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Capítulo IV: Entrega.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Parte II.

La ojiperla caminó como de costumbre hasta su casillero, intentando ser más rápida que sus amigas para así ignorar sus constantes réplicas. Observó el horario de sus primeras clases y tomó el libro que había pedido en la biblioteca para estudiar cálculo. Sus pequeños minutos de silencio fueron rotos rápidamente al escuchar a Sakura e Ino, ambas pidiéndole que les dijera quien la había traído. Obviamente ellas dos eran muy inteligentes, y tal vez la conocían mejor que ella misma, a ellas no las podía engañar. 

—Hinata-chan, no creerás que lograste convencerme— Ino fue la primera en acercarse nuevamente a ella, Sakura venía unos pasos atrás, pero eso no impidió que se uniera nuevamente al interrogatorio.

—Cierto, eres muy mala cuando se trata de mentir— Sakura se burló un poco de la ojiperla, es que su amiga Hinata era tan inocente que resultaba adorable para Ino y ella. Sin contar que Hinata pocas veces mentía, por no decir que nunca sucedía.

—No es nada contra ti, sólo que eres pésima mintiendo— agregó rápidamente su amiga rubia, esperando no haberla ofendido. Hinata podía llegar a ser muy sensible, puesto que carecía de una muy buena autoestima, algo por lo que Ino constantemente la cuidaba.

Hinata observó bien por el pasillo, necesitaba confirmar que Sasuke y Naruto ya no estaban cerca de ella. Obito y Sasuke eran familia, y no quería arriesgarse a que su compañero de clases descubriera su nuevo romance con Obito. No quería que la viera como la amante de alguien importante, ella sólo quería mantener su perfil bajo de siempre.

—Está bien, tienen razón— ellas la miraron con auténtica sorpresa, no esperaba que Hinata les fuera a dar detalles tan pronto —No era Neji-niisan y su amigo.

—¿Quién es?— Sakura prestó todavía más interés a la conversación debido a la pregunta de Ino, la hora de la verdad había llegado.

La azabache bajó la mirada, tenía que sonar muy tranquila si quería convencer a sus amigas en esa ocasión —¿Recuerdan al cliente del que les hablé?, En mi trabajo anterior en la cafetería.

—¿Se trata de él?— Sakura e Ino se exaltaron notablemente, ambas parecían tener estrellas en los ojos. Tenían unas grandes sonrisas y unas mejillas rosas como las que siempre acompañaban a Hinata.

Su amiga asintió tímidamente, la sonrisa de las chicas frente a ella la contagiaron. Era la primera vez que hablaba de Obito con alguien, y hacerlo provocaba un cosquilleo en su interior.

—Resulta que es un nuevo compañero de mi trabajo con Obito-san, pero mi jefe me pidió que no tuviera relaciones más allá de lo estrictamente laboral en nuestro horario. Es por eso que no puedo decirles su nombre— otra mentira no le haría daño, con esa frase se convencía de que tratar de engañar a sus amigas no era malo. Entre menos personas estén enteradas de lo que ella pretendía hacer, no existiría la posibilidad de que intenten detenerla. 

—Pero...

Ino tomó el hombro de Sakura y negó con la cabeza, lo mejor sería no presionar a Hinata. Ella les diría más sobre su nuevo romance a su debido tiempo. Probablemente no era nada seguro, y esa era la razón por la que no quería hablar del tema.

—Es de mala suerte revelar el nombre de tu enamorado, ¿Cierto, Hinata-chan?— Ino le guiñó un ojo de manera cómplice, Hinata afirmó con la cabeza en repetidas ocasiones para darle la razón.

Ambas amigas dejaron el tema y siguieron caminando hacia el salón de clases, las tres juntas y riendo de cualquier comentario que dijera Ino. Cada una se acomodó en su asiento al llegar a su lugar. Sakura e Ino en la misma fila, siendo la primera quien estaba detrás de la segunda, y Hinata sentada en la fila de lado junto a Sakura. 

Hinata suspiró un poco impaciente, esperaba que ese día no fuera como las clases anteriores, y en esa ocasión un maestro si llegara para dar la clase de cálculo. Llevaba casi tres semanas sin maestro desde que Kurenai había pedido una licencia debido a su embarazo. Cálculo era su asignatura favorita, y de verdad le entristecía que no pudiera ver los temas que tanto le gustaban de la mano de un experto en la materia. Suspiró bajito de nuevo.

—Hinata-chan— la chica salió de sus pensamientos al escuchar la voz de Naruto. Su compañero había dejado su asiento al otro lado del salón para ir a sentarse a su lado —¿Cómo estás hoy?

—Naruto-kun— su característico sonrojo se hizo presente al ver los ojos zafiros del rubio —Estoy bien, gracias. ¿Tú cómo estás?

—Muy bien— el rubio también se ruborizó al estar más cerca de ella. Por fin se estaba dando tiempo de apreciar mejor las lindas facciones de su amiga, y admitía que tenía una belleza natural. Algo en ella le llamaba la atención, y tal vez se trataba de la atención que siempre le prestaba.

—Me alegro, Naruto-kun— le dijo ella amablemente, de verdad estaba feliz al saber que Naruto ya no se encontraba triste debido al rechazo de Sakura. Sin que ambos se dieran cuenta, Ino entrecerró los ojos, el repentino acercamiento de Naruto no le generaba confianza.

—Hinata-chan, estaba pensando, que tal vez tú quieras...

—Buenos días— una voz grave le impidió a Naruto seguir con su petición. Hinata se giró un poco para ver a la persona que había llegado, lo miró de pies a cabeza, deteniéndose en aquel rostro perfecto. Parecía ser una escultura de un dios griego —Mi nombre es Kakashi Hatake— todas las chicas parecían derretirse en sus asientos, sin embargo, Hinata se obligó a serenarse. Ella no podía tener ese tipo de actitudes por un hombre al que recién conocía —A partir de hoy, seré su maestro de cálculo.

La sorpresa la embargó de inmediato por lo dicho, se sentía emocionada al saber que ya tenía un maestro. Naruto cruzó sus brazos con cierta molestia, ver que Hinata se sonrojaba por otro hombre que no era él le resultaba un fastidio, como bien diría su amigo Sasuke.

—¡Buen día, Kakashi-sensei!— respondieron todos los alumnos en sincronía.

Fueron pocas las veces que Naruto logró hablar con Hinata, aunque sólo intercambiaban algunas palabras. Ino siempre tenía cualquier pretexto para llevarse a su amiga lejos de él. Cada vez que estaba frente a la ojiperla, comenzaba a sentir vergüenza, era tal su grado de nerviosismo que Sasuke tenía que llegar para evitar que hiciera el ridículo. Hinata parecía ajena a eso, se mostraba amable y con una gran sonrisa en el rostro. 

El rubio miró una vez más en la dirección de Hinata e Ino, ambas conversaban debajo de un árbol, cerca de la entrada de la universidad. Sakura hace ya unos minutos que se había retirado, Sasuke había tenido el detalle de llevarla a su casa, (o mejor dicho, Itachi le pidió que lo hiciera cuando pasó en su auto por él). Naruto continuó observando a su amiga, por alguna razón, se sentía bastante extraño al estar cerca de ella. Algo en su interior se removía cuando Hinata le veía con esas tiernas mejillas rojas, el mismo rubio se contagiaba de su rubor si ella sonreía. Le molestaba darse cuenta que Hinata era amable con todos sus compañeros, pensaba que esa actitud era sólo dirigida a él, ya no se sentía tan especial. Hinata lo trataba como lo hacía con sus otros amigos, y eso le daba un poco de tristeza.

Quería acercarse para saber de que tanto hablaban Hinata e Ino, pero tampoco quería invadir su privacidad. Su madre decía que escuchar la conversación de una chica con otra era un gran delito, las pláticas entre amigas eran sagradas. Por eso prefirió seguir a una distancia considerable, donde las voces de ambas no llegaran a sus oídos.

—¿Por qué quieres que le mienta a Neji?— Ino frunció un poco los labios, le sorprendía el hecho de que Hinata le pidiera decirle una mentira piadosa a su primo. Si Neji se llegaba a enterar de eso, seguro no le iría bien.

—Iré a una cena con el hombre del que les hablé. Es después del trabajo, y le dije a Neji-niisan que haría un trabajo en tu casa— Hinata evadió la intensa mirada azul de Ino, tal vez no fue correcto decir una mentira que la involucre, pero si le decía a su tío y Neji que estaría con sus amigas, ellos ya no preguntaban más al respecto. Su familia confiaba plenamente en Ino, debido a que la conocían por años, y a Sakura tambien, por ser una de sus grandes y pocas amigas.

—Entiendo que quieras ocultarle tu cita a Neji, pero, ¿No puedes decirle que saldrás un poco más tarde del trabajo?— Hinata se mostró indecisa, por ese motivo intentó presionarla más para saber que planeaba —Recuerda que no me gusta mentirle a mi novio, Hinata-chan.

—Probablemente... Probablemente no regresaré a dormir a mi casa. Incluso llevo en mi mochila un cambio para mañana— le confesó sus verdaderos motivos, avergonzada y con el corazón en la mano. Tenía miedo de que Ino la juzgara, ella era una de sus mejores amigas, no podía soportar decepcionarla a ella también.

—Hinata-chan— su voz fue demasiado baja, la verdad es que no esperaba esa confesión —¿Pasarás la noche con él?

La chica asintió, incapaz de poder articular alguna palabra. Sus ojos ardían, producto de las lágrimas que intentaban escapar de sus ojos. Se sobresaltó un poco al sentir su celular vibrando en el bolsillo de su pantalón, fue una verdadera sorpresa ver de quién era la llamada.

—¿Si?— con manos temblorosas sostuvo el celular cerca de su oído, la voz del otro lado hizo vibrar su corazón.

—Mi chófer está por llegar, él te traerá al edificio donde se encuentra la fundación. ¿Tienes contigo los documentos de tu hermana?— Hinata sintió cierta decepción al saber que solamente Sasori iría por ella, no se trataba de que no le agrade, solamente pensó que podría ver a Obito de nuevo. 

—Si, tengo todo lo que me pidió— contestó de forma veloz, no le gustaría hacerlo esperar tanto tiempo sólo por estar perdida en sus pensamientos. 

—Perfecto, yo estaré esperándote allá— le informó, esperando ser lo más amable y atento que le era posible. No la conocía bien, pero resultaba evidente de que ella era una chica en extremo tímida, y de alguna manera Obito buscaba ganar su confianza.  

—Gra-gracias, Obito-san— la rubia apartó la mirada al escuchar ese nombre, quiso convencerse de que su mejor amiga no hablaba con la persona que estaba creyendo. Hinata seguía ajena a su amiga Ino, es como si todo a su alrededor hubiera desaparecido.

Ino entrecerró los ojos, una idea comenzaba a formarse en su cabeza, una realmente loca. 

—¿Estás bien?, Te escuchas un poco decaída— preguntó Obito, esperando que ella estuviera bien. ¿Y si ya estaba teniendo dudas respecto a su trato? 

—L-lo siento, no se preocupe. Me encuentro bien— una sonrisa pequeña se formó en sus labios, su genuina preocupación por ella la conmovió.

—Si algo malo sucede, puedes decirme. Si quieres posponemos la cita para mañana— le ofreció el Uchiha, si ella necesitaba más tiempo para pensar, se lo daría. Tampoco se aprovecharía por completo de esa joven, que claramente era todavía más inexperta que él.

—No, no es necesario. Que la cita sea hoy— se apresuró a decir Hinata, a ella realmente le interesaba que su querida Hanabi recibiera su tratamiento cuanto antes.

—Si eso quieres— Obito dejo salir el aire por sus labios en un suspiro —Te veo en unos minutos, ojos de ángel.

—Hasta pronto, Obito-san— ella no logró ocultar el sonrojo que cubrió sus mejillas, su corazón se aceleraba si él la llamaba de esa forma.

Hinata guardó nuevamente su celular, sólo que en esta ocasión en su mochila, y no en su bolsillo.

—¿Es él?— Ino fue directa, sin darle oportunidad a que su mejor amiga piense en otra mentira. Necesitaba que Hinata fuera completamente sincera con ella par poder ayudarle, ni siquiera les había contado sobre el sitio donde trabajaría o el puesto que ocuparía. 

—¿Qué?— saltó un poco asustada al verse descubierta por Ino, con el miedo recorriendo cada centímetro de su piel, levantó su mirada hasta posarla en el rostro serio de su amiga.

—Es él con quién pasarás la noche, tienes un romance con tu nuevo jefe— afirmó, ya no tenía dudas, Hinata salía con quien sería su jefe, la pregunta era saber de quien se trataba.

—Yo...

—Dime la verdad, y Sakura y yo te cubriremos— le propusó, y fue entonces que Hinata vio imposible el rechazar su prouesta.

—Si, es Obito-san. La persona que me gusta es Obito-san— se sorprendió a sí misma al decirlo en voz alta, ¿No era muy rápido para decir que Obito le gustaba?, ¿El tiempo realmente importaba cuando se trataba de amor?

—Pero Hinata-chan, ¿Es un hombre mayor?— indagó la Yamanaka, buscando que Hinata le diera más pistas que le ayuden a descubrir la verdadera identidad de ese hombre.

—Sólo cinco años mayor— se defendió la ojiperla, Obito no era tan mayor como para impedir que tuvieran una relación. ¿Desde cuando a Ino le importaba la edad?

Ino terminó por sonreírle un poco, no le preguntaría más, porque sospechaba Hinata haría todo por tal de defenderlo. No quería incomodarla o hacerla sentir mal, pero de verdad le preocupaba su amiga. Ino siempre solía ser la que más se interesaba por la vida de sus mejores amigas, Sakura solía decirle chismosa, tal vez lo era, aunque ella prefería ser ese apoyo que todos necesitaban en una amiga.

—¿Sabes que puedes contarme todo lo que te sucede?— Ino tomó las manos de su mejor amiga, tenía ese presentimiento de que ellas no estaban del todo bien. ¿Estaba siendo muy dura con Hinata?

—Lo sé, Ino-chan.

—La secretaria dijo que tu hermana debía venir mañana a sus estudios— Hinata iba a lado de Obito, en el asiento del copiloto. A ella le sorprendió ver que no usaba al chófer —¿Quieres que pase por ustedes para llevarlas?

—¡No!— se apresuró a decir, lo que menos quería era levantar sospechas en su familia. Ya de por sí Neji consideraba muy extraña la muestra de amabilidad de Obito, de inscribir a Hanabi en la fundación de su esposa —Alguien irá a llevarla.

—¿Alguien irá a llevarla?— repitió, algo confundido. Según tenía entendido, todos en la casa de Hinata trabajaban, a excepción de su hermana. Aunque si imaginaba que la niña no se quedaba sola todo el tiempo, porque en realidad no podían dejarla sin atención.

—Si, Neji-niisan es quien cuida de Hanabi por las tardes. Él la llevará a sus estudios— ya habían llegado a un acuerdo entre familia, y Hinata no pensaba romper ese arreglo y terminar involucrando a Hanabi con Obito. Su hermana era muy observadora, se daría cuenta rápidamente de que algo sucedía entre ellos.

—Aún así, si necesitan algo, no dudes en decírmelo— Obito no la veía, empero, Hinata sabía que él ofrecía su ayudad sinceramente.

Asintió levemente —Gracias.

Cuando se detuvieron en el semáforo, pudo ver que la chica seguía mirándolo fijamente, como deseando decir algo más. 

—¿Qué sucede?— le preguntó en un intento por hacerla hablar.

—¿Por qué no nos lleva su chófer?— necesitaba saber eso para saciar su pequeña curiosidad. Pensó que Obito al ser un hombre muy ocupado, no quería perder el tiempo conducido cuando podía estar haciendo otra cosa. Como revisar sus pendientes en su celular, o tocarla justo igual que en la mañana. Al pensar en eso último se sonrojó. ¿Qué pensaría Sasori de ella?

—Me gusta conducir a mi, a Sasori sólo suelo pedirle favores. Como el de llevarte a la fundación, ya que yo no tendría tiempo y llegaríamos tarde— la pequeña boca de Hinata formó una "o" debido a la sorpresa —En realidad, él es parte de la seguridad de mi empresa.

—Entiendo, usted no tiene chófer como había creído.

—Es correcto— el automóvil se detuvo en un edificio con apariencia de consultorio, y Hinata adivinó que se trataba de uno al ver los letreros luminosos —Llegamos.

—¿A dónde?— Hinata había imaginado que se dirigían a su oficina, no a un consultorio médico. Obito no parecía sentirse mal.

—Con un médico de mi total confianza— le respondió, intentando ser amable con ella. La verdad, es que hace mucho tiempo había perdido esa actitud, pero Hinata era tan diferente a otras mujeres que creía que se merecía una mejor atención de su parte.

—¿Por qué vamos a un médico?— preguntó ella confundida.

—Ahora que iniciaremos a tener una relación activa, quiero que estés segura de que no voy a contagiarte algo...

La Hyūga se sonrojó fuertemente —Yo tampoco puedo contagiarle— lo interrumpió, ella jamás había tenido sexo con otra persona, bueno, no completamente. 

—Te creo, Hinata— Obito le frotó suavemente su cabeza, Hinata no apartó sus ojos perla de él, quería saber que sucedía en realidad.

—¿Me haré estudios?— continuó la Hyūga, esperando que Obito le explicara bien lo que sucedía. 

—No lo sé, eso ya lo dirá el médico. Como también nos aconsejará en la planificación del embarazo— fue paciente al explicarle, porque no pretendía asustarla sabiendo que ella podría no entender bien de todos los temas que quería tratar con ella. Es que esa joven era tan inocente —También quiero que Itachi te revise para asegurar que un embarazo no pondrá en riesgo tu vida, de ser el caso, nuestro acuerdo se cancela. Puedes seguir trabajando, y tu hermana estar en la fundación, pero ya no me ayudarías a ser padre— Hinata se sorprendió por sus palabras, él en serio pensaba en si bienestar antes que en él mismo. 

—¿Cuándo quiere que yo esté embarazada?— deseaba saberlo, porque antes de que eso suceda, necesitaba planear como decirle a su familia.

—Estamos a pocas semanas de que iniciaste tus clases, ¿Cuándo termina tu semestre?

—A principios de Junio, eso creo— contestó con sinceridad, sus maestros todavía no mencionaban fechas oficiales, solamente suposiciones. 

—Tal vez para abril sería ideal, así no se notaría hasta que tengas que entrar a clases después de vacaciones. Pero, pensaba contratarte profesores particulares, para que no regreses a la universidad hasta que el embarazo haya terminado— Hinata tenía la vista clavada en sus manos, que descansaban en sus rodillas. La idea de que sus compañeros no se dieran cuenta de su embarazo le parecía razonable, y mucho más la parte en qué no perdería clases —¿Estás de acuerdo?

—Sí, es sólo que... No pensé que sería tan pronto— la verdad, es que no se adaptaba a la idea de ser madre, porque lo sería. Obito hablaba como si el hijo fuera solamente de él, pero anteriormente hablaron de que le permitiría verlo. 

—Lo siento mucho, de verdad me gustaría esperar más. Entiendo que lo más importante para ti es no tener una responsabilidad de ese tipo— ella lo miró un momento, él parecía sincero cuando le hablaba —Pero mi abuelo me está presionando mucho con ese tema.

—¿Por eso quiere tener un hijo?— no conocía a la familia de su acompañante, no imaginó que fueran capaces de exigirle tener un hijo, eso es una elección que Obito debía tomar por decisión propia. 

—En parte— Obito le dió un ligero apretón a su mano antes de abrir la puerta para salir del auto —Pero no debes preocuparte por ese tema— le animó con una sonrisa, Hinata se permitió confiar en él.

Ambos salieron del auto y caminaron por el estacionamiento para llegar al consultorio, Obito la abrazaba por la cintura, y eso de alguna manera la hacía sentir segura. Iba acompañada, no a su suerte.

—Hey Itachi— la ojiperla se sorprendió al ver que Obito abría la puerta sin llamar, incluso la hacía pasar primero. Ella con gran vergüenza siguió su indicación.

—Te he dicho que tienes...— Itachi se quedó mudo por un momento, no esperaba que la mujer de la que Obito le había hablado fuera tan jóven —que llamar primero.

—Vamos Itachi, si se trata de mi puedes hacer una excepción— el Uchiha menor le sorprendía que Obito parecía seguir siendo el mismo chico alegre de siempre, y no el hombre frío y calculador en que se había convertido.

—Entonces espera afuera, lo que hablo con mis pacientes es confidencial— le ordenó, Itachi era probablemente de las únicas personas que se atrevía a enfrentar a Obito Uchiha, y su primo respetaba eso. Itachi era un hombre sumamente inteligente, así que intervenía sólo de ser necesario.

—Estaré en la sala de espera, por si me necesitas— habló Obito. Esta vez dirigiéndose a Hinata, quien asintió tímidamente.

Las preguntas de rutina la incomodaba demasiado, había cosas de las que no hablaba ni siquiera con sus amigas o su hermana, pero al doctor le tenía que contestar con sinceridad. Mordió con impaciencia su labio inferior, apretó más sus rodillas y le pidió a los dioses que eso terminara pronto. Escuchaba la voz del médico a lo lejos, le respondía simplemente por reflejo.

—Creo que sería todo. Le dije los métodos que debe seguir para que el embarazo sea en el mes de Abril, como me lo ha pedido. Pero si después surge una pregunta, puede llamarme si lo desea— le dijo Itachi amablemente mientras le ofrecía una tarjeta con sus datos.

—¿Puedo decirle algo más?— pidió ella tímidamente. 

—Dime.

—¿Me puede ayudar a retrasar el embarazo?— Itachi la observó con curiosidad, ella de inmediato dirigió sus ojos a un sitio que no fuera al atractivo doctor frente a ella.

—¿No quieres que sea en Abril?— ante la pregunta del Uchiha, Hinata fue incapaz de seguir evitándolo. 

—Obito-san quiere eso, pero a mí me gustaría retrasarlo lo más que se pueda— admitió con temor, ¿Y si Itachi le decía a Obito lo que ella planeaba?

—Bueno, te puedo seguir recetando las pastillas anticonceptivas. Pero si Obito no utiliza los preservativos que le indique y las pastillas fallan, se puede presentar un embarazo— inició su pequeña explicación, Hinata se sintió aliviada al saber que si existía una posibilidad de retrasar el embarazo del que no estaba segura.

—Lo entiendo.

—Entonces, creo que sería todo por esta cita— Itachi le sonrió con algo de pena, extendiendo la receta con sus indicaciones a la vez que le daba un saludo de despedida.

—¿No se lo dirá a Obito-san?— ella lo detuvo antes de que Itachi abriera la puerta, no quería que el doctor la delate, o su nuevo jefe estaría muy molesto. Y con justa razón. 

—Las citas con mis pacientes son confidenciales— le respondió el Uchiha para la tranquilidad de su mente y su sobresaltado corazón. 

—Gracias— Hinata hizo una reverencia y luego procedió a salir del consultorio. Obito le pidió que siguiera caminando a la salida, ya que Itachi lo había llamado para retenerlo un momento más. Ella no protestó, no se atrevía a verlo de momento.

—Ella es demasiado jóven, Obito— comenzó su primo, siendo rápidamente interrumpido por su mayor.

—Dedícate a decirme sólo por lo que te pago— lo cortó tajante.

—Me dijo que tiene un periodo irregular, por eso me es difícil calcular los días con más probabilidad de embarazo— le mintió para cubrir a su paciente —Puede que no quede embarazada en Abril como tú lo quieres.

—Me preocuparé de eso después.

Itachi volvió a quedar solo en la sala de espera, su primo no había volteado hacia atrás después de cruzar la puerta de la entrada.

—Espero que estés haciendo lo correcto, Obito— murmuró a aquel lugar vacío.

La última parada del día fue en un edificio de departamentos, antes ya habían pasado a un restaurante para cenar, un lugar en donde se quedaron a conversar un poco más de tiempo. Hinata había retrasado todo lo posible ese momento, pero entendía que tarde o temprano llegaría.

—Es tuyo— Obito le entregó una llave al salir del auto, ambos caminaban en dirección al edificio gris de ventanas grandes —El departamento es el número quince, en el segundo piso.

—No entiendo— dijo ella con un adorable gesto de confusión plasmado en todo su rostro.

—Este departamento es tuyo, puedes venir a quedarte aquí siempre que lo desees. No necesariamente debes venir conmigo.

Obito no espero una respuesta de su parte, la tomó de la mano para seguir caminando y no la soltó hasta estar frente a la puerta del departamento. Fue él quien abrió, a Hinata le temblaba demasiado la mano para hacerlo. La siguió guiando hasta la habitación, no se tomó la delicadeza de mostrarle todo el lugar, y ella tampoco lo pidió. Temía hacerle enojar. No sabía que le había dicho exactamente Itachi, pero seguramente no era algo bueno. Obito no tenía el mismo humor que al principio.

Lo que normalmente haría cualquier esposo sería regresar a casa, cenar con su esposa e intentar convivir todo lo que no pudieron en el día. Obito sabía bien que ese era su rol como pareja de Rin, sin embargo, se encontraba en esa habitación, a punto de engañarla una vez más, y también de tomar la virginidad de una chica inocente. Porque podía asegurar que sería el primer hombre en la vida de Hinata, y a partir de ese momento, el único. Lo que cualquier integrante de su familia diría sobre su comportamiento estaba más que claro, todos coincidían en que con gran determinación fue que mejoró para convertirse en alguien admirable. Su esfuerzo en la cuestión académica le dió varios reconocimientos que en su momento llenaron de orgullo a los Uchiha. Otro punto a su favor era su gran sentido de la justicia, era reconocido principalmente por siempre ser honesto y correcto. Pero ahora, su familia solía decir que se había vuelto en el mismo caso perdido que era antes de eso. 

Obito ya no era del todo el hombre ejemplar que Shisui e Itachi respetaban tanto, o que Madara reconocía como su digno sucesor.

Tal vez todo su brillante pasado era el motivo principal por el que pensaba tanto en tomar a Hinata. Porque sabía perfectamente que eso estaba mal. En todos los sentidos. Esa chica no se merecía ser la amante de nadie, ella era de las mujeres que podía obtener un esposo en su debido tiempo. En realidad, ninguna mujer merecía ser la otra persona con que un hombre engañaba a su pareja, todas las mujeres tenían el derecho a escoger algo estable. Pero no podía evitarlo, no amaba a Rin, aunque tampoco creía que ella debía obtener su libertad sin antes haberse vengado de ella. Tampoco amaba a Hinata, pero le habría encantado conocerla en otros términos.

Hinata, por su parte, tenía pensamientos encontrados al igual que su acompañante. Una mujer que recibió una educación de parte de un hombre tan conservador como su tío, no estaría en una situación como la suya. Ella era una gran estudiante, estaba en su primer año y poco a poco demostraba su gran valor. Si alguien llegara a descubrirla en esa situación, probablemente creería que no se trataba de ella. Pero Hinata no era buena con los sentimientos, es por eso, que a pesar de sus pensamientos negativos, se dejaba llevar por sus suaves besos y las caricias que estaba repartiendo en sus mejillas.

Un nuevo suspiro de la Hyūga hizo que su poca cordura siguiera perdiéndose lentamente. La atrajo hacia él con poca sutileza, sujetando con ambas manos su cintura y disfrutando del contacto de su suave piel bajo la blusa desordenada. Sus labios dejaron su boca para seguir con su cuello, lamiendo cada centímetro de su exquisita piel hasta verla retorcer. La apretó un poco más hasta que por fin la soltó.

—Puedes darte una ducha antes, si lo deseas— Obito le dió la espalda mientras comenzaba a desabotonar su camisa de manga larga. Necesitaba unos minutos para tranquilizarse, quería hacer de esa noche un comienzo especial para Hinata, no sólo sexo para desahogar sus frustraciones. Porque Obito siempre trataba de respetar a sus parejas, no ser un hombre desconsiderado con ellas.

Hinata corrió de inmediato a la puerta que el Uchiha le señaló con un movimiento de cabeza. No le importó si el agua no estaba tan tibia como acostumbraba, no quería hacer esperar a Obito por mucho tiempo. Y una parte pequeña y silenciosa en su interior le pedía que continuaran con el beso de hace unos momentos, que descubriera hasta donde podía llegar sin quemarse.

Volvió a salir del cuarto de baño con una toalla ajustada a su cuerpo, no cubría demasiado, pero a él no parecía importarle. Se sentó en la cama a la espera del siguiente movimiento de Obito, él se acercó como si se tratara de un cazador a punto de capturar a su presa. Hinata no apartaba la vista de su torso desnudo, las horas de trabajo en el gimnasio se notaban en cada uno de sus músculos, no eran demasiado voluminosos, tenían el tamaño justo para hacer encender su rostro. No podía negarlo, él le gustaba físicamente, y temía que de seguir a su lado, terminaría confundiendo sus verdaderas intenciones. Ella siempre trataba de encontrar bondad en las personas, incluso en las que los demás no creían. 

—Obito-sama— gimió al sentir un cosquilleo cerca de su zona íntima, él aún no la tocaba, pero sus besos eran suficiente para llenar de calor cada poro de su piel. Obito le decía que sería gentil con ella, y Hinata confiaba en que lo haría.

Él separó su rostro de la chica para morder su labio, le excitaba que lo llamara de esa forma, se miraba más inocente de lo que era, más tierna. Ya comenzaba a sentir  su pantalón más ajustado, la parte masculina de su cuerpo estaba más que lista para entrar en acción. Levantó el rostro para verla, tenía unos deseos inmensos de devorarla que ya no podía contener por más tiempo. Hinata se sintió más caliente bajo esa intensa mirada.

—Obito-sama, por favor— murmuró mientras las manos del contrario tocaban suavemente su pecho, aún por arriba de la toalla.

—¿Quieres que me detenga, ojos de ángel?— subió su mentón para verla directamente a los ojos. Ella le observó con su rostro rojo, negó lentamente y en silencio. Quería que siguiera explorando todo de ella.

Con una valentía desconocida para ella, Hinata paseó sus manos por la piel masculina, delineando su abdomen, pasando por su pecho y jugando con su pezones como si fuera un juguete nuevo. El Uchiha no se quejó, se limitó a observar como ella decidía examinarlo. Ella aún no se daba cuenta que ese gesto aumentaba el tamaño de su erección. 

—¿Me permites?— se estremeció cuando Obito mordió levemente el lóbulo de su oreja y sujetó su toalla con más fuerza. Él necesita verla, no le bastaba con el inicio de sus senos que dejaba ver la toalla desordenada. Ella asintió, ansiosa porque Obito le hiciera descubrir todas esas experiencias que solamente conocía por sus amigas. 

Obito puso una de sus manos en la pierna derecha de Hinata y la subió  de forma provocativa por un costado, levantando un poco la toalla que la cubría. Esa misma mano subió hasta su cintura y se detuvo en su pecho, deshaciendo el inicio de la prensa y retirándola por completo. La dejó totalmente desnuda, expuesta y entregada para él. Al igual que lo hizo con ella, Hinata llevó sus manos a su cinturón, con esfuerzo lo retiró al igual que los botones de su pantalón de vestir. Obito dejó caer la toalla al suelo al igual que su pantalón, al ver que Hinata se congelaba viendo su erección, decidió ser él quien terminaba lo que ella empezó. Ambos estaban iguales, y eso hacía sentir menos intimidada a Hinata. Le sorprendía lo que veía, pero no le desagradaba pensar en tocarlo, si tan sólo tuviera el valor de hacerlo...

La escuchó suspirar —Es mi primera vez.

—Seré gentil contigo. No quiero lastimarte, ojos de ángel— le prometió nuevamente, Hinata se estremeció al imaginarse dando pequeños saltos sobre él.

Ella lo tomó por las mejillas y lo atrajo de nuevo para darle un beso, tomando por sorpresa al Uchiha, esta vez, Obito quiso explorar con su lengua la cavidad de su amante. Ambas lenguas se encontraron, logrando hacer que todo dejara de importar. Él la trataba bien, era justo como imaginaba, como leía en los libros de romance que compraba ocasionalmente, incluso parecía que de verdad la amaba. Con esa idea, Hinata sintió que sus dudas se iban terminando, si Obito la amaba todo estaría bien, solamente debía convencerse por esa vez. 

Esa noche eran sólo ellos dos. 

Obito Uchiha y Hinata Hyūga. 

Pronto, unidos en uno solo.

Con lentitud la fue recostando en la cama, ella estando debajo de su cuerpo pero con cuidado de no aplastarla. Una de sus manos tocaba su intimidad con delicadeza y la otra jugaba con su pezón derecho. La chica enredaba sus dedos en el cabello oscuro y alborotado de Obito, estaba tan excitada que no fue consciente del momento en que lo enredó con las piernas para atraerlo más a ella. Ambos sexos se tocaron, un sólo roce les hizo flotar por unos segundos. Hinata no sintió en su vida algo igual, sus relaciones amorosas eran prácticamente nulas, así que era comprensible. Aunque tenía miedo, estaba emocionada por descubrir algo nuevo.

Ya estaban cruzando el punto de no retorno.

Al separarse del beso, se vieron a los ojos, sabían lo que estaban a punto de hacer, eran conscientes de que no era correcto, pero no sabían como detenerse a esas alturas. Quizá, ninguno quería detenerse. Hinata deseaba encontrar un nuevo mundo de la mano de Obito, y él estaba encantado de enseñarle todo el viaje hasta el cielo.

—Eres hermosa— susurró Obito al contemplarla completamente desnuda. Ella se sonrojó ante el comentario —¿Te molesta si...?— no terminó su pregunta, la joven asintió timidamente para impedir que lo hiciera. Le daría vergüenza si decía lo que tenía en mente, por lo que simplemente lo dejaría hacer. La ojiperla sonrió ante la expectativa, pensando en las formas en que su amante la haría disfrutar de esa nueva etapa de su vida. Obito abrió sus piernas y colocó las manos en la parte trasera de sus rodillas, para que ella pudiera apoyar la planta de los pies en la cama.

Estando de esa forma, volvió a sentirse expuesta delante de él. Aún cuando lo notaba tan desesperado por continuar, Obito se acercó despacio, besando primero la cara interna de sus muslos. Llegó a su zona íntima con caricias húmedas, dando delicados besos alrededor de la vulva. Sus gemidos lo motivaron a seguir, tocó su clítoris con la punta de su lengua haciendo temblar de placer a la Hyūga. El movimiento de su lengua se hizo más rápido, sin necesidad de que se lo haya pedido. Entraba dentro de ella y tardaba en salir. Contener sus gemidos era cada vez más difícil. Nunca creyó que tocando tan sólo unas partes de su cuerpo, podría reaccionar de esa manera. 

—¡Obito-sama!— estaba segura de que su grito se escuchó en los otros departamentos, pero en ese momento no le importó. Gimió nuevamente mientras se retorcía de placer y apretaba las sábanas a su lado.

Obito la sintió llegar pronto, siguió jugando con su pequeño botón mientras sus dedos se unían al banquete que estaba devorando. Los paseó por sus labios, empapándolos por completo para poder introducirse en su interior. No fue muy profundo, despacio los movió de dentro hacia afuera, sin dejar de tocarla también con su boca. Hinata volvió a gemir, se apoyó en los codos para verlo un momento, la oscuridad de sus ojos la consumía en un fuego arrasador. Obito esperaba pacientemente, quería verla tocar el cielo.

—Obito-sama— gimió una vez más. No podía dejar de repetir su nombre. No encontraba las palabras adecuadas, quería pedirle más, pero tampoco quería sonar como una pervertida. 

Unos segundos más de sus caricias y todo se volvió oscuro por un instante, el calor que crecía en su vientre había llegado al momento culminante. Su primer orgasmo la había invadido junto a un pequeño beso en la boca.

—Obito-sama— el se apartó un momento de ella para verla, fue cuando sus ojos se encontraron, que Hinata se armó de valor —Quiero ser suya— le confesó en voz baja, pedírselo en verdad le costó.

—¿Estás segura?— le preguntó sin dejar su rostro impasible —No hay vuelta atrás, Hinata.

—Sí, quiero ser suya. Aquí, justo ahora— le respondió, aún se escuchaba agitada por su anterior orgasmo.

Obito tomó su mano derecha y después se posicionó cerca de su entrada —¿Lista?

—Sí.

Se estremeció al sentirlo. Primero fue doloroso, su miembro era grande, y se iba abriendo espacio dentro de ella poco a poco. El grito de Hinata avisó que estaba dentro por completo. Las lágrimas que escaparon de sus ojos perlas fueron rápidamente retiradas por la mano libre de Obito. El Uchiha se preocupó al pensar que no esperó el suficiente tiempo para que ella estuviera preparada, así que se obligó a esperar hasta que ella le indique.

Hinata cerró con fuerza los ojos, su cabeza se inclinó hacia atrás ante la indescriptible sensación que invadió su ser. Ese día, había perdido su virginidad, ese día, sin saberlo, se convirtió en la nueva mujer de Obito Uchiha.

—Te prometo que pasará pronto, no llores— él la miraba con un poco de ternura, era su primera vez y por eso quería ser delicado con ella. Aunque tal vez la siguiente ocasión no sería de esa manera, moría por proponerle lo que realmente deseaba desde que la miró atenderlo en la cafetería.

De forma lenta, el Uchiha comenzó a moverse. Al principio la molestia persistía, pero cuando Obito rozaba sus pezones con su lengua casi lo olvidaba. Gimió antes de abrazar su cadera con sus piernas. Cada cinco minutos, sus movimientos aumentaban de ritmo e intensidad, era como si esperaba a que se fuera acostumbrando a él con paciencia.

—Hinata...

—¡Obito-sama!

Sus movimientos eran rápidos, fuertes y un poco dolorosos. Hinata comenzaba a tomarles gusto, la loca idea de que Obito no saliera de su interior hasta el amanecer hizo que un fuerte color rojo cubra todo su rostro.

—¡Ah!

Estaba sudando, las pequeñas perlas de agua recorrían su frente al igual que la de su nuevo amante. La cama golpeaba contra la pared al mismo tiempo que las embestidas del Uchiha.

—O-obito-sama— gimió perdidamente, sus mejillas encendidas y su linda voz lo hacían percatarse de lo tierna que se veía. Aún cuando la situación claramente no lo era.

—Dilo— pidió con voz ronca y dura, sin dejar de moverse dentro de ella ni por un segundo.

Hinata tenía la mente en blanco, apenas y podía articular algunas palabras, su orgasmo se sentía tan cerca que no era totalmente consciente como para pensar en una respuesta. Le costaba mantenerse atenta a lo que Obito le decía.

Le dolía, le dolía de forma deliciosa.

—Vamos, ojos de ángel. Quiero que lo digas— volvió a ordenar el Uchiha con sus ojos fijos en ella, sujetando su cintura con su mano libre, marcando el ritmo adecuado para ella.

—Soy suya, Obito-sama— le dijo agitada, no podía resistirse a tanto placer.

—De nuevo— sus labios formaron una sonrisa de superioridad que de cierta forma le hizo ver atractivo. Obito estaba feliz, y ella no podía sentir lo contrario, no cuando la hacía disfrutar de esa manera —Quiero que entiendas que me perteneces.

—Soy suya— gimió cuando él la azotó sin ser demasiado brusco —Soy suya, Obito-sama.

—Aún falta algo.

—Por favor, soy solamente suya— le dijo en un tono muy suave. Obito volvió a sonreír. 

Hinata arqueó la espalda al sentir como la llenaba con toda su esencia, su orgasmo llegó segundos después que el de Obito. El Uchiha se arrojó a la cama, exhausto por su reciente ejercicio, la acomodó cerca de su pecho y cubrió a ambos con la ligera manta que estaba cerca de las almohadas. Hinata parecía más cansada que él, luchaba por no cerrar los ojos, pero no lo lograba.

—Descansa, ojos de ángel. Mañana será otro día.

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Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️

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