🌷Capítulo 22-Lazo🌷
Jimin, afuera del castillo, yacía en el pavimento. Sus sollozos eran silenciosos pero desgarradores. Los guardias lo observaban con lástima, comprendiendo al ver la marca en su hombro que el lazo alfa-omega entre ellos era fuerte. Sabían que, al permanecer separados, ese lazo se rompería. El omega estaba sufriendo, y el alfa también, aunque de una manera diferente.
El sol estaba en su máximo esplendor aquella tarde, y a pesar de sus rayos cálidos, el corazón del omega permanecía en un frío abrazador, un frío doloroso que se extendía por cada rincón de su ser. Jimin anhelaba desesperadamente estar en los brazos cálidos de su alfa, sentir su protección y amor. Esa dependencia que había creado con él era fuerte y difícil de describir, como un lazo invisible que lo ataba a Jungkook con una fuerza inquebrantable.
El rey Namjoon, observando desde el interior del castillo con una mirada fría y calculadora, le ordenó a un par de guardias que arrastraran a Jimin al bosque, que lo corrieran del castillo y de cualquier lugar cercano. No quería verlo llorar, no quería escuchar sus llantos desgarradores, y sobre todo, no quería que Jungkook lo escuchara. Cada lágrima de Jimin era un recordatorio de la crueldad del rey, y Namjoon no podía permitir que su hijo, el príncipe, se viera afectado por la tristeza de su omega.
Mientras los guardias lo llevaban a rastras, Jimin sentía cómo su corazón se rompía en mil pedazos. Cada paso que daba lo alejaba más de su alfa, y el dolor se volvía insoportable. El bosque, se sentía como si fuera una prisión. Las sombras de los árboles parecían susurrar su desgracia, y el viento frío le recordaba la ausencia de los brazos protectores de Jungkook.
Jimin cayó de rodillas en el suelo, sus sollozos resonando en el silencio del bosque. La desesperación lo envolvía, y la soledad se hacía más palpable con cada segundo que pasaba. Sentía en su corazón por medio de la marca que su alfa lo amaba, pero en ese momento, la distancia y el dolor eran abrumadores. El amor que sentía por Jungkook era su única esperanza, pero también su mayor tormento. ¿Por qué sentía una cosa y actuaba de una manera completamente diferente?
Estando en el suelo, Jimin miró sus pies descalzos, notando cómo la sangre manchaba la tierra a su alrededor. El camino del bosque estaba lleno de espinas y rocas afiladas que se clavaban en su piel delicada, provocándole un dolor agudo con cada paso. Las lágrimas caían sin cesar por sus mejillas mientras sollozaba, tratando de limpiar sus heridas con la camisa que llevaba puesta. Sin embargo, el dolor físico no era nada comparado con el tormento emocional que sentía en su corazón.
Al intentar limpiarse, Jimin se dio cuenta de que llevaba consigo el teléfono que Jungkook le había obsequiado meses atrás. Aquel teléfono que no usaba para otra cosa que no fuera ver Netflix o videos de YouTube, ahora se convertía en un símbolo de su amor perdido. Recordó las tardes que pasaban juntos, riendo y disfrutando de su compañía mientras veían sus series favoritas. Cada recuerdo era una puñalada más en su ya destrozado corazón.
Con manos temblorosas, Jimin encendió el teléfono, esperando encontrar algún consuelo en los recuerdos digitales que guardaba. Pero cada foto, cada mensaje, solo aumentaba su dolor. Ver la sonrisa de Jungkook en la pantalla era un recordatorio cruel de lo que había perdido. La desesperación lo envolvía, y la soledad se hacía más palpable con cada segundo que pasaba.
Sus sollozos resonaron en el silencio del bosque. Cada latido de su corazón era un recordatorio de la ausencia de su alfa, y cada respiro era una lucha por mantener la esperanza viva en medio del abandono.
—¿Por qué me separan de mi alfa? —murmuró—. ¿Por qué mi alfa me ha abandonado?
Se preguntaba en medio de lágrimas.
—Yo... Quiero ir por él. —Apretó los puños—. Desde el día que me hizo su lobo, desde el día que me marcó algo en mí despertó. Desde ese día yo supe que no debía ser dominado por nadie más que no fuera mi alfa, mi interior sintió una chispa mágica que no puedo explicar. Incluso ignoré el mandato de Min Yoongi cuando me dijo que me fuera del castillo. ¿Esto es lo que sufre un omega cuando es marcado? ¿Por qué me abandonaste Jungkook?
Jimin reunió todo el coraje que tenía en su pecho antes de gritar con rabia:
—¡¿Por qué me abandonaste, Jungkook?!
Mientras tanto, en el castillo, Jungkook no paraba de llorar. Sentía un dolor terrible en el cuello, justo en la parte donde Jimin tenía la marca. Era como si el sufrimiento de su omega se reflejara en su propio cuerpo, una conexión tan profunda que el dolor de uno se convertía en el dolor del otro. Cada punzada en su cuello era un recordatorio de la distancia que los separaba y de la angustia que Jimin debía estar sintiendo en ese momento.
Llorando y furioso, Jungkook derribó las cosas de su peinador con un movimiento brusco, los objetos cayendo al suelo con estrépito. La rabia y la impotencia lo consumían, y necesitaba liberar esa energía destructiva de alguna manera. Arrojó su mesita de noche contra la pared, el mueble estrellándose y rompiéndose en pedazos. Incluso quebró un par de vidrios de la ventana con sus puños, sin importarle las heridas que se infligía a sí mismo. Estaba histérico, incontrolable, y el dolor físico apenas lograba distraerlo del tormento emocional que lo asfixiaba.
Cada lágrima que caía de sus ojos era un grito silencioso de desesperación. Jungkook no podía soportar la idea de que Jimin estuviera sufriendo solo, sin su protección. La impotencia lo hacía sentir como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar. Su habitación, que alguna vez había sido un refugio de paz y amor, ahora se sentía como una prisión de dolor y desesperanza.
"¡¿Por qué me abandonaste, Jungkook?!"
El alfa escuchaba la voz de Jimin en su cabeza cuestionándole los actos y eso le dolía todavía más porque ir con él no estaba en sus manos.
Los sirvientes del castillo, alarmados por los ruidos y los gritos, se mantenían a una distancia prudente, temerosos de acercarse al príncipe en su estado de furia. Sabían que cualquier intento de consolarlo sería inútil, pues el único consuelo que Jungkook deseaba era tener a Jimin de vuelta en sus brazos.
Jungkook se dejó caer al suelo, sus fuerzas agotadas por la intensidad de sus emociones. Se abrazó a sí mismo, tratando de calmar los sollozos que sacudían su cuerpo. En su mente, solo había un pensamiento: encontrar a Jimin y traerlo de vuelta, sin importar lo que tuviera que hacer o a quién tuviera que enfrentar. Sin embargo su cuerpo hacía todo lo contrario, su cuerpo no quería salir de la habitación. Su cuerpo no cooperaba, su cuerpo seguía acatando las órdenes de Yoongi, su cuerpo seguía lejos de su omega.
Yoongi al escuchar el ruido proveniente de su habitación fue para calmarlo, obligándolo a dormir con su voz de mando y Namjoon lo veía dormir a su lado.
—Quiero que le borres la memoria, lo harás luego de que el omega muera.
—Pero tío, el omega se ha ido.
—¿Crees que lo dejaré irse así como así? —Suspiró—. Son destinados, Yoongi. En algún punto Jungkook va a querer buscarlo por eso tenemos que eliminarlo.
—¿Y quieres que vaya a hacerlo?
Namjoon negó con la cabeza.
—Contraté a unos asesinos a sueldo, les dije que quería vengarme del príncipe. Les dije que el omega del príncipe Jeon estaba en el bosque frente al palacio, les pedí que se divirtieran con él. Sin escrúpulos y que al finalizar me traigan su cabeza en charola de plata.
—Si haces eso Jungkook va a sentir el sufrimiento del omega...
—¿Crees que me importa? —Alzó las cejas—. Jungkook merece sufrir, merece hacerlo porque eligió a ese huérfano antes que a la corona, antes que al reino.
—¿No has pensado que tal vez lo hizo porque son destinados?
—Destinado o no, Jungkook es enamoradizo. Ya ves, el duque Kim no era su destinado, tú y yo lo engañamos y mira que cayó en depresión.
—Y por eso dijimos que no volveríamos a hacer algo como esto, majestad.
—Pues cambié de parecer, merece el castigo. —Suspiró—. Para compensarle buscaré una hermosa omega de la alta sociedad para que se casen, de esa manera al tener cachorros olvidará al huérfano.
—¿Alguna vez te has enamorado tío? Hablo de... ¿Amaste a mi tía Hiye? Si la amaste tal vez puedas comprender a mi primo y...
—Amé a mi esposa, era mi omega. La marqué en el cuello y tuvimos a nuestro cachorro, cuando murió lloré con tristeza y amargura. Creí que moriría pero no lo hice, por eso estoy seguro de que mi hijo sobrevivirá a ese estúpido omega.
—La tía Hiye no era tu destinada. ¿Nunca conociste a...
—No tuve la dicha de encontrarme a mi destinado, pero amé a una mujer. Iba a casarme con ella. —Namjoon sonrió—. Ella me dejó por su destinado. ¿Puedes creerlo? —Chasqueó la lengua—. Preferir a un plebeyo en lugar de a su rey.
»No voy a ser abandonado otra vez por un plebeyo. No voy a permitir que mi hijo prefiera a ese chico en lugar de a mí, en lugar de su lugar en el castillo.
Yoongi no dijo nada, él se cruzó de brazos mirando a Jungkook dormir y sintiendo pena por él porque después de todo era su primo. Habían crecido juntos.
—Cuando despierte le borras la memoria, para ese entonces su omega ya debería de estar muerto.
El rey Namjoon salió de la habitación del príncipe, ordenándole a los sirvientes que la limpiaran aunque Jungkook estuviera ahí durmiendo. La frialdad en su voz y la indiferencia en su mirada eran evidentes, como si el sufrimiento de su hijo no significara nada para él. Los sirvientes, temerosos de desobedecer, comenzaron a recoger los pedazos de muebles rotos y a limpiar los vidrios esparcidos por el suelo, tratando de hacer el menor ruido posible para no perturbar al príncipe.
Yoongi, que había estado observando desde el pasillo, apretó los puños con impotencia. La rabia y la frustración hervían dentro de él, y sus ojos se llenaron de una mezcla de tristeza y furia. Estaba molesto porque le parecía que los motivos de su tío para alejar a su primo de Jimin eran banales, eran un...
—Capricho —murmuró Yoongi, su voz apenas audible pero cargada de resentimiento.
—¿Disculpe, señor? —preguntó una mucama.
—Nada, sigue limpiando.
No podía entender cómo Namjoon podía ser tan cruel, tan insensible al dolor de su propio hijo. Para Yoongi, el amor entre Jungkook y Jimin era algo puro y verdadero, algo que debería ser protegido y no destruido por los caprichos de un rey. Cada vez que veía a Jungkook sufrir, sentía una punzada de dolor en su propio corazón, y la impotencia de no poder hacer nada al respecto lo consumía.
Pero sí que podía hacer algo, porque después de todo él era un enigma.
—¿Qué pasaría si un enigma se enfrenta a un rey? —preguntó Yoongi al aire en un susurro—. No quiero el reino pero podría asesinar a mi tío y después entregarle planeta lunar a Jungkook. Aunque todo ciudad lunar terminaría odiándome y sería sentenciado por alta traición.
Los miembros de la servidumbre ya habían abandonado la habitación en ese momento, dejando tras de sí un silencio inquietante. La luz del sol se filtraba a través de los cristales rotos de la ventana, iluminando tenuemente el rostro de Jungkook, que dormía inquieto en su cama. Sus cejas estaban fruncidas y su respiración era irregular, como si incluso en sus sueños no pudiera escapar del dolor que lo atormentaba.
Yoongi, con el corazón apesadumbrado, se acercó a su primo con pasos silenciosos. Sabía que despertarlo no sería fácil, pero era necesario. Se arrodilló junto a la cama y, con suavidad, comenzó a darle golpecitos en la espalda, tratando de no sobresaltarlo demasiado.
—Despierta, primo, tenemos que hablar —susurró Yoongi, su voz cargada de preocupación y urgencia.
Jungkook abrió los ojos lentamente, parpadeando para adaptarse a la penumbra de la habitación. Al ver a Yoongi a su lado, una mezcla de confusión y esperanza se reflejó en su mirada. Se incorporó con dificultad, frotándose los ojos y tratando de despejar la niebla del sueño.
—¿Qué pasa, Yoongi? —preguntó Jungkook, su voz ronca por el llanto y el cansancio.
Yoongi tomó una profunda respiración, sabiendo que las palabras que estaba a punto de decir no serían fáciles de escuchar. Se sentó en el borde de la cama, mirando a su primo con una seriedad que rara vez mostraba.
•El poder de la marca despertó una pequeña parte del enigma que Jimin lleva dentro, es por eso que luego de ser marcado no obedeció el mandato de Yoongi cuando le dijo que se fuera del castillo.
•Yoongiiii salva el día por favor que ya la cagaste mijooooOooOoOoOooOoOoo
¡¡¡Namjoon, no mereces un hijo como Jungkook!!!
o(╥﹏╥)o
Pd: Si la historia se te hace muy fuerte no leas, las advertencias son claras. Es subida de tono.
A partir de ahora si hay algún comentario ofensivo lo elimino y voy a bloquear al lector también porque aquí no somos tóxicos.👺🔪
Iba a actualizar hasta la próxima semana pero no pude evitar subir estos dos capítulos.😭
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