SUCEDIÓ EN MAYO
KyungSoo y JongIn tenían muchas cosas en común: Ambos tenían su seno en una numerosa familia, provenían de grandes ciudades las cuales dejaron atrás para asentarse en un pequeño pueblo al sur. Aunque quizás, la similitud más importante, lo jóvenes que fueron al tomar la decisión de contraer matrimonio.
Con apenas 18 y 21 años respectivamente, después de solo un año de noviazgo, simplemente decidieron que no podían seguir viviendo el uno sin el otro. A pesar de algunas objeciones de parte de las dos familias, unieron sus vidas una linda tarde de mayo.
Su casamiento terminó siendo aceptado por ambas familias y tras hacer un par de concesiones de ambas partes, decidieron vivir junto a la casa de los padres de JongIn, ya que la madre del moreno quería tenerlo cerca.
KyungSoo estaba acostumbrado a ceder en las discrepancias, no las consideraba tan importantes como para pasar un mal rato con su pareja. Fue así con los detalles de la boda, en la cual la única intervención que alcanzó a tener fue la de ser partícipe ¿Qué importa como sea la fiesta si la comparte con el ser amado? Con eso en mente no solo omitió las quejas, sino también disfrutó el momento junto a sus seres queridos.
JongIn, por su parte, también debía adaptarse a los cambios. Su nueva vida involucraba a KyungSoo y a pesar de que su esposo lo ayudaría con los gastos de su nueva casa, todavía estaba obligado a pasar una pensión a sus padres. Todo para evitar que su madre, una mujer de tercera edad, no tenga la necesidad de ir a trabajar.
No era algo difícil de entender, a diferencia del bajito que provenía de una familia mejor posicionada en la sociedad, los padres del moreno vivían a lo justo para mantener a sus 10 hijos ¿quién se atrevería a negarle al joven esposo la posibilidad de ayudar a quienes le dieron la vida?
-Puedo trabajar también JongIn, no tengo problemas con buscar un empleo.
Los recién casados se encontraban en la sala de su hogar discutiendo las opciones para subsanar sus gastos, porque obviamente no permitieron que los gastos de su unión sean pagados por sus respectivas familias.
-Estaremos bien Kyung, no hay necesidad de que lo hagas.- y claro que no permitiría que su esposo trabajara, este no tuvo necesidad de hacerlo bajo el resguardo de su familia y ahora con él no la tendría tampoco. Denomínenlo orgullo, o a la creencia de que el más alto jamás debería verse como un hombre incapaz de mantener su propio hogar, aunque lo último obviamente no se aplicaba a ellos ya que KyungSoo no estaba lejos de ser una ama de casa.
-¿Y qué propones que hagamos? Con lo que ganas en la empresa no nos será suficiente para cubrir los gastos y todavía debes dejar parte de tu sueldo con tus padres- expuso el menor abogando por la idea de conseguir un empleo.
-Lo tengo todo planeado amor, tranquilo. Mañana iré a una cita con el dueño de la estación de trenes, su padre es amigo del mío así que me dará una mano. Tendré un mejor salario y podremos vivir tranquilos.
-Pero no quiero quedarme solo todo el día.
-No estarás solo amor, la casa de mis padres esta justo aquí. Será una buena oportunidad de que te conozcan mejor.
Claro, como si la madre del moreno muriera de ganas por convivir con el joven que pervirtió a su hijo, le robó su amor y quiso arrebatarlo de su lado. –No lo sé amor, la idea de mudarnos a una casa propia fue la tener nuestro propio espacio, no estaría cómodo metido en la casa de al lado todo el día.
-Lo vamos a solucionar, ¿de acuerdo? Confía en mí.- tranquilizó al pelinegro mientras se arrodillaba junto a él para así reposar la cabeza en el regazo de su esposo.
-¿Alguna vez dudé de ti?- susurró tras un suspiro mientras acariciaba los castaños cabellos del alto.
-Te amo Kyung...- susurró al dirigir la vista a su amado, encontrándose con una hermosa sonrisa dibujada en sus rosados labios con forma de corazón.
JongIn lo cargo en brazos hasta la habitación que compartían, con la intención de distraerlo, al menos por esa noche, de las vicisitudes por la que pasaron.
***
-¡Tengo una gran noticia amor!
Después de volver de aquella entrevista de trabajo, JongIn se veía muy animado. Estaba seguro de haber encontrado la solución a todas sus preocupaciones.
-Puedo suponer que te fue bien...- comentó al acercarse para darle una cálida bienvenida a su esposo.
-Más que bien, me ofrecieron el empleo de vigilante nocturno en la estación. Me pagaran el doble de lo que recibía en la otra empresa, ¿sabes cuál es la mejor parte? No tendrás que preocuparte por estar solo todo el día.
-Amor... no lo sé, puede ser peligroso...- alegó dubitativo, pero terminó por ceder ante aquel brillo en la mirada del más alto. -...si me prometes cuidarte, supongo que puedo soportar el no tenerte por las noches.
-Será solo por una temporada, hasta encontrar un puesto mejor...- agregó en tono tranquilizador mientras sujetaba la ceñida cintura de su amado.
El pelinegro no dudó en rodear el cuello ajeno con los brazos, acercándose aún más hasta que sus labios se unieron en el primero de muchos besos, como si los reclamara por todos los que no podrían darse en la noche.
-¿Lo prometes amor?- preguntó luego de abultar sus labios en un tierno mohín.
-Por supuesto mi Kyungie, lo prometo...- dijo con seguridad y sin poder resistirse a sus lindos pucheros, los deshizo al retomar el contacto con aquellos belfos.
Al llegar la noche, JongIn se armó con lo necesario y partió a su nuevo empleo, no sin antes despedirse de su esposo como es debido.
Era uno de esos pueblos pequeños en los que todos se conocían, en el que había una sola tienda para cada servicio. Incluyendo la estación de trenes, una empresa privada que rendía cuentas a las autoridades de la zona para ofrecer aquel beneficio a sus habitantes.
El establecimiento contaba de una edificación antigua, con grandes ventanales forjados en hierro, amplias entradas con puertas de roble y los postes de hierro tallados relucían el excelente trabajo de los herreros de la zona. La luz de los faroles se mantenían con lámparas de aceite, por lo que su primera labor era la de encender manualmente cada una.
A simple vista, parecía ser un pueblo estancado en el tiempo, únicamente por su terminal. Fue decisión de los dueños junto con la alcaldía no modificar nada más allá de reparaciones básicas, para preservar como reliquia lo que antes fue un gran avance en la industria, siendo en esa época un hito importante en la historia de su pueblo.
En ciudades como aquella, los relatos de fantasmas eran algo relativamente común y la estación de trenes no estaba exenta. Se decía que allí habitaban espíritus que no encontraron descanso, algunos deambulaban por el lugar como si desconocieran que ya no estaban vivos, otros menos amistosos, atormentaban a cualquiera que pasaba.
Fue en esa cálida noche de mayo a las dos de la madrugada, cuando JongIn verificaba que los faroles permanecieran encendidos cuando ocurrió: lo primero que presenció fueron las lámparas apagarse en serie continuándose del estrepitoso sonido de los ventanales. Cuando dirigió la vista a la fachada notó que estas se abrían y cerraban con furia provocando en el moreno el susto de su vida.
Reaccionó de la misma forma que lo haría cualquier débil mortal ante tal situación: tiró el trabajo a la basura y huyó despavorido.
A mitad del puente de madera que debía cruzar para ir a casa, volteó por unos segundos encontrándose con la imagen de lo que parecía ser una mujer vestida de blanco que resplandecía. El alma errante parecía estar conforme con solo ahuyentarlo ya que no persiguió al moreno.
Eran las cuatro de la mañana, KyungSoo despertó al sentir una depresión en el colchón, notando extrañado como su esposo descansaba a su lado.
-¿Amor? ¿Qué pasó con el trabajo?- preguntó adormilado. Nunca supo si JongIn solo fingió dormir para no contestar o simplemente cayó rendido de cansancio apenas apoyó el cuerpo sobre la cama.
Al día siguiente, JongIn fue a la estación con los primeros rayos del sol y solicitó al propietario un puesto diferente.
El puesto que estaba disponible conllevaba una paga más baja por lo que al volver a casa, retomó aquella conversación con Kyung cediendo ante la idea de que consiguiera un empleo también.
Kyung asintió extrañado, ya que su esposo no quiso dar explicaciones del porqué cambió de opinión.
Y pasarían años antes de que Soo se enterara de aquella experiencia paranormal que cambió la perspectiva del moreno, decidiéndose por tomar otro camino.
Esa sin dudas sería una gran historia para contarla a sus hijos.
***Fin***
Mis amores!!!!
No podía dejar pasar el día así nada mas>< y no hay mejor manera de celebrarlo que con un OS*-*
Como leyeron en la descripción (y en el titulo XD) esta historia participa del reto retrato de familia*-* consta de adaptar una anécdota familiar al kaisoo. si, es lo que significa*-* esto le paso a alguien que conozco y muy bien/-\
Espero que disfruten de corto pero significativo OS^^
Nos vemos en mis próximas actualizaciones*-*/
♥♥♥HappyKaiSooDay♥♥♥
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