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Capítulo XIII: Entre el bien y el mal.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Momentos antes. 
Dojo de los Hyūga.

A pesar del contratiempo que representó acompañar a su padre, y de todos los problemas que eso ocasionó, Naruto llegaba a tiempo a su sesión de entrenamiento en el dojo de los Hyūga. Inclusive más temprano de la hora acordada, razón por la cual Hizashi lo felicitó. A la vista del tío de Hinata, Naruto daba un buen desempeño, se esforzaba más que los demás. Anteriormente Naruto asistía a un dojo, donde con gran determinación obtuvo el cinturón de color azul. Aunque según el padre de Neji, Naruto necesitaba demostrar los primeros meses que en verdad merecía ese título, además de mostrar que seguía estando en forma. El Uzumaki no era una persona que se rendía fácilmente, por ese motivo recibió el cinturón que merecía, y estaba a unas semanas de lograr subir de nivel.  

El chico ahora contaba con un traje blanco, sujetado por una cinta azul a la altura de su cintura. Sus pies estaban cubiertos por algunas vendas, al igual que sus manos, sus brazos eran lo que justamente protegía en ese instante. A lo lejos observó a su mejor amiga, ella saludaba a los niños que recién entraban al dojo y los enviaba a vestirse en las duchas, sonrió con el pensamiento de que Hinata se miraba muy linda cuidando de los menores. En algún momento la ojiperla se percató de que Naruto la veía demasiado, y después de que pasara la vergüenza, ella le saludó moviendo su mano. El Uzumaki correspondió un tanto nervioso, no esperaba ser descubierto por su mejor amiga mientras la espiaba.

—¿Te ha gustado el frasco de mermelada?— la voz de Hanabi, la hermana menor de Hinata, provocó que Naruto dejara de ver a su amiga. La castaña recién aparecía, sentándose a su lado y dirigiéndose a él con demasiado atrevimiento. Naruto se había acostumbrado a la forma de ser de Hanabi, pero todavía no lo hacía por completo, aún se sentía un poco intimidado cuando ella era demasiado directa.

—¿A qué te refieres?— susurró él hacia la menor, preguntándose mentalmente si Hinata lograría escucharlos. Estaban a unos metros de ella, y si él podía oír lo que ella les indicaba a los niños, existía la probabilidad de que su amiga también se percatara de la conversación con su hermana.

—¿A qué será?— Hanabi le dió ligeros toques a la cabeza del rubio, su sonrisa burlona hizo que Naruto la viera con fingido rencor —Me refiero al frasco de mermelada que te entregó Onee-sama, vamos no me mires con esa cara. No es la primera vez que lo hace— en vista de que la confusión seguía adornando la expresión de Naruto, Hanabi comprendió que cometió un error —A menos que no seas... Olvídalo, creo que Neji-niisan me está llamando. 

—Espera— Naruto tomó el brazo de Hanabi, impidiéndole irse para mala suerte de la Hyūga —Dime de que estás hablando— ella evitó a toda costa los ojos azules de Naruto, pero la gran firmeza de su mirada la obligó a ceder.

—Lo siento, me confundí— terminó volviendo a sentarse a lado de Naruto, implorando al cielo que su hermana no se diera cuenta de que hablaban de ella —Pensé que fuiste tú a quien Onee-sama le preparó un frasco de mermelada.

—¿Qué tiene de importante ese frasco?— Hanabi estiró la ropa de Naruto para tenerlo a su altura, no le importaba la diferencia de edad, no le temía a nada. Naruto, por otra parte, se aseguró de que no llamaban la atención de otras personas. 

—Es muy importante, Neji-niisan te lo dijo una vez. Onee-sama solamente le regala mermelada de su receta especial a las personas que son realmente valiosas para ella— a la mente de Naruto llegó un pequeño recuerdo, acompañado de la voz de Neji que parecía murmurar cerca de su oído. "Hinata-sama no te entregó esto únicamente porque seas su amigo". Esas fueron las palabras que Neji le dijo antes de que dejara de ver a Hinata, justo cuando ella le entregó un tarro de mermelada de durazno antes de que él se mudara junto a su familia. En ese entonces pensó que Hinata lo consideraba más que un vecino, ella lo apreciaba por ser su mejor amigo. 

—¿Sabes a quién le regaló el frasco?— la chica lo soltó de pronto, no le gustaba el rumbo que tomaba la conversación. Ahora sólo le quedaba una opción de quién podría ser la persona que tenía aquel postre, pero decirle a Naruto traería como consecuencia lastimar al amigo de su hermana. Y también pensaba que estaba siendo muy entrometida.

—Eso creo...

—Dímelo, Hanabi-chan. Por favor— le suplicó al tiempo que sujetaba sus brazos. La niña mordió sus labios al ver la urgencia con que Naruto le hablaba.

—Primero debes soltarme— le ordenó, su tío ya había mirado en su dirección, buscando alguna explicación del comportamiento de ambos. Naruto obedeció, queriendo controlar sus impulsos, también fue consciente de que recibía la vigilancia de Hizashi y Neji —Hay un hombre con quién Onee-sama trabaja, creo que le gusta, aunque no sé si es correspondida. Ella incluso sueña con él, dice cosas muy vergonzosas y...— se detuvo por unos segundos, Naruto no parecía muy feliz al recibir la nueva información —Pero también suele solar contigo, ¿Sabes?, No todo está perdido para ti— se apresuró a decir, esperando que con eso el rubio dejara de lado su tristeza.

—¿Es Obito?— los ojos zafiro de Naruto y los perla de Hanabi se encontraron, necesitaba saber que ella era sincera con él. A Naruto no le gustaban las mentiras.

—¿¡Eh!?, Sí, ese es su nombre— ella levantó una de sus cejas, intrigada debido a que Naruto parecía conocer más de su hermana mayor —¿Cómo sabes?— no era justo, a ella le costó mucho que Hinata le confesara que gustaba de su jefe. ¿Por qué Naruto ya estaba enterado de ese detalle?

El rubio giró un poco el rostro para evitar a Hanabi, en su campo de visión apareció su mejor amiga atendiendo una llamada. Ella se mostraba feliz al hablar con la persona del otro lado del teléfono —Los miré, Obito la besó frente a mí— apretó sus manos, ese Uchiha lo desesperaba igual o en mayor cantidad que el mismo Sasuke. Era un creído que proclamaba a su mejor amiga como suya, lo cual le irritaba en más de una manera. 

—¿Qué?, ¿Ellos se besaron?— es que su hermana no perdía el tiempo, ella apenas y conocía del enamoramiento de Hinata por su jefe. Sin duda la mayor tenía muchas respuestas que darle, entre hermanas no deberían existir secretos.

—Necesito irme— le dijo al ver a Hinata hablando con Hizashi Hyūga, para después salir del dojo. Hanabi sostuvo su mano antes de que él se levantara de su asiento.

—¿A dónde crees que vas?— gritó en voz baja una preocupada Hanabi, no quería que Naruto le hiciera una escena a su hermana. Eso la delataría a ella. Naruto Uzumaki se podía dar por muerto si llegaba a causarle problemas con Hinata.

—¿Qué no es obvio?, Voy a seguir a Hinata— exclamó el rubio mientras trataba de soltarse de Hanabi para ir detrás de su mejor amiga.

—No es justo, ¿Por qué siempre le haces esto?— se volvió para enfrentar a Hanabi, la niña una vez más se miró segura en lugar de intimidada. 

—¿Qué quieres decir con eso?— preguntó confundido, ignoraba el motivo que causaba la repentina molestia de la castaña. 

—Si Onee-sama se muestra interesada en alguien más, te nace el amor por ella— sus palabras lo descolocaron, no alcanzaba a comprender porque de pronto Hanabi lo atacaba de esa manera. Tal vez nunca fueron tan buenos amigos, pero ella jamás usaba ese tono de voz con él. 

—Eso no es verdad— deshizo el agarre de la Hyūga, la fuerza que empleó lo obligó a dar unos pasos hacia atrás al soltarse de la mano de la menor. Neji seguía observando desde la distancia, la actitud que su prima tenía con Naruto no le agradaba para nada, quiso intervenir, empero, fue detenido rápidamente por su padre. Ese era un asunto personal de ambos chicos.

—Claro que lo es, cuando ella salía con Shikamaru, dejaste de hablarle porque sentías celos— abrió un poco más sus ojos, era cierto que dejó de escribirle cartas a Hinata cuando se enteró de su relación con su amigo. En aquel entonces se negaba a aceptar que tenía sentimientos de tipo romántico por Hinata —Shikamaru lo entendió, por eso se alejó de mi hermana, porque consideraba que era mejor si los tres seguían permaneciendo como buenos amigos. ¿Sabes el daño que le provocó a Hinata su decisión?— lo que Hanabi permaneció guardando por tanto tiempo, por fin salió en una explosión que fue directamente en contra de Naruto Uzumaki. El chico no tenía idea de que Shikamaru se apartó de Hinata por su culpa, y ahora que Hanabi le recriminaba se sentía muy culpable —Tú no estás enamorado de mi hermana, eres como esos niños que desprecian su patineta favorita, pero en cuanto su madre la regala a sus primos, vuelven a pedir la patineta— en ese instante, Hanabi ya no era capaz de controlar sus palabras —¡Eres un egoísta!

—Por supuesto que no, yo no soy así— aseguró, contagiado del mal humor de la castaña. Él podía actuar un poco torpe, pero un egoísta nunca había sido. Al contrario, buscaba ayudar a todo el que lo necesitaba. Hanabi simplemente desquitaba su molestia con él, y Naruto no creía merecerlo.

La dejó antes de que la discusión siguiera subiendo de nivel, ya bastante ventaja le llevaba Hinata, y si por estar perdiendo el tiempo en una pelea sin sentido le había perdido la pista, su frustración sería descargada con su compañero de entrenamiento. Que como de costumbre solía ser Konohamru. Al dar la vuelta en una esquina la encontró a unos metros de distancia, permanecía de pie en la banqueta, con el celular en mano atendiendo una llamada. 

Le era posible escuchar un poco de la conversación, aunque eso no quería decir que entendía de lo que estaban hablando. Podía asegurar que no era Obito la persona que le llamaba, porque su mejor amiga lo había nombrado Suigetsu. Se preguntaba de quién se trataba ese chico, debido a que él no conocía a algún amigo de Hinata con ese nombre.

—Es triste que no irás con nosotros, no tendré quien me mantenga despierto durante el camino— comentaba con humor Suigetsu —Aunque, pensándolo bien, sólo debo llamar a Karin. Espero no te ofendas, Hinata, pero Karin habla más que tú.

Suigetsu hablando de su novia le causó una gran risa, la relación de esos dos era extraña y a la vez cómica —No me ofende.

—Es un alivio— el chico suspiró del otro lado de la línea. Él conocía mejor que nadie lo agresivas que llegaban a ser las mujeres por lo que consideraban un insulto para ellas. 

—Saluda a Karin de mi parte.

—¡Claro!

—¿No estás molesto por no ir contigo, Suigetsu-kun?— Hinata, sonriente al saber que su compañero de trabajo parecía no estar enfadado con ella, le hizo esa pregunta para confirmar sus sospechas.

—Claro que no, eso significa que tendré una habitación para mi solo— lo que le agradaba mucho de Suigetsu, es que siempre buscaba el lado amable de las cosas. Hasta el momento, no lo miró triste, tal vez preocupado, pero nunca deprimido.

—Lamento no poder acompañarlos, esta semana me han surgido demasiados pendientes. Además de que mi médico aconsejó no estresarme por el trabajo— Suigetsu insistió en que no debía preocuparse, él conocía que aparte del trabajo en la oficina, Hinata entrenaba a niños en un Dojo los fines de semana. En ocasiones admiraba que su compañera no se rendía. 

—Descuida, lo entiendo— insistió él una vez más, esperando conseguir que Hinata le creyera —En la empresa, Madara-san estará a cargo. No hay demasiado que hacer, te dejé algunas notas para preparar los próximos eventos a los que Obito-san necesita asistir. Además de que especifiqué en los documentos para las juntas con su familia las correcciones que deberás hacer— la chica se sintió aliviada al escucharlo, Suigetsu era tan profesional al igual que Obito. Ambos tenían todo preparado para que la empresa continuara en su ausencia —No es nada del otro mundo, será sencillo para ti. Por ahora estarás a las órdenes directas de Madara-san, no le hagas esperar demasiado y todo saldrá bien.

—Gracias por tus consejos— al notar que en verdad se preocupaba por ella, Hinata no pudo hacer más que sentirse conmovida.

—Tengo que irme, se me hace tarde para preparar mi maleta— le dijo al percatarse de la hora. 

—¡Adiós!, ¡Buena suerte!— la llamada se cortó con un último "Hasta luego" de su compañero. Guardó su celular en el bolsillo de su pantalón deportivo, y hasta ese instante fue consciente de que llevaba el uniforme del Dojo a su encuentro con Obito.

Por unos segundos la idea de regresar a cambiarse le pareció tentadora, sin embargo, no le gustaría perder más tiempo. Al final tomó la decisión de continuar vestida de esa forma, el auto del Uchiha se había detenido cerca del parque, causando que ella ya no quisiera volver al Dojo. Goleó sus mejillas en un intento por reunir todo el valor posible, antes de correr a ver al hombre que le gustaba. 

Obito no miró la necesidad de llamar a la Hyūga, sólo hizo falta girar hacia la ventana para descubrir a una linda chica avanzando en su dirección. Ella se detuvo en el cruce, y después de mirar a ambos lados, continuó caminando los pasos que le faltaban para llegar a él. El Uchiha desactivó los seguros del auto, así la joven logró entrar rápidamente al asiento del copiloto. 

La ojiperla se acercó a su rostro, logrando hacer sonrojar a Obito por la repentina invasión a su espacio personal, ella respiró hondo antes de tomar ambas mejillas de su amante y unir sus labios en un cálido roce. El corazón de la chica latía con fuerza, lo sentía tan pesado que por segundos era como tenerlo cerca de su garganta. La boca de Obito tenía un sabor a menta, o probablemente yerbabuena, con eso en mente Hinata se dió a la tarea de seguir degustando sus labios para descubrir la respuesta correcta. Al principio el juego entre ellos fue suave, con la ternura que sólo la joven azabache podía manejar. Empero, al momento en que Obito aseguró en sus manos el cuello de la ojiperla, el beso se volvió más demandante. Era como un adicto ansioso por su dosis. La chica disfrutaba de los labios suaves del Uchiha, de la forma en que sus dedos acariciando su piel, encendían todo su ser. De pronto el interior del auto se volvió caliente, su cara ardía al igual que sus pulmones en busca de aire.

—Lo extrañaré, Obito-san— fueron las primeras palabras que salieron de su boca, sus frentes aún permanecían unidas, y sus ojos cerrados. Él depositó un delicado toque de sus labios sobre su frente, no se creía capaz de besarla nuevamente, su pequeña muñeca de porcelana lo había dejado sin aliento.

—Yo también lo haré, Hinata— la rodeó con sus fuertes brazos, ella reposaba su cabeza en el torso de su amante, escuchando como los latidos de Obito se volvían poco a poco más regulares. Era increíble saber que podía acelerar el corazón de Obito. 

—Tal vez, sea más fácil para usted. Mi periodo comenzó esta mañana, así que de igual manera no podríamos estar juntos...— sus dudas como casi la mayor parte del tiempo cubrieron de nubes negras a su mente, era casi imposible no hacerlo. Obito decía que le gustaba, pero su relación no comenzó de la mejor manera, y eso sumado a sus inseguridades no le hacía sentir del todo tranquila.

—Ojos de ángel— con su dedo índice y anular levantó la barbilla de la joven Hyūga, consiguiendo su total atención —Nuestra relación no se basará solamente en sexo, ¿De acuerdo?— sus ojos temblaban, odiaba volverse tan sensible cuando estaba en esos días del mes que tanto atormentaban a las mujeres —Me gustas, anhelo que seas más que una sumisa para mi. 

—Obito-san— él besó su frente una vez más, la chica por poco y comenzaba a llorar. 

—Que te parece... Si tú y yo acordamos una cita a mi regreso— asintió al tiempo que él limpiaba las pequeñas gotas que se juntaban alrededor de sus ojos en busca de libertad. Ella no tenía demasiada experiencia con hombres, él único con quién había salido era Shikamaru, y de eso ya había pasado un año. Deseaba poseer más conocimientos en el amor, de esa manera sabría cómo manejar cualquier situación que se presentaba con Obito. Esa era su primer despedida, la primera vez que estarían lejos por al menos una semana. 

—Me encantaría— murmuró feliz, acariciando la mejilla derecha de Obito al comprender que él era sincero. 

—Entonces, estaré impaciente por verla nuevamente, señorita Hyūga— otra vez la besó rápidamente, sólo que en esa ocasión en los labios y no en su frente o mejillas. 

Los siguientes segundos de silencio fueron especialmente largos para Hinata, el Uchiha parecía sólo disfrutar de su compañía, pero ella no dejaba de pensar en el rumbo que llevaba su relación. Cuando finalmente obtuvo la voluntad de enfrentarlo, repasando un poco sus palabras antes de hablar, Hinata rompió la unión de ambos. La barrera que impedía a Hinata preguntar más sobre la vida de Obito se había derrumbado frente a ella.

—Obito-san... ¿Puedo preguntarle algo?— comenzó, reflexionando sobre las posibles reacciones de su acompañante, no quería arruinar el lindo momento que tenían por una simple y a la vez tan importante duda.

—Sí, tienes permitido contarme lo que te preocupa— ella se apartó de su lado, acomodándose mejor en su asiento, como tratando de reunir un poco más de valor. 

—No entiendo porque dice no amar a su esposa, ¿Que sucedió entre ustedes?— el cuerpo de Obito se volvió rígido de un momento a otro, el Uchiha hizo más grande la distancia entre ellos. Ya no la miraba, tenía las manos en el volante y sus ojos perdidos en la calle que se apreciaba a través de la ventana — Lo siento, ¿Hice una pregunta demasiado personal?— acercó su mano a él, pero se quedó en el aire, sin atreverse a tocarlo.

—No, está bien. Creo que es muy justo darte respuestas— no tenía idea de porque debería empezar. Era consciente de que el día en que Hinata hiciera esa pregunta llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto —Rin... Ella...— Rin, así que ese era su nombre —Ella era mi luz, la amaba desde el momento en que la conocí y me brindó su hermosa sonrisa. Por un tiempo me permitió ser feliz a su lado, pero se encargó de destrozarme el día que me engañó con mi mejor amigo— los ojos de Hinata se abrieron de par en par, cuando Obito terminó de hablar, las palabras de su maestro resonaron en su cabeza. "Ellos eran mis mejores amigos". Debía tratarse de una coincidencia. —Al principio mi corazón sólo pedía una razón para seguir... Venganza... Necesitaba hacerle ver que con un Uchiha no se juega, que si yo no era lo suficientemente importante para ella, para mi tampoco lo sería— el pelinegro apretó con fuerza el volante que rodeaba con sus manos, recordar ya no dolía tanto, sólo lo hacía enfadar —Eso no me ayudó, me arrepentía de fallarle porque no era igual a ella. Después, decidí perdonar, y nuevamente fracasé en un intento por salvar nuestra relación.

—Obito-san...— susurró, sin saber de qué manera actuar para hacerlo sentir mejor.

—No conseguía perdonar su traición, y recordar logró aumentar mi rencor hacia ellos. Comencé a buscar otras mujeres, viviendo con cada una de ellas una experiencia diferente. No duraba más de tres semanas con alguna, si de casualidad llegábamos al mes era prácticamente un caso único— fue soltando lentamente el volante, girando su cuello hasta encontrarse con la imagen de una joven de ojos perla, viéndolo con tristeza y queriendo acercarse a él —Durante ese tiempo no quería encontrar una relación verdadera, solamente placer— ella miró sus manos, que permanecían sobre su regazo. Eso era justamente lo que Obito pretendía al principio con ella —Contigo traté de realizar lo mismo, pero es difícil conseguirlo si continúas viéndome con esos ojos llenos de cariño. En eso eres diferente a todas las anteriores, tú pretendes querer a Obito Uchiha, no conservar a un amante— los ojos de ambos se conectaron, los oscuros de él buscando alguna respuesta de su parte, los perla de ella temblando por todos los sentimientos que la invadían.

—¿Usted dejará a su esposa?— se atrevió a indagar más en el tema, aunque era muy delicado, no podía retroceder ahora que llegaba a tanto. Obito se estaba abriendo con ella para confesar su pasado, era el momento indicado para aclarar todas sus dudas.

—Es difícil, estoy completamente seguro de que mi abuelo buscará la manera de arruinarla. No quiero ser tan cruel como para dejarla en la ruina— sonrió con ironía, después de todo lo que sucedió entre ellos, todavía le preocupaba Rin. Tal vez por todo lo que pasaron juntos —Además de que tenemos la fundación, se sostiene gracias a la empresa de mi familia y a donaciones de personas cercanas a nosotros. No me gustaría que mi abuelo termine con eso por venganza a Rin— conociendo la mala relación que su abuelo mantenía con su actual esposa, era solo cuestión de tiempo para que Madara hiciera algo en contra de la castaña —Créeme cuando lo digo, Madara Uchiha es aún más peor que yo. Jamás se toca el corazón por alguien que no sea de su sangre, no importa a las personas con las que termine— Hinata creyó en sus palabras, ella ya había recibido una amenaza por parte del abuelo de Obito —Es molesto salir con un hombre casado, ¿Cierto?— el Uchiha acarició sutilmente las manos de la ojiperla.

—Yo... Yo quería...

—¿Seguirás conmigo si me separo de mi esposa?— creía comprender un poco a Hinata, con la educación que ella había tenido por parte de su familia, era normal que no quisiera una relación con un hombre casado —Solamente dímelo, lo haré por ti— sostuvo su rostro entre sus manos, Hinata era la razón por la que aceptaría ponerle fin a su matrimonio que desde hace tiempo no tenía arreglo.

—Sí, quiero estar con Obito-san sin impedimentos— pequeñas gotas comenzaron a salir de sus lindos ojos, mismas que iban aumentando de tamaño y cantidad, y que Obito se encargaba de limpiar con sus pulgares —Me duele cada vez que imagino a Obito-san en compañía de su esposa, cuando no está conmigo y es porque regresa a casa con ella— una fuerte opresión se hizo presente en su pecho, comprendió que no conocía ni por poco lo mucho que lastimaba a la Hyūga —Por favor, necesito que sea un hombre libre.

—Al regresar de mi viaje, le encargaré a mi abogado los papeles de divorcio— no encontraba la forma de detener las lágrimas de Hinata, motivo por el que su corazón dolía cada que ella sollozaba —No te haré sentir de esa forma de nuevo, sólo no llores— Hinata detestaba sorber por la nariz, más ahora que se encontraba frente a Obito y no quería parecer menos linda por culpa de su tristeza.

—Perdón, Obito-san— él buscó a tientas en el bolsillo de su pantalón, lugar donde siempre llevaba un pañuelo. Al encontrarlo, de inmediato lo uso para limpiar el rostro de la azabache.

—No, soy yo quién debe disculparse contigo— la chica ya no lloraba tanto, pero ahora tenía la nariz roja. Casi sonreía por su forma de ser tan inocente —¿Será posible que me perdones?— la joven le permitió que la abrazara, esa muestra de cariño es lo que necesitaban en ese instante.

—Por favor, Obito-san, recuérdeme ahora que estará de viaje— le pidió mientras se aferraba a su ancha espalda. Tenía miedo de separarse de él, ¿Y si encontraba a una mujer más bonita e inteligente que ella?, Hinata no era tonta, siempre se percataba de las miradas de mujeres que Obito atraía cuando salían. Algunas veces hasta los hombres se giraban a verlo. 

—Te lo prometo, nadie te apartará de mi— escuchar esa confesión tranquilizaba un poco a su mente y corazón, aunque sus miedos no desaparecían por completo. No solía ser una mujer agresiva, pero si alguien se atrevía a ponerle una mano encima a Obito, se encargaría de usar las enseñanzas de su tío. Justo como miró en una ocasión a Ino, que por poco y mata a una chica por acercarse más de la cuenta a Neji.

—Me gusta— disfrutó del cariño que le expresaba cada que acariciaba su cabello —Me gusta— repitió con más seguridad. 

—Y tú a mí— correspondió para luego besar la cima de su cabeza.

Su pequeña burbuja fue rota cuando Hinata sintió que su celular vibraba, casi en contra de su voluntad se separó de Obito —Es Neji-niisan— le dijo al ver en la pantalla de su celular, su primo le estaba llamando.

—¿Debes volver?

—Creo que será lo mejor— colgó la llamada y guardó su celular de nuevo en su bolsillo. Estaba resignada a irse, aunque le habría gustado escalar junto a Obito.

—Toma mi reloj— al estar diciendo esa frase, el Uchiha ya se quitaba el reloj que siempre acompañaba a su muñeca —Como el viaje fue tan repentino, olvidé en la oficina las flores de despedida que compré para ti— dejó de hablar al retirar por completo los seguros de la correa.  

—¿Para qué es su reloj?— ella le miró con una expresión de total confusión adornando su rostro.

—Así te será posible recordarme un poco más— le respondió sonriendo, tomando su mano para colocar el reloj en la muñeca de la joven.

—Entonces yo le daré esto— Hinata retiró el corto listón rojo que le servía de pulsera, ese era antes una cinta de casi un metro, con el cual su madre solía atar su cabello. Hanabi y ella habían decidido cortarlo a la mitad para ambas tener una parte, ahora ese listón acompañaría a Obito Uchiha hasta su regreso.

—Gracias— cuando ella alejaba su mano luego de colocarle la pulsera, Obito la atrapó para besar su dorso.

—Necesito irme, Neji-niisan llama otra vez— un ligero rubor cubrió sus mejillas, su primo podía llegar a ser demasiado insistente. Eso la avergonzaba.

—Hasta pronto.

—Adiós— antes de salir del auto, Obito se inclinó sobre ella para unir sus labios por última ocasión. Su corazón volvió a latir con fuerza gracias a la persona que ocupaba la mayoría de sus pensamientos. 

—Debe avisarme cuando llegue a su destino.

—Claro— esa fue la última vez que escuchó su voz. Salió del auto antes de que la idea de irse con Obito le siguiera pareciendo mejor que quedarse. 

Cruzó la calle al comprobar que no venía ningún vehículo, y al estar en la acera contraria a la que Obito tenía estacionado su auto, se giró para mirarlo. El Uchiha había bajado las ventanas con el propósito de despedirse de ella con la mano, Hinata en cambio, usó su dedo índice y pulgar para formar un corazón. Se quedó esperando hasta que que Obito se perdió de vista en la carretera, sus manos estaban entrelazadas frente a su pecho, en silencio le imploró a los dioses que cuidaran del hombre que le gustaba, y también de su compañero de trabajo.

Fue triste y difícil darse la vuelta para regresar al Dojo, pensar que podría pasar una semana sin la compañía de Obito no le gustaba. Detestaba la idea. Es que se había acostumbrado mucho a tenerlo junto a ella, a sus conversaciones sobre lo que la Hyūga planeaba a futuro, de sus platillos favoritos o sus festividades preferidas. A la manera en que la besaba y le decía palabras cálidas y lindas para animarla, le hacía sentir especial cuando la cuidaba. También sus juegos dentro del departamento, donde siempre terminaba rendida a los deseos de su amante. Tenían sus momentos malos, aquellos causados por las inseguridades del Uchiha. Aunque ahora lo comprendía, a Obito lo habían traicionado personas muy cercanas a él, era comprensible que no confiara al momento de iniciar otra relación. 

Todo fue detenido al chocar contra alguien, producto de haber estado tan distraída mirando al suelo. Levantó el rostro con la clara intención de disculparse, pero todo se vió interrumpido al reconocer a la persona frente a ella. Era su mejor amigo, Naruto Uzumaki le bloqueaba el paso.

—¿Naruto-kun?

Repentinamente, Naruto la abrazó con tanta fuerza que incluso pareció que el aire escapaba del pequeño cuerpo de la Hyūga —No es cierto, ¿Verdad, Hinata-chan?— correspondió a su gesto, acariciando su espalda para consolarlo al ver su estado —¿Soy un egoísta como dice Hanabi?— sintió algunas lágrimas de su amigo cayendo en su hombro derecho. ¿Qué le dijo su hermana a Naruto para dejarlo tan triste?

—¿¡Eh!?— él se negaba a apartarse de ella, así que Hinata no intentó hacerlo —Yo conozco el corazón tan puro de Naruto-kun, no creo que sea una persona egoísta— eso le reconfortó, necesitaba comprobar por la propia voz de Hinata que él no era todo lo que Hanabi le gritó anteriormente.

—Hinata-chan... Este corazón tan puro cómo tú lo llamas, solamente puede latir por ti— sus ojos perla quedaron por completo abiertos. Tenía que ser una broma, ¿Por qué cuando se sentía tan segura de sus sentimientos por Obito, Naruto confesaba los suyos? —Siempre suelo perderme, pero cuando se trata de ti, no puedo dejarte ir— ahora sí quiso deshacer el abrazo, pero Naruto la estrechó más fuerte. De esa manera le permitía sentir los latidos de su corazón.

—Na-naruto-kun...

—Dame una oportunidad. Haré lo mismo que ellos— habló refiriéndose a Shikamaru y Obito, aunque Hinata no entendía muy bien —Yo nunca me he esforzado por tener tu amor, fuiste tú quien se enamoró de algo que yo desconozco. Ellos te han conquistado, por eso haré lo mismo. Voy a ganar tu corazón— Naruto dejó de abrazarla un poco, lo suficiente para poder ver su rostro. Le sorprendió que su amiga estaba llorando.

—N-no es justo... No es justo para Obito-san, tampoco para Naruto-kun— hace sólo unos momentos hizo a Obito prometer que dejaría a su esposa, sería muy cruel de su parte escoger a Naruto tan pronto. Su amigo le planteaba una propuesta de la que sea muy difícil tomar una decisión. No quería alejarse de Obito, tampoco rechazar a Naruto.

—Entonces, aunque todo cambie, estaré esperándote con los brazos abiertos. Estaré esperando el día que decidas amarme de nuevo— se limpió las lágrimas después de hacerlo primero con Hinata. Forzó una sonrisa para darle ánimos a su amiga, a quien llevó tomada de la mano de regreso al Dojo. 

Ninguno dijo una palabra sobre la confesión de Naruto, en realidad, no hablaron en absoluto. Únicamente se dedicaron a calmar un poco sus emociones, así nadie los notaría y se evitarían preguntas que les podrían incomodar. El Uzumaki soltó la mano de su amiga a unos metros de la entrada del Dojo de los Hyūga, lo último que querían era llamar la atención de Neji, que no dejó de hablar por teléfono a su prima, hasta que ella le avisó que estaría en el lugar en unos minutos.

Dentro del Dojo, los niños que se encontraban a cargo de Hinata ya terminaban su calentamiento. Fue una práctica sencilla pero que sirvió para reforzar sus conocimientos previos. Konohamru era el más entusiasmado de todos, superado por mucho incluso a Naruto. El pobre rubio continuaba confundido por la escena que sucedió entre él y su amiga, le había prometido esperar, pero... ¿Y si Hinata no lo amaba de nuevo?, ¿Si le resultaba imposible recuperarla por completo?

La incertidumbre le hizo perder la concentración, momento que Konohamru Sarutobi aprovechó para derribarlo. La caída dolió más de lo que esperaba, y fue su pie izquierdo el que recibió más daño. Se quejó en voz alta, asustando a los niños pequeños que entrenaban cerca de ellos. Konohamru se hincó a lado de su compañero, revisando al Uzumaki para comprobar que no tenía un hueso roto. Hinata de inmediato se movilizó en busca de Maito Gai, que llegó a tratar la lesión del rubio. 

Los primeros minutos fueron de gran tensión tanto para Hinata como Konohamru. Uno por ser responsable de su entrenamiento y el otro por sentirse culpable de su estado. Afortunadamente, Gai descartó una fractura, lo que consiguió un poco de alivio para los presentes.

—Probablemente se trata de un esguince de tobillo— lo que Gai decía atemorizó al Uzumaki —Lo recomendable será traerle hielo y dejarlo descansar por algunos días. Deberás permanecer en reposo un tiempo— dijo lo último dirigiéndose a Naruto, quien aún seguía muy pálido por el miedo de un posible hueso roto.

—¡Gracias, Gai-sensei!— Hinata hizo una reverencia a el hombre de cejas anchas, este simplemente alzó su pulgar y les mostró una gran sonrisa. A Konohamru le sorprendió ver el brillo de sus dientes.

Entre Hinata y Konohamru llevaron a Naruto al área de descanso, un lugar donde se encontraban Hizashi y Neji teniendo una conversación respecto al Dojo. Naruto sintió cierto alivio al ver que Hanabi no estaba con ellos, él no estaba en condiciones de enfrentar otras vez a la pequeña Hyūga. Hinata tenía toda su atención en su mejor amigo, eso después de dejar a sus alumnos con algunos entrenamientos para ganar tiempo. Ella sostenía una bolsa de hielo cerca del tobillo de Naruto, con la ayuda de su alumno Konohamru. 

El ambiente era un poco tenso, Hizashi y Neji no parecían estar de acuerdo en lo que hablaban, y los recién llegados estaban incómodos por haber interrumpido el momento. Queriendo llenar el silencio, Konohamru volvió a disculparse con Naruto, que rápidamente le respondió: "No hay problema". Por unos minutos más permanecieron sin decir una palabra, ni Naruto que solía ser muy hablador encontraba la manera de hacer más agradable la situación.

—¿Sucede algo malo?— se atrevió a preguntar Hinata, en vista de que ningún integrante de su familia le daría una explicación. Konohamru continuó con la vista puesta en el hielo que sostenía, pretendiendo que con eso no formaba parte del panorama. Naruto también fingía que su existencia no era un problema.

—Hace falta dinero para algunos pagos, desde que abrieron el centro de videojuegos a una cuadra, la cantidad de niños que asisten al dojo disminuye— inició su tío una explicación que Hinata llevaba esperando mucho tiempo, no era la primera ocasión en que notaba que tanto Hizashi como Neji discutían sobre asuntos en que no la querían involucrar.

—Los niños son el porcentaje más grande de participantes en el Dojo— le siguió Neji suspirando, estaba agotado de tanto pensar en opciones para salvar el Dojo de su familia —Le dije a mi padre que debemos cerrar por un tiempo, así reuniremos más dinero y...

—¡Me niego!— lo interrumpió Hizashi, el enojo se notaba aunque tenía los ojos cerrados —Este dojo ha permanecido a mi familia por años, no pienso cerrarlo ni por un día— Konohamru entristeció al saber los problemas de la familia Hyūga, él tampoco quería el cierre del Dojo, disfrutaba mucho de entrenar junto a Hinata y sus compañeros. Para Naruto no pasó desapercibido aquel gesto de su amigo.

—¿Por qué no hacen un torneo?— la voz de Naruto captó todas las miradas de los Hyūga y también de Konohamru. Neji seguía mostrando su desacuerdo, pero Hizashi, Hinata y Konohamru estaban realmente interesados en lo que tenía que decir.

—¿A qué te refieres?—  Neji se adelantó a su familia, ganando una mirada de reproche por parte de su padre. 

—Es algo que resulta sencillo si conseguimos buenos patrocinadores. Cobramos un pequeño porcentaje a los participantes, y el dinero que se junta más el de los patrocinadores, funciona para comprar trofeos y lo restante como premio a los ganadores— el rubio les explicaba con detenimiento, feliz de obtener la atención de los demás, y también por la mirada llena de aprobación de su mejor amiga —El dinero que obtiene el Dojo, es el que la gente paga por sus entradas. Lo que significa que debemos encargarnos de atraer a mucha audiencia— Konohamru lo observó maravillado, una vez más Naruto le demostraba que hizo bien al escogerlo como ejemplo a seguir.

—Puede funcionar, dividimos los combates en categorías. Por edades o tal vez por sus cinturones— lo apoyó Hinata, contagiada del entusiasmo de Naruto y Konohamru. Neji también parecía convencido con la idea.

—¿Cobrar por ver combates?, Eso no me agrada— confesó Hizashi, hacer del Dojo un centro de entretenimiento no le agradaba en absoluto. 

—Vamos señor Hyūga, los tiempos han cambiado— Naruto le propinó una gran palmada en la espalda, acción que causó una gran molestia en el mayor.

—Yo estoy de acuerdo— Neji decidió dar su punto de vista en ese instante, evitando que su padre terminara de lastimar a Naruto por culpa de su insolencia.

—Yo también— la única mujer del grupo dió su total disposición a aceptar la idea de Naruto, dejando a Hizashi sin intenciones de ir en contra de ellos.

—Entonces, nuestro Dojo celebrará un torneo.

Dentro de la casa de Naruto, su madre y su padre mantenían una amena conversación con Tsunade Senju, quien resultaba ser la madrina del hiperactivo rubio. Todo era tranquilo entre los presentes, había un poco de té y unos cuantos postres que Kushina y Minato prepararon por la mañana. Acompañando a Tsunade, Shizune permanecía a su lado para evitar que su maestra bebiera Sake si se lo proponían. Shizune era una de las mejores alumnas de Tsunade, cursaba una carrera enfocada en medicina, de la que le faltaba poco para decidir su especialidad. La mujer de sólo veintiuno, resultó ser una genio en el ámbito, por lo que con la ayuda de su mentora, rápidamente terminaba los cursos impartidos por la universidad. Se podría decir que para Tsunade, Shizune era como una hija, alguien de quien estaba muy orgullosa.

—Por fin tengo algo de paz— Tsunade se inclinó más sobre su asiento, disfrutando de la buena compañía que representaba la pareja que formaban Minato y Kushina —Hace unos meses, una pareja de recién casados se mudó a mi piso— la rubia le dió una mordida a una galleta, esperando el momento justo para que Shizune se descuidara, y ella pudiera colocar un poco del alcohol que llevaba en el bolso, dentro de su taza de té.

—¿Cómo sabe que son recién casados?— quiso saber la pelirroja, ella no era tan buena para adivinar las relaciones personales de otras personas. En ocasiones confundía a las parejas que visitaban a su esposo, un día cometió el error de felicitar a dos de los amigos de Minato por formar un lindo matrimonio, cuando la realidad es que se habían divorciado hace unos meses.

—Porque no dejan de follar como locos, los gemidos de esa mujer me erizan la piel— murmuró con amargura y rencor hacia la pareja. Esos dos solamente la calentaban con sus constantes encuentros. Si tan sólo su querido Dan siguiera con vida... 

—Yo creo que tiene envida de esa mujer, Tsunade-sama— Shizune fingió estar distraída bebiendo de su té, así no podía ver la aura asesina que rodeaba a su maestra.

—No debería molestarse, a los jóvenes les gusta demostrar su amor— comentó Minato con un poco de gracia, siendo apoyado rápidamente por su esposa.

—Ustedes son los menos indicados para hablar, antes del primer año de casados ya esperaban un bebé— les recriminó Tsunade, haciendo sonrojar tanto a la pareja como a su alumna. A quien le importaba que Shizune siguiera a su lado, ella necesitaba algo de alcohol con urgencia. 

Su intención de sacar su botella de Sake del bolso se vio interrumpida, Naruto llegaba a casa, lo cual sería normal si no fuera por su pie vendado. Además del hecho de que caminaba con dificultad. El rubio dejó de caminar a mitad de la sala, notando la pequeña reunión de sus padres con su madrina.

—¿Qué te sucedió, Naruto?— Kushina se levantó de su asiento, totalmente alarmada por el estado de su único hijo —Minato, mira el pie de nuestro hijo. Te dije que no debías asistir a un Dojo sólo por una chica— su madre estiró su oreja derecha, logrando que Naruto se quejara de dolor. 

—Ya basta, me avergüenzan— intentó alejarse de su madre, pero Kushina lo movió de un lado a otro por culpa de la molestia que le causó que su hijo le contestara.

—No te atrevas a levantarme la voz— los chillidos de Naruto hicieron reír a Tsunade y Shizune, el pobre chico se sintió más incómodo por la escena que su madre estaba dando. ¿Es que nadie se atrevería a ayudarle? —Minato, dile algo a tu hijo.

—Pienso que primero deberíamos preguntarle a Naruto si está bien— Kushina se detuvo al escuchar a su esposo, justo recordaba que tenían visitas y no debía maltratar a su hijo delante de ellas. Soltó a Naruto, acomodando su ropa y riendo por su anterior comportamiento.

—Naruto, Shizune te puede revisar— la nombrada asintió, de acuerdo con las palabras de su maestra. En su interior, Tsunade celebraba porque ya no estaría bajo la supervisión de la pequeña mujer de cabello negro. 

—Dentro de mi habitación hay un botiquín, ¿Subimos?— Naruto se dirigió a Shizune, evadiendo a su madre, gracias al cielo que se apiadó de él. Cuando Kushina se encontraba molesta, era difícil conseguir su perdón. Afortunadamente para el Uzumaki, estando en su habitación saldría del radar de su madre.

—Vamos— la pelinegra se acercó a Naruto para ayudarlo a subir las escaleras, Kushina quiso seguirlos, pero fue detenida por Minato. Lo que su hijo necesitaba era descanso, no que su madre le llamara la atención. Ya mañana tendrían tiempo para eso último.

En el momento que Naruto y Shizune se perdieron de vista, Tsunade retiró la botella de Sake que tanto escondía, con los niños fuera de la jugada, les sería posible disfrutar de otro tipo de ambiente. Kushina aceptó el trago que la rubia le ofrecía, era justo beber para olvidarse de las preocupaciones que le causaba Naruto en ocasiones. Algún día le daría un infarto por culpa de su despreocupado hijo. Minato se dedicó a ser el único consciente de los tres, después de todo, sería necesario que alguien se hiciera cargo de ambas si terminaban tomando más de la cuenta.

Por otro lado, Shizune y Naruto se establecían dentro de la habitación del rubio, con extrema precaución la mujer iba retirando la venda que cubría el tobillo de su amigo. En una bandeja aparte tenían esperando dos bolsas de hielo, lo suficientemente grandes para dejar a Naruto descansar luego de la revisión. El chico se quejaba cada vez que Shizune pasaba sus dedos por algunas de las zonas más afectadas.

—Deberías cuidar mejor tu piel, está un tanto áspera— el rubio entrecerró los ojos, lo que quería era saber si era una lesión grave, no la textura de su piel. Respiró hondo durante algunos segundos, necesitaba reunir valor. 

—¿Es grave?, ¿Tendré que usar yeso?, ¿Habrá inyecciones?— la risa de la mujer causó aún más la molestia de Naruto, que se cruzó de brazos con una expresión obvia de fastidio. Shizune realmente disfrutaba de causarle una taquicardia y burlarse de lo asustadizo que solía ser. 

—Tranquilo, Naruto— ella continuó frotando su pie en un pequeño masaje, que causaba tanto dolor como alivio —Requiero que pases mañana al consultorio de Tsunade-sama, te haremos unos estudios para determinar el grado de tu esguince. Porque creo que eso es lo que te sucede— no la contradijo, ya Gai le había dicho que existía la posibilidad de que lo fuera —Con suerte, será de grado uno, lo que significa que necesitarás reposo por algunos días. 

—Gracias, Shizune— la pelinegra asintió, volviendo a su labor de colocar el tobillo de Naruto sobre el hielo. Lo ayudó a recostarse y acomodó bien su almohada, gesto que Naruto agradeció tomando su mano para recostar a su amiga cerca de él.

—¿Te encuentras bien?— los dos miraban al techo, Naruto con las manos entrelazadas detrás de su cabeza, y Shizune a unos centímetros de él —Me refiero no sólo a lo físico.

—¿Tú me consideras una persona egoísta?— la mujer lo observó de reojo, tratando de descifrar el sentimiento exacto que cubría el rostro de su amigo. ¿Tristeza... O dolor?

—No, jamás lo haría— respondió sinceramente, Naruto era uno de los chicos más nobles que conocía. No entendía porque de pronto tenía esas ideas tan raras. 

—Pero... Creo que lo soy— le avergonzaba decirlo en voz alta, sin embargo, necesitaba el consejo de una persona ajena a la situación que se desarrollaba entre su mejor amiga y él —Me ha gustado Hinata desde hace mucho tiempo, y justo ahora que se aleja una vez más, es cuando intento algo con ella. Supongo que siempre consideré que estaría a mi lado, por eso mismo no me esforzaba por cuidar su amor— desde que Hanabi le gritó en el Dojo, no dejaba de preguntarse si la niña tenía razón o no.  

Shizune se incorporó de inmediato, así que Naruto se miraba decaído por culpa de una chica —¿Ella te dijo que eres un egoísta?

—No, fue su hermana. Hinata piensa que tengo un buen corazón— tocó su pecho con una ligera sonrisa, su amiga lo creía una persona pura, eso le hacía sentir una inmensa calidez.

—¿Y por qué dices que la amas desde hace tiempo?, Pensé que te gustaba Sakura— Shizune esperaba su respuesta con curiosidad, los hombres podían llegar a ser complicados si se lo proponían.

—Cuando era un niño, los demás no querían jugar conmigo, decían que tenía la mirada de un monstruo— Naruto también se incorporó, al menos hasta quedar sentado sobre la cama al igual que Shizune. Después de un largo suspiro se atrevió a quitarse un pupilente que llevaba todo el tiempo sobre su ojo derecho. Su acompañante se sorprendió al ver que lo que cubría ese lente de contacto era un ojo tan brillante como la sangre —Nací con heterocromía, mientras uno de mis ojos es idéntico al de mi padre, el otro presenta un color que heredé de los antepasados de mi madre. A los niños solía asustarles— dejó el lente de contacto en la cajita que le correspondía, volviendo a guardarlo en su buró luego de eso.

—Naruto...

—En mi vecindario, conocí a una niña de la cual también se burlaban por sus ojos. Recuerdo que en una ocasión me armé de valor para defenderla, y desde entonces ella me ofreció su amistad— sonrió con nostalgia, si tan sólo hubiera aceptado sus sentimientos antes, sino tuviera tanto miedo de perder a su mejor amiga —Hinata fue la primera niña en verme sin temor...

—No eres un egoísta— Shizune tomó sus mejillas, obligándolo a fijar su vista en ella —Solamente tienes miedo y estás confundido, eso es normal en todos los seres humanos. Yo también estoy atemorizada al imaginar que puedo perder un amigo si le confieso mis sentimientos— quiso sonreír, pero consiguió en su lugar una mueca. Su pecho dolía al comprender que Naruto sufría por amor.

—Si yo fuera él, no dudaría en corresponder a tus sentimientos— no hicieron falta más palabras, lo único que requerían en ese instante era un abrazo.

El ambiente en la universidad era relativamente tranquilo, con Naruto descansando en casa, no había persona que los hiciera reír con sus bromas o comentarios sin sentido. Ino, Hinata y Sakura se encontraban en uno de los pasillos de las instalaciones, la primera recargada en una máquina expendedora y las últimas dos sentadas en el suelo. La hora de entrada todavía no iniciaba, por lo que las tres chicas decidieron comer un postre antes de entrar al aula. Con el verano en todo su esplendor, lo mejor era poder disfrutar de una paleta helada o incluso un cono, tal vez una botella de agua tan fría que le sería posible competir con la personalidad de su compañero Sasuke.

Las tres chicas tenían conversaciones de diferentes temas, desde sus resultados en los exámenes parciales hasta sobre como Ino terminó discutiendo con Neji en su cita de fin de semana. Hinata no quería decir que su amiga era muy entrometida con la vida de los demás, pero en realidad era cierto. Lo demostraba al estar preguntando a Sakura sobre su relación con el capitán del equipo del equipo de baloncesto, debido a que últimamente los miraba encerrarse en los salones que nadie solía usar. Hinata se interesó en ese asunto, aunque como era de esperarse, Sakura desvió la atención de ella haciendo preguntas a la chica que no se negaría a responder, a Hinata Hyūga.

—Es verdad, ¿Qué se siente que tu novio esté de viaje sin ti?— Ino siguió a su amiga Sakura en el inicio de un nuevo interrogatorio para Hinata, la joven estaba desesperada por escuchar el timbre y poder entrar a clases.

—Bu-bueno,  yo quiero que O-obito-san piense en mi, tan-tanto como lo hago yo— tocaba sus dedos índice uno contra otro, nerviosa por ser de pronto el centro de la conversación. Odiaba cuando eso sucedía, nunca lograba escapar de las preguntas tan personales de Ino y los comentarios de apoyo de Sakura.

—Envíale una foto de ese gran pecho que tienes, y verás cómo estará ansioso por volver— le dijo sin nada de pudor la Yamanaka, consiguiendo que tanto Hinata como Sakura gritaran mientras sus rostros se tornaban rojos. ¿Por qué Ino era tan directa?

—¡Ino cerda!, ¿Por qué le dices esas cosas a Hinata-chan?— ahora Sakura se mostraba molesta, por culpa de Ino su amiga ojiperla parecía estar por colapsar. 

—¿Qué?, No es como si Obito-san no la haya visto ya— la Haruno quiso decir algo más para defender a Hinata, pero en realidad Ino tenía razón —Además, Hinata debe aprender a usar las grandes proporciones que posee. Probablemente vienen de familia...— la ojiperla enrojeció más, Ino indirectamente confesó que su primo Neji tenía buen tamaño.

—No la escuches, Hinata-chan. No es necesario ser tan exhibicionista como Ino cerda— sus amigas mantenían un duelo de miradas que difícilmente terminaría pronto. Hinata seguía implorando a los dioses que hicieran sonar la campana —Puedes hacer otras cosas, un mensaje de buenos días o una videollamada antes de dormir.

—Sí, escríbele que la próxima vez que esté aquí le darás los buenos días cómo merece. Y en la videollamada encárgate de usar un buen escote— Ino continuó retando a Sakura, que se levantó para estar a la altura de su amiga. Por poco y sacaban chispas, de eso estaba segura la chica que hasta el momento se seguía al margen. 

La joven Hyūga se sentía entre un pequeño diablito, como esos de las películas, representado por Ino, y un ángel de ojos jade que sería Sakura. Lo peor es que no sabía a quien obedecer.

—¡Cerda!

—¡Frente de marquesina!

—¡Ya lo hice!— interrumpió Hinata, evitando de esa forma que sus amigas se asesinaran entre sí. Ino y Sakura se hincaron a ambos lados de la ojiperla para saber a quién obedeció.

Buen día, Obito-san.

Ese era el mensaje que Ino y Sakura leyeron en el celular de su amiga. Impidiendo que Sakura se sintiera la ganadora, Ino buscó entre su maletín un labial que aún no utilizaba, con el coloreó los labios de su amiga de un rojo intenso. Le arrebató el celular a la Hyūga y tomó una fotografía, en ella se apreciaba a una tierna y a la vez provocadora Hinata. Sakura saltó hacia Ino, queriendo quitarle el celular para impedir que envíe la imagen, pero cuando lo recuperó era muy tarde. Las tres esperaban con paciencia la respuesta del Uchiha, que llegó casi un minuto después.

Buenos días, ojos de ángel.
Que linda manera de despertar. 

—¿Ojos de ángel?— Sakura fue la primera en hablar.

—Él me llama de esa forma— confesó sonriendo, ese era un apodo que le encantaba. Ahora que sabía que Obito gustaba de ella, lo consideraba más significativo.

—Lo sabía, a Obito-san le gustó tu fotografía— Ino le mostró su lengua a Sakura, en un gesto infantil de victoria. La chica de ojos jade por poco y salta encima de la rubia.

—No es cierto, le gustó que Hinata lo saludó— la Haruno señaló a Ino con la paleta que tenía en las manos, amenazando con manchar su ropa si continuaba por el mismo camino. 

—Hinata, pídele que te envíe una fotografía también— insistió Ino, sonriendo por creer que ganaba esa batalla. 

—Pe-pero... Yo ya tengo algunas imágenes de Obito-san— sus amigas dejaron de lado su disputa para centrar su atención en la joven Hyūga, con las dos miradas sobre ella, se sintió presionada a hablar —Le he tomado fotos mientras duerme— su voz fue bajando de volumen hasta casi ser inaudible. Aunque Ino y Sakura entendieron a la perfección.

—Muéstranos— hablaron las dos al mismo tiempo, acercándose más a la azabache.

—Solamente yo puedo ver a Obito-san— la Hyūga bloqueó su celular y lo apretó más contra su cuerpo, no pensaba compartir ni con sus amigas alguna imagen del hombre que le gustaba.

—¡Lo conseguiste!, Incluso más rápido de lo que esperaba— lo primero que hizo al llegar a su trabajo, fue entrar a la oficina de Madara Uchiha por petición de Tayuya. El abuelo de Obito la citaba, pero no esperaba para nada su repentina alegría. Apenas cerró la puerta y ya tenía a Madara sosteniendo su cintura y dándole vueltas a su cuerpo. 

—¿A qué se refiere?— cuando sus pies tocaron el suelo, Hinata intentó acostumbrarse a su alrededor. (El cual se seguía moviendo producto de su mareo).

—El abogado de la familia me ha avisado esta mañana que Obito desea separarse de su esposa— la joven no logró ocultar su asombro, Obito todavía no regresaba de su viaje pero ya organizaba su divorcio. Él cumpliría su promesa.

—¿De v...?

La puerta de la oficina fue abierta de forma violenta, impidiendo a Hinata realizar su pregunta. Tayuya estaba de pie en el marco, tan pálida que parecía haber visto a un fantasma.

—¡Madara-san!

—¿Por qué entras a mi oficina de esa manera?— le recriminó furioso, dejando de lado a la Hyūga para ir en contra de su secretaria.

—Es Kurenai-san, está por tener a su bebé...— Madara y Hinata siguieron a la mujer, frente a la oficina de Obito, todos los empleados estaban en medio de un caos. 

Kurenai se sostenía de un muy preocupado Asuma Sarutobi, algunos de los compañeros de la pareja se reunían a su alrededor, preguntando en que podrían ayudar. Konan fue la única capaz de hacerse cargo de la situación, llamando a una ambulancia e indicando a Asuma lo que necesitan hacer con su esposa. Debían llevarla hasta el elevador, eso con el propósito de esperar a la ambulancia en la recepción.

—Todo es tu culpa, Asuma— gritaba una exaltada Kurenai —Tú me hiciste esto— se sostuvo el vientre, arrugando un poco la tela de su vestido. Su esposo no hacía más que disculparse y soportar los golpes que la mujer le propinaba en los brazos y espalda.

Las mujeres que observaban la escena, inconscientemente llevaron una de sus manos a su vientre también, no podían ni imaginar el gran dolor que pasaba Kurenai en ese momento. La más nerviosa era Hinata, su cuerpo temblaba de sólo pensar que ella estaría en el lugar de su maestra. No quería, la situación era abrumadora, y admitía que la rebasaba. Que Obito la perdonara, pero la joven retrasaría más el embarazo.

—Le dije a Obito que no era buena idea contratar a una mujer embarazada, pero quiso ayudar a Asuma— habló Madara, que continuaba a su lado mirando a la pareja. El Uchiha se quitó el saco de vestir y se lo tendió a Hinata, acto seguido comenzó a doblar las mangas de su camisa de botones —Intenta tranquilizarte un poco mujer— le pidió cuando estuvo más cerca de ella, Kurenai se giró hacia él con gran enfado.

—¡No me pidas que me tranquilice!— ahora Asuma detenía a su esposa, que parecía capaz de saltar encima del Uchiha aún con su estado.

 —Lo que quiero decir, es que no está funcionando eso de golpear e insultar a tu esposo. Te ordeno que nos permitas llevarte a recepción— Madara sintió pena por Asuma, que contenía sus lágrimas, su esposa tenía clavadas sus uñas en uno de sus brazos.

—¡Maldito bastardo!, ¿Tú me ordenas a mi?— Hinata admiraba en silencio a su antigua maestra, probablemente debido al dolor, no se percataba de que insultaba a Madara Uchiha.

—¿Quieres tener a tu hijo en el ascensor o en el hospital?— Kurenai dejó de moverse por unos segundos, dándole la oportunidad a Madara de retomar la palabra —Creo que los dos sabemos la respuesta, así que será mejor que te apoyes en nosotros para caminar.

Entre Asuma y Madara llevaron a una mujer más tranquila al elevador, Konan rápidamente les dió alcance. Cuando las puertas se cerraron, los demás empleados consiguieron algo de alivio. 

Hinata miró su reflejo en el espejo de su habitación, por recomendación de Ino, compró unas medias negras que llegaban a la mitad de sus muslos, sostenidas por unas ligas a unas bragas de encaje del mismo color. Se calzó con unas zapatillas de tacón alto, y después de verse por demasiado tiempo, se atrevió a tomarse varias fotografías. Las fue recortando y seleccionando a las mejores, como la segunda que la tomó de espalda al espejo, o la quinta que la mostraba de costado. Escogió dos para enviarle a Obito, esperando que funcionara según lo planeado por su amiga.

Obito-san, hoy de regreso a casa compré un poco de lencería. 

Me gustaría saber que opina.

¿Me veo bien?

Envió los mensajes acompañados de las imágenes, el Uchiha no tardó demasiado en responder.

¿Intenta provocarme, señorita Hyūga?

Porque lo está consiguiendo.

Posdata: Si te gusta a ti, me gusta a mí. Además, el color negro te favorece.

Se mordió el dedo pulgar, le gustaba su respuesta, pero justo ahora sentía la confianza de lograr algo mejor. Se recostó en la cama, con la espalda pegada a sus sábanas y las piernas recargadas en la pared, levantadas hacia el techo. 

He estado pensando mucho en Obito-san, me gustaría disfrutar en su compañía de mis nuevas medias. 

Y mandó otra fotografía.

Y a mí me encantaría estar entre tus piernas, Hinata.

Dió vueltas sobre su cama, aún con el celular en sus manos. Sus mejillas se pintaron de rojo sólo con los mensajes.

¿Solamente entre mis piernas?

Estás siendo muy atrevida hoy, ojos de ángel. 

Deberías esperarme unos minutos, estoy en una reunión. No quiero que al terminar, no pueda levantarme del asiento por culpa de una erección.

Si estuviera con usted, me encargaría personalmente de ese problema.

No continúe por ese camino, señorita Hyūga. 

Está provocando que la oficina se vuelva más caliente.

¿Puede volver pronto?

Deseo desde lo más profundo de mi ser, tenerlo tan cerca que me haga tener la mente en blanco. 

Ya sabe, me ha vuelto una adicta a sus juegos.

Señorita Hyūga, hace que me plantee la posibilidad de castigarla a mi regreso.

¿Le gusta excitarme aún sabiendo que no me es posible estar con usted?

Posdata: Prepárate muy bien para mi llegada, estoy contando los días.

—Onee-sama, abre la puerta— Hinata saltó de su cama al escuchar la voz de su hermana, nerviosa buscó el pantalón de su pijama para ocultar sus medias. 

Hanabi entró a la habitación bostezando, cerrando la puerta detrás de ella, no dudó en acostarse en la cama con la clara intención de descansar. Al mismo tiempo, su hermana no dejaba de enviar mensajes por el celular. La menor fingía dormir y no prestarle atención, lo cual no duró mucho tiempo.

La mayor de las Hyūga se quitó la blusa que llevaba puesta, cambiado es por una más holgada. Se dejó caer una de las mangas, permitiendo ver un tirante de su sujetador. Como un toque adicional, pintó sus labios de rojo una vez más.

—¿Qué haces, Onee-sama?

—Hanabi, pensé que tú...— por poco y termina desmayada, moría de vergüenza, su hermana la había descubierto tomándose una fotografía nueva para Obito.

La sonrisa de Hanabi se hizo más grande al comprender lo que sucedía. Su hermana mayor le enviaba imágenes subidas de tono a su pretendiente —No uses eso, espera— se incorporó rápidamente, caminando hacia su clóset cuando sus pies tocaron el suelo. Buscó una de sus blusas, una transparente, también abrió el cajón de su hermana, dónde ella guardaba sus sujetadores. Escogió uno de color azúl marino, lo que pensó que serviría para resaltar.

—Me quedará muy ajustada— dijo Hinata al recibir la blusa que Hanabi le lanzó.

—De eso se trata, Onee-sama.

Siguió la opción de Hanabi, la blusa la apretaba tanto que incluso hacia ver a sus senos más juntos con ayuda del sujetador. Tomó la fotografía, recortando un poco su rostro para mostrar solamente sus brillantes labios.

Me gusta, ojos de ángel. 

Que uses mi color favorito es alucinante.

Creo que necesito terminar cuanto antes este negocio.

Rin ordenaba algunos documentos respecto a la fundación que administraba, eso sucedía dentro de su oficina que se encontraba en el mismo edificio. Llevaba tiempo organizando los gastos que surgían siempre, y ya consideraba la opción de crear una cena para atraer a nuevos donadores para la causa. Su trabajo fue interrumpido con los toques de una de las enfermeras que trabajaba en el lugar.

—Uchiha-san— la mujer llevaba un sobre en las manos, aunque Rin todavía no reparaba en ese detalle.

—Puedes decirme Rin, trabajas conmigo desde el inicio— su compañera se sonrojó, un tanto nerviosa por saber que su superior le tenía confianza.

—Rin-san, su esposo envía esto— le extendió el sobre, mismo que la castaña tomó luego de agradecer.

—Seguro Obito olvidó algo para su viaje...— la enfermera se retiró, dándole más privacidad para leer el contenido de los documentos que Obito le hizo llegar. Quedó paralizada con la primera frase que leyeron sus ojos.

Solicitud de divorcio.

Extra:

Las risas abundaban dentro de la zona privada de la pista de carreras que pertenecía a Yahiko y Nagato. Sus amigos más cercanos siempre se reunían a disfrutar del entretenimiento que ofrecían cada uno de los corredores. Esa noche en particular, Obito no dejaba de ver a su reloj, tenía una cita a la que esperaba no llegar tarde.

—Seguro nuestra conejita vuelve a ganar— la mayoría levantó sus copas en apoyo a lo dicho por Yahiko, excepto Obito, que creía estarse perdiendo de algo importante.

—¿Conejita?— buscó alguna explicación mirando en dirección a Itachi, pero su primo negó, él tampoco comprendía lo que su amigo decía.

—Es nuestra nueva corredora, ha ganado desde que entró a nuestra pista— le informó Nagato, que prefería ver la carrera en lugar de conversar.

—¿Es una mujer?— su asombro fue notable, algo que consiguió hacer enfadar a Konan, el único miembro femenino del grupo.

—¿En que año crees que vivimos?, Las mujeres también pueden conducir— Deidara y Kisame se reían del Uchiha, que justo hoy tenía la mala suerte de enfadar a Konan. 

—No me refería a eso, me sorprende porque es la primera ocasión en que Yahiko y Nagato permiten a una mujer conducir en la pista— bebió de su copa, queriendo no molestarse por la repentina agresividad de la mujer de ojos ámbar. Cuando Konan tomaba podía llegar a ser poco paciente.

—Ella es especial. La mayoría suele apostar en su contra por ser una novata, es ahí cuando nosotros ganamos— Yahiko festejó chocando su copa con la de Nagato. 

—Maldición, eso significa que perderé dinero. Le aposté al corredor de siempre— Obito les miró con rencor, esos dos se aprovecharon de que tenía tiempo sin asistir a las carreras, no le dijeron sobre los nuevos corredores y ahora había malgastado su dinero. Pero ya se encargaría de vengarse de ese par.

—Eres tan idiota— se burló Deidara.

El Uchiha estuvo a punto de responder, pero la alarma en su celular le indicó que esa hora de retirarse. De igual forma, la carrera había terminado con la victoria de la novata. 

—Me retiro, debo llegar a tiempo a mi cena de aniversario— dejó su copa vacía sobre una mesa, las burlas por parte de sus amigos no se hicieron esperar. Todos se reían de él por ser un hombre comprometido, algo que en realidad no le afectaba.

—Dejen de burlarse, por lo menos Obito no le teme al matrimonio como algunos de ustedes— Konan salió en su defensa, dándole una indirecta a Yahiko, que se convirtió en el nuevo centro de las bromas de los presentes.

Obito simplemente se alejó antes de que siguieran, los conocía muy bien, eran capaces de no dejarlo ir con tal de meterlo en problemas. 

Muy cerca del lugar, Hinata caminaba a lado de su primo Neji y de Shikamaru, los tres estaban invitados a subir con Yahiko y Nagato para celebrar su triunfo. La joven tenía prohibido quitarse el casco por petición de Neji, no quería que alguien reconociera a su prima y les dijera a otros que era menor de edad. O en el peor de los casos, que su padre descubriera el secreto de ambos.

Al estar cerca del pasillo que daba directamente a los elevadores, los tres chicos se encontraron con un hombre de impecable vestimenta. Sus lentes oscuros les impedían descubrir de quien se trataba, pero deducían que era alguno de los invitados de Yahiko y Nagato. Eso debido a que estaban en la sección privada de la pista.

El Uchiha se acercó hasta estar delante de la joven, le extendió la mano en un saludo que Hinata correspondió —Ha estado excelente, señorita. Me encantaría verla en otra ocasión— sus palabras eran sinceras, y su contacto con el hombre desconocido la estremeció.

—¡Gracias!— al soltarse las manos, Hinata aprovechó para realizar una corta reverencia. 

—Disfrute su victoria en compañía de su equipo— Obito continuó su camino después de felicitar a los tres jóvenes. Como iba a buen tiempo, se permitió detenerse unos segundos para conocer a la nueva corredora, lastima que no se quitaba su casco. 

—Te mereces esos cumplidos, Hinata— Shikamaru rodeó sus hombros, obligándola a seguir caminando. Neji necesitó contar hasta diez para no alejar al Nara de su inocente prima.

Aunque ninguno de los dos lo imaginaba, estaban destinados a conocerse.

Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.

• Para este capítulo me ayudó la canción que les dejé en la multimedia. Sirvió como para entender mejor los sentimientos tanto de Obito como Naruto. El primero encontró en Hinata algo que no buscaba, y el segundo hasta ahora admite su amor por su mejor amiga, y se siente culpable de no hacerlo antes. ¿Ustedes a quién prefieren? 

• ¿Les gustó el pequeño momento extra? 👀

• Con lo sucedido a Kurenai, debo admitir que me inspiré en lo que sucedió en una boda a la que asistí xd 

• Les recuerdo que pueden seguirme en Instagram, me encantan como inari_nun 🌚

• Hice unos separadores de prueba, (aún no sé editar bien xd) me gustaría saber si les agradan o lo dejamos con los tres puntitos de siempre ;)

• Un pequeño spoiler para un capítulo al que le falta mucho: En cierto momento, nos tocará ver un cambio de roles, me refiero a que Hinata será la dominante 🌚 ¿Les agrada la idea?, ¿Imaginan por qué y en qué situación Obito le cederá el control?

• Aquí les dejo los nombres para la hija de Obito que me comentaron en el capítulo anterior, ayúdenme a escoger votando por su favorito. Cada comentario es un voto 💖 (Díganme si alguno faltó para agregarlo)

Itsuki 

Kagami

Chiasa

Shinju

Yukie

Hanna

Nozomi

Kikyo

Aome

Yumi 

Akemi

Hiromi

Tsuki

Aiko

Les dejo algunas imágenes del capítulo:

El Dojo de los Hyūga:

La fotografía de Obito que tiene Hinata:

Sakura, Hinata e Ino en la universidad:

Dejen sus votos y comentarios 💖

Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️

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