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011 ─ PETRIFIED


CHAPTER ELEVEN
─IF YOU GET INTO TROUBLE, I'LL JOIN IN WITH YOU

El cuarteto se encontraba en la biblioteca, cada uno con un libro, pergamino, pluma y tinta frente a sí. Hermione había insistido en que fueran a hacer los deberes que les han dejado en las clases, pues si bien la Cámara de los Secretos era algo importante que investigar fuera de clases, no podían dejar de lado estas y fallar. Harry y Ron -principalmente el segundo- habían tomado aquello como algo absurdo, ambos de acuerdo en que la Cámara era de mayor importancia, sin embargo, con Morgan apoyando a Hermione se vieron obligados a realizar junto a ellas los deberes en la biblioteca, pero mientras más minutos pasaban se dieron cuenta que no fue una buena opción ir a aquel lugar.

Podían sentir la mirada de los estudiantes dirigirse a su dirección, o más bien a Harry y de vez en cuando Morgan, pero mientras ella y los dos amigos restantes las ignoraban, Harry se veía cada vez más incómodo, por lo que no fue sorpresa para la Malfoy que Harry finalmente se decidiera por irse, excusándose con sus amigos.

Morgan veía con tristeza a su amigo azabache caminar hacia la salida de la biblioteca, afectado por las miradas juzgadoras que le dirigían. Aquello era algo que le molestaba, pues él no merecía que lo trataran de aquella forma por algo que desconocía de sí mismo y no podía controlar, y que todos malinterpretaron. Intentó apaciguar aquel sentimiento volviendo a su tarea, pero los Hufflepuff que ocupadan una de las mesas a su espalda no ayudaban en ello.

Podía escuchar sus comentarios, el cómo tachaban a Harry como el malvado herededo de Slytherin que abrió la Cámara de los Secretos, aquel que iba detrás de los hijos de muggles para acabar con ellos, lo cual era irónico y estúpido puesto que una de sus mejores amigas era hija de muggles. 

─...Hannah, él habla pársel. Todos saben que esa es la marca de un mago tenebroso. ¿Alguna vez has oído hablar de alguno decente que pudiera hablar con serpientes? ─continuó el niño de la casa de los tejones─. Llamaban al mismo Slytherin "Lengua de serpiente" 

─Harry parecía siempre tan amable ─dijo Hannah, todavía dubitativa de las palabras de su amigo─. Después de todo, él es quien hizo desaparecer a Quien-tu-sabes.

─Tal vez era por eso que Quien-tu-sabes quería matarlo en primer lugar. No quería a otro Señor Tenebroso compitiendo con él.

Esa fue la gota que hizo el agua desbordarse del vaso. 

Morgan se volteó para mirar en dirección a la mesa que ocupaban los Hufflepuff, principalmente al que estaba hablando mal de su amigo. En su rostro podía notarse la molestia, Ron y Hermione se habían dado cuenta de eso minutos atrás, y conociendo ambos a su amiga, sabían que no se quedaría sin decir algo en defensa de su amigo, lo cual ellos no evitarían, pues ambos también se encontraban molestos por el trato que le estaban dando a su mejor amigo.

─Hey, Ernie ─habló Morgan, consiguiendo la atención del nombrado así como del resto de los estudiantes presentes. Su tono de voz había salido lo suficientemente alto para no ser llamado un susurro, pero tampoco alcanzando el volúmen necesario con el que madame Pince se viera en la necesidad de mandarla a silenciar.

El nombrado, al ver quién lo llamaba no pudo evitar tragar fuerte y en su mirada se pudo notar cierto pánico. Nadie olvidaba el encuentro del club de duelo entre la Malfoy y Parkinson, y si bien muchos aún la veían como la niña amable y reservada, nadie iba a negar que aquella capa recién descubierta de la personalidad de Morgan era realmente intimidante, lo que llevó a la mayoría a verse de acuerdo silenciosamente en no querer enfrentarse a ella nunca. Por eso, cuando Morgan mencionó el nombre del niño este se vió asustado, pues supo apenas vio su rostro fruncido y sus ojos oscurecidos por la molestia que estaba en problemas.

─¿Sí? ─dijo lo mejor que pudo luego de carraspear para encontrar su voz, aunque igual se le escuchó temblar un poco.

─¿Me podrías decir de dónde obtuviste esa información? Digo, porque suenas bastante seguro de lo que dices a pesar de que no estuviste presente el día en que Voldemort fue tras Harry. Aunque quién soy yo para saber si estuviste o no, tan solo era una bebé en ese entonces ─golpeó su frente fingiendo obviedad, claramente burlándose del niño─, aunque tenemos la misma edad, así que tú también lo eras. 

      »¿Sabes? Hace tiempo leí que en el mundo muggle te pueden demandar y meter a la cárcer por difamación... ─suspiró, ubicando su dedo índice por debajo de sus labios mostrando un aire pensativo─, me pregunto si en nuestro mundo también hay algún castigo para eso...

Por la esquina de sus ojos pudo ver a Ernie abrir sus ojos con miedo, intercambiando miradas con sus amigos quienes también se mostraban algo asustados.

─De igual manera, mejor prevenir que lamentar. Así que, un consejo de mi parte... Si no tienes formas de comprobar lo que dices... ─inició, fingiendo una sonrisa dulce que al instante se esfumó, convirtiéndose en una mirada que a más de uno los hizo tragar duro y sentir una corriente helada recorrer sus cuerpos─, mejor mantén tus comentarios sin sentido para tí mismo. Al final, te harías un favor a tí y a tus compañeros de casa.

Nadie era sordo a los comentarios que circulaban sobre que la casa de los tejones estaba llena de magos estúpidos y sin cerebro. A Morgan nunca le pareció correcto que los tacharan de ello, pues que algunos alumnos lo sean no significa que todos estén incluídos y que aquello deba ser algo por lo que se "destaque" la casa Hufflepuff, al fin y al cabo, aquello era cuestión de las personas que ingresaban, no de las características de la casa.

Finalmente volvió a voltear su cuerpo sin esperar una réplica del atemorizado niño y compañeros, escuchando mas bien un "Shhh" por parte de madame Pince, indicando silencio a los estudiantes, aunque claramente ya nadie planeaba decir algo. En vez de aquello, se dedicaban a mirar fijamente sus libros o a la Malfoy, algunos con miedo, mientras que otros con orgullo, entre esos últimos se encontraban sus compañeros de casa presentes y sus dos mejores amigos, quienes le dedidaron una sonrisa que Morgan correspondió con cierta timidez, al igual que a George, quien le sonreía desde su mesa, a un lado de su gemelo.







Horas después el colegio volvió a verse en estado de pánico, pues se regó la información de que Justin Finch-Fletchley y Nick Casi Decapitado habían sido petrificados, gran parte de los estudiantes culpando a Harry al saberse gracias a Ernie Macmillan que había encontrado al niño de gafas incado frente al cuerpo de su compañero tejón, cuando en realidad Harry solamente se vio con la mala suerte de tropezar con el cuerpo del Hufflepuff estando este ya en aquel estado, al igual que el fantasma.

Aunque no todos se mostraban alterados por la reciente noticia. Un par de gemelos pelirrojos encontraban todo aquello muy divertido, y no se abstenían a demostrarlo gritando por los corredores cada que veían a Harry:

─Oigan, miren, todos. Es el heredero de Slytherin ─inició Fred.

─Tengan cuidado. Es un mago muy malvado ─finalizó George.

Morgan, quien se encontraba detrás de ellos, les dio un pellizgo a cada uno en la zona de sus costillas, haciendo que ambos soltaran un pequeño grito de dolor antes de comenzar a sobar la zona y darse la vuelta para ver quién les había hecho aquello, encontrándose con la mirada recriminatoria de la niña, aunque ambos pudieron observar una pequeña sonrisa que danzaba en sus labios y una chispa de diversión en sus ojos.

─Ya dejen a Harry tranquilo.

─¡Oh! Pero si es el pequeño orgullo de Gryffindor ─dijeron al mismo tiempo colocándose a cada lado de ella, ambos rodeando sus hombros con uno de sus brazos.

─¿Ahora me llaman así? ─arqueó una de sus cejas, confundida, obteniendo un asentimiento por parte de los mayores.

─Te convertiste en nuestro pequeño orgullo desde tu duelo con la serpiente ─argumentó Fred.

─Fue asombroso ─señaló George, un brillo que Morgan percibió como emoción haciendo presencia en sus ojos.

─Mmm... Gracias ─dijo, aunque su voz lo hizo parecer más una pregunta.

─De nada ─contestaron ambos con diversión, haciendo doblar los ojos a la Malfoy con el mismo sentir de ellos.

─Y contestando tu demanda, no prometemos nada.

─Además ─continuó George─, debes aceptar que es divertido molestarlo.

─No contestaré aquello ─y sin decir más se soltó del agarre de los gemelos para acercarse a sus amigos, quienes la habían estado esperando, sin poder ocultar una pequeña sonrisa que se había formado gracias al par de pelirrojos, a los cuales no les pasó desapercibido aquello y el menor no tardó en señalar lo obvio.

─Sí te parece divertido, no puedes negarlo, vimos esa sonrisita.

─No tengo idea de qué estás hablando ─contestó sin voltear a verlos, pero definitivamente su sonrisa se amplió con diversión al igual que la de los gemelos, quienes, luego de compartir miradas, finalmente se fueron.

No obstante, la sonrisa en Morgan se esfumó y fue reemplazada por la confusión al ver a Harry alejarse, su ceño fruncido en molestia y frustración. La niña les dirigió una mirada a sus otros dos amigos, preguntándoles en silencio qué había sucedido, y estos en respuesta le señalaron que los acompañara.

─Harry ─llamó Hermione al azabache, exclamando cuando este no le hizo caso al primer llamado─. ¡Harry! Vamos.

─Mira, no sabía que podía hablar pársel ─dijo el niño de la cicatriz en forma de rayo deteniéndose por fin sobre las escaleras y volteando a ver a sus amigos, utilizando un tono fuerte y algo alto al momento de hablar─. ¿Qué otra cosa no sé acerca de mi? 

Los tres comprendían que su amigo estaba agobiado, claro que lo hacían. Sabían que la situación no era fácil para él, pues se vio obligado a crecer en un mundo que no era el suyo, ajeno a quién es en realidad y las habilidades que tiene, desconociendo muchas cosas de él. Morgan en parte comprendía aquello, pues había cosas que desconocía de ella misma y aquello le atemorizaba, por eso podía empatizar con su amigo.

─Miren... ─volvió a hablar el azabache en un tono más tranquilo al darse cuenta que no les estaba hablando bien a sus amigos, y ellos no merecían aquel trato por más que esté estresado con todo lo que sucedía─, es posible que puedas hacer algo... incluso algo horrible... y no saber que lo hiciste. 

─Tú no crees eso, Harry. Sé que no lo crees ─contradijo Hermione─. Y si te hace sentir mejor, recuerda que Malfoy también se quedará durante las vacaciones ─volteó a ver a Morgan para corroborar lo que dijo, esta confirmando al asentir.

─¿Por qué alguien se sentiría mejor por eso? 

─Porque en unos días, la poción multijugos estará lista ─respondió a la pregunta de Ron─. En unos días... podremos saber realmente quién es el heredero de Slytherin.

Harry asintió, aún un tanto intranquilo. Morgan por supuesto se dio cuenta, y no tardó en hablar.

─Además, incluso si Draco no es el heredero, nosotros seguiremos creyendo que tú no lo eres ─dijo, subiendo los escalones que los separaban de Harry para rodear sus hombros con su brazo izquierdo, obsequiándole una sonrisa─. Al fin y al cabo, la opinión de las personas que te aprecian son las únicas que importan, las demás son basura.

Sus tres amigos rieron, para que seguidamente la niña añadiera:

      »Y sabemos que hay cosas que desconoces de ti y te agobian, pero ten en cuenta, Harry, que ya no estás solo, ahora nos tienes a nosotros para apoyarte y ayudarte a descubrir todo aquello ─la niña volteó a ver a sus dos amigos en los escalones inferiores un busca de apoyo, y estos sin dudar y más que de acuerdo asintieron, portando sinceras sonrisas que Harry no tardó en imitar, agradecido por tenerlos a los tres en su vida.







El día de navidad Hogwarts se encontraba más vacía que de costumbre, no obstante aquello no hacía que el ambiente navideño fuera menos. Todos se encontraban en el Gran Comedor engullendo la comida que se había preparado para la celebración y hablando amenamente. El salón estaba decorado con varios grandes y hermosos árboles con luces, nieve cayendo del techo estrellado sin esta alcanzar a los estudiantes, y más decoraciones que le daban al Gran Comedor un ambiente cálido junto con la chimenea encendida.

El cuarteto había decidido sentarse un poco más alejado que el resto de sus compañeros por petición de Harry, que no quería escuchar comentarios sobre él aquel día en especial; sus tres amigos por supuesto comprendieron y aceptaron.

─Todo está listo ─comenzó Hermione una vez junto con Morgan se sentaron frente al par de niños quienes las esperaban mientras escogían sus comidas─. Solo falta algo de sus futuras identidades.

─Crabbe y Goyle.

Ambas asintieron para confirmar.

─También debemos asegurarnos de que Crabbe y Goyle no interrumpan en el cuarto cuando estemos con Malfoy.

─¿Cómo? ─cuestionó Ron con duda.

─Ya está todo planeado ─compartiendo una mirada con la de cabellos alborotados, ambas sacaron un cupcake para que Harry y Ron pudieran verlos─. Estos cupcakes están llenos de poción para dormir, una vez que los coman, caerán como bebés luego de tomar su biberón.

La Granger asintió a las palabras de su mejor amigas, ambas colocando los cupcakes en medio de la mesa para que seguidamente la mencionada continuara dándoles las instrucciones a los niños. 

─Una vez que estén dormidos, escóndanlos en el armario, quítenles unos pelos, y pónganse sus uniformes.

El par de niños compartió una mirada, a ninguno le agradaba lo que tenían que hacer.

─¿A quién se los arrancarán ustedes? 

─Nosotras ya tenemos los nuestros ─contestó la hija de muggles a la pregunta del Weasley, sacando los pelos que había recolectado al igual que Morgan─. Millicent Bulstrode. Slytherin. Le quité estos de su túnica.

─Pansy Parkinson ─señaló la Malfoy al ver las preguntas silencionas que enviaban el par niños con sus miradas, continuando al ver en sus expresiones otra pregunta queriendo ser formulada─. George y Fred me ayudaron a hacerle una broma hace dos días y terminó en la enfermería, ahí le hice una pequeña visita y conseguí los cabellos.

Ambos quedaron en silencio unos segundos intentando procesar la información, para ahora ser Harry el que preguntara.

─¿Y cómo harás para deshacerte de ella? Solo hay dos cupcakes, y de igual forma no creo que eso funcione con ella.

Cuando Morgan ignoró la pregunta y simplemente dirigió su mirada a la mesa de las serpientes con una pequeña sonrisa misteriosa, los otros tres niños se observaron entre ellos confundidos antes de ser ganados por la curiosidad, imitando la acción de la castaña y volteando a ver también la mesa de las serpientes, sus miradas yendo inmediatamente a la niña de cabellos cortos y negros intentando entablar una conversación con Draco Malfoy, quien se dedicaba a ignorarla. Morgan no pudo ocultar una sonrisa triunfante al verla tomar uno de los postres para comenzar a comerlo, específicamente el postre que necesitaba que comiera, y con ello volteó a ver a su costado notando las miradas de los gemelos Weasley ya sobre ella, ambos sonriendo de forma jocosa, aunque George además añadió un guiño que hizo a la niña negar con diversión. 

Sus tres amigos obviamente se dieron cuenta del intercambio, aunque Hermione comprendió enseguida a qué se debía y simplemente sonrió, mientras que Ron y Harry se encontraban sorprendidos y confundidos por aquello.

─¿Qué fue eso? ¿Qué se traen tú y mis tontos hermanos entre manos?

─Lo sabrás en tres... dos... uno.

De inmediato comenzó a escucharse un ligero disturbio en la mesa de los Slytherin, y al girar sus cabezas en dirección a esta pudieron observar a Draco alejarse de Pansy con una expresión de asco mientras que Crabbe, Goyle y otros compañeros de la casa de las serpientes se reían, Pansy por su parte preguntaba alarmada qué sucedía hasta que finalmente sacó un espejo de su bolsillo y un agudo grito se escuchó en todo el salón. Inmediatamente los estudiantes restantes comenzaron a reír al ver los grotescos granos llenos de pus abarcar todo el rostro de la niña, la cual salió corriendo del salón tapando su cara con vergüenza hasta que nadie la vio más al esta doblar un pasillo.

Cuando las risas del cuarteto se hubieron calmado, Harry y Ron voltearon a ver nuevamente a Morgan con claras expresiones sorprendidas y divertidas por lo que acababan de ver.

─Iremos a ver cómo va la poción multijugos ─dijo Hermione, tomando los cupcakes para entregárselos al par de amigos─. Asegurense de que Crabbe y Goyle encuentren estos.

Acto seguido, ambas niñas se levantaron y caminaron hacia la salida del Gran Comedor bajo la atenta mirada de un azabache y tres pelirrojos.







Cuando Harry y Ron llegaron al baño de chicas del segundo piso Morgan estaba terminando de revolver la poción en el caldero.

─Bien, ¿consiguieron los pelos? ─cuestionó Hermione a un lado suyo. Ambos niños mostraron los cabellos que tomaron de las cabezas de ambas serpientes.

─¿Qué son esos?

─Uniformes de Slytherin. Tuvimos que sacarlos de la lavandería ─respondió la de cabellos alborotados a la pregunta del pelirrojo.

─¿Vamos a beber eso? ─Harry no pudo evitar formar una expresión de asco al ver el contenido del caldero cuando Morgan sacó un momento la cuchara.

─Hmm ─confirmó la castaña obscura─. ¿No te parece que se ve delicioso?

Todos pudieron escuchar la clara ironía en su pregunta notando la sencilla broma del comentario. Para nadie pasaba desapercibido el cambio en la chica con respecto a los primeros meses de año escolar, ahora se encontraba más abierta y bromista, hablaba más y no se mostraba tan reservada, y aquel era un cambio que a todos sus amigos y compañeros que la apreciaban les agradaba. Todos se habían dado cuenta que cuando iniciaron las clases ella había llegado más reservada de lo usual y era difícil verla con una sonrisa, y aquello era algo que a más de uno le preocupaba, claro, salvo por Hermione nadie más sabía la razón de su comportamiento, el resto simplemente preferían darle su espacio y ayudarla a distraerse cada que podían.

─Tenemos exactamente una hora antes de volver a convertirnos en nosotros. 

Dicho aquello ambas niñas se levantaron y se acercaron a los lavados para depositar el caldero y así Morgan servir la poción en cada uno de los vasos que Hermione le acercaba, hasta que los cuatro estuvieron llenos y cada integrante del pequeño grupo tomó uno. Los cuatro agragaron los cabellos al brebaje, viendo con repulsión como estos se fusionaban con la poción.

─Ugh. Esencia de Crabbe

─Salud.

A continuación los cuatro bebieron la poción, o lo más que pudieron de ellas antes de que las arcadas los atacaran.

─Creo que voy a vomitar ─dijo Ron, dejando caer el vaso al suelo, haciéndose añicos, antes de correr a unos de los cubículos del baño.

─Yo también ─secundó Hermione, imitando la acción del primero.

─Y yo ─y les siguió Morgan, encerrándose en otro cubículo.

Se arqueó sobre el inodoro para botar lo que había ingerido, pero nada salió, en vez de aquello comenzó a sentir su cuerpo arder y pudo ver partes de su cuerpo cambiar, como sus manos y cabello, el cual se estaba haciendo más corto, hasta que finalmente todo acabó. Pudo escuchar las voces de sus amigos hombres, al parecer la poción les había funcionado, por lo que decidió salir del cubículo para reunirse con ellos. 

─Realmente se ven como Crabbe y Goyle ─dijo Morgan mostrando una pequeña mueca de disgusto. Harry y Ron al verla quedaron sorprendidos, definitivamente la persona frente a ellos tenía la apariencia de Pansy Parkinson.

─¿Meissa? 

─La misma ─respondió a Harry en el cuerpo de Goyle, frunciendo el ceño con extrañeza al darse cuenta de algo─. ¿Hermione no ha salido aún?

Ambos niños negaron, y Morgan no tardó en acercarse al cubículo en el que su mejor amiga se encontraba, dando tres toques a la puerta de madera con sus nudillos.

─¿Mione? ¿Todo bien? 

─Sí. Creo que no voy a ir. ¡Váyanse sin mi!

Aquello definitivamente extrañó al trío.

─Hermione, ¿estás bien? ─preguntó Harry.

─¡Solo váyanse! ¡Están perdiendo el tiempo!

Antes las palabras de la Granger los tres compartieron una mirada preocupada, pero Morgan les indicó que se fueran, que ella se quedaría con su amiga, lo cual ambos niños aceptaron saliendo rápidamente del baño para cumplir con su objetivo.

Hermione, al creer que finalmente se encontraba sola, soltó un suspiro, pero se vio saltando del susto al escuchar repentinamente la voz de su mejor amiga.

─Ahora sí, ¿qué sucede?

La hija de muggles se mantuvo en silencio unos segundos, sopesando si decirle, pero al fin y al cabo era su mejor amiga, ambas se confiaban todo.

─¿Prometes que no te reirás?

Ahora fue el turno de Morgan de guardar silencio producto a la confusión que le generó la petición de Hermione, preocupándola de igual manera.

─Por supuesto que no lo haré ─contestó a los segundos─. ¿Qué sucede, Mione?

Hermione en vez de responder simplemente le quitó el seguro a la puerta para que Morgan pudiera ingresar al cubículo, cosa que hizo, e inmediatamente su rostro se contorsionó en sorpresa al ver a su mejor amiga cubierta de pies a cabeza por pelo, con cola, orejas y otros rasgos parecidos a los de un gato. En seguida supo qué era lo que había ocurrido.

─Ay, Mione... ─suspiró, sentándose en el suelo a un lado de la nombrada para poder abrazarla, gesto que la ahora gatuna correspondió.







Las siguientes semanas, en lo que Hermione se recuperaba de la poción fallida, Harry, Ron y Morgan pasaban todos los días a visitarla -la última siendo la que pasaba más tiempo haciéndole compañía-. Todos los días le llevaban las tareas y apuntes de cada clase para que la niña no se atrasara, pues el semestre había dado inicio y Hogwarts volvió a llenarse de alumnos. Sin embargo, el cuarteto no solamente tenían aquello en mente -o más bien Hermione y Morgan-, pues Ron y Harry, una noche antes de ir a visitar a Hermione, encontraron en el baño de mujeres del segundo piso un misterioso diario, y no tardaron en ir a la enfermería para mostrarselo a sus amigas.

A pesar de descubrir cosas de este, como el nombre de a quién pertenecía y una idea sobre la importancia del diario en cuanto a la Cámara de los Secretos, no llegaron a nada más, pues las páginas se encontraban vacías. Pero más tarde esa noche Harry logró descubrir algo que los puso en alerta a todos cuatro:

Hagrid fue el que había abierto la Cámara de los Secretos 50 años atrás.

O bueno, Hagrid fue el culpable de ello según lo que el diario de Tom Riddle le mostró a Harry, lo cual, a percepción de Morgan y Hermione realmente era algo poco creíble, en cambio Ron y Harry tenían sus dudas debido al historial que tiene el semigitante en cuanto a criaturas mágicas peligrosas. No obstante, no era algo que alguno de los cuatro se atreviera a preguntarle a su gigante amigo, y mucho menos volver a investigar en el diario pues este había sido robado del baúl de Harry. 

Ahora sin el diario el cuarteto volvía a estar donde empezaron, incluso con más dudas que antes. Por ello, una mañana en la que el cuarteto se encontraba desayunando en el Gran Comedor en espera de que el partido de quidditch en el que jugaría Gryffindor estuviera cerca de dar inicio y tuvieran que trasladarse al campo, y Harry volviera a decir que había escuchado la voz justo en aquel momento, a Hermione se le ocurrió algo que ninguno había captado antes, por lo que sin esperar corrió hacia la biblioteca. Claro, Morgan al no despegarse de su amiga se excusó con sus otros dos amigos y siguió sus pasos por los pasillos. 

Al alcanzarla se dio cuenta que estaba buscando entre los libros, se notaba ansiosa, ahí fue cuando Morgan supo que había averiguado algo importante, por lo que no tardó en acercarse.

─¿Qué ocurre, Mione? ¿Qué es lo que estás buscando?

Hermione no la obsevó en ningún momento, simplemente seguía buscando mientras le explicaba a Morgan la idea que tuvo.

─Se sabe que en la Cámara de los Secretos habita una criatura, y esa criatura es la que está petrificando a los nacidos de muggles ─Morgan asintió, esperando a que su amiga prosiguiera─. Entonces, ¿por qué Harry es el único que la puede escuchar? ¿Por qué es el único que comprende lo que dice?

El tono que Hermione utilizó, recalcando la información hizo que Morgan captara el mensaje que le intentaba transmitir, lo que llevó a que sus ojos y boca se abriera en estupefacción.

─Porque Harry puede hablar la misma lengua... ─susurró la niña, atontada por la realización─. Eso significa que el mostruo es...

─Una serpiente ─dijo Hermione, señalando la página del libro de criaturas mágicas que estaba revisando y en el cual se observaba el dibujo de aquel animal─. Específicamente, un basilisco.

Ambas niñas sintieron una corriente fría recorrer sus cuerpos e intercambiaron miradas nerviosas, más sabiendo la situación en la que se encontraban. Ambas estaban solas en la biblioteca, una de ellas siendo nacida de muggles, y acababan de descubrir el secreto de la criatura. 

Como si se hubieran comunicado a través de sus miradas, Morgan sacó su espejo de su bolsillo mientras Hermione arrancaba la página del libro y lo encerraba en su mano al doblarlo, y así, con sus brazos entrecruzados y ambas sosteniendo el espejo en el centro para asegurarse de que no hubiera peligro alguno en los pasillos con ayuda de este, comenzaron a caminar hacia la salida de la biblioteca, pero al salir y doblar sus cuerpos para caminar por uno de los pasillos, notaron a través del espejo un par de ojos amarillos observándolas.

Aquello fue lo último que ambas niñas vieron antes de que todo se volviera negro.


Morgan y Hermione siempre cuidándose las espaldas <3

Si bien Morgan es "sangre pura", aquello no
la exime de verse afectada por los ojos
del basilisco, lo único es que este no iba tras ella,
pero al verse siempre con Hermione corrió con la
mala suerte de verse afectada.

¿Qué creen que sucederá tras caer Morgan petrificada?
¿Creen que traerá aquello consecuencias para ella?

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