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🌷Capítulo 24-Ruptura🌷

Jungkook abrió los ojos lentamente, parpadeando para adaptarse a la penumbra de la habitación. Al ver a Yoongi a su lado, una mezcla de confusión y esperanza se reflejó en su mirada. Se incorporó con dificultad, frotándose los ojos y tratando de despejar la niebla del sueño.

—¿Qué pasa, Yoongi? —preguntó Jungkook, su voz ronca por el llanto y el cansancio.

Yoongi tomó una profunda respiración, sabiendo que las palabras que estaba a punto de decir no serían fáciles de escuchar. Se sentó en el borde de la cama, mirando a su primo con una seriedad que rara vez mostraba.

Cuando estuvo apunto de soltar la verdad una llamada entró al teléfono del príncipe, este miró la pantalla asombrado y luego del segundo timbre decidió contestar. Su mandato era no ir detrás de Jimin, pero contestar una llamada proveniente de él no estaba dentro del mandato.

—¿Ji...Jimin? —preguntó nervioso.

—¡Mi alfa! —gritó Jimin, llorando desconsolado—. ¡Me persiguen, quieren matarme!

El estómago de Jungkook ardió, era una furia inexplicable. Escuchar la voz de su omega así de desesperado y escucharlo llorar le partía el alma.

—¿Quién? —preguntó al ponerse de pie.

—No lo se... ¡Se que es mucho pedir porque acabas de echarme y despreciarme! ¡¿Pero podrías salvarme?! ¡Sigo llevando tu marca y quiero que me salves! —Lloró desconsolado.

—¿Es Jimin? —preguntó Yoongi, Jungkook asintió—. Si quieres ayudarlo, hazlo.

—Iré por ti.

Cuando dijo eso la voz de Jimin desapareció, dejando en su lugar un eco invadidos de ruidos extraños, murmuró, gritos y pisadas.

—Jungkook, lo siento —dijo Yoongi.

—¿Por qué? Lo que le está pasando a Jimin no es tu culpa, es mía por echarlo. Aunque no tengo ni puta idea de porqué lo eché del castillo.

El alfa se puso sus botas de combate, estaba abrochándose las agujetas mientras Yoongi lo veía arrepentido.

—Llevemos guardias reales, tal vez vamos a ocupar ayuda —dijo Yoongi llamando a distintos guardias para que buscaran al omega.

—¿Vas a ayudarme? —Jungkook sonrió incrédulo—. Creí que te gustaba Jimin o algo por el estilo.

—¿Gustarme? Ya te dije que aquel día olía muchísimo a fresa, pero no me gusta. —Jungkook se puso de pie avanzando a la puerta para salir de la habitación—. Sin embargo tú eres mi familia y lo que está pasando me parece injusto.

—Bien.

Jungkook salió disparado, corriendo por los pasillos del castillo hasta llegar al estacionamiento real y subirse a una Jeep 4x4 blindada. Yoongi era el piloto y el príncipe copiloto. Al salir del castillo condujeron a toda velocidad hacia la salida, en ese momento Yoongi recibió una llamada en el radio.

—Capitán Min, cambio.

—Aquí capitán Min, cambio.

—En el campo abierto, cerca del castillo. Dónde antes había un campo de girasoles, ahí están distintos alfas con... Al parecer es el omega del príncipe, cambio.

—No se muevan, mantengan todo vigilado, cambio.

Min giró el volante bruscamente yendo a toda velocidad hacia el campo, su corazón más acelerado que el motor de la Jeep.

—¡AH! —Jungkook gritó sosteniéndose el vientre, le dolía, era una sensación extraña—. ¡Duele, mi Jimin!

Los alfas comenzaron a rasgar las vestiduras de Jimin con sus garras, de vez en cuando dejando la dolorosa sensación y las marcas rojas de ellas en su piel, sintiendo además que el ardor calaba sus huesos y las pequeñas y muy escasas gotitas de sangre se vieran manchando su pulcra tez nívea. Corriendo en círculos a su alrededor, noventa y cuatro se apartó a fumar lejos de ellos porque no quería presenciar lo que le estaban haciendo.

Cayó de rodillas con la ropa hecha trizas y con un profundo dolor en el vientre, le ardía, le dolía como nunca antes, era insoportable. Pronto sintió un líquido caliente salir de su trasero y manchar lo que quedaba de sus ropas. Tembloroso se tocó con las manos y al verse los dedos notó que estaban manchados de la tibia y espesa sensación del liquido rojo. Tenía miedo, sentía nauseas y un profundo dolor agonizante se instaló en su pecho.

Sangre.

¿Qué le estaba pasando?

El líder alfa le arrancó las cadenas, luego lo levantó del cuello manteniéndolo en el aire cerca de su rostro, mirándolo directo a los ojos mientras que la sangre seguía escurriendo de su entrada, cayendo con violencia al piso, haciéndolo tener más y más espasmos de dolor que provocaba frío en su cuerpo; y que gracias a esas contracciones, el líquido salió con más fuerza manchando el piso y sus piernas, incluso manchando los zapatos del alfa a su paso.

—¿Estabas embarazado? —preguntó el alfa, sintiendo en su nariz el olor de la sangre que salía del cuerpo del omega—. Eso destrozará a tu alfa.

Jimin lloró, sintiendo que el pecho se le partía en dos. ¿Un cachorro? ¿Estaba sangrando porque estaba embarazado? ¿Era esa la razón de querer tener a Jungkook cerca tan desesperadamente? ¿Por eso había ido en búsqueda de su ropa sucia para sentir su aroma? ¿Por eso se encerró en el clóset y se puso el perfume del príncipe? Jimin quería comenzar a hacer un nido, pero no sabía. Y tal vez lo hubiera hecho si el rey Namjoon no lo hubiera invitado a esa vergonzosa cena.

Jimin inhaló, sintiendo el aroma de su sangre anestesiar sus sentidos, provocando en él unas inmensas ganas de arrancarse a sí mismo las venas, de acabar con ese sufrimiento por el que él y su lobo estaban pasando al sentir los restos de su cachorro escurrir fuera de su vientre.

Y sí, se trataba de su cachorro no nacido...

De su cachorro de apenas una semana...

De su cachorro que nunca vería la luz del sol, quien nunca crecería, quien nunca tendría entre sus brazos.

—Tu alfa me debe varias, tu alfa no es tan bueno como parece, y ahora tú pagarás por sus pecados.

—¡Mi alfa no es un monstruo como tú! —gritó apenas, arrepintiéndose de contraer su estómago en el acto, porque gracias a eso, más sangre salió.

—¡Tu alfa se acostó con cientos de betas y omegas que prefirieron la muerte antes de alejarse de él! —gritó furioso—. ¡Uno de ellos era mi hermano!

—Mi alfa nunca ha marcado a alguien que no sea yo... —dijo casi sin aliento porque el alfa lo estaba asfixiando.

—No, no las marcó pero sí las enamoró. —Apretó los puños—. Cuando me ofrecieron este trabajo acepté gustoso porque anhelaba vengarme de tu querido príncipe y ahora que sé que te ha marcado supongo que eres su destinado... —Sonrió con malicia—. Y todo el daño que te haga a ti, él lo sentirá.

Al decir eso mordió el cuello de Jimin, encima de la marca que lo ligaba a Jungkook. A duras penas jadeó con los ojos abiertos, percibiendo el líquido resbalar desde su cuello y correr por su pecho.

En ese instante, el príncipe que todavía se encontraba en la Jeep comenzó a quejarse cada vez más, porque le dolía el cuerpo, le dolía su ser. El llanto se apoderó de su existencia, era insoportable, era como si le estuvieran arrancando la piel en vida, porque la marca de Jimin estaba siendo profanada.

Jimin apretó los dientes, en un grito silencioso invadido de sufrimiento. Y cuando creía que nada podía ser peor llegó otro alfa mordiéndole en el brazo, uno más en la pierna, otro en la mejilla... Cada alfa dejó una mordida en el cuerpo de Jimin, inyectándole su saliva, después se turnaron para morderlo en el cuello, estaba prácticamente destrozado. Ensangrentado y sin fuerzas, no luchaba ¿Para qué?, sabía su trágico destino. Lo supo cuando en medio de un charco de sangre, observó los coágulos de ella esparcidos.

Extendió su mano hacia ella, manchandose a sí mismo de la vida de su cachorro. Lloraba, gruñía cada que los dientes y colmillos se clavaban en diferentes partes de su cuerpo. Y ya no solo sangraba de su intimidad, ya no solo sangraba de de las múltiples heridas, también lo hacía del corazón y del alma.

Un rato más y ya estaba tirado en el suelo sin moverse, mirándolos pasar de uno en uno sin poner resistencia porque no le quedaban fuerzas a causa del dolor que le arrebataba la vida.

Y Jungkook podía sentir todo lo que le estaban haciendo a su omega; cada golpe, cada insulto, cada momento de sufrimiento. Estaba desesperado, su corazón latía con fuerza y su mente estaba llena de imágenes de Jimin sufriendo. Maldiciendo entre dientes, apresuraba a Yoongi para que llegaran al lugar lo más rápido posible. La tensión en el aire era palpable, y la urgencia en sus movimientos reflejaba la gravedad de la situación.

Atrás de ellos, una caravana de camionetas repletas de hombres de la guardia real los seguía de cerca. Estos hombres, leales hasta la muerte, estaban dispuestos a dar la vida por su príncipe. El rugido de los motores y el estruendo de las ruedas sobre el pavimento resonaban con furia.

Mientras tanto, Jungkook no podía dejar de pensar en Jimin, en su fragilidad y en la conexión profunda que compartían. Sabía que debía llegar a tiempo, que debía salvar a su omega de las garras de aquellos que estaban haciéndole daño.

El aire se sentía denso y cargado de tristeza mientras Jimin y Jungkook sufrían pues el lazo que los unía, una conexión profunda y casi tangible, comenzaba a desmoronarse. Jimin podía sentir cómo el vínculo se debilitaba, como si un hilo invisible que los mantenía unidos se estuviera rompiendo lentamente. Cada segundo que pasaba, el dolor en su pecho se hacía más intenso, insoportable, deseaba con todas sus fuerzas estar muerto.

Jungkook, con los ojos llenos de lágrimas, intentaba mantener la compostura dentro de la Jeep pero el dolor era insoportable. Sentía como si una parte de su alma estuviera siendo arrancada.

—Lo siento, Jimin —susurró, su voz quebrada a causa del dolor, Yoongi lo veía de reojo—. Nunca quise que esto sucediera.

Jimin lo escuchó, más bien su lobo escuchó al lobo de Jungkook, con el corazón hecho pedazos, apenas podía responder.

—Yo tampoco, Jungkook... Pero parece que el destino... Tenía otros planes... Para nosotros.

Las palabras salieron con dificultad, cada una de ellas cargada de un dolor indescriptible. Y el príncipe las escuchó.

—Te amo, Jimin...

—Te amo, Jung...

Fue lo último que sus lobos alcanzaron a decir y escuchar antes de que el lazo terminara de romperse. Mientras tanto, con sus últimas fuerzas, Jimin empezaba a tararear canciones de cuna, diciéndose a si mismo que todo estaría bien.

Tarareando la hermosa canción que Jungkook le cantó aquella noche antes de dormir, creyendo fervientemente que el alfa volvería por él.

Creyendo que como decía la canción; lo protegería.

Ambos sintieron una oleada de vacío y soledad. La conexión que una vez los había hecho sentir completos ahora era solo un recuerdo doloroso. Jimin que estaba en el suelo rodeado de alfas, mordeduras y sangre cerró los ojos, incapaz de soportar el peso de la pérdida, mientras Jungkook se jalaba el cabello desesperado, sabiendo que nunca volvería a ser el mismo. Sintiendo que estaba muerto en vida.

El mundo a su alrededor parecía desvanecerse, y todo lo que quedaba era el eco de un lazo profundo y puro que había sido destruido. La ruptura del lazo dejó cicatrices profundas en sus corazones, cicatrices que tal vez nunca sanarían por completo.

—¡Jungkook! —gritó Yoongi—. ¡Hey, reacciona. Ya casi llegamos!

—Se rompió Yoongi... —susurró con rostro y labios pálidos—. Mi lazo con Jimin está roto, ya... Ya no puedo sentirlo.

—¡No me jodas! —Pisó el acelerador con más fuerza.


Hasta aquí el capítulo...

Si vienes de tiktok seguramente ya sabías que esto pasaría...💔🤧

Mi hermoso bebé está sufriendo, pero Jungkook ya va en camino y habrá... ¿Venganza?

Cadena de firmas para salvar a Jimin Aquí📍

Personas que necesitaron pañuelos por acá 🧺

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