🌷Capitulo 20-Mi alfa🌷
Lo que más duele de una traición es que llega de quien menos lo esperas.
-Alejandro Ordóñez
Jungkook se despertó con una sonrisa al ver a su hermoso omega, Jimin, durmiendo plácidamente a su lado. El cabello de Jimin estaba esparcido sobre la almohada, y su respiración tranquila llenaba la habitación. No pudo resistirse a la tentación y sacó su teléfono para capturar ese momento. La luz tenue de la mañana iluminaba la habitación, creando una atmósfera cálida y acogedora. Aunque era el príncipe del reino y tenía responsabilidades, en ese instante, todo lo que importaba era Jimin y la paz que sentía a su lado.
Jungkook hablaba en serio cuando decía que prefería a su omega antes que cualquier cosa.
Jungkook avanzó descalzo hacia la puerta de la habitación, asomando la cabeza para verificar si había algún sirviente cerca. Para su alivio, encontró a uno de los criados en el pasillo. Con una sonrisa, le hizo una señal para que se acercara.
—¿Podrías Traer un carrito con el desayuno para mí y para Jimin? —le pidió, asegurándose de que su voz fuera lo suficientemente baja para no despertar al omega dormido en la cama.
El sirviente asintió con respeto y se apresuró a cumplir la solicitud del príncipe. Mientras esperaba, Jungkook volvió a mirar a Jimin, sintiendo gratitud por tenerlo a su lado. Su amor era la posesión más valiosa que tenía.
Mientras esperaba el desayuno, se sumergió en un baño relajante, dejando que el agua caliente aliviara las tensiones de su cuerpo. Se cambió en una túnica elegante, perfumándose con una fragancia sutil pero distintiva. Sabía que después del desayuno, tenía una importante cita con su padre para formalizar el pacto que protegería a Jimin, su amado omega, de cualquier incertidumbre futura.
El corazón de Jungkook latía con anticipación mientras se imaginaba firmando ante el notario. Era un paso crucial para asegurar su futuro juntos. Aunque el camino no sería fácil, estaba decidido a enfrentar cualquier obstáculo para mantener a Jimin a salvo.
El sirviente llegó con un carrito repleto de frutas frescas, panes recién horneados y un desayuno elegante y delicioso. Jungkook lo despidió con un gesto de la mano y se acercó a su amado omega. Con suavidad, le acarició la frente y dejó un dulce beso en sus labios para despertarlo. La habitación se llenó de una atmósfera cálida y llena de amor mientras Jimin sonreía con los ojos cerrados sintiendo las caricias de su alfa.
Despertando con adorables ruiditos, parpadeando mientras se ajustaba a la luz de la habitación y cuando logró abrir los ojos, su sonrisa se iluminó al encontrarse con su alfa, mirándolo con ternura.
No hacían falta las palabras para que ambos supieran lo mucho que se amaban.
Desayunaron juntos, compartiendo risas y conversaciones. Las avecillas revoloteaban cerca del balcón de la habitación, como si formaran parte de un cuento de hadas. Sin embargo, sabemos que los cuentos no siempre tienen finales felices, ¿verdad? A veces, la realidad es más compleja y desafiante que cualquier historia mágica. Pero en este momento, en la calidez de su amor, Jimin y Jungkook encontraban su propio tipo de felicidad.
—Encontré a tu amiga omega —dijo Jungkook finalmente y Jimin amplió los ojos emocionado.
—¿Qué?
—La compró la dueña de un burdel, sufrió bastante pero ya está aquí en el castillo.
Jimin se puso de pie rápidamente.
—Quiero verla, ¿dónde está?
—Tranquilo, mi vida. Te acabas de despertar.
—¿Cuando la trajiste? ¿Por qué no me dijiste nada?
—La traje anoche y con todo lo que pasó no pude decírtelo. —Tomó la mano de Jimin entrelazando los dedos—. Comeremos con ella. ¿Te parece?
—Sí, pero ya quiero verla.
—Primero iré con mi padre a firmar unos documentos. —Jimin hizo puchero—. Pero no me voy a tardar nada, regreso por ti, te llevo a su habitación y después comemos los tres juntos.
—Bueno, pero no tardes.
—De acuerdo, siéntate y termina el desayuno.
Cuando terminaron de desayunar, Jimin y Jungkook se despidieron con un beso casto. El príncipe se apresuró hacia la oficina real, donde su padre lo esperaba para formalizar el pacto que protegería a su omega. Mientras tanto, Jimin se sumergió en una ducha rápida, preparándose para el encuentro con su amiga, noventa y cinco.
Al entrar a la oficina, Jungkook sintió un ambiente invadido de hostilidad. No había notario, tampoco un sacerdote. Se encontraban únicamente el rey Namjoon y Min Yoongi. Cada sentido de alerta del alfa se encendió y su lobo le decía "Sal de aquí y vuelve con tu omega."
—Buenos días —saludó Namjoon.
—¿Dónde está el notario y el sacerdote? —cuestionó el príncipe.
—No vendrán —dijo Namjoon sonriendo despreocupado.
—¿Por qué?
—No los llamé. —El rey contestó con sinceridad—. Debes comprender que el reino es más importante que tu omega.
Jungkook apretó los puños, sintiendo la ira y frustración arder en su interior.
—¿Estás bromeando? —Chasqueó la lengua—. De ser así yo me largo.
Jungkook dio la media vuelta dispuesto a salir de la oficina. Sin embargo, antes de que pudiera dar un solo paso Min Yoongi utilizó su voz de mando.
—Quédate quieto, Jeon Jungkook.
El alfa se detuvo en seco, mirando a Min Yoongi con incredulidad. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué todo se sentía como una trampa?
—¿Qué está pasando? —preguntó Jungkook con los pies anclados en el piso.
—Ven ante tu padre, arrodíllate y pide disculpas por el puñetazo de anoche —ordenó Yoongi.
Jungkook no comprendía qué era lo que estaba sucediendo, pero estaba obedeciendo las indicaciones de Yoongi. Se estaba arrodillando frente al escritorio del rey, estaba pronunciando palabras de disculpas sinceras y todo eso en contra de su voluntad. ¿Qué estaba sucediendo?
En ese momento recordó las palabras de Jimin:
—Fuiste porque Yoongi te lo ordenó.
—No digas estupideces, Jimin.
—¿Estupideces? —Se puso de pie ofendido—. Solo fui testigo de...
—¿De qué? —lo interrumpió.
—De la manera sumisa en la que te comportaste.
Alzó la vista hacia Yoongi desafiándolo con la mirada al ponerse de pie, desconcertado por lo que había sucedido.
—Acepto las disculpas, hijo.
—Creo que no fueron sinceras —contestó Jungkook.
—¿Qué se traen entre manos? ¿Por qué cojones la voz de mando de este imbécil tiene efecto conmigo?
Namjoon y Yoongi se miraron a los ojos sonriendo con la mirada.
—Es algo que te explicaré en otra ocasión, Jeon —dijo Namjoon—. Por ahora, te voy a pedir que te alejes de Jimin. Córrelo del castillo por favor, no lo quiero volver a ver rondando los pasillos, consíguete a otro omega, sustitúyelo y...
—¡Estás diciendo puras pendejadas, padre! —gritó furioso—. ¡Te dije que no iba a permitir que lastimen a mi omega porque es mi mundo!
Gritó hablando al mismo tiempo que su lobo, los dos presentes se sorprendieron y fascinaron al escucharlo. Namjoon porque era la primera vez que lo escuchaba y Yoongi porque aunque era la segunda vez que lo escuchaba seguía siendo fascinante.
—Yoongi, hazlo. —Namjoon se puso de pie dándole la espalda a Jungkook para no verlo.
—Lo... Lo siento Jungkook —dijo Yoongi.
—¿Qué sientes?
—Olvidarás esta conversación e irás con Jimin, tu omega. Vas a decirle que se vaya del castillo, vas a echarlo a empujones, con violencia y humillación.
»Le dirás que no te importa si vive o muere. No le darás explicaciones y cuando esté fuera del castillo no irás tras él. Con el tiempo lo olvidarás y te centrarás en tus deberes reales, obedecerás a tu padre como lo has hecho durante toda tu vida.
—¿Por qué quieres que haga eso?
Jungkook soltó un par de lágrimas cuando recibió las órdenes de su primo.
—Hazlo ahora y límpiate las lágrimas.
Jungkook se limpió las lágrimas con brusquedad, sintiendo que el corazón se le salía del pecho, sintiendo que se le rompía en mil pedazos porque sabía lo que haría. Aunque no quería hacerlo no podía evitarlo porque era una orden, porque era el mandato de la voz de mando de su primo. ¿Por qué seguía obedeciéndolo? Él también era un alfa, se suponía que son la casta más fuerte.
Cuando entró a la habitación Jimin sonrió porque esperaba que lo llevara a ver a su amiga, sin embargo Jungkook le soltó una fuerte cachetada enrojeciendo la mejilla del omega y casi tirándolo al piso. Jimin no pudo articular palabra alguna porque Jungkook lo tomó con brusquedad del cabello arrastrándolo afuera de la habitación, arrastrándolo por los pasillos del castillo mientras contenía las lágrimas, mientras sentía que su mundo se caía en pedazos al ver a su omega sufrir. Y Jimin sentía lo mismo, su corazón vuelto trizas no podía soportar el maltrato de su alfa. ¿Por qué le hacía todo eso? Estaban bien, durmieron juntos e incluso le cantó una canción de cuna, todo parecía ir bien. ¿Qué hizo para molestarlo tanto?
—¡Mi alfa, me lastimas! —Finalmente habló.
Jungkook lo arrastró por las escaleras del castillo sin decir nada, llamando la atención de los miembros de la servidumbre y de los guardias, mientras que el rey veía desde lejos la escena dramática junto con Yoongi.
—No vuelvas al castillo, no me importa si vives o mueres. ¡Solo lárgate de aquí para siempre! —gritó al abrir las puertas principales del castillo y empujando a Jimin para que saliera.
Después lo arrastró por el jardín y al cruzar el barandal le escupió el rostro.
—¡Mi alfa! —Jimin lloraba desconsolado.
—No soy más tu alfa, te repudio, huérfano asqueroso, omega sin nombre.
Jungkook se tambaleó al dar la media vuelta, dejando a Jimin tirado en el suelo afuera del castillo. El viento soplaba frío, y el eco de los sollozos del omega resonaba en su mente. Cada paso que daba hacia el interior del castillo era como un puñal en su corazón. Sus emociones estaban hechas trizas, y su lobo interior aullaba, rogándole que regresara con Jimin.
Pero el mandato de Min Yoongi era más fuerte. Era un enigma, una orden que no podía ignorar. Jungkook apretó los puños, sintiendo la culpa y la desesperación aplastándolo. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo había lastimado al omega que amaba de esa manera?
El corazón de Jungkook se desgarró mientras se arrodillaba en medio de la sala principal del castillo. Las lágrimas brotaban sin control, y el dolor en su pecho era insoportable. No podía creer lo que había hecho, no podía aceptar que había herido a su preciado omega de esa manera.
El camino de regreso a su habitación se volvió una penitencia. Cada paso era una condena, y su mente se debatía entre la voz de su lobo y el mandato de Yoongi. Jimin estaba allá afuera, solo y herido, y Jungkook no podía ir a él. El castillo parecía más oscuro que nunca, y el alfa se preguntó si alguna vez podría redimirse por su traición.
¿En qué momento se había perdido todo? ¿Por qué no podía ir en contra de ese absurdo mandato? Las lágrimas nublaron su vista mientras se hundía en la soledad de su habitación.
Jimin, afuera del castillo, yacía en el pavimento. Sus sollozos eran silenciosos pero desgarradores. Los guardias lo observaban con lástima, comprendiendo al ver la marca en su hombro que el lazo alfa-omega entre ellos era fuerte. Sabían que, al permanecer separados, ese lazo se rompería. El omega estaba sufriendo, y el alfa también, aunque de una manera diferente.
El viento llevaba los lamentos de ambos, y el ambiente que los rodeaba era más frío y oscuro que nunca.
Hasta aquí el capítulo de hoy 😔
Rota, triste, cabizbaja. ¿Actualización pero bajo a qué costo?
El capítulo anterior y la canción de cuna era una fachada porque sabía lo que se venía. Disfruté tanto la canción de cuna, disfruté tanto sus últimos momentos juntos invadidos de ternura y felicidad😭💓🤌🏻
¡Salven a la escritora de las lectoras!
Y esperen el siguiente capítulo con paciencia, como quiera ya saben que actualizo bien rapidisisiisisimo y además les suelto maratones como este.🙈
Si la historia te está gustando recomiéndala con algun amigo :3
Únanse a mi grupo de WhatsApp y seamos felices juntas.💓🤌🏻
Link: https://chat.whatsapp.com/DLMKFQHhxRw6vO9QnxC8qY
Qr:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro