X (PARTE I)
"¿Papá te ha dicho que me echa de menos? ¿O es sólo algo que dices por decir?".
Mensaje de texto Do Kyungsoo a su madre, Do Yikyung, durante su estadía en Japón.
Por los días consiguientes, Kyungsoo se encontró bastante reflexivo.
Seguía pensando en Jongin, en lo que podría llegar a sentir y en sus propias emociones, todo a la vez que cursaba sus clases, se encargaba de los exámenes y continuaba con las infinitas monografías. A esas alturas, se preguntaba seriamente cuándo tendría unas bien merecidas vacaciones aunque en el fondo no le molestaba del todo enredarse con miles de pensamientos, después de todo, siempre fue de pensar demasiado y estudiar era lo que más fácil se le daba.
Lo que no era fácil sin embargo, era tener que amigarse con la idea de que alguien estuviera interesado en él. Y no cualquier alguien, sino Kim Jongin.
No era de idealizar gente... Bueno, gente que no fuera Chanyeol, porque era obvio hasta para él que su mejor amigo era su más grande inspiración, pero en general no actuaba así con nadie más. Salvo con Jongin. Con el pasar de los días se dio cuenta, por muy evidente que fuera, de que estaba tratando con una persona carismática, buena para socializar y gentil. Jongin era agradable con todos, no parecía tener ningún tipo de prejuicio hacia nadie y era extremadamente atractivo... Muchísimo más de lo que su cerebro podía procesar. Plus, siempre que estaba junto a él, recibía una increíble sensación de sosiego y relajo por la vida que no experimentaba con nadie más.
El chico era prácticamente perfecto (por el momento) y no llegaba a comprender qué demonios había visto en él... Es decir, ¿estaría realmente interesado o sólo estaba jugando? Tenía una buena impresión de él, pero no lo conocía lo suficiente como para poner las manos en el fuego. Y, ¿acaso no había tenido una esplendorosa novia? Fue lo suficientemente serio para que ella le obsequiara un maldito perro y todo, ¿tenía que dudar de sus inclinaciones también? Él tampoco había visto a los hombres de esa manera, pero llevado al caso, tampoco le había sucedido con las mujeres, ¿de qué diferencia hablaba entonces?
Aquel día sólo tenía una clase a la tarde, así que aprovechó a dormir un poco más de lo acostumbrado e hizo compras al mediodía para abastecerse. Cuando llegó a casa con varias bolsas entre los brazos, siguió observando su teléfono celular como venía haciendo desde el día anterior. Incluso mientras desperdigaba los víveres por toda la mesada y los acomodaba en las alacenas, sus ojos se desviaban hacia el aparato cada vez. Sabía que quería llamar a alguien para hablar del tema que en esa ocasión lo atormentaba, y después de asimilar la idea, lo hizo.
Por instinto, fue a la lista de contactos y seleccionó el de Chanyeol, pero en vez de tocar el botón de llamada, se quedó viendo la pantalla en silencio. A último momento, fue hacia atrás y presionó sobre otro número distinto.
-¿Sí?
Kyungsoo tuvo taquicardia casi al instante. -¿Baekhyun?- Preguntó con inseguridad. De nuevo, ¿por qué rayos lo llamó a él?
Baekhyun estaba en medio de su taller de corte y confección cuando recibió la noticia de su secretaria de que alguien estaba llamando a su teléfono personal. Había tanto trabajo y alboroto con todos sus empleados yendo de aquí para allá y con las decenas de máquinas encendidas a la vez, que usualmente habría rechazado cualquier interrupción. Titubeó cuando vio el remitente sin embargo y se retractó un segundo antes de cortar.
-Tengo la impresión de que sabes quién soy.
-Ugh...- Kyungsoo ya se estaba arrepintiendo de su decisión. -Si molesto simplemente puedo...
-Está bien, Do, sólo dilo, ¿para qué llamaste?- Baek fue igual de contundente que siempre, pero había cierta ligereza en sus palabras que disminuyó su nerviosismo. -Quiero esta. Averigua si la tienen en azul turquesa.- Dijo para alguien más.
Kyungsoo se echó sobre la cama con un gruñido y cerró los ojos. Baekhyun estaba trabajando, pero aun así lo atendía y tenía intenciones de oírlo, no podía simplemente ignorar eso y cortar la llamada.
-¿Te digo la verdad? Ni yo lo sé.- Suspiró profundo. -Sólo... Estaba pensando en algunas cosas.
-¿Cuáles cosas?... ¿Podrías elevar aquella porción de la manga? Perfecto.
-Mm, bueno... Cosas estúpidas, bastante estúpidas.- Rio.
-¿Tiene que ver con ese chico lindo de la última vez?
-Qué demonios.- Frunció el ceño. -¿Cómo...?
Baek se encogió aunque no podía verlo. -Lo supuse. ¿Y bien? ¿Ya lo hicieron o qué?
Kyungsoo se puso rojo hasta la raíz de su cabello. Siempre se burló de Chanyeol y de su puritanismo mal disimulado, pero el poco tacto y la franqueza de Kwon Baek avergonzarían a cualquiera con un mínimo de recato.
-No.- Gruñó. -No se trata de eso, más bien es...- Mordió su labio. -Creo que me estoy enamorando, Baek.
Del otro lado, Baek sonrió con sarcasmo. -Santo cielo, cuéntame qué experimentaste para llegar a semejante conclusión. Una cabeza tan retorcida como la tuya no debe funcionar como la de los demás mortales.
-Púdrete, voy a cortar.
-Se trata de ese otro, ¿no? Lo único que nos queda es que se trate de mí y entonces...
-¿Tú estás diciéndome eso? ¿De verdad?
Puso los ojos en blanco. -Eres un niño, no aguantas que jueguen el mismo juego que tú.- Tapó el micrófono de su celular. -¿A eso llamas pantalones de tiro alto? ¿Trabajas para un payaso o qué? Arréglalos antes de que tenga pesadillas.- Descubrió el móvil con un suspiro hastiado.
-Esto es una estupidez...- Murmuró Kyungsoo del otro lado. -No tengo idea de qué hacer, ni siquiera me entiendo a mí mismo.- Estaba hablando consigo, pero Baekhyun lo escuchó todo.
-¿Él te corresponde?
Kyungsoo sintió una punzada en el pecho. -No lo sé... Es decir, hemos tenido un par de... de interacciones, tú entiendes.- Carraspeó. -Pero no sé qué tan en serio va, eso me perturba.
-Bueno, ¿tiene idea de lo que te sucede a ti?
-No.
-Entonces te quejas de cómodo. Ve y dile todo, estúpido.- Postuló con una simpleza arrolladora. -¿Te has puesto a pensar que posiblemente él se encuentra en la misma situación que tú?
Kyungsoo se sentó sobre el colchón, asediado por una repentina sensación de intranquilidad. Sentía la boca seca y comenzó tartamudear. -¿Co-cómo pretendes que haga eso?
-Qué sé yo. Abrázalo, llora si quieres... No, aguarda, no llores, de seguro parecerás medio neurótico.
-Pff...- Tomó su cabeza en una mano cuando sonrió. -Eres pésimo dando consejos, pero en el fondo entiendo a qué te refieres.
-No me juzgues, tú elegiste llamarme.
Rio en voz alta. -Sí... Yo elegí llamarte...
Así como también elegía desconfiar de Jongin a pesar de que le había demostrado ser una buena persona hasta el momento.
Luego de hablar con Baekhyun un poco más, se puso a pensar que quizás no podía pretender demasiado de Jongin si él mismo se mantenía yendo y viniendo. Había estado mandándole señales cruzadas por cada confesión que le hizo y cada beso que tuvieron. Su inseguridad nacía de no saber qué le pasaba a Jongin de verdad, pero era probable que este no diera más pasos hacia adelante debido a sus propias actitudes. Básicamente, era como un ciclo sin fin y sin sentido del cual ya no quería formar parte.
Al llegar a casa luego de las clases de la tarde, decidió llamarlo. Se sacó la mochila, sus zapatos, se atavió con ropa de casa para estar más cómodo y se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, sólo entonces tomó su teléfono y por primera vez le dio uso al número que había recibido la noche de aquella fiesta de ricos tan lejana. Su corazón latía rápido contra las costillas mientras el tono de espera se repetía, se sentía nervioso y acalorado, pero estaba verdaderamente ilusionado.
Estaba avanzando por su cuenta, eso era bueno.
Entonces, lo enviaron directamente al buzón de voz.
Bien... Eso no fue lo que imaginó. En su fuero interno, tenía la idea de que Jongin le contestaría enseguida después de ver su nombre en la pantalla del móvil, hablarían con torpeza y él lo invitaría a cenar algo, y Jongin le diría que sí, obvio. No esperaba que todo se solucionara ese mismo día, no era realista, pero creía que si mostraba el mismo interés, entonces por fin las cosas cambiarían un poco.
Su inseguridad se extinguiría por ser honesto consigo mismo y hacer lo que de verdad quería, no por las acciones de Jongin.
En fin, no le dio demasiada importancia, estaba de bastante buen humor. Todavía era temprano, así que esperó al menos una hora y media más antes de volver a intentar.
Pero nadie le contestó.
El día siguiente se mantuvo enviándole mensajes a través de intervalos de tiempo razonables. No quería parecer desesperado o ser molesto. Se encontró sacando su teléfono de manera inconsciente para verificar si tenía notificaciones, cosa que no hacía jamás durante las clases, pero la ansiedad no lo dejaba en paz. Nunca antes se había comunicado con Jongin de esa manera, ¿sería de esos que tardaban en contestar? Tal vez no cargaba con el móvil todo el tiempo como cualquier joven de hoy día... Pero entonces no tenía mucho sentido que le haya dado su número para hablar si casi no lo utilizaba.
Lo llamó una vez durante el tiempo libre del almuerzo, y otra vez cuando llegó a casa de la universidad.
Cada vez, lo recibió el buzón de voz.
Estaba comenzando a preocuparse. ¿Tenía que tomarlo como algo normal? Rayos, le enervaba no conocerlo mejor para tener ideas certeras acerca de su personalidad. ¿Y si al final acabó arruinándolo todo por completo y ahora Jongin estaba ofendido y no quería saber nada de él? Sería bastante irónico. Cuando decidía dar un paso hacia adelante, Jongin se retiraba por completo.
Después de un día y medio sin noticias suyas, descartó el teléfono y una tarde medianamente libre, surcó el campus de cientos y cientos de metros cuadrados rumbo a la facultad de Ciencias Químicas. Preguntó a un par de chicos dónde se dictaban las clases de Farmacia y caminó por los pasillos sintiéndose un extraño, pero demasiado inquieto como para prestar atención a eso. No tenía idea de qué buscar, no sabía qué materias cursaba Jongin ni en qué año iba, suponía que uno más abajo que él, sólo porque seguía llamándolo hyung a cada momento.
Milagrosamente, reconoció a uno de los chicos de la fiesta de la última vez y se precipitó hacia él sin importarle si parecía un loco.
-¡O-oye!- Se detuvo cuando todo el grupo se giró. -¿Eres Ma-Mayer, no?
-Así es.- Asintió, ladeando su rostro con curiosidad. -¿Y tú...? ¡Oh!- Sonrió con enormidad. -¡Eres el del beso caliente!
Kyungsoo cubrió su rostro con ambas manos. -Dios, ¿por qué mejor no me mato?
-¡Eso fue impresionante, amigo! Jongin deliró luego, aunque no recuerdo mucho...
-¿Dónde está?- Murmuró mientras se descubría. Estaba avergonzado como la mierda, pero el sonido de ese nombre lo hizo reaccionar. -Jongin, ¿dónde está? ¿Lo sabes?
-¿Jongin?- El tal Mayer hizo una mueca de disgusto que lo puso en guardia. -Si no sabes tú, menos yo, compañero.- Kyungsoo estaba a un segundo de gruñir como un animal. -No asistió a clases ayer y tampoco hoy.- Sacó su celular y le echó un vistazo. -No me contesta los mensajes ni las llamadas, ese loco...- Chasqueó la lengua y pareció verdaderamente preocupado. -Vete a saber qué le pasó.
Kyungsoo volvió a su departamento sintiéndose bastante aliviado y agobiado a la vez. Ahora sabía que el silencio de Jongin no era contra él específicamente, eso lo tranquilizó porque le daba esperanzas, sin embargo era muy posible que le hubiera pasado algo malo y que por eso no contestara a nadie.
Perdió la cuenta de la cantidad de tazas de café que bebió mientras intentaba trabajar en su proyecto. Seguía rellenando el recipiente al sorprenderse de encontrarlo vacío y leyendo sin leer el mismo párrafo cientos de veces. No podía avanzar, estaba estancado y se sentía estúpido por querer concentrarse cuando era obvio que no lograría hacerlo a menos que supiera qué rayos le había sucedido a Jongin. No tenía idea de dónde vivía para ir a verlo y seguía sin responderle, estaba frustrado, asustado y a un segundo de explotar.
Lanzó el lápiz inútil entre sus dedos y cogió dos puñados de su cabello en las manos, luego largó un grito ronco. La situación era una verdadera mierda y más le molestaba no poder hacer absolutamente nada al respecto.
De repente, un par de golpes sonaron en la puerta. Estaba tan decaído que ni siquiera deparó en lo extraño que eso fue teniendo en cuenta que nadie podía ingresar al complejo a menos que alguien de adentro abriera, y nadie había tocado el portero para avisarle que estaba abajo. Atendió sin pensar en nada y por inercia, y cuando vio del otro lado a Jongin, casi se desvanece. Sus hombros caídos se tensaron, su rostro ensombrecido se alzó y la súbita respiración que tomó se quedó atrancada y no volvió salir.
¿Estaba viendo bien?
Se sintió exaltado de la nada y no supo qué hacer, no hasta que le dio una mirada más profunda y notó lo abatido y triste que se veía; entonces todas sus creencias tuvieron sentido y a pesar de que lo tenía justo frente a él, su preocupación aumentó más que disminuir.
-Hyung...- Lloriqueó Jongin, vestido con un traje con la mitad de la camisa fuera de los pantalones, la corbata desalineada y los botones de los puños deshechos.
-Maldición...- Insultó por lo bajo sin saber muy bien por qué. -Ven, Jongin, pasa.- Alentó con suavidad, tomándolo del brazo y haciéndolo avanzar.
Parecía ser que no se movería por su propia cuenta, cuando lo soltó, se quedó en mitad de la sala sorbiendo por la nariz y frotándose los ojos entre pequeños estremecimientos. Kyungsoo frunció el ceño con pena y mordió su labio, rayos, deseaba abrazarlo, meterlo en una cajita de cristal y no dejar que nadie ni nada le hiciera daño. Jongin siempre era decidido y genial, por primera vez se sentía un hyung con él. Volvió a cogerlo del brazo y posó una mano sobre su espalda para guiarlo hasta el sillón donde lo sentó, le dijo que esperara en lo que preparaba un poco de té y sólo recibió un pequeño asentimiento.
Cuando volvió con una taza llena, se sentó sobre le mesa ratona frente a él y tomó una de las manos que cubrían su rostro para verlo mejor. Sin una palabra, le entregó el recipiente. Jongin le envió una mirada de ojos vidriosos y muy cansados, y dio un sorbo largo a la bebida caliente con una expresión casi placentera, como si nunca hubiera probado algo más reconfortante en su vida.
-Lo siento, hyung.- Dijo con voz ronca. -Siento haber llegado así y sin avisar... Me colé antes de que un residente cerrara la puerta al entrar.
-Está bien, no pasa nada.- Posó una mano sobre su rodilla y la apretó con afectuosidad.
Jongin tragó saliva con dificultad, tenía las mejillas enrojecidas y la nariz irritada, lucía como justo después de un ataque nervioso. -Mi hermana sufrió un colapso, hace días está internada.
-Oh, Dios...- Cubrió su boca con una mano. -¿Ella está bien? Es decir, ¿es muy grave?
-No lo sé.- Su voz se quebró e hizo un puchero. -Tuve que hacerme cargo de todos los pendientes de la empresa de un día para otro. Hyung...- Lo miró con los ojos anegados de lágrimas. -No pude ir a verla ni una sola vez, no tengo idea de cómo se encuentra, continúan diciéndome que está bien, pero la agenda está llena y no puedo verla... No puedo... Mi noona...- Cubrió sus ojos y gimió por lo bajo.
Kyungsoo hizo una mueca, repleto de angustia por verlo así y escucharlo tan desesperanzado. Se deslizó silenciosamente de donde estaba para no causarle más conmociones y se sentó a su lado, apretó su brazo con fuerza para hacerle saber que estaba con él y pasó delicadamente sus nudillos por su mejilla húmeda. Jongin se descubrió y lo vio de reojo, Kyungsoo le sonrió con una dulzura impensada para él hasta el momento.
-Estuve llamándote, ¿sabes?- Lo meció un poco.
Jongin bajó sus brazos lentamente y lo miró con los ojos llenos de sorpresa. -Estuve usando el teléfono de negocios todo el tiempo, dejé el mío de lado.- Hubo un pequeño lapso de silencio en el que se dedicó a observarlo como si no acabara de creerse lo que dijo. Mordisqueó su labio y sorbió por la nariz. -Hum, ¿de-de verdad lo hiciste? ¿De verdad me llamaste?- Cuestionó con una timidez adorable que se robó un poquito más el corazón de Kyungsoo.
Pasó saliva por su garganta seca. -Sí...- Susurró con la cabeza en cualquier parte.
-¿Para qué?- Entremedio de toda su imagen desmejorada, podía verse que estaba expectante. Incluso se reacomodó sobre el sofá, un tanto repuesto después de centrar su mente en otro tema diferente.
Kyungsoo lo miró a los ojos largamente. Al final, le quitó la taza de las manos y la dejó sobre la mesa. De forma cuidadosa y un poco pudorosa, pero decidido, se arrastró los pocos centímetros que los separaban por completo para pasar una pierna sobre él y sentarse a horcajadas en su regazo. Jongin alzó la cabeza para verlo con los ojos bien grandes y brillosos, lo vio pasar saliva de forma trabajosa, su manzana de Adán subió y bajó todo el camino de forma perfecta.
Sostuvo su rostro de facciones exhaustas y transformadas por la aflicción en ambas manos y lo observó un poco más antes de depositar un tierno beso sobre sus labios. No dijo una sola palabra cuando se separó, esa fue la única respuesta que Jongin necesitó. Ahora tenía las mejillas corrompidas por un brillante rosado y una expresión a todas luces avergonzada por lo que acababa de hacer, pero en el fondo le gustaba demasiado, no se echaría atrás.
-A este bonito rostro le sientan bien las sonrisas.- Murmuró a un suspiro de su boca.
Jongin sonrió entonces, ampliamente, tanto que sus ojos se achinaron y fue todavía más hermoso de lo que ya le parecía. Su corazón se volvió loco y tuvo que morder su labio inferior para no sonreír igual de gigantesco. Comenzó a propinarle caricias suaves por todo el rostro, por su cabello, era la primera vez que mimaba a alguien de esa manera y estaba muy nervioso.
-¿Te sientes un poquito mejor?- Preguntó en un susurro, frotando la punta de sus narices.
Jongin cerró los ojos, a gusto y relajado. -Sí... Un poquito...- Contestó casi sin despegar los labios y elevó mínimamente los párpados para estirarse y buscar su boca una vez más, lo necesitaba.
Kyungsoo lo besó otra vez, con una sonrisa incontenible en los labios. Entonces, de la nada se puso de pie y acomodó su ropa. Miró a Jongin, que le devolvió la mirada desde el sofá en la misma posición, entre atontado y exhausto aún, y le extendió una mano.
-Vamos entonces, arriba.
El otro parpadeó, confuso. -¿Vamos dices? ¿A dónde?- Y a pesar de ello cogió su mano y se puso de pie, tambaleante.
-¿A dónde más, tonto? A ver a tu hermana.
Se puso un abrigo sobre los hombros y se calzó con un par de zapatillas. Jongin estaba exactamente igual a como había llegado, ni siquiera se había quitado los zapatos para entrar, y se paró en el recibidor después de llevarlo todo el camino de la mano para adecentar un poco su imagen. Arregló su camisa, cerró su abrigo y lo peinó ligeramente, Jongin incluso se agachó para que fuera más fácil para él, sin réplicas. Cogió sus llaves y su teléfono antes de salir, y a último momento resopló y tomó una de las bufandas colgadas en el perchero al lado de la puerta.
Sólo entonces, volvió a tomarlo de la mano y se lo llevó rumbo al hospital después de que le dijera en cuál estaba su hermana.
Jongin fue todo el camino cabizbajo y en silencio, Kyungsoo no dijo nada y tampoco planeaba hacerlo, no quería abrumarlo más de lo que ya estaba. En el hospital se encargó de anunciarlos y de preguntar acerca de Kim Ja Hye, habló por Jongin quien continuaba ensimismado como un niño asustado y aunque lo comprendía, no dejaba de asombrarle verlo de esa manera cuando la mayoría del tiempo era tan seguro. Vino a recibirlos un tipo alto y algo temible a simple vista que ni bien reconoció a Jongin, los guió hasta la habitación de su hermana. Supuso que sería algún secretario o algo así.
En la habitación privada a la que entraron, vieron a Ja Hye sentada en la camilla ataviada en una bata blanca, con su cabello corto hacia arriba atado con un moño y una intravenosa en el brazo para el líquido que ingresaba por su vena. Estaba leyendo una revista, pero pasaba las hojas con brusquedad, casi a punto de romperlas, y se notaba claramente hastiada.
-¡Noona!- Exclamó Jongin ni bien puso los ojos sobre ella, siendo la primera vez que reaccionaba desde que salieron del departamento.
-¡Jongin!- Lo imitó ella, lanzando la revista al otro lado de la habitación. -¡Por fin! ¿Dónde estabas?- Estiró la mano del brazo que no estaba atado a la intravenosa.
-Trabajando, noona.- Contestó él, atravesando toda la habitación y sosteniendo la delgada mano entre las suyas. -Tu agenda estaba llena, intenté hacerlo lo mejor que pude.
-¿No te dejaban venir?- Frunció el ceño, acertando en sus suposiciones. -Voy a tener que hablar con esos idiotas, rayos.- Se acomodó con dificultad. -¿Puedes creer que no me dejan ir aún? ¡Mírame! Ya estoy bien, no fue nada.
Y de verdad se veía bastante revitalizada y con la misma energía que de costumbre, pero su piel estaba pálida también y sus ojeras eran más profundas. Era evidente que no estaba en una camilla de hospital por nada.
-No seas imprudente.- Jongin frunció el ceño con preocupación. -Te desmayaste y casi caes por las escaleras si no fuera porque tu asistente estaba cerca y te salvó.
Ja Hye chasqueó la lengua. -Qué exagerados.
-Me asustaste muchísimo, noona.- Prosiguió con seriedad. -La próxima vez debes tener más cuidado y, por favor, deja de ser tan terca y tómate vacaciones de vez en cuando.
Lo vio con más calma, apoyando la cabeza contra el respaldo de almohadas mullidas. -Lo siento, seré más responsable.
Jongin sonrió, satisfecho, y se regocijó en la sensación de ver a su hermana mayor sana y a salvo. Después de días desinformado y temiéndose lo peor, era maravilloso encontrarla como de costumbre. Ja Hye volvió a suspirar y desvió la mirada hacia otra sección de la habitación, encontrándolo a Do Kyungsoo en silencio y ocupando un rincón modesto en el fondo.
-Oh...- Pronunció antes de observar a su hermano con obvia sospecha.
Jongin, incapaz de disimular por el cansancio, se sonrojó por completo y se puso a balbucear como un idiota. -Kyungsoo hyung me hace compañía, es un buen... amigo.- Y ni él se lo creyó.
Pero las recientes escenas con Kyungsoo montado sobre su regazo y dándole besos en los labios no dejaban de presentarse una y otra vez como luces encendiéndose y apagándose. Se iban y venían, lo invadían incluso cuando no estaba pensando en ello.
-Buenas noches.- Se adelantó Kyungsoo con una formal reverencia. -Jongin estaba muy preocupado por usted, noonim, es genial que se encuentre bien otra vez.
Ja Hye sonrió con simpatía. -Gracias por acompañarlo. Procura que este tontito descanse bien al menos.- Le revolvió los cabellos a su hermano con una afectuosa sonrisa. -Después de todo, no sé cuándo me dejarán libre, ¡aunque es obvio que estoy más que bien!- Vociferó como si hubiera alguien oyendo tras la puerta. -En fin, ¿me harías ese favor, Kyungsoo goon?
-Claro.- Balbuceó con otra reverencia.
Le sonrió. -Te lo encargo.
Sólo pudieron quedarse unos cuantos minutos más hasta que una enfermera llegó a avisarles que el horario permitido para las visitas estaba a punto de finalizar. Luego, entró el doctor a cargo de la hermana de Jongin que les explicó el estado en el cual se encontraba. Ja Hye fue ingresada después de colapsar debido a un estado anémico bastante grave que le impidió tener las fuerzas suficientes incluso hasta para mantenerse en pie. Luego de semejante declaración, Jongin le envió un dura mirada de censura a su hermana, quien desvió la mirada con fastidio.
Los dejó ir sabiendo que ella debería quedarse al menos una noche más en observación, y que la situación no era grave siempre y cuando estuviera debidamente controlada y tratada a partir de ese momento.
Al salir, la noche fría los abrazó. Kyungsoo posó ambas manos sobre su espalda baja y estiró todos sus músculos, haciendo que varias de sus articulaciones tronaran ruidosamente. Jongin, más aliviado ahora que sabía que su hermana estaba fuera de peligro, se sentía tan relajado que podría caer desplomado en la acera y quedarse dormido profundamente.
-Hyung, discúlpame.
-¿Eh? ¿Por qué?
Unió sus manos al frente y las frotó con nerviosismo, por alguna razón no era capaz de encararlo de frente y mirarlo a la cara, se sentía tímido. -Por todo... No tenías por qué acompañarme ni hacerle promesas tontas a mi hermana.
Kyungsoo sonrió, se acercó para coger una de sus manos frías y se la llevó a los labios. -Está bien.- Le aseguró con suavidad antes de depositar un beso sobre sus nudillos. -Sólo dime qué es lo que necesitas.
Jongin sintió su corazón y su pecho repletos de un sentimiento que no supo reconocer, pero que lo dejó tambaleante, lleno de júbilo y a un segundo de explotar. -A ti.- Le respondió. -Necesito... Quiero quedarme contigo.- Y agachó la cabeza otra vez porque sintió el rostro caliente y le dio pena admitir algo como eso.
La sonrisa de Kyungsoo fue todavía más grande. -Bien, puedo concederte eso, bastardo adorable.
Y después de propinarle un amigable golpe en el hombro, volvió a tomarlo de la mano con familiaridad y se lo llevó de vuelta consigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro