Capítulo 41
¿Ahora qué sigue?
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Jace estaba sentado junto a su amigo, con una mano protectoramente en su brazo. Odiaba volver a verlo con tanto dolor. Lo estaba matando no saber qué diablos estaba sucediendo aquí. Los otros dos sólo lo miraban con expresiones de preocupación.
-"Sé que éste no es realmente el momento, ni el lugar para las presentaciones, pero soy Jace, por cierto. Amigo de Alec"- dijo, tendiéndole la mano al chico de cabello oscuro y aspecto pálido que no había apartado los ojos de Alec desde que lo llevaron adentro.
-"Soy Simon, electricista del pueblo, antiguo amigo y ahora, oficialmente, soy el mayor devorador de pastel de humildad que existe"
Le dirigió a Jace una débil sonrisa y le estrechó la mano. Jace trató de no reírse, el pobre tipo parecía que acababa de tener el mayor shock de su vida.
-"Soy Clary, amigo de Alec y serviré dicho pastel de humildad para este tonto. Y tengo la intención de obligarlo a comerlo si tengo que hacerlo"
Ella se inclinó y le ofreció su mano también. Jace le sonrió ampliamente y se la estrechó.
-"Entonces, ¿querrían contarme qué demonios ha estado pasando aquí y por qué Alec está en posición fetal en su sofá?"- les preguntó Jace con una ceja levantada.
Clary y Simon se miraron. Clary comenzó a contarle toda la historia de principio a fin. Simón sólo se sentó allí asintiendo ocasionalmente, todavía parecía que podría caer al piso en cualquier momento.
-"Entonces, ¿cómo es que ustedes dos vinieron hasta aquí? Supongo que tampoco creyeron en todo esto"- preguntó Jace cuando Clary hubo terminado.
Ella se giró hacia Simon fulminándolo con la mirada. Simon parecía a punto de tener un aneurisma
-"No, ese sería el genio aquí. Yo nunca lo dudé. Algunos de nosotros tenemos una mente más abierta que otros"
Aquí Clary le dio a Simon un duro golpe en las costillas con su codo. Él se tambaleó un poco, pero tuvo el coraje suficiente para decirle algo, reamente se estaba atragantando con ese pastel de humildad.
-"Solo vine para asegurarme de que no terminaba tacleando a Alec o algo así"- dijo Clary aún fulminándolo con la mirada.
Jace sonrió y luego frunció el ceño- "Entonces, ¿debo creer que todo esto fue porque tienes un flechazo con el tipo grande aquí?"
Simon levantó la vista debajo de pestañas oscuras, sus mejillas ahora sonrosadas. No respondió, sólo asintió rápidamente y luego agachó la cabeza una vez más antes de dirigir una mirada rápida y preocupada a Alec.
Jace ahogó una risita, extendió su mano- "El flechazo conoce al flechado. Ja, aparentemente, yo fui el primer enamoramiento de Alec. Ahora tú tienes un enamoramiento con él, pero él está enamorado de Magnus, un fantasma. Esto es tan retorcido que es toda una locura"
Jace estaba negando con la cabeza. Clary se sentó en el brazo del sofá y acarició suavemente la oscura y desordenada cabeza de Alec.
-"Sí, pero ahora su corazón ha sido destrozado"- dio un profundo suspiro- "Espero en Dios que pueda superar esto. Creo que nos va a necesitar, muchachos. Nunca he visto a dos personas que se vieran más enamoradas que ellos hoy. Fue tan hermoso"
-"Sí, lo fue. Me hizo sentir dos veces peor por estar lejos tanto tiempo. Fui un completo idiota al respecto, pero al menos puedo estar aquí para él ahora. Creo que deberíamos intentar llevarlo a la cama. El pobre es demasiado grande para este sofá y necesita poder descansar adecuadamente"
-"¿Alec, cariño? Vamos a subir las escaleras, ¿de acuerdo?"- dijo Clary, inclinándose hacia él y tocando suavemente su pálida mejilla.
Alec estaba completamente entumecido. Se había encerrado en algún lugar, en ese espacio vacío que se había formado cuando vio a Magnus desaparecer frente a sus ojos. Podía escuchar a los demás hablar y realmente quería aportar algo a la conversación, pero no podía.
Fue consciente de dos grupos de brazos fuertes que lo levantaban, poniéndolo de pie, manos pequeñas acariciando su espalda mientras subían por la estrecha escalera. Lo bajaron con cuidado en la cama y le colocaron una suave manta. Su cama. La cama de ambos. Rodó hacia donde Magnus solía acostarse cuando venía a él por las noches. Lanzó un sollozo y agarró su almohada, colocándosela en el rostro, absorbiendo la mayor parte del aroma restante que quedaba sobre ella.
Clary soltó un suave gemido y se volvió, su rostro se derrumbó y las lágrimas cayeron por sus mejillas.
-"Oh, Dios, esto es una agonía. No soporto esto, él está sufriendo tanto. Si Cat todavía estuviera aquí, podría haber sido capaz de ayudarlo, ayudarlos a volver a estar juntos"- sollozó.
Jace miró preocupado a su amigo y luego a Clary- "¿De quién estamos hablando? ¿Quién es Cat?"
Clary le explicó todo acerca de quién era ella y su participación en todo esto, con Simon completando las partes extrañas que conocía. Jace parecía listo para explotar por todo lo que acababa de descubrir, pero se las arregló para mantenerse sereno. Se sentó a los pies de la cama y miró a su angustiado amigo.
Ojalá hubiera algo que pudieran hacer por él.
-"Así que Cat era como una bruja o algo así, ¿cierto? ¿No hay otra en la ciudad?"- le preguntó a Clary.
-"Jace, este no es el antiguo Salem, ¿sabes? Hasta donde yo sé, Catarina fue la última de una raza moribunda. Incluso ella no practicaba después de lo que pasó con Magnus"
Los hombros de Jace se desplomaron- "¿Qué hay de en línea? ¿No podríamos encontrar algo en internet, tal vez?
Simon soltó una carcajada- "Sí, probablemente no sea la mejor idea para algo tan serio. La última vez que tuve un malestar estomacal lo busqué en Google y terminé pensando que tenía desde una enfermedad mortal hasta estar en las primeras etapas del embarazo"
Le dirigió una sonrisa de lado a Clary, pero ella solo frunció el ceño y se borró de su rostro. Él realmente la había hecho buena con ella.
-"Lástima que no haya un libro de hechizos para tontos"- dijo Jace ausentemente. Clary levantó la cabeza y lo miró.
-"Espera, ayudé a Cat a limpiar su desván una vez, haciendo espacio para poner sus adornos de Navidad y había estas cajas en el camino. Iba a moverlas, pero ella dijo que no, que debían quedarse. Eran realmente pesadas y le pregunté qué había ahí y ella dijo que eran de su abuela. Me pregunto si eran de su abuela por parte de su madre, quien se suponía que debía llevar el gen de la Vista".
-"¿Te refieres a los libros de hechizos? Tal vez haya algo en ellos que podría ayudar"
Jace apenas podía creer que estuviera diciendo esas palabras, pero estaba dispuesto a intentar cualquier cosa para sacar a Alec del oscuro lugar en el que se encontraba ahora mismo. Si eso significaba convertirse en Harry Potter, entonces que así sea.
-"Podríamos ir allí y traerlos. Sé que Cat querría que los ayudáramos. No sé si alguna vez les contó algo a ellos dos, pero vale la pena intentarlo. Somos tres para poder superarlo más rápido. Simon, ¿podrías quedarte aquí con Alec mientras Jace y yo vamos a buscarlos? Son bastante pesados, así que necesitaré algo de músculo para bajarlos del ático"
Simon parecía un poco indignado y parecía que estaba a punto de decir algo en su defensa, pero una aguda mirada de la pelirroja lo silenció. Jace escondió una sonrisa. A él realmente le estaba empezando a gustar esta chica.
-"Si, seguro"
Fue todo lo que dijo, Jace se levantó y él tomó su lugar al pie de la cama.
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Alec no estaba seguro si estaba despierto o soñando. Su cabeza seguía reproduciendo cada minuto de su tiempo junto a Magnus. Todo estaba muy fresco y no tuvo problemas para recordar todos y cada uno de los detalles. De lo que se habían reído juntos, su forma de hablar sexy y pasada de moda, el sabor de su piel, su fragancia de sándalo, la sensación de sus labios sobre los suyos.
Gruñó y se acurrucó más fuerte, sin sentir la suave palmadita de Simon en su brazo. Todo era demasiado crudo, demasiado nuevo para lidiar con ello. No quería pensar en eso, pero no parecía poder parar. Este había sido el mayor temor de Magnus, que lo perdiera así. Tal vez había una pequeña parte de él, sin importar cuan enterrada, que le permitió pensar que había una forma de que estuvieran juntos, que confesar sus verdaderos sentimientos los uniría, no los apartaría. Dios sabe que era lo que él había esperado. Demasiado para el poder del pensamiento positivo.
Sólo quería retraerse en sí mismo y esconderse en algún lugar. Nunca más volvería a sentir el sol, nunca sentiría esa cariñosa calidez con la que Magnus lo llenaba. Su interior se sentía helado ahora, agua helada reemplazaba su sangre.
Sintió que sus párpados se cerraban, su dolor lo dejó exhausto y se sumió en un atribulado sueño.
Clary y Jace regresaron cuarenta minutos después. Jace subió dos viejas cajas polvorientas al dormitorio y, después de preparar café, los tres se sentaron alrededor de la habitación y comenzaron a revisar los viejos diarios de cuero.
Simon se quedó al pie de la cama, Clary se sentó contra la pared y Jace se sentó en la silla de la esquina. Fue pesado; cada uno estaba escrito a mano y algunos de los libros eran tan antiguos que la escritura era casi ilegible. Para cuando oscureció, sólo habían logrado revisar la mitad de la primera caja.
Clary se levantó del suelo y se estiró. Ella se acercó a la cama y tocó suavemente el cabello de Alec, pero él no se movió. Por lo menos, cuando estaba durmiendo, podría aliviar su corazón roto.
-"¿Qué tal si pido pizza? Deberíamos intentar que coma algo. Llamaré al trabajo"
Jace y Simon estuvieron de acuerdo y Clary tomó su teléfono de su bolsillo, saliendo al pasillo para hacer la llamada.
Jace se levantó y se acercó a la cama, sentándose al otro lado, mirando a su amigo dormido.
-"Espero que podamos sacarlo de esto. Nunca lo había visto así, ni siquiera cuando sus padres murieron. Me está preocupando"
Clary regresó y vio a los dos hombres de pie como guardias sobre un hermano caído. Era una vista tan conmovedora que las lágrimas amenazaron con caer una vez más. Pero las lágrimas no ayudarían a Alec, todos tenían que ser fuertes para él.
Simon se ofreció voluntario para ir a la ciudad y traer la pizza para que Clary y Jace se quedaran y revisaran un poco más las páginas de los diarios.
Cuando regresó, Jace gentilmente trató de despertar a Alec, quien se removió, con los ojos enrojecidos y el rostro pálido. Logró meterle una porción de pizza antes de darse la vuelta y cerrar los ojos. Al menos mientras dormía, podría estar con Magnus. Ahora era un caso de temor a la noche que una vez amó, porque significaba la oportunidad de estar con su hombre, y que ahora sería un constante recordatorio de lo que había perdido.
Mientras Alec dormía a ratos, los otros tres se sentaron tratando desesperadamente de encontrar las respuestas en los libros, pero al final de cada uno llegaba la decepción. A las once y media de la noche, sufrían de ojos tensos y corazones pesados. Clary había terminado compartiendo la pequeña silla con Jace, mientras que Simon había ido por los cojines del sofá y se había apoyado contra la pared cerca de la puerta. Uno a uno, la hora tardía y el cansancio los fue superando y se quedaron dormidos donde estaban.
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Alec estaba teniendo un sueño maravilloso. Podía sentir un cuerpo musculoso tendido contra él y el familiar aroma exótico que sólo podía ser de una persona. Sonrió mientras dormía, retrocedió, notando un torso firme y un brazo fuerte sujetándolo con fuerza. Dios, era tan real. Los labios suaves ahora dejaban besos sobre su hombro y su corazón quería volver a romperse.
¡Mierda! ¿Por qué tenía que seguir reviviendo estos momentos? Era como si el universo deseara que sufriera; metiendo un cuchillo directo en su alma y retorciéndolo. Se despertó con los ojos turbios, adoloridos, y con la sensación de no haber dormido en una semana, a pesar de que lo había estado haciendo desde la tarde de ayer.
Se mordió los labios para sofocar un gemido de dolor. Sólo quería hundirse en sus sueños, sin importar cuán doloroso. Era lo más cerca que iba a estar de él.
-"Oye, dormilón, buenos días"
Alec hizo una mueca. Ahora incluso estaba escuchando su voz de nuevo. Como si alguna vez pudiera olvidar ese sonido profundo y rico.
-"Es un nuevo día, mi corazón, una nueva vida. Un nuevo comienzo"
-"¿Por qué mi imaginación tiene que ser tan jodidamente cruel? Cállate"- graznó Alec, su frente se arrugó y su garganta se sintió en carne viva.
-"¡Esa boca, Alexander!"
Los ojos de Alec se abrieron de par en par. Eso sonaba cerca. Estuvo a punto de no darse la vuelta. No quería sentir ese dolor de la desilusión cuando viera el espacio vacío en la cama. Pero sonaba tan real.
Lentamente se volvió, manteniendo los ojos cerrados.
Lo primero que sintió fue calidez. Al principio pensó que era por el sol de la mañana entrando en la habitación desde la ventana, pero que lo estaba inundando más de lo que cualquier cosa. Cualquier cosa excepto una. Trató de preparar su corazón o lo que quedaba de él, de todos modos, antes de abrir los ojos.
Dos hermosos y grandes ojos marrones lo saludaron en un pequeño rostro con piel dorada. El corazón de Alec se sintió como si estuviera siendo destrozado de nuevo. Oh, Jesús, ahora lo estaba viendo como si estuviera allí ante él. Y le sonreía, con la sonrisa más dulce y sexy que hubiera podido imaginar. Pero no podía ser Magnus, la habitación estaba casi llena de luz diurna, no era posible.
-"Te amo, mi corazón"
Lo escuchó susurrar, luego una mano se acercó y acarició suavemente su pálida mejilla. Un hormigueo lo recorrió y su aliento se atascó en su garganta.
-"¿Magnus? ¿Eres... eres tú realmente?"- medio susurró las palabras, no queriendo que rompieran esta perfecta ilusión si no fuera así.
Dos perfectos labios suaves se acercaron y tomaron los suyos mientras una mano ahuecaba la parte posterior de su cabeza, dedos delgados enhebraron su cabello. Alec gimió ruidosamente, extendió una mano para encontrar un torso cálido y firme, deslizó su mano para sentir la suave piel dorada de su espalda. Sus dedos se hundieron y notaron que los músculos se movían. Oh, Dios, ¿cómo era esto posible? ¡Él estaba aquí! ¡Realmente estaba aquí!
Rodó sobre su espalda, llevando a Magnus consigo, sin dejar su boca por un segundo. Su otro brazo se levantó para envolverse alrededor de él, apretándolo en contra suyo. De repente, se llenó hasta el borde con calidez, se sentía como si estuviera desbordándose mientras besaba y gemía por su hombre. Su amor. Su alma gemela
Magnus dejó sus labios y besó su mandíbula hasta su cuello, donde lo acarició con la nariz, mordiendo la piel y saboreando su superficie. Encontró el punto de pulso y prodigó atención en él con su lengua, haciendo que Alec se quejara en voz alta.
-"Sshh, mi amor. Parece que tenemos algunos invitados"- dijo Magnus en voz baja, levantando su cabeza y besando sus labios una vez más.
Se bajó de encima, pero se recostó contra su costado y Alec se levantó para apoyarse contra la cabecera de la cama de bronce. Magnus se unió a él, haciendo una mueca.
-"Lo primero que vamos a hacer es comprar una cama nueva, Alexander. Preferiblemente uno con una cabecera acolchada"- dijo Magnus, inclinándose sobre su pecho, su mano cerniéndose sobre la suave nube de vello corto.
-"Pero si hacemos eso, ¿cómo vas a atarme?"- le sonrió Alec.
Ambos rieron suavemente. Se sentaron allí a la suave luz de la mañana, las manos tocándose gentilmente.
Alec no podía creerlo, estaba realmente aquí. Pasó la mano por la ladera de su hombro y la parte superior de su brazo, sintiendo la hinchazón de su bíceps. Su piel prácticamente brillaba bajo la luz creciente y no podía dejar de sonreír.
-"¿Cómo? ¿Cómo demonios puedes estar aquí?"
-"No tengo idea, mi amor, pero no voy a mirar los dientes a caballo regalado y pensarlo demasiado. Estoy aquí, realmente aquí. Supongo que mi ex esposa, perdón, viuda, debe ser felicitada después de todo"- su mano estaba cubriendo sus pectorales, masajeándolo suavemente.
Alec recordó algo de la bruma que era ayer. Catarina se había ido. Quería decírselo a Magnus, pero estaba tan feliz y demasiado aliviado de no tener que sentirse triste ahora mismo.
Magnus se inclinó y lo besó de nuevo antes de echarse hacia atrás y mirarlo profundamente a los ojos. Ah, ahí estaba. Su corazón le había sido devuelto, pero ya no era suyo, ahora pertenecía al hermoso hombre que tenía delante. Y él poseía el suyo.
Todavía estaban sentados allí mirándose profundamente a los ojos, dejando que sus almas dijeran las palabras que solo ellos podían oír, cuando escucharon a alguien que se movía desde un rincón de la habitación.
Magnus se apoyó en el hombro de su novio y giró su cabeza para ver a Jace comenzar a moverse con una pequeña forma acurrucada cuyo rostro estaba enterrado bajo una maraña de desordenado cabello rojo. Alec apoyó su mejilla en la cabeza oscura de Magnus y sonrió suavemente, mirando a sus amigos.
-"Parece que no somos los únicos a los que se les ha dado un nuevo comienzo esta mañana"- dijo Magnus.
Jace se removió y se estiró, su brazo enroscándose alrededor de la pequeña forma dormida de Clary. Abrió los ojos, miró la desordenada nube de largos cabellos rojos y sonrió para sus adentros. Ella todavía estaba durmiendo, su mejilla descansando sobre su pecho. Al minuto siguiente, una almohada llegó volando a su cabeza, golpeándolo directamente en la cara.
Jace saltó, dando un grito. ¿De dónde diablos...? Miró hacia la cama y sus ojos se abrieron de par en par.
-"Buenos días, Jace. Me gustaría presentarte a mi novio. Magnus Bane. Jace Herondale"
-"Encantado de conocerte adecuadamente, Jace. Y déjame disculparme por el golpe en la mano de ayer. Tiendo a ser un poco posesivo con el amor de mi vida. Estoy seguro de que lo entiendes"- dijo Magnus, sin moverse del hombro de Alec.
Mientras Jace miraba, él levantó la cabeza y se besaron suavemente.
-"¡No puedo creer esto! ¿Cómo diablos regresaron con el otro? Pensé que Magnus se había ido para siempre"- preguntó.
-"No lo sabemos, hombre. Y no nos importa. Sucedió y eso es todo lo que importa. ¿Hay algo que quieras contarnos sobre lo que sucedió aquí anoche?"- Alec lo miró frunciendo el ceño.
Jace sonrió y se puso rojo. Él y Magnus se rieron, mientras Jace le daba a la dormida Clary un pequeño apretón.
-"Hey, Clary. Despierta, mira esto"- le dijo Jace suavemente, apartando los largos mechones de cabello enmarañados.
Él podría acostumbrarse a despertarse así. Realmente estaba disfrutando de la manera en que la luz hacía que su cabello pareciera que estaba ardiendo. Muy bonito. Y sexi.
Clary levantó la cabeza, el rostro medio cubierto por su cabello y miró fijamente a Jace. Ella sonrió y se apartó el cabello y comenzó a levantar el rostro para un beso de buenos días, pero Jace carraspeó y sus ojos se movieron hacia la izquierda. Ella frunció el ceño y él volvió la cabeza. Se giró para mirar lo que podría ser más importante que un primer beso y sus ojos se abrieron de par en par.
-"¡Alec! ¿Magnus? ¡Oh Dios mío! ¡Estás aquí! ¡Oh Dios! ¡Mírense tan adorables! ¡Yujuuu!"- exclamó
Se bajó del regazo de Jace llegando a unos centímetros de darle un rodillazo en la entrepierna y, con un chillido de placer, se precipitó a un lado de la cama, colándose rápidamente entre ellos, un brazo alrededor de cada uno.
Ambos se rieron y la abrazaron. Ella se echó hacia atrás y luego los besó a ambos en la mejilla antes de levantarse de la cama y arrojarse hacia atrás ante un sorprendido y divertido Jace. Ella estrelló sus labios contra los suyos y sus ojos se abrieron de par en par por un segundo antes de que se relajara, sosteniéndola contra él, tomándola en sus brazos.
-"Wow, conseguimos presenciar un primer beso. Esta es una mañana especial"- dijo Alec, sonriéndoles.
-"Sabes lo que dicen, Alexander, si no puedes vencerlos, al diablo, que estoy diciendo maldición vamos a derrotarlos. Ven acá"
Se lanzó hacia su hombre y tomó su boca con amplios besos calientes que los incendiaron a los dos.
Simon se movió desde el otro lado de la habitación. Gimiendo cuando se enderezó contra la pared, se había deslizado a un lado mientras dormía, con un diario todavía en la mano. Escuchó risitas y frunció el ceño. Levantó la vista frente a él y no podía creer lo que veía
Clary estaba aferrada como un koala al ancho torso de Jace, con la cabeza apoyada en su pecho. Alec sostenía al hermoso extraño en la cama, apenas capaz de mantener los ojos lejos de él.
-"Esperen, ¿me perdí de algo?"- dijo frunciendo el ceño. Las dos parejas se rieron mientras lo miraban.
-"Entonces, ¿ahora me ve, Señor Lewis? Supongo que ya no tendré más problemas contigo tratando de robar a mi hombre, ¿eh?"- le preguntó Magnus con la ceja arqueada.
Simon se puso rojo brillante y todos rieron.
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Nos acercamos al final esta historia es de 45 capítulos,uff si que ha sido largo ,espero que no las haya aburrido y lo hayan disfrutado muchísimo. Hasta la siguiente actualización 🤗😘
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