Capítulo 40
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Por fin el Eclipse (una nota aparte este capítulo en el original coincidió con el eclipse del año pasado en Estados Unidos 😊). La reunión.
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Alec estaba cerca de la mesa y las sillas que había comprado el otro día, revisó su teléfono. Faltaban dos minutos para que el sol comenzara a desaparecer. Esperaba que no quedara demasiado oscuro para poder verlo correctamente. Por otra parte, si no estaba completamente oscuro, quizás esto no funcionaría.
El día comenzó a apagarse y Alec respiró, intentando no ponerse más nervioso mientras esperaba. Cerró los ojos, preparándose, tratando de relajarse lo más posible para que su mente estuviera en sintonía con su vínculo. Poco a poco el sol desapareció y justo cuando la luz se veía casi igual a la del crepúsculo temprano, pudo sentir el cambio en el aire y supo que estaba cerca.
Podía sentir la energía comenzando a concentrarse justo en frente de él. Ahora estaba lo suficientemente oscuro como para que, si tuviera una linterna, la hubiera encendido. Lentamente, el contorno de Magnus comenzó a aparecer y Alec sonrió moviendo impaciente su peso de un pie al otro. ¡Estaba funcionando! Iba a estar con él.
El día se convirtió en noche y Magnus estaba de pie frente a él en el momento que oscureció. Alec se arrojó sobre él y sus labios se encontraron besándose con fuerza.
-"Tenía mis dudas, Alexander, pero la vieja se salió con la suya esta vez. Estoy aquí. No puedo creerlo"
Magnus sonrió y ahuecó un lado de su rostro con la mano. Alec se inclinó hacia él, poniendo una mano sobre la suya.
-"Te amo tanto, amor. ¿Te gustan tus rosas? Las planté sólo para ti"
-"Son maravillosas, mi corazón. No puedo esperar para verlas en flor. Ojalá pudiera ser así, nosotros de pie aquí, bajo el sol, mirándolas juntos"
Acercó a Alec nuevamente y lo besó fuerte y largo. No había nada que deseara más que tener a este hombre en su vida todo el tiempo que pudiera. Pero dudaba que incluso si tuvieran la eternidad, sería suficiente.
-"También desearía pudiéramos tener eso, amor. Sacrificaría cualquier cosa para poder pasar el resto de mi vida contigo. Siento que nos conocemos desde hace años, no sólo por unos días. Sé que esto ha sucedido tan rápido para nosotros y me da vueltas la cabeza si lo pienso demasiado, pero puedo sentir en lo profundo de mi alma que estábamos destinados a estar juntos ahora, en este momento. No sé cómo, y no sé cuándo, pero haré cualquier cosa para que eso suceda. Cuando llegué aquí, cuando compré este lugar, nuestro lugar, pensé que había perdido tanto, pero desde que te conocí, he ganado mucho más y le agradezco a Dios todos los días por darme el cerebro suficiente para venir aquí en primer lugar. Te amo Magnus, con todo mi ser. No hago lo que nadie más piensa, cariño. Mientras te tenga, no necesito nada más"
Magnus miraba los grandes ojos color avellana de Alec tan profundamente que estaba seguro de poder ver su alma mientras brillaba, llena de su amor. No necesitaban el sol; ningún sol podría llenarlo con la calidez que este hombre tenía. Extendió los brazos y puso sus manos a un lado de su rostro, jalándolo y adueñándose de su boca.
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Clary y Simon se habían sentado en cuclillas detrás del cobertizo, esperando la llegada de Magnus. Cuando comenzó a oscurecer, Simon había fijado su mirada en la puerta trasera de la casa, esperando con suficiencia la llegada del misterioso novio de Alec. Habían visto a Alec salir de la casa y luego hablar con alguien por sobre su hombro mientras se dirigía al jardín.
Clary frunció el ceño cuando escuchó lo que dijo Alec acerca de hablar más tarde.
-"Simon, si el hombre misterioso está adentro y Alec le dijo que hablarían más tarde, entonces ¿por qué va a salir ahora? ¿No mejor, simplemente, hablarían dentro?"
-"Probablemente tengan un elaborado esquema planeado entre ellos. Ya sabes, viniendo aquí y organizando una gran escena conmovedora. Quiero decir, Alec tiene una imaginación bastante vívida, me sorprende que no haya música de fondo"
-"¿Y para quién planearon todo esto exactamente? ¿Qué, ahora vas a decirme que hicieron todo porque sabían que tendrían una audiencia? Vamos, Simon, creo que estás llevando las cosas un poco lejos. No te sorprende nada, ¿verdad? Porque creo que podría haber frito parte de tu cerebro. Ya no puedo hacer esto, Simon, está mal, y tú... eres... ¡Dios mío!"
Simon todavía estaba mirando la puerta trasera de la casa, seguro de que, en cualquier momento, el extraño bien parecido irrumpiría y correría dramáticamente hacia Alec, quien esperaba ansiosamente cerca de las rosas, no había estado mirando a Clary, incluso cuando ella comenzó a despotricar. La verdad sea dicha, él ni siquiera había estado realmente escuchando. Ella estaría apenada, en cualquier momento, él iba a tener el placer de decirle 'te lo dije'; pero luego se dio cuenta de que había dejado de hablar y lanzó una exclamación.
Frunció el ceño y se volvió a mirarla. Ya casi había oscurecido por completo, probablemente tan oscuro como el eclipse haría que se volviera el día y estaba a punto de preguntarle cuál era su problema cuando vio su rostro. Incluso a la luz muy opaca, era de un blanco fantasmal. Clary tenía la piel pálida en el mejor de los casos, la maldición de las pelirrojas, lo llamaba, pero estaba blanca como la tiza. Sus grandes ojos eran enormes en su pequeño rostro y su boca formaba una 'O' perfecta.
Simon sintió una punzada de miedo trepando por su espalda, algo debía estar muy mal para que Clary se viera así. Puso una mano sobre su delgado hombro y la sintió temblar. Estaba a punto de preguntarle qué sucedía cuando alzó una mano temblorosa y la señaló hacia el jardín.
Simon casi tenía miedo de apartar los ojos de ella, temiendo que ella pudiera desmayarse o colapsar en cualquier momento, pero estaba tan paralizada por algo que lentamente volvió la cabeza para ver.
Al principio, todo lo que vio fue a Alec, de pie en el jardín, aparentemente mirando al espacio, pero luego algo estaba sucediendo en el aire a unos dos pasos frente a él, mientras miraba aparecer una especie de bruma brillante tomando forma. Cómo podían ver todo esto en la casi oscuridad, no tenía idea. A medida que la niebla comenzó a ponerse más densa, Simon sintió que todos los vellos finos que le cubrían los brazos y las piernas comenzaron a ponerse de punta, como si acabara de recibir una gran dosis de electricidad estática.
El aire se sintió cargado con ésta, y en pocos minutos lo que una vez había sido un perfil brumoso era ahora una forma sólida de hombre. El hombre. El hombre con el que había visto a Alec esa noche en la sala de estar. La única diferencia era que esta vez tenía la ropa puesta. ¡Jesucristo, era verdad! Alec le había estado diciendo la verdad. Simