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🌷Capítulo 18-Frente al rey🌷

Jimin cruzó el umbral del comedor y sus ojos se abrieron como platos al ver la escena que se desarrollaba frente a él. El aire estaba impregnado de un suave aroma a flores y perfumes, y la luz de las lámparas de araña bailaba sobre los manteles blancos como estrellas en una noche despejada.

Los omegas llenaban el espacio, charlando en voz baja mientras se acomodaban en las sillas tapizadas. Sus vestidos eran un espectáculo de colores pasteles: lavanda, celeste, verde menta. Pero el suyo, el vestido rosa que llevaba Jimin, destacaba entre todos. Era como si el mismísimo cielo hubiera decidido teñirlo con los tonos más suaves del atardecer.

La falda se abría en un suave vuelo, rozando el suelo con cada paso que daba. Las mangas caían delicadamente sobre sus hombros, y el escote en forma de corazón dejaba al descubierto su piel pálida. Las aplicaciones de encaje y los pequeños brillantes cosidos a mano le daban un toque de elegancia y sofisticación.

Jimin se sintió como una rosa en medio de un jardín de primavera. Las miradas se posaron en él, algunas curiosas, otras envidiosas. Pero Jimin no se inmutó. Sabía que su vestido era especial porque el rey lo había elegido para él. Y aunque no sabía qué era exactamente lo que sucedería durante la cena comenzó a sentirse más confiado porque no era el único omega en la habitación. Tal vez el rey les anunciaría a todos que era él omega del príncipe, tal vez

Luego de que el sirviente le indicara su lugar en la mesa que era justo al lado de la silla principal abandonó la habitación y el rey Namjoon entró.

Su porte elegante y sofisticado, su traje negro, su corona, sus zapatos bien lustrados. El rey imponía respeto, autoridad y daba un poco de miedo.

—¡Su majestad real, Rey Jeon Namjoon, gobernador de planeta lunar. El Fuerte, el que no se doblega, el que nunca ha caído! —gritó uno de los miembros de la corte.

Todos se quedaron en silencio mirando al rey avanzar hacia su silla y cuando se sentó hizo una señal con la mano. Bastó ese movimiento para que un piano que Jimin no alcanzaba a ver comenzara a sonar y para que los sirvientes llevaran la comida. Era langosta, cabrito, cerdo, res, un montón de guarniciones.

—Bienvenido Jimin. El vestido luce bien en ti.

—Gracias majestad... Creí que Jungkook estaría aquí.

Namjoon sonrió mostrando todos los dientes y sus hermosos hoyuelos. Parecía inofensivo

—No. Mi hijo no está aquí. —Namjoon alzó la vista posando sus ojos en una hermosa omega de cabello oscuro y vestido color celeste—. Celeste, ven a mí.

La omega se puso de pie de inmediato llegando ante el rey.

—Majestad —dijo inclinando la cabeza.

—Dame placer mientras bebo y como. —Señaló la parte baja de la mesa.

La omega no dijo nada, simplemente se arrastró como pudo quedando entre las piernas del rey para desabrocharle el pantalón. Jimin amplió los ojos asustado ante el acto. ¿Por qué el rey estaba haciendo eso frente a tanta gente?

—Todos ellos son mis concubinos y concubinas. No tienen una marca en el cuello, pero viven por y para mí —le explicó a Jimin—. Es lo que un rey hace, es lo que Jungkook hará cuando sea... —Se quedó en silencio sintiendo la lengua de la omega tocar su miembro que ya estaba erecto—... Es lo que mi hijo hará cuando sea rey. Al parecer tú eres su primer concubino, lástima que te ha marcado porque vas a sufrir cuando lleguen los otros.

—Con todo respeto, majestad. —Jimin tragó saliva—. No soy un concubino, soy el omega del príncipe y futuro esposo.

Namjoon se carcajeó. El resto de los omegas presentes también rieron para acompañarlo sin saber exactamente porqué reía.

—¿De verdad crees eso? ¿Piensas que el príncipe de planeta lunar va a estar con un omega que aparte de pobre es huérfano? Vamos, ni siquiera eres tan hermoso.

Jimin apretó los puños debajo de la mesa agarrando la tela del vestido con fuerza.

—¿Por qué me dice esto, majestad?

—Porque no es un secreto, Jungkook terminará casándose con alguien de su nivel.

—Yo soy su destinado —dijo Jimin, en ese momento una mucama sirvió vino en la copa del rey y otra en la copa del omega. Jimin se dio cuenta de que había muchas mucamas sirviéndole vino a los concubinos del rey.

—Eso no importa, lo único que importa es el esposo, o esposa. En mi caso mi amada esposa me tenía dispuesto para ella, nunca le faltó nada, dormíamos juntos en mi habitación todas las noches hasta que apareció mi primer concubina. —Namjoon suspiró—. Luego llegaron más y Hiye siempre supo que ella era la más importante porque solo con ella tuve a nuestro cachorro. El resto abortaba cuando la semilla florecía.

—Si Jungkook decide tener más omegas yo lo aceptaré —dijo con un nudo en la garganta—. Aceptaré todo lo que mi alfa anhele porque soy su omega y...

—Vete del castillo —dijo Namjoon oscureciendo la mirada radicalmente.

—¿Disculpe, majestad?

—Lo que oíste, te daré dinero, comodidades y lujos. Podrás realizar tu vida en algún lugar lejos del castillo y lejos de mi hijo. ¿Cuánto quieres? Lo que sea, no dudaré en dártelo pero quiero que te largues.

Los ojos de Jimin se invadieron de lágrimas.

—Creí que usted estaba de acuerdo con nuestra relación.

—Estaba, pero cambié de opinión.

—¿Puedo saber la razón?

—No. Ahora cena antes de que se enfríe.

—Majestad, de pronto he perdido el apetito.

He dicho que cenes. —Utilizó su voz de mando.

Jimin sintió que resonó por todo su cuerpo pero no quería hacerlo, aún así lo hizo. No porque se lo mandara, lo hizo porque no le quedaba de otra. Porque quería terminar en cuanto antes para irse a su habitación.

—¡Quiero que todos mis concubinos se desnuden para mí! —gritó Namjoon.

Todos los omegas comenzaron a desvestirse unos a otros, Jimin bajó la mirada centrándose en su plato porque no quería ver de más. ¿Por qué tardaba tanto Jungkook? ¿Dónde estaba cuando más lo necesitaba?

Jimin cenó y sació su estómago, después los sirvientes levantaron los platos llevando el postre a la mesa. Para ese momento la omega que había estado satisfaciendo al rey ya se había apartado.

—Es pastel de queso, escuché que es tu favorito —le dijo a Jimin.

—Gracias, que amable —dijo en un hilo de voz.

—¿Amable? —Namjoon rió con descaro—. ¿Piensas que estoy siendo amable con alguien a quien deseo ver desaparecer? Me causó tantas náuseas pensar que estuviste pasando el celo con mi único hijo, aborrezco verte sentado en mi mesa y no soporto tu aroma, ese aroma a fresas, es tan nauseabundo. Creí que olerías diferente, pero eres tan común.

»Así que no estoy siendo amable, Noventa y seis. Estoy siendo hipócrita.

Las lágrimas de Jimin cayeron encima del pastel de queso. No pudo soportar más el odio del rey porque por un momento pensó que eso se podría arreglar, sin embargo comprendió que realmente lo detestaba, que realmente lo quería fuera de la vida de Jungkook.

—Te irás del castillo y para comprar tu silencio te daré todo el oro que me pidas, pero no vuelvas a ver a mi hijo. ¿Comprendes?

—Es mi destinado, ambos podríamos morir cuando se rompa el lazo...

—Mi hijo es fuerte, sobrevivirá a eso.

Jimin ya estaba temblando de tan solo imaginar que lo separaban de su alfa, así que dejó el tenedor sobre la mesa.

—¿Creías que estabas viviendo un cuento feliz color de rosa? ¿Creías que vendrías a una cena con tu futuro suegro? ¿Creías que ese hermoso vestido era un obsequio de bienvenida a la familia? Pues no, esta es mi cena de despedida para ti.

»Con música clásica de fondo, con mis queridos concubinos. Un banquete y tu postre favorito, todo esto para que no vuelvas a acercarte a mi heredero.

—Yo dije que no me importaba ser un concubino, si mi alfa me lo pide estaré dispuesto a...

—Lo se, pero al ver que no tienes intenciones de alejarte te pido que te largues del castillo.

—No me haga esto, majestad.

—¡Tienes que largarte del castillo! —Namjoon gritó poniéndose de pie y golpeando la mesa—. ¡¿No comprendes todo lo que te estoy diciendo?! ¡¿No comprendes que te aborrezco?! ¡¿No comprendes que aborrezco tus asquerosos ojos rosa?!

Jimin se arrodilló frente al rey llorando, su cuerpo delgado temblando de la impotencia, temblando invadido de súplicas.

—Se lo ruego alteza, permítame estar con Jungkook.

—Majestad, el príncipe Jungkook acaba de llegar al castillo —informó un sirviente.

—Bien, lárguense todos —les dijo a sus concubinos—. Limpien la mesa y quiero que nada más quedemos Jimin y yo en el comedor.

»Levántate, no quiero que mi hijo te vea llorar.

Jimin obedeció sentándose de nuevo en su silla.

—Por favor majestad, se lo ruego...

—Vas a sonreír, vas a reír y vas a terminarte el pastel. Si mi hijo se entera acerca de nuestra charla soy capaz de cortarte en pedacitos y después obligarte a ver cómo castigo con mis propias manos a tu querido alfa.

Namjoon se estaba aprovechando del talón de Aquiles de Jimin. Se estaba aprovechando del lazo que los unía porque sabía que un omega destinado y enlazado sería capaz de morir por su alfa.

Le tendió una servilleta para que se limpiara las lágrimas y cuando terminó la puerta del comedor se abrió de par en par dándole la entrada al príncipe Jeon Jungkook. Él se quedó quieto al ver a Jimin con el vestido rosa, nunca lo había visto lucir uno pero se veía hermoso.

—¿Por qué estas cenando aquí? —le preguntó a Jimin.

—Yo lo invité. ¿Hay algún problema con eso? —preguntó Namjoon.

—¿La razón?

—No quería comer solo. ¿Tienes hambre?

—Comeré en mi habitación —dijo al notar que Jimin estaba nervioso y... ¿Había llorado?—. Vámonos Jimin.

El omega se puso de pie haciéndole una reverencia al rey.

—Que linda charla tuvimos Jimin, espero que te haya gustado la cena —dijo Namjoon.

—No vuelvas a invitarlo sin que yo esté presente, ¿entiendes papá? —preguntó Jungkook tomando a Jimin del brazo y arrastrándolo afuera del comedor.

La fuerza que Jungkook ponía sobre la delicada piel de Jimin era bastante pero le dolía más el corazón a causa de la charla que tuvo con el rey. Caminando apresurados ingresaron a la habitación y luego de cerrar la puerta con llave el príncipe soltó a su omega mirándolo con recelo. Mirando que había dejado las marcas de sus dedos en su brazo, sintiendo que su corazón dolía porque su omega estaba triste.

—¿Qué te dijo mi padre? ¿Por qué traes un vestido puesto? Me dijiste que no te gustaban los vestidos. —Jungkook tomó a Jimin de los hombros con brusquedad—. ¡Mírame cuando te hablo! —le gritó desesperado.

Jimin alzó la mirada, cuando sus ojos conectaron con los de Jungkook le fue inevitable comenzar a llorar.

—Ayúdame a quitarme el vestido —murmuró con voz entre cortada.

—Contesta mis preguntas Jimin.

—¿Tu padre está de acuerdo con nuestra relación? ¿Hablaste con él? ¿Yo seré tu concubino? De serlo no me molesta pero no permitas que me aparten de tu lado, te lo ruego.

—¿De qué hablas? Dime exactamente qué fue lo que te dijo mi padre.

—No puedo. —Apretó los puños.

—Jimin, dime qué te dijo mi padre. —La voz de Jungkook sonaba más grave y oscura de lo normal.

—Es el rey, no puedo desobedecerlo.

—¡Por un demonio! —gritó golpeando la pared—. ¡Es mi padre, para mí su estatus no importa! ¡Jimin, dime qué fue lo que te dijo!

Jimin se hizo para atrás atemorizado porque pareciera que salía fuego por los ojos de su alfa.

—No quiero que salgas herido, será mejor irnos a dormir.

—Me importa un comino salir herido, necesito saber qué fue lo que hablaste con mi padre. ¿No comprendes que me importas más que cualquier cosa? ¿No comprendes que estoy dispuesto a sacrificar mundos enteros porque el único mundo que me importa está mirándome a los ojos justo ahora? ¡Tú eres mi mundo y si tú no estás bien entonces yo tampoco lo estoy! —Jungkook se acercó a Jimin limpiándole las lágrimas con los dedos—. Dime todo lo que sucedió, por favor. Déjame protegerte.

—Jungkook, tú también eres mi mundo. —Sonrió.

—No me dejas alternativa, Jimin. —Suspiró fastidiado—. Te ordeno que me digas lo que sucedió en el comedor —dijo usando su voz de mando.

La voz resonó por todo el sistema nervioso de Jimin, incluso le causó escalofríos. Aún así él se quedó en silencio. Avanzó hacia el balcón ignorando a su alfa, no le quería decir nada, sin embargo confiaba en él más que en sí mismo. Además si Jungkook fue capaz de utilizar su voz de mando para hacerlo confesar significaba que en realidad quería saber qué era lo que había sucedido. Por eso decidió obedecer, por eso le contó todo lo que había sucedido.

Desde el sirviente que llegó a decirle acerca de la cena, el sastre midiéndolo, los concubinos e incluso le contó que se desnudaron. Jungkook se molestaba cada vez más al escuchar todo lo que hizo su padre.

—Ese cabron. —Jungkook abrazó a Jimin, pegándolo a su cuerpo con fuerza, después le dio un beso en la frente y dijo—: Quédate aquí, no salgas de la habitación hasta que vuelva por ti.

Hasta aquí el capítulo de hoy.

Vayan buscando un frasco bien grande, es más busquen un rotoplas porque se vienen las lágrimas de Jimin.🤌🏻😭💓

Mi bebé va a llorar un muchin pero recuerden que lo que no te mata te hace más fuerte. ¡Ánimo Jimin, tu puedes contra todo lo que se te viene encima!

Oigan ya casi llego a los 3 mil seguidores y estoy feliz porque me dijeron que nunca nadie leería mis fanfics, me pasé todos esos comentarios negativos por la cola porque escribir es mi terapia personal y vean. Ahora aunque somos poquitos los que leemos esto (y digo somos porque yo también me vuelvo a leer para que no se me pasen las cosas) vamos creciendo.

Así que, a ti que lees muchas, muchas gracias.

Ando sentimental igual que el Jiminshi por eso les dejo la imagen de la lagrimita de Jimin aquí abajo.

•Gracias querido y hermoso lector. <3

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