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XIII

Borrador escrito del primer correo electrónico que Do Kyungsoo decidió enviarle a su madre en mitad de una de sus clases después de mudarse a Nueva York.

Kyungsoo abrió los ojos y se sentó correctamente sobre la silla, sintió los brazos dormidos y los hombros agarrotados, frunció el ceño cuando notó la frazada cubriéndolo y vio a Jongin más allá en la misma posición que recordaba antes de dormirse.

-¿Ya volviste, dormilón?- Cerró el libro, sonriéndole con suavidad. -¿Necesitas algo? ¿Té, café, algo de comida?

Kyungsoo gruñó mientras fregaba sus ojos. -¿Y Baek?

Jongin señaló con su cabeza el otro extremo del sillón. -Durmiendo también. ¿En serio no quieres nada? Puedo prepararlo o comprarlo por ti, no me molesta.- Insistió, tan servicial y atento como siempre.

Todavía adormilado, adelantó su labio inferior cuando le hizo señas de que se acercara. Jongin alzó ambas cejas, se estiró luego de salir del sillón y lo obedeció; Kyungsoo extendió una mano que tomó por inercia y tiró de él hacia abajo, dejándolo arrodillado en el suelo y tomándolo por sorpresa al rodearle apretadamente los hombros en un abrazo de lo más tierno.

Le acarició la espalda con ambas manos. -¿Qué ocurre?- Susurró sobre los cabellos de su sien.

-Perdóname.- Murmuró con el rostro hundido en la curva de su cuello. -Lamento ser tan esquivo con mis cosas, no estoy acostumbrado a hablar de mí mismo porque en verdad me duele.

Aquella confesión fue inesperada, no esperó que siguiera pensando al respecto, creyó que estaría aliviado de que Kwon Baek los interrumpiera horas atrás y que tendría que volver a insistir para tocar el tema una vez más, pero al final él estaba haciéndolo por su cuenta. Recorrió un camino de vuelta con las manos sobre su espalda hasta su nuca y se alejó para mirarlo a los ojos; Kyungsoo estaba cabizbajo, le negaba la mirada y se notaba intranquilo.

-No pasa nada.- Acarició sus mejillas. -No necesitas forzarte, está bien así.

Kyungsoo volteó hacia su escritorio repleto de hojas por doquier y mordió su labio. Volvió la vista a Jongin y se sintió muy incómodo de estar por encima de él, así que se deslizó hacia abajo y se arrodilló en el suelo también. Buscó sus manos y las sostuvo con tanta fuerza que la piel de Jongin se volvió pálida por la falta de circulación.

-¿Vas a escucharme?

-Por supuesto que voy a escucharte.

-Siéntate entonces, porque será largo.

Jongin no tenía idea de lo que diría, pero le hizo caso. Kyungsoo suspiró y aflojó el agarre de sus manos a pesar de que Jongin no se había quejado para nada, pero no lo soltó por completo, necesitaba tener algún contacto con su cuerpo.

-Mi mamá, mi mamá biológica quiero decir, era pobre.- Comenzó lentamente. -Mi padre se enrolló con ella la noche que la conoció sirviendo de mesera en una fiesta. Ambos eran jóvenes y estúpidos, tuvieron un pequeño desliz y ella quedó embarazada.- Suspiró como si ese hecho fuera un martirio. -Naturalmente, era mala imagen para la empresa y el negocio familiar, no estaban casados, ni siquiera eran pareja, así que mi adorable abuelo le pagó para que se fuera y no mirara atrás.- Alzó la cabeza finalmente y frotó su cuello con incomodidad. -Ese es todo el cuento.

Al ver de soslayo que Jongin lo observaba con expresión perdida, como si no pudiera procesar semejante información y no tuviera la más mínima idea de qué decirle, le sonrió un poco, intentando restarle importancia a las cosas que ya habían pasado y que no podían cambiarse.

-Sí... Básicamente me intercambiaron por una bolsa de dinero.

El rostro de Jongin se deformó de disgusto. -¿Y la señora Do?

-Mi padre se casó años después, yo todavía era un niño. Ella sí era una mujer de buena fortuna y familia, así que mi abuelo estuvo súper feliz imagino.- Mencionó cargado de sarcasmo. -Yikyung es... la mujer más dulce y adorable que he conocido en mi vida.

Para Jongin, la añoranza y el cariño reflejados en su voz, en aquella sonrisa débil y melancólica y en sus ojos nostálgicos, fueron arrolladores en todos los sentidos posibles; fue tan patente, que lo sintió en la piel incluso cuando eran cosas que no experimentaba en carne propia.

-Mi madre se fue porque no me quería.- Prosiguió con voz baja y la cabeza gacha, como si semejante idea lo avergonzara. -No es drama, es la verdad. Durante mucho tiempo tuve esta ilusa idea de que ella algún día volvería, como en las películas ¿sabes? Aparecería en la puerta de casa, llorando y toda arrepentida por abandonar a su hijo... ¿No es fantasioso? Ahora lo creo, antes estaba convencido de que era una muy factible posibilidad.

-¿Qué hubieras hecho entonces?

Alzó la mirada y la hizo vagar por todo el apartamento, ya no sabía qué hacer para evitar encararlo, aquello estaba siendo difícil. -Sólo quería que viera lo que había dejado atrás, quería que se arrepintiera y se sintiera mal, por eso me obligué a dar una imagen perfecta. Hubo una época en la que acataba las órdenes de mis padres sin chistar, era un estudiante modelo y jamás hablaba sin que me lo dijeran, era muy... Correcto.- Largó esa última palabra con desprecio.

-Eso es... Es horrible.- Jongin no pudo evitar ser honesto. -Alguien diferente a quien eres ahora...- Negó. -No me gusta nada, no puedo imaginármelo tampoco.

Kyungsoo sonrió a su pesar. -Me ocupaba de hacerlo todo en beneficio de la empresa que heredaría sin cuestionármelo y nada más. Aunque mi yo interno lo odiara, siempre me obligué a... A todo.

A pesar de que habían pasado años, aún mantenía en su mente las sensaciones físicas y mentales de aquella época. Sentía la presión como si alguien con una mano gigante estuviera sosteniendo su cráneo con fuerza descomunal. Recordaba la ansiedad como temblores violentos y náuseas incontrolables, si pensaba en ello, también sentía el olor a vómito y el gusto ácido del mismo en su paladar. Si rememoraba la vergüenza, experimentaba el frío del suelo del baño bajo sus muslos o rodillas, y sus ojos quedaban cegados por la luz blanca y luminosa de dicha habitación.

Cuando la palabra disgusto venía a su mente, era como si volviera a verse desnudo en el espejo de cuerpo entero, casi en los huesos a causa de la poca comida que ingresaba a su sistema debido al miedo de devolver sus entrañas en público y acabar volviéndose un espectáculo patético y muy bajo.

La palabra pasado era igual a debilidad física y mental para él. La palabra presente estaba desprovista de ello casi por completo, pero se asemejaba a la inseguridad.

-¿Qué cambió?- Preguntó Jongin, y su voz sonaba mal. No era sosegada y bonita como la que conocía, estaba corrompida con dolor y miedo, y tenía ganas de maldecir por el fiasco que estaba montando con su mierda. -No eres el chico que estás describiendo, ¿qué pasó, hyung?

Lo miró entonces, directamente y por primera vez en todo el rato, y no pudo evitar sonreír sin ningún sentimiento negativo de por medio porque cuando pensaba en eso, nada malo podía venir a su cabeza, sólo era positivismo y calidez.

-Chanyeol...- Susurró.

Agradecimiento. Cuando pensaba en Chanyeol, eso era lo primero que pasaba por su cuerpo, una grandísima sensación de agradecimiento, y en todos aquellos años de pura negatividad y resignación, aquello fue lo primero verdaderamente motivador y lleno de luz que experimentó.

Fue su salvación.

-Fui un imbécil con él, ¿sabes?- Pasó el dorso de su mano por su nariz congestionada, sus ojos se habían vuelto acuosos. -En el programa del gobierno donde nos conocimos la gente lo trataba como la mierda y jamás pude revelarme contra eso a pesar de lo mucho que me molestaba. Incluso yo... Yo lo juzgué, porque sabía de dónde venía pensé que sería igual que mi madre.

De inmediato, recordó aquella escena tan lejana que lo había determinado. Como de costumbre, una panda de imbéciles había estado tratando de rebajar a Chanyeol, habían intentado demostrar su poderío sobre aquel con menos recursos haciéndole una apuesta estúpida a cambio de dinero. Kyungsoo, atento como siempre a Park Chanyeol, lo había oído todo y había estado esperando con el corazón desbocado la respuesta del más alto. Aquella escena le había recordado a la situación con su madre biológica, quien había marchado lejos al mínimo fajo de billetes puesto frente a sus narices, y en su fuero interno había creído que Chanyeol sería igual, que se arrastraría por un par de wons.

Había cerrado los ojos con fuerza, porque Chanyeol había sido alguien a quien secretamente admiraba y seguía, tenía miedo de ser decepcionado una vez más, pero...

-Pero no fue así.- Jongin lo comprendió enseguida.

Se rio. -No, no fue así, ese imbécil les soltó alguna tontería lista de las suyas y salió bien parado, como un gato, siempre bien parado. Admito que me dejó pasmado, pero estaba tan, tan aliviado, Jongin, no tienes idea...- Meneó la cabeza. -Nos hicimos cercanos, obvio. De vez en cuando sigo pensando sobre aquella vez que rechazó a una chica para un trabajo grupal porque quería hacerlo conmigo, fue tan... Fue como un héroe. Me devolvió toda la esperanza.

Siguió hablando acerca de la vez que finalmente lo defendió de otro idiota pomposo, de cómo se había sentido libre y con autonomía por primera vez, de cómo sentía que ese había sido el punto de partida para la personalidad que ostentaba hoy día. Luego de tanto tiempo junto a Chanyeol, se había dado cuenta de que no deseaba a nadie más, de que no requería ninguna compañía vacía y por apariencias, de que con Chanyeol le bastaba porque era el único que lo apoyaba y no lo juzgaba, y eso fue todo lo que necesitó en esos tiempos para continuar adelante.

Por primera vez lo contó todo, sin ahorrarse nada. Habló de cómo siguió teniendo problemas a pesar de ser más honesto y decir lo que pensaba con más frecuencia. De cómo le costaba lidiar con sus padres y cómo continuaba con los vómitos. Describió cómo Chanyeol lo ayudaba cada que terminaba con la cabeza dentro del inodoro, cómo le aconsejó buscar ayuda profesional porque era evidente que aunque estaba sintiéndose mejor, su salud cada vez más deteriorada debía ser más importante que el qué diría o pensaría el resto.

-Tenía miedo, pero como era Chanyeol, al final le hice caso y acabé tratándome con doctores y psicólogos.- Largó risitas por lo bajo, se sentía verdaderamente apenado por lo que siguió después de eso. -Tomé un camino no del todo genial, como que me volví rebelde y me desapegué de mis padres por completo...

Jongin asintió quedamente. -Comenzaste a vivir por todos los años que te retuviste.

Kyungsoo se pasó ambas manos por la cabeza, despeinando todo su cabello. -Tuve y tengo tantas preguntas y cosas inconclusas en mi cabeza que nunca tuve el valor de preguntar ni de afrontar. Siento como... una especie de distancia entre mis padres y yo por todo lo que pasó, hay muchas cosas en el medio que no me permiten ser libre con ellos.

Hubo un muy largo silencio que temió. Quizás dijo más de lo ideal y había terminado acorralando a Jongin, tal vez se sentía incómodo y no supiera qué decir por su culpa. ¿Qué haría si ahora se veía todavía menos atractivo por todo su pasado problemático? Tendría que haberse refrenado y sólo comentarle los puntos más importantes, no debería haber deparado en tanto, ser tan detallista.

Diablos...

-¿Puedo darte mi opinión?- Preguntó entonces, haciéndole abrir los ojos como platos.

Por fortuna tenía el rostro gacho así que no pudo ver su obvia perturbación. Sólo se encogió de hombros con debilidad, no tenía el valor de hablarle, probablemente su voz saliera como un balido horroroso.

-Madre no tiene por qué ser aquella persona que da a luz, sino aquella que te ha protegido y amado por sobre todas las cosas.

-Lo sé.- Murmuró con ronquera. -Sé todo eso, siempre lo supe y siempre me lo repetí, pero sigue siendo igual de complicado para mí referirme a ella en voz alta como "mi mamá"... Por alguna razón.

Obviamente, sabía a lo que se refería cuando hablaba de cosas inconclusas. Había una vieja secuencia que no podía quitarse de encima; tenía alrededor de unos ocho años, en la escena participaban su madre, él y una persona desconocida en el umbral de la puerta de su casa en Corea del Sur, un día de lluvia horrible repleto de colores grisáceos y casi sin luz por lo nublado que estaba.

Todo eso se mantenía rigurosamente detallado en su memoria y no importaban los años que pasaran, no se iba. No podía quitarlos, no podía eliminarlos. Eran parte de él hasta que tuviera el valor de enfrentar las cosas que quedaron dando vueltas y nunca resolvió.

-Es una mierda...- Acabó susurrando, agotado y sin ganas de seguir con aquella conversación.

-Al menos tienes una madre.

Aquella voz los sorprendió porque no pertenecía a ninguno de los dos. Kyungsoo alzó la cabeza de golpe y Jongin se volteó con la misma rapidez. Baek estaba despierto, sentado de costado en el sillón y oyéndolos perfectamente. Arqueó una ceja y los miró, más bien, miró a Kyungsoo.

-No todos pueden decir que tuvieron o tienen una madre al lado dispuesta a darles todo el cariño del mundo. Deja los conflictos de lado y disfrútalo, Kyungsoo, puede que un día ya no tengas a nadie y luego te arrepientas de haber estado perdiendo el tiempo con mierdas triviales.

El silencio se prolongó después de semejante declaración. Jongin miró a Kyungsoo una vez más, entendiendo por completo el punto de Baek porque pensaba lo mismo, pero no sabiendo si era la mejor forma de transmitírselo a alguien que acababa de abrir su corazón acerca de las cosas más oscuras y difíciles de su vida. Kyungsoo tenía una mirada perdida, estaba reflexivo, angustiado y avergonzado en partes iguales. Jongin volvió su vista a Kwon Baek y supuso que aquellas palabras también venían del corazón, porque nadie era ignorante de la trágica muerte de Nita Kwon años atrás.

-Creo que es hora de irme.- Se levantó. -Lamento haber irrumpido en tu casa, Do, no era lo planeado.

-Dios, no quiero ni imaginar lo que planeabas entonces...- Se puso de pie también con Jongin sosteniéndolo de los antebrazos con cuidado. Gesticuló un 'estoy bien' para que lo dejara.

Baekhyun ya estaba con la puerta abierta y esperándolo de brazos cruzados, lo necesitaba para abrir la puerta de abajo. Jongin se ofreció a acompañarlo para que no saliera, pero Kyungsoo dijo que podía hacerlo por su cuenta. El camino hacia abajo fue silencioso; Baek no habló acerca de la dramática historia de Kyungsoo y Kyungsoo no dijo nada sobre Chanyeol y todo el lío del comienzo. Abrió la puerta que llevaba fuera del complejo y con un exagerado ademán, lo animó a irse. Baekhyun se lo quedó viendo un par de segundos de más antes de cruzar el umbral y justo un momento antes de cerrar...

-Gracias...- Lo oyó balbucear.

Cuando levantó la mirada, ya no estaba.

******

El timbre molesto de su celular acabó despertándolo por la mañana.

Se removió con un gruñido y maldijo todo lo conocido; era fin de semana, no tenía clases y luego de todas aquellas horas estudiando había esperado poder dormir hasta tarde, pero bien, ahora estaba despierto. Intentó estirarse para alcanzar el móvil en su mesa de noche, pero Jongin estaba abrazado apretadamente a su cintura y tuvo que agitarlo para que espabilara también. Se movió entre quejidos y lo soltó, pero ni bien logró hacerse con el teléfono volvió a abrazarlo y apoyó la cabeza sobre su pecho cómodamente.

-¿Sí?- Contestó con voz ronca.

-¿Hijo? Oh, por favor...

Abrió los ojos y el sueño se le fue en un suspiro ni bien oyó semejante tono repleto de pánico. Se sentó de golpe sobre el colchón y acabó despertando a Jongin también.

-¿Papá? ¿Qué pasa?

-Es Yikyung, Kyungsoo, oh Dios, ¿qué voy a hacer?- Le hablaba a él y hablaba consigo mismo a la vez, se oía agitado e inquieto como nunca.

-Tranquilízate, papá, dime qué le paso.- Se quitó las sábanas de encima y salió de la cama, Jongin estaba sentado con todo el cabello despeinado, viéndolo con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

-Ella, no sé cómo, simplemente cayó por las escaleras y... Dios, creo que se golpeó la cabeza y no puede caminar...- Largó un suspiro tembloroso

Para Kyungsoo fue muy irónico. La noche pasada había hablado de sus padres con alguien por primera vez, y a la mañana siguiente algo había sucedido con respecto a ello. Fue como si sus acciones y todo lo que sintió, cada pequeña cuota de alivio, de frustración, de angustia, fuera enviado al espacio para activar la energía suficiente y que un extraño mecanismo se pusiera en marcha.

Al menos, eso fue lo que su cerebro muy alterado e inyectado con desesperación interpretó cuando oyó la descripción del estado de su madrastra por parte de su padre.

Cuando quiso darse cuenta estaba a unas cuantas cuadras de la casa de sus padres en Nueva York y ni siquiera supo cómo demonios sucedió; se bajó del auto antes de que este acabara de estacionar y recorrió todo el camino hacia la entrada corriendo y con Jongin pisándole los talones, casi igual de preocupado que él. Apenas era consciente de lo que pasaba alrededor, estaba cegado en medio de una neblina agobiante de malestar que no podía ahuyentar por mucho que agitara sus brazos alrededor para deshacerla.

Había un único pensamiento que retumbaba dentro de su cabeza y era interpretado por la voz determinante de Kwon Baek...

"Puede que un día ya no tengas a nadie y luego te arrepientas de haber estado perdiendo el tiempo con mierdas triviales".

Lo recibió el servicio, lo rodeó gente vestida de negro que para sus ojos sólo eran manchas borrosas sin importancia, le dijeron cosas, pero sus oídos zumbaban y estaba sordo. Era como un caballo con ateojeras, no podía enfocar más que las escaleras que subió en un solo respiro y de a dos peldaños, y cuando llegó a la habitación de sus padres y vio a su madre sentada en la cama mientras recibía el té con naturalidad, casi cae desplomado en el piso.

-¿Kyungsoo?- Yikyung lo observó con ambas cejas alzadas, dejó el platillo sobre la mesa a un lado y le hizo señas a la mujer del servicio para que saliera. -¿Estás bien, cariño?

-¿Si...? ¿Si estoy bien...? Tú...- Kyungsoo no podía formular palabras ni ideas coherentes, le ardían los pulmones, le faltaba el aire y estaba mareado.

Dio un traspié hacia atrás porque el alivio que sintió de verla como si nada fue demasiado y si no fuera porque Jongin estaba detrás suyo sosteniéndolo, hubiera perdido todas las fuerzas para mantenerse en pie. Con el pecho subiendo y bajando desbocadamente vio a su padre más allá, parado a los pies de la cama, y como no podía decir nada le exigió respuestas con la mirada.

-Oh, Hansoo, ¿llamaste al niño por esto?- Se adelantó su esposa con el ceño fruncido, parecía muy molesta.

Él agachó su rostro como un niño avergonzado. -Te hiciste mucho daño, no fue por nada.

Yikyung chasqueó la lengua. -Fue una caída tonta, podría haber salido peor, pero no fue así.- Señaló a Kyungsoo con su mano extendida. -Mira cómo está, discúlpate por exaltarlo.

Hansoo miró a su hijo con una mueca. -Tiene una contusión menor en la cabeza y una luxación en el tobillo, salvo eso está perfectamente bien.- Aclaró la garganta y se irguió en toda su estatura, volviendo a ser el hombre tan distinguido de siempre. -Lamento haber llamado antes de que la diagnosticaran, estaba... Asustado.

Su esposa asintió, satisfecha, entonces sonrió a su hijo con suavidad. -¿Me ves, Kyungsoo? Estoy bien. Posiblemente tenga que andar por ahí con una escayola, pero nada más.- Se rio con torpeza. -Supongo que no es del todo recomendable ir por la casa contestando el teléfono, cosas así pueden pasar en serio ¿eh?

-¿Qué...? ¿Qué carajo?- Kyungsoo frunció el ceño. -¿Que lo supones dices? ¿Que lo lamentan?- Susurró, furioso. -¿Por qué? ¿Por qué tienes que ser tan malditamente despistada? ¿Cómo mierda se te ocurre mirar la pantalla del móvil mientras bajas escaleras?

-¡Kyungsoo!- Llamó su padre.

-¡No me importa lo que pienses, no puedes andar por ahí como una idiota corriendo el riesgo de dejarme sin mamá!- Gritó con voz rota.

Lucía tan inestable y lloroso que Do Hansoo no se atrevió a llamarle la atención por la forma en la cual estaba dirigiéndose a Yikyung. Nadie pudo decirle nada en realidad, y al final salió corriendo como alma que lleva el diablo. Jongin encaró a los señores Do con expresión apenada y no supo qué más hacer que regalarles una respetuosa reverencia como disculpa por la actitud de Kyungsoo, aun cuando no era algo que le correspondiera, pero sentía que debía hacerlo.

-Lo siento, últimamente ha estado muy estresado por los exámenes y el proyecto en el cual está trabajando, también por varias cosas que hablamos ayer...- Vio a Yikyung e hizo otra venia para ella. -Mejórese pronto y cuídese, por favor.- Y salió corriendo también.

Kyungsoo iba a mitad de cuadra, pisando fuerte como una fiera repleta de ira y sin importarle nada. Lo alcanzó y lo cogió de un brazo, pero él se zafó con brusquedad y lo encaró con las mejillas mojadas de tanto llorar.

-¿Qué?- Rugió.

Jongin casi retrocede por semejante energía negativa, casi. -Ve a ver a tus padres, hyung.- Dijo en su lugar, su ceño estaba fruncido y no admitía réplica.

-¿Para qué quiero ver a esas personas que sólo me quieren por mi estatus y mi futuro lugar en la empresa? Jódete.- Chasqueó antes de seguir su camino.

Pero él lo siguió sin amilanarse ni rendirse. -Bien, el discurso de siempre, ya perdió originalidad, ¿sabes? Dime, ¿alguna vez intentaste charlar en serio con ellos? ¿Intentaste darles un abrazo? Me hablaste ayer, te oí perfectamente, ¿y bien? ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Te vas a quedar como siempre?

-¡Yo no necesito nada de eso!- Le gritó, su rostro estaba deformado de tristeza. -¡No lo necesito!

-¿Por qué?- Insistió Jongin. -Contéstame, ¿por qué?

-Yo...- Kyungsoo vio alrededor, sin saber qué decir. En realidad no tenía idea de lo que estaba haciendo, estaba igual de cegado que antes. -No-no me tomes por alguien débil, yo no necesito de...- Y se frenó.

-¿De otros?- Completó por él. Tras su silencio, negó. -¿Te das cuenta de lo absurdo que suena eso?

-No... Déjame, no quiero verte, no quiero ver a nadie... Por el momento no...- Meneó la cabeza y se alejó con la misma rapidez.

Y en esa ocasión Jongin no lo siguió, porque había escuchado bien sus palabras y antes de cualquier cosa, sentía respeto por su hyung y sus decisiones, y jamás lo haría sentir peor sólo para satisfacer su orgullo.

Sólo deseaba que todo aquello sirviera de algo, porque no podría soportar conocer al Kyungsoo del pasado cuando estaba tan ansioso por ver al del futuro.

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