Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VI

"No pretendo conocer cómo funciona el amor romántico, al menos, no por el momento, pero creo que no es necesario dramatizar tanto. Sobrevivirás sin él, por muy discutible que eso te parezca".
Do Kyungsoo a Park Chanyeol tres días antes de su partida a Italia y en medio de una crisis nerviosa por tener que abandonar a su reciente pareja.

Kyungsoo observaba detalladamente la enorme pizarra de corcho que estaba en la entrada de su facultad con avisos por todas partes, cuando su celular comenzó a vibrar en sus pantalones.

Reflexionaba acerca de tomar más seminarios de los que humanamente era posible sin morir en el intento. El año anterior había abusado de su vanidad haciéndolo todo a la vez pensando que no sería nada para él y su cerebro, y al final acabó tirado en la cama durante días, temblando y pálido como una hoja de papel después de tomar la muy mala decisión de no comer demasiado durante toda aquella época. Le daba miedo sufrir un colapso en mitad del trabajo y terminar vomitando en medio del salón o de los pasillos de la universidad (otra vez) así que directamente no comía.

Las náuseas eran insufribles, pero al menos no devolvía nada.

Definitivamente no quería volver a experimentar semejante presión por culpa de sus elecciones estúpidas.

-Yes? - Contestó sin ver de quién se trataba, estaba sopesando entre Herramientas de Tecnología de Gestión de la Producción o Ramas de la Ingeniería Industrial.

Tal vez si se organizaba mejor...

-¿Kyungsoo?

Dejó de lado la pizarra ni bien oyó el sonido de aquella voz. -¿Yikyung?- Murmuró.

-Hola, hijo.- Dijo la mujer del otro lado, parecía sonreír mientras hablaba. -¿Cómo has estado?

-Bien...- Contestó en un balbuceo ininteligible. La mayoría del tiempo solía ser como un niño maleducado e incorregible cuando se trataba de su madre. -¿Y tú?- Preguntó por cortesía.

-Oh, muy bien, querido, hemos estado bastante ocupados con tu padre.- Aclaró ligeramente su garganta. -Y tendremos que volver a Corea en un par de días.- Hubo un pequeño silencio. -¿Habría alguna posibilidad de volver a verte antes de eso?- Preguntó en un tono de voz bajísimo, casi temeroso.

Kyungsoo se quedó pestañeando frente a la pizarra. Guardó un reflexivo silencio en lo que consideraba qué contestarle. Usualmente hubiera dicho que no por inercia, sobre todo si se trataba de su padre, pero como era su madre quien se lo pedía, titubeaba. Comenzó a caminar pegado a la pared, deslizando sus dedos distraídamente por la frialdad del concreto. Aclaró su garganta para hacerle saber que todavía estaba allí...

Al menos, lo estaba físicamente.

-Tengo este proyecto en el cual estoy trabajando, ¿sabes?- Comenzó lentamente. -Y... Sí, no creo que pueda.

-Ya veo.- Dijo su mamá después de otro corto silencio. -Bueno, algún otro día será.- Agregó, intentando sonar un poco más animada, aunque falló completamente.

-Sí...- La voz de Kyungsoo se quebró y carraspeó otra vez para disimularlo.

-Bien, disfruta y esfuérzate, Kyungsoo. Recuerda comer todas las comidas, ¿bien? Y no me importa si luces mal, lleva una bufanda contigo. Todavía es otoño, pero...

-Está bien, lo entiendo. Buena suerte.- Y luego de un escueto saludo, cortó.

Observó su teléfono como si fuera un aparato enviado por el diablo y largó un extenso suspiro. Lo que menos tenía en mente ahora eran los estúpidos seminarios, se sentía angustiado. Caminó un par de pasos más, ensimismado, y al doblar la esquina dio de lleno con una persona que no visualizó. La muchacha dejó caer todas las hojas sueltas que llevaba apresurada y ambos se precipitaron al suelo ni bien esto sucedió.

Kyungsoo juntó todas las que pudo y cuando levantó la vista, trastabilló un poco al ver que se trataba de la muchacha solitaria del bar de la última vez.

-Joesong hamnida...- Murmuró en coreano por instinto y haciendo una pequeña reverencia. Al instante se arrepintió porque tal vez no entendiera ni una sola palabra.

-Gwaenchanha.- Pero ella lo sorprendió contestándole en el mismo idioma antes de otra corta venia. Tomó las hojas de sus manos y lo pasó para seguir su camino.

Kyungsoo se volteó con los ojos brillantes de emoción para ver cómo se alejaba. Era coreana, su sexto sentido no le había fallado. Bueno, no del todo. Se preguntó cuál sería su nombre... ¿Sería coreana-americana? ¿Sería demasiado extraño si uno de esos días comenzaba a platicarle? Probablemente lo miraría extraño, aunque podría comenzar una conversación casual e inofensiva, como si no lo hubiera tenido planeado.

Ah... De verdad quería conocerla un poquito mejor, le hacía ilusión.

En medio de la soledad aburrida y cotidiana de su departamento, seguía convenciéndose de que si fuera cercano a esa muchacha, entonces podría llamarla para estudiar juntos mientras cenaban comida asiática comprada, y se burlaban de lo extraño que sabía y lo diferente que era a lo que conocían. Se consolaba con fantasías ya que no conocía nada acerca de ella y enfocarse en eso le hacía obviar cosas más importantes. Reflexionar acerca de la vida que no tenía en ocasiones era un acto bastante estúpido de complacencia.

Estando tan solo, pensar en lo que podría tener o vivir en otras circunstancias, lo hacía sentir un poquito más animado aunque nada fuera real.

Acabó de trabajar en sus ensayos y en los temas del próximo examen, y lanzó su bolígrafo sobre el escritorio de mala manera, se echó pesadamente sobre el respaldo de la silla y suspiró mientras despeinaba su cabello. Lo bueno de vivir solo era que podía dar rienda suelta a sus rabietas y arrebatos sin tener que guardar las apariencias.

Pensó en darse un baño, pero no tenía ganas, así que se arrastró hacia el sofá, se echó sobre él y encendió la televisión. Estuvo minutos enteros pasando a través de la programación de películas puramente estadounidenses, reality shows absurdos y noticieros de veinticuatro horas de aire ininterrumpido. Se detuvo en una película vieja de Audrey Hepburn que no era Breakfast at Tiffany's. Se acurrucó y oyó el audio con la mirada clavada en la pantalla, pero sin escuchar ni ver realmente. El volumen estaba bajo y, por alguna razón, eso en mitad de su departamento inmenso lo hizo sentir todavía más solitario.

De la nada, recordó la noche de la fiesta. Rememoró la secuencia con Jongin como hacía todos los días a cada momento, pero pensó especialmente en su encuentro con Kwon Baek y en la sensación que aquello le dejó. Jamás esperó volver a encontrárselo sin Chanyeol de por medio, siempre se creyó incapaz de relacionarse con él a menos que fuera de forma obligada, pero el alborozo y la energía que experimentó al rivalizar con él después de tanto tiempo le devolvieron, por un corto lapso, el alivio de ser quien siempre fue.

Era irónico que la persona que menos le gustaba en el mundo fuera aquella que lo hacía sentirse cómodo con él mismo. No le importaba lo que Kwon Baek pensara, le daba igual molestarlo o mostrarse dominado por emociones más crudas.

Antes de darse cuenta, estaba en el recibidor cogiendo una chaqueta y poniéndose las zapatillas de deporte viejas que usaba para salir al supermercado a último momento cuando olvidaba que estaba quedándose sin víveres. Tenía la intención de salir a caminar sin destino aparente, aunque en el fondo sabía a dónde se dirigiría.

Cerró la puerta tras él, luego la abrió, cogió la bufanda del perchero rápidamente, y se fue.

******

Baekhyun estaba a punto de clavar un alfiler cuando el teléfono del hotel comenzó a sonar. No fue de inmediato, se tomó todo su tiempo asegurando aquel pedazo de tela en su lugar. Sólo entonces suspiró, se deslizó a través de todo el concepto abierto sobre su silla de oficina y cogió el tubo.

-Ajá.

-Señor Kwon, disculpe la molestia, hay una persona en la recepción buscándolo.

Frunció el ceño. -¿Una persona? ¿Qué persona?

-Es un muchacho joven de cabello oscuro y un tanto desalineado.

-Mmm...- Baekhyun frotó su entrecejo, ya estaba doliéndole la cabeza.

-Negamos que usted se hospedara aquí, pero está seguro de ello e insiste en querer verlo. No sabemos cómo se enteró, nuestra política de seguridad es impecable.- La pobre parecía agobiada. -No quiere retirarse, ¿debería llamar a seguridad, señor?

Bien, eso sería bastante interesante, pero no quería un novio enfadado encima. -No, déjalo pasar.

-¿Está seguro?

-Es conocido mío, estoy seguro.

Cortó y se deslizó otra vez hacia el atuendo que estaba preparando, no podría meterse de lleno en el trabajo porque en un par de minutos alguien estaría tocando la puerta de su habitación, así que se dedicó a observar la falda en busca de pequeñas imperfecciones. Sabía que no las habría, su trabajo siempre era impecable, pero el cansancio era un condicionante a tener en cuenta en esas situaciones. La dulce tonada del timbre resonó por toda la estancia y volvió a largar otro suspiro. Esa vez, se levantó de la silla para ir a atender.

Cuando abrió, supo exactamente lo que estaría del otro lado.

-Do Kyungsoo...- Pronunció lentamente, porque aunque lo había supuesto y hasta lo tenía delante, todavía no podía creerlo.

¿Qué demonios hacía allí?

Kyungsoo estaba completamente despeinado después de ir todo el camino a pie en medio del viento furioso de aquella noche, tenía un par de pantalones de chándal grises, una camiseta azul oscuro descolorida y un abrigo al menos dos tallas más grande. Su apariencia de loco no podía importarle menos frente a Baek.

-Déjame pasar.- Dijo, se notaba un poco nervioso.

Baek le arqueó una ceja, pero se sentía extenuado y no tenía ganas de pelear, así que simplemente se hizo a un lado y con un gesto exagerado y cargado de sarcasmo, lo alentó a pasar. Mientras Kyungsoo se descalzaba y desabrigaba en el recibidor, él fue a sentarse nuevamente sobre la silla para seguir con su trabajo.

Kyungsoo observó todo como si no tuviera idea de cómo lucía una habitación de hotel, avanzó lentamente por el lugar, sintiendo calor a través de las plantas de sus pies. Vio hacia abajo y movió sus dedos dentro de las medias de forma graciosa, al parecer el piso era térmico. Pasó la mano sobre la mesada de la cocina, viendo a Baekhyun varios metros más allá ocupándose de lo suyo. Que lo ignorara por completo como si no existiera incrementó su ansiedad.

-¿Qué haces?- Tomó velocidad y resbaló por la madera del suelo hasta donde estaba.

Baekhyun cogió una honda respiración. -Trabajo...- Murmuró.

-Mmm...- Kyungsoo se paseó alrededor del vaporoso vestido color azul hielo. Estaba sobre un podio y se elevaba sobre ellos de forma majestuosa.

Se abrazaba perfectamente al maniquí y toda la parte de arriba estaba repleta de flores que desaparecían como en degradé hacia la falda. Frunció el ceño porque literalmente parecían estar flotando, así que se acercó con curiosidad para notar que estaban adheridas a una tela muy fina y sutil, casi invisible. Se preguntó entonces cómo demonios había logrado pegarlas de forma tan prolija... ¿O las había cosido? Se agachó y notó que en realidad el color de la tela también iba de un tono muy claro a uno más oscuro en la parte de abajo; el diseño le recordaba ligeramente a un paisaje invernal desapareciendo por obra de la entrante primavera.

Estiró una mano para tocar una de las flores, ¿serían reales? Lo parecían.

-Kyungsoo.

Pegó un respingo. -¿Sí?

-Si encuentro algo fuera de lugar, te ataré una soga alrededor del tobillo y te lanzaré por la ventana del balcón.

Se alejó al instante. -¿Por qué estás haciendo esto? Creí que los diseñadores no tocaban ni una aguja en todo el proceso...

Se sorprendió cuando Baekhyun apareció por la izquierda sobre la silla, se corrió del camino aunque este ni siquiera lo miró. Vio cómo cogió un pedazo de tela y lo fijó con un par de alfileres que tenía entre los labios, al que sobró, volvió a pincharlo en el alfiletero que rodeaba su muñeca.

-El puesto de líder en confecciones todavía se encuentra bacante, así que tengo trabajo doble por el momento. Además...- Estiró una mano en su dirección y Kyungsoo volvió a moverse para no importunarlo, no pensó que verlo trabajar lo intimidaría de ese modo. Baek cogió una de las cientos de cintas que estaban detrás de él sobre la mesa. -Desde mi punto de vista, un diseñador que se precie de sí mismo tiene el deber de sentarse a coser aunque no sea su trabajo.

Se puso de pie y observó largamente su obra. Estuvo segundos enteros en silencio y sin parpadear, con un codo apoyado en el dorso de su mano y tocando sus labios con un dedo índice. Kyungsoo vio del vestido a él y de él al vestido, preguntándose qué es lo que sopesaba con tanta concentración, sólo era un vestido, ¿no? Baek chasqueó la lengua, estirando una mano hacia él sin si quiera dirigirle la mirada.

-Hazme el favor de alcanzarme la cinta de color rosado.

Kyungsoo lo vio con una ceja arqueada, pero no discutió, en su lugar se acercó a la mesa y observó la enorme y, desde su punto de vista absurda, gama de colores que había.

-Hum... ¿Qué rosado?- Preguntó, y se sintió tonto.

Baek ladeó su rostro. -Uno claro. Que decididamente se vea como rosado, no rojizo o anaranjado.

Kyungsoo cogió la que supuso era de un "rosado puro" y se la dio. -Bien podrías haberlo hecho tú mismo, ¿no?

-Es más divertido de este modo.- Le respondió mientras quitaba de la cintura del maniquí la cinta anterior y ponía la nueva. Se alejó, volvió a observar con detenimiento y asintió, satisfecho. -Muy bien, Do, colaboraste en un atuendo de alta costura de miles de dólares.

-Espero recibir mi comisión a fin de mes...

Baekhyun golpeó sus hombros con los párpados caídos y fue hasta la cocina para servirse un vaso de agua helada hasta arriba que bebió de un solo trago. La ansiedad seguía creciendo en el interior de Kyungsoo que comenzaba a preguntarse cuándo le cuestionaría la razón por la cual había llegado a su habitación de hotel sin aviso alguno, cuando no tenían la relación más cercana y amorosa del mundo para ser precisos. Baekhyun seguía dando vueltas, largando quejidos por entre sus labios, y no parecía importarle en lo más mínimo que estuviera allí.

Se dirigió al modesto escritorio que estaba al lado de la cama tamaño gigante y sobre el cual, había varios papeles desperdigados. Leyó algunos, buscó otros y escribió un par de cosas en un anotador cercano.

-¿Cómo manejas una empresa tan grande desde tan pequeño?- Preguntó sin darse cuenta. Viéndolo trabajar, lo había atacado una repentina curiosidad.

-Hace falta más que un buen cerebro para manejarse por la vida.- Le respondió sin despegar la mirada de su lectura mientras rascaba su frente con un pulgar. -Lo que me llevó a hacer un trabajo perfecto siempre fue la pasión que siento por mi vocación.

Kyungsoo pensó que Kwon Baek era sinónimo de cualquier cosa menos de humildad y modestia, pero no exteriorizó semejante pensamiento como en cualquier otra ocasión porque en el fondo concordaba con él por completo. Cuando elevó la mirada, Baek ya no estaba metido en sus propios asuntos, sino que lo observaba abiertamente. Usualmente se habría puesto a la defensiva, pero no percibió ningún brillo acusante en su mirada o algún ánimo combativo como solía suceder.

Baekhyun sólo lo miraba. Nada más.

Y como era la primera vez que lo hacía en todo el rato que estaban juntos, se puso todavía más nervioso.

-¿Por qué estás aquí?- Preguntó por fin, cerrando de un golpe el cuaderno de tapas duras de cuero sintético.

Kyungsoo tragó saliva y tuvo el atino de retroceder, porque Kwon Baek era de esas personas cuyas auras son tan fuertes y arrolladoras, que abarcan e inundan por completo el lugar donde se encuentran, así sea una simple casa o un inmenso salón de varios metros cuadrados.

Pero no fue simplemente eso.

En ese exacto momento, Kyungsoo tuvo la extraña sensación de que Baekhyun estaba viéndolo por primera vez, y no desde que había entrado en la habitación, estaba viéndolo por primera vez desde que se conocieron. Se recordó que tenía que contestarle algo y antes de admitir que se sentía solo delante de él prefería morir, así que se enfocó en otro de sus conflictos.

-No sé cómo seguir adelante con un proyecto de la universidad que no me cierra...- Comentó de forma estúpida, porque eso no explicaba por qué había ido allí.

-Ajá.- Baek se cruzó de brazos, pero no siguió cuestionándole por lo otro. -¿Y de qué se trata?- Preguntó mientras lo pasaba de largo hacia la cocina otra vez.

Kyungsoo nunca pensó que se interesaría, en su cabeza Baekhyun era otro tipo de persona. Una más arrogante y desinteresada por cualquiera que no fuera Park Chanyeol. Tal vez, sólo tal vez, tendría que ir cambiando su visión de las cosas.

Aunque tal consideración hacia su persona le resultaba un tanto sospechosa.

-Bueno, mi familia maneja un sector del entretenimiento al aire libre. Ya sabes, grandes complejos verdes donde puedes jugar al golf, meterte al spa y relejarte.- Baekhyun no dio ninguna señal de que estuviera prestándole atención mientras metía el té en hebras dentro del difusor y hervía agua. -Y estaba trabajando en algún modelo arquitectónico eficiente que fuera innovador...

-No te oyes convencido.- Fue directo.

Hizo una mueca. -Pues, sigue sin convencerme por alguna razón. Es decir, tengo las ideas en mente y he teorizado al respecto, no tiene fisuras, estoy confiado. Aun así...

-¿Te interesa el control ambiental?- Baekhyun chupó uno de sus dedos mojado con el té sabroso y aromático. -¿Quieres? ¿O hago café?

Kyungsoo carraspeó para aclarar su voz. -Café, si tienes leche mejor.- Murmuró. -Y pues...- Ladeó la cabeza. -No lo sé, no voy tan avanzado en la carrera como para reflexionar más profundo al respecto.

-Ya veo.- El ruido que hacía Baekhyun moviendo trastos de aquí para allá le crispaba los nervios. Sirvió una taza del café que tenía en la cafetera y que todavía estaba caliente y se lo extendió con rostro inexpresivo. -Si tienes una corazonada, persíguela. En todo este tiempo he aprendido que el instinto es primordial en los negocios y proyectos. De nada te sirve esforzarte si no es en lo que tienes confianza, te sabrá a poco por mucho éxito que obtengas. Y no tengo leche.

Kyungsoo cogió lo que le ofrecía con lentitud, no podía verlo a la cara, no sentía la misma bravura e impulsividad que de costumbre, lo cual era bastante inconveniente porque el incentivo principal por el cual había salido en mitad de la noche sin nada encima más que un abrigo, fue que Kwon Baek lo hacía sentir como su viejo yo. Bebió un buen sorbo de café que le quemó la lengua, pero que estaba bien, y no podía creer que estuviera considerando en serio las palabras del que creyó 'su archienemigo'.

O su competencia...

Esta vez, fue el celular personal de Baek sobre la mesa llena de cintas y telas el que sonó, y caminó con parsimonia a atenderlo. Vio la pantalla mientras sorbía de su taza y casi se atraganta con el té. Contestó al segundo siguiente con los ojos bien grandes.

-¿Hola?

Kyungsoo lo vio con curiosidad, Baek guardó silencio, oyendo lo que tenían para decirle del otro lado, y al instante su rostro se iluminó por completo. Bueno, Kyungsoo recordaba haberlo visto así en otras ocasiones, así que tenía una idea bastante segura de quién estaba del otro lado del teléfono. Baekhyun dejó de parecer abatido de un momento a otro, el brillo provenía de su interior y le brotaba por los poros.

Parecía en verdad, en verdad feliz.

-Por supuesto, idiota, ¿quién más sería?- Lo oyó gruñir como de costumbre mientras se dirigía a la cama, pero su postura era relajada, al igual que las facciones de su cara, y la sonrisa estúpida en sus labios delataba su fingida hosquedad. -¿Ahora?- Rascó distraídamente una arruga de sus pantalones de algodón. -Pues...- Dirigió una avergonzada mirada a Kyungsoo.

Reaccionó a tiempo y le hizo señas exageradas desde el otro lado de la habitación para que no le dijera que estaba allí con él. Baekhyun frunció el ceño con extrañeza, pero lo obedeció.

-Ahora no, estoy trabajando.- Dijo, y como si hubiera sido una llamada de atención para sí mismo, se acercó al escritorio y siguió husmeando entre los papeles para quién sabe qué.

Kyungsoo largó un disimulado suspiro por lo bajo y apoyó la espalda contra la mesada de mármol. Desde allí podía ver perfectamente a Baekhyun hablando con su mejor amigo, discernía sus expresiones, variantes entre exasperación, vergüenza y un regocijo apenas disimulable. Podía oír la conversación a medias, no tenía idea de lo que estarían hablando y honestamente le daba un poquito de intriga aunque no deberían importarle las conversaciones entre ellos dos. Le daba escalofríos de sólo imaginarlas.

-¿Mm? ¿Por qué lo dices?- Baekhyun sostuvo el teléfono entre su oreja y su hombro, ojeando un par de papeles que sostenía en lo alto. Tuvo un aire ausente hasta que Chanyeol dijo algo que le hizo soltar los papeles y parpadear muchas veces seguidas. -¿Qué?- Sus mejillas se tornaron de un rosado brillante. -¿Es así?- Mordisqueó su labio, incapaz de contener su sonrisa bobalicona y se olvidó por completo del trabajo. -¿En qué sentido?- Preguntó, y oyó con entusiasmo lo que le contestaron.

Kyungsoo puso los ojos en blanco y se giró para seguir bebiendo su café. Si seguía viendo cómo aquellos dos coqueteaban a través de una línea telefónica, vomitaría sus entrañas.

-¿Qué?

Aquella contestación fue, decididamente, muchísimo más contundente y brusca de lo que venía oyendo, así que se volteó con las cejas alzadas para ver a Baekhyun con el ceño fruncido y claramente contrariado. Su curiosidad por saber qué tópico tocaban aumentó, ¿comenzarían a pelear? No sabría qué hacer en ese caso, sería bastante incómodo.

-¿No hay otra opción, Chanyeol?- Cuestionó, y ya no parecía un novio enamorado, sino el endurecido dueño de una empresa con éxito internacional. Al cabo de un rato bastante largo, suspiró y sonrió, mucho más débil, pero realmente hizo el esfuerzo. -Bueno, es una pena. Podrías haber visitado a Kyungsoo aquí en Nueva York.

El susodicho hizo una mueca. Al parecer, Chanyeol no podría cumplir con su visita prevista a Estados Unidos, la cara de Baekhyun lo decía todo.

-No se puede hacer nada... ¿Eh? No, está bien, no es necesario.- A pesar de su obvio descontento, hablaba con calma y pretendía indiferencia. Suponía que para no molestar a su novio. -Además, si acabas la carrera a fin de año como tienes previsto, volverás más rápido a casa, ¿no es así?- Pareció esperanzado. -Te estaré esperando entonces, por el momento enfócate, ¿bien?

Intercambiaron un par de palabras más y sólo entonces cortó la llamada. Borró su sonrisa, su expresión decayó y suspiró de forma pesada, ya no estaba tan feliz y sin dudas se notaba mucho más decaído que cuando llegó. Kyungsoo lo observó, y lo observó, y lo observó, y su ansiedad se hizo más grande al igual que su incomodidad.

-N-no es necesario que hables por mí, ¿sabes?- Dijo de repente, Baekhyun dejó de frotar su cuello y se lo quedó viendo con fijeza. -No quiero molestar a Chanyeol, si viene o no, no me importa. No lo necesito todo el rato alrededor mío.- Rio de forma forzada.

