✧; ¦ O18
Haerin hizo un esfuerzo sobrehumano para reincorporar a la chica que estaba a su lado.
—Ya llegamos, Danielle. Ahm, despierta por favor, solo nos tomará unos segundos —intentó sacudir el hombro de Marsh, mas esta ni reaccionaba.
Resignada, Haerin la tomó de la muñeca e hizo que el brazo de la mayor pasara por atrás de su cuello, para luego llevar su pequeña mano hacia la cintura de esta. Unos segundos tuvieron que pasar para que por fin pudiera salir del automóvil y, como pudo, se las arregló para pagarle al viejo conductor. Por lo menos pudo soltar un resoplido de alivio al notar que estaban frente al edificio.
—Dios, por fin —introdujo la llave en su puerta principal y la abrió lentamente. Caminó con cuidado hacia su cama y la dejó recostada. Cuando el peso de sus hombros desapareció, Haerin estiró levemente su cuello y sus extremidades. Estaba agotada.
Rápidamente se dirigió al baño a cambiarse y lavar su rostro. Solo quería echarse en su preciada cama.
Al ingresar nuevamente a la habitación, se sorprendió de ver a Danielle sentada pero con los ojos casi a punto de cerrarse. Estaba que se caía del sueño.
—¿Qué haces? Intenta recostarte —sugirió mientras guardaba sus prendas en el cajón.
—Pensé uh... que, que te irías —y ante lo escuchado, Kang volvió a rodar los ojos.
—¿Es que nunca te cansas de decir eso? —replicó mirándola fijamente—. No me voy a ir a ningún lado —suspiró—. Ahora. ¿Quieres darte una ducha? Va a relajarte y podrás dormir mejor.
—¿Y ropa?
—Creo que tengo una camisa que estoy segura que te quedará mejor a ti —Haerin le extendió la mano para que se levantara y la dirigió hacia el baño—. Ahí tengo todos los útiles de aseo que necesites, hay toallas nuevas. Solo espérame un momento mientras traigo ropa.
Danielle asintió, lamentándose al sentir que su cabeza dolía a horrores. Se sacó la chaqueta de cuero y luego su camiseta blanca, quedando únicamente en brazier.
—¡Aún no te quites la ropa! —dio un leve salto al escuchar el chillido de Hae—. Ten, toma esto —le entregó las prendas mientras desviaba su mirada por completo—, no tardes demasiado que puedes enfermarte. ¡Y tampoco olvides lavarte los dientes! Hay un cepillo nuevo por el lavabo.
Debido a que la australiana estaba bajo los efectos del alcohol, no podía percibir lo malo del asunto. Simplemente se estaba quitando el pantalón y pudo escuchar como la castaña cerró la puerta del baño rápidamente.
Haerin soltó el aire de sus pulmones con lentitud, intentando de alguna manera poder calmarse. Recostó su espalda en la puerta y se maldecía internamente por no poder dejar de pensar en el marcado estómago de Danielle, en lo brillante y clara que era su piel.
—Maldita sea —siseó, anhelando que los latidos de su corazón dejaran de ser tan fuertes.
Danielle salió del cuarto con el cabello húmedo y la ropa algo ajustada, ceñiéndose a su cuerpo realmente trabajado, gran producto de sus clases de deporte.
La coreana contuvo la respiración, quizás por uno segundos, realmente no lo sabía. Y es que ni siquiera pudo conciliar el sueño cuando una pregunta invadió su mente: ¡¿Cómo es que exactamente iban a dormir?!
En su momento, su abdomen se contrajo y expandió levemente sus ojitos en sorpresa. Haerin jamás había sido tan cercana a una persona, ni siquiera con su propia familia. Y no es como si no los quisiera, simplemente era que no se sentía tan cómoda expresándose con palabras y gestos.
Ahora el asunto era que Danielle estaba ahí, con ella, en su habitación. ¡Y demonios! ¡Haerin nunca había pensado que el alguien podía verse tan sexy y atractiva luciendo simple ropa! Ni siquiera se detenía a pensar sobre ello. Sin embargo, esto era totalmente diferente. Era Danielle quien lucía aquellas prendas, marcando sus piernas, sus senos, su firme pecho.
—Está mal, muy mal —balbuceó.
—¿Uhm? —inquirió Danielle acercándose a la cama, seguía con las mismas ganas de querer dormir y no veía el momento de echarse de una buena vez.
—¿Eh? No, nada.
—¿Podemos dormir ya? —preguntó otra vez, sentándose al lado de Haerin.
—¿Podemos?
—Uh... sí, tengo mucho sueño —alargó las palabras mientras hacía un puñito con su mano y frotaba sus ojos.
El corazón de Haerin nunca antes se había sentido tan cálido. Y no pudo evitar alarmarse.
—Eh, bueno, yo... yo de repente ya no tengo sueño —se excusó—. Sí, eso es, terminaré de hacer una monografía, tu acuéstate si quieres.
Se levantó, pero antes de siquiera dar un paso, fue halada de la muñeca, dejando su rostro muy cerca al de la pelinegra.
—No podré dormir sino es contigo —balbuceó algo adormilada, tomando ambas manos de Haerin y echándose al colchón con el cuerpo de la menor encima de ella.
Kang trató de tranquilizarse, pero es que la cercanía la estaba matando de nervios y apreciar el rostro de Danielle muy de cerca la estaba descolocando.
—Eres muy linda —habló, pensando erróneamente que eso lo había dicho en su mente distraída.
—Tú también lo eres —susurró Danielle y, soltándola, tomó con una mano su cintura y con la otra la llevó hacia su nunca, haciéndola tensar de inmediato. Estaban mirándose directamente a los ojos y no pasaron muchos segundos para que Danielle la agarrara firmemente.
—Da-Danielle, no —sus palabras murieron en el aire.
No pasó ni una fracción de segundo para cuando la extranjera juntó sus esponjosos labios con los de Haerin en un suave y lento beso. La chica se quedó totalmente estática, pero sentía que el movimiento era tan dulce y agradable que se dejó llevar, acomodando sus manos en el pecho de Dani, empezando a corresponder aquel cálido ósculo.
Este era su primer beso.
Jamás pensó que lo daría, pero ahí estaba, acariciando sus belfos con los contrarios, degustando el fresco sabor a menta de Danielle y disfrutando las suaves caricias de aquellos dedos en la piel de su cintura.
El beso siguió con parsimonia, haciendo que ladearan sus rostros para un mejor contacto. Tan profundo, tan exquisito, tan dulce en aquella madrugada de invierno.
Los segundos pasaron y el encuentro terminó en un chasquido, dejando a un Haerin sumamente sonrojada y a una Danielle totalmente feliz, con una amplia sonrisa abarcando su rostro.
—Tus labios son tan suaves —murmuró acariciando con sus dedos el borde de aquellos redondos y rosados belfos—. Podría besarte toda mi vida —Haerin apretó sus labios totalmente tímida, decidiendo bajar la mirada hacia sus propias manos. La más alta tomó su mentón, haciendo que sus miradas chocaran nuevamente—. Me gustas, me gustas mucho —volvió a repetir y bostezó con lentitud—. ¿Podemos descansar ya? —sugirió con dulzura, haciendo que Haerin se recostara a su lado. Ella emitió un pequeño sonido afirmativo y dejó que Danielle se posicionara detrás suyo, abrazándose a su cintura y sintiendo su cálido aliento cerca de su cuello—. Descansa, bonita.
Un corto beso en su mejilla fue lo que recibió y sonrió por inercia ante el gesto tan cariñoso y adorable. Sin saber realmente porqué, llevó sus manos hacia las de la castaña y se apegó más a su pecho, sintiendo una gran calidez envolverle.
Sin duda esa madrugada fue diferente a todas las monótonas y aburridas que había tenido antes.
Con Danielle siempre era distinto.
¡Gracias por leer!
🌷
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro