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Dos.

Después de un viaje bastante agotador y haber guardado varias cajas dentro de su departamento, por fin había podido tomar un pequeño descanso. Las luces de la ciudad se veían hermosas, simplemente podía estar ahí observando a su alrededor y relajándose, hacer nada tiene su encanto, las alturas tienen algo encantador, seguramente ese encanto se encuentra en el hecho de que no es algo que se vea muy seguido, eso era lo que pensaba mientras veía todo el paisaje desde la azotea de su nuevo departamento.

Ese día había sido bastante corto. Al llegar a Japón ya estaba cayendo el sol, y cuando llegó finalmente a su departamento ya era de noche. Estaba cansada, los viajes pueden quitar mucha energía, había subido algunas cajas, pero sobre todo, más cansancio le daba pensar en todo lo que debía hacer, las mudanzas no son sencillas y más si es a otro país.

–Supongo que ese será el problema de mi yo del futuro.

No tenía sentido hacer un mar de problemas con situaciones que aún no podía resolver, lo mejor sería relajarse y esperar a lo que podría pasar, ¿Y qué mejor que dibujando? Con esa idea sacó su cuaderno exclusivo de dibujos y empezó a hacer algunas líneas para bocetar.

¿A quién debía dibujar? ¿Tal vez a Hawks? había intentado hacerlo en el pasado pero el resultado nunca le convenció. Quería dibujar su sonrisa y todo lo que podía transmitir, pero la sentía vacía y sin ningún tipo de emoción, lo más probable es que se debía a qué nunca la había visto realmente, solo en fotografías y en videos.

Por eso muy concentrada abrió su blog de dibujo y empezó a hacer líneas que formarían una figura ¿Cuál? Ni ella lo sabía. Solo que estaba muy concentrada haciéndolo. La idea era que su subconsciente se libere y después encontrarle algún tipo de sentido para poder armar un buen dibujo, uno que tuviera un poco de sentido.

Fue tan grande su concentración que no se dio cuenta en qué momento la puerta se abrió, en que aquella persona albina llevaba un cuchillo con sangre o en cómo empezó a gritarle que la mataría, que la mataría como el villano que era, para demostrarle al mundo lo malvado que era, pero sobre todo para demostrar el gran poder y dominio que tenía, y que ningún héroe podría detenerlo…

Aunque eso último era mentira, de lo contrario¿Porque su primer gran víctima y con la que se haría tan famoso sería una simple civil? Si realmente era tan fuerte como decía iría a un héroe o una persona que su muerte causará una gran repercusión. Solo era una persona que quería llamar la atención sin importar cuáles fueran las consecuencias, por eso cuando se dió cuenta que estaba siendo completamente ignorado, se empezó a enojar ¡Sentía que ardía de la ira!

–¡Acaso nadie te enseñó a escuchar cuando te hablan!

Con furia agarró aquel blog de dibujo en el que Bonnie tanto trabajaba y lo arrojó lo más fuerte que pudo de la azotea, ¿Que importaba si había algo importante en ese cuaderno? Cuando lo agarró ni siquiera se le cruzó por la mente si era importante y mucho menos si podía llegar a lastimar a alguien.

–Era nuevo...

Esas fueron las únicas palabras que salieron de su boca. Mientras su mano quedó extendida en el aire, había intentado agarrar el blog antes de que se lo quitaron, y nunca antes en su vida había deseado tener telekinesis o cualquier otro quirk que le sirviera para poder agarrarlo, como súper velocidad o poder extender sus brazos.

–Mis dibujos.

Sin pensarlo estaba apunto de darse vuelta para darle una cachetada a aquel extraño que se había ganado su odio. Pero antes de extender su mano recordó todas esas veces que veía a sus hermanos entrenando, y sabía perfectamente lo que debía hacer. Retroceder, No sabía pelear, tampoco sabía cómo era su oponente, en todo sentido estaba en desventaja, lo mejor no era atacar si no huir. Por eso dio varios pasos atrás, más bien fueron varios saltos hacia atrás.

Y fue así como se convirtió en una pelea en donde Bonnie hacia todo lo posible para escapar, y aquel alvino hacia todo lo posible para apuñalarla o cortarla.

Lo había logrado en más de una ocasión, le había hecho un pequeño corte en la mejilla y otro en la palma de la mano. 

Solo fueron minutos para que se sintiera cansada, para que tuviera que respirar de forma irregular. Ya no podía más, ya no podía seguir en pie, sentía como sus ojos se sentían pesados mientras todo su cuerpo daba vueltas y su cuerpo era cada vez más pesados, como si el simple hecho de estar parada fuera un gran esfuerzo.

El alvino lo sabía, tarde o temprano debía hacer efecto sus cuchillos. Por eso tomó impulso para apuñalar. Estaba cerca, el viento chocaba contra sus cabellos mientras sentía como el cuchillo cortaba el aire, y nunca llegó a su objetivo.

Incluso Bonnie había cerrado fuertemente los ojos, con lágrimas en sus ojos pensando que todo había llegado a su final. Que aún habiendo caído tantas veces esa vez no iba a levantarse, un final definitivo.

Sus ojos se cerraron poco a poco, nunca sintió el cuchillo atravesando su piel pero si pudo ver perfectamente esa sonrisa que tantas veces había intentado dibujar.

Podía escuchar como una persona la llamaba, no lo hacía por su nombre si no por un simple "hey despierta", y después de una dura lucha, logró abrir sus ojos. Al principio todo era muy borroso, solo podía ver algunos mechones rubio oscuro, pero a los pocos segundos, lo que se sintió toda una eternidad, la imagen se volvió más nítida hasta que logró entenderla por completo.

–¡Despertaste! Por un momento pensé que tendría que llevarte al hospital.

Esa sonrisa, esa voz, esos lentes y esos ojos. Ella podía reconocerlos en donde sea. Por eso apenas lo hizo sus mejillas se sonrojaron, y solo pudo balbucear un gracias.

Algo que al héroe le causó mucha gracia, le parecía adorable cuando las personas se ponían nerviosas, especialmente si el causante era él. No era la primera vez que una persona se ponía nerviosa antes su presencia, eso le pasaba a muchos de sus fans, pero nunca a tal extremo, aunque tenía sentido, era la primera vez que tenía a alguien en sus brazos y tan cerca.

–No tienes que agradecerme,–le dio una gran sonrisa, esperando que eso la tranquilizara. En realidad no era bueno en ello, siempre pensó que un héroe debía poder saber tranquilizar a las personas sin importar en qué circunstancias están, pero él no sabía hacerlo y por eso consideraba que no debía estar en un puesto tan alto–es mi trabajo.

En ese momento sentía como su corazón estaba apunto de explotar de lo fuerte que latía. Siempre había querido conocer a su héroe favorito, aunque sabía que sería incapaz de pedirle un autógrafo, estaría feliz de verlo en persona. Por eso, tenerlo tan cerca, hablándole directamente a ella, y entre sus brazos mientras le daba una de esas sonrisas que simplemente amaba, hacía que todo su ser quisiera tapar su cara con sus manos y volverse invisible.

Era una situación demasiado incómoda para alguien tan introvertida como ella, no sabía qué decir, nunca había podido mantener conversaciones largas, no había nada en específico simplemente su cerebro se quedaba en blanco, como una computadora que deja de tener sistema.

–¿Crees que puedes pararte?

La vergüenza le impidió responder, por eso directamente se paró. Lo logró, pero al poco tiempo casi su cara se estaba contra el suelo, sus piernas estaban con algunos cortes y aún las sentía adormecidas, en parte por los nervios pero otra más grande era por la misma droga que la dejó inconsciente.

–Creo que no.

Eso fue lo único que pudo decir cuando se agarró de los hombros del mayor, lo hizo en reflejo para evitar caerse. Aunque el mayor la sostenía, prefería asegurarse por ella misma que no se caería.

–Te llevaré a tu departamento ¿De acuerdo?

Solo asintió en respuesta. Mientras que ambos caminaban a su nuevo hogar el mayor no dejaba de ver a la chica. Le resultaba linda, no podía negarlo, aunque ese no era el motivo principal para mirarla tanto, le resultaba conocida, tal vez la había visto antes o tal vez había visto a alguien muy parecido, ¿Una heroína tal vez? No lo dudaba. Aunque le costó un poco pelear con el villano y lograr capturarlo con vida, no había sido un reto muy grande y de ser aquella chica una heroína no hubiese terminado tan herida e inconsciente. 

¿La hija de un héroe? Era posible, pero no recordaba a nadie como ella. Además, su acento era extraño, diferente, como alguien que no habla de forma cotidiana el japonés.

–No eres de aquí ¿Verdad? Siempre hago patrullajes por esta zona y es la primera vez que te veo.

Apenas bajaron de la escalera empezaron a caminar por el pasillo, Boniee podía caminar gracias a que Hawks la tenía ayudaba, lo estaba usando como si fuera una especie de muleta. Fue en ese momento que agradeció bastante vivir en el último piso, al principio no le había gustado la idea, ¿Y si algún día llegaba cansada de la universidad y el ascensor estaba roto? No esperaba que en un país como Japón se rompiera un ascensor y quedará varias horas roto, pero ¿Quien sabe? Siempre puede pasar.

–No soy de aquí, hoy llegué a Japón.

Apenas vio su puerta sintió un gran alivio. Era verdad que no quería alejarse de aquel héroe, sentirlo tan cerca, poder escuchar su voz y verlo en sí ya era algo que le gustaba mucho, pero también quería que se fuera para que los nervios la dejaran de molestar tanto, ¡Le encantaría poder aprovechar esa oportunidad! ¿Cuántas veces más podría hablar de cerca con Hawks y no solo saludarlo? Probablemente no había otra oportunidad, aunque ¿Qué más podía hacer? no quería hacerse falsas ilusiones intentando algo que no llevaría a ningún lado, si supiera coquetear lo haría pero eso era un arte que desconocía completamente.

Y cuando llegaron tardó un rato en hacer que el héroe entendiera que no necesitaba de su ayuda, que perfectamente podía entrar a su departamento y curarse por ella misma, aunque en realidad no creía que fuera capaz de atravesar aquel laberinto de cajas y después encontrar el botiquín. 

–Si tienes algún problema puedes llamar a la policía, por supuesto que no son tan buenos como yo–su voz tenía cierto tono de arrogancia al igual que su mirada. Solo duró unos segundos y después subió sus dos hombros, en su rostro se veía inseguridad–, Pero supongo que son útiles.

Así fue como después de un último gracias la joven entró a su departamento, lista para buscar el botiquín de primeros auxilios y curar sus heridas. Claro que no era una experta haciéndolo, sabía lo básico, pero para su suerte el departamento ya incluía un botiquín de primeros auxilios y estaba en el baño, no fue difícil usarlo.

El reloj marcaba las 12:49, sabía perfectamente que debía estar durmiendo pero en vez de eso estaba dibujando en su cama. Sentada apoyando su espalda contra la pared, y un libro para apoyar su hoja entre sus piernas, se podía ver la completa concentración en su boceto, trazaba líneas mientras imaginaba cómo sería el resultado final.

Siempre había querido dibujar a Hawks con su sonrisa, pero nunca lo logró porque siempre sentía que faltaba algo. Ahora que había estado tan cerca de él estaba segura que podía descifrar ese algo.

No fue así, porque mientras sus mejillas se teñían de rojo y los nervios la inundaban, incluso su mano temblaba de una forma que apenas lograba controlar.

Después de dibujar por un rato sintió que su dibujo finalmente estaba quedando como quería.

–Tal vez con acuarela logré darle el toque que le faltaba.

Aún no estaba terminando, aún me faltaba esa chispa y estaba segura que lo conseguiría cuando le pusiera color, sin embargo eso quedaría para mañana porque si empezaba a buscar las pinturas y a pintar, terminaría durmiendo a altas horas de la madrugada, y con todo lo que tenía que hacer no quería parecer un zombie.

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