Y el silencio continuó y se extendió como una bruma espesa y molesta. Lo estaba detestando.

-¡Rayos! ¿Tienes algo de comida aquí?- Vociferó, dando vuelta a la mesada y viendo alrededor como si un plato de algo delicioso fuera a aparecer mágicamente sobre la encimera.

Baekhyun apartó la mirada de él muy lentamente y caminó hacia el vestido para arreglar una costura que había estado molestándolo desde hacía un buen rato. -Hay algo en la heladera.- Mencionó.

Kyungsoo ya había abierto las puertas del mismo y visualizado un plato con varios pedazos de pizza fría. Lo sacó y sin preocuparse por recalentarla y sin pudor alguno, comenzó a zampársela a grandes y desesperados bocados.

-Tengo muchísimos amigos, ¿sabes?- Siguió divagando acerca de mentiras y tonterías sin sentido, pero el corazón estaba latiéndole muy rápido, sentía un nudo en la garganta y ganas de largarse a llorar a los gritos. Si hablaba, entonces quizás podría obviar todo ese malestar. -No es como si Chanyeol fuera todo mi mundo, puedo estar perfectamente con él lejos. Justo como cuando me mudé a Japón.

Baekhyun, incapaz de fingir por mucho más tiempo que no percibía que Kyungsoo estaba al borde de un inevitable colapso nervioso desde que había puesto un pie dentro de la habitación, tuvo que dejar de lado su trabajo (una vez más) para acercarse a él. Lento y con cautela, no deseaba que el chico explotara antes de lo debido. Sentía que había un cronómetro con los minutos contados en retroceso encima de Kyungsoo; no tenía idea de lo que sucedía, pero por alguna loquísima razón lo había elegido como testigo de su caída.

No sabía qué hacer, por eso se había mantenido al margen, pero ignorarlo no era una opción viable.

Frunció el ceño cuando deparó en lo mucho que llenaba su boca con los pedazos de pizza hasta volver sus mejillas dos globos perfectos. Kyungsoo estaba engullendo como si nunca hubiera comido en su vida y eso lo consternaba. De la nada se le vino a la memoria una imagen similar de la época en la que estaba a punto de terminar la escuela, los dos compartiendo la mesa en un café con el objetivo de solucionar mínimamente sus diferencias.

Kyungsoo, como era esperado, sufrió un atracón por comer tanto y tan rápido. Logró atragantarse con un pedazo especialmente grande y comenzó a toser con los ojos llorosos, dando un verdadero espectáculo lamentable. No tenía el valor de alzar la mirada, no quería tener la certeza aún más cruda y real de que Baekhyun estaba allí, viéndolo todo en primera fila, silencioso y tan gigantesco como siempre.

De verdad, daba una pena horrible, y estaba tan avergonzado que quería morirse.

-¿Estás bien, Do?- Le cuestionó, suspicaz y de brazos cruzados.

Kyungsoo asintió, ya recompuesto. Estaba volteado hacia la derecha, negándose a encararlo y ocultando la mitad de su rostro tras su antebrazo. Se sentía molesto, respiraba como una fiera, y estaba a un segundo de romper en llanto. Pudo disimular el brillo de sus ojos por el reciente ahogamiento, pero pronto ya no tendría excusas.

-No, me refiero a si de verdad estás bien.

Borró con el dorso de su mano la saliva que se le había escapado por la comisura de los labios y, con la mirada desorbitada clavada al frente, se sostuvo de los bordes de la mesada como si su vida dependiera de ello.

Iba a vomitar.

-Que no tenga la misma obsesión por Chanyeol que tú, no quiere decir que esté mal.- Respondió con una voz tan deformada por la emoción que ni él se reconoció.

Entonces, sólo entones, Baekhyun lo entendió todo. Lo que había pasado, lo que pasaba, la personalidad de Kyungsoo, sus actitudes, su forma de hablar, de comportarse. Absolutamente todo. Se hizo un tanto hacia atrás, dejando caer sus brazos y viéndolo con unos ojos nuevos. Sentía que la persona frente a él no era la misma de siempre, pero que a la vez lo conocía como nunca antes.

Y supo que aquel no era otra cosa que el punto de partida para todo entre ellos dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro