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🌷Capítulo 19-Discordia familiar🌷

El rey Namjoon salió de la ducha con una toalla de mangas largas enredada en su cuerpo. Se estaba poniendo loción corporal cuando escuchó la voz gutural de Jungkook al otro lado de la puerta, estaba discutiendo con dos guardias reales. Sin tomarle importancia siguió con lo suyo hasta que el príncipe pateo la puerta con la fuerza suficiente como para romperla. Namjoon dejó la loción en el peinador girando el cuerpo para ver que los guardias estaban tirados en el pasillo y que Jungkook estaba yendo hacia él con pasos firmes, pesados y decididos.

El príncipe no lo dudó.

No importaba que fuera su padre, no importaba que fuera su rey. Lo único que le importaba era que había lastimado a su omega, a su Jimin, a su amor, a su destinado. Para un lobo el lazo con su destinado, el amor y la lealtad era el sentimiento más fuerte que pudieran experimentar en su vida.

La ira de Jungkook se desató con un puñetazo certero en la mandíbula de Namjoon. El alfa se tambaleó, la sangre brotando de sus labios. Furioso se limpió la sangre con desprecio. Los guardias reales alertados por el ruido se pusieron de pie llamando refuerzos para entrar a la habitación.

Namjoon, sin embargo, hizo una señal con la mano para que los guardias se retiraran. A pesar del dolor y la humillación, su mirada desafiante no se apartó de su hijo. Sabía que este acto de violencia no cambiaría nada, pero también entendía que estaba en juego algo más que su propia integridad.

El rey respiró agitado, su pecho subiendo y bajando con la ira contenida.

—¿Crees que puedes desafiar mi autoridad y faltarme el respeto de esta manera? —gruñó, su voz gutural resonando en la habitación—. Soy tu rey, soy tu padre.

—No soy tu súbdito, no soy solo tu hijo. Soy un príncipe, soy un alfa y osaste lastimar a mi omega.

—¿Qué?

—Me largo del castillo —dijo humeando.

—¿Qué? —volvió a preguntar.

—¿Cómo te atreves a amenazar a mi omega? ¿Cómo te atreves a hacerlo pasar por una vergüenza de tal magnitud? ¡Mira que poner a tu concubina a lamerte las bolas en su presencia! —Tomó a Namjoon de la toalla—. Me das asco.

Namjoon sonrió.

—Tu omega, aparte de maricon salió chismoso.

Jungkook levantó el puño para volver a golpear a Namjoon, pero en esa ocasión el rey interceptó el golpe con la mano sosteniéndolo en el aire. Ambos haciendo fuerza, ambos retándose con la mirada.

—Renunciaré a la corona. Si tengo que elegir entre el reino o la felicidad de mi omega y si tengo que elegir entre mi propio padre y mi omega; lo elijo a él.

Namjoon se relamió los labios soltando el puño de su hijo y este se apartó de su lado.

—No sabes lo que dices, Jungkook. Tú madre no hubiera querido que hicieras esas estupideces.

—Mi madre no conoció el amor de un destinado y tú tampoco por eso no comprendes lo que siento. —Apretó la quijada—. Agradece que eres mi padre porque de lo contrario en lugar de darte un golpe en la quijada te habría arrancado el corazón.

Namjoon suspiró sentándose en la cama de piernas cruzadas, sonriendo de oreja a oreja.

—Y tú, agradece que eres mi hijo, porque de lo contrario le habría ordenado a mis guardias que te asesinen.

—Que lo intenten, no son rivales para mí.

—Jeon Jungkook, ve a tu habitación. Hablemos mañana con más calma. ¿Qué te parece?

—He dicho que me largo del castillo.

—Eres el único heredero, si tú no estás. ¿Entonces quién va a reinar cuando yo parta de este mundo? Deja tus caprichos y céntrate en lo importante.

—Jimin es lo más importante para mí.

Namjoon se rascó la frente tratando de disimular la desesperación.

—Bien. —Suspiró—. Dejaré a tu omega en paz, me disculparé con él. ¿Quieres eso? ¿Si hago eso te quedarás a cumplir tus deberes?

—Es que ya no te creo.

—Entonces firmemos un contrato. —Se aclaró la garganta—. Mañana a primera hora, con un notario y con tu primo Min de testigo. Hagamos que nuestra promesa sea legal.

—También ante la madre luna, una promesa de sangre —dijo apretando los puños.

—Bien, frente a un notario, traeré un sacerdote y a tu primo de testigo. ¿Estás de acuerdo?

—Y le pedirás perdón a Jimin.

—Claro, claro. Le pediré perdón a tu omega. —Sonrió con falsedad—. Pero tú deberás pedirme perdón por golpearme frente a él también.

—Bien.

—Ahora sal de mi habitación que tengo que arreglar la puerta.

Jungkook se marchó sin decir ni una sola palabra. Dejando a Namjoon con la ira contenida, este le ordenó a sus guardias que le llevaran a un carpintero para arreglar la puerta y mientras lo hacían tomó su celular llamando a la única persona que podría controlar los impulsos de su hijo.

—Estaba dormido. ¿Sucede algo? —preguntó Yoongi al otro lado de la puerta.

—Estamos en problemas.

—¿Estamos?

—Jungkook ha venido a golpearme porque le pedí a su omega que se fuera del castillo. —Yoongi se carcajeo del otro lado de la línea.

—Te dije que ese omega era un problema.

—Ven mañana temprano, terminemos con esto.

—¿Y qué quieres que haga?

—Quiero que uses tu voz de mando con mi hijo. No quiero averiguar la romántica y absurda razón por la cual no obedece Jimin, pero sí él no obedece; Jungkook lo hará.

Las lágrimas del omega ya tenían empapado el vestido haciendo que el rosa pastel fuera más intenso. Tenía un mal presentimiento acerca de toda esa situación y en medio de todo eso lo único que anhelaba era abrazar a su alfa, estar calentito y en paz. ¿Por qué no podía hacerlo?

Jungkook estaba agitado y molesto pero al entrar a la habitación y ver a su omega sufriendo en silencio bajo la luz de la luna corrió hacia él abrazándolo y besando sus manos, sus nudillos y la parte del brazo que tomó con brusquedad previamente.

El príncipe alzó la cabeza y sus labios rozaron la piel de Jimin. Fue un beso suave, apenas un roce, pero suficiente para encender el deseo en el omega. Jungkook lo miró a los ojos, y Jimin vio la pasión y la ternura en su mirada.

—Te amo —susurró Jungkook, y Jimin sintió que su corazón se expandía hasta llenar todo su pecho—. Eres mi destinado, mi omega. Nada ni nadie nos separará.

El omega sonrió, las lágrimas brotando con mayor frecuencia, los ojos ya le ardían bastante. Sin embargo sabía que no importaba que fueran de mundos diferentes, que su amor no fuera aceptado. Lo único que importaba era que estaban juntos en ese momento, y eso era suficiente para él.

—Así que deja de llorar, mi bebé. —Acarició su cabello—. Estoy aquí contigo.

Jimin tomó ambas mejillas del alfa con sus manos, mirándolo con ternura en medio de lágrimas.

—Te amo —dijo Jimin con voz entre cortada—. De verdad, no sabes cuánto te amo.

Jungkook sonrió tomando con sutileza las muñecas de Jimin, poniéndose de pie y poniéndolo de pie para mirar su vestimenta de arriba a abajo.

—Se que no es tu estilo, pero no importa lo que te pongas. Siempre luces maravilloso. —Jimin se ruborizó.

—Quiero quitármelo, pero es difícil porque no alcanzo los lazos de la espalda.

—Para eso estoy yo, mi Jimin. —Los ojos de Jungkook brillaron—. Estoy aquí para desvestirte, para ayudarte y protegerte de todos.

El alfa comenzó a desatar los lazos del corsé del vestido, a medida que lo hacía depositaba besos tiernos y húmedos en el cuello y espalda de Jimin. Finalmente cuando estuvo desnudo su alfa lo tomó de la cintura elevándolo en el aire y este rodeó las piernas en el cuerpo de Jungkook.

—No me gusta verte llorar. —Jungkook cerró los ojos inhalando el delicioso aroma de su omega—. Por eso te prometo que todo estará bien a partir de ahora.

—¿El rey va a permitir que permanezca a tu lado? —preguntó con dulzura y voz entre cortada.

—Sí, le di un ultimátum. —Jungkook suspiró al mismo tiempo que avanzaba a la cama.

—¿Qué clase de ultimátum? —preguntó Jimin cuando el príncipe lo recostó en la cama.

—Le dije que renunciaría a la corona.

—¡¿Qué?! —preguntó asustado.

Jungkook comenzó a desvestirse dejando sus ropas en el suelo antes de meterse entre las sábanas junto a su omega.

—Tú eres mi mundo, ya te lo había dicho. Por eso renuncié a la corona. —Sonrió al estirar el brazo para que Jimin se recostara en él—. Por eso le dije que nos iríamos del castillo, papá no soportaría que su único hijo se fuera.

—¿Entonces nos vamos? No importa el lugar, yo quiero estar contigo. —Jimin acarició el pecho de su alfa inhalando el aroma. En ese momento olía bastante a leña recién cortada, tierra y fuego.

—Como dije, papá no soportaría que yo me vaya. Así que accedió a que permanezcas a mi lado. —Besó la frente de Jimin.

—¿Y ya no va a molestarme? ¿Tú tendrás más concubinos?

—¿Más? —Chasqueó la lengua—. Jimin, yo solo te quiero a ti. Serás mi esposo y no tendré tal cosa como concubinos. ¿Entiendes?

—Sí...

—Lo habría matado —confesó—. Si no fuera mi padre estaría muerto, pero si vuelve a intentar lastimarte no voy a contenerme.

—No digas esas cosas.

—Así que, cariño mío. No me ocultes nada.

—Lo prometo.

Jimin, a pesar de estar hablando seguía llorando, lágrimas traviesas escapaban de sus ojos porque eran muchos sentimientos encontrados. Alivio, felicidad, tristeza, decepción, miedo y la más fuerte de todas; amor.

—Vamos a descansar que mañana será un día largo.

—Mi alfa... —susurró.

—Dime.

—Muérdeme, necesito sentir tus colmillos enterrados en mi piel.

Jungkook no lo dudó, él se acomodó mordiendo a Jimin encima de la marca, renovando su fuerza, haciendo que el vínculo entre ambos se fortaleciera todavía más. Enviando su sustancia a través de la herida y probando a Jimin a través de su sangre. El vínculo más sagrado y valioso de los lobos, el vínculo que les daba soporte y paz.

Jimin no sintió dolor, o si lo sintió pudo ignorarlo porque estaba concentrado en las sensaciones que el ADN de Jungkook causaba en su interior. El burbujeó mágico que recorría sus venas, su sistema nervioso.

Estaban total y completamente enamorados el uno del otro, serían capaces de darlo todo con tal de la felicidad de su destinado. Un amor puro, incondicional e inquebrantable.

Jungkook se apartó de Jimin, ambos se miraron con las pupilas dilatadas. Sonriendo en medio de lágrimas porque el príncipe estaba llorando ya que sintió las emociones de su omega a flor de piel.

—No temas —susurró el alfa—. Yo te cuido.

—Lo sé. —El omega lloró aún más abrazando a su alfa con fuerza—. Puedo sentir en mi corazón tus sentimientos, es inexplicable pero te siento.

Jimin sintió el calor de Jungkook, la presión de sus labios contra los suyos.

Ese beso se prolongó, como si el tiempo mismo se hubiera detenido para darles espacio. Sus labios se encontraron con una urgencia que solo el amor verdadero puede inspirar.
Las lenguas danzaron, explorando cada rincón, cada sabor, como si quisieran fundirse en una sola entidad.

Juntos creaban una coreografía armoniosa y sincronizada, deleitando sus sentidos y haciendo que sus corazones latieran al mismo ritmo. Eran almas gemelas, destinadas a encontrarse en ese vasto mundo. Su amor era más que una simple conexión; era la esencia misma de la vida. En ese momento, el tiempo se detuvo y solo existían ellos dos, fundidos en un abrazo eterno.

Jungkook sostenía a Jimin con ternura, como si temiera que el mundo pudiera separarlos. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, supieron que estaban hechos el uno para el otro. Jimin podía sentir el aroma de Jungkook impregnado en su piel, que en ese momento era un olor a leña, tierra, fuego y eso lo hacía sentir más cerca de él. Había utilizado el poder de la marca para calmar su tristeza y anhelo de sentirlo más cerca, y ahora, en ese beso apasionado, sentía que su alma se fusionaba con la del príncipe.

Jimin y Jungkook estaban unidos por algo más grande que ellos mismos. Su amor era eterno, y en ese instante, se convirtieron en el significado mismo de esa palabra: Amor.

—Descansa, mi omega...

—Lo haré, mi alfa.

Sin previo aviso, Jungkook comenzó a tararear una canción muy bien entonado. Su voz era dulce y armoniosa.

—Se escuchan ruidos extraños...Es el peligro acechando... Pero mi amor, contigo estoy... Con mi voz haré que duermas... Duerme, duerme, mi amor... Tu lobo te protegerá... Duerme, duerme, mi amor... Tu lobo te protegerá.

Jimin se quedó profundamente dormido y Jungkook sonrió ante la belleza de su omega. Momentos después también se quedó dormido.

¡¡¡HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY!!!

Mis niños se aman, chao, me voy a llorar💓😭

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