VII
"Disfrutarías aquí, Chanyeol, te lo aseguro. Estoy bastante lejos de la ciudad y la naturaleza es preciosa. El lugar donde me encuentro es similar a la finca de mi familia en Corea y no, no hay cancha de cróquet por si te lo preguntas... Aunque pensándolo bien, ¿cuándo necesitamos una cancha para jugarlo?".
Correo electrónico de Do Kyungsoo a su mejor amigo, tres meses después de mudarse a Japón.
Pasó un tiempo largo en el que el silencio fue el protagonista principal. Era evidente que Kyungsoo no tomaría la iniciativa de decir algo y, en el caso de que lo hiciera, sería para dar por zanjado todo el asunto y huir otra vez. Probablemente fuera la opción más rápida para deshacerse de toda aquella incomodidad y ese ambiente tan tenso y extraño, pero a Baekhyun no le gustaban los caminos fáciles. En realidad, le gustaba deshacerse de las cosas a su modo, y encogerse de hombros y hacer como si nada pasó no era algo propio de él.
Moriría antes de lavarse las manos.
Decidió entonces tomar la iniciativa y ser él quien rompiera el silencio, pero tal decisión le costó otros buenos segundos pensativo, porque no tenía idea de lo que sería mejor decir en semejantes circunstancias. Temía meter la pata y hacer que Kyungsoo empeorara; aunque no era su persona favorita en el mundo, tampoco quería malograrlo aún más.
-Yo... Dependo muchísimo de Chanyeol.- Se encontró diciendo. Tenía la mirada puesta en él con la misma fijeza con que se lo mira a un depredador; no le temía, pero debía estar atento a sus reacciones. -Fue y es todo un proceso aprender a sobrellevar mis cosas sin él.- Pronunciaba lento.
No tenía idea de cuál era su intención confesando todas esas cosas que no había develado a nadie más que a sí mismo, pero creía que si era verdaderamente honesto por una vez, el peso del mundo que Do Kyungsoo llevaba encima se aligeraría al menos un poco.
-Puedo hacerlo solo.- Prosiguió. -No soy ningún inútil, he pasado la mayor parte de mi vida completamente solo, sé cómo manejarme sin ayuda. Soy consciente de ello, es sólo que...- Tomó una gran respiración. -Chanyeol no lo significa todo, pero si tengo que elegir entre hacerlo con él a mi lado o no, entonces prefiero tenerlo conmigo.
Aguardó a que le contestara algo. Muy a su pesar, el corazón le latía rápido, estaba nervioso. Kyungsoo se había quedado muy quieto, ni siquiera parpadeaba y temía que fuera a pasarle algo grave. Es decir, sabía que no moriría, pero... Entonces lo miró, por fin, y se retuvo de pegar un respingo porque sus ojos, enormes, estaban vidriosos y repletos de líneas rojas, abyectos de sangre. Kyungsoo abrió la boca, luego la cerró y pareció torturado.
Inesperadamente comenzó a hablar y, a partir de ese momento, Baekhyun ya no tuvo oportunidad alguna de interferir, porque algo dentro de Kyungsoo se había agrietado y esa pequeña fisura se había abierto cada vez más hasta dejarlo completamente expuesto y herido. Lo que escapaba, fluía, y ya no podía ser detenido.
-Te-tengo miedo, Baekhyun.- Susurró en un tono de voz que le erizó los vellos, su cuerpo temblaba y no dejaba de mirarlo. -Tengo miedo de que Chanyeol se olvide de mí.- Cerró los ojos con fuerza y por fin se desbordaron, las lágrimas recorrieron sus blancas mejillas cuesta abajo. -Pretendí ignorarlo, pero siempre tuve miedo de no ser el único para él. Durante un largo tiempo, Chanyeol sólo me tuvo a mí y a su familia, pero yo era su único amigo de verdad. Incluso cuando existieron otros, el primero siempre... Siempre fui yo.- Tomó una trémula respiración. -Comencé a sentirme como una mierda cuando tú apareciste.- Prosiguió con los dientes apretados y una cuota de rencor. -Tú... Tú te lo llevaste de mi lado y me dejaste sin nada. Tú... Todo fue por ti, todo es tu culpa.
Baekhyun resistió el impulso de retroceder y cubrirse los oídos para dejar de escuchar. Jamás pensó que sería tan difícil, pero estaba costándole muchísimo mantenerse firme y erguido mientras oía cómo Kyungsoo había sufrido por su causa. Entendía que no era culpable de nada, él sólo se había enamorado, no lo planeó, y sabía que Kyungsoo lo tenía claro también, pero debía sacarse todo aquello de adentro y tenía que escucharlo si deseaban continuar adelante en serio. No a través de treguas temporales y cargadas de cierta hipocresía.
Tomó una honda respiración y le sostuvo la mirada. No podía dar marcha atrás, así no era él.
-Me siento muy inestable cuando él no está cerca.- Kyungsoo agitó su cabeza. -Sólo... Sólo sirvo para hacer tonterías y hablar estupideces, mi cabeza no funciona como debería. Me doy vergüenza.
-Tú fuiste quien nos empujó.- Baekhyun habló antes de darse cuenta, al segundo siguiente se arrepintió, pero se vio en necesidad de aclarar aquello porque fue lo que siempre creyó y tal vez, se había equivocado. -Tú quisiste unirnos a propósito. Chanyeol también lo piensa así.
-Así fue.- Contestó de inmediato, aunque luego titubeó. -Bueno, yo...
En un comienzo Kyungsoo lo había creído así, pero luego ya no había estado seguro de nada porque en el fondo no supo si había querido ayudar a su mejor amigo con su problema de identidad, o simplemente actuó guiado por el deseo de demostrar que seguía siendo una parte indispensable de la vida de Chanyeol.
Recordaba a la perfección el momento exacto en el cual todo dejó de ser un chiste para él. De vez en cuando se sumergía en sus memorias y cada vez que deparaba en aquella exacta, lo veía todo frente a sus ojos con una claridad estremecedora. Podía oír la música de jazz suave en el fondo, podía sentir la mirada de todas las personas alrededor, sentía su corazón latiendo pesado y dolorosamente dentro de su pecho, su nerviosismo, su pánico. Era todo crudo, todo nítido, la impresión le impedía olvidar por completo.
La noche que Baekhyun se mostró tan inestable y temible durante la fiesta de Kang Ji Sook había significado un antes y un después para él. Le aterrorizó la dependencia que Baekhyun sentía hacia Chanyeol y que no había notado hasta el momento ya que había estado cien por ciento concentrado en su amigo y en nadie más, pero viéndolo en retrospectiva y meditando al respecto, probablemente tuviera miedo de su propia dependencia hacia él.
Lo que le apabulló fue el reflejo de sí mismo en Baekhyun.
Lo atacaron unas ganas horribles de vomitar, tan reales y cercanas que sintió el gusto ácido y asqueroso en su paladar. Tuvo una arcada irreprimible y cubrió su boca con una mano, cerrando sus ojos con fuerza.
-O-oye, vete al baño.- Se exaltó Baekhyun. -O acércate al fregadero...- Se detuvo cuando Kyungsoo negó furiosamente con la cabeza.
Podría estar en su peor momento y en lo más bajo, en la primera oportunidad que tuvo corrió en busca de Kwon Baek por ayuda y lo aceptaba, lo admitía, pero nunca, por nada del mundo se permitiría volver a lo mismo de antes. Jamás. Así que se concentró por completo e intentó controlarse para no lanzarlo todo. Debía dominarse, no sólo por todas las promesas que le hizo a Chanyeol, sino también por sí mismo y su orgullo.
Cuando se calmó, todavía respiraba agitado.
-Siempre tuve tantas ganas de golpearte, Kwon Baek.- Confesó con sentimiento. -Dios, cuánto me desquité la vez que Chanyeol se fue a su pueblo, realmente lo disfruté...
