Capítulo XV: ¿Te gustaría ser mío?
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte I.
See the market place
In old Algiers
Send me photographs
And souvenirs
Just remember
'Til your dream appears
You belong to me...
///
Mira el mercado
En la vieja Argelia
Envíame fotografías
Y recuerdos
Sólo recuerda
Hasta cuando aparezca en tus sueños
Tú me perteneces...
.
.
.
Su ropa se encontraba húmeda debido a la lluvia, aunque no permanecieron tanto tiempo fuera del departamento, a Hinata le hacía bien regresar. Ya no sentía la mirada de las personas curiosas que se acercaban al espectáculo que montó su novio frente al puesto de brochetas al que le pidió asistir. Reconocer que finalmente Obito y ella eran novios, provocaba un intenso rubor en su rostro, también su corazón latía tan rápido que debía tocar su pecho a esa altura en un intento por tranquilizar su emoción. Se sentía orgullosa de haber tenido la valentía de confesar que lo quería, de haberle hecho la propuesta que llevaba esperando hacer desde hace tiempo. En el trayecto al departamento, Obito la cargó en su espalda, sin dejar de decirle palabras bonitas cada que tenía una oportunidad, ella debió esconder su rostro en la parte trasera de la cabeza de Obito, de esa manera conseguía ocultar un poco su vergüenza. Al estar en la entrada, decidieron subir las escaleras en lugar de usar el elevador, Hinata de inmediato se percató de lo ansioso que se mostraba Obito por llegar al departamento, caminaba más rápido, casi como si estuviera desesperado. Ella le sonreía y tomaba su brazo, pero Obito simplemente le devolvía la sonrisa con un estado de nerviosismo muy notable.
Las llaves las llevaba ella en la bolsa del abrigo que Obito le colocó antes de salir, detalle que agradecía mucho, así no sufrió de frío esa noche. Abrió la puerta y encendió el interruptor de la entrada, Obito seguía tan abrumado que no le permitió pasar a ella primero como de costumbre, tan sólo se quitó los zapatos y corrió en dirección a la maleta que dejó cerca de la sala. Hinata se encargó de cerrar bien la puerta, colgó las llaves en los ganchos que tenían pegados a la pared cercana a la puerta, se quitó sus zapatillas deportivas y corrió en busca de Obito. Su novio removía el contenido de su maleta, sacaba la ropa y la arrojaba al sofá a sus espaldas. La ojiperla se arrodilló a su lado, quiso tocar su hombro pero falló en el intento, Obito había encontrado lo que tanto buscaba, y ahora se dirigía a la cocina con la intención de servirse un vaso de agua. A la joven le pareció extraño ver el frasco de pastillas en la mano de Obito, miró discretamente en su maleta encontrando otros más, no se atrevió a revisarlos, lo primero era respetar su privacidad y esperar que él le confesara lo que sucedía si así lo quería.
Obito dejó el frasco de pastillas en la mesa de la cocina, justo a lado del vaso que ahora se encontraba vacío. Tomar su medicamento lo hacía sentir más seguro, fue demasiado difícil para él seguir conteniendo sus impulsos, el que Hinata le hubiera pedido ser su novio fue lo que lo ayudó a resistir hasta llegar al departamento. Si ella no lo hubiera detenido, estaba seguro de que habría lastimado más al sujeto desconocido. Observó a lo lejos los ojos preocupados de Hinata, la forma en que ella entrelazaba sus manos frente a su pecho y no apartaba su mirada de él. Decidió regresar con ella, caminando por la sala en oscuras, Obito no se detuvo hasta sentarse en el sofá. Hinata entonces se acercó a él, permitiéndole al Uchiha sentarla de lado sobre su regazo y abrazarla con mucho entusiasmo.
—Obito—kun...— la chica acarició el cabello negro de su novio, estaba un poco empapado, y a él parecía no importarle —¿Te parece si tomamos un baño?, Podríamos hacerlo jun-juntos— le invitó nerviosa, queriendo hacer reaccionar a Obito, su novio casi sonríe por su tímida propuesta.
—Lo siento mucho, Hinata. ¿Te asusté?— ella parpadeó confundida, esperaba que Obito actuara diferente, normalmente él aceptaría su propuesta con esa mirada traviesa que siempre le hacía tartamudear. Ahora Obito le mostraba una nueva faceta, una donde quién parecía asustado era él en lugar de ella. Se preocupó por su novio, acarició sus mejillas y besó su frente para animarlo un poco, justo como Obito lo hacía con ella.
—¿Lo dices por lo sucedido con aquel hombre?— el Uchiha desvió la mirada mientras asentía, tenía miedo de haberla asustado, no estaba preparando para que Hinata le tuviera miedo, eso lo soportaría. Hinata tomó ambos lados de su rostro, y aprovechando que esa noche estaba actuando muy valiente, se atrevió a besarlo. Los labios cálidos de la ojiperla funcionaron para llenar de calor su pecho, haciendo que Obito se sintiera menos preocupado —Tú me defendiste, no me asusta eso. Sólo estoy preocupada por ti, te lastimaste de nuevo— ella comenzó a quitarle las vendas de su mano, al observar la sangre seca en su piel, estuvo por levantarse para ir por el botiquín, Obito se lo impidió sujetando su cintura.
—Necesito estar contigo. No me dejes solo, ojos de ángel— recargó su cabeza sobre su hombro, Hinata continuó acariciando su cabello para mostrarle su total apoyo. Obito estaba mal, pero no conseguía comprender el motivo que lo tenía así, esperaba que él le tuviera la confianza de contarle lo que le sucedía.
—No te dejaré por ese incidente, Obito-kun. Yo te quiero, no me alejaré a menos que seas tú quien me lo pida— trató de convencerlo con la misma promesa que le hizo hace tiempo, su linda sonrisa funcionó para terminar con los sentimientos negativos de Obito. En ningún momento detuvo las caricias que le proporcionaba a su cabello, fue descendiendo a sus mejillas, a su cuello. Lo besó una vez más, demostrándole todo el amor que sentía con esa acción.
—Existe algo que te he estado ocultando, lo lamento. Requiero decírtelo ahora, no más secretos entre nosotros— las manos de Hinata se alejaron unos centímetros de Obito, él estaba por confesarle uno de sus secretos, lo que tanto lo preocupaba en ese instante. Ella se sentía mal por ocultarle cosas también, y no tener el valor de decirlo como lo hacía Obito.
—¿Qué sucede?— su voz sonó realmente preocupada, no entendía el repentino cambio de la situación. Las manos de Obito temblaban cada que se acercaba a ella, como si tuviera miedo de algo que Hinata no lograba descubrir. No le gustaba verlo así, tan indefenso, sentía que debía hacer algo para ayudarlo, el problema es que no sabía que.
—Lo que viste antes... En ocasiones no me puedo controlar— Obito no sabía por dónde comenzar, en realidad, no había planeado o siquiera pensado en confesarle su secreto a Hinata. La amenaza de Rin lo había hecho pensar en esa opción, debí decirle a la Hyūga aquello por lo que creía podría dejarlo. De esa manera perdió muchos amigos, y estaba bien con ello, pero a Hinata no quería perderla. Ella era lo único que le daba sentido y dirección a su vida, la amaba más de lo que alguna vez amó a otra persona.
—¿A qué te refieres?— preguntó la ojiperla un tanto confundida, sabia que Obito solía enfadarse con facilidad, lo había visto en muchas ocasiones llamar la atención de sus empleados de una manera brusca. Sin embargo, continuaba perdida, sin saber lo que Obito intentaba transmitirle. Tenía el conocimiento de que Obito practicaba yoga para controlar su ira y aliviar el estrés, ella algunas veces se unió a él en eso, aunque ahora descubría que también tomaba medicamentos. ¿Que función tenían?, ¿Por qué ese hecho no se lo había mencionado?
—Yo... Padezco de un trastorno— se detuvo después de esa oración, parecía que decirlo le estaba costando demasiado. Hinata tomó su mano derecha en señal de apoyo, quería saber todo lo que atormentaba a su novio, quería ayudarlo en todo lo que fuera posible —Trastorno explosivo intermitente— espero un poco a que terminara, empero, su novio no agregó más después de eso.
—Lo siento, Obito-kun, no estoy entendiendo— parpadeó en repetidas ocasiones, agitando su cabeza ligeramente. Era la primera vez que escuchaba sobre aquello —¿Qué significa?, ¿Hay un tratamiento?, Dime en qué puedo ayudarte— habló apresuradamente, Obito colocó su dedo índice sobre sus labios mientras trataba de sonreír. Lograba notar su preocupación, pero no deseaba preocuparla con su confesión. Hinata le miró con sus ojos perla, causando que el corazón del Uchiha diera un salto.
—Tranquila, Hinata— besó suavemente su frente, el cariño con que lo hacía provocó un sonrojo en las mejillas de la chica. Se supone que ella debería tranquilizarlo, y estaba resultando ser lo contrario —Ya me ayudas mucho, eres mi pequeño ángel, ¿Recuerdas?— las manos de él seguían a los costados de su rostro, acariciando lentamente, disfrutando de su contacto con la piel fría de su novia. Su cabello húmedo se pegaba en su cara, así que con cuidado lo apartaba. Se percató de que ella tiritaba, producto de haberse expuesto por algunos motivos a la lluvia, aunque Hinata no parecía consciente de ello, en ese instante solamente tenía ojos para él.
—Obito-kun... Quiero saber que es lo que te ocurre— no le permitió cambiar de tema, ella también acercó sus manos a sus rostro, impidiéndole desviar la mirada. Los ojos de Hinata lo hipnotizaban, ella no era muy buena para ocultar sus emociones, pero eso le encantaba, de esa forma le era más posible entenderla. Admitía que esa dulce chica y sus lindos ojos eran su debilidad.
—Primero, respondiendo a tus preguntas, te diré que es un trastorno que involucra episodios de actitudes impulsivas y violentas. Existen momentos, aunque sea por algo tan mínimo... No me es posible controlar mis emociones, termino agrediendo a personas de manera verbal o física, en otras ocasiones incluso me hago daño a mi mismo— Hinata siguió la trayectoria en que se movieron los ojos oscuros de Obito, encontrándose con su mano ensangrentada. Ahora Hinata creía saber porque su novio llegó con una herida en su mano, como él mismo le contaba, solía hacerse daño por culpa de sus arrebatos —Tiendo a exagerar, después me arrepiento de mis acciones. Ahora que estoy contigo, el miedo me invade cada noche, no quiero que por culpa de esto yo te lastime. Cuándo te he levantado la voz... Créeme que no me perdono— eran pocas las ocasiones en que el mal humor de Obito la afectaba, al final siempre solía pedir perdón por sus acciones imprudentes, y ella simplemente no podía guardarle rencor. Tomó la mano de Obito, sin atreverse a tocar la herida de sus nudillos, en ella depositó varios besos que hicieron ruborizar al Uchiha.
—Obito-kun, no digas eso— sollozó al verlo en ese estado, prefería la sonrisa que se formaba en sus labios cada vez que la miraba. Sus manos volvieron a su rostro, haría todo lo posible por aliviar la tristeza que cubría el semblante de su novio —Yo si te perdono, como aquella vez que me pediste tirar el girasol, tú te disculpaste y te creí por lo sincero que te mostraste— besó sus labios sin temor. Fue despacio, saboreando cada milímetro de su boca, y queriendo demostrar todo su amor con ese delicado contacto. Disfrutó tocando los brazos de Obito, su abdomen, su torso, sus hombros, su cuello... Se sentía maravilloso compartir un beso con la persona que aceleraba su corazón.
—Ojos de ángel...— mantuvo su frente unida a la de Hinata.
—Existe una cura, ¿Verdad?, ¿Por eso usas medicamentos?— intentó animarse a sí misma con ese pensamiento, tal vez en algunos meses o unos años más, Obito podría dejar de preocuparse por hacerle daño con sus actos violentos. Podrían ser completamente felices juntos, solucionando otros de sus problemas. Tenía miedo de que Obito la dejara por ese problema, ella realmente quería estar a su lado.
—No precisamente, estoy en tratamiento pero no quiere decir que desaparecerá. Mi psicóloga dice que el efecto del trastorno irá disminuyendo conforme avance mi edad, es a la teoría que ha llegado en mi caso— ella asintió a sus palabras, sería sólo cuestión de tiempo. Hinata se consideraba una persona paciente, podría seguir tratando con él y entenderlo un poco más ahora que le contaba con sinceridad su secreto —Pero mi tratamiento funciona, no sufro de tantos episodios como en mi infancia y adolescencia— la esperanza se hizo más presente en Hinata, eso quería decir que Obito estaba mejorando. Tenía el impulso de volver a besarlo, pero se resistió a ello, primero necesitaba terminar su conversación con él.
—¿Esto es desde tu infancia?— a sus recuerdos llegaron más imágenes del álbum que Madara le mostró hace tiempo, Obito parecía tan pequeño e inocente que no lograba imaginarlo siendo violento. Madara nunca mencionó ese detalle, sólo le dejaba ver las fotografías de Obito hasta sus trece años. Lo entendía, no era él quien debía revelar esa situación.
—No fui diagnosticado hasta mi adolescencia, pero durante parte de mi infancia solía comportarme de manera alarmante según mi abuelo— reconoció un tanto incómodo, no le gustaba hablar de su infancia, con la única que lo hacía era con su psicóloga Karui. Empero, también entendía que debía continuar siendo sincero con ella ahora que se presentaba la oportunidad —Por lo que él menciona y lo que yo recuerdo, los especialistas que me atendían llegaron a la conclusión de que desde mi infancia comenzaba a mostrar síntomas— como ella no comprendía del todo lo que trataba de decir, Obito decidió ser más específico, Hinata se limitaba a escuchar atentamente cada palabra que su novio decía —Un día, cuando solamente tenía nueve años, destrocé muchos ejemplares de la biblioteca de mi abuelo. Eso fue porque no me quiso comprar el libro que yo quería, algo tan insignificante...— la ojiperla se sorprendió por su declaración, eso sí que era llevar un berrinche al extremo. Cuándo Hanabi tenía menor edad y no conseguía lo que quería, solamente los ignoraba por algunas horas. Eran dos situaciones muy diferentes, poco a poco le era posible comprender de mejor manera —¿Puedes ver esta pequeña cicatriz?— le mostró la palma de su mano izquierda, una herida de menos de tres centímetros había dejado una marca en la piel suave de Obito. Hinata asintió sin interrumpir su relato —Es porque uno de mis primos arruinó el auto de mi padre, estábamos discutiendo y al final yo...— se detuvo unos segundos, no deseaba continuar, debió haber escogido otro ejemplo para enfatizar su argumento —Tenía mis manos llenas de sangre, y mi primo una herida que le dejó una marca peor que la mía— bajó la mirada, tenía miedo de ver a Hinata y encontrar algún rastro de temor en ella.
—Obito-kun...— elevó su rostro con ayuda de sus manos, le sonreía débilmente en un intento por hacerle ver que todo estaba bien ahora. Ella lo quería mucho, eso no cambiaría fácilmente —¿De qué más te arrepientes?
—También lastimé a mi amigo Gai...— la Hyūga no dijo nada, aunque seguía demasiado asombrada por sus revelaciones —En la escuela, solía competir demasiado con uno de mis compañeros, me refiero a Kakashi. Al menos en el ámbito deportivo— admitirlo no le causaba mucho orgullo, sólo le recordaba lo infantil que solía ser antes al igual que sus amigos. Hinata se preguntó desde cuándo se conocían y si alguna vez conseguirían ser amigos nuevamente —Un día Gai nos retó a subir unos árboles de tamaño similar, el primero en hacerlo se desharía del empate que continuaba entre nosostros desde hace meses. Ninguno de los dos lo logró, ambos caímos de una altura considerable, pasamos los siguientes meses en el hospital sin poder movernos— ambos sonrieron por la pequeña aventura que terminó en una visita al hospital. Hinata se imaginó a Obito y a su maestro Kakashi con una gran cantidad de vendas en su cuerpo, como si estuvieran disfrazados para antes de halloween —Gai se sentía culpable, así que todos los días nos llevaba los apuntes de clases y nos explicaba nuevos temas. Asuma, otro de mis amigos, hacía nuestras tareas— sus ojos se iluminaron al reconocer también a Asuma, era el esposo de su antigua maestra Kurenai. Quien cuidaba de ella y su hija Mirai ahora que Kurenai descansaba de su parto —El problema fue cuando nos recuperamos, teníamos un examen muy importante para el que Gai nos preparó— la voz de Obito se volvió más melancólica, por lo que Hinata intuyó que la parte negativa de la anécdota se acercaba. Acarició una vez más las manos del Uchiha, animándole a continuar —Lo hizo mal, Kakashi y yo obtuvimos una calificación pésima, fue por culpa de Gai aunque no era su intención— Obito cerró los ojos, abrumado por sus propios recuerdos —Yo me molesté, tanto como para agredir físicamente a mi amigo, si Kakashi y Asuma no me hubieran detenido, no estoy seguro de lo que habría sucedido.
—¿Él qué hizo después?— quiso saber ella, siendo lo más delicada que podía.
—Gai tiene un gran corazón... No sentía ni un poco de rencor por lo que hice, dijo que después debía permitirle un combate para la revancha— Gai era de esas personas que le robaba una sonrisa a cualquiera con su gran forma de ser, y a Obito aquel día le hizo sonreír, también llorar por lo bueno que estaba siendo con él al perdonarlo. En algunas ocasiones volvía a tener contacto con Gai, aunque ahora era más cauteloso, el hombre que proclamaba a todos su gran espíritu intentaba hacer que Kakashi y él volvieran a encontrarse para ser amigos como antes.
—No debes culparte, Obito-kun. Lo harás más difícil— le aconsejó sin dejar de verlo con sus ojos perla tan atrayentes. Ella antes se culpaba por no darse cuenta a tiempo de que su hermana estaba enferma, pero gracias a su tío, su primo Neji y a propia Hanabi, Hinata comprendió que no debía lastimarse con esos pensamientos negativos —Yo sé que no eres una mala persona, me has demostrado que te interesas por otros, por tu familia— comenzó a animarlo, sonriendo un poco y tocando con delicadeza su rostro. Pretendía demostrarle con cariño que después de una tormenta siempre habría un arcoiris —Ya no eres tan reservado como cuando te conocí, me permitiste saber más de ti, y me gusta... Me gusta mucho cada aspecto de ti, incluso lo que tú puedas considerar un defecto.
En ese instante volvió a besarlo, tomando suficiente aire antes de hacerlo, no quería terminar demasiado pronto. Se dedicó a disfrutar primero del roce de sus labios, de las pequeñas capas de felicidad que invadía a Obito gracias a su aceptación. Su contacto es tan suave y lento, que parece que Hinata no quiere lastimarlo, es como besar los pétalos de una rosa que recibe el primer rocío de la mañana. Los segundos pasan sin prisas, y entusiasmada por seguir probando más de su amante, Hinata se inclinó más hacia él y se aferró a su cuello. Los caballeros detrás de la nuca de Obito se erizaban cuando ella pasaba tímidamente sus dedos, quien desesperada por algo de aire, se despegó sólo un momento para luego arremeter contra sus labios una vez más. El sentimiento que invadía su corazón era tan cálido como los propios labios del Uchiha, que sentía cosquillas cada que el cabello húmedo de la joven le acariciaba el rostro. Con ese toque, ambos lograban captar lo mucho que los amaba el otro, los dos aferrándose unos segundos más, con la cara encendida gracias a su momento lleno de fantasía. Fue difícil para Hinata separarse de Obito, si por ella fuera estaría todo un día completo a su lado, besando sus labios, sus mejillas, su cuello...
—Estaba muy atemorizado, pensé que al decirte no te gustaría seguir conmigo...— su voz le interrumpió de sus pensamientos, Hinata acarició ambas mejillas de su novio con sus manos.
—Hará falta más que esto para que deje de quererte— aseguró con total confianza en sus palabras, estaba decidida a que sería Obito la persona que escogía —Lo que siento por ti es muy fuerte, estoy dispuesta a quererte hasta el final de mi vida.
—¿Estás segura, ojos de ángel?, Es una promesa muy larga— bromeó un poco con ella, sonriendo después de todo ese tiempo en que estuvo tan asustado. Ella se contagió de su pequeño rayo de esperanza.
—Soy más feliz si estás conmigo— besó la punta de su nariz, sujetando los costados de su cabeza, cerca de sus orejas.
—Te amo— le confesó tiernamente, acariciando su mentón —Me has cautivado demasiado, te amo tanto que ya no podía ocultarlo— los ojos de Hinata se abrieron de par en par, con un gran rubor que se extendía por su cara más rápido que un carrito de emontaña rusa que iba en caída. Esa era la primera vez que un hombre le decía que la amaba, y que fuera Obito le provocaba que algunas lágrimas salieran de sus perlas.
—Obito-kun... Yo...— le fue inevitable que su llanto se hiciera más fuerte, se sentía conmovida y preocupada por no darle la respuesta que él esperaba.
—No tienes porque sentirte de la misma manera, te lo he confesado aún sabiendo que tal vez no puedas darme la misma respuesta— el Uchiha comenzó a limpiar los ojos perla de Hinata con ayuda de sus pulgares, la joven no paraba de sollozar y él no estaba seguro de cuál era la razón de su llanto —No importa, ojos de angel. No quiero presionarte. Dímelo cuando estés lista, yo también estoy dispuesto a esperar toda una vida por ti— la abrazó contra su pecho, frotando su espalda para tranquilizar el llanto de su novia. Ella tardó algunos minutos en dejar de hipar, Obito incluso pasó sus dedos por el cabello de Hinata, simulando que lo cepillaba y desenredaba.
—En tu carta, con esa última pregunta...— recordaba cada una de las palabras escritas en la carta que le dejó Obito antes de irse a su viaje de negocios. Estaba tan emocionada por ese detalle que leía su carta una y otra vez, cada que tenía oportunidad. Terminó memorizado todo su contenido, y esa noche recién le encontraba un nuevo significado —¿Eso intentabas decirme?
—Sí, lo que en realidad quería decir es que te amo— de nuevo las lágrimas ase hicieron presentes, no de tristeza, se encontraba demasiado feliz por saber que era correspondida. Obito la amaba, la amaba tanto que le había pedido el divorcio a su esposa para estar con ella, la amaba tanto que le confesó su secreto aunque temía por su respuesta.
—Obito-kun— él la miró con sus oscuros ojos, mismos que se confundían por la prácticamente nula iluminación de su departamento en ese momento —Yo estoy enamorada de ti, te quiero demasiado.
—No llores, tus ojos son demasiado lindos— la Hyūga sonrió al sentir los labios de Obito besando el rastro que sus lágrimas habían dejado, ella se permitió reír un poco por lo inisitente que era en besar cada parte de su rostro, llegando debajo de su barbilla y en el recorrido de su cuello a su clavícula. Amaba que sus ojos parecieran lindos para Obito, ese aspecto es por lo que sufría algunas burlas en el pasado, y le daba miedo ser rechazada sólo por su exótico color.
—Quiero estar contigo, sin juegos— habló de pronto, dándose la vuelta y acomodándose mejor en el regazo de Obito. El Uchiha detuvo su ataque de besos para observarla con atención —Quiero demostrarte todo el amor que siento por ti— se estremeció al escucharla, jamás se negaría a un encuentro íntimo con su novia, aunque por ahora significaba que no podría usar alguno de sus juguetes.
—Ya sabes que me encanta complacer a mi pequeño ángel— susurró a la par de su oído, tirando levemente del lóbulo de su oreja con sus dientes. Hinata movió su cuello permitiéndole una exquisita vista de su piel nívea.
Cuándo sus ojos se conectaron, Hinata sintió que su cuerpo podía derretirse bajo la intensidad de su mirada, sus piernas temblaban, su corazón saltaba como un conejo en primavera y su respiración se aceleraba al grado de que sentiría que moriría si Obito no la tocaba. Ma sonrisa de su novio pretendía ser tranquila, pero ella ya lo conocía más, se atrevería a decir que estaba ideando algún plan para hacerla enloquecer con sus caricias.
No lo hizo con prisa, despacio fue retirando su suéter, elevándolo por arriba de su cabeza hasta que consiguió retirarle las mangas de sus brazos. Retiró uno a uno cada botón de su camiseta de vestir, acercando sus labios a la piel expuesta de su trabajado torso, pasando su lengua por sus pectorales sin dejar de tocar su abdomen. Le encantaba, y él parecía disfrutar de sus caricias, había movido su cabeza hacia atrás al tiempo que cerraba los ojos, todo gracias a que ella tentó un poco uno de sus pezones. Hasta el momento no había tenido muchas oportunidades de disfrutar del tacto con Obito, siempre solía ser al revés. Obito la tocaba a ella, y Hinata no podía hacer lo mismo con él a menos que se lo permitiera. Todo parte de unas reglas que permitían la convivencia de su relación, donde ella aceptaba cederle el control en el sexo. Realmente no se quejaba, disfrutaba permitiendo que Obito le mostrará nuevas formas de conseguir placer, pero debía admitir que también le gustaba poder acariciar a su novio en un encuentro de ese tipo.
Por fin le quitó la camiseta, lo que le dejó ver los brazos del Uchiha, en ellos se marcaban los músculos que Hinata quería poner a prueba su resistencia, obligándolo a cargarla para subir y bajar hasta hacer terminar a ambos. Entonces fue el turno de Obito para desvestir a su novia, desabrochó el gran abrigo que le prestó antes de salir de casa y lo arrojó al suelo junto a la demás ropa. Lo segundo fue la blusa de algodón que no presentó mayor problema, la chica sintió en ese instante lo frío que se encontraba su cabello, sinceramente no le importó. El sujetador fue lo que dejó a sus senos en libertad, lejos de esa presión que significaba esa última prenda. Él comenzó a acariciarla, Hinata cerró los ojos para disfrutar el momento. Sus pezones se volvieron duros cuando el Uchiha los rozó con las yemas de sus dedos, ella gimió complacida por ese detalle.
Nuevamente Hinata decidió tomar la iniciativa, quitándole el cinturón de su pantalón y usándolo para colocarlo detrás de su cuello y atraerlo a ella en un ardiente beso. Él no perdió el tiempo, sin despegar sus labios de los cálidos de la ojiperla, retiró el botón de su pantalón de su lugar y bajó su cierre. Fue muy difícil liberar sus piernas de aquella ajustada mezclilla azul, sus bragas salieron mucho más fácil. Ella siguió su ejemplo y bajó la cremallera del pantalón de su novio, entre algunos levantamientos los terminó arrojando al suelo al igual que su ropa interior. Los orbes negros de Obito la miraban pacientemente, esperando cautivado su siguiente movimiento. Ella se hipnotizó con su gran erección, llevó sus manos a su boca para cubrirla, siempre le avergonzaba llegar a ese punto sin retorno, no se sentía tan valiente como Obito. Y que él no apartara su vista de ella no ayudaba.
Hinata tomó una gran bocanada de aire, se quedó observando su miembro antes de tomar una decisión. Pasó su lengua por los dedos de su mano, después colocó su mano frente a Obito, pidiéndole sin necesidad de palabras que imitara su gesto. Con sus manos ligeramente húmedas, Hinata fue tocando suavemente y frotando de arriba hacia abajo. Su toque era tan delicado, se tomaba su tiempo para disfrutar del momento que tenía con su novio. Obito Uchiha era suyo, solamente suyo, estaba completamente segura de ello.
—¿Te gusta?— se entretuvo viendo cómo su inocente ojiperla se devoraba su miembro con la mirada. Ella asintió como respuesta a su pregunta. No dudó ni un segundo, le encantaba cada parte de la anatomía de su amante —Dime, ¿Qué te gustaría hacer con el?— sonrió mientras pasaba su lengua por sus labios para humedecerlos, podía sentir las intensa mirada de Obito sobre ella. Entendió que Obito no podía dejar del todo aquella faceta que lo caracterizaba en cuestión del sexo, y si era sincera con sí misma, le agradaba cuando jugaba con ella de esa forma. Aunque ella aprendía rápido, y de Obito estaba encontrando un buen ejemplo.
—Lo quiero...— hizo una breve pausa para acercarse a morder el lóbulo de su oreja —Dentro de mí— aprovechó su posición para bajar a su cuello, dejando otra marca roja en aquella zona —Haz a mi mente estar en blanco— le pidió sin dejar de provocarlo. A Obito le encantaba verla de esa manera.
—Entonces hazlo, ojos de ángel— la invitó a unirse a él completamente, Hinata se estremeció sólo de pensarlo —Soy completamente tuyo— llevó una de sus manos a su zona íntima, sin dejar de frotar a Obito con la otra. Pasó sus dedos por su entrada, causando fricción y provocando que más de sus fluidos la prepararan para lo siguiente.
—Y yo completamente tuya, Obito-kun— continuó frotando su vulva, esta vez usando el miembro de Obito en lugar de sus dedos. Cerró con fuerza sus ojos, maravillada con la sensación que le causaba aquellos constantes roces entre sus cuerpos.
Obito colocó su mano cerca de su rostro, Hinata atrapó su dedo índice y anular dentro de su boca, probando su propio sabor luego de que Obito se uniera a tocar su intimidad. Estaba demasiado excitada en ese momento, viendo cómo Obito la acariciaba y causaba grandes gemidos de su parte. Cuando por fin se sintió preparada para recibirlo, Hinata introdujo su miembro hasta tener sus cuerpos lo más unidos, lo más cerca que fuera posible. Arqueó su espalda, y en el segundo que Obito tomó su cintura para dar otra embestida, gritó fascinada. Se sintió flotar en las nubes, disfrutaba de como Obito la penetraba y rozaba su clítoris con sus dedos causando una fricción increíble entre ambos. Era mucho mejor sentir como entraba y salía de ella en lugar de sólo frotarse contra él, Hinata intentó grabar en su memoria cada centímetro de su cuerpo, cada minuto de su maravilloso encuentro. Él se acercó a su cuello, empezó a morder y succionará su suave piel, pasando su lengua por esas zonas y dejando todo un rastro de saliva.
—Promete que eres solamente mía, que nadie te besará como yo, que no permitirás que alguien te toque como yo lo hago en este momento, por favor— fue una mezcla de exigencia y súplica, y todavía con aquellas palabras de por medio, Hinata no dejó de mover sus caderas al compás de sus embestidas. La palma de Obito se marcó en su trasero con un gran color rojo, esa acción la hizo gemir más fuerte.
—L-lo prometo, Obito-kun— sonrió con ternura a su novio, le parecía adorable por alguna razón. Tal vez porque se mostraba inseguro, y eso le demostraba que ambos tenían algo más en común —Ahora tú pro-promete que no pensarás en o-otra que no sea yo, que no permitirás que al-alguien te bese cómo yo, y que jamás to-tocarás a otra mujer que no sea y-yo— resultaba casi a propósito que cuando intentaba mostrarse intimidante, sus gemidos le hicieran tartamudear.
—Te lo prometo, ojos de ángel. Solamente seremos tú y yo— su voz fue música para sus oídos, creía en su promesa porque la miraba directamente a los ojos y sin dudas en su tono. Hinata lo besó para sellar su promesa, probando de sus labios como si fuera un dulce durazno.
Se separó de él cuando una de las manos de Obito bajó hacia su intimidad para jugar con su clítoris, el Uchiha aprovechó que elle dejaba de besarlo y decidió atrapar uno de sus pezones entre su boca. Un gran gemido escapó desde la garganta de la chica, y en ese instante ni si quiera pensó en que podrían escucharla. No tenía palabras para describir lo que sentía, era increíble, simplemente increíble.
Obito continuó penetrando con fuerza su cuerpo, al percibir que su miembro llegaba hasta el fondo, Hinata entrecerraba los ojos y gemía más alto. Ya no se imaginaba con alguien que no fuera Obito, lo quería demasiado, y no solamente por el sexo, le encantaba convivir con él a cada momento. Hinata movió sus caderas lentamente, disfrutando cada segundo de su encuentro, sintiendo el placer más grande de esa noche.
—¡Ah!, ¡Obito-kun!— gritó con la voz entrecortada, sus mejillas sonrojadas y sus gemidos emocionaron a Obito. Ambos se sentían cerca de llegar al momento culminante.
—Me encantas, Hinata— frotó suavemente su clítoris, provocando que ella doblara su espalda, acercando más sus senos a él sin ser consciente.
—Más rápido, Obito-kun. Hazlo más rápido— su novio tomó su cintura para cumplir con su petición, la intensidad de sus movimientos aumentaban, haciendo que su orgasmo se acercara de manera deliciosa. Estaba en ese instante en que incluso perdía la razón.
Algunos minutos más pasaron para que Obito terminara en su interior, no dejó de moverse y estimularla para ayudarla a alcanzar el cielo también. El nudo que se formaba en su vientre se disipó con fuerza, su cuerpo sufrió algunos espasmos que terminaron por dejarle la mente en blanco.
La ojiperla se dejó caer sobre el pecho de Obito, respirando de forma más regular pero sin atreverse a moverse. Se quejó cuando Obito salió de su interior para ponerse de pie con ella en brazos, Hinata le miraba apenas, estaba tan cansada que tenía un deseo inmenso de dormir una larga siesta. Obito la sostuvo con fuerza, permitiéndole sentirse más segura y sin temor a caer.
—Dime que me amas, Obito-kun— le pidió al ser todavía consciente. Se percató de que Obito se dirigía a la habitación, lo que significaba que planeaba dormir junto a ella en lugar de intentar otra cosa.
—Te amo, Hinata— se sonrojó fuertemente, cerró sus ojos con una gran sonrisa dibujada en su rostro, mismo que frotó en el torso cálido de su novio. Le encantaba si Obito lo decía, su corazón se aceleraba al sentirse amada por la persona que ella quería tanto.
Un sonido constante le molestaba, se escondió más entre las mantas y el cuerpo de Obito, los latidos pasados de su corazón le hicieron sonreír. Entre dormida y despierta, movió sus manos para tocar su pecho, Obito estaba desnudo, al igual que ella. La noche anterior, su novio se metió a la ducha con ella para ayudarla a bañarse, después le secó el cabello para permitirle dormir bien, ninguno de los dos se preocupó por vestirse nuevamente. A Hinata le gustaba sentir el cuerpo del Uchiha, con delicadeza fue siguiendo las líneas que se marcaban entre sus músculos. De nuevo el sonido se hizo presente, estando un poco más despierta, la Hyūga reconoció que se trataba de su celular.
Con mucho cuidado se removió, escapando así de los brazos que la rodeaban, Obito simplemente se dió la vuelta, por lo que Hinata le colocó una almohada para reemplazarla. De esa manera, su novio seguiría creyendo que estaba a su lado. Salió de la habitación procurando no hacer ruido con la puerta, fue buscando una de las camisas que Obito había lanzado al sofá cuando buscaba sus pastillas y se vistió con ella, así se sentía más abrigada. Cuándo el sonido de la llamada en su celular se perdió, fue a ver de quién se trataba, si era alguna videollamada de su familia ahora sí podría responder. Se observó en el reflejo de su celular antes de encenderlo y ver sus notificaciones. Se asustó de inmediato al ver la gran cantidad, tenía demasiados mensajes de sus mejores amigas, en el último le pedían que encendiera la televisión.
Buscó con desesperación el control remoto del televisor, era como esas ocasiones en que desaparecía lo que más querías. Después de encontrarlo y oprimir el botón de encendido, Hinata siguió presionando botones hasta encontrar el que sus amigas le pidieron ver. Saltó de golpe del sofá, tomó varias prendas de la maleta de Obito y corrió a su habitación lanzando todo sobre la cama, los movimientos bruscos que hizo para despertar al Uchiha funcionaron, él le miraba somnoliento.
—Obito-kun, vístete rápido— en vista de que el seguía demasiado confundido y no sé movía, Hinata comenzó a vestirlo, perdiendo su vergüenza en el proceso —Tienes que ver las noticias, es importante.
—¿Sucede algo malo?— se vistió con una playera azul marino y un pantalón deportivo gris. Hinata no respondió de inmediato a su pregunta, primero tomó su mano en cuanto terminó y lo llevó a la sala muy apurada.
Las imágenes en la televisión le hicieron despertar por completo, era él, era un vídeo del momento en que golpeó al hombre que molestaba a Hinata la noche anterior. Se dejó caer al sofá, pasando sus manos por su rostro en incontables veces, esto lo metería en un gran lío, y esperaba no terminar afectando a Hinata. En ninguna de las tomas aparecía ella, el vídeo se cortaba antes. La señorita que presentaba las noticias ese día ahora estaba hablando sobre los antecedentes de aquel hombre, que ya había sido arrestado por acoso en múltiples ocasiones, la presentadora se quejaba al decir que los castigos a esa clase de personas eran muy bajos, y por ese motivo se presentaban esos inconvenientes. Sus últimas palabras lo descolocaron, no entendía porque no estaban hablando mal de su conducta, incluso parecía que la presentadora avalaba su comportamiento.
—El nombre de las víctimas no será revelado, y en lo que se tiene algo más de información...
La voz del noticiero se fue perdiendo, giró entonces en dirección a Hinata, que miraba a su celular sin descanso. Tuvo el impulso de tomar el suyo, el que dejó en la mesita de la sala, pero no quería ni ver los mensajes, que a esa hora, ya tendría de parte de su abuelo.
—No entiendo nada— murmuró consternado, por más que le daba vueltas en su cabeza no comprendía cómo fue que la situación se salió de control. Ni siquiera sabía que debía hacer ahora que todo era un caos.
—Está en algunas notas del periódico. Dicen que usted estaba en una cena con dos de sus empleadas cuando este hombre apareció, que lo hizo por defenderlas— Hinata seguía leyendo los enlaces que sus amigas le habían enviado, Ino y Sakura le llenaron de mensajes para preguntar si era ella la del accidente y si estaban bien.
—¿Qué demonios?, Yo... No ordené que me cubrieran— el nombre de su abuelo fue el primero en aparecer en su mente, debía ser Madara quien había arreglado todo para no manchar su nombre o involucrarlo en algún escándalo. Lo único que le agradecía es que Hinata no salía ni siquiera en una mención.
—En esta nota, incluso dicen que una de las empleadas declaró sobre los hechos... ¿Qué está pasando?— el Uchiha tomó su celular, tenía muchas llamadas perdidas, y entre ellas varias de Yahiko y Nagato. Tal vez se trataba de ellos, sinceramente no sabía bien que pensar.
—No tengo idea...
—Es mi tío— susurró nerviosa, interrumpido lo que Obito estaba por decir. Le mostró la pantalla de su celular, donde el contacto de su tío brillaba para hacerse notar.
—Contesta, debe estar preocupado por ti— ella asintió, no quería contestarle por miedo a delatarse con sus nervios, pero Obito tenía razón. Su tío debía estar muy preocupado al ver las noticias, probablemente imaginando que ella estuvo en el disturbio.
—¡Hinata!— la voz de su tío resonó por la línea, a lo lejos también logró escuchar a su primo llamarla —Al fin respondes— un gran suspiro de su tío le hizo sentirse culpable, él intentaba comunicarse con ella desde muy temprano.
—Lo siento, tío— Obito acarició su espalda con cariño, con aquella muestra de afecto, Hinata sintió más confianza. Apreciaba el poder contar con su ahora novio —Estaba muy dormida— fue la primera excusa que se le ocurrió, a Obito le dió algo de risa, porque resultaba ser la verdad. Eran las diez de la mañana y ellos apenas despertaban, la noche fue muy activa, tanto como para dejarlos completamente agotados.
—¿Lo que dicen en las noticias es cierto?— se apresuró a preguntar, tenía mucho miedo de que algo le hubiera sucedido a su sobrina. La quería como a una hija, no se perdonaría si ella resultó herida —Tú dijiste anoche que saliendo del trabajo acompañarías a tu jefe a una cena. ¿Estabas con él en el momento del incidente?— rápidamente volvió a hablar, sus palabras eran tan rápidas y seguidas que Hinata no estaba segura de estar entendiendo bien.
—Tío, necesita tranquilizarse— de haber sabido que el accidente de anoche se volvería una noticia viral, y que su tío estaría tan alterado por lo sucedido, Hinata habría puesto una alarma para despertarse más temprano. Es que nada podía prepararla para enfrentar a su tío y contarle la verdad disfrazada con algunas mentiras, ella detestaba mentir.
—¡Dime qué sucedió!— exigió su tío, alzando un poco la voz debido a su mismo temor. Inclusive pensaba que sería buena idea tomar el auto de la familia e ir a buscar a su sobrina.
—Ayer saliendo del trabajo, fui a cenar con mi jefe y una compañera de trabajo, celebramos el fin de una muy buena semana laboral— esperaba que si tío olvidará que anteriormente le había contado que su jefe estaba en un viaje de negocios. Al ver que no la contradecía, decidió seguir relatando su versión de los hechos —Nuestro jefe se alejó un momento, iba a una tienda en busca de paraguas porque comenzaba a llover, entonces un sujeto se acercó a molestar— observó de reojo a Obito y le sonrió, en ese instante se acercó a él para permitirle abrazarla. Una vez más le agradecía que la defendiera, sin necesidad de expresarlo con palabras, simplemente guardaba ese cálido sentimiento en su corazón.
—¿Te hizo algo ese hombre?— una pregunta más por parte de su tío, ahora se mostraba un poco más tranquilo, sin embargo, su tono preocupado se mantenía.
—No, no, descuide tío— otro suspiro de Hizashi, saber que Hinata no fue lastimada traía paz al pobre Hyūga —Sólo me dijo algunas cosas, e insistía en que fuera con él. Obito-san llegó en ese momento, nos defendió de ese acosador— apenas terminó su explicación, y su tío ya estaba gritandole a Neji y Hanabi que ella no sufrió ningún daño. A Hinata le hizo feliz saber que su familia ya no se preocuparía por ese detalle.
—Gracias al cielo estás bien hija, nosotros nos preocupamos mucho por ti al ver todo esté escándalo en las noticias...— Hizashi llevó una de sus manos a su pecho, aliviado de que su pequeña le dijera que no había pasado nada malo. Prometió entonces que haría una oración extra ante de irse a dormir —¿Quieres regresar a casa?— aquella interrogación dejó sin palabras a Hinata por un momento. Realmente no quería alejarse de Obito después de su confesión de anoche, o de todo el escándalo que se ocasionó por culpa del hombre que la molestaba en el puesto de brochetas.
—No lo sé, me gustaría pero también debo ayudar a mis amigas con un proyecto— nuevamente se sintió mal por mentir, y sus pensamientos la traicionaban al decir que prefería a Obito que a su familia —Se supone que tendríamos el fin de semana libre, pero salió un imprevisto. Intentaré terminar pronto para ir a casa con ustedes— técnicamente, en eso no mentía. Si tenía un proyecto en el que trabajaba en equipo con sus amigas, hasta le harían una revisión el domingo para poder presentarlo sin problemas el lunes.
—De acuerdo, tus estudios primero— accedió Hizashi, le llenaba de orgullo que Hinata fuera tan dedicada a sus estudios. Jamás recibía una mala noticia de ella en el ámbito académico —Sólo llama a Hanabi, para que esté más tranquila. Ella dice que no se asustó, pero ya sabes cómo son los adolescentes— una pequeña risa escapó de la boca de Hinata, la voz de su tío al hablar de Hanabi y sus constantes muestras de que se convertía en adolescente le causaba gracia. Su hermana menor siempre aparentaba ser fuerte, aunque todavía no dejaba de ser una niña por completo, siempre quería intentar cosas de chicas un poco más grandes.
—Lo haré, si ella me pide que regrese no tardaré en estar en casa— prometió, Hanabi era primero, amaba a su hermana y eso no cambiaría por nada del mundo.
—Seguro que no te dejará, parece alegre de tener la habitación para ella sola— la ojiperla lo entendió, en esos momentos, Hanabi necesitaba de privacidad. Tal vez sería mejor dejarla descansar unos días más.
—Me alegra saber que está de mejor ánimo— imaginar la sonrisa de Hanabi le hizo sonreír también, intentó que su voz no se volviera frágil. Ella también debía demostrar fortaleza, para que su familia siguiera avanzando.
—Una cosa más, Hinata— habló Hizashi antes de que su sobrina quisiera despedirse. Antes necesitaba pedirle algo muy importante.
—¿Sí?— lo animó a continuar.
—Invita a tu jefe a cenar está semana, debemos agradecer el que te haya protegido— Hinata enderezó su espalda de inmediato, como si se tratara de un resorte. Pensar en su familia, su novio y ella comiendo en una misma mesa, le provocaba un gran nerviosismo. ¿Y si cometía un error y su familia se percataba de que le gustaba Obito?
—¿¡Eh!?, Pe-pero... Obito-san es un hombre muy ocupado, seguramente no tendrá tiempo para...— quiso negarse, empero, fue rápidamente interrumpida por Hizashi.
—Inténtalo, hija— le pidió amablemente, se oía animado al hablar con ella —Me gustaría conocer a tu jefe, además, estoy muy agradecido con él— Hizashi sentía que era necesario conocer a Obito Uchiha, era la persona que le consiguió un tratamiento a Hanabi y ahora incluso protegía a su querida Hinata. Lo único que no le gustaba, es que en ocasiones abusaba de los horarios laborales de su sobrina, haciéndola trabajar hasta media noche. Pero al menos la traía de regreso a casa cuando eso sucedía.
—Lo intentaré, tío— terminó aceptando, cuando su tío tenía una idea, era muy difícil hacerle cambiar de opinión.
—De acuerdo, llámame si necesitas algo— se despidió de ella, tal vez Hinata estaba ocupada con su proyecto y él la seguía distrayendo.
—Gracias, tío— fue lo último que dijo antes de terminar la llamada. Miró la pantalla de su celular para ver la hora, después decidió bloquearlo y dejarlo a su lado en el sofá.
—¿Cómo te fue?— la voz de Obito le hizo regresar al presente, lo observó de reojo notando pronto lo emocionado que se mostraba. Obviamente escuchó cuando ella lo mencionó en su llamada, y probablemente se preguntaba que quería su tío de él.
—Mi tío quiere invitarte a cenar— le confesó feliz, tal vez ambos podrían ser discretos y pasar desapercibidos ante su familia. La verdad es que la idea de que Obito conociera a su tío, su primo y su hermana, y ellos a su vez trataran a la persona que le gustaba, comenzaba a agradarle. Algún día tendrían que enterarse de que salía con Obito, sería más fácil si tan siquiera les demostraba antes de eso, que el Uchiha era una buena persona.
—¿Eso significa que conoceré a mi nueva familia política?— bromeó un poco con ella, empujándola ligeramente con ayuda de su brazo. Hinata sonreía por su actitud, aparentemente tomó bien la noticia de la cena.
Asintió sonriendo —Y deberé darte algunos consejos— la Hyūga escogió seguirle la broma. Cerró sus ojos y cruzó sus brazos, fingiendo seriedad. La expresión de su rostro terminaba delatandola, cada tantos segundos se reía un poco.
—¿Cómo cuál?— aceptó participar en su juego, era entretenido hacer bromas con Hinata. Lo prefería a tener que dar explicaciones de su comportamiento de la noche anterior a su abuelo.
—Mi primo es muy sobreprotector, seguro no le agradará la idea de que has convertido a su prima en tu sumisa— la ojiperla se acercó a él con una expresión traviesa, usó sus dedos para tocar el torso de Obito, el dedo índice y anular se movían como si estuviera escalando por sus músculos.
—En mi defensa, debo decir que mi pequeña sumisa no se ha quejado del maravilloso trato que le otorgo— Obito acarició el mentón de Hinata, ella se obligó a mantenerse firme con su juego y seguir su broma. No dejaría que la mirada tan intensa del Uchiha sobre su cuerpo, le hiciera lanzarse sobre él.
—Tu nueva cuñada es muy observadora, nada pasa por alto ante sus ojos. Así que mi amo no deberá intentar seducirme esa noche— le advirtió, bajando sus dedos para acariciar su abdomen. Obito parecía entretenido al ver como ella buscaba provocarlo, y en su mente ya comenzaba a formar un plan para jugar un poco con su dulce Hinata en esa cena.
—Con lo que disfruto de seducir a mi adorada sumisa— el Uchiha atrapó la mano con que Hinata lo tocaba, tomándola por la muñeca, fue besando la piel de todo su brazo hasta llegar a su hombro.
—Mi tío es muy conservador, no le digas que disfrutas azotar a su inocente hija— Hinata se separó de él, no quería ceder tan pronto a Obito, prefería hacerlo esperar un poco más. Eso mantenía la emoción, y le hacía sentir que ella tenía el control de la situación.
—Y tampoco le diré que su inocente hija es excelente usando su pequeña boca— acarició con sus dedos la comisura de sus labios, Hinata sonrió por su cumplido. Le encantaba a donde iba su juego —Lo siento, debo responder— la magia de sus intercambios fue rota cuando el celular de Obito sonó. El pelinegro sabía que estaba retrasando demasiado lo inevitable, y aunque le encantaría seguir jugando con Hinata, debía revisar su celular.
—¿Quién es?— la joven Hyūga hizo un adorable mohín a vista de Obito, con eso demostraba su enfado por ser interrumpida.
—Son mis abogados, a los que contraté para el divorcio— Hinata no dijo nada, el tema del divorcio lo creía un poco delicado. Le gustaba que Obito decidiera ser libre para estar con ella sin problemas, pero no quería saber nada de la mujer que seguía siendo su esposa —Espero tengan buenas noticias— intentó animarla, y a sí mismo en el proceso. La primera conversación con Rin sobre el divorcio no salió bien, esperaba que a ellos les fuera mejor.
—Obito, por un demonio, al fin contestas— debió retirarse el celular de la oreja, el grito fue tan fuerte que inclusive Hinata consiguió oírlo. Era Yahiko quien hablaba, al fondo se escuchaba a Nagato tratando de tranquilizarlo.
—Buenos días a ti también— saludó con ironía, Yahiko le gritó otro insulto por su burla.
—Escúchame bien, tienes que venir a mi oficina en este instante— Obito suspiró, eso sólo significaba que no tenían buenas noticias. Deseó no haber sido tan recoroso, tal vez así le pediría desde antes el divorcio a Rin, y ahora no estaría teniendo es problema. Pensó mejor la situación, era muy pronto para que Yahiko tuviera malas noticias sobre su divorcio, debía tratarse de otra cosa.
—¿Es por lo de las noticias?— indagó con duda, tan sólo estaba probando suerte.
—No, es porque mi perro está enfermo. ¡Por supuesto que es por las noticias!— rodó los ojos ante su actitud, en ocasiones se preguntaba porque seguían siendo amigos, si algunas veces no parecían tenerse mucha paciencia. Decidió no exagerar demasiado, también había momentos en que podía convivir de manera agradable con Yahiko.
—Iré de inmediato— le respondió sin más, Hinata le miró preocupada al escucharlo.
—Ven solo, también intenta ser discreto con tu vestimenta. Usa unos lentes de sol y gorra para que no te reconozcan— pensó que no sería buena idea, pero podría funcionar, hoy en día muchas personas usaban esa ropa de forma casual.
—Está bien, llego en unos minutos— le colgó para no perder más tiempo. Si se duchaba rápido, probablemente llegaría en quince minutos a la oficina de Yahiko y Nagato.
—¿Te tienes que ir?— Hinata le habló cuando miró que su novio buscaba entre la ropa desordenada algún cambio que siguiera sin arrugas. Lo encontró rápido, eligió un pantalón de color beige, una camiseta blanca y un suéter gris.
—Sí, lo siento mucho Hinata— con su ropa en mano y algunas otras cosas de uso personal, se acercó a besar la frente de la joven que lo acompañaba —Trataré de resolver esto pronto para volver contigo. Mientras puedes pedir algo para que desayunes, te dejaré mi tarjeta— dejó sus cosas en el sofá nuevamente para buscar su cartera, misma que ubicó dentro del pantalón que usó la noche anterior y dejó tirado en el suelo. De su cartera sacó una de sus tarjetas, que entregó a Hinata con una sonrisa —Cuando regrese te ayudaré a limpiar, por mientras relájate un poco.
—Pero Obito-kun...
—No me gusta que te mal pases, por favor— insistió en que tomara la tarjeta, Hinata seguía sin aceptarla —No quiero que tu anemia continue— ella por fin estuvo de acuerdo en lo del desayuno pagado con el dinero de Obito, no deseaba preocuparlo y hacerle creer que no se alimentaba correctamente.
—¿No puedo ir contigo?— tomó su brazo para impedir que se fuera con su ropa y sus artículos de aseo personal al cuarto de baño.
—No quiero involucrarte con el problema de anoche. Es mejor si la prensa sigue desconociendo tu existencia— Hinata admitía que tenía razón, a ella tampoco le agradaba imaginar que su nombre podría salir en televisión o en las noticias —No me gustaría que te señalen por algo— si se descubría que ellos dos estaban solos en el momento del incidente, rápidamente le inventarían chismes. Sin contar que Rin se enteraría de que era Hinata la mujer con quién salía, y no permitiría que su todavía esposa le hiciera daño a Hinata con algún comentario.
—Está bien, esperaré por ti— Hinata se colocó de puntillas y se sostuvo de los hombros de Obito para poder darle un beso, la escena resultó tan adorable para el Uchiha que su corazón se aceleró.
—Gracias, ojos de ángel— le sonrió antes de irse a arreglar, Hinata se quedó buscando opciones de desayuno a domicilio dentro de una aplicación en su celular. Entre su pedido estaba un jugo que su médico le recomendó para contrarrestar su anemia.
Obito no tardó demasiado tomando una ducha, algunos cinco minutos y ya estaba moviéndose dentro de la habitación buscando un cepillo para desenredar su cabello. Hinata seguía en su celular, había realizado su pedido, le subió al volumen de su celular para estar al pendiente de su llegada. Mientras se levantaba de su lugar en busca de tomar un vaso de agua, Obito ya salía de la habitación con rumbo a la puerta. Ahí buscó uno de sus pares de zapatos, no le interesaba alguno en especial. La ojiperla dejó su vaso en la mesa y corrió en dirección de Obito para despedirlo.
El Uchiha tomó las llaves del departamento y abrió la puerta para salir, Hinata recibió nuevamente un beso, esta vez de despedida. No quería separarse de Obito, ella esperaba disfrutar de su novio todo el fin de semana sin descanso. Aunque ahora tenía el tiempo de planear que películas podrían ver, o pensar en que harían en su tiempo libre. Estando más animada con eso en mente, Hinata no mostró algún signo de tristeza.
—¿Hasta que nos volvamos a ver?— si Obito había querido decirle que la amaba con esa frase en su carta, Hinata también lo intentaría. Hasta que estuviera lista para responder a la confesión de Obito, Hinata usaría aquellas palabras para reemplazar el "te amo".
Ella le observaba con sus hermosos ojos perla, brillaban bajo la luz de la lámpara del pasillo. Escuchar la misma línea con que trató de decirle que la amaba lo conmovió —Hasta que nos volvamos a ver.
El edificio donde se encontraba la firma de Yahiko y Nagato era casi tan alto como lo era el de la empresa de su familia, grandes ventanales de vidrio daban paso a la luz natural que iluminaba algunos espacios. Obito observó por última vez su auto, que dejó en el estacionamiento frente al edificio, comenzaba a creer que sería buena idea cambiar su vehículo, o tal vez comprar uno para Hinata, que al parecer le encantaba todo lo que fuera relacionado a cohces. El aire frío dentro del recibidor le hizo fijar su atención en el lugar, en su mayoría era de color gris claro. Dió algunos pasos hacia la mujer que atendía la recepción, empero, antes de que pudiera acercarse lo suficiente para preguntar, alguien tomó su mano. Nagato le sonrió, el Uchiha se sintió bien al tener a su amigo como guía.
—Es mejor si venía por ti personalmente, de esa manera nadie se entera de que estas aquí. Yahiko insiste en que debemos cuidar que no te involucren en disturbios— el Uzumaki lo soltó al estar frente al elevador, ambos tuvieron suerte de subir solos, sin la presencia de algún otro empleado. Las puertas se cerraron cuando Nagato presionó el botón que los llevaría al piso correcto.
—¿Sucede algo malo?— Nagato se mostraba muy contrario al Yahiko que escuchó por teléfono, el pelirrojo se veía más relajado y sin preocupaciones aparentes. Obito se quitó la gorra un momento para frotar su cabello húmedo, después la volvió a dejar en su lugar.
—Yahiko teme que el incidente sea utilizado por Rin en el divorcio, puede presentarte como una persona violenta— el Uchiha no habló, ahora entendía porque su amigo estaba tan estresado, solamente le había causado más problemas a su divorcio —Oye, esa gorra de verdad oculta tu cabello desordenado. No sabía que fuiste a la universidad de arquitectura de Konoha— se burló de su amigo con su último comentario, Obito se cruzó de brazos y desvió la mirada. Nagato debió resistirse a reír, comprendía cuando conseguía molestar a Obito.
—No es mía, esto es lo único que tenía a la mano— Obito no tenía gorras deportivas en el departamento, y para cumplir la petición de Yahiko de usar una, debió tomar prestada la que Hinata tenía colgada cerca de la entrada. El Uchiha sentía que eso le hacía llamar menos la atención, simplemente parecía otro estudiante.
—Llegamos— las puertas del elevador se abrieron, ambos salieron rápidamente para continuar su camino. Obito seguía a Nagato mientras éste avanzaba hacia la oficina de Yahiko. Las personas que caminaban cerca de ellos perdían el interés en él al ver el logotipo de una universidad en su gorra, probablemente pensaban que era algún pasante.
—¡Obito!— Yahiko lo hizo pasar a su oficina y sentarse en un sofá cerca de su escritorio. Nagato se dejó caer en el mismo sofá, y su mejor amigo tomó asiento en una silla que estaba frente al escritorio.
—¿Ya me dirás qué sucede?— preguntó el Uchiha un tanto desesperado. Estando en la privacidad de la oficina de Yahiko, se sintió con la confianza de quitarse la gorra y los lentes oscuros.
—Escucha bien, Obito. Necesito que evites involucrarte en problemas y escándalos durante tu divorcio, cualquier aspecto negativo puede ser utilizado por los abogados de Rin para hacerte quedar mal— el Uchiha asintió a sus palabras, entendía porque estaba tan preocupado por todo el asunto de las noticias. Aunque no creía que Rin jugara sucio para su beneficio, ella no era esa clase de personas —Me costó mucho poder cubrirte en esta ocasión, tienes suerte de que tenga contactos en la prensa y que ellos me hayan llamado antes de publicar— lo miró sorprendido, pensó que quien lo cubrió fue su abuelo y no sus amigos.
—¿Fueron ustedes?— interrumpió las explicaciones de Yahiko con su pregunta, su amigo ni siquiera se molestó por ese detalle.
—Sí, de nada— ironizó Yahiko, Obito cubrió su rostros con sus manos y suspiró hondo —Realmente no fue algo difícil, Konan aceptó declarar a tu favor. Además, la ancianita que atendía el local te defendió mucho, decía que el otro sujeto estaba importunando a la joven que te acompañaba. ¿Por qué siempre le agradas a los ancianos?— Obito simplemente sonrió, era verdad que lograba agradar a todos los ancianos que conocía —Además, los antecedentes del acosador tampoco jugaron a su favor— le dijo Yahiko mientras trataba de sonreír, su amigo tenía la fortuna de que todo se acomodara a su beneficio —De verdad que tienes mucha suerte, Obito.
—Ya lo creo— Nagato le dió un empujón al hombro a Obito, el Uchiha le devolvió el golpe de inmediato.
—No vuelvas a hacer algo parecido, puede que no tengas la misma suerte. No te arriesgues ahora que comenzará a proceder tu divorcio, ¿Lo entiendes?— Obito asintió, parecía reflexionar sobre algo, por lo que Yahiko quiso imaginar que no tendría otro problema parecido con su amigo.
—Lo entiendo, no sucederá de nuevo— aceptó sus sugerencias, porque era consciente de que se trataba de lo mejor para él. Yahiko se sintió más aliviado al escucharlo, Nagato ya presentía que Obito no les complicaría las cosas.
—Si quieres salir con tu nueva pareja, asegúrate de ser muy discreto. No será bueno que te descubran, Rin podría acusarte de adulterio— intervino Nagato como pocas veces lo hacía, él solía ser más reservado, prefería analizar la situación antes de dar su opinión.
—Pero si es ella quien...— trató de defenderse, siendo rápidamente interrumpido por Yahiko.
—Lo sé, pero tú tampoco estás siendo diferente a ella ahora— Obito giró los ojos, no se sentía cómodo al ser comparado con Rin, aunque Yahiko tuviera razón. Se preguntó si Hinata estaría dispuesta a mantenerse en secreto una temporada, no le agradaba la idea de esconderla, él deseaba poder estar separado de su esposa pronto para poder caminar de la mano de Hinata sin temor a que la señalen. De él podrían decir lo que quisieran, pero jamás permitiría que hablaran mal de la mujer que amaba.
—Lo que yo te recomendaría es no salir con ella a menos que puedas argumentar de que se trataba de un asunto de trabajo— habló Nagato tranquilo. Hinata era la asistente de Obito, lo que les daba la ventaja de fingir que algunas de sus salidas se debían a su relación de trabajo. Ahora creía saber porque su amigo la tenía trabajando junto a él.
—¿De trabajo?, ¿A qué te refieres?— Obito lo observó con sorpresa, no era posible que hayan deducido tan rápido quien era la persona con quién salía. Si ellos lo descubrieron, ¿Alguien más podría hacerlo?, Le molestó darse cuenta que no era tan discreto como él creía.
—No tiene sentido negarlo, sabemos que estás saliendo con tu asistente— Yahiko sonrió al notar la expresión frustrada de Obito, era obvio que él no esperaba ser descubierto tan pronto. Su amigo nunca les daba detalles de su vida amorosa, por lo que sabían muy poco de las mujeres con que alguna vez llegó a salir.
—¿Qué demonios?, ¿Cómo?— preguntó de mal humor, algo ya común para Yahiko y Nagato. Obito mantenía sus brazos cruzados, esperando una respuesta con muy poca paciencia.
—¿De verdad creíste que Konan no te descubriría?— inquirió Yahiko en modo de burla para Obito, su amigo debió pensar mejor antes de llevar a su pareja al trabajo. Todos sabían que Konan no pasaba nada por alto, ella era muy observadora, y no aseguraba algo antes de estar completamente segura.
—¿Ella les dijo?— ahora estaba irritado con Konan por no guardar su secreto. Yahiko y Nagato, al contrario de Obito, sonreían encantados con la situación.
—Bueno, alguien debía contarnos porque estabas con esa joven— respondió Nagato adoptando una postura más seria —Y tú no respondías al teléfono— aprovechó para reprocharle ese detalle, y fue el turno de Obito para reír un poco nervioso.
—De acuerdo, no hay problema— Obito dejó de cruzar sus brazos, uno de ellos lo recargó sobre el sofá. La incomodidad de ser descubierto ya no era tan intensa.
—¿Vas en serio con Hinata Hyūga?— indagó Nagato manteniendo su seriedad, Obito de inmediato giró su cabeza para verlo fijamente.
—¿Y eso a ti que te interesa?— se dirigió irritado a él, sus relaciones personales no eran asunto suyo como para hacer esa pregunta.
—Hinata es una chica muy buena, es como una hermana pequeña para nosotros— Obito miró con incredulidad a Nagato, ¿Y ahora de que demonios estaba hablando? —Su familia es muy conservadora, si se enteran que ella está saliendo con un hombre casado le causarás problemas— Obito sabía bien eso, por lo mismo intentaba no hacer demostraciones de afecto en público, así nadie podría acusar a Hinata de salir con él.
—Espera un segundo, ¿La conocen?— la profunda voz de Obito resonó por toda la oficina, Yahiko y Nagato se vieron entre ellos para decidir quién sería el que le iba a aclarar sus dudas al Uchiha.
—Bueno, no es nuestra culpa que tú no la conozcas desde antes— Yahiko tomó la palabra, alzando sus manos como un intento de excusarse junto con Nagato —Dejaste de asistir a las carreras desde que salías con Rin, porque a ella no le gustaban las apuestas— Obito entrecerró los ojos, le parecía extraño que le recordara eso justo ahora.
—¿Las carreras?, ¿De ahí la conocen?— no comprendía que podría estar haciendo Hinata en un lugar como aquel. Sabía que a ella le encantaba conducir, pero de eso a...
—Sí, Konan tardó en reconocerla, pero sus ojos son inconfundibles— miró de nuevo a Yahiko, su voz impidió que sus pensamientos siguieran por el rumbo que estaban tomando —Sasori la reconoció de inmediato, pero ella prefirió fingir que no lo conoce al parecer— Obito seguía sin comprender porque no lo notó antes, ¿Estaba tan fascinado con Hinata que no notaba a otros a su alrededor?
—No entiendo que hacía Hinata en sus eventos— fue sincero con ellos, la única teoría es que Hinata era la piloto que tanto presumían Yahiko y Nagato. Sin embargo, existía algo que no le permitía asegurar su suposición, la mujer que conducía en la pista lo hizo hace dos años, y sólo permaneció en las carreras un año y algunos meses. Si se trataba de Hinata, quería decir que ella trabajó para Yahiko y Nagato a los dieciséis, ¿Sus amigos se arriesgarían con una menor de edad?
—Es de los mejores pilotos que hemos tenido, fue una lástima que tuviera que dejarlo— reconoció Yahiko con genuina admiración, Hinata Hyūga era de las mejores conductoras que su pista conoció, y ella siempre demostró que disfrutaba de participar junto con su pequeño equipo conformado por su primo y su amigo. Pero como siempre, todo lo bueno tenía un final.
—Necesito irme, ella me está esperando— la información que recibía era algo difícil de procesar, darse cuenta de que había conocido desde antes a Hinata y que pudo tratarla más lo hacía sentirse confundido. Se arrepentía de no haber seguido saliendo con sus amigos, de no convivir con ella antes.
—Un momento, un favor más— lo detuvo Nagato al ver que Obito se levantaba del sofá y se colocaba de nuevo la gorra y los lentes de sol.
—¿Cuál?— Obito no se movió de su lugar, en la espera de su respuesta.
—Te verás con alguien en tu oficina, así que espera un poco ahí— habló Yahiko mientras pensaba bien que debía decir —Es el lugar de encuentro del que nadie sospecharía. Debes escuchar lo que tienen que decirte— el Uchiha le miró confundido por su extraña petición y pocos detalles.
—¿De quién se trata?— no sentía mucha confianza de ir a ver a un desconocido a su oficina, menos sin saber que era eso tan importante de lo que hablarían. También estaba el hecho de que en la empresa casi no operaba personal los fines de semana.
—Es mejor que él te dé todos los detalles— le informó Nagato, manteniendo todavía el misterio que cubría aquella conversación que tendría. Faltar a la reunión no era una opción, confiaba lo suficiente en sus amigos para entender que era un asunto delicado.
—Antes de irte, toma esto— Yahiko se inclinó sobre su escritorio para recoger una carpeta que ya tenía preparada, se la entregó a Obito después de comprobar una vez más que era la correcta —Hemos escrito un testimonio para el juicio de divorcio, estudia el documento y las pruebas, dime si quieres agregar algo— Obito pasó las hojas rápidamente, terminó por asentir hacia su amigo.
—Gracias por toda su ayuda— el Uchiha realizó una corta reverencia para mostrar su agradecimiento, sus amigos lo imitaron en señal de despedida.
Llevaba esperando aproximadamente quince minutos dentro de su oficina, en otras circunstancias le habría molestado la impuntualidad de su cita, empero, justamente ahora no le importaba. Estaba muy concentrado en los documentos que Yahiko y Nagato realizaron, le agradaba que no mencionaron la infidelidad de Rin, él no pretendía dejar mal a su actual esposa sólo por querer el divorcio. Esperaba que Rin tampoco actuara negativamente con tal de alargar más el proceso.
La puerta de la oficina se abrió, dejando ver a un pelinegro muy preocupado. Él vestía un atuendo muy deportivo, desde su calzado hasta su suéter. Obito no le dirigió una sola mirada, solamente existían algunas personas que entraban sin llamar antes, su familia.
—Tenemos que hablar, primo.
—¿Qué necesitas, Shisui?, No tengo tiempo— Obito no lo miraba, era más importante los documentos de sus manos que lo que fuera a decir Shisui. Que siempre solía buscarlo para pedirle dinero, recordar eso último lo hizo enfadar más —No te prestaré dinero de nuevo. Resuelve tus problemas financieros de otra forma, y no quieras comprarle una estrella a una mujer que conociste de tres semanas. No seas un demente— lo reprendió molesto, esperando que con eso, Shisui lo dejara en paz.
—Es sobre Hyūga Hinata— Obito dejó de prestar atención a sus archivos para verlo, su primo ahora tenía su interés completo —Necesitamos hablar sobre Hyūga Hinata.
—Te escucho— cerró la carpeta que tenía en sus manos, recargó su barbilla sobre su mano derecha, sin apartar sus ojos oscuros de los movimientos de su primo. Shisui rápidamente tomó asiento frente a él.
—Soy yo quién quería hablar contigo, le pedí a asesoría legal a Yahiko y Nagato, ellos me recomendaron confiar en ti— Obito asintió, sintiendo que por fin podría acabar con sus pendientes. Se encontraba un poco desesperado por volver al departamento con Hinata, no quería que ella empezara a limpiar sola, deseaba poder ayudarla.
—¿Qué te sucedió?— fue directo, no quería rodeos al preguntar cómo había estado o cualquier otra cosa que le impidiera recibir la información que Shisui necesitaba darle.
—¿Recuerdas que me han dado un nuevo puesto de detective hace meses?— respondió con un corto "sí", Shisui no esperó a que dijera algo más, nuevamente tomó la palabra —Me dieron un caso que nadie quería, se trataba de conseguir pruebas y arrestar a un distribuidor demasiado peligroso— el Uchiha apretó sus manos, se sentía un tonto por dejarse engañar por los que decían ser sus compañeros —Lo hice, y ahora él busca venganza— bajó la mirada, no estaba seguro de querer ver la reacción de Obito.
—Se supone que lo arrestaste, ¿No?— Obito entrelazó sus manos frente a su rostro, tratando de analizar la confesión de Shisui y encontrar una conexión entre eso y Hinata Hyūga, a quien su primo mencionó primero.
—Su organización sigue operando, y él la controla de alguna manera— no entendía bien como es que seguía manejando a sus hombres, Shisui se aseguraba de tenerlo incomunicado dentro de prisión.
—¿Qué tipo de venganza desarrolla contra ti?— sintió temor por la vida de su primo, sin embargo, se obligó a no demostrarlo. Lo que menos necesitaba Shisui era otra preocupación, él quería apoyo.
—Me robaron información sobre las últimas personas que investigué, de alguna manera consiguieron hackear una de mis bases de información— confesó frustrado por el suceso, jamás se había presentado un problema similar. Sus investigaciones siempre se encontraban seguras —Él intenta hacerles daño y culparme, por eso mismo contraté los servicios de nuestros abogados, ya quisieron incriminarme por un homicidio— los ojos de Obito se abrieron más al recibir esas palabras. Le parecía una locura que Shisui tuviera ese gran problema.
—¿Homicidio?, ¿Las personas de las que investigaste se encuentran en peligro?— se imaginó que trataban de incriminar a Shisui porque el poseía demasiada información sobre la víctima, pero confiaba en que Yahiko y Nagato habían resuelto la acusación que recibió Shisui por el homicidio.
—Es una lista de siete personas en total, una de ellas ya fue asesinada— ambos Uchiha se lamentaron el que un inocente sufriera las consecuencias de un hombre que no conocía de límites —Para las demás, he conseguido que sean custodiadas por algunos de mis mejores policías. Lo hacen de manera discreta, así las víctimas no se sienten amenazadas— Shisui deseó haber podido ayudar antes a la primera víctima, pero no esperaba que lo atacarán de esa forma —Han estado a salvo, gracias a esa medida, sólo una persona de la lista resultó herida— la cabeza de Obito dió vueltas al comprender la conexión que tenía Hinata en todo ese asunto.
—Hinata está en la lista, ¿Verdad?— Shisui desvió la vista, dándole la respuesta que Obito más temía. Por Dios, era su culpa que Hinata corriera peligro, fue él quien le pidió a Shisui investigarla. Lo que sucedía era un resultado de sus malas decisiones. Se pasó las manos por su cabello en una clara muestra de impotencia.
—Lo siento, Obito. Nunca quise involucrar a mis clientes en problemas, mucho menos a ti— Shisui se levantó de su asiento rápidamente para acercarse a su primo y evitar que se lastime con sus propias manos —Eres como un hermano mayor para mí— sus palabras le hicieron recuperar un poco la cordura.
—Gracias por avisarme, yo me encargaré de añadir más seguridad a ella y su familia— debía moverse rápido para reforzar la protección de la familia de Hinata, también debía asegurarse de ser discreto y de contarle todo a su novia cuando fuera el momento adecuado. Lo haría después del fin de semana, primero le permitiría concentrarse en su proyecto con sus amigas, después debía advertirle sobre el riesgo que corría.
—Te prometo que encontraré la manera de desmantelar la organización de ese imbécil— le aseguró Shisui convencido de sus propias palabras. No pensaba permitir que otro inocente muera por su culpa.
—Si Hinata resulta herida, yo no...
—Estará bien, no permitiremos que nada le suceda— no lo dejó continuar, no quería ver a Obito culparse por los acontecimientos.
El Uchiha mayor asintió decidido, estaba dispuesto a proteger a Hinata incluso con su vida.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• No olviden votar y comentar, please 💜✨
• Quise publicar los dos capítulos al mismo tiempo, pero tengo problemas con mi computadora, es por eso que mejor aprovecho y publico este capítulo antes. La segunda parte puede tardar un poco más de lo que tenía planeado, pero igual este capítulo resultó ser largo. Por eso les comentaba que lo quería separar en dos 😅
• Espero se hayan leído las notas de la actualización anterior, así entenderán mejor el trastorno que padece Obito. Si no lo hicieron, pueden preguntarme las dudas que tengan.
• Aquí les dejo el vídeo de la canción a la que pertenece la letra que se muestra al principio. Espero les guste, es muy linda ❤️
• Hinata en este capítulo quiso demostrarle a Obito que es muy importante para ella, por eso le pidió estar con él sin alguna clase de juego. También Obito le confiesa que la ama, lo que toma por sorpresa a Hinata porque ella no se siente preparada para responderle de la misma manera. ¿Qué opinan al respecto? 👀
• En este capítulo les presento un nuevo conflicto, la vida de Hinata corre peligro 😬
• Obito por fin se entera que sus amigos conocen a Hinata. Más adelante tal vez se pueda ver algo de interacción entre ellos, estoy pensando de que manera se puede 😊
• Tenemos nuevos separadores 💖 ¿Cuál les gusta más? ✨
• Les dejo algunas imágenes que encontré ❤️
⚠️ Spoiler del próximo capítulo ⚠️
Navidad llegará antes para Obito 🌚
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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