Capítulo VI: Problemas.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Naruto dejó de jugar un poco para mirar a su alrededor, ambos chicos tomaron el metro para llegar al centro de la ciudad, sólo tenían que caminar dos cuadras para llegar a su objetivo. El parque de Konoha. Un lugar lleno de encanto y belleza natural, contaba con grandes árboles y distintos tipos de flores. Las favoritas de Hinata eran los girasoles, gusto que adquirió gracias a su primo Neji. Aunque las flores no fueron lo que llamaron su atención en esa ocasión, Naruto y Hinata habían quedado fascinados al ver florecer a los cerezos. Aún incapaz de enfocar bien, esto debido a que la luz del sol pegaba de lleno en sus ojos, Naruto decidió ver unos segundos a su amiga. Ella brillaba de manera única, le gustaba verla feliz, y más saber que probablemente se debía al momento que compartían.
Se conocían desde pequeños, cuando ambos estuvieron el primer año de escuela juntos, además de vivir cerca durante una temporada. Desde entonces se formó una amistad inmediata y duradera, pura considerando la naturaleza de ambos. Hace algunos meses que habían cumplido dieciocho años, los dos eran los más chicos en su grupo de amigos. Siempre permanecían tan cercanos que cualquiera pensaría que se trataba de dos mejores amigos. Sasuke constantemente le decía a Naruto que se le notaba interesado en Hinata de una manera diferente, pero el Uzumaki no lo quería creer, sobre todo porque decía tener sentimientos por Sakura Haruno.
—Señorita Hyūga— Naruto habló captado nuevamente la atención de su amiga, ella al verlo hacer una reverencia comenzó a reír. El ojiazul imitaba a un caballero, como esos de las obras de teatro que presentaban en la secundaria cuando tenían doce —¿Me permite guiarla en este viaje?
—Señor Uzumaki, sería todo un honor— siguió su juego copiando su reverencia, sus movimientos eran tan finos que a Naruto le pareció que realmente era de la realeza. Ella tomó su mano permitiéndole a él guiarla.
—¿Confías en mí?
—Por supuesto.
—Hay un puesto a pocos metros de aquí, venden los barquillos de helado más grandes que hayas visto— le aseguró moviendo su mano libre de un lado a otro, exagerado el tamaño del cono. La sonrisa en el rostro de la ojiperla no desaparecía, estar con Naruto siempre le hacía sentir feliz.
—¿Es ese de allí?— señaló a un pequeño local de madera que se encuentra entre dos árboles de buen tamaño, a su lado había una banca y del otro una lámpara. Estaba al comienzo de la acera que usaban las personas para caminar dentro del parque.
—¡Sí!— exclamó emocionado, incluso sus ojos zafiro brillaron con más intensidad —¡Vamos!— Hinata dejó que la llevara cuando comenzó a correr, era difícil seguirle el paso por completo a su hiperactivo amigo.
—¿Qué le gustaría?— una señora de mayor edad se dirigió a ambos con una sonrisa amable plasmada en sus labios, las arrugas de su rostro por algún motivo le hacían ver adorable.
—Mmm... ¿Me arriesgo a pedir por ti, Hinata-chan?— la miró de reojo para descubrir algún tipo de pista, pero Hinata no miraba hacia el puesto, lo veía a él.
—Adelante.
—Siendo así, quiero dos conos de vainilla. Que sean de los grandes, con chispas de colores y mermelada de fresa— la anciana asintió y se giró para preparar su orden, no tardaría demasiado, Naruto lo sabía bien porque siempre solía llegar a comprar un helado en ese lugar —¿Acerté?
—Sí, yo pediría de vainilla— su celular vibró dentro de su mochila, y pronto se descubrió a sí misma ignorando la llamada para seguir viendo sin interrupciones a Naruto. Había algo en su amigo que no dejaba de gustarle, a pesar de que la noche anterior había iniciado algún tipo de relación con un hombre muy diferente a él. Se sentía confundida, si tuviera que escoger entre alguno de ellos, sinceramente no tendría una respuesta.
—Usted conoce bien a su novia, joven— la señora volvió a dirigirse a ellos cuando terminó el pedido, cada quien tomó su cono al tiempo que Naruto pagaba por ambos. A Hinata le sorprendió el hecho de que el rubio no negara lo que aquella anciana había dicho.
—Sólo suelo prestarle atención— le respondió Naruto a la vendedora, pero sin verla a ella. Sus ojos azules estaban puestos en los perla de Hinata.
—Naruto-kun.
Su celular vibró una vez más, en lo que dedujo era un mensaje. No le prestó atención, ese momento era solamente de Naruto y ella. Y le gustaba, le gustaba estar en una cita con él.
Siguieron caminando un poco más, ambos disfrutando su helado y en silencio. Para Naruto era incómodo puesto que suele ser una persona que habla la mayor parte del tiempo, más cuando se trata de su amiga Hinata, con ella podía hablar de cualquier tema y tener la seguridad de que en verdad lo estaban escuchando. Para Hinata era agradable, ella no necesitaba de hablar siempre para sentirse bien, sinceramente era más amante del silencio, su naturaleza tranquila y pacífica no le exigía ser tan extrovertida.
—¿Y exactamente a dónde vamos?— preguntó Hinata haciendo que el Uzumaki dirigiera su vista a ella. Su sorpresa fue notoria al percatarse de que la chica ya estaba terminando su helado. Él apenas iba por la mitad.
—Aquella banca, me gusta porque está debajo de un cerezo— decidió que era momento de acelerar un poco, quería terminar su cono puesto que Hinata ya lo había hecho.
—¿Sueles venir muy seguido?
—Sí, este lugar es especial— casi se ahogaba antes de responder, intentar comer todo el barquillo de último momento no fue su mejor idea.
—¿Por qué lo es?
—Aquí mis padres me traían cuando era más pequeño, muchos de mis mejores recuerdos son en este lugar— le confesó, sentía una total paz siempre que venía.
Los dos llegaron a la banca que Naruto había señalado anteriormente, ésta daba a la calle, de esa manera lograban ver los carros que pasaban y las personas que caminaban por las banquetas.
—Es bueno tener recuerdos lindos— le dijo la Hyūga, tomando asiento a lado de él.
—Quiero crear nuevos recuerdos, Hinata-chan. Es por eso que te he invitado— la tomó ligeramente de los hombros para obtener su completa atención.
—¿A qué te refieres?— al terminar de hablar le robó un beso. Uno tan rápido e inocente que sólo funcionó para confundir a la ojiperla —Naruto-kun...
—Quiero formar un recuerdo tuyo.
El celular de Hinata volvió a vibrar, esta vez no lo ignoró, necesitaba una excusa para no perderse en los hipnóticos ojos de Naruto. El rubio estaba por protestar, no quería ser interrumpido, ella le murmuró que era importante. Cuando miró el nombre en la pantalla entendió que si lo era, se aterró sólo de pensar que él la estuvo llamando todo ese tiempo y ella lo ignoró.
—¿Ya estás lista?— su voz era fuerte y su tono molesto. Esperaba no ser la razón por la cual tenía ese humor, no lo quería ofender porque eso podía ser malo en el tratamiento de su hermana. Si él quería podía cancelar su inscripción a la fundación, aunque una parte de ella sabía que no sería capaz de hacerlo. Obito no era del todo una mala persona.
—S-sí— tener la vista de Naruto todavía en ella le hacía sentir nerviosa. Estaba hablando con su amante justo enfrente del chico que le gustaba. Era tan raro.
—De acuerdo, Sasori pasará por ti— reprimió el suspiro de alivio que quiso salir de su boca. Si Sasori pasaría por ella no habría problema, eso sólo significaba que Obito no la vería junto a Naruto.
—¿Puede ve-venir al pa-parque del centro?— le pidió, la sensación de que estaba haciendo algo malo aún persistía en ella —Había empezado a caminar— fue la primera excusa que se le ocurrió.
—Sí, llegará en unos minutos— Obito colgó para el gran alivio de Hinata. Revisó rápidamente su celular para verificar que no tuviera llamadas perdidas o mensajes de él, pero no había sido el Uchiha quien insistió hace rato. Eran sus amigas Ino y Sakura que le preguntaban porque no fué a la escuela.
—¿Quién era?, Estás pálida— se preocupó rápidamente al verla en ese estado. Lo más probable es que la había metido en problemas. Dios se apiadara de él si Neji llegaba a enterarse de que hizo a Hinata saltarse las clases.
—Es mi nuevo jefe, dice que puede pasar a recogerme para el trabajo— intentó sonreír para mostrarle que no ocurría nada malo.
—Oh, ya veo— esa situación era un poco extraña a su vista, pero prefirió no indagar más en ello para seguir con su conversación anterior —¿Te molesta que te haya besado?
—¿Eh?— guardó de nuevo su celular en la mochila y lo observó, sus mejillas se volvieron rojas en segundos —N-no es eso, Naruto-kun.
—¿Entonces?
—¿Por qué lo hiciste?— apretó sus manos inconscientemente, no comprendía el hecho de que su mejor amigo hubiera decidido besarla de forma tan repentina.
—Creo... Creo que me gustas, Hinata-chan— él tomó sus manos, era un intento por tranquilizarse. El contacto de Hinata siempre funcionaba para calmar sus nervios.
—Yo...
—¿No te sientes de la misma manera?
—En realidad, estoy muy confundida— aceptó al fin tras varios minutos de silencio, minutos que hicieron sufrir a Naruto —Hay otra persona.
—¿Él también te ha besado?
Asintió y bajó la mirada. Obito había hecho más que sólo besarla, y era más que obvio que no le diría eso a Naruto. Un rubor cubrió su rostro al pensar en su primera vez.
—Y también me ha invitado a salir. Es difícil, Naruto-kun— seguía sin verlo, no se atrevía a hacerlo. Sentía que Naruto podía descubrir su secreto si lo hacía.
Naruto divagaba entre sí debía o no, la información recibida sin duda fue un golpe duro. No esperaba saber que tendría que pelear por el amor de Hinata, aunque estaba dispuesto a hacerlo. Deseaba besarla, era la única manera en que creía que podía demostrarle por completo sus sentimientos. Sería como su primer beso, porque estaba seguro de que jamás había querido besar tanto a alguien como en ese momento le sucedía con Hinata.
Miró llegar al mismo auto de la mañana, del que su amiga bajó para ir a la escuela. Sospechaba que no se trataba de Neji como ella decía, y ahora hasta creía que su amigo Sasuke tenía razón. Su mirada estaba puesta en el vidrio, no se podía ver el interior del auto, pero sospechaba que la persona que estaba dentro si los veía.
Se decidió a hacerlo en ese momento. Empezó como un beso tierno, uno donde apenas y se rozaban la piel suave de sus labios, que tímidamente se mezclaba su aliento, sintiendo su respiración. Su sabor era dulce, tanto que parecía engancharlo con cada segundo. Se tomó su tiempo para recorrer cada milímetro de su boca. Un beso seguido de otro, esta vez más explorador y provocativo, acariciaba sus labios y repartía pequeñas mordidas que hacían temblar a la Hyūga. Las manos femeninas se perdieron en el cabello rubio de Naruto, y las manos contrarias no se detuvieron hasta llegar a su cintura.
Una sensación agradable llegó a su vientre, ese cosquilleo que le hacía sentir culpable. Estaba jugando con fuego. No podía estar pensando en dos personas. No podía compararlos.
—Haré que me escojas a mí— le hizo esa promesa en los segundos que se separaron para tomar aire.
Hinata no logró contestar, el sonido de un claxon le hizo dar un salto del susto. Susto que creció al ver el auto de Obito estacionado frente a ellos. ¿De verdad estaba tan distraída?, ¿Por qué no lo miró antes?
—L-lo siento, tengo que irme.
—Por favor, quédate conmigo, Hinata-chan— tomó su mano para evitar que se fuera.
—Naruto-kun— la azabache escuchó como la puerta del auto se abría y cerraba de golpe, sin embargo, eso aún no la hizo voltear.
—¡Hinata!— se soltó de inmediato de la mano de Naruto al escuchar esa voz a sus espaldas. ¿Por qué?, ¿Por qué era Obito quien venía por ella?
—Tengo que irme— no espero respuesta por parte del rubio, simplemente se alejó casi corriendo para llegar a lado de Obito, quien esperaba cerca del auto.
Naruto dejó de prestarle atención a su amiga para ver al hombre que la llamaba, tenía cierto parecido a Sasuke. Comprendió que estaba viendo a su rival. Era contra él que estaba luchando por el amor de Hinata. El Uzumaki no pensaba darse por vencido, le sostuvo la mirada todo el tiempo.
—Obito-san— susurró —No es lo que parece. Yo no lo besé...
El Uchiha tomó su mentón en cuanto estuvo a unos pasos de ella —Tus labios están rojos e hinchados— los ojos de ella temblaban en espera de su siguiente movimiento —Y no fui yo quien los dejo así.
—Obito...
¿Habría visto el beso con Naruto?, No estaba segura de cuánto tiempo llevaba ahí esperando, no sabía que tanto había visto y eso le incomodaba. Aún si no hubiera observado el beso que compartió con su amigo, Obito ya sospechaba lo que hicieron, por eso estaba hablando de esa forma. Algo que no comprendía era su actitud, no parecía molesto, más bien era confusión y algo de decepción. Era como si estuviera en shock, procesando lo que sucedía delante de sus ojos. Se sintió culpable, a pesar de que una parte de ella le decía que no debería. Ellos dos en realidad no eran pareja, ella no tenía porque darle explicaciones.
Sus pensamientos se detuvieron cuando Obito tocó su boca, con el dedo pulgar delineó el borde de sus labios, la miraba como si fuera la primera vez que la besara. Su boca estaba entreabierta, quería decir algo pero ninguna palabra salía. Sabía bien que Naruto los veía, tenía incertidumbre por lo que Obito haría. Bastó para el Uchiha con cerrar los ojos para deshacerlo todo y reiniciar, la escogía a ella, entre tantas mujeres que había besado, era la boca de esa pequeña Hyūga la que le provocaba un deseo nuevo. Ella sonrió débilmente, el seguía dibujando sobre sus labios provocando cosquillas en su interior. ¿Era igual que con Naruto o era diferente?, Una pregunta que no podía responder en ese momento.
Se miraron, de cerca, cada vez más cerca. Y por fin, él decidió unir sus labios con los de ella, se buscaban el uno al otro con movimientos tibios y llenos de emoción. Obito mordía su labio inferior en ocasiones, deslizaba su lengua intentando profundizar más. Hinata no lo permitió, tocó su cuello para distraerlo, lo acariciaba lentamente y con profundidad. El Uchiha la devoraba, (en la extensión de la palabra), como si su boca estuviera cubierta de la miel más dulce y exquisita. Sentía aún como le mordía cada vez que se detenían para tomar aire, él no quería apartarse por completo de ella y la volvía a unir a un beso más provocador. Se trataba de un dolor dulce, porque no le hacía del todo daño. Las manos de Obito no se quedaban quietas, acariciaba su cintura, subía por su espalda...
La sintió temblar bajo sus brazos, lo cual le obligó a separarse de ella para verla un momento. Sollozaba, sus ojos estaban rojos debido a las lágrimas que retenía. De inmediato se afligió, era un tonto por actuar como un adolescente celoso, había hecho lo mismo que aquel chico rubio que aún los miraba con sorpresa. Quiso darse golpes contra la pared, ahora Hinata lo vería simplemente como un inmaduro. ¿Donde había quedado su razón?, ¿Por qué ella le hacía perder la cabeza?, No pensaba claramente si se trataba de Hinata Hyūga.
—¿Por qué lo hizo?— estaba por llorar, ese beso tan sólo confundía más a su corazón, no le gustaba ese sentimiento que crecía en su interior. Giró unos segundos para ver a Naruto, pidiéndole disculpas con su mirada, él no decía nada, permanecía de pie observando.
—Sube al auto— le abrió la puerta para dejarla pasar, ella sujetó con más fuerza su mochila y entró en el asiento que le correspondía sin decir algo más. Obito cerró la puerta y se quedó unos segundos más, aún tenía un deseo intenso de golpear a ese chico por haber besado a Hinata, pero no cometería otro error. Él era un hombre inteligente, no se dejaría llevar por sus emociones. Debía demostrarle a la Hyūga que él no era un niño más, él era Obito Uchiha, alguien maduro sobre todo.
Ambos hombres se miraron por un instante, el primero en perder el interés fue el Uchiha. Naruto se quedó en el parque, con el recuerdo de su beso y muchas preguntas sin respuestas.
El auto hace ya varios minutos que había partido de regreso a la empresa de los Uchiha. La tensión del momento podía cortarse con un cuchillo, Hinata seguía sin verlo e ignoraba cualquier intento de Obito por llamar su atención sin el uso de palabras.
—¿Por qué lo besaste?— le preguntó cuando el auto se detuvo en un semáforo, ella tenía la vista clavada en su regazo, conteniendo las lágrimas.
—¿Por qué me besó usted?— cerró los ojos para evitar llorar, no quería mostrarse tan débil frente a él —No soy un objeto al que debe asegurar.
—Me comporté como un idiota, lo acepto— reconoció en un suspiro. Movió la palanca de cambios y volvió a prestar su atención al camino —Lo siento. Pero no me gusta compartir, Hinata.
—A mi tampoco me gusta compartir, Obito-san— le respondió de inmediato, y el Uchiha comprendió que se refería al hecho de que él estaba casado. Aunque quisiera no podía culparla, era el menos indicado para reclamarle por culpa de sus celos.
—No has respondido a mi pregunta, ¿Por qué lo besaste?
—Naruto-kun me gusta— Hinata sentía un extraño vacío en el estómago por culpa de la forma tan curiosa en la que transcurrían los hechos de ese día —Siempre me ha gustado. Desde que sólo era una niña y él vivía a tres casas.
Su confesión lo tomó desprevenido, apagó el motor del auto en el momento que se estacionó, sin embargo, aún no bajó —Lo siento. Siempre había dado por hecho que no tenías novio, pareces demasiado tímida, y cuando descubrí que sería tu primera vez... Nunca me puse a pensar que tal vez ya tenías a alguien en tu vida, fui egoísta al sólo ver lo que yo necesitaba.
Hinata por fin lo miró, sorprendida por sus palabras y su disculpa tan sincera —Naruto-kun no es mi novio. Él jamás me había visto como algo más que su amiga.
—Lo lamento mucho, Hinata— tocó sutilmente su mejilla, una caricia tan pura que le hizo olvidar por unos segundos sus conflictos internos —Lamento pensar sólo en mi.
—Obito-san...
—No quiero arruinar tu vida, no quiero obligarte a nada que tú no quieras— ambos se miraban con intensidad, era un momento tan íntimo, Hinata por fin conocía otro lado de Obito Uchiha —No es necesario que sigamos adelante.
—¿Cómo?
—Te dejó ir si es lo que tú deseas. Olvida el trato que tenemos— sus ojos se abrieron un poco más demostrando su asombro. ¿De verdad la estaba liberando?
—Pe-pero, el tratamiento de mi hermana...
—No le quitaría el tratamiento a tu hermana, no soy una persona cruel. Ella puede seguir siendo atendida por la fundación, y tú puedes trabajar y recibir el sueldo del que habíamos hablado— la conmovió, Obito de verdad la dejaría libre para estar con Naruto. Eso es lo que quería, pero aún así existían dudas —Lo único que cambia es el hecho de que tú y yo no tendríamos ningún tipo de relación más allá de lo profesional.
—Yo... No sé que debo de-decir.
—Piénsalo, puedes darme una respuesta al terminar el trabajo— asintió con la mirada baja, Obito la soltó para salir del auto.
—¿Qué haces aquí?— Naruto tomó su brazo para obligarlo a salir de su casa, el Uchiha lo apartó con brusquedad cuando se alejaron lo suficiente de su hogar —¿Qué diablos te sucede?
—Tenías razón.
Resopló, moviendo algunos de sus cabellos en el proceso —Por si aún no te das cuenta, yo tengo la razón en muchas cosas.
—¿Quieres dejar de ser tan arrogante por una vez en tu vida?— Sasuke cruzó sus brazos, claramente de mal humor. No entendía para nada a que venía la actitud de Naruto.
—Ya dilo, ¿En qué tenía razón esta vez?
—Hinata-chan... Es verdad, Neji no era quien la dejaba por las mañanas como ella decía— apretó sus manos, era tanta la fuerza que usaba que sus nudillos se volvían blancos —Es tu primo
—Hmph— con el monosílabo habitual del Uchiha, Naruto sabía que le estaba prestando atención.
—Es Obito, él la lleva en las mañanas.
—¿Y qué con eso?
Naruto movió sus manos con demasiada rapidez, estaba molesto, y él no se divertía en esa ocasión debido a eso —¿No lo entiendes?, Hinata-chan está saliendo con tu primo.
—Sinceramente, eso no me interesa— le daba pena por la Hyūga, pero eso no quería decir que iba a intervenir en el asunto. Tampoco le diría a Naruto que Obito estaba casado, o como terminaría la pequeña aventura de su amiga.
—A mí sí— admitió sin ninguna duda —Me gusta Hinata-chan, no puedo ignorar el hecho de que tu primo está detrás de ella.
—¿De verdad te estás escuchando?— Sasuke rió con ironía ante la confesión de su amigo, el rubio no entendió por completo su reacción —Hace sólo unas semanas decías estar enamorado de Sakura, ¿Ahora quieres que crea que te gusta la Hyūga?— Naruto no dijo nada, Sasuke tenía razón y no podía argumentar nada en contra —¿En serio piensas que va a creer que sólo en unos días te enamoraste de ella?
Permaneció en silencio, ahora toda su furia se había apagado. Odiaba que Sasuke tuviera la razón. Hinata no le creía, fue por ese motivo que permitió que el Uchiha la besara justo frente a él.
Una sonrisa nerviosa la acompañaba en todo el tiempo que Obito usó para presentarle a quiénes serían sus nuevos compañeros de trabajo. Para su gran sorpresa, a dos de ellos ya los conocía, el primero se trataba del novio de su amiga Karin, Suigetsu Hozuki, y la segunda era su antigua maestra de cálculo, Kurenai Yūhi. A ésta última deseaba preguntarle porque trabajaba en esa oficina, siendo que ella pidió su licencia de maternidad en la escuela. Sus otras dos compañeras fueron presentadas como Konan y Tayuya. La primera, a diferencia de la segunda, si tenía una expresión amable en el rostro.
—Ella es Hinata Hyūga, desde hoy trabajará como mi asistente personal— el Uchiha se dirigió a Suigetsu con la seriedad que siempre mostraba en el trabajo —Eso significa que te ayudará a ti, Suigetsu.
—Vaya, cuando dije que necesitaba un ayudante no pensé que se lo tomaría en serio— murmuró el chico con una sonrisa. Obito se lo había presentado como un estudiante universitario que estaba realizando sus prácticas profesionales en la empresa.
Obito también sonrió un poco, le agradaba el aire despreocupado que siempre acompañaba a Suigetsu —Es todo lo que les quería decir, les encargo que ustedes le informen sobre los uniformes que escogieron.
—De eso me encargo yo— dijo Tayuya.
—Bien. Konan, te necesito en mi oficina— la mujer se levantó de su asiento y siguió a Obito hasta su oficina. Tayuya no apartó la vista de ellos.
—Es un gusto conocerlos— Hinata hizo una pequeña reverencia, mostrando su buena educación como de costumbre.
—Bueno Hinata, parece que compartiremos escritorio— habló Suigetsu, captando la atención de la Hyūga.
—¿No le molesta?
—Por mí no hay problema, espero que por ti tampoco— ella negó para el alivio del chico, le alegraba saber que su nueva compañera no parecía ser tan especial como otras mujeres.
—Como ya te dijeron, mi nombre es Tayuya. Yo soy la secretaria de Madara-san, mi escritorio es muy cercano al de ustedes, así que puedes llamarme si necesitas algo— le informó la pelirroja sin tener demasiado interés en ella —Nuestro uniforme consiste en una falda de tubo negra y una blusa de vestir blanca, eso lo usamos los lunes y miércoles. En martes y jueves es turno del pantalón de pana beige y la blusa de color rosa palo. El viernes es libre, pero debes procurar que tu vestimenta sea formal. Nosotras no trabajamos en sábado y domingo, pero Suigetsu en ocasiones si, aunque si los mandan a llamar puedes usar la ropa que desees.
—Gracias— Tayuya sólo asintió.
—No esperaba verte aquí, Hinata— se acercó Kurenai para saludarla, su alumna le había agradado desde el primer momento en que la miró. Ella era una joven muy noble y amable, le causaba ternura sólo verla.
—Yo tampoco, Kurenai-sensei. Pensé que había pedido un descanso.
La mujer simplemente suspiró. Su embarazo ya era notorio —Mi esposo insistió en que descansara en casa, pero soy una mujer demasiado activa. Él trabaja aquí, por eso me consiguió este trabajo temporal.
—Oh, ¿Entonces regresará a dar clases?— preguntó la ojiperla con verdadero interés. Kurenai siempre le había parecido una buena maestra, era amable y se esforzaba en dar su clase.
—Tal vez, estoy pensando en que será lo mejor para mi bebé— todavía tenía dudas, por el momento pensaba que lo mejor sería renunciar para dedicarse por completo al cuidado de su hijo, pero no quería dejar de trabajar, le gustaba dar clases.
—Lo comprendo.
—No puedo creer que Konan vuelva a lo de antes— murmuró Tayuya con desdén al ver que las mujeres a su lado no hablaban de nuevo.
—Tayuya— le reprendió Kurenai.
—¿Qué?, Aquí todos sabemos la verdad.
—Vamos chicas, no empiecen con chismes— Suigetsu apoyó su barbilla en su mano derecha, él a diferencia de sus compañeras, si estaba sentado en su lugar de trabajo.
—No entiendo— habló Hinata un poco confundida.
—Ah, cierto. Eres la nueva— Tayuya se acercó más a ella, como si quisiera contarle un secreto —Konan es la amante de nuestro querido jefe, así es como ella hace para subir de puesto— las palabras de Tayuya tenían todo el propósito de hacer quedar mal a la mujer de ojos ámbar.
—No estás segura de eso, Tayuya— volvió a reprenderla Kurenai —No debes hablar de Konan de esa manera.
—Es verdad Tayuya, déjalo ya— esta vez fue Suigetsu quien la miró con seriedad, la pelirroja entendió que era momento para guardar silencio.
Hinata no dijo nada, sólo observó la puerta de la oficina de Obito que aún permanecía cerrada. No le gustaban las insinuaciones de Tayuya. El gesto en su rostro era uno que ponía en manifiesto su descontento.
Un sabor amargo se instaló dentro de su boca. Dolía.
Pensaba seguir escribiendo, pero mejor los dejo con el suspenso de saber a quién escogerá Hinata xd
Aprovecho para preguntarles que Team son 7u7r ¿TeamObito o TeamNaruto? 👀
Puede que todavía no tenga decidida a la pareja final...
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀
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