🌷Capítulo 3-Feromonas🌷
—¿Me mandaste a llamar? —preguntó Jungkook al entrar a la sala real.
Namjoon estaba sin zapatos y con las piernas estiradas encima del sofá rojo de terciopelo. Ambos se miraron sin decir una sola palabra durante un par de segundos.
—Siéntate.
—No quiero, me está esperando Jimin en mi habitación.
—¿Tu nueva compra? —Namjoon alzó las cejas, luego estiró la mano para beber champange—. Te dije que no quiero que descuides tus actividades y no quiero que lo hagas a causa de ese plebeyo.
—¿Cuando he descuidado mis actividades, padre? —Jungkook cruzó los brazos.
—¿Quieres que te recuerde al duque Kim?
—Eso no es necesario. —Jungkook suspiró negando con la cabeza—. Y fue un golpe bajo, deberías medir tus palabras.
—A todo esto. ¿Qué planeas hacer con ese omega?
—¿Quieres que te diga la verdad? —Jungkook tomó la botella de champagne sirviéndose en una copa con zumo cuidado.
—Por supuesto, si le mientes al rey puede ser que ruede tu cabeza.
—Pero en estos momentos no eres mi rey, eres mi padre.
Ambos sonrieron.
—Ya dime Jungkook. ¿Por qué lo compraste?
Jungkook bebió la copa de champagne de un solo trago, después de saborearla chasqueó la lengua antes de hablar.
—Me gusta.
Namjoon llevó ambas manos a su rostro tallándose con fastidio.
—¿Te gusta para qué? ¿Sirviente, concubino, amigo?
—Quiero que sea mi esposo —dijo sin tapujos y de una vez por todas.
—¿Estás bien de la cabeza, hijo? —cuestionó ampliando los ojos.
—Ayer que visité la ciudad me encontré con Jimin. Yo iba con capucha y cubrebocas. Quería comer calamar y comprar refrescos, no tenía dinero y el empleado no podía venderme pero Jimin me ofreció de las pocas monedas que tenía. —Suspiró—. Había mucha gente escuchando mi situación, nadie se ofreció a ayudar y ese omega, ese plebeyo me ayudó sin saber quién soy, sin esperar nada a cambio.
—Bueno, ofrécele la libertad y ya. Eres un príncipe, cásate con alguien de tu nivel.
—Papá. Yo haré que Jimin esté a mi nivel, voy a educarlo, le enseñaré a vestirse, andar y pensar como un miembro de la realeza. Lo quiero a mi lado, quiero un corazón noble como el suyo a mi par. ¿Puedes comprenderlo?
—No, no te entiendo. —Endureció la quijada—. Pero debido a lo que sucedió con Kim voy a ceder, haz lo que mejor te plazca. Si cumples con tus deberes reales yo no me meteré en tus decisiones amorosas.
—¿De verdad? —Jungkook se sorprendió—. Pensé que serías como esos reyes de las novelas románticas que se oponen a que sus hijos se casen con la chica pobre.
—Pues confío en tu buen juicio y ya te dije. —Namjoon bebió más champagne—. Lo hago debido a lo que sucedió con Kim.
—¿Puedes olvidar eso? Si yo lo he enterrado tú también deberías hacerlo.
—Bien.
El agua calentita recorría la espalda de Jimin, él sentía tan delicioso a medida que el agua caía y cuando la mujer le tallaba con la esponja cerró los ojos sintiendo que cada uno de sus músculos se relajaban. Se sintió aliviado, sin embargo al abrir los ojos se avergonzó porque el agua que en un principio fue cristalina ya estaba sucia.
—Señor, hemos terminado. ¿Quiere que le ayude a salir y secarse o se quedará un rato más en el agua?
—Oh... Q-quiero salir, pero puedo hacerlo solo. ¿Podría darme una toalla?
—Sí, joven amo. —La mujer le entregó una toalla a Jimin y este la tomó con cuidado para no mojarla—. Estaré al otro lado de la puerta —dijo antes de salir.
Jimin se puso de pie saliendo de la tina, después se colocó la toalla alrededor del cuerpo y al salir del baño para entrar a la habitación de Jungkook ya lo estaba esperando el médico real. Él tenía una mirada amable y altos conocimientos de medicina, lo revisó, le hizo preguntas, lo pesó y midió para después sacarle una muestra de sangre que sería revisada en el laboratorio.
—Su alteza real quiere descartar todo tipo de enfermedades —le informó a Jimin y este asintió.
—Solo he enfermado de viruela cuando niño y de resfriado común.
—Comprendo, lo que sí necesita es comer —dijo el médico—. Su peso es muy bajo, podría decirse que está a punto de entrar a un cuadro de desnutrición.
—Oh...
—¿Es grave? —preguntó Jungkook al entrar a la habitación.
Jimin se tensó al verlo llegar.
—No señor, pero debe iniciar con una dieta rica en nutrientes. Incluso le recetaré vitaminas y minerales.
—Lo que haga falta. ¿Ya vino el sastre? —le preguntó a Jimin.
—Me midió antes de la ducha —contestó Jimin.
—Salgan todos, quiero estar a solas con mi omega. Cuando su pijama esté lista toquen la puerta, déjenla en la entrada y márchense.
—Sí, su alteza.
La sirvienta y el médico salieron de la habitación en seguida. Jungkook se sentó en el sofá junto a Jimin tomándolo de las manos con suavidad.
—¿Cuánto tiempo tuviste puestas las esposas? —preguntó en un susurro notando que todavía tenía marcas rojas.
—No sé, me las pusieron cuando regresé tras bambalinas y me las quitaron cuando llegaste.
—A partir de hoy nadie, excepto yo, te hará nada que no quieras. ¿Comprendes? —Jimin tragó saliva mirando a Jungkook perplejo porque no entendía a qué se refería.
—¿Eso qué significa, su alteza?
—Significa que... Espera. ¿Acabas de llamarme alteza? —Jungkook negó con la cabeza indignado—. Lo que me gustó de ti fue que me trataste como a un amigo, como uno más a pesar de haber descubierto que soy el príncipe. No hagas que eso cambie, ojitos.
—¿Ojitos?
—Son hermosos, por eso te diré así... Ojitos. —Jimin mostró una sonrisa tímida.
—¿Yo puedo decirte Jungkook?
—Como quieras, pero háblame con confianza. —Suspiró—. Jimin, lo que dije hace rato fue cierto. Quiero hacerte mi príncipe, mi rey consorte. ¿Quieres que lo haga? ¿Te gustaría tomar ese puesto?
—¿Me compraste en la subasta de omegas para convertirme en tu esposo? Soy un plebeyo, un huérfano, lo peor de ciudad lunar. ¿Por qué haces eso?
—Porque puedo, porque quiero, porque eres hermoso y porque me agradas.
—¿Te agrado aunque haya mentido anoche acerca de mi nombre?
—Tenías que hacerlo. Los huérfanos tienen prohibido decir que son huérfanos en su día libre.
—Oh, sabías esa regla.
—Soy el príncipe. —Cruzó los brazos y alzó la barbilla—. Por supuesto que la se.
—Yo seré lo que tú quieras, haré lo que me pidas. Si tengo que comerme mis intestinos lo haré.
—Jimin, quiero que además de ser mi esposo te conviertas en mi omega. ¿Puedes hacerlo? ¿Me das permiso de marcarte?
—¿Un alfa pidiendo permiso de marcar a un omega? —Jimin sonrió mostrando todos los dientes—. Mejor aún; ¿el príncipe pidiendo permiso de marcar a un omega?
—No soy un tirano, pero si prefieres que te tome por la fuerza, te marque, te anude y que te obligue a tener mis cachorros puedo hacerlo.
—Mi celo pasó hace dos semanas, no creo que...
—Tú y yo no vamos a acostarnos hasta que el médico me entregue los resultados del laboratorio. Necesito saber que estás bien de salud, tengo que cuidarme porque la estabilidad del reino caerá sobre mis hombros.
—Comprendo.
Un sirviente tocó la puerta un par de veces dejando el pijama de Jimin afuera de la habitación. Jungkook se puso de pie para tomarlo y al regresar sintió por primera vez el verdadero aroma de Jimin en sus fosas nasales pues el inhibidor acababa de caducar.
En las pupilas dilatadas del príncipe apareció una luna pequeña, dejó caer la pijama en el suelo y corrió directo al cuello de Jimin olfateándolo con deseo, comenzó a tocar su cintura por debajo de la toalla y a manosear aquí y allá. Estaba desesperado porque el aroma a fresas, menta, nueces y eucalipto lo volvía loco.
El alfa sintió un extraño calor recorrer su cuerpo, era un terrible fuego que ardía en cada poro de su piel, deseaba ser consumido completamente de esa exquisita sensación.
—Tu aroma —Ronroneó en el cuello de Jimin probando su piel con la lengua—. Es delicioso.
—¿Estás en celo, Jungkook? —preguntó Jimin en un susurro al notar la erección del alfa.
Jimin comenzó a hiperventilar porque Jungkook comenzó a soltar feromonas con un aroma tan delicioso, tan exquisito e imposible de describir que hizo que su boca comenzara a babear a causa del deseo y que cada poro de su piel se erizara al instante.
—Creo que por tu culpa se me acaba de adelantar...
—Pero tenemos que esperar a los resultados del laboratorio —susurró nervioso.
Jungkook chasqueó la lengua molesto, tomando a Jimin por la cintura con una tremenda facilidad caminando hacia la cama y recostándolo con suavidad.
Desató la toalla que cubría su cuerpo mirándolo desnudo y con la erección levantada. Se relamió los labios y bajó a su pecho, cerca del ombligo dándole besos suaves que estremecían cada vez más su piel. Deseaba tomarlo, deseaba con todas sus fuerzas poseer su cuerpo una y otra vez, marcar su suave piel, deseaba meter su pene dentro de él y anudarlo, no quería dejar ningún tipo de oportunidad a otro lobo. Estaba decidido en que ese omega sería de él y de nadie más.
Jimin cerró los ojos nervioso porque sintió una excitación tan profunda que sus feromonas comenzaron a fluir en el aire llegando al sistema de Jungkook. Este al oler su esencia dio varios pasos hacia atrás quedándose pegado en la pared como una mosca.
—Si me quedo en esta habitación voy a comerte, si me quedo un segundo más no me voy a controlar y...
—Entonces tienes que irte —susurró Jimin mirándolo a los ojos. Las pupilas del omega se estaban dilatando—. Yo... Mi celo se acaba de adelantar también y te juro que estoy pensando cosas innombrables e inmorales para hacerlas contigo.
Jungkook sonrió.
—Volveré —dijo saliendo de la habitación con premura.
El príncipe alfa daba pasos largos por el castillo dirigiéndose al laboratorio. Ignorando todo a su alrededor, incluso ignoró al rey Namjoon que estaba conversando con el capitán al mando de las fuerzas armadas del castillo lunar. Él iba directo al laboratorio, en búsqueda de los resultados de los exámenes de Jimin.
—Al parecer el príncipe lleva prisa —comentó Min Yoongi riendo.
—Está emocionado con su nueva compra.
—Escuché que compró un omega. ¿Habla de eso, su majestad?
—Sí. —Namjoon sonrió.
—Siempre y cuando no haya marca de por medio no hay problema.
—¿De qué hablas? ¿Cuál problema?
—Pues, supongo que al ser el heredero al trono no puede casarse con un omega como el que acaba de comprar, ni siquiera tiene nombre, su majestad.
—Su nombre es Jimin, mantenga sus comentarios en su interior capitán Min. Si mi hijo lo escucha podría tomarlo como una ofensa, en esta ocasión lo dejaré pasar. Pero si vuelve a cuestionar o a insinuar que las decisiones del príncipe son erróneas le mandaré a cortar la lengua.
—No quise sonar importuno, majestad. —Min bajó la cabeza.
—Lo dejaré pasar porque eres mi sobrino. —Suspiró. —¿Te parece que charlemos otro día? Estaba bebiendo hace rato y deseo volver a hacerlo.
—Sí, majestad. Yo me marcho.
—Ya conoces la salida.
Al decir eso Namjoon subió las enormes escaleras de caracol dejando a Yoongi solo. Este se sentía curioso y quería conocer al omega que compró el príncipe. Así que comenzó a buscar por todo el castillo preguntándole a los sirvientes hasta que uno de ellos le dijo que se encontraba en la alcoba de Jungkook.
Yoongi creció en el castillo, pues su padre era hermano de la madre de Jungkook. El señor Min murió un poco después del primer cumpleaños del príncipe y su tía, la reina Hiye lo adoptó. Por eso Min conocía el castillo a la perfección y dar con la habitación le fue sencillo.
Al pararse frente a la puerta logró percibir el delicioso aroma de las feromonas del omega, tan penetrantes y letales. Los sentidos de Min se agudizaron y la desesperación por abrir la puerta invadió su cuerpo. Pero no podía hacerlo porque era la habitación del príncipe, aun así decidió tocar un par de veces, si era descubierto podría decir que solo pasó a saludar.
Luego de tocar esperó unos segundos y el picaporte comenzó a girar, cada segundo le parecía eterno, sin embargo la recompensa de la espera eran ese par de ojos rosas que hicieron contacto con los suyos. El omega vestía una pijama blanca, parecía puro, era hermoso, quería tomarlo entre sus brazos, morder su cuello y hacerlo suyo.
—Hola. ¿En qué puedo servirle, señor?
—No te había visto en el castillo. ¿Quién eres? ¿Eres el omega que compró el príncipe Jeon?
—S-sí —titubeó.
—Ya veo. —Yoongi estiró la mano para saludarlo, se moría por arrancarle la ropa pero no iba a hacerlo. Si lo hacía lo mandarían a decapitar aunque fuera familia, él sabía que existían líneas que no se podían cruzar. Jimin tomó su mano en un apretón fuerte—. Soy el capitán Min Yoongi, un gusto conocerte.
—Yo soy...
—Mi omega —dijo Jungkook caminando por el pasillo.
Ambos alfas se quedaron viendo a los ojos a medida que Jungkook se acercaba al umbral de la puerta, estando frente a frente empujó la mano de Yoongi apartándola de la de Jimin, después se paró frente a él empujando con sutileza al omega al interior de la habitación.
—No lo vuelvas a tocar, es una orden. —Los ojos oscuros de Jungkook centellearon dejando ver la luna plateada que se escondía bajo sus pupilas dilatadas.
—Solo estaba saludando, Jungkook.
—¿Jungkook? —El príncipe tocó el pecho de Yoongi con la punta del dedo índice—. Soy el príncipe, próximo rey. Dirígete a mí como se debe.
Yoongi sonrió.
—Supresores, eso ocultara el celo del omega e impedirá que alfas curiosos como yo quieran averiguar de dónde provienen las deliciosas feromonas olor a fresa, primito, digo; alteza.
Al decir eso dio media vuelta apretando los puños y encajándose las uñas en la piel a causa de la frustración. Jungkook cerró los ojos tratando de calmarse ante la situación. No podía enemistarse con Yoongi porque ni siquiera había hecho algo con Jimin, pero sabía sus intenciones y si volvía a suceder no dudaría en arrancarle la cabeza.
UUUUUUUIIIIIIISHHHHHHHH
¿Problemas con Yoongis? Nel, no creo.
Jungkook se está dejando ir con los ojos cerrados detrás de Jimin. El omeguita merece un amor bonito. ¿Lo tendrá? ¿O le daré un destino igual al de "Una esposa para el emperador"? Alshdoshsjejejeowhsis
Las que la leyeron saben de qué hablo, las que no NO LA LEAN POR LO QUE MÁS QUIERAN PORQUE VAN A ODIARME.
Ahora sí, procedo a invitarlas al grupo de armys lectoras para que sean las primeras en enterarse cuando actualizo porque wattpad anda medio necio y no avisa.😫
También puedes seguirme aquí en wattpad porque la app avisa a los seguidores cuando hay actualización.
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