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002 ─ NEW & FRACTURED RELATIONSHIPS


CHAPTER TWO
─THAT WAS SO LIBERATING

Morgan y Hermione se mantuvieron todo el tiempo juntas desde el momento en que salieron de su habitación el primer día hasta el presente. Para emoción de ambas les había tocado ser compañeras de cuarto con otras dos niñas más con las cuales no habían hablado aún, pues apenas llegaron a su habitación la primera noche y se colocaron sus pijamas, ninguna de las niñas había tardado en dormirse apenas se acostaron en sus camas. 

Morgan no se dio cuenta cuándo la semana pasó tan rápido, el lunes habían comenzado clases y ya iban a viernes. Podría decir que todas habían sido interesantes pero estaría mintiendo, pues mientras que unas le causaban emoción el cursarlas, habían otras que simplemente le daban ganas de dormir, como Historia de la Magia -la cual era dictada por el profesor Binns-, o daban vergüenza por lo mal que el profesor enseñaba, como en el caso de Defensas Contra las Artes Oscuras, teniendo a Quirrell como profesor. Aquello último fue algo que decepcionó a Morgan, pues era de los cursos que más le habían llamado a la atención.

Aquella mañana del viernes Morgan volvió a despertarse al alba producto de los sueños que continuamente tenía, y Hermione levantándose poco después de que esta se hubiese bañado y se estuviese terminando de acomodar su uniforme no tardó en hacer lo mismo para poder dirigirse juntas al comedor y desayunar. 

No habían parado de hablar en todo momento ya sea de sus gustos o de las clases que estaban cursando aquel año, siempre tenían un tema de qué conversar, como en aquel momento que estaban dando sus puntos de vista sobre el libro que Hermione le regaló a Morgan el día que se conocieron. Sí, regaló. Morgan había intentado devolvérselo pero Hermione se había negado absolutamente a ello, por lo que con alegría y un deje de pena se lo quedó, cuidándolo como si fuese un tesoro al ser el primer regalo que recibía de un amigo, y de la primera persona que podía llamar de aquella forma.

Se habían sentado al lado de la otra al llegar a salón de pociones, en ese momento el tema de conversación cambió hacia las expectativas que tenían sobre la clase mientras esperaban a que el profesor llegase para iniciar, el cual no tardó en hacer su entrada con un azote de puerta que sobresaltó a más de uno, ellas incluida.

─No agitarán varitas a lo loco ni harán encantos tontos en clase ─dijo el profesor Snape─. No espero que muchos aprecien la ciencia sutil ni el arte exacto que es elaborar pociones. Sin embargo a la minoría selecta... que posea la predisposición... yo le puedo enseñar cómo hechizar la mente y entrampar los sentidos. Yo les puedo decir cómo embotellar la fama, elaborar la gloria y hasta detener la muerte ─se detuvo por unos segundos para luego retomar con su discurso llevando su mirada a la zona en la que Morgan se encontraba; esta pudo darse cuenta cómo la mirada del profesor se detenía en ella por un segundo antes de llegar finalmente a su objetivo: Harry─. Por otra parte, quizá algunos de ustedes hayan venido a Hogwarts poseyendo habilidades tan formidables y con tanta confianza en sí mismos... que consideren innecesario prestar atención ─remarcó.

Hermione, quien se encontraba a su lado, al darse cuenta que era a Harry a quien se refería y que este no se había percatado, no tardó en golpearlo con suavidad con su codo logrando que finalmente alzara la mirada.

Snape, al ver que finalmente tenía su atención en él se movió a un lado para quedar frente al niño de anteojos a pesar de que una mesa los separaba. No había que ser vidente para saber que el niño tendría problemas y que su relación con aquel profesor no sería la mejor, incluso viendo a su alrededor podía notar que muchos de los niños comenzaban a tenerle miedo al severo profesor, y aquello no era algo que le sorprendiera. 

Morgan anteriormente había escuchado de Snape debido a su hermano al este ser su profesor particular a lo largo de su infancia antes de ingresar a Hogwarts, por su parte no había tenido la oportunidad de conocerlo pues al llegar Snape a la mansión Malfoy para impartirle las clases a su hermano, ella debía permanecer obligatoriamente en su habitación; sin embargo Draco no tardaba en contarle lo que había aprendido aquel día cuando se juntaban luego de que Snape se fuera, y también de expresarle lo que opinaba del mago, lo que alimentó más las ganas de Morgan por conocer al profesor y de finalmente poder tener clases con él cuando asistiese a Hogwarts, y es que a pesar de que incluso su hermano expresó lo intimidante que llegaba a ser el hombre, ella no sentía aquello.

─Señor Potter... Nuestra nueva celebridad. Dime, ¿qué obtendría si agrego raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo? ─cuestionó. Harry al no saber la respuesta simplemente negó, por lo que Snape continuó─. ¿No sabe? Bueno, volvamos a probar. ¿Dónde, señor Potter, buscaría si le pidiera un bezoar?

─No lo sé, señor ─respondió Harry.

A Morgan le estaba dando pesar lo que estaba sucediendo, aquello parecía una prueba en la que Harry era el único que debía realizarla sin saber las respuestas, claro que eso no incluía a Hermione quien no se abstenía a levantar su brazo esperando que el profesor le permitiera responder, aunque este solamente tenía sus ojos puestos en el niño de gafas.

─¿Y cuál es la diferencia entre matalobos y luparia? ─volvió a preguntar, obteniendo la misma respuesta por parte de Harry─. Qué lástima. Claramente, la fama no lo es todo... ¿Verdad, señor Potter?

─Claramente, Hermione sabe. Parece una lástima no preguntarle a ella.

Varios en la clase se rieron ante lo que Harry dijo ocasionando que Morgan frunciera el ceño y los observara molesta para que silenciaran, aunque fue más bien la orden del profesor la que surtió efecto. Se sentía la tensión en el salón, más en el momento en que el profesor Snape comenzó a acercarse a donde ellos se encontraban.

─Baje su mano, niña tonta ─ordenó a Hermione, quien hizo caso con una mueca triste que Morgan notó, por lo que apretó su brazo para llamar su atención y brindarle una pequeña sonrisa consoladora que su amiga correspondió─. Bien, ya que el señor Potter nos ha demostrado su incompetencia para esta materia vamos a darle la oportunidad a otra persona.

Vio cómo todos los estudiantes apartaban su mirada como si aquello los fuese a proteger de ser escogidos. Estaba tan enfocada en observar a sus compañeros para no perderse el momento en que alguno pudiese ser escogido que no se dio cuenta que Snape tenía su mirada puesta en ella, hasta que volvió su cabeza al frente y ambas miradas conectaron, haciéndole tragar saliva al saber que ella sería la escogida.

─Señorita Malfoy, ¿podría usted darnos las respuestas a las preguntas que el señor Potter no pudo contestar?

─Emm ─musitó. Debía de aceptar que se encontraba nerviosa, más aún al sentir todas las miradas sobre ella, pero se obligó a apartar sus nervios, no planeaba quedar mal frente a sus compañeros y profesor, por lo que soltando un suspiro comenzó a responder cada una de las preguntas en base a lo que anteriormente había estudiado por cuenta propia─... El asfódelo y el ajenjo crean una poción para dormir muy poderosa que es conocida como "filtro de muertos en vida". El bezoar es una piedra que es extraída del estómago de una cabra y que es capaz de salvar tu vida de la mayoría de los venenos. Y entre el matalobos y la luparia en realidad no hay diferencia, ambos son lo mismo, son nombres que se le dan a una misma planta. La que también es conocida por el nombre de acónito.

El silencio se mantuvo por varios segundos luego de que Morgan terminara de hablar, sus compañeros claramente se veían sorprendidos, aunque no podía saber qué opinaba el profesor Snape, quien mantenía una expresión seria mientras la observaba sin prestar atención a las miradas de los estudiantes sobre él que esperaban una respuesta que les indicara si había acertado o no.

─Y bien, ¿por qué no están todos escribiendo? ─cuestionó, y aquello fue suficiente para que Morgan sonriera al saber que estuvo en lo correcto mientras era felicitada por gestos por su amiga cuando el profesor se levantó de la silla en la que antes se hallaba sentado frente a Harry y volvió a su lugar frente al salón, aunque ambas volvieron a centrar su atención en él al igual que el resto, cuando habló nuevamente─. Y Gryffindors, noten que se les descontarán cinco puntos para su casa. Por culpa de su compañero ─señaló─. No obstante, cinco puntos para su casa ante la acertada respuesta de la señorita Malfoy.

Aquello la sorprendió, aunque la alegró. 

Al final la clase no estuvo tan mala, a su parecer. Solo un tanto agridulce.







El resto de la mañana transcurrió con normalidad hasta que la hora del almuerzo llegó, todos habían comido y unos cuando se quedaron en el gran comedor para realizar o adelantar trabajos que ya les habían dejado a pesar de ser el primer día de clase. Aunque no todo fue monótono, pues en un momento a Seamus se le dio la idea de convertir el agua de su vaso en ron, aunque todo fue un desastre cuando una explosión se escuchó por sobre cualquier otro sonido en el salón, seguido de las risas de los estudiantes cuando el humo se dispersó y pudieron ver cómo la parte delantera del cabello del niño, así como su rostro se tiñeron de negro.

No fue hasta que de un momento a otro búhos comenzaron a ingresar y dejar caer paquetes y cartas frente a los estudiantes a los que eran dirigidos. El terror se implantó en Morgan al imaginar que su padre le habría mandado una carta para expresarle su decepción al saber que había quedado en Gryffindor, aunque un poco fue el alivio cuando todas las aves se fueron y ninguna carta fue depositada frente a ella, podía estar tranquila, por el momento.

─Oye, Ron, alguien asaltó Gringotts. Escucha esto ─Harry comenzó a leer lo que decía el periódico a su amigo, aunque Morgan y Hermione también lo estuvieron escuchando atentas al encontrarse frente a ambos. Al finalizar, señaló─. Qué extraño. Esa es la cámara a la que Hagrid y yo fuimos.

El cuarteto se compartió una mirada, cada uno notando aquello sospechoso pero por más que pensaran en aquello no podrían hallar una respuesta por el momento.







La primera semana había pasado y ningún alumno se salvó de las tareas que los profesores dejaron para el fin de semana, ni siquiera los de primer año, por esta misma razón la biblioteca se convirtió en uno de los lugares más frecuentados y favoritos de Morgan y Hermione, que aprovechaban los tiempos libres para ir y ayudarse entre sí.

La tarde del jueves de la semana siguiente iniciaron las lecciones de vuelo, la primera que tendrían desde que iniciaron las clases y la segunda que deberían de compartir con los alumnos de primer año de Slytherin, y por lo tanto, que ella tendía que compartir con su hermano con quien no había hablado desde que ambos fueron seleccionados en diferentes casas.

Los alumnos de primer año se encontraban a las afueras del castillo, Madame Hooch les había puesto la tarea de alzar las escobas que tenían a sus lados. A algunos como Harry, Draco y Morgan no se les hizo difícil, a pesar de que esta última no pudo levantarla a la primera orden como los dos niños, aunque sí lo logró a la tercera. Ella conocía el deporte pues solía jugar al Quidditch con Draco en el jardín de la mansión cuando su padre se encontraba en el trabajo, por lo que ambos aprovechaban para divertirse un rato. No obstante, la clase comenzó a volverse un tanto desastrosa en el momento en que Neville Longbottom perdió el control de su escoba obteniendo una muñeca rota cuando finalmente cayó de esta y chocó contra el suelo, sin darse cuenta al momento de ser llevado a la enfermería por la profesora que la recordadora que su abuela le regaló había salido de su bolsillo y ahora estaba a manos del chico Malfoy.

Una discusión comenzó a llevarse a cabo entre Malfoy y Potter cuando este último se dio cuenta de que el platinado había tomado la recordadora de su compañero en el momento en que comenzó a burlarse en voz alta del niño, lo que prosiguió a que el Slytherin montara su escoba y se alzara por los aires incitando al Gryffindor a que lo siguiera. Morgan a ver lo que estaba intentando no dudó en dar un paso al frente y exclamar con reproche: «¡Basta, Draco! ¡Baja en este instante y devuelve lo que no es tuyo!», aunque no obtuvo el resultado que deseaba, en cambio, consiguió una respuesta que expresaba el desagrado que este comenzaba a tenerle, exclamando de vuelta: «¡Cierra la boca, Morgan! ¡No tienen ningún derecho a hablarme y mucho menos a exigirme algo, traidora!»

Era la primera vez que su hermano le decía algo como aquello o la trataba de aquella forma; por primera vez sintió el rechazo de este y el que la única persona de su familia que ella realmente llegaba a querer la tratara de aquella manera, le rompía el corazón. Pudo sentir cómo sus ojos se humedecían al segundo y tuvo que bajar la cabeza y morderse el labio para que nadie la viera intentando no llorar. Hermione, quien estaba a su lado viéndola con preocupación no tardó en acercarse para intentar consolarla, pero no funcionó. Morgan nunca había tenido un hombro en el cual llorar, nunca había tenido alguien en el que apoyarse cuando se encontraba mal, aquel siempre fue el trabajo de su hermano, por lo que el que otra persona lo hiciera le era extraño.

Draco solía escabullirse en medio de la noche hacia la habitación de la niña para estar con ella cuando esta tenía un enfrentamiento con su padre, y ahora que se dio cuenta que aquella relación comenzaba a fracturarse y que ya no lo tendría para ella no sabía qué hacer, no sabía aceptar otro apoyo cuando siempre había sido él, por lo que negando un par de veces dejó caer la escoba al suelo y se dio la vuelta para comenzar a correr hacia el interior del castillo aprovechando que el resto de sus compañeros estaban inmersos en la confrontación de Draco y Harry en el cielo como para prestarle atención a ella, salvo por dos niños que compartieron una mirada preocupada cuando esta finalmente se alejó.

El resto de la tarde la pasó en la torre de astronomía al saber que no había clase hasta bien entrada la noche, la primera hora llorando y el resto simplemente estando. Quería estar sola, o eso pensaba, no había dado señal a ninguno de sus compañeros sobre dónde se encontraba y aquello estaba bien para ella, no obstante al estar absorta en sus pensamientos no se percató de las dos presencias que terminaban de subir las escaleras de la torre hasta que se sentaron a cada lado de ella de forma energética ocasionando que se asustara y pegara un salto en el que pudo ver por el rabillo de sus ojos el llameante rojo que el par de niños poseían como cabello.

Fred y George Weasley, los alborotadores gemelos de Hogwarts. 

En lo que iba desde que las clases iniciaron pudo observarlos hacer bromas a distintos alumnos, atacaban a cualquiera, ninguno de ellos estaba a salvo. Por suerte ella aún no había sido víctima de sus bromas y esperaba no serlo, aunque debía de aceptar que más de una vez había reído al ver cómo alguien caía en una de ellas, por no decir que todas.

─Hola señorita Malfoy ─comenzó diciendo uno.

─¿Qué hace aquí, tan solitaria y decaída? ─terminó el otro.

No los había alcanzado a identificar por tener su rostro oculto por su cabello al estar intentando quitar los residuos de las lágrimas que habían caído, de igual forma no lo alzó, simplemente cruzó sus brazos sobre sus rodillas escondiendo su rostro en medio de estos.

─¿Podrían irse? Quiero estar sola ─murmuró, sin llegar a percatarse de la mirada preocupada que los dos jóvenes intercambiaron al escuchar la ronca voz de la niña como signo de que había estado llorando, confirmando así lo que escucharon de parte de su hermano menor y el mejor amigo de este sobre lo que sucedió en la clase de vuelo de primer año entre Morgan y Draco Malfoy.

─¿Irnos? Eso no será posible. Menos cuando acabas de ser la primera chica que se ha negado a nuestra compañía. Eso no ocurre. ─iban diciendo cada uno, complementando la frase del otro hasta que, como suele ocurrir, sus voces se juntaron a lo último al añadir:─ Nunca.

La niña finalmente alzó la mirada, observándolos de forma un tanto escéptica, aunque los gemelos pudieron notar en sus ojos una chispa de diversión que los animó a continuar con el objetivo que se habían propuesto y por el que fueron a buscar a la Malfoy de cabellos castaños.

─Eso sonó egocéntrico.

─¿Qué podemos decir? Somos encantadores ─finalizaron nuevamente ambos ocasionando que Morgan riera con un bufido a la par que doblaba los ojos, y aquello fue suficiente para que ambos -compartiendo otra mirada- se levantaran, quedando frente a la menor.

