Capítulo 6
Un fantasma posesivo. Encuentro...
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Jesús, ¿qué le sucedía? Aquí estaba un tipo agradable, adorable como el demonio, dispuesto a exponerse después del trágico final de una relación a largo plazo, dispuesto a dar el primer paso y él estaba actuando como niño asustado.
Pero estaba asustado, la última vez que sintió atracción por alguien, del todo equivocado, había sido un desastre. Sí, había sido su propia estúpida culpa por enamorarse de su mejor amigo; y sí, había estado bajo la influencia del alcohol y la pena cuando había sucedido; pero después de años de sentimientos no correspondidos e incluso sabiendo que no habría ningún futuro, una parte ridículamente pequeña de su mente todavía se aferraba a la esperanza de que, si le contaba a Jace cómo se sentía, él cambiaría mágicamente e iría corriendo a sus brazos.
Lo que le había puesto ese pensamiento totalmente delirante en la mente, debería haber sido sacado y enterrado en un agujero en algún lugar, pero eso no había impedido que se formara en su mente y mira a donde lo había llevado. Incluso siendo dolorosamente consciente de todos los hechos, y sabiendo muy bien que se había preparado para la madre de todas las desilusiones, todavía dolía como el infierno. No solo había destrozado su fantasía de largos años, sino que también destruyó una amistad en el momento que más la necesitaba. El derrumbe de todo lo había vuelto tímido cuando se trataba de algo relacionado al romance.
-"Alec, espero no haber forzado mi suerte contigo hace un momento. Si así fue, lo siento, sólo..."- comenzó a decir Simon.
Alec soltó el aliento que ni siquiera notó que había estado conteniendo, detuvo lo que estaba haciendo y se volvió para mirarlo.
-"Por favor, no te disculpes. Es mi culpa, nunca he tenido una relación antes y no tengo idea de lo que estoy haciendo. Me siento como un idiota"- confesó bajando la cabeza.
Simon, tomó su mano- "Hey, no eres un idiota. Está bien. Lo entiendo. Sólo pensé que quizás habías estado con alguien y terminó mal, o algo así. Es sólo que emites ese tipo de vibra"- Alec se le quedo mirando.
Chico, ahí estabas más cerca de lo que pensaba. ¿Debería contarle a Simon sobre Jace?
-"No, en realidad no. Y no fue culpa del otro tipo. En realidad, fue un desastre. Mi vida era un gran desastre, supongo que venía huyendo cuando llegué aquí, pero necesitaba un cambio. Pensé que un cambio de escenario me aclararía la mente, pero creo que me equivoqué"
-"No, no lo creo. Sólo has estado aquí unos días, necesitas darle tiempo, tampoco habría ayudado lanzándome contigo. Otro inconveniente de una ciudad pequeña es tener que vadear en una piscina muy poco profunda cuando se trata de opciones para citas, si eres gay. Así que, discúlpeme por entusiasmarme, más de la cuenta, al descubrir que el sexy chico nuevo de la ciudad es de gustos afines"
Alec sintió que el color subía por sus mejillas, otro síntoma de su inexperiencia. Logró componer una sonrisa débil. Nunca antes le habían hecho un cumplido como ese y ciertamente nunca había pensado en sí mismo como 'sexy' tampoco.
-"No fue tu culpa, Simon, y tampoco estaba diciendo que no exactamente. Es sólo que estoy un poco jodido en este momento con todo lo que sucedió en la ciudad. No creo que sea bueno para nadie por ahora"
-"Entiendo. Yo mismo me he sentido así, es sólo cuestión de tiempo. No quiero entrometerme en tu vida personal, pero sin importar lo que te haya traído aquí, ahora está en el pasado y si alguna vez quieres hablar con alguien sobre eso, aquí estoy. Me gustas, Alec, creo que eres un buen tipo. Vale la pena esperar"- dijo Simon, y sonrió ante la mirada baja de Alec y su cara ruborizada.
Lo que le dio coraje para hacer lo que hizo a continuación, se le escapaba, pero lo siguiente que supo fue que lentamente levantó la cabeza y se inclinó hacia Simon, sus labios buscando los suyos. Simon no se movió, dejando que está vez él controlara el momento, y Alec cerró lentamente sus ojos mientras sentía el roce suave de su boca contra la suya. Sintió un hormigueo al sentir que el otro hombre se movía lentamente, guiándolo en su primer beso real.
Simon cambió su postura y se giró más de frente a Alec, su mano se acercó para tomar suavemente un lado de su rostro, mientras sus labios se presionaban un poco más fuerte contra los de Alec.
¡CRACK!
El fuerte ruido de un crujido llegó desde el salón, haciendo que ambos retrocedieron rápidamente, se miraron el uno al otro antes de dirigirse a la otra habitación. Al principio, Alec no podía ver nada raro, pero luego, cuando sus ojos recorrieron la pared que acababan de quitar, vio que ahora había un enorme agujero redondo en el yeso. Simon también lo había visto.
-"¿Qué demonios...?"
Ambos se acercaron para inspeccionar el daño, Alec extendió una mano y tocó el borde irregular del enorme agujero.
-"¿Cómo diablos pasa algo así? Todo parecía estar bien cuando lo terminamos"- le dijo a Simon, quien también fruncía el ceño. Él negó con la cabeza, tan desconcertado como Alec.
-"No sé. Quizás un parche en el yeso cedió cuando quitamos el papel tapiz, se debilitó por el vapor. Eso es solo una suposición. Realmente no tengo ni idea. Ja, tal vez a la vieja no le gustó que lo quitáramos y se ofendió"- se rió Simon dándole un juguetón golpe en el brazo.
Alec soltó una risita ante su broma, pero había algo que estaba demasiado cerca de la verdad para que lo descartara como una simple chispa de humor.
-"Vamos, terminemos esos sándwiches y consigamos algo de comer. Abordaremos esa otra pared antes de irme"
Simon puso su mano suavemente sobre su hombro en un gesto más que amistoso, antes de ir hacia la cocina. Alec asintió e iba a seguirlo, pero había un pensamiento que lo estaba molestando. Se volvió hacia la pared y miró los bordes del agujero, levantó la mano, sin dejar de mirarla hizo un puño. Respirando hondo, lentamente lo movió hacia el agujero como si fuera a golpearlo en cámara lenta. Su puño cerrado entró en el agujero y aparte del hecho de que era un poco más pequeño, los bordes rasgados encajaban perfectamente, incluso había bordes y surcos donde estaban sus nudillos. Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando la comprensión lo golpeó. Magnus. Magnus había hecho esto.
Después de que comieron, quitaron el resto del tapiz de la última pared de la sala, pero no fue tan fácil como las otras. El vaporizador dejó de funcionar por algún motivo inexplicable, por lo que se vieron obligados a sacar cubos de agua caliente y esponjas, mojando el papel y raspándolo. Simon tropezó con uno de los cubos que juraba no había estado en su camino antes, derramando agua por todas partes y golpeándose la rodilla con fuerza. Con todo el papel triturado empapado alrededor de sus pies y el agua encima, la limpieza tomó bastante tiempo.
Al momento que casi había oscurecido, finalmente habían terminado la última pared, Simon le ayudó a recoger los montones de papel viejo, ponerlos en bolsas de basura y barrer el piso antes de irse. Cuando se dirigía hacia la puerta, se inclinó hacia Alec para besarlo de nuevo, pero Alec puso una mano sobre su pecho para detenerlo.
-"Simon, lo siento mucho. No es que no me gustes, porque si me gustas, es sólo... creo que sólo necesito un poco más de tiempo para instalarme aquí. Pero sí quiero que seamos amigos, ¿podemos hacer eso?"- le preguntó tímidamente.
Un destello de decepción apareció en el rostro de Simon, pero rápidamente fue reemplazado por una sonrisa.
-"Por supuesto, podemos ser amigos. Lo entiendo. Lo retomaremos desde allí y dejaremos que las cosas sucedan por sí mismas. Escucha, no podré venir mañana, tengo algunos trabajos a los que ir, pero ¿puedo ayudarte a enfrentarte al comedor el miércoles?"- dijo, con tono optimista.
-"Sí, eso sería genial. Te veré luego"- dijo Alec, sonriéndole.
Simon se despidió por última vez y luego se dirigió hacia la camioneta. Alec entró y cerró la puerta, mirando el caos que era su sala de estar. Sus ojos se posaron en la pared 'perforada' y alzó los ojos mirando al techo, como si esperara ver una versión al estilo Gasparin del hombre que había visto en la ventana del ático la noche pasada.
Realmente había querido besar a Simon otra vez. Había disfrutado el inocente beso y la sensación de sus suaves y carnosos labios sobre los suyos. Pero cuando había ido a besarlo nuevamente, todo lo que pudo pensar fue en ese maldito agujero del tamaño de un puño en su pared, y tuvo visiones repentinas de Simon tropezando en las escaleras y rompiéndose algo, o los frenos de su camioneta fallando camino a casa. Si su alocada teoría a medias acerca de que Magnus Bane estaba detrás de todos los acontecimientos extraños, entonces no quería probar su suerte.
-"Muchas gracias, Magnus. Ahora tendré que arreglar ese agujero. ¿Por qué tenías que hacer algo así de estúpido?"- dijo Alec en la habitación vacía.
La habitación permaneció en silencio. ¿Qué había esperado, una voz espeluznante diciendo: 'porque quería y puedo''?
-"Creo que inhalé demasiado vapor y pegamento de papel viejo"- dijo Alec, sacudiendo la cabeza y comenzando a caminar hacia la cocina.
Estaba casi en el comedor cuando la quietud se rompió con el verso inicial de una canción familiar. Alec se detuvo en seco y miró con ojos desorbitados hacia la bocina y su teléfono sobre la mesa. Al menos esta vez no fue una canción extraña. Era 'No soy el único' de Sam Smith.
'Dices que estoy loco
Porque no crees que sé lo que has hecho
Pero cuando me llamas amor
Sé que no soy el único'
La voz distintiva de Sam Smith llenó la habitación. De acuerdo, esto se estaba poniendo extraño de nuevo. Alec miró a su alrededor, pero estaba solo, como de costumbre. Agarró el teléfono y detuvo la música.
-"Vamos Magnus, estás siendo un poco dramático, ¿no?"- dijo, ahora más enojado que asustado.
Justo lo que necesitaba. Un fantasma posesivo y ni siquiera se había encontrado cara a cara con él. Una brisa fría sopló en la parte posterior de su cuello, haciéndolo temblar.
Se preparó la cena, se sentó y miró la televisión un rato antes de recordar las bolsas de papel que no había sacado. Se levantó y agarró las dos grandes bolsas de basura y las llevó afuera. Una brisa había surgido de nuevo y miró hacia el cielo para ver las nubes que se desplazaban sobre su cabeza. Esperaba que no lloviera nuevamente, necesitaba que las paredes se secaran para poder comenzar a pintarlas.
Dio un paso hacia los escalones de la parte de atrás y luego miró hacia la ventana de la buhardilla del ático, pero no había ninguna cara sonriente que lo mirara esta noche. Quizás Magnus se había dado cuenta de que estaba enojado con él y no le tenía miedo a su presencia en el lugar.
Volvió a entrar y cerró la puerta, decidiendo que tomaría una ducha e iría a la cama. Apagó todas las luces, el televisor y subió las escaleras. Estaría contento de quitarse la pegajosa sensación de su piel, se sentía tieso por el pegamento seco que lo cubría.
Después de la ducha, se vistió y metió a la cama, era todo por esa noche, sentía los brazos y hombros adoloridos por todo el trabajo. Se sentía muy agradecido por la ayuda de Simon, no podía imaginar el lío en que se hubiera metido si no hubiera estado allí para guiarlo. Se quedó tumbado en la oscuridad, observando las cortinas que el viento empujaba a la habitación, emitiendo suaves y susurrantes sonidos mientras se azotaban y rozaban una con otra. La brisa se había levantado. El último pensamiento consciente de Alec fue que debería levantarse a cerrar la ventana, pero ya tenía los ojos cerrados quedándose dormido en cuestión de minutos.
Brillantes destellos de luz destellaron a través de sus párpados cerrados antes de que se abrieran, el fuerte estruendo de un trueno siguió y Alec se sentó en la cama, mirando hacia la ventana. El viento en la habitación empujaba con fuerza las cortinas, agitándolas como pálidas lenguas de fuego. Más rayos y truenos, llenaron la habitación con los primeros sonidos de gruesas gotas de lluvia golpeando el techo y el suelo, Alec se levantó y cerró la ventana, amortiguando el sonido, pero no los brillantes estallidos de un rayo. Estaba a punto de meterse en la cama de nuevo cuando escuchó que algo golpeaba abajo, se quedó quieto por un minuto, tratando de distinguir qué podría ser. Sonaba como una puerta. Pero todas deberían estar cerradas.
Tan silenciosamente como pudo, salió de la habitación al pasillo.
¡BAM!
El fuerte sonido lo hizo saltar mientras cortaba la oscuridad. Bajó las escaleras sigilosamente, haciendo una mueca ante cada crujido y gruñido de los desgastados peldaños.
Se paró al pie de los escalones, mirando a su alrededor a la negra habitación. Un relámpago iluminó la escena frente a él durante unos segundos. Sus ojos tardaron unos minutos en adaptarse al rápido retorno de la negrura. Por lo que había visto, no había nada fuera de lugar. Esperó por la siguiente serie de luz y miró de nuevo. La sala de estar todavía estaba en el mismo desorden que cuando se fue a la cama.
¡BAM!
Esta vez, el sonido estaba mucho más cerca y a su izquierda. Entró al comedor mirando hacia la cocina. La tormenta definitivamente se estaba acercando porque la brecha entre cada trueno y relámpago era cada vez menor, lo siguientes dos casi fueron uno encima del otro. Alec podía oír el viento y la lluvia crecer a un ritmo constante, cuando vio que la puerta trasera se abría para luego cerrarse de golpe como si una mano invisible lo hubiera empujado desde atrás. Se dirigió hacia ella pasando por la cocina
Podría haber jurado que cerró bien la puerta cuando había sacado las bolsas de basura, tomó la perilla en su mano y la giró. Parecía estar funcionando bien. Estaba a punto de cerrar la puerta cuando otro destello de luz iluminó el jardín trasero. En ese breve estallido de luz, distinguió algo ahí, cerca del jardín de rosas abandonado. Sintió que su corazón comenzaba a palpitar, la piel le hormigueaba mientras permanecía paralizado en la entrada, esperando que otro destello de luz confirmara lo que creía haber visto.
Cuando llegó, sintió que su aliento se le atoraba en el pecho. Un hombre alto y moreno estaba de pie cerca de los descuidados rosales, el viento de la tormenta hacía que el borde de la camisa blanca que llevaba ondeara, mientras la lluvia se la pegaba al pecho. Debía estar usando unos pantalones oscuros porque no se distinguían en la noche oscura y sin luna.
Segundos después, otro rayo le mostró a Alec que se había vuelto para mirarlo. Lo miraba directamente y lo heló hasta los huesos, pero por alguna razón inexplicable, también lo emocionó. Haciendo caso omiso de la tempestad que comenzaba a rugir afuera, Alec salió, bajando los escalones hasta la empapada hierba del jardín trasero. Ahora los relámpagos eran casi constantes encendiendo la noche con una luz espeluznante, mientras caminaba descalzo y con el pecho descubierto a través de la lluvia y el viento hacia la figura que no le había quitado los ojos de encima.
Llegó a unos cuatro pies de donde estaba parado y se detuvo. Pasando una mano para apartar la lluvia de su rostro, pero fue reemplazada casi tan pronto como desapareció. Se quedaron uno frente al otro, sin poder apartar la vista ahora que estaban casi cara a cara. Alec podía sentir su corazón martillando detrás de sus costillas y no estaba seguro de si estaba respirando, sabía que debía estar helado hasta los huesos por la fría cortina de lluvia que lo empapaba, lavando la parte superior de su cuerpo desnudo y pegándole los pantalones de dormir a las piernas, pero era insensible a ello. Su mente se aceleró al pensar si debería decir algo, pero ¿qué le dices a alguien que ha estado muerto durante cien años? Afortunadamente, Magnus le quitó esa responsabilidad.
-"Así que, nos conocemos, Alexander"- dijo, su profunda voz, firme sobre el sonido del trueno y la lluvia.
La camisa que llevaba puesta estaba prácticamente derretida contra su pecho debido a la lluvia, por lo que era opaca. De alguna manera, Alec logró notar el cuerpo bien definido debajo de esta y, a pesar de todo, sintió que le ardían las entrañas. Notó que se formaba una sonrisa en el rostro del fantasma.
-"Ves algo que te guste, ¿verdad? Qué interesante"- dijo arrastrando las palabras, ladeando una esquina de su boca.
Alec luchó por controlarse a sí mismo. Jesús, toda esta situación era una locura y le estabas dando un repaso. ¿Qué sucede contigo? Le gritó su mente.
-"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué estás aquí?"- era una estupidez preguntarlo, lo sabía, pero fue la primera cosa comprensible que salió de su boca.
Magnus se volvió para mirar uno de los rosales medio muertos, arrancó las húmedas hojas marchitas de un tallo y suspiró.
-"Extraño mis rosas. El jardín estaba lleno de ellas una vez, sabes. De todos los colores que puedas imaginar, pero han disminuido lentamente con los años a sólo estos pocos. Hay un límite para mis capacidades en estos días y a nadie le ha importado lo suficiente como para cuidarlos en su momento. Espero poder confiar en ti para esa tarea ahora que estás aquí.
-"En cuanto a por qué estoy aquí, creí que eso era perfectamente obvio. Esta es mi casa, Alexander"- continuó volviéndose hacia él.
Alec no tenía idea de si se acercaba a él y lo tocaba se sentiría sólido o no. Cualquier película que haya visto involucrando espectros, de cualquier tipo, los mostraba tan transparentes como la niebla. Magnus no era nada parecido y tenía que seguir recordándose a sí mismo que sí lo era. Simplemente se veía como otro ser humano de pie frente a él
-"Pero, pero esta es mi casa ahora. Yo la compre. Tú... tú moriste"- dijo, preguntándose si mencionar ese hecho sería correcto.
Magnus lo miró.
-"Sí, gracias Alexander, soy muy consciente de ese hecho. Y sí, es posible que legalmente hayas comprado el lugar, pero siempre será mi hogar, sin importar quién crea que es su propietario o si vive aquí"- su tono era muy pragmático.
-"¿Y si te preocupas tanto por ella, por qué pusiste ese agujero en la pared?"
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Nota
La canción en inglés 'I'm not the only one' de Sam Smith:
You say I'm crazy
'Cause you don't think I know what you've done
But when you call me baby
I know I'm not the only one...
Espero les guste, que tengan un magnífico fin de semana y nos leemos en la siguiente😘🤗
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