"Querido Reaper...

El solo recordar tu dulce sonrisa me hace sonreír a mí, me causa alegría el saber que en nuestro pasado tan dulce yo causaba esa sonrisa con mis palabras tontas... Tontas y ciegamente enamoradas... Pero me entran unas horribles y asfixiantes ganas de llorar al caer en la realidad, caer en la cruel realidad en la que tú ya no estás a mi lado.

Intento aferrarme a ti, busco y busco tu imagen en mis recuerdos. Nado entre un mar de lágrimas de dolor por buscar, tomar tu mano y no soltarla jamás...

Lástima que tú la soltaste primero..."

Geno leyó la carta una y otra vez hasta caer dormido encima del escritorio sin antes unas lágrimas de dolor derramar.

Ink despertó solo en la cama, suspiró pesadamente y se encaminó a la habitación, tomando la mano del adormilado Geno y guiandolo a la cama donde ambos dormían hace un tiempo.

Ink había leído la carta, no era tonto.

Sabía que jamás podría reemplazar al gran amor de Geno y aquello le dolía demasiado.