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014 ─ MORGAN MEISSA BLACK


CHAPTER FOURTEEN
─ IT'S BLACK, NOT MALFOY

Todo había pasado demasiado rápido para que Morgan pudiera procesarlo. En un segundo se encontraba en un lugar diferente, una sala de una casa para ser más específicos, y al siguiente caía al suelo cuando su cuerpo no pudo aguantar más su propio peso, escuchando su segundo nombre ser exclamado por una voz femenina y creyendo ver el rostro preocupado y asustado de su mejor amiga cuando su cuerpo fue sostenido antes de tocar el suelo, desmayándose.

Desde aquel momento largas y angustiantes horas transcurrieron antes de que la adolescente despertara. Podía sentir su cuerpo recostado en una superficie blanda, y la calidez que unas cobijas le daban a su cuerpo; cuando abrió sus ojos lo primero que observó fue un techo blanco, seguido de una pared color lila cuando inclinó su cabeza hacia su derecha, donde pudo ver algunas fotos colgadas en esta con personas que reconocía, entre estas ella misma. 

Iba a continuar observando la habitación para confirmar que se encontraba donde creía, y que el rostro que observó la noche anterior no había sido su imaginación, pero la misma voz que había exclamado su nombre horas atrás se hizo escuchar, haciendo que Morgan dirigiera su mirada hacia el lugar de donde esta había provenido.

─Despertaste ─Hermione se encontraba sentada en un sofá ubicado a los pies de la cama observando a su mejor amiga completamente angustiada, pero intentaba mantenerse en control para no abrumarla. 

Esperó unos segundos para que Morgan dijera algo, pero al no obtener nada, simplemente una mirada en blanco, continuó: 

      »Dumbledore nos envió una carta a mis padres y a mi explicándonos un poco tu situación, aunque lo único que realmente entendimos fue que debías salir inmediatamente de la mansión y que necesitabas un lugar para quedarte. Por supuesto, mis padres y yo aceptamos de inmediato ─para aquel momento ya Hermione se encontraba sentada en la cama a un lado de Morgan, quien seguía acostada, solamente observándola en silencio─. Mis padres estaban encantados de tenerte con nosotros, desde hace tiempo querían conocerte, desde nuestro primer año les he hablado de ti... 

Hermione cada vez se encontraba más preocupada, pues no conseguía reacción alguna de Morgan. Nunca la había visto así, ni siquiera cuando iniciaron el segundo año y había estado más aislada que de costumbre los primeros meses. Su mejor amiga estaba irreconocible, no solo psicológicamente, sino físicamente, pues a pesar de que había crecido bastante en el verado, su cuerpo se encontraba maltrecho... Aquella era una imagen demasiado impactante para cualquiera que la observara. Hermione no supo como pudo aguantar todo ese tiempo sin llorar por ver Morgan en aquel estado, pero no pudo continuar con aquella máscara cuando la primera lágrima cayó, y su rostro se deformó en genuina tristeza y preocupación.

─¿Qué fue lo que ocurrió, Mei? Vuelvo a verte luego de casi dos meses y lo primero que observo es tu cuerpo otra vez lleno de moretones y más delgado, y luego tú cayendo al suelo, desmayándote... ¡Estuviste inconsciente más de doce horas! ─exclamó, limpiado la lágrima traicionera que corría por su mejillas, para luego susurrar─. Creí que no despertarías... 

El miedo en su voz hizo que el corazón de Morgan se oprimiera un poco y su ceño se frunciera ante aquello. Hermione por supuesto se dio cuenta de ello, por lo que continuó hablando, esperando poder llegar a Morgan y que esta decidiera abrirse con ella.

─Por favor, háblame. Soy, yo... Hermione... tu mejor amiga... puedes contarme cualquier cosa. No importa qué tan malo sea, estaré para apoyarte... Lo prometimos, ¿recuerdas? El día de Halloween en nuestro primer año antes de que el troll nos atacara en el baño, prometimos estar siempre para la otra ─la nacida de muggles había entrelazado su mano con la contraria para darle consuelo, ella misma sintiendo sus ojos cristalizarse cuando observó los de su mejor amiga hacer lo mismo.

Al segundo siguiente ambas se encontraban llorando, Hermione en silencio intentando sostener a Morgan en un abrazo luego de haberla sentado con cuidado para mayor facilidad, intentando soportar el dolor que le generaba escuchar el desgarrador llanto de su mejor amiga, pues en aquel momento ella necesitaba era apoyo, necesitaba que alguien le dijera que todo estaría bien, que la ayudara a recoger sus pedazos rotos, y ese alguien era Hermione.

Un rato después, cuando Morgan se hubo calmado le dijo a Hermione todo lo que había ocurrido desde que salieron del colegio al finalizar su segundo año, le contó del trato de Lucius Malfoy, de los golpes, el calabozo, y le contó sobre las dos ocasiones en la que utilizó la maldición cruciatus en ella. Hermione tuvo que poner todo de sí para no vomitar en aquel momento, impactada por todo lo que estaba escuchando, todo lo que Morgan sufrió en aquel lugar, lugar que debería ser un hogar para ella, que debería brindarle seguridad... Por primera vez Hermione supo cómo se sentía el odio, odio que estaba dirigido hacia el padre de Morgan -o el que ella aún creía que era-. Por lo menos se sintió algo aliviada cuando le contó que Narcissa Malfoy fue la que la ayudó a escapar y quien suponía se comunicó con Dumbledore en busca de ayuda para llevar a cabo su plan.

─Y eso no es todo... ─dijo Morgan, su cabeza manteniéndola apoyada sobre sus rodillas las cuales se encontraban pegadas a su pecho al estar abrazando sus piernas.

─¿Hay más? ─preguntó Hermione en un suspiro, no creyendo poder aguantar más información.

─No soy realmente una Malfoy ─al ver el rostro confundido de su amiga por el rabillo de sus ojos, continuó─. No soy hija de Lucius y Narcissa Malfoy.

─¿A qué te refieres? ─la Granger comprendió a qué se refería, pero necesitaba confirmarlo, pero la respuesta que tuvo fue más de lo que esperaba.

─En realidad soy una Black ─por primera vez desde que comenzó un relato su mirada se despegó de la pared frente a ella para observar la reacción de la nacida de muggles, cuyos engranajes de su cerebro trabajaban con rapidez intentando recordar de dónde se le hacía conocido aquel apellido, pero la respuesta le fue otorgada por la misma Morgan─. Mi verdadero padre es Sirius Black.

El aire abandonó los pulmones de Hermione al recordar quién era aquel hombre y la tonalidad de su piel se hizo un poco más palido, no pudiendo creer lo que su mejor amiga acababa de contarle. 







Media hora había pasado desde que Morgan soltó la verdad sobre quién era su padre biológico y ninguna había vuelto a hablar, simplemente tomaban un té que la madre de Hermione amablemente había preparado para ambas y que Morgan se obligó a si misma a aceptar a pesar de no desearlo, aunque su cuerpo dijera todo lo contrario apenas tomó un sorbo, haciéndola sentir un poco mejor.

─Entonces... ─empezó Hermione, dudosa sobre cómo comenzar la conversación─. Eres hija de Sirius Black... ─confirmó, aunque sonó más como una pregunta. 

Morgan solo hizo un sonido de confirmación antes de dar otro sorbo a su té.

El prisionero de Askaban...

─Ese mismo.

─El que escapó hace unos días...

─Exacto.

Nuevamente se hizo el silencio, pero este solo duró unos segundos cuando la hija de muggles dejó su taza en la mesa de noche al lado izquierdo de la cama y se acomodó en esta para poder sentarse de piernas cruzadas de forma que pudiera ver de frente a su amiga.

─¿Y no tienes miedo? ─preguntó Hermione, con un atisbo de este mismo sentir siendo expresado por sus ojos y los movimientos nerviosos que hacía con sus manos. Esta, al ver la mirada confundida en Morgan prosiguió a explicarse─. Digo, es un prófugo de Askaban, el cual fue sentenciado por asesinar a un mago y doce muggles más a sangre frí...

─Eso no es cierto ─interrumpió con decisión, no permitiría que nadie hablara así de su padre, no cuando nadie sabía realmente la verdad, pero al darse cuenta del tono duro que usó al ver el cuerpo de Hermione encogerse, suspiró, intentando relajarse─. Él no es un asesino.

─Meissa... ─suspiró Hermione, viendo a la de cabellos obscuros con pena─. Black fue encontrado en la escena del crímen, era el único que se encontraba ahí, incluso hay personas que confirman que él es seguidor de quien-tú-sabes.

─Exactamente Hermione, era el único que se encontraba ahí, así que, ¿quién puede realmente confirmar que fue él el que asesinó a esas personas? ¡Nadie! ─refutó.

─¿Cómo puedes estar tan segura que no fue él?

Morgan suspiró, recordando aquellos recuerdos que pasaban por su mente cada noche y que ahora eran más claros.

─Porque lo recuerdo...

Los ojos de Hermione se abrieron en sorpresa y segundos después sus labios, queriendo preguntar a qué se refería con aquello, pero Morgan se adelantó, explicándose.

─Recuerdo su rostro, más joven y sano, sonriéndome, hablándome. Recuerdo cómo en cada momento buscaba hacerme reír, haciendo caras raras siempre que me tenía en frente ─decía Morgan sin poder evitar que una pequeña sonrisa se formara en su rostro y sus ojos se cristalizaran ante los recuerdos─. Recuerdo una vez, un día que yo no paraba de llorar, él me tomó en sus brazos y comenzó a cantarme, recuerdo que comencé a reír porque cantaba muy mal ─rio un poco ante aquello─. Él intentó hacerse el molesto, pero terminó riendo conmigo.

      »Recuerdo cómo me mimaba, dándome todo lo que quería... Y recuedo la voz de una mujer regañándolo por eso... Creo que era mi madre ─sorbió su nariz cuando la nostalgia fue tanta que algunas lágrimas abandonaron sus ojos, pero las limpió inmediatamente con su mano─. Así como recuerdo cómo nos abrazaba a esa mujer y a mi con tanto amor, diciéndonos cuánto nos amaba...

Finalmente regresó su mirada a Hermione, quien ante el relato de su mejor amiga no pudo evitar derramar algunas lágrimas que se encontraba quitando con delicadeza con sus manos.

─Por eso sé que Sirius Black, mi padre, aquel hombre alegre y cariñoso de mis recuerdos nunca, pero jamás sería capaz de cometer un crimen como aquel por el que fue acusado.

Hermione simplemente asintió aceptando la opinión de Morgan con respecto a su padre y alegrándose porque mientras la escuchaba hablar de él, pudo volver a ver alegría y esperanza en ella, así como añoranza por el amor de un padre. 

Por las siguientes horas antes de que ambas decidieran dormir, Hermione se dispuso a escuchar fascinada los sueños, o más bien recuerdos que Morgan tenía cada noche, en los cuales se hallaban su padre, madre, y algunas otras personas que Morgan imaginó debían ser amigos de ambos. Y, aunque Hermione se encontraba feliz mientras escuchaba a su amiga, no podía dejar de lado la preocupación, pues si bien podía ser cierto lo que Morgan decía sobre Sirius Black, sobre que este no era el culpable de asesinar a esas personas y que en realidad era una persona amorosa y bromista, habían pasado doce años desde que aquello sucedió, doce años que Sirius Black ha estado en Askaban, y según lo que Hermione ha leído sobre el lugar, las personas que ingresaban en ese lugar nunca volvían a ser los mismos de antes.

Solo esperaba que su mejor amiga no se llevara una decepción.







Los siguientes días no fueron sencillos. Morgan aun se encontraba sanando, aunque aquello fue más fácil gracias a las pociones que el mismo Dumbledore enviaba desde Hogwarts, y si bien el daño físico fue solucionado en cuestión de un día, el psicológico era más complicado.

Hermione y sus padres hacían todo lo posible por distraer a la adolescente, haciendo noches de películas en la sala de la casa -en la cual se hallaba lo que Morgan descubrió se llamaba "televisor", al igual que las funciones de este-, y permitiéndole a ambas adolescentes salir de la casa para que Morgan pudiera conocer el mundo muggle -los señores Granger uniéndose en algunas ocasiones-.

Si bien Morgan se encontraba fascinada con todo lo que estaba conociendo, aún se mostraba retraída; casi no hablaba, solamente cuando era necesario lo hacía, y la mayor parte del tiempo se encontraba metida en sus pensamientos, ajena a su alrededor. La familia Granger se encontraba preocupada por la estabilidad mental de la adolescente, pero sabían que un trauma como el que vivió dejaba una huella y demoraba en sanar, no obstante, los tres estaban decididos a ayudar a la chica en lograr aquello, aunque llegara a ser un proceso lento.

Al quinto día de estar bajo el techo de la familia Granger hubo una visita un tanto inesperada, pues si bien Hermione tuvo se vio comunicándose con el director de su escuela y su jefa de casa que esperaban noticias del estado de Morgan, ella no se esperaba que ambos se presentaran en su casa aquella mañana.

─Profesor Dumbledore, profesora McGonagall ─nombró Hermione, con sorpresa, aun procesando la presencia de ambos mayores.

─Señorita Granger, un placer volver a verla ─habló Dumbledore, portando una leve sonrisa─. ¿Nos permitiría pasar? Me gustaría sentarme, un hombre de mi edad tiende a sentir sus pies cansarse más rápido.

McGonagall negó ante la broma del director, ingresando detrás de él cuando la menor les permitió el paso entre balbuseos.

─¡Oh! Señor y señora Granger, un gusto conocerlos a ambos ─saludó el anciano a ambos padres, quienes se acercaba a la entrada de la casa para saber quién había tocado la puerta y causaba la demora de su hija, teniendo la misma reacción que esta misma al ver de quién se trataba─. Me complace decirles que su hija es una de las alumnas más inteligentes de su generación, realmente brillante.

Los tres Granger se encontraban extasiados ante las palabras del director, los mayores sintiéndose orgullosos de su hija mientra saludaban a los recién llegados con un apretón de manos, sentimiento que sus rostros no alcanzaron a reflejar debido a la conmoción, logrando simplemente agradecer al director por sus palabras.

Hermione, ya habiendo salido de su conmoción miró con duda a ambos profesores, no tardando en expresar sus pensamientos.

─Disculpen, profesor Dumbledore, profesora McGonagall, pero, ¿a que se debe su presencia?

Ambos profesores compartiero una mirada antes de que la mujer tomara la palabra.

─Hay ciertas cuestiones que debemos conversar con la señorita Malfoy ─dijo McGonagall, su mirada pasando a ser ahora una preocupada─. Y también queríamos ver cómo se encontraba, dada la situación.

Los Granger asintieron con pesadez dándole a entender a los mayores que la adolescente no se encontraba del todo bien, y lo confirmaron cuando la vieron ingresar a la sala de estar junto a Hermione, quien la había ido a buscar mientras sus padres guiaban a los mayores a salón para que pudieran sentarse y estar más cómodos.

Si bien no se observaban señales de agresión en la piel expuesta de la menor, pudieron notar el cuerpo de esta más delgado y demacrado, manchas obscuras acentuándose debajo de sus ojos haciendo contraste con su blanquecina piel, la cuál estaba más pálida a como la recordaban. Pero lo que más los descolocó a ambos adultos fue la mirada vacía que la adolescente portaba.

Parecía no haber nada de la niña que habían visto por última vez antes de que los alumnos se fueran del colegio cuando el año escolar terminó, y aquello les causó una gran tristeza, pues les hacía imaginarse lo mucho que debió haber sufrido aquel verano para haber cambiado tanto; aunque ninguno de los escenarios que sus mentes creaban se acercaban completamente a la realidad que Morgan tuvo que atravesar, tan solo se acercaban a una parte de ella.

─Profesor Dumbledore, profesora McGonagall, ¿qué ocurre? ─la voz de la adolescente trajo de vuelta a la realidad a ambos adultos, recordando la razón por la cual habían ido a la casa Granger.

─Señorita Malfoy... ─inició Dumbledore luego de haberse recompuesto de los sentimientos que le generaron la imagen de la estudiante─, si pudiera sentarse. Hay ciertos temas que nos gustaría tratar con usted.

Morgan no respondió, simplemente giró su cuerpo para acercarse al sofá donde se encontraba su mejor amiga, quien se corrió un poco para dajarle espacio y pudiese sentarse. Ya cuando la chica estuvo sentada volvió su atención a los profesores, esperando a que alguno hablara y explicaran su razón de estar frente a ella.

─Primero que todo, nos gustaría saber cómo estás ─dijo Dumbledore con cautela, suspirando con disimulo cuando la adolescente simplemente asintió como respuesta─. Bien. Seguro te preguntarás qué hacemos aquí la profesora McGonagall y yo... ─al no recibir respuesta, prosiguió─. Teniendo en cuenta los recientes eventos, Narcissa Malfoy se ha comunicado conmigo. La carta que me envió no presentaba demasiada información, sin embargo, aquella carta no fue lo único que me envió.

Dicho aquello Dumbledore sacó de su túnica un sobre y lo tendió en la mesa de centro, Morgan lo tomó y lo abrió, lo primero que vio fue una carta, aquella que le envió Narcissa a Dumbledore; realmente no decía demasiado, solamente la solicitud para que la ayudaran a abandonar la mansión, y mínimamente el mal trato que estaba sufriendo la adolescente por parte del patriarca de la familia Malfoy, por lo que se centró en el segundo pergamino. Su ceño se frunció inmediatamente en extrañeza al comenzar a leer su contenido.

─¿Qué es esto? ─preguntó la menor al director, quien no tardó en darle respuesta a su duda.

─Eso es un documento para cambio de nombre, o en tu caso, de apellido ─Morgan intercambió una mirada con Hermione, la segunda mostrándose más sorprendida que la primera─. Teniendo en cuenta que no eres realmente una Malfoy, sino una Black, Narcissa Malfoy creyó que a lo mejor te gustaría recuperar tu verdadero apellido.

La castaña obscura volvió su vista al papel, observando al final de este la firma de quien había creído por tantos años era realmente su madre. Por lo pulcra que se veía la letra pareciera como si Narcissa hubiera tenido todo el tiempo del mundo para leer y firmar, por lo tanto aquello no fue algo de última hora, aquel documento había sido realizado de antemano, lo que le dio a entender a la adolescente que la matriarca ya llevaba tiempo considerando el cambio de apellido de la menor, sin embargo, no prestó tanta atención a aquel detalle cuando una nueva duda la abarcó.

─La carta no decía nada sobre mi verdadera identidad ─dijo en tono bajo, casi como si el comentario hubiese sido para sí misma, pero al alzar nuevamente su mirada para centrarla en el director y la profesora, supieron que también estaba dirigido hacia ellos─. Profesor Dumbledore, ¿usted sabía sobre que no soy una Malfoy? ¿Sobre que en realidad soy una Black?

El anciano suspiró, asintiendo una vez con su cabeza a la par que respondía verbalmente con un "sí". Morgan sintió cómo el oxígeno escapaba de sus pulmones ante el impacto de la nueva información, ni siquiera sintió el agarre de Hermione en su mano derecha en un intento de apoyarla. 

Por un minuto estuvo sin poder articular palabra, pero una nueva duda se implantó en su mente, por lo que se obligó a recomponerse para poder hablar.

─¿Y sabía sobre que Sirius Black es mi verdadero padre?

Nuevamente recibió una respuesta afirmativa por parte del director, lo que hizo que sus ojos se cristalizaran y volteara a observar a su jefa de casa, quien la miraba con tristeza, buscando obtener la misma información por parte de ella.

─¿Profesora McGonagall?

La mujer suspiró con pesar, y aquello fue suficiente respuesta para Morgan, pero de igual manera McGonagall contestó.

─Lo siento mucho, señorita Malfoy.

Una lágrima resbaló por la mejilla de la menor en aquel momento, pero esta misma fue inmediatamente quitada por la adolescente, quien en aquel momento sentía una gran cantidad de emociones comenzar a invadirla, pero por esto mismo no podía centrarse en una sola, simplemente se encontraba impactada. No obstante, aquello no le impidió seguir buscando respuestas.

─¿Hay más personas que sepan sobre mi verdadera identidad?

─Son pocas las personas que saben de ti ─contestó Dumbledore luego de unos segundos de duda sobre si responder a aquello.

─Meissa... ─intentó detenerla Hermione al ver cómo su cuerpo comenzaba a temblar, sabiendo que se alteraría más si seguía exigiendo más información, pero Morgan no la escuchó.

─¿Por qué... por qué nadie dijo nada? ¿Por qué si ya sabían sobre aquello no me dijeron?

─Fue para tu protección...

─¿"Protección"? ─repitió Morgan con indignación ante las palabras del director alzando finalmente su mirada al haberla estado manteniendo enfocada en el suelo─ ¿Realmente creyeron que mandarme con los Malfoy fue "protegerme"? 

El aire escapó de los pulmones de cada uno de los presentes al observar la mirada destruída de la menor, pero ninguno pudo ver los horrores que esta reflejaba cuando Morgan rápidamente se levantó del sofá y se alejó un poco, dando la espalda a los presentes mientras frotaba su nuca por debajo de su cabello con ambas manos intentando calmarse y detener las lágrimas que comenzaban a salir de los ojos.

─No tienen ni idea de lo que hicieron al permitir que me llevaran allá... No tienen ni idea de todo lo que... ─su voz se fracturó, y tuvo que morder su labio y tapar su boca con una de sus manos para no seguir hablando, mientras cerraba con fuerza sus ojos para calmarse.

Ambos profesores intercambiaron una mirada, la de la mujer más temerosa por los nuevos escenarios que comenzaban a invadir su mente sobre la situación que tuvo que vivir Morgan con los Malfoy, pero ninguno llegaba a acercarse a la realidad. Lo único que sabían era que algo malo había pasado y esa fue la razón por la que Narcissa Malfoy les solicitó ayuda para que la adolescente huyera.

─Señorita Malfoy... ─empezó Dumbledore con cautela─, ¿hay algo que desee decirnos?

Unos segundos de silencio se hicieron presentes junto con una gran tensión que podía cortarse con un cuchillo, pero fue la voz de la chica la que finalmente lo hizo.

─No. No hay nada ─se dio la vuelta enfrentando a los presentes, terminando por quitar todas sus lágrimas y sorbiendo ligeramente su nariz─. Y es Black, no Malfoy.

─Morgan, si ha sucedido algo, si te hicieron algo... Nosotros podemos ayudarte ─dijo la profesora McGonagall en un tono suave esperando que la joven confiara en ellos y decidiera hablar.

─¿Entonces qué? ¿Acusarían con el ministerio? ─se cruzó de brazos─. Incluso si hubiese sucedido algo, no me creerían.

─Señorita Malfoy...

Black ─corrigió a su profesora, llendo a sentarse nuevamente al lado de su amiga, quien se encontraba con los ojos y nariz ligeramente rojos por las lágrimas que no pudo evitar se le escaparan─. Solo... ¿podemos continuar con esto? ¿Cuál es el proceso?

Morgan tomó el certificado de la mesa, donde Hermione volvió a colocarlo luego de que hubiera caído al suelo cuando Morgan lo soltó tras levantarse.

Ambos profesores volvieron a suspirar decidiendo cumplir el deseo de la menor y proseguir con la razón principal por la que fueron a visitarla. Dumbledore le explicó un poco del proceso y que él se encargaría de aquello, por lo que lo único que requería de Morgan era su firma, la cual sin dudar la colocó en el lugar que el mayor le señaló en el pergamino.

─Muy bien... ─prosiguió Dumbledore luego de guardar el pergamino en su túnica─. Hay un tema más que debemos discutir. No se si sabrás, pero Narcissa Malfoy es originalmente una Black... Al ser tu tía se le permitió tener tu custodia, sin embargo, ahora que ya no estás bajo custodia de los Malfoy necesitas de un adulto que pueda responder por ti ─hizo una pausa esperando alguna reacción por parte de la menor con la que pudiera confirmar que estaba comprendiendo, y al ver que esta asintió, continuó─. Hay otros miembros de la familia Black que pueden hacerse cargo de ti, estos vendrían siendo Andromeda Black junto con su esposo Ted Tonks, y su hija Nymphadora Tonks, tu prima. Si aceptas, les mandaría una carta comentándoles tu situación... Estoy seguro que te aceptarán y te tratarán como mereces, son excelentes personas.

Grande fue la sorpresa de Morgan al escuchar que tenía más familiares, pues apenas estaba procesando la información de su padre y la suya propia, no esperaba que le informaran que tenía más familia. Si bien sabía que podía confiar en el juicio de Dumbledore, el hecho de que en el pasado permitiera que los Malfoy se quedaran con ella y el que no conociera a los mencionados le hacía sentirse incómoda y reticente a la idea de ir con ellos. Hermione, quien se dio cuenta de la incomodidad de su mejor amiga, decidió hablar.

─¿Es necesario que sea un familiar quien responda por ella? ─mientras hablaba compartió una mirada con sus padres, quienes se habían mantenido todo el tiempo en silencio, simplemente observando con pesar lo que sucedía. Estos, por supuestos comprendieron la mirada de su hija, pero esperaron la respuesta del director antes de decidir intervenir.

─No necesariamente ─respondió Dumbledore─. Pero tiene que ser un adulto responsable que le brinde seguridad y pueda cuidar de ella.

Al escuchar la respuesta, ambos padres Granger se observaron entre ellos, comunicándose con sus miradas la decisión con la que ambos estaban de acuerdo, pero fue la mujer la que la hizo pública.

─Si no es un problema, nosotros nos ofrecemos a responsabilizarnos por Morgan.

La mirada de la nombrada rápidamente si dirigió hacia la madre Granger, impactada por lo que dijo, no pudiendo creerlo.

─No es ningún problema ─dijo Dumbledore, sonriendo con suavidad al igual que la McGonagall─. Solamente, claro, si la señorita Black acepta.

Al escuchar cómo la llamaba por su futuro nuevo apellido la castaña obscura salió de su ensoñación, observando la mirada que ambos profesores y los mayores Granger le dirigían, al igual que Hermione, que le sonreía con esperanza de que aceptara.

─Yo... no quiero ser una molestia... ─musitó Morgan con timidez y vergüenza, encogiéndose en su lugar.

─Oh, linda, no lo eres ─dijo la señora Granger, con ternura─. Nos encantaría de verdad tenerte aquí con nosotros. Hermione nos ha contado grandes cosas de ti y estamos emocionados de que finalmente podemos tener la oportunidad de conocerte, y qué mejor manera a que te quedes con nosotros. Además, a este lugar no le vendría mal más presencia femenina.

El señor Granger ante aquello último rio un poco, pero asintió afirmando las palabras de su esposa. Aunque a pesar de las palabras Morgan aún presentaba dudas, las cuales Hermione no tardó en apartar.

─Podemos hacer muchas cosas si te quedas con nosotros, como pijamadas, noches de películas, ¡y te puedo mostrar lugares y cosas del mundo muggle! ─dijo la castaña clara, con ilusión, esperando poder convencer a su mejor amiga y con eso ayudarla a olvidar el mal tiempo que pasó con los Malfoy, ayudarla a sanar─. Vamos... Nos vamos a divertir. ¿Qué dices?

Morgan veía a Hermione, quien apretaba su mano derecha entre las suyas, para luego intercalar su mirada entre los otros presentes, terminando en sus profesores que le sonreían con ánimos de que aceptara, y, después de debatirlo un poco consigo misma, llegó a una decisión.

─Está bien. Acepto ─asintió, sonriendo mínimamente en agradecimiento antes de sentir cómo Hermione la rodeaba en un abrazo, totalmente emocionada, mientras que los adultos simplemente sonreían con ternura y alivio por la decisión de la menor, y la imagen de la amistad que había entre las dos adolescentes.

Ahora todo iría mejor para Morgan.

O por lo menos eso esperaba ella.


Morgan teniéndole fé a Sirius desde el inicio <3

Por otro lado, quiero aclarar (si es que a alguien le
parece raro que Morgan tenga recuerdos de tan
temprana edad), que sí es posible que una persona
tenga recuerdos de muy temprana edad, estos recuerdos
teniendo una gran carga emocional o siendo muy significativos
para la persona.
Por ejemplo, yo tendo recuerdos desde los dos años,
y existen personas que desde antes de esa edad.

En el caso de Morgan, si bien fue separada de sus
padres como al año y medio, al tener estos una gran
carga emocional y significado para ella, es capaz de
recordar ciertos momentos de cuando era una bebé.

En fin.
Espero les haya gustado el capítulo y les recuerdo votar,
se los agradecería mucho.

xoxo,


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