-¿Quieres que te deje a solas para...?- Comentó Baekhyun con sorna.
Kyungsoo, muy a su pesar, compuso media sonrisa. -Desaté sobre ti toda la ira que sentía hacia mí mismo.
-Sí, creo que merezco una disculpa por eso, tal ira me valió la mitad del rostro deformada.- Continuó, cruzándose de brazos y arqueándole una ceja altanera.
-Eres... Eres un idiota.- Ahora la sonrisa fue completa, pero temblorosa y repleta de angustia. -¿Qué haces bromeando ahora mismo? Deberías aborrecerme, soy un asco.
-Sí, probablemente tengas razón.- Baek ladeó su rostro. -Pero hay quienes creen que yo también soy un asco y puede que también lo sea. ¿A quién le importa?
Kyungsoo negó quedamente, viéndolo como si estuviera loco. Kwon Baek, sin dudas, era un completo misterio para él. No entendía cómo funcionaba su mente y, con honestidad, le daba algo de miedo averiguarlo. Suponía que de ese tipo de tareas se encargaba gente más apta, gente como Park Chanyeol.
-Necesitaba descargar mi enojo porque me sentí culpable por todo.- Sus labios se movieron por instinto y su voz produjo un susurro, ya no tenía idea de lo que decía, pero tampoco podía detenerse. -No supe... No tenía idea de qué hacer, sólo pude huir. De todo, pero más que nada de mí mismo.- Largó una corta carcajada empapada de ironía y aversión por todo lo que había causado, mientras fregaba su cabello y su rostro con frustración. -Demonios, hasta hace unos días seguía haciéndome creer que tú eras el culpable de todo por haberme arrebatado a la única persona que me quería y que se preocupaba por mí, y ahora...- Se descubrió lentamente. -Si Chanyeol no está, mi vida no tiene significado...
Baekhyun hizo una mueca. -Eso es un tanto...
-La gente existe porque otros la ven, si nadie te ve, entonces no existes. Yo... Yo no soy nada por eso.
Agachó su rostro y no dijo más nada. Ya no creía que fuera a vomitar, pero se sentía mareado y enfermo, como si padeciera de una fiebre intensa. Su cuerpo sufría estremecimientos, estaba tambaleante y cansado. Quería tirarse en su cama y no despertar hasta el año tres mil. Baekhyun, de forma sensata, se había guardado cualquier comentario por el momento en lo que esperaba a que se calmara un poco. Le había dado el espacio para que le dijera todo lo que tenía que decir, así fueran insultos o tonterías.
Jamás tendrían una relación pacífica si no charlaban sobre las cosas que quedaron pendientes.
-¿Terminaste?- Cuestionó luego de un rato. Kyungsoo alzó la mirada al instante y lo vio con los ojos bien grandes, parecía sorprendido. -Me odias con toda tu alma, ¿y qué?- Espetó, dejando de lado su turbación para ser igual de contundente y directo que de costumbre. -¿Eso resuelve algo?
-N-no sé si te odio, sólo...
-¿Sólo...?
Kyungsoo mordisqueó su labio con nerviosismo. No sabía qué contestarle aunque tenía la certeza de que en el fondo no era odio lo que sentía, sino miedo. Puro miedo.
-Está bien.- Declaró Baekhyun repentinamente.
Frunció el ceño. -¿Eh?
El otro pareció hastiado. -Dije que está bien.
-¿Estás burlándote de mí?
Se encogió. -No. Puedes odiarme, está bien si quieres hacerlo. Tú amas a Chanyeol, yo también lo amo, entiendo el tipo de persona que es. Todos los días estoy aterrorizado de perderlo, es sólo una sensación, pero tú ya lo crees así.- Frotó sus brazos y desvió la mirada. -Si alguien se lo llevara lejos de mí, también sentiría un odio abrumador.
-¿Según tú sólo lo creo?
-No pienso que Chanyeol no te tenga en cuenta, Kyungsoo. Tú le das gran parte de las cosas que yo no puedo, eres su hermano, nunca desaparecerás de su vida.- Suspiró profundo. -Es algo que entendí hace mucho y siempre tuve presente, y creo que ahora deberías ser tú quien se lo meta en la cabeza de una buena vez por todas.
No pasó mucho hasta que llamó a un taxi para volver a su casa. No necesitaba oír más, era suficiente. Baek, como era previsto, no forzó absolutamente nada; no le pidió que se quedara, no le hizo más preguntas y tomó su "debo volver" con clara impasibilidad. Kyungsoo no esperó otra cosa y que Kwon Baek se portara con normalidad después del semejante despliegue lamentable que acababa de hacer frente a sus narices, lo tranquilizó como nada.
Estaba avergonzado, pero no negaría sentirse más liviano y libre después de volcar toda la mierda que venía arrastrando desde hacía años.
Muchísimo más compuesto y meditando acerca de todo lo que acababa de pasar, estaba sorprendido de forma grata con la actitud que adoptó Baekhyun. De hecho, hasta se sentía un tanto confuso, nunca esperó que fuera tan... Comprensivo. En algún punto de su monólogo intenso en el cual dejaba ir sus más grandes miedos y pensamientos secretos, recuerda haberse dicho que si continuaba así, Baekhyun lo sacaría a patadas dolorosas en el trasero que no lo dejarían sentarse en una semana, pero eso al final nunca pasó.
Quería pensar que era debido a Chanyeol que estaba tratándolo tan bien... Para tratarse de Kwon Baek, claro, pero en el fondo consideraba la posibilidad de que al igual que él, sintiera cierta familiaridad.
Para consternar todavía más su cordura, Baekhyun lo acompañó todo el camino hacia la acera y, más aún, se quedó junto a él en lo que esperaba a que el taxi llegara. Ninguno dijo una palabra, pero estaban allí. En más de una ocasión le dio alguna que otra mirada de reojo, tenía un par de palabras atascadas en la garganta, pero le costaba dejarlas ir. No podía quitarse de la cabeza que era Kwon Baek quien estaba a su lado.
Cuando el auto estacionó algunos metros más allá, llenó de aire sus pulmones y se volteó para encararlo de frente.
-Lo siento, Baekhyun.- Balbuceó de forma torpe, pero entendible, y como le parecía correcto, acompañó su disculpa con una pequeña venia.
Baek parecía un tanto divertido, pero trató de disimularlo. -No pasa nada. De todas formas, necesitábamos hablar si queríamos que la tregua sirviera de algo.
Con sólo una pequeña mueca en el rostro, Kyungsoo dio un pequeño asentimiento, se giró tan rígido como un robot y dio algunos pasos en dirección al taxi.
-Kyungsoo.- Lo llamó y se detuvo. -La próxima vez, piensa dos veces antes de llegar a mis aposentos sin avisar. Eso si quieres acostarte a dormir y despertar al otro día.
Y en lugar de ofenderse o actuar con el recato que venía mostrando desde hacía un buen rato, sonrió brillante mientras se acercaba de espaldas al auto. Chocó contra la puerta y la abrió sin dejar de verlo.
-¡Adiós, Kwon idiota!- Gritó, agitando una mano en el aire de forma vergonzosa. -¡La próxima ven a casa para que podamos seguir haciéndonos las uñas y arreglándonos el cabello!- Dijo en un inglés perfecto.
Lo que provocó que todas las personas que pasaban por allí en ese exacto momento se voltearan a ver a Baekhyun en la cima de las escaleras, todavía de brazos cruzados y mirada endurecida. No se gastó en responderle, cuando Kyungsoo entró en el taxi y desapareció, lanzó un largo suspiro al aire y vio hacia el cielo, aquella inesperada visita lo había dejado completamente exhausto, mucho más de lo que ya había estado.
Sacudió los hombros cuando el viento le alborotó todo el cabello, se desligó de la gente que lo veía con extrañeza ignorándolos y entró al hotel sin saber que tenía una pequeña, casi imperceptible sonrisa cincelada en los labios y una certeza nacida hace tiempo a punto de cumplirse.
Justo como siempre creyó, aquella sensación de camaradería no era sólo una sensación.
******
Kyungsoo estudiaba activamente para los exámenes más cercanos y podía decir que su mente estaba más serena que nunca.
En esa ocasión estaba almorzando en la cafetería inmensa de la universidad y ni siquiera comía demasiado. Se había servido de todo como una bestia, pero comía de a pequeños bocados y sólo de un par de cosas mientras escribía algunos apuntes y leía sus escuetas, pero más que suficientes notas. Estaba concentrado, no se sentía tan cansado después de una buena noche de sueño y su mente se sentía fresca. Decir todo lo que tenía para decir en voz alta fue una muy buena decisión.
En la extensa mesa que ocupaba prácticamente solo, se sentó otra persona del lado opuesto, también con su charola y un libro en la mano. Por primera vez en todo el rato, Kyungsoo dejó de lado sus cosas para quedarse viendo a la muchacha (decididamente coreana ahora, podía asegurarlo) justo frente a él algunas sillas más a la derecha. Estaba metida en su lectura, así que aprovechó ello para deslizarse más cerca de forma disimulada.
-Ese pudín de chocolate es uno de los mejores que he probado.- Comentó, refiriéndose al que ella traía en su charola.
Al oír su idioma natal la muchacha elevó la mirada de su libro, un tanto sorprendida. Miró el postre que había elegido aquel día y luego a él otra vez, en silencio y algo confusa. No era la primera vez que veía a ese chico y la continuidad con la que seguía cruzándoselo le causaba un poco de recelo.
Kyungsoo percibió su incomodidad y se apresuró a seguir hablando de manera casual. -Es loco que la comida de una cafetería sea de mis favoritas, ¿no crees?- Sonrió con entusiasmo, pero ella continuó sin abrir la boca. Al final negó, terriblemente avergonzado. -Lo siento.- Murmuró, y se calló.
Vuelto hacia sus asuntos una vez más, no pudo notar la pequeña sonrisa en el rostro de la muchacha, cuyas mejillas regordetas se habían ampliado por la misma.
-Yo estaba verdaderamente enamorada de la leche con chocolate que servían en mi jardín de infantes.- Kyungsoo se volvió hacia ella con las cejas arqueadas. -Sé que sólo es leche con chocolate, pero no lo sé, por alguna razón yo la sentía especial y nunca he podido olvidarla.- Se encogió. -No creo que sea del todo loco.
Él sonrió de medio lado, bastante más aliviado ante su buena energía. -Lo siento, debes pensar que soy un rarito, pero no tienes idea de lo bonito que es poder usar mi idioma otra vez. Me hacía mucha ilusión conocerte, no me malentiendas.
Ella rio con simpatía. -¿De dónde eres, este...?
-Kyungsoo. Do Kyungsoo. Nací en Gyeonggi, pero viví la mayor parte de mi vida en Seúl.
-Yo soy Suni, pero aquí me llaman Sun, es un gusto.- Hizo un asentimiento a modo de venia que Kyungsoo correspondió.
-Compartimos algunas clases, ¿verdad? ¿Qué estudias? Yo estoy en Ingeniería Industrial.
-Ingeniería Mecánica.
-Wow, eso es interesante.- Parpadeó con sus ojos enormes. -¿Te importaría si alguna vez...?
-¿Intercambiamos conocimientos? Claro, mi carrera no tiene mucho que ver con la administración y eso también me interesa.
Kyungsoo se echó sobre el respaldo de su silla con una sonrisa enorme pegada a su cara. -Después de tanto tiempo ya estaba comenzando a soñar en inglés, eso me asustó.
Suni volvió a reír, en verdad había olvidado su inseguridad, Kyungsoo parecía un chico muy amigable y sin malas intenciones. -Te he cruzado en varias oportunidades, pero es la primera vez que te veo en la cafetería.
-No suelo venir porque aún no me acostumbro del todo a la comida americana.- Rascó su nuca. -Prefiero traer mi almuerzo de casa, pero hoy se me olvidó y no puedo sobrevivir sin todas mis comidas.- Sonrió con torpeza.
Suni no pudo evitar deparar en su charola repleta de comida, no quiso ser maleducada, simplemente era imposible de ignorar tratándose de un muchacho de complexión tan pequeña, ¿de verdad se lo comería todo o sólo probaría algunas cosas? Kyungsoo notó que se había dado cuenta y se sintió bastante abochornado.
-A comparación mía tú no traes nada casi... Aunque supongo que eso es lo que debe comer una persona normal.- Rio con incomodidad, era la primera vez que consideraba lo que los demás podían llegar a pensar viéndolo comer tanto.
Ella parecía divertida. -La gente siempre se sorprende de verme comer tan poco, imaginan que debo comer una tonelada.
-¡Me pasa exactamente lo mismo!- Se adelantó Kyungsoo con los ojos agrandados, emocionado de encontrar a alguien con problemas similares a los suyos. -Siempre me recriminan que como muchísimo y nunca engordo, pero no tienen idea de lo que sucede en realidad.
-Suele pasar, sobre todo cuando se está enfermo.- Ambos guardaron silencio y Suni se vio en la obligación de ampliar su comentario. -Sufro de hipotiroidismo, así que mi organismo es como un gran desastre.- Se encogió con naturalidad.
Kyungsoo asintió quedamente y clavó la mirada en sus hojas, aunque su intención no fuera ponerse a leer ni de lejos. Suni no volvió a decir nada, así que tuvo unos cuantos segundos para cavilar al respecto. Volvió a verla, ella también lo hacía, al parecer había percibido sus ganas de hablarle sobre algo y tan sólo lo esperaba.
-¿Puedo confiarte un secreto, Suni ssi?- Empezó en un tono de voz más serio, inclinándose un poco sobre la mesa.
Ella se encogió con liviandad. -Si a ti te parece, puedes hacerlo.
Tardó un buen rato en proseguir. Abría y cerraba sus labios como un pez y a veces los movía como si estuviera rumiando algo. Le costaba dejar salir semejante información, era algo íntimo y su más grande complejo, nunca había hablado al respecto, pero basándose en la experiencia de la otra noche en la que dejó ir varias cosas que nunca se creyó capaz frente a Baekhyun, quizás no fuera una mala idea. Sobre todo considerando que Suni, al parecer, sufría de afecciones y juicios similares a los que él recibía.
-La razón por la cual no engordo es porque vomito todo lo que como.
Suni asintió lento. -¿Eres...?- Cuestionó con cuidado.
-No, no.- Negó enseguida. -Es involuntario. Sufro de dispepsia funcional y vómitos psicógenos.- Al notar que ella lo veía un poco perdida, explicó: -Digamos que antes mi cabeza no estaba del todo bien y somatizaba el estrés y la ansiedad descargándolo todo en el interior del váter.- Hizo una pequeña mueca. -Hoy en día no es igual ya que me traté, pero de vez en cuando sucede y es una mierda.
-Una vez en una fiesta, me emborraché tanto que amanecí en el patio trasero de una fraternidad desconocida junto a una chica que ni siquiera hablaba inglés. Había destrozos de la noche anterior en cien metros a la redonda.- Kyungsoo resopló una carcajada, ambos rieron. -Y ninguno de mis allegados se preocupó por semejante exceso, fue una anécdota graciosa al otro día aunque podría haber acabado muy mal... Pero cuando me ven comiendo una hamburguesa todos pierden la cabeza, en verdad se vuelven locos por "mi salud".- Negó, incrédula por la mentalidad de la gente.
Kyungsoo asintió con energía. -Cuando estaba aún más delgado y no comía por temor a vomitar, las personas sólo daban por sentado que lo hacía a propósito. Y cuando comía de más, a nadie le importaba si estaba teniendo un ataque de ansiedad o no, sólo...- Meneó la cabeza, igual de indignado que ella. -Sólo dan por sentado todo...
Siempre había detestado la facilidad con la cual la gente salta a conclusiones precipitadas ignorando las circunstancias de sus hábitos y su forma de sentir.
Un poco de la nada y un poco debido a todo, revivió en su cabeza el momento exacto en el cual Chanyeol se había metido en su vida...
Durante las clases especializadas del gobierno a las que sólo asistía el uno por ciento de la población estudiantil con un promedio más que destacable, Chanyeol no fue el único muchacho de clase media asistiendo a los cursos, pero fue el único capaz de responder con ingenio a los desprecios y de sacar de quicio a la gente que realmente se lo merecía. Debido a eso, los demás niños ricos y bien posicionados cogieron un interés insano por él. En todo ese tiempo, Chanyeol demostró, por muchas razones, ser todo lo que él no podía. Sus comentarios siempre le hacían reír aunque lo disimulaba para no caer mal a la gente equivocada. En su momento, le sorprendió cómo alguien en supuesta desventaja encaraba la vida de una manera tan sardónica e inteligente, y por dentro comenzó poco a poco a admirarlo y a querer ser como él.
En varias oportunidades tuvo la intención de defenderlo de los ataques y burlas poco disimuladas que recibía, pero tuvo tanto miedo que siempre se quedó congelado. En esas épocas, no era ni de cerca la persona que era en la actualidad. En una ocasión fue testigo inoportuno de cómo lo golpeaban en un pasillo desierto, y cuando quiso adelantarse para frenar aquella locura, simplemente volvió a quedarse estático. Fue un inútil, un cobarde y se odió como a nadie, así que en vez de correr hacia el muchacho tan increíble que a diario era tratado como mierda tan sólo por no dejarse pisotear, fue en dirección contraria, hacia los baños, y allí acabó devolviendo sus entrañas en el inodoro.
Otra vez.
Chanyeol había aparecido algunos minutos después, agitado, desorbitado y con la idea de haber perdido a sus acosadores después de correr como un poseso por todo el lugar. Esa fue la primera vez que se encontraron a solas en todos los meses que llevaban cursando juntos, y a Kyungsoo le dio un ataque de pánico horrible cuando el chico que tanto admiraba en secreto lo descubrió tirado en el suelo sucio del baño de forma patética.
Chanyeol, con la ropa desalineada y completamente despeinado, se había quedado estático, reposando toda su persona contra la puerta. No supo si su consternación se debía a la imagen que tenía frente a él o al reciente intercambio de golpes que su cuerpo había sufrido
"¿Qué tanto me ves?", le había gritado Kyungsoo, furioso y con una taquicardia que apenas lo dejaba respirar. "¡Vete, vete a la mierda! ¿¡Nunca viste a alguien miserable!?", arremetió con los ojos llenos de lágrimas y la saliva asquerosa resbalándole por una de las comisuras de sus labios.
Chanyeol había guardado un prudente silencio, pero no se fue como le dijo. Lo pasó de largo hacia el próximo cubículo y en verdad pensó que lo ignoraría y se iría sin más, pero lo sorprendió cuando se puso de cuclillas frente a él ofreciéndole un montón de papel higiénico con rostro estoico.
"¿Cómo puedes preguntarme algo así teniéndome a mí en frente?", le había respondido. Y eso fue todo. Eso derrumbó todo lo que creyó ser y preparó los cimientos para quien realmente era.
Lo había conocido mucho antes, lo había observado sin descanso desde su lugar sin el valor suficiente para acercársele y pedirle ser amigos, pedirle que por favor le enseñara a sobreponerse y a ser tan increíble como él, pero fue ese instante específico en el baño el que lo resignificó todo. Fue un antes y un después.
Y era bastante irónico que aquello que lo condenaba fuera, a la vez, la razón por la cual acabó teniendo como mejor amigo a Park Chanyeol.
Suni tuvo que dejarlo después de un par de minutos más de charla porque debía entrar a clases pronto, y Kyungsoo la dejó ir con una enorme sonrisa en el rostro. Estaba satisfecho. Había hablado de cosas importantes con una extraña y había resultado inesperadamente bien. Quizás estaba teniendo una buena racha. No obtuvo el número de su más reciente compañera, pero supo en sus entrañas que volverían a cruzarse y ahora, a diferencia, podía hablarle con más naturalidad que cuando ni siquiera conocía su nombre.
Aún cuando salió bastante tarde de la facultad después de tomar sus clases y encargarse de un par de proyectos grupales, no se sentía agotado para nada. Tenía un poco de hambre, pero no estaba desesperado por llegar a casa y zamparse lo primero que encontrara.
Estaba... óptimo. Podía alardear de ello.
Cuando cruzó las verjas con la mirada puesta en su celular, captó de pasada una risa demasiado conocida para sus sentidos. Al instante levantó la cabeza y vio alrededor con los ojos bien abiertos y el corazón acelerado. Varios metros a su derecha y alejándose, había un grupo de jóvenes charlando casi a los gritos y carcajeándose como si no conocieran complicación alguna.
Con ellos, estaba Kim Jongin.
No tenía la certeza de si era él o no puesto que estaba de espaldas, pero de todas maneras lo sabía. Estaba más que seguro. Y lo primero que se le ocurrió hacer fue...
-¡Jongin!
Llamarlo.
Ni bien pronunció semejante grito, cubrió su boca con una mano. Se sentía avergonzado, pero funcionó porque el otro se dio la vuelta y cuando lo vio, pareció tan turbado como él. No dudó en acercársele, dejando de lado a su grupo de amigos con una escueta explicación, caminó hacia Kyungsoo prácticamente cegado, con la garganta seca y el pulso latiendo en sus oídos.
-Ho-hola...- Tartamudeó con un pequeño sonrojo. -¿Recién sales, hyung?
Kyungsoo destapó lentamente su boca y asintió. -Sí, he tenido un día ajetreado. ¿Y tú?- Vio al grupo de chicos que seguía avanzando ahora a paso más lento, quizás, haciendo tiempo para que Jongin los alcanzara. -¿Irás a relajarte un poco?
-Bueno, yo... No lo sé, supongo. Los exámenes están cerca y quería distraerme un poco, las prácticas me traen loco, así que...- Tomó una profunda respiración y suspiró sin darse cuenta, estaba confundido y nervioso.
Jamás esperó que Kyungsoo se dirigiera a él, menos de una manera tan vistosa como gritarle en mitad de una acera repleta de gente. Hasta el momento no había recibido ninguna llamada ni mensaje de su parte aun cuando le había entregado su número de teléfono con toda la buena voluntad, así que había estado pensando que, muy posiblemente, había cometido un error. Se había sentido apenado por ser tan precipitado, pero en esos momentos Kyungsoo estaba actuando normal, así que...
Kyungsoo mientras tanto lo observó, largo y en silencio, pensando en la supuesta buena racha por la que estaba pasando. A la vez, se preguntó: ¿qué demonios estudiaba Jongin a fin de cuentas? ¿A qué facultad asistía? ¿De qué prácticas hablaba? No sabía un demonio acerca del chico y eso, en ese exacto momento, le resultaba molesto.
Quería saber más.
-Oye, ¿quieres venir a tomar algo a casa?- Preguntó antes de darse cuenta, ante la sorpresa reflejada en sus facciones, se apresuró a redimir. -¡Sólo si puedes, claro! Es decir, ibas a salir con tus compañeros, no quiero ser una molestia, creí que... No lo sé...- Agitaba las manos y revoleaba sus ojos con nerviosismo.
Jongin mordisqueó sus labios. -Estaría bien.- Se encontró aceptando en un tímido murmullo, nunca solía hablar de una manera tan introvertida, pero no podía evitarlo.
-¿De verdad?- Parpadeó Kyungsoo.
-Estaría bastante bien.- Dijo en medio de un carraspeo y para aumentar el tierno bochorno de ambos.
Y Kyungsoo, profundo en su consciencia, tuvo la idea de que quizás esa buena racha no fuera sólo imaginación suya.
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