22
Llamo a un amigo periodista que me debe unos cuantos favores y mientras hablaba por teléfono, Antonio escuchaba lo que y yo le decíamos, hacia un trato con él, para que hiciera una nota sobre el hombre que pillaron teniendo sexo y acusado de robo de un caballo, él dijo que si y que le mandara la foto.
—No creo que quieras terminar en la cárcel, por tu estúpida arrogancia, creo que no eres tan inteligente como pensé — Digo triunfante.
—Sabes que no robe el caballo — su enojo es tan evidente que estoy segura que me pateara en la tierra.
—Lo sabemos tu y yo pero las autoridades no así que, tú decides, me entregas mi caballo o te vas a la cárcel mientras que ven todo tu trasero y el de la fulana esa en internet, a decir verdad, por las risas que escuche supongo que solo sentía cosquillas contigo en vez de placer.
Sonrió triunfante al ver que mi último comentario ha dado en el blanco, en todo su orgullo como hombre, como no contesta, simulo marcar el número de la policía, cuando también finjo hablar con un oficial para levantar la denuncia de robo, habla al fin.
—Tu caballo esta en el rancho de un amigo mío —me fulmina con la miraba y es evidente te me odiara después de amenazarlo y herir su orgullo de hombre.
—Y qué esperas, ponte la camisa y vamos por el caballo, te espero en la entrada con el remolque.
Camino hasta la casa y subo a mi cuarto por mi bolso, lo tomo rápidamente verifico que tenga mi cartera y las llaves del coche.
Al llegar a la entrada, ya Don Imbécil está esperándome, arranca en cuanto me subo. Cuando llegamos al rancho de su amigo, hemos tardado media en llegar.
Bajamos de la camioneta y nos dirigimos a la parte trasera de la casa, el habla con un hombre de unos cuarenta años, medio flácido del cuerpo y con unas cuantas canas en el cabello, y el señor a su vez habla a uno de sus trabajadores para que traiga mi caballo. Escucho como relincha y se enoja con el trabajador que lo trae hacia mí. Me acerco a él y le hablo cariñosamente hasta que sus ojos se posan en los míos. Entra en el remolque y nos vamos.
Al llegar a la casa lo dejo en el corral, son las ocho de la mañana, espero con ansias que Henri se levante para ir a comprar los zapatos ¿Me besara esta noche? Ojala y sí, quiero besarlo, me gusta mucho
He ido a comprar los zapatos a las once del día y ahora estoy en la tina, relajándome con el incienso de rosas, velas, música instrumental, me he depilado todo, todo sin nada de rastro.
Al igual que la otra vez mi mejor amigo me está dando un masaje, diciéndome palabras como.
—Relájate pequeña, ese súper macho sabrá lo hermosa que eres por fuera pero sobre todo por dentro, muy adentro —su tono es bastante sugestivo cuando dice “muy adentro” me rio, está claro que a él también le gusta.
—Lástima que no es gay como tú, porque estoy segura que pasarían momentos increíbles en la cama — apesar de ser una mujer inexperta en el sexo, tengo una mentalidad bastante abierta y relajada.
-Cariño, aun no supero que sigas siendo virgen, yo que tú me daba el gusto, que tal si muero en la noche, no me di el gusto de sentir adrenalina.
—Sí, ya lo sé, piensas que soy una santurrona, pero nada que ver, ya vez desde el tiempo en que nos conocemos, nadie me ha invitado a salir, dime antigua si quieres, pero me gusta que me enamoren, que todos mis sueños fugaces se hicieran realidad, un hombre que se enamore de mi con locura tanto que solo exista yo todos los días, que me diga que me quieren, que me extrañan cada noche y al despertar, que me den sorpresas, que me escriban cartas de amor, que sean graciosos, y si no lo es, que haga el intento, que me desee hasta que el escroto no aguante, deseo un amor de ensueño.
—¡Ay cariño! Pides mucho, los hombres no son lo que dicen en cada una de tus lineas, la mayoría, solo quiere sexo, tenerte por una noche y después si te vi ni me acuerdo. Eso es lo que quieres, pues déjame decirte que más vales que solo acepte lo que él quiera darte, eres una mujer hermosa y exitosa, no mendigues amor.
—Yo no mendigo amor, solo digo, que sería realmente feliz si pasara, he estado la mayoría de mi existencia sola, entre lineas de fantasías e historia románticas, quiero formar parte de ello, quiero tener mi historia como el libro Olvide olvidarte de Megan Maxwell o como donde todas las amigas encontraron el amor o la película mujer bonita, el diario de la princesa, ese caballero que llegue hasta mi ventana para decirme que no me puede olvidar, que me rescatara de una vida de soledad.
—Ay amiga, esta dura tu realidad y tu fantasía, con un poco de suerte y ese hombre que haga y sienta todo eso que dices sea Alexander, pero solo y con un poco de suerte.
Termina la conversación y me seco por completo me pongo crema en las piernas y brazos, me lavo los dientes muy bien, esta vez quiero que la atención aparte de mi vestido sean mis ojos y mis labios tanto que no pueda dejar de verme, maquillo muy bien mi rostro, mi boca está perfectamente con un labial rojo ligeramente marcado y mis ojos están ahumados. Mi cabello esta ondulado pero con moderación, no me pongo el mismo perfume, si no que cambio por algo más dulce, he un frasco más pequeño para tenerlo en mi cartera porque no entra el grande, sería demasiado, mis aretes son un poco largos y delgados, no llevo collar mi cartera y mis zapatillas son color beige.
Me contemplo en el espejo, me veo tan diferente cuando me arreglo de esta manera, que bien podría pasar a ser dos personas, pero esta vez ni el alcohol ni el maquillaje esconderá mi esencia, me mostrare como soy, seré la auténtica Artemisa, la niña que abandono su casa para estudiar, la mujer que escribe lineas de lo que tanto desea, la mujer exitosa y reconocida que soy, pero todo eso no importa si estoy vacía. Soy Artemisa nada más, una simple mujer.
Bajo justo cuando tocan el timbre, abro porque esta vez no hay nadie en la sala. Y ahí está el, parado en la entrada de mi casa, esperando por mí, se ve guapísimo, con su camisa bien planchada color plata, pantalones negros de vestir y un saco a juego, se ha afeitado, su cabello está perfectamente peinado hacia atrás. El olor de su colonia inunda mis fosas nasales. Las piernas me tiemblan. Resplandece como la estrella fugaz que pasó el otro día.
—Estas preciosa, no podre dejarte sola ni un momento, si lo hago corro el riesgo de perderte.
Salgo de la nube de pensamientos que he tenido, al escuchar lo que ha dicho, es justamente el efecto que quiero causar en él. Su voz es tan maravillosa, pero no es tan maravillosa como sus ojos, me reflejo en ellos como si fueran espejos.
—No me perderás, yo también corro con el riesgo de perderte, estas muy guapo.
Al llegar al antro tardamos un rato en pasar, estamos en una de las zonas vip, la música es bastante fuerte, las luces son de colores verdes, azules, y blancas, me ciegan un momento en lo que subíamos a nuestro lugar. El camarero que nos atiende es bastante educado, nos toma la orden, como siempre pido vodka y el pide lo mismo. Dudo que vendan vino.
El ambiente es bueno y tengo muchas ganas de bailar. Logro ver que la mujer que me odia desde que llegue al pueblo está bailando con un grupo de amigos, tiene un vestido azul marino y unos zapatos de infarto, baila muy bien.
Alexander y yo hablamos animadamente, ya no es necesario que le diga a que me dedico, si vio mi entrevista y el video en Instagram, de hecho ya me está siguiendo me llego la notificación, falta Facebook y Twitter y Snapchat en todas mis redes. Bajamos a la pista cuando suena on the floor de JLO, todo el camino me toma de la mano, bailamos la canción, después la canción conmigo de Sofía Reyes así nos la pasamos un buen rato bailando, alguien por la espalda me da un empujón y termino posando mis mano en el fuerte y firme pecho de Alexander, cuando subo la mirada nuestras bocas en tan a unos pocos centímetros de contacto puedo sentir su aliento, los latidos de su corazón son acelerado y me olvido de todo y soy yo quien termina con el poco espacio que separaba nuestros cuerpos. Lo tomo de la cintura y lo beso con un poco de ternura y pasión solo para dejarlo con ganas de tener más de mí.
Cuando termino el beso lo miro, retomamos el baile, después de dos canciones más volvemos a la zona vip y en todo el camino no dice nada, hay un silencio entre nosotros, no le ha gustado mi atrevimiento, es obvio que no lo esperaba, he quedado como idiota, esperando algo más, me ha correspondido el beso sí, pero no mostro ninguna emoción ¡dios besa de maravilla! Sus labios son como algodón, suaves, nuestras bocas tenían ritmo en ese momento. Cierra las cortinas que no me había fijado que estaban, pues mi vista no es muy buena en la oscuridad. Se sienta de nuevo a mi lado, siento los latidos de su corazón, toma mi rostro y acerca su boca a la mía, paso mis brazos por su cuello para acercarme más a él. Su beso es posesivo y apasionado, lo beso con ansia, como si fuera un sueño fugas al que quiero aferrarme de cualquier manera.
Estamos en una burbuja, todo a nuestro alrededor no existe, solo él y yo en estos momentos. Nos separamos para tomar aire, nuestras frentes están apoyadas, nuestras respiraciones son frenéticas, mi piel esta chinita, el me miro, yo lo miro, me reflejo en sus ojos como si fueran espejos y el en los míos.
—Esto… esto no lo esperaba — siento como se rompe mi corazón ante sus palabras, pensé que le habría gustado, mi rostro debe expresar lo mal que me siento —me ha gustado mucho Artemisa'.
—A mí también me ha gustado, ha sido intenso.
Se levanta después de un momento y abre las cortinas de nuevo, veo una silueta muy muy parecida a la de Henry cuando veo como se le restriega a un hombre mientras bailan, cuando camino hasta el barandal para verlo mejor, me doy cuenta que si es mi amigo, está bailando como si estuviera en la película de Magic Mike, es el centro de atención, está dando un espectáculo. Alexander me abraza por la espalda, siento su respiración en mi cuello. Termina el mix y entra un grupo de hombre buenísimos al escenario, empiezan su show con un ¿Quieren bailar esta noche? Y más preguntas de ese tipo, me volteo y quedo a merced de este hombre que vuelve apoderarse de mi boca. Al romperse en el contacto digo.
—Tengo que ir a los servicios, en un momento vuelvo — tomo mi cartera y bajo, busco a Henry en la pista de baile y lo arrastro hasta donde está la entrada, para poder hablar con él.
—Hola cariño, esta fenomenal, ya te ha metido mano.
—Nos hemos besado y ha sido intenso, muy fuerte de hecho, primero pensé que no le había gustado que lo besara pero cuando volvimos a nuestros lugares él me ha besado y ha sido intenso.
—¡Que tú lo has besado primero! Eso sí que es digno de una novedad y ¿Bien?
—Besa maravillosamente, su boca es como un algodón.
Mi emoción es evidente por como cuento los hechos. El aplaude y baila en el sitio donde estamos a la vez que me escucha, vamos a los servicios yo me retoco el maquillaje y me encuentro, con la mujer que me odia, me mira por encima del hombro, hace muecas y se va. Cuando salgo camino hasta la mesa de Henry, platicamos un rato, después ciento que alguien me abraza por la espalda y veo que es Alexander, mi amigo da un gritito cuando se lo presento. Entonces nos retiramos le dejo mi cartera a Henry voy a la pista de baile con mi acompañante. El me pega a su fuerte y hermoso cuerpo, me dejo llevar por la música y por mi acompañante, siento que alguien me empuja y es la “súper diva” no le hago caso y sigo en mi burbuja nadie, me estropeara la noche.
Aun faltan muchas cosas ¿Qué pasará con esos dos? Lo único cierto es que Alexander como todo hombre espera hasta el ultimo momento para hacer algo importante ¿Pero que?
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Cecilia Ovando
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