─En realidad, señorita Malfoy, el motivo de nuestra presencia ─inició George, siendo seguido por Fred y viceversa─, es porque queremos ofrecerle algo. Algo exclusivo. Algo por lo que cualquiera tendría envidia. Por lo tanto debería de sentirse alagada, no le hacemos esta propuesta a todo el mundo.

─En realidad, nadie ha tenido este privilegio salvo Lee ─contradijo el mayor a su gemelo de forma pensativa, como si recién en ese momento se diese cuenta de ello, lo que hizo que el menor imitara su expresión murmurando un "cierto" hacia su hermano. 

Morgan mientras tanto los veía divertida, teniendo que alternar su mirada entre ambos como una quaffle cada que uno tomaba la palabra. Al ver que ambos guardaron silenco, mirando a quién sabe dónde y por lo tanto, haciendo que perdiera la paciencia ante la curiosidad, decidió despertarlos de su ensimismamiento retomando la palabra.

─¿Y cuál es esa increíble propuesta por la cual debería sentirme alagada? ─preguntó.

─Señorita Malfoy, agárrese de algo porque puede que te desmayes de la emoción ─aconsejó Fred. 

La castaña simplemente observó el suelo debajo de su trasero con el ceño fruncido antes de regresarla al pelirrojo, señalando con obviedad.

─Estoy sentada.

─Cierto ─soltó a la par que tronaba sus dedos siendo reprendido seguidamente por el gemelo menor ante la obvia declaración creando una cómica discusión que a pesar de que la divertía, prefirió ponerle fin para que llegaran al punto, por lo que ambos volvieron a centrar su atención en ella, siendo esta vez George el que tomara la palabra.

─El consejo de "los gemelos más asombrosos...

─... y guapos ─añadió Fred en aclaración.

─...de Hogward" se ha puesto de acuerdo y con unanimidad de votos ha decidido otorgarle a usted, señorita Malfoy ─continuó George siendo seguido de su hermano─, la gran oportunidad de ser nuestra compañera de bromas el día de hoy. Y si quedamos satisfechos en días próximos también ─añadió el menor.

Casi un minuto de silencio en el que los gemelos esperaban la respuesta de la menor transcurrió antes de que esta comenzara a reir, ambos viéndose confundidos y ligeramente ofendidos ante aquello -aunque no de mala forma-, sin embargo aquello fue olvidado cuando una respuesta satistactoria abandonó los labios de la niña, y con unas sonrisas emocionadas el trío abandonó la torre de astronomía en busca de aquel que sería su víctima.







Hace pocos minutos Morgan se había separado de los gemelos para buscar a su mejor amiga, no había hablado con ella desde la clase de vuelo y sabía que debía de estar preocupada. 

Mientras iba caminando por los pasillos, no podía evitar reir al recordar lo que minutos antes hizo con el par de bromistas, definitivamente supieron cómo subirle el ánimo y estaba completamente agradecida por ello. Acompañarlos a hacer bromas es lo más asombroso que ha hecho en años, y se encontraba emocionada porque tal como ellos dijeron que podía suceder, la invitaron a que hiciera más bromas con ellos en otros momentos. Obviamente ella aceptó encantada.

No tardó en encontrar a su amiga, estaba doblando el pasillo por el cual caminaba cuando la vio y seguidamente la castaña de melena rizada se acercó corriendo a donde Morgan se encontraba.

─¡Meissie! ─exclamó la niña antes de rodear a su amiga con sus brazos, la cual de inmediato correspondió con una gran sonrisa que se convirtió en una un tanto apenada cuando la niña se separó y comenzó a regañarla─. ¡No vuelvas a irte de esa forma sin mi! ¡Estaba preocupada! ¡Te busqué por todos lados!

─Lo siento ─dijo, casi en un murmullo. Se sentía culpable por hacer pasar a su mejor amiga por aquello, y esta al darse cuenta de ello y ya más calmada volvió a abrazarla.

─Ya esta todo bien, ¿de acuerdo? ─la Malfoy asintió, antes de que volvieran a separarse─. Por cierto, ¿cómo te sientes?

Morgan iba a contestar, pero ninguna palabra salió de su boca cuando finalmente los otros dos niños que acompañaban a Hermione se hicieron notar con un carraspeo. Harry Potter y Ron Weasley se encontraban frente a ella, el primero con una pequeña sonrisa, y el segundo con una expresión incómoda, pues ninguno de los dos había tenido la oportunidad de interactuar con el otro anteriormente salvo para cosas referentes a las clases.

─Hola Meissa, ¿te encuentras bien? ─formuló Harry en un tono preocupado─. Ya sabes, por lo que sucedió antes.

─¡Oh! Sí. En realidad me encuentro estupenda ─contestó con una enorme sonrisa que reflejaba emoción, algo que confundió a los tres niños, pues esperaban que se encontrara triste, algo que Ron no tardó en señalar inocentemente.

─Eso es raro, pensé que estarías llorando en algun lugar del castillo, lo que dijo Malfoy fue horri... ─no pudo terminar la frase, pues el dolor de su pie siendo aplastado lo obligó a callarse encontrándose con la mirada recriminante de Hermione cuando fue a quejarse y seguidamente la de su amigo de gafas, solo que menos marcada.

─Bueno, sí. Pero realmente me siento mejor. Tus hermanos tuvieron que ver con ello.

─¿Fred y George? ─preguntó un extrañado pelirrojo, aunque aquel sentimiento no se quitó incluso cuando Morgan comenzó a contarles sobre la broma que hizo con los gemelos.

El cuarteto iba caminando por los pasillos, tres de ellos riendo mientras que la cuarta retando a su amiga, aunque en el fondo debía aceptar que sí era gracioso lo que la otra niña hizo.

─¿Realmente le teñiste el cabello a Malfoy? ─preguntó Harry entre risas, teniendo como respuesta un orgulloso asentimiento por parte de la Malfoy femenina.

─Ay, cómo me hubiera gustado ver eso ─lamentó Ron, limpiándose una lágrima que había escapado de uno de sus ojos─. ¿Pero por qué verde moco? Le hubieras puesto rojo.

─Realmente lo pensé, pero terminé por escoger ese color por ser tan presuntuoso con su cabello. ¿Saben que el gel que utiliza está hecho a base de moco de dragón? ─segundos después volvieron a reír sin poder evitar colocar una mueca de asco que fue compartida por Hermione, la cual finalmente volvió a hablar.

─De igual forma no debiste hacerlo, te pudieron haber atrapado y castigado.

Morgan se alzó de hombros, quitándole importancia a aquel hecho.

─Lo volvería a hacer con tal de volver a sentirme de esa forma ─dijo, dando un pequeño salto emocionado que acompañó con una enorme sonrisa y ojos soñadores─. ¡No me había divertido así en años! Fue tan liberador.

Los tres niños que la acompañaron la miraron con curiosidad al no captar el trasfondo de sus palabras, pero no pudieron preguntar al respecto cuando la escalera por la que estaban subiendo de repende se movió cambiando de dirección, haciendo que todos tuviesen que sostenerse de los pasamanos para no perder el equilibrio y caerse.

─¿Qué sucede? ─exclamó Harry.

─Las escaleras cambian. ¿Te acuerdas? ─contestó Hermione.

Cuando finalmente las escaleras se detuvieron los cuatro terminaron de subir para evitar estar nuevamente cuando las escaleras volvieran a moverse y, siguiendo a Harry, ingresaron por la puerta que se encontraba justo al frente de ellos. 

El pasillo se encontraba oscuro y se veía tenebroso, tanto así que un escalofrío recorrió el cuerpo de la Malfoy mientras escuchaba al niño de cabellos llameantes expresar lo que seguramente cada uno sentía.

─¿Alguien siente que no deberíamos estar aquí?

─Es que no deberíamos estar aquí... ─comenzó a decir Hermione, pero la castaña obscura dejó de escucharla cuando al voltearse para salir se encontró con un gato conocido y detestado por todos los alumnos del colegio.

─Emm, ¿chicos? La gata de Filch ─estaba quieta como estatua, como si el moverse fuese a hacer que la gata reaccionara y fuese donde su amo a delatarlos. Fue de esperarse cuando los otros tres al volterse hicieran lo mismo al finalmente observar lo que tenían en frente y señalaba solo una cosa. Problemas.

Ante la exclamación de Harry el cuarteto no tardó en correr para evitar ser atrapados, no sabían por dónde iban, simplemente querían alejarse lo más posible de ese gato y esconderse hasta que pudiesen salir de esos pasillos, por lo que no tardaron en acercarse a la primera puerta que el de cabello azabache visualizó. Lo malo: estaba con llave. Lo bueno: Hermione pudo abrirla con un hechizo y gracia a ello el cuarteto finalmente pudo esconderse.

─Filch se fue ─dijo la hija de muggles cuando escuchó la voz de hombre volverse cada vez más distante hasta dejarse desaparecer.

Un suspiro abandonó los labios de Morgan, aunque casi dejó de respirar cuando al colocarse al lado de Harry vio aquello que lo había dejado pálido y como estatua, reacción que ella también tuvo.

─Creyó que estaba cerrada.

─Sí estaba cerrada.

─Y con buena razón ─dijo el de anteojos deteniendo lo que comenzaría a ser una discusión entre los otros dos niños, los cuales al observar lo mismo que ellos les fue inevitable no adoptar la misma postura que sus amigos de cabellos obscuros. 

Un animal parecido a un perro. 

Pero había algo que lo diferenciaba a un tierno perro de tamaño regular, y es que este era enorme y tenía tres cabezas, las cuales no tardaron en despertar y gruñirles, ocasionando que el cuartero gritara y salieran despavoridos de aquella habitación cuando el animal intentó atacarles, lo que les dificultó cerrar la puerta, pero entre los cuatro pudieron hacerlo no tardando luego en salir de aquellos pasillos y regresar a su sala común.

─¿Cómo se les ocurre... ─comenzó Ron, inhalando con profundidad para recuperarse del susto antes de continuar─, tener una cosa así en el colegio?

─Tú no usas los ojos ¿verdad? ¿No viste en lo que estaba parado?

─No le miré los pies. Estaba un poco preocupado por sus cabezas.

Ron y Hermione habían comenzado a discutir, nuevamente. Mientras tanto, Morgan y Harry caminaban detras de ellos en silencio, hasta que Ron hizo una pregunta y la primera finalmente habló.

      »Por cierto, ¿qué era esa cosa?

─Un cerbero ─contestó, consiguiendo que los otros tres la miraran─. Suelen ser utilizados para custodiar cosas. Ese que vimos estaba parado sobre una trampilla. No fue puesto ahí para evitar que duerma al aire libre y pase frío, está protegiendo algo.

Su amiga le dio una mirada orgullosa por no haber sido la única que se dio cuenta de ello, a la par que los otros dos niños la miraban con extrañeza.

─¿Protegiendo algo?

─Exactamente ─contestó esta vez Hermione a la pregunta que hizo Harry.

      »Ahora. Con su permiso, nosotras nos vamos a nuestras camas antes de que se les ocurra otra idea genial y nos maten─continuó hablando con ironía mezclada, entrelazando su brazo con el de su amiga─. O peor, nos expulsen.

Finalmente ambas se dieron la vuelta para dirigirse a su habitación y poder descansar, no sin que antes Morgan, con una sonrisa, exclamara un "buenas noches" al par de niños.



Amo a los gemelos y siempre lo haré <3

Tal vez sea un poco decepcionante para algunos
que no coloque más información sobre las interacciones
de Morgan con los gemelos, como por ejemplo el no haber
escrito la broma que hicieron junto y solo mencionarla, pero
todo tiene una razón.

Sí, esta historia tiene como interés romántico a George Weasley,
sin embargo la historia no gira en torno al romance entre ambos,
sino a un desarrollo más profundo de la protagonista y cosas en las
que está envuelta, así que por eso no profundizo con esas escenas.

Por otra parte, también evito profundizar porque quiero dejar
los 2 primeros actos lo más cortos posibles pues no son los más
importantes, pero sí tienen cierta relevancia con respecto al desarrollo
de Morgan y otras cosas que tendrán respuesta y cambiarán en actos
posteriores.

En fin,

Espero les guste la historia y por favor,
VOTEN Y COMENTEN.

xoxo,

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