobre mí... Estoy estudiando en la universidad de Konoha, en la carrera de arquitectura. Tengo diecinueve años, me gustan mucho los deportes, soy de las alumnas sobresalientes... Me encanta nadar en la piscina de la universidad con Hinata e Ino, aunque he dejado de hacerlo...— su voz se fue perdiendo con esa última frase, extrañaba tanto volver a la natación.
—¿Por qué lo dejaste?— Karui ladeó su cabeza, para ella no pasó desapercibido el hecho de que su sonrisa al hablar sobre sus amigas y su gusto por la natación desapareció cuando mencionó que no le hizo más.
—No me gusta usar el traje de baño, no me gusta que otras personas me vean— sus rodillas comenzaron a sangrar ligeramente debido a que continuaba presionado su piel con sus uñas, Sakura no lo notó hasta que Karui le ofreció uno de los pañuelos de su caja.
—¿Eso te molestaba antes?— Karui observó como Sakura limpiaba su piel con los pañuelos desechables que tomó, ella parecía continuar ajena al dolor.
—No, antes no me molestaba— reconoció después de haber limpiado sus rodillas, aunque probablemente ardería, Sakura usó un poco del gel antibacterial de su bolsa para desinfectar sus pequeñas heridas. No fue mucha sangre la que llenó sus manos, pero su piel continuaba irritada.
—¿Alguien dijo algo negativo de tu uniforme o tu aspecto?— se atrevió a indagar más al respecto, porque si Sakura mencionó ese dato, tal vez se debía a qué quería hablar de ello.
—Él dijo que yo me vestía de esa manera para provocarlo— sintió repulsión cuando las palabras exactas de su compañero se repitieron en su mente, odiaba que le era imposible olvidarlo.
—¿Él?— repitió confundida.
Los ojos de Sakura pronto se llenaron de lágrimas, mismas que se deslizaron por sus pálidas mejillas —Él, él es...
—No tienes por qué hablar de ello si te incómoda— mencionó Karui al verla tan asustada, quizá no era el momento adecuado para hablar sobre el tema, probablemente Sakura todavía no se sentía con la confianza suficiente.
—No, si quiero decirlo... Pero es muy difícil— de nuevo sintió ese impulso de apretar sus rodillas, pero al ya tenerlas heridas, lo que atacó fue sus propias muñecas, las rasguñaba y mordía sus labios. Cuando Sakura subió las mangas de su blusa, Karui notó que no era la primera vez que su ansiedad la llevaba a lastimarse.
—Estás segura aquí, nadie te hará daño— le recordó Karui, no sabía si acercarse a la joven o no, puesto que no deseaba invadir su espacio y hacerla sentirse más presionada.
—Hay un compañero de clases que abusó de mí— confesó al fin, sus ojos jade continuaban empañados por culpa de las lágrimas, y su vergüenza la obligaba a no ver a la mujer frente a ella —No fui lo suficientemente fuerte para defenderme, y él me culpa de lo que sucedió. Me grabó y siempre amenaza con mostrar los vídeos— y en parte eso era algo que la molestaba en gran manera, ¿Cómo fue posible que no logró defenderse?, Ella que siempre era temida por su fuerza, se quedó paralizada cuando la atacaron.
—Lamento escuchar eso— Karui se acercó a ella para ofrecer más pañuelos, se había sentado a su lado y acariciaba su espalda como una muestra de su apoyo —Ya no estás sola, tienes dos amigos que te apoyan, y ahora también estoy yo. Te prometo que juntas trabajaremos para que puedas volver a vivir sin miedo— Sakura le miró de reojo, y por un momento fue a su madre a quien veía, era la primera persona que esperaba le apoyaría.
—Por favor...— Sakura se abrazó a Karui, sorprendiendo a la mujer, que no rechazó su tacto. Al contrario, correspondió a su brazo para mostrarle que era cierto cuando decía que le ayudaría.
—Lo primero que haremos, será tratar de que ya no tenga control sobre ti— Karui seguía frotando su espalda, en ocasiones tomando sus cabellos y apartando los que se pegaban a su rostro lleno de lágrimas —No podemos controlar lo que otros piensan sobre nosotros, es imposible porque las personas siempre estarán hablando. Eso no debe afectarte, porque la única opinión que verdaderamente importa es la tuya— le explicó ella, tratando de darle un consejo que comenzaría a servirle para ver de manera diferente el exterior.
—¿Mi opinión?— se separó un momento de Karui para poder limpiar su rostro con los pañuelos, se avergonzó al notar que ensució la ropa de su terapeuta.
—Si tú te sientes bien usando el traje de natación y nadando con tus amigas, es perfecto, nadie debe hacerte creer que es algo inapropiado. Hoy en día todos quieren sentirse con el derecho de criticar como se viste una persona, pero como individuo no es bueno permitir que eso afecte nuestra perspectiva propia— le ofreció otro pañuelo, Sakura observó a su psicóloga con gran atención —Tú eres un individuo propio, la única que decide sobre su cuerpo y con que se mira bien eres tú, nadie más— la expresión de la joven denotó sorpresa, parecía sencillo decirlo y quizá no lo sería, pero si no comenzaba pronto, nunca podría iniciar a salir de ese sitio en que su agresión la dejó.
—¿Volver al equipo de natación?— miró sus manos, se recordó compitiendo contra Ino por llegar primero al otro lado de la piscina, y también a Hinata animado a ambas porque no quería inclinarse a favor de una sola.
—¿No te gustaría?— prosiguió Karui, por la sutil sonrisa de la joven, presentía que estaba considerando la propuesta.
—Lo puedo intentar— Sakura miró a Karui y creyó encontrar la confianza que le hacía falta en sus palabras. Trataría de volver a la natación, porque no estaba sola, Hinata e Ino la cuidaban.
—Ahora tienes amigos que te ayudarán, me gustaría ser una también— la mano de Karui cubrió la de Sakura otra vez, la joven sonrió agradecida —Apartir de hoy, quiero que estés segura de que puedes confiar en mí. Dime todo lo que te hace daño, es tiempo de liberarte de ello— le dijo ella, y Sakura confío en sus palabras.
—Hai— respondió firmemente.
Obito y Hinata permanecían de pie en la sala de recepción del consultorio, consiguieron llegar a tiempo, puesto que se acercaba la hora para que la sesión de Sakura termine. Ambos se miraban con la misma sonrisa cómplice con la que partieron, Hinata estaba muy feliz al creer que lograría hacer sonreír a su mejor amiga con los regalos que tenían en sus manos. Sakura salió de la habitación en la que estuvo con Karui, la terapeuta iba detrás de ella, despidiéndose e invitando a que regrese en el día que acordaron. Cuando Karui por fin regresó a su puesto de trabajo, Sakura divisó a su amiga junto a su novio, ellos cargaban con unos regalos que la conmovieron, Hinata tenía un ramo de Rosas que combinaban las flores rojas y rosas, Obito una caja de chocolates que parecía muy grande.
—¡Sakura-chan!— la llamó Hinata mientras agitaba su brazo, Sakura se acercó a su amiga rápidamente —Esto es para ti— le ofreció las flores, provocando que su amiga llore ligeramente por la emoción.
—Eres muy valiente— Obito le entregó sus chocolates, mismos que Hinata había escogido por ser los favoritos de su amiga. El Uchiha sonreía, igual que su novia.
Sakura limpió sus lágrimas con su mano y los abrazó a los dos —Muchas gracias, ambos son tan lindos conmigo— agradeció varias veces más, creía que nunca terminaría de hacerlo.
—Y esto todavía no acaba, Obito-kun y yo compramos boletos para ir al cine— le dijo Hinata sonriendo, de no ser porque Sakura todavía los sostenía con fuerza, le habría mostrado los boletos que guardaba en el bolsillo de su pantalón.
—Y antes de llevarlas a casa iremos a cenar al departamento— completó Obito, Hinata y él habían creado un plan para que Sakura pase un buen día y se olvide de cualquier preocupación. Estaba seguro de que la amiga de Hinata podría disfrutar de algunas actividades con su compañía.
—Puedes quedarte con nosotros en el departamento, tú y yo dormiremos en la habitación, Obito-kun en el sofá— le explicó la Hyūga, siendo apoyada por Obito, ambos estaban de acuerdo en que su habitación especial debía permanecer completamente cerrada.
—Pero tienes dos habitaciones, ¿No es así?— Sakura se separó del abrazo al escuchar a su amiga, le parecía extraño que teniendo dos recamaras piense en enviar al Uchiha a dormir en la sala.
—¿¡Eh!?, Bueno, u-una de las habitaciones n-no tiene c-cama— se apresuró a decir Hinata, Obito reía al verla tan nerviosa, razón por la que la ojiperla le miraba con un adorable mohín. Estaba enfadada porque en lugar de ayudarle a inventar una buena excusa, Obito se burlaba de ella.
—¡Ah!, Ya comprendo— contestó Sakura sin estar muy convencida, imaginó que era posible que los dos usen la habitación para alguna actividad privada —Aunque no creo que sea correcto que Obito-san duerma en el sofá, debe ser incómodo— volvió a mencionar su inquietud, porque creía que era de mala educación pedirle al novio de Hinata que duerma en la sala cuando ellas descansarían claramente en mejor condición.
—Está bien, no me molesta— le aseguró Obito restándole importancia al asunto, cuando era pequeño siempre dormía en los sofá de la oficina de su abuelo, lo esperaba hasta que terminaba de trabajar y Madara lo lleva de regreso a casa en sus brazos.
—¿Nos vamos?— les preguntó Hinata a ambos, Obito sonrió y la abrazó, esa era su respuesta, una manera de decirle que haría lo que ella le pida.
—Claro— Sakura asintió, ahora que había hablado con Karui, se quitó un poco de su tormento.
Hinata miró a ambos lados antes de cruzar la calle, y al comprobar que ningún auto pasaba en dirección a ella, tomó la mano de Sakura para correr hacia la entrada de la universidad. Sasori iba detrás de ellas, caminando tranquilamente a diferencia de las enérgicas chicas, por un momento se dedicó a observar a Hinata, la joven que había ganado el corazón de su amigo, siempre creyó que sus ojos le hacían lucir inocente, y recordaba claramente que cuando la vió por primera vez con Obito, nunca pensó que se convertiría en una relación más formal. Por último miró a Sakura, era el nombre con que Obito se la presentó en una imagen el día que le pidió cuidar de ella y también de Hinata. La joven contrastaba con la ojiperla, Sakura tenía un color de cabello que sobresalía, cada una tenía cierta característica de su físico que nadie podría igualar, las dos eran muy bonitas y tan diferentes a la vez. Si él continuara siendo el gran artista de antes, les habría pedido a ambas que sean sus modelos.
Hinata se dió la vuelta para ver a Sasori y sonreír, también para despedirse de Obito, ya que su auto todavía de encontraba estacionado del otro lado de la acera. Se perdió por un instante en la venta del automóvil que pertenecía a su novio, deseaba que llegue ese día en que ninguno deba esconder sus sentimientos.
—Hinata-chan, ¿Por qué él se bajó con nosotras?— Sakura le hizo distraerse de su pequeña ensoñación, su amiga se había acercado a ella para susurrar a su oído y evitar que el hombre pelirrojo las escuche, lo cual no funcionó. Sasori las miró fijamente, acción que provocó un gran rubor en las mejillas de Sakura al creerse descubierta —Es decir, no lo estoy corriendo— le explicó ahora al hombre que no tenía ninguna expresión en el rostro.
Hinata rió ligeramente por la actitud de su amiga, que no paraba de disculparse con Sasori, que a su vez no se movía o articulaba palabra —Obito-kun lo contrató para nuestra seguridad, aunque se encargará más de protegerte a ti. A mí me contrató otros guardaespaldas— habló la Hyūga alegremente, Obito y Sasori anteriormente le habían comentado quienes eran sus guardaespaldas, eso con el propósito de que no se asusta si nota que la siguen siempre. Ese día los observó aparentando ser un alumno más —Su nombre es Sasori, es un antiguo amigo— Hinata presentó al hombre que las acompañaba, que si le preguntaban a Sakura, tenía la cara de un ángel.
—Es un placer, Sasori-san. Mi nombre es Sakura— la chica hizo una reverencia pronunciada, en parte se estaba disculpando por su anterior comportamiento.
—Lo mismo digo, Sakura— los ojos cafés de Sasori se posaron un momento en los verdes de Sakura, ella seguía cautivada por sus lindas y perfectas facciones.
—¿Y le permitirán la entrada a la universidad?— preguntó Sakura con curiosidad, tener a Sasori cerca de ella si le hacía sentirse más segura, pero le preocupaba que no pueda estar siempre a su lado.
—¡Sí!, Hablé con Kakashi-sensei y él está de acuerdo. Me ayudó a convencer al director A— le dijo Hinata a ambos, Sasori asintió sin decir una palabra, él ya conocía bien la situación desde que Obito le explicó, Sakura en cambio prestaba atención a la explicación de su amiga.
—Gracias, Hinata-chan— Sakura hizo de nuevo una reverencia, en esta ocasión para su amiga, que le sonreía ampliamente.
—No es nada, descuida— Hinata abrazó a su amiga y le entregó un pequeño obsequio que guardó para ella, un prendedor con forma de abejita que escogió con ayuda de Hanabi. Sakura le agradeció por su detalle —Me tengo que adelantar, Ino y yo practicaremos en la piscina una nueva rutina con la instructora Anko— la Hyūga se separó de su amiga cuando colocó el prendedor en un sitio adecuado, Sakura acarició el broche y sonrió.
—Está bien, no te preocupes— Sakura agitó su mano derecha en el aire, como un gesto de invitación a retirarse, y para mostrar que estaría bien, de nuevo una sonrisa se formó en sus labios.
—Adiós, Sakura-chan. Es un placer volver a encontrarnos, Sasori-san— Hinata se despidió de los dos con su mano derecha, también de Obito, imaginaba que él miraba por la ventana porque su auto no se había movido ni un centímetro.
—Adiós, Hinata-chan— Sakura imitó a su amiga, moviendo su mano y viendo cómo ella partía en dirección al área deportiva.
—Nos vemos— Sasori permaneció en el mismo sitio, siendo testigo de como Hinata desaparecía entre otros estudiantes, además de que su amigo se marchó en cuanto la joven Hyūga ingresó a las instalaciones.
—Entonces... Estaremos juntos durante un buen tiempo, ¿Verdad?— habló Sakura para aliviar un poco el silencio que se instaló entre ambos, su cuerpo se balanceaba de atrás hacia adelante, de talones a puntas de los pies. Se encontraba inquieta porque no le era posible estar sin hablar por mucho tiempo.
—¿Eso te molesta?— inquirió Sasori elevando una ceja, tal vez ella no se sentiría cómoda con su presencia, y ese detalle a él no le molestaba.
—No, en realidad no. Espero que podamos ser amigos también— ofreció la joven viendo hacia otro lado, de alguna forma ese hombre le recordaba a Sasuke. Los dos eran tan callados, además poseían esa mirada de antipáticos y la expresión en la que dejaban claro que no querían hablar con alguien. Aunque también había algo diferente en Sasori, sus ojos escondían tristeza.
—Quizá— murmuró él sin demasiado interés, no veía que podrían tener ellos en común —¿A dónde irás ahora?— quiso saber Sasori, puesto que Sakura había comenzado a avanzar, y él como su nuevo acompañante iba a la par de ella.
—Me prepararé para asistir a la clase de natación, por fin regresaré— confesó Sakura con gran orgullo, después de dos semanas, por fin se decidía a regresar a lo que tanto le apasionaba. Ino podría ser excelente en atletismo, Hinata ganarles en el ámbito académico, pero ella, Sakura Haruno era la mejor en el grupo de natación.
—¿Por qué no fuimos con Hinata?— Sasori le miró confundido, no entendía porque no acompañaron a la Hyūga si se dirigían al mismo sitio. De esa manera las habría podido vigilar a las dos sin mayor complicaciones.
—Quiero darle la sorpresa a mis amigas— Sakura continuó caminando, con Sasori detrás de sí, y él con esa mirada tan malhumorada, podía asegurar que nadie se acercaría a ella.
Cerca del mismo sitio, Sasuke Uchiha se encontraba sentado a la sombra de un árbol, estaba esperando a que Naruto llegue a su punto de reunión para ir a sus entrenamientos con el grupo de basquetbol, aunque realmente estaba considerando en abandonar el equipo para elegir otra disciplina en el deporte. Detestaba a Amei, no hacía más que presumir a Naruto y él sus encuentros con Sakura cada que tenía oportunidad, y lo hacía precisamente porque sabía que le molestaba. Sakura era la chica que siempre le confesaba su amor, con la que sabía bien que contaba para cada ocasión que necesite, una de las pocas personas a quien consideraba una amiga.
—Es la mejor chica con la que he estado—
—Si no me crees, puedes preguntarle directamente—
—Ese estúpido— Sasuke resopló y giró los ojos, la risa boba del castaño todavía resonaba en su cabeza, no podía cree que Sakura fue tan idiota como para pasar la noche con él más de una ocasión. Para todo era evidente que se trataba de un chico sin nada especial.
Cuando se cansó de esperar a Naruto, Sasuke lo buscó entre la multitud de alumnos, algo bueno de su amigo es que su cabellera no pasaba desapercibida entre un gran número de personas, siempre terminaba encontrando la mancha rubia en el paisaje. Sus ojos se detuvieron en otro color de cabello peculiar, o mejor dicho dos, reconoció a Sakura caminando por el patio de la universidad, y también a Sasori que la acompañaba muy de cerca.
—¿Qué demonios hace ese imbécil aquí?— Sasuke se levantó del suelo, sus pasos fueron rápidos, y su vista en ningún momento se apartó de Sakura y Sasori. Detestaba pensar que su amiga era tan descarada, pues ahora incluso traía a un hombre nuevo con el que seguramente también tenía sexo.
—Sólo iré por mi ropa a los casilleros y...— Sakura hablaba para explicar su rutina a Sasori, lo sentía necesario porque de esa manera su acompañante no iba sin saber ni siquiera a dónde se dirigían, también funcionaría para mostrarle los lugares que frecuentaban. Aunque su explicación se vió interrumpida cuando Sasuke apareció ante ellos.
—Sakura— Sasuke tomó la muñeca de su amiga, apretando con fuerza y dejando una marca de sus dedos en ella. Sasori los miraba, pero prefería no interferir por el momento.
—¿Sasuke-kun?, ¿Qué ocurre?— Sakura dirigió su vista de Sasuke a la conexión entre ellos y de regreso al rostro de su amigo, trató de liberarse por su cuenta, pero Sasuke era claramente más fuerte.
Sasori estaba a un metro de ellos, sin hablar aunque preparado para separarlos si se requería. Sasuke era el primo de Obito, y su amigo nunca lo mencionó como un posible factor de daño para la joven, así que no quería usar la fuerza con alguien a quien sabía que Obito le tenía mucho aprecio. Era su familia, y Obito amaba a Sasuke.
—Vete de aquí, necesito hablar con ella a solas— Sasuke apretó más la muñeca de su amiga, que le veía asustada por su comportamiento poco habitual. Sasuke podía ser grosero, pero hasta la fecha nunca le había agredido físicamente.
—No pienso retirarme— Sasori le sostuvo la mirada, aparentemente no tenía interés en ellos, pero la verdad es que estaba tratando de analizar si Sasuke era o no una amenaza.
—Sasuke-kun, me estás lastimando— la joven Haruno se removió para intentar escapar de su amigo, el contacto con hombres era algo a lo que no se acostumbraba, ni siquiera si era una persona a la que amaba como sucedía con el Uchiha.
—¿Por qué estás ahora con Sasori?— exigió saber Sasuke, agitando el cuerpo de la chica que no se rendía en su propósito de liberarse. Sasori era solamente un espectador, uno al que esos dos chicos comenzaban a dejar de notar.
—¿De qué hablas?— Sakura le observó como si fuera un demente, no podía estar hablando en serio, ella no estaba con Sasori de la manera en que él estaba imaginando. El pelirrojo ni siquiera había aceptado ser su amigo.
—Dices todo el tiempo estar enamorada de mí, y a la primera oportunidad que tienes te acuestas con Amai— los ojos jade de Sakura se abrieron con sorpresa, Sasuke apretaba su muñecas con insistencia, y estaba tan molesto con esa situación que no se percataba de las heridas que ella ya tenía. Sasori también se encontraba asombrado por las palabras de Sasuke, el Uchiha mencionó a la persona que debía mantener alejada de Sakura —Y hoy incluso traes a un hombre nuevo a la universidad, ¿Qué no sabes que Sasori es mucho mayor que tú?— Sasuke habló nuevamente, irritado con Sakura por su comportamiento. Sasori era mucho mayor que ella, tenía veintisiete y según sabía por conversaciones que escuchó de Obito, él pelirrojo también era padre de un pequeño niño. Claramente no se trataba del mejor partido.
—¿A ti que te interesa?, Siempre dices que soy una molestia y rechazas mis sentimientos desde la primera vez que me confesé— Sakura por fin consiguió apartarse de Sasuke, se sentía valiente por sus últimas sesiones, porque ella se propuso ser de nuevo la Sakura alegre. No pensaba permitir que Sasuke la trate como a la misma joven idiota de siempre —Lo único que te molesta es que estás perdiendo a la estúpida que siempre te es incondicional, daña tu ego saber que no continúo esperando a que me mires— se liberó de todos los sentimientos que guardaba su corazón, ese día, Sasuke no iba a pisotear su orgullo.
—No te mientas, nunca me has amado como siempre presumes. Eres solamente una maldita superficial que quería salir con el chico popular— se burló Sasuke de ella, porque en su opinión, Sakura solamente estaba enamorada de él por ser el joven al que todas las chicas perseguían, por ser uno de los mejores de la clase, por tener una familia reconocida, por ser bueno en los deportes y poseer un gran atractivo —Le abriste las piernas a otro que tal vez llenaba las expectativas que deseabas, pero déjame decirte que sólo es un estúpido que no para de gritarle al mundo lo fácil que fue tenerte en su cama— continuó el Uchiha, sin importar que Sakura lloraba por sus crueles palabras. Ella hace tiempo también rechazó a Naruto de mala manera, ¿Por qué él debía tenerle consideración?
—¿Él te contó lo que hizo?— ella limpió sus ojos, todavía tratando de ser fuerte y de impedir que Sasuke la lastime. Le dolía y le aterraba que Amai estuviera contando a todos lo que le hizo, y le avergonzaba más que ahora Sasuke tambien lo sabía.
—Se burló de ti diciendo que eres la mujer con menos experiencia que ha conocido— volvió a hablar Sasuke, deseaba que Sakura se sintiera igual que él, por haber jugado a la chica enamorada y al final traicionarlo con un idiota que no valía la pena —Felicidades, Sasori. Te conseguiste a una novia muy fácil de manejar— Sasori apretó sus manos, Sasuke estaba siendo innecesariamente cruel, tanto que se sentía tentado a golpearlo sin importar que Obito se moleste después.
—Idiota— Sakura golpeó la mejilla de Sasuke con su mano derecha, lo que él Uchiha miró no era lo que esperaba, Sakura temblaba de miedo —No puedo creer que me estés juzgando a mí, deberías reclamarle a él— la joven empujó a su compañero para pasar a lado de él y correr al baño de chicas, esperaba que de verdad no hubiera ninguna compañera en las instalaciones en ese momento.
Apenas divisó a Sakura entrando al baño de mujeres, Sasori decidió hacerle frente a Sasuke por su anterior comportamiento, lo tomó por el cuello de su camiseta y lo elevó un par de centímetros del suelo. Sasuke debía ponerse de puntillas, y aunque intentaba quitarse a Sasori de encima, no lo conseguía. Algunos alumnos que pasaban por ahí se detenían a ver, aunque ninguno se atrevía a tratar de escuchar su conversación por temor a que los dos se molesten.
—Escúchame bien, Sasuke. La única razón por la que no te golpeé es porque eres el primo de Obito, la próxima vez que la lastimes, voy a destrozar tu bonito rostro— Sasori lo empujó, y al perder el equilibrio, Sasuke terminó cayendo al suelo —Y piensa bien lo que le dirás, porque no sabes nada de lo que ocurrió entre ellos. ¿Por qué crees que Obito me contrató para cuidarla?, Sakura vive temiendo de Amai— Sasuke se sorprendió con esas últimas palabras, pues no sabía que si Sasori estaba con su amiga era porque Obito se lo pidió.
Sasori siguió a Sakura, anteriormente la miró entrar a los baños, así que sin importar que no debería acceder por ser un sitio exclusivo de mujeres, abrió la puerta y entró sin haber llamado antes. Encontró a Sakura al pie de los lavabos, el grifo estaba abierto y ella limpiaba sus manos con gran insistencia y murmuraba cosas que no lograba escuchar, Sasori se asombró al ver que las muñecas de la joven estaban rojas y llenas de rasguños. Observó por debajo de las puertas para asegurarse de que estaban solos, y afortunadamente así fue, cerró la puerta principal con seguro para evitar que otro entre, después regresó su vista a la pelirrosa, no conocía alguna manera de ayudarle.
—Sakura...
—Ya no quiero escucharlo, no quiero ver su maldita sonrisa— Sakura estaba llorando, la bonita sonrisa con la que le contaba que regresaría a sus clases de natación había desaparecido —Ya no quiero sentir sus manos— la joven rasguñaba sus muñecas y las dejaba bajo el agua, eso funcionaba para llevarse el rastro de sangre.
Sasori caminó los pasos que le faltaban para llegar a ella, cerró la llave del agua y tomó a tientas el papel que tenían cerca de los lavabos para secar su manos. Abrazó a la joven como un intento de consuelo, las piernas de Sakura fallaron, provocando que su cuerpo se derrumbe contra Sasori. Ambos terminaron sentados en el suelo, Sakura llorando y él sin apartarla de su lado.
—Nunca voy a permitir que te hagan daño, estaré siempre a tu lado hasta que tú me pidas lo contrario— le prometió Sasori cerrando sus propios ojos, su barbilla descansaba sobre la cabeza de Sakura, lo que le permitía acariciar su cabello con total libertad.
—¿Por qué Sasuke-kun no hace nada?, ¿Me está culpando a mí?— Sakura rodeó con sus brazos el cuerpo de Sasori, se sentía igual de protegida por él como lo estaba con Hinata o Ino.
—Es un idiota que no sabe de lo que habla. Ya no te molestará— aseguró el pelirrojo tranquilo, él se encargaría personalmente de que Sasuke Uchiha no vuelva lastimar a esa frágil joven.
—No se aparte de mí, Sasori-san. Se lo suplico— le pidió la Haruno sin poder controle su llanto, Sasori tenía en sus manos más papel para ella, y con ello se encargaba de limpiar su rostro.
—Me quedaré— no rompió su unión con ella, era su forma de demostrar que sus palabras eran sinceras —Puedes llorar con total confianza— los dedos de Sasori se deslizaban por los suaves cabellos de Sakura.
Los dos permanecieron en ese sitio todo el tiempo que fue necesario, Sakura tardó en recuperarse, pero por ese día y en compañía de Sasori, no se sintió tan sola.
Sakura se desplazaba entre las opciones de canales del televisor con ayuda del control remoto, ella estaba recostada en el suelo de la sala sobre una manta, y Obito permanecía sentado en uno de los sofá, ambos esperaban a qué Hinata llegue al departamento para entre los tres escoger que comida encargar a domicilio. Hinata debió reunirse con algunas vecinas que le invitaban al festival que harían en el edificio.
—Escucha, imagino que debe ser difícil querer hacer otra denuncia después de la mala experiencia con la primera, pero en esta ocasión yo te ayudaré— inició a hablar Obito, captando por completo la atención de Sakura, ya habían hablado del tema antes, y Sakura seguía teniendo miedo de pasar por lo mismo —Conozco a muchas personas con las que tengo buena relación, además de que otras más le deben grandes favores a mi familia— trataba de convencerla con ayuda de esa pequeña arma secreta que tenía, los Uchiha siempre tendrían el apoyo de los Senju, y eso de debía a qué existía cierta relación de amenazas entre ellos.
—¿A quién le pediríamos ayuda?— indagó ella posando sus ojos jade sobre el Uchiha para de inmediato mirar hacia otro lado, el novio de Hinata tenía ese porte elegante que inspiraba respeto y también intimidaba a cualquiera.
—Al jefe de policía de la ciudad, a Tobirama Senju— respondió sin más, hablar sobre Tobirama era un asunto muy delicado en su familia, su abuelo podría llevarse aparentemente bien con Hashirama, pero a Tobirama no lo toleraba. Todavía con eso, Obito no comprendía cómo fue que su abuelo se involucró con una Senju.
—¿Qué?, ¿Usted lo conoce?— la expresión en el rostro de Sakura hizo notorio su gran asombro, para ella, llegar a Tobirama Senju era algo imposible, él era un hombre que se dedicaba exclusivamente a su trabajo y no atendía cualquier tipo de asunto. De inmediato se incorporó en su sitio, ahora sentada frente a Obito y prestando total atención.
—Así es, con su ayuda por fin vamos a obtener justicia— Obito sonrió, demostrando yen realidad confiaba en su plan, Sakura se permitió obtener un poco de esa esperanza también —No puedo prometer que será rápido, lo que sí te aseguro es que no descansaré hasta que ese maldito esté en prisión— colocó una de sus manos sobre el hombro de Sakura, sellando de esa manera su promesa.
—¿Cómo será posible?, Han pasado meses y si me hacen una prueba ahora no encontrarán signos de la violación...— murmuró un poco decaída, se había informado sobre el tema, y tenía claro que su situación no era las más favorecedora. Estaba en desventaja, puesto que demostrar que su denuncia era cierta no sería sencillo, incluso podría tardar años en demostrarlo o su denuncia terminaría perdida entre otras que no se resolvieron.
—Existen otras maneras de poder demostrarlo, usando testigos es un ejemplo— le dijo Obito rápidamente, esperando poder convencerla para hacer otra denuncia. Lo justo es que ese joven pague por lo que hizo, y así Sakura pueda vivir tranquila sabiendo que su agresor está en prisión. Aunque eso no disminuía su deseo de torturarlo —Hinata y yo te vimos el día del incidente, nuestro testimonio es una buena carta. También están las cámaras de seguridad de la escuela, en ellas se debió registrar cuando ambos entraron, incluso el velador de la universidad, quizá observó algo— y con tal de obtener justicia, Obito fue capaz de dejar a lado su orgullo para hablar con Kakashi y pedirle que le ayude a conseguir las grabaciones de ese día.
—¿En serio?— Sakura lo miraba, todavía no estaba por completo convencida, empero, comenzaba a confiar en que Obito le decía la verdad, por algo Hinata también lo hacía.
Obito asintió, Hinata y él habían cualquier cosa por ayudar a Sakura —Y si eso no funciona, todavía me queda un as bajo la manga— el Uchiha desvío la mirada un instante, y la joven logró notar que la sonrisa en sus labios se volvía más atemorizante —Lo voy a obligar a confesar— apretó sus manos, no sería la primera vez que intimidaba a una persona usando la fuerza, y tampoco sería la última.
—No, Obito-san. Usted no tiene que poner en riesgo su imagen, además, no me gustaría que le suceda algo que preocupe a Hinata-chan— la Haruno no tardó en contradecirlo, no porque no le agradaba pensar en que Amei recibiría un fuerte maltrato físico, sino que la idea que Obito pueda estar en peligro moral o físicamente quedaba completamente descartada. Hinata amaba a Obito, y Sakura no iba a permitir que él esté en problemas por su culpa.
—Créeme, tengo mis formas de no dejar rastro— mencionó Obito sin verla, lo que hizo que Sakura se pregunte que tan cruel podría llegar a ser Obito Uchiha. ¿Hinata lo sabría?
—Hay otra manera— susurró ella encogiéndose de hombros, su vista estaba fija en el suelo, le apenaba tener que confesarlo.
—Te escucho— le animó a continuar, Obito podía esperar el tiempo necesario para que ella hable.
—Amai... Él tiene vídeos que muestran el momento de la violación— le reveló su secreto, mismo que dejó sorprendido a Obito —Sé que los esconde en su casa, es el único lugar seguro. No puede hacerlo en la universidad porque corre el peligro de que otro lo descubra, tampoco darlo a un amigo porque será el mismo problema— llevaba tanto tiempo pensando en el sitio que podrían estar esos vídeos, quería recuperarlos para evitar que él los siga usando en su contra.
—Entiendo— respondió el Uchiha reflexionando para sí mismo, tal vez era momento de allanar una casa.
—Sé que deberíamos buscar los vídeos y presentarlos como evidencia, pero es tan humillante que otras personas vean lo que me hicieron. No es justo— la joven abrazó sus piernas, escondiendo su rostro entre sus rodillas, también era muy vergonzoso tener que hablar con el novio de su amiga sobre lo que le hicieron —Por favor, prometa que no buscará los vídeos o usará la fuerza... No a menos que sea la última opción— le suplicó Sakura haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llorar.
—Te prometo que no lo haré, si tú no quieres, intentaremos hacerlo con la primera opción— él le miró fijamente, los testigos quizá ayuden, sin embargo, no serían definitivos para poder hacer que progrese esa denuncia. Obviamente no le diría eso, quería que ella se anime a buscar justicia, no que piense que es una tarea imposible.
—Gracias, Obito-san— Sakura sonrió un poco, estaba muy agradecida con él por todo el apoyo que les brindaba —Hinata-chan es muy afortunada de tenerlo a usted— el Uchiha se sonrojó y desvió la mirada, al menos si le agradaba a una de las amigas de su novia.
Obito suspiró con ese recuerdo, por lo que habló con Yahiko y Nagato, no sería tan sencillo demostrar la culpabilidad de Amai. El Uchiha buscó entre su lista de contactos del celular, y cuando encontró el que necesitaba, comenzó a marcar los números en el teléfono que había en el escritorio de su oficina.
—¿Quién habla?— la voz fría y desinteresada de Tobirama Senju lo recibió desde el otro de la línea, Obito rodó los ojos, le molestaba sólo imaginarlo viviendo tranquilo.
—Uchiha Obito— contestó él intentando contener su mal humor.
—Ah, eres tú— murmuró Tobirama, estaba sorprendido por tener una llamada del nieto de Madara, y no estaba seguro de querer escuchar lo que tenía que decir —No pienso atenderte hoy— estuvo a unos segundos de terminar la llamada, empero, Obito habló de nuevo llamando su atención.
—Será mejor que no te atrevas a colgar, sabes bien que hace falta sólo una llamada mía para que tu reputación comience a caerse a pedazos— le advirtió Obito, y por un instante su voz tomó un tono más amenazante, los dos no eran amigos, y ahora parecía que ni siquiera podían considerarse un par de conocidos. Parecían enemigos a punto de tener una poco agradable conversación.
—¿Qué quieres?— Tobirama golpeaba su escritorio con la mano izquierda, odiaba saber que Obito tenía razón, la familia Uchiha podía arruinarlo cualquier día que desee.
—Necesito que me ayudes a llevar un caso, tienes que asegurarte de que la persona que mencione esté en prisión el resto de su vida— fue directo con el Senju, no necesitaba decir otras palabras que endulcen su petición, Tobirama no aceptaría fácilmente a ir en contra de las leyes. Por eso prefirió hacer lo correcto, denunciar y pedir a Tobirama que el mismo se encargue de que todo transcurra de acuerdo a la ley.
—¡Estás loco!, ¡No pienso quitarle la libertad a una persona solamente porque no te agrada!— los gritos de Tobirama le obligaron a despegarse el teléfono del oído, la verdad es que si imaginaba una reacción de ese tipo de su parte —Haz lo que quieras conmigo, no vas a amenazarme— dijo con seguridad el Senju, prefería perder su carrera que lastimar a un enemigo de los Uchiha.
—¿Tu hermano mayor no te enseñó modales?, Primero debes permitir que las personas terminen de hablar— le recordó Obito con una ligera risa sarcástica, algo que hizo enfadar más a Tobirama. Obito se burlaba de él, y eso no lo toleraba.
—No me harás cambiar de opinión— de nuevo fue interrumpido antes de terminar la llamada, y Tobirama debió morderse la lengua para evitar maldecir.
—Lo haré, porque a diferencia de mi abuelo, yo no me voy a tocar el corazón por tu hermano Hashirama— habló Obito con su tono imponente de voz, Tobirama no dijo una palabra, sabía que no mentía. Obito no le tenía aprecio a su familia, no como Madara que se resignó a tratarlos —Házme enojar, insultame una vez más y me encargaré de terminar con la carrera política de tu hermano. Creo que a la prensa le sorprenderá demasiado que Hashirama Senju encubrió lo que le hiciste a mi tío Izuna— finalizó su amenaza con esas palabras, Obito no tenía nada que perdonar, en cambio Tobirama sí, él no quería ver a su hermano mayor perdiendo sus sueños.
—Bastardo— susurró Tobirama mientras apretaba sus manos con fuerza.
—Perdiste tu oportunidad, Tobirama Senju— Obito tenía su dedo en el botón que acabaría con esa llamada, estaba seguro que si colgaba, Tobirama no tardaría en buscarlo. El amor por su hermano Hashirama era mayor que su orgullo.
—Espera...— pidió Tobirama muy en contra de su voluntad —Dime quién es— si se trataba de alguien que lo merecía, entonces podría hacerlo sin remordimientos.
—Se trata de un chico de la universidad de arquitectura de Konoha, abusó de una de sus compañeras. Tus oficiales no la trataron bien cuando intentó denunciarlo, se burlaron de ella— y de recordarlo su molestia crecía, que clase personas trabajaban para Tobirama, ¿Por qué tenían que ser unos cretinos igual que él?, Maldijo en voz baja a esos oficiales otra vez, merecían no volver a trabajar junto a los demás policías.
—Si me das el nombre de los oficiales, también puedo encargarme de ellos— ofreció Tobirama, debería reprender a sus oficiales por su mal trabajo, más cuando se trataba de una situación tan delicada. Ayudaría a Obito, porque él no soportaba las injusticias, por algo trabajó para convertirse en el jefe de policía.
—Te los enviaré al correo— le respondió el Uchiha tranquilo, le aliviaba saber que esas personas recibirían su merecido —Sobre este chico, es necesario que asignes a uno de tus mejores oficiales para este tipo de delito. Han pasado meses y no será sencillo demostrar que abusó de la joven— comenzó a explicarle, aunque conocía a los mejores abogados de la ciudad, ese tipo de delito no eran tan sencillos de manejar.
—¿Quién es?— indagó Tobirama, en su mano ya tenía una pluma y sobre su escritorio una libreta que siempre lo acompañaba.
—Se llama Amai— confesó finalmente Obito, una sonrisa se dibujo en su rostro al comprender que su plan estaba funcionando.
—Lleva a la chica a mi oficina, yo mismo tomaré su caso— le dijo Tobirama tras meditarlo un poco, quizá lo mejor sería tratar el asunto por su cuenta.
—El lunes estaré sin falta— exigió el Uchiha, no podía esperar a que pase más tiempo sin iniciar con esa denuncia.
—Que sea después se mediodía— fue la petición de Tobirama, porque si Obito se sentía con el derecho de ordenarle, él también podía jugar de esa manera.
—De acuerdo— aceptó Obito rodando los ojos, Tobirama Senju nunca cambiaría.
Obito se encontraba sentado en un sofá muy cómodo, a su lado Hinata estaba lo más cerca de él que podía, le gustaba recargar su cabeza sobre su hombro y que él acaricie sus muslos, incluso usando un pantalón de mezclilla lograba sentir a la perfección el sutil toque de sus dedos. Ambos esperaban dentro de una estética la cita que anteriormente pidieron gracias a una llamada telefónica, Hinata se miraba muy ansiosa, tocaba su cabello y veía a las mujeres a las que atendían.
—¿Estás nerviosa?— Obito tomó las manos de la joven Hyūga para llamar su atención, ella por fin le miró con esos ojos que lo hipnotizaban. Para el Uchiha fue imposible no acercarse a ella y depositar un suave beso en su frente, eso consiguió que ella se sonroje fuertemente.
—Mi cabello quedará corto, desde hace mucho no lo tenía de esa manera— confesó apenada, y como no quería que otras personas la vean, Hinata abrazó a Obito y se escondió entre sus brazos —Me pregunto si me veré muy diferente— murmuró contra el cuerpo de su novio, el Uchiha también se sonrojó al sentir todas las miradas de los clientes sobre ellos.
—Pienso que seguirás tan hermosa como siempre— acarició el cabello de Hinata, no comprendía porque ella parecía tan asustada, pero imaginaba que se debía al gran cambio que tendría. La novia de su abuelo decía que algunas mujeres se atemorizaban cuando se trataba de hacer una transición significativa en ellas mismas.
—¿De verdad?, ¿Te gustaría incluso si mi cabello es demasiado corto?— quiso saber ella, no se atrevía a verlo, todavía estaba muy avergonzada por las pequeñas nuestras de afecto que los demás a su alrededor estaban presenciando. Los clientes los observaban y sonreían, sobretodo las mujeres adultas, Hinata pensaba que se debía a esa buena suerte que tenía su novio con los ancianos.
—Te amaré incluso si tienes el cabello igual a mí— Obito besó la coronilla de su cabeza, un gesto que denotaba su gran amor por ella, también que sus palabras ni estaban lejos de la verdad. Él realmente amaría a Hinata aunque ella no tenga ningún cabello, porque además de conquistarlo con su lindo atractivo, Hinata lo cautivó con su forma de ser tan bella. Era más que un ángel en apariencia.
Hinata comenzó a reír demasiado por sus palabras, se apartó de Obito para poder verlo a la cara, e imaginarse a sí misma con el cabello de su novio —Entonces yo te amaré incluso si te dejas crecer el cabello tanto como el mío— ella desvió la mirada, hasta ese momento se atrevió a intentar confesar que lo amaba.
Obito se sonrojó por las palabras de Hinata, y deseaba no estarse equivocando en su interpretación —Hinata, ¿Tú me a...?—
—¡Es su turno!— Mei Terumi apareció frente a ellos, sonriendo e interrumpiendo sin querer la conversación de ambos —Lamento si los hice esperar más de lo debido, mi cliente anterior realmente no quería irse— se acercó más para susurrar eso último, y de nuevo su risa encantadora hizo sentir más avergonzada a Hinata.
—No se preocupe— murmuró la Hyūga sonriendo nerviosa, Obito debió rodar los ojos con fastidio. Esa mujer interrumpió una situación demasiado importante.
—Ay si eres tan linda— Mei tomó las manos de Hinata para levantarla de su sitio, haciendo enfadas más a Obito, puesto que le estaban alejando de su novia. Mei, ajena a las miradas molestas de Obito, continuó tocando las mejillas de Hinata y después su cabello trenzado —Tu cabello es hermoso y brillante, la peluca será fantástica— celebró ella fascinada por el buen cuidado que tenía la chica con su cabellera.
—¿Usted también se encarga de eso?— preguntó la ojiperla sorprendida, por unos segundos volteó a ver a Obito, que asintió para darle una respuesta.
—¡Claro!, En eso quedamos cuando hicieron cita conmigo— Mei guiñó con su ojo izquierdo, Hinata se contagió de la sonrisa de la mujer, le parecía tan hermosa y con una actitud muy alegre.
—Ya lo tenía todo solucionado— Obito tocó las manos de Hinata, en sus labios se dibujó una linda sonrisa que ella devolvió de inmediato.
—¿Lista?— Mei tomó los hombros de Hinata para llevarla hacia la silla que usarían, frente a ella había un espejo, mismo en que Hinata se observó con detenimiento —Probablemente estés un poco asustada al pensar en cómo te verás después del corte, pero no te preocupes, como tu cabello es muy largo no quedará tan corto. Quizá llegará a tus hombros— la mujer señaló con sus dedos ambos costados de la chica, mostrando que su cabello probablemente llegaría por arriba de los hombros, Hinata sonrió cuando miró por el espejo a Obito levantando sus pulgares.
—Oh, creo que estará bien— Hinata respiró profundamente para reunir el valor que le faltaba, pensar en Hanabi le hacía sentir más segura, por la felicidad de su hermana haría lo necesario.
—Te verás hermosa, ojos de ángel— la animó Obito feliz, Hinata se sonrojó por el cumplido de su novio, una vez más todos los clientes giraron a verlos.
—Tu novio tiene razón, confía en mí— Mei invitó a Hinata a sentarse con una señal de su mano derecha, la ojiperla así lo hizo.
Hinata cerró los ojos cuando miró a Mei acercar sus tijeras a su trenza, la sintió cortar su cabello, y soltarlo para acomodarlo mejor con sus dedos. Mei entregó la trenza de Hinata a otra de sus compañeras, y con sus mismas tijeras recortó de mejor manera el cabello de la joven para dejarlo recto. Al final pasó una pequeña toalla por su cabeza para secar el exceso de agua que usó en ella antes, también cepilló su cabello y retiró la manta con que la cubrió. La Hyūga observó su reflejo en el espejo, el resultado le agradó, creía que se veía bien.
—Eres tan bella, ¡Te amo, Hinata!— gritó Obito sin lograr apartar su ojos de Hinata, su voz se escuchó por toda la estética, razón por la que un gran sonrojo apareció en todo el rostro de Hinata, Mei sonrió con ternura al notar el gran amor que sentía ese par.
—Obito-kun...— dijo la chica nerviosa, y para que negarlo, también estaba encantada al oír que la amaba aún con su cambio.
—Deberías decirle que también lo amas— le aconsejó Mei susurrando a su oído, Hinata volvió a sonrojarse —Dejaré tu cabello a mis compañeros, regreso en un momento— Mei se marchó para darles más privacidad, Hinata sabía que mentía, pues su cabello ya lo había entregado antes.
—Obito-kun, ¿Puedes tomarme una foto?— Hinata le prestó su celular a Obito, el Uchiha se había acercado a ella en cuanto Mei se fue de su lado —Quiero mostrarle a mi tío Hizashi y Neji-niisan— le explicó la Hyūga mientras juntaba sus dedos índices, Obito sonrió por su actitud.
—Ah, por supuesto— Obito desbloqueó el celular de Hinata, buscó el ícono de la cámara y al encontrarlo le hizo saber a Hinata que estaba listo. Ella sonrió y se levantó de su sitio para estar lejos del espejo, no quería correr el riesgo de que su tío y Neji noten a Obito en la foto.
El Uchiha tomó varias fotografías de Hinata, ella le sonreía cada que él le decía palabras bonitas sobre su nueva apariencia, al terminar, Obito le entregó el celular a Hinata.
—Gracias, Obito-kun. Te quiero— Hinata quiso decirle que lo amaba, empero, nuevamente creyó que no era el momento adecuado. Besó su mejilla rápidamente para después regresar a su celular, tal vez no lo decía, aunque si demostraría su amor.
—¿Les enviarás la foto?— el Uchiha tocó su mejilla, la reacción de Hinata lo había sorprendido. No le molestaba, al contrario, le encantaba que ella se atreva a besarlo.
—Ya lo hice— contestó Hinata mostrando su celular, Obito observó la imagen, pero no leyó los mensajes de texto. La Hyūga regresó su vista a su celular cuándo sintió que llegaba un mensaje.
Me he cortado el cabello, pronto tendré una peluca para Hanabi.
¿En qué lugar?
Fue la respuesta rápida de su primo Neji.
Es una estética que me han recomendado.
Hinata-sama, ¿Cree que yo podría donar mi cabello para Hanabi también?
Sí, a mí también me gustaría donar mi cabello.
Su tío envió un mensaje seguido de Neji para mostrar que le agradaba unirse a la propuesta que Hinata inició.
¡Sería increíble!, Yo puedo organizar las citas.
Esto alegrará demasiado a Hanabi.
Le podemos dar las pelucas en la cena a la que invitamos a tu jefe.
Hinata observó de reojo a Obito, le agradaba pensar en tener una cita con su familia y él, sin embargo, también temía que la descubran.
Tío, no he confirmado la cena con mi jefe.
Ya te dije que no aceptaré un no como respuesta, insiste un poco más. Si hace falta yo puedo hacer la invitación.
No es necesario, ahora sí le preguntaré y les daré la respuesta llegando a casa.
Perfecto, hija.
—¿Quieres ir a cenar con mi familia?— preguntó Hinata tocando sus dedos índices por segunda ocasión durante su tiempo en la estética, le avergonzaba sólo de pensar que tendría a Obito en su casa, ¿Y si él veía sus fotos familiares?, No quería que su novio vea la etapa en que usó brackets.
—Sería un placer— Obito se inclinó levemente hacia ella para unir sus labios en un suave toque, las dudas de Hinata se disiparon por un instante. Él siempre sería quien le ayudaba a reunir valor.
Extra.
Semanas antes.
El sábado por la tarde no había demasiadas personas en la empresa de la familia Uchiha, tal vez algunos del personal de limpieza o seguridad, también los pocos que no terminaron sus tareas o decidieron adelantar un poco. Obito era una de esas personas que debió asistir en fin de semana, una reunión importante con Inoichi Yamanaka le obligó a ir a la empresa y sacrificar su tarde de películas en el departamento de su novia, claro que para no separarse de ella decidió invitarla a ir con él. Ambos planearon regresar a casa después de que la reunión finalizó e Inoichi regresaba a sus labores, sin embargo, Madara había contactado a Obito para pedirle que juntos vayan a cenar, desde hace unos días su abuelo deseaba presentarle formalmente a su pareja.
Obito y Hinata habían esperado por más de una hora a Madara, pasaron varios minutos conversando y tratando de elegir una película en el cine para invitar a su abuelo y su nueva pareja después de la cena. Los dos terminaron dejando de lado su labor cuando Hinata decidió besar a Obito, y lo que inició como un toque inocente continuó subiendo de tono, la Hyūga no entendía que hacía Obito con un paquete de cuerdas en su oficina, y cuando le preguntó sobre ello, Obito le dijo que "Estaba preparado para todas las situaciones". Hinata permanecía recostada sobre el escritorio de forma horizontal, sus muñecas estaban atadas a los otros extremos del escritorio, su cuerpo se encontraba cerca de la orilla, lo que permitía que Obito presione sus caderas y la embista con fuerza, las piernas de la chica se encontraban levantadas hacia los hombros del Uchiha.
Quería gritar, el cielo era testigo de cuánto deseaba expresar todo lo que sentía en ese instante, pero debía morderse los labios para evitar que las pocas personas que probablemente habían cerca de la oficina los escuchen. Arqueó la espalda cuando el calor dentro de su cuerpo se sintió de mayor manera, su orgasmo se acercaba anhelante gracias a al experimentado toque sobre su clítoris, sus ojos se cerraron y su boca se abrió para por fin liberar el grito que desde hace poco quería salir desde su garganta, Obito se inclinó hacia ella para cubrir su boca y evitar en el proceso ser descubiertos.
—Hinata... Eres tan jodidamente sexy— el Uchiha cerró ligeramente los ojos al sentir que Hinata le mordía la mano, tenerla de esa forma le excitaba demasiado —Lo quieres, ¿No es así?, ¿Quieres terminar gracias a mí?— los dedos de Obito parecían quemarla igual que sus palabras, le fascinaba que él no detenía en ningún segundo su trabajo de atender la parte inferior de su cuerpo, él sabía que la estaba llevando al límite, y era tan arrogante que se lo recordaba con una gran sonrisa.
—¡Obito-sama!, ¡Sí, por favor!, ¡Lo necesito!— gimió encantada cuando él volvió a entrar y salir de su cuerpo, a Obito le gustaba provocarla con sus diálogos, la hacía suplicar por más de sus increíbles habilidades, y ella era incapaz de ignorarlo. Obito era el hombre que siempre le haría disfrutar al máximo, no renunciaría a eso, porque también le excitaba que le haga salir de su zona de confort.
—Di que eres mía, cariño— le pidió Obito al mismo tiempo que pasaba una de sus manos de su cuello a sus senos, sus dedos seguían el contorno, las sombras, se detenía en un pequeño lunar cerca del área y después volvía a intentar abarcarlos. Jamás podría cubrir con sus manos los senos de Hinata, pero su podía estimular sus pezones con suaves movimientos de sus dedos.
—Soy tuya, solamente tuya— gritó ella extasiada, Hinata estiró sus manos en un intento de tocarlo, aunque por culpa de las cuerdas en sus muñecas no logró cumplir su prometido. La situación la estaba rebasando, fue ella en parte la que provocó ese encuentro, y estaba lejos de arrepentirse, solamente esperaba que el abuelo de Obito tarde otra hora más en llegar. Así podría disfrutar de una segunda dosis.
—Que no se te olvide— Obito sonrió de medio lado, al mismo tiempo que impactada su gran mano sobre el trasero dela joven, ella gimió de nuevo como respuesta a la invasión que seguía sufriendo su cuerpo.
Lo deseó todavía más, deseaba que Obito siguiera embistiendo contra ella hasta que la obligue a finalizar con un increíble clímax, sus ojos perla lo buscaron, pero él parecía más concentrado en buscar los lugares correctos de su cuerpo para continuar haciéndola sentir tan bien.
Lo sintió salir de ella casi por completo para luego regresar al mismo sitio con fuerza, ella gimió y de nuevo Obito trató de callarla con una de sus manos. El Uchiha se movía sin dejar pasar mucho ni un segundo para descansar, habían encontrado el ritmo perfecto que los llevaría, sus dedos índice y pulgar tocaron suavemente su clítoris, por más que Hinata movía sus manos, Obito no la desataba. Se sentía un poco injusto que ella estaba completamente desnuda y su novio no, Obito a diferencia de ella sólo tenía los pantalones abajo, lo bueno es que no llevaba su camiseta y podía ver su abdomen perfecto.
—¡Ah!— cerró sus ojos, se deleitaba con cada caricia de su novio, la forma en que la penetraba, el increíble roce de sus cuerpos, el ruido que hacía su escritorio al moverse al compás de ellos —Estoy llegando a mi límite— le confesó la Hyūga con un tierno sonrojo sobre sus mejillas, el ruido que se creaba cuando sus cuerpos chocaban y las gotas de sudor que se reflejaban en su frente le hacían sentirse avergonzada.
—También estoy llegando— con ambas manos tomó la cintura de Hinata, quién se contraía y gritaba en voz alta por estar cerca del orgasmo, continuó embistiendo su cuerpo con más brusquedad de la que debería. Los fuertes y rápidos movimientos causaban que los senos de la joven se muevan, el Uchiha fue incapaz de alejar sus ojos de ella.
—Estoy enamorada de usted, Obito-sama es todo para mí— sus ojos perla se dirigieron a él, amaba ver a Obito y saber que él era suyo, cualquier persona desearía estar en su lugar, pero era ella quien tenía ese privilegio.
—Te amo, Hinata— Obito gimió después de su declaración, sentía como el interior de Hinata lo atrapaba con fuerza, era cuestión de segundos para que los dos por fin alcancen su preciado orgasmo.
—Yo te a...
—¡Obito, ya estoy aquí!— la fuerte voz de Madara Uchiha se hizo presente en la oficina, tanto Obito como Hinata giraron sus rostros para ver a la persona que entró a la habitación, detrás de él apareció una linda mujer de cabello castaño. Todos los presentes quedaron asustados por lo sucedido.
—¡Ah!— los cuatro gritaron al mismo tiempo, aunque la única que reaccionó rápido fue la novia de Madara, que se escondió detrás del Uchiha y cerró la puerta para que nadie más se percate de lo que ocurría dentro.
Hinata se desmayó sin poder articular alguna palabra en su defensa, Obito se asustó más al verla así.
—¿Qué demonios haces aquí?, ¡Toca la puerta antes de entrar!— Obito le gritó a Madara, mostrando su enfadado con su abuelo por haber invadido su privacidad al entrar sin tocar. El Uchiha intentaba hacer reaccionar a Hinata, pero la joven había quedado completamente inconsciente.
Obito salió del interior de Hinata para poder buscar su ropa y cubrirla, suspiró al notar que su erección todavía no desaparecía, pero aun así volvió a vestirse con su pantalón.. Madara se dió la vuelta para no tener que ver, Hisa lo imitó rápidamente, sin querer terminó viendo al nieto de su novio, y le sorprendía que quizá era más grande que el propio Madara Uchiha, algo que creyó imposible.
—¡No me hables así, niño estúpido!, ¿Cómo se te ocurre tener sexo en la oficina?— lo acusó Madara, estaba muy molesto con su nieto por estar de esa manera con la joven Hyūga. En lugar de preocuparse porque tardaba demasiado, Obito prefería tener sexo con la adorable mujer. Él pasó más de una hora tratando de arreglar su auto que los dejó a mitad de camino, y ahora ya entendía porque su nieto no respondía a sus mensajes o atendía sus llamadas. ¿Y qué significaba eso de tener amarrada a Hinata?
—¡Lárgate!, ¿Por qué sigues aquí?— Obito volvió a hablar en voz alta, no hacía falta ser un genio para saber que él se encontraba muy molesto. El Uchiha se apresuró a desatar las muñecas de Hinata, la cubrió de mejor manera con su saco y le colocó de nuevo sus bragas —Despierta, ojos de ángel— le susurró cuando la depositó con cuidado en el sofá, ella no respondió.
—¡Esta también es mi empresa!— le recordó Madara de mal humor, no podía concebir la idea de que su nieto se atreva a gritarle frente a su pareja, ¿Qué se creía ese idiota?, detestaba no verlo a la cara y hacerle notar la desaprobación que sentía —¡Si vuelves a gritarme frente a Hisa te juro que...!—
—¿Hisa?— repitió Obito interrumpiendo a su abuelo, giró un poco su cuello y fijó su atención en la mujer detrás de su abuelo, no la había visto antes —¿Qué haces tú aquí?— entrecerró los ojos al dirigirse a la mujer que acompañaba a su abuelo, era una locura que la nueva pareja de Madara sea precisamente la hermana menor de Hashirama y Tobirama.
—Dirígete a Hisa con más respeto, es mi nueva pareja. Incluso planeamos en casarnos— Madara cruzó sus brazos, de verdad deseaba darse la vuelta y darle más de un golpe a su nieto, empero, no lo haría por respeto a Hinata. No sabía si Obito ya había vestido a la joven o no.
—¿Por eso era la cena que me dijiste?— Obito reflexionó para sí mismo, si su abuelo le decía que quería casarse, entonces por ese motivo insistía tanto en presentarle a su pareja. Su abuelo iba realmente en serio con ella.
—Sí, pero lo arruinaste con tu escena— un ligero tic apareció en el ojo derecho de Madara, se obligó a respirar profundamente para controlar sus impulsos y no seguir discutiendo con Obito —Aunque no te culpo, recibiste las buenas proporciones de nuestra familia. Hisa también se desmayó la primera vez que me vió— habló orgulloso de sí mismo, y para que negarlo, también de Obito. Su nieto se parecía demasiado a él.
—¡Madara!— lo reprendió Hisa, que de inmediato golpeó con su brazo el costado de Madara, ¿Cómo le decía a su nieto sobre su vida íntima?
—Agh, que asco abuelo. No quiero saber sobre tu sexualidad o cuánto te mide— Obito movió su cabeza de un lado a otro, tratando de evitar que los recuerdos de su abuelo teniendo sexo con una mujer regresen a su mente, detestaba que todavía no lograba eliminar esa imagen desde que lo descubrió siendo un niño.
—Madara, mejor esperemos afuera— le propuso Hisa mientras tomaba su brazo, el Uchiha la observó de reojo, ella sonrió feliz —Podemos traer alcohol para ayudarla a despertar— prosiguió ella, no se sentía muy cómoda estando en ese sitio, lo ideal sería permitir que Obito y la joven que lo acompañaba se arreglen un poco para poder hablar los cuatro juntos sobre el restaurante al que irían.
—Sí, regresamos en un momento. Cuando la señorita Hyūga despierte podremos ir a cenar— aceptó Madara finalmente, a él tampoco le agradaba seguir en la oficina de Obito, creía que dañaba la privacidad de Hinata.
—Sí, como digas— Obito ignoró a su abuelo para continuar con sus intentos de despertar a Hinata por su cuenta. Madara quiso decirle algo por su falta de respeto, sin embargo, Hisa lo tomó de la mano para llevarlo con ella fuera de la oficina —Vamos, ojos de ángel. Mi abuelo y su novia ya no están— el Uchiha acariciaba las mejillas de su novia y le susurraba muy cerca de su oído.
—Obito-kun...— murmuró Hinata inconsciente.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• En este capítulo me centré un poquito en Sakura, por fin las cosas para ella van a mejorar, tiene a Obito y Hinata como sus amigos que la protegen y ahora Sasori se une al grupo de defensa, ¿Les gustó ver que no dejó maltratar por Sasuke?
• También poner a Obito amenazando a Tobirama fue interesante de escribir, los dos tienen una relación conflictiva por lo que sucedió con Izuna, pero tal vez los veamos interactuando de nuevo en el futuro 😉
• Aquí también vemos a Hinata cortándose el cabello, así que a partir de ahora ella ya tiene new look, les comparto unas imágenes para imaginarla mejor 💜✨
• Hisa Senju es oc que se incluye en esta historia como la actual pareja de Madara, ella sería la hermana menor de Hashirama y Tobirama e irá teniendo poco a poco participación. Espero les agrade el personaje ✨
• Obito por fin se vengó de Madara, ahora los dos han visto al otro en acción 😏
• En el próximo capítulo por fin le tocará a Obito conocer a su suegro y cuñados, Neji será el más difícil de agradar xd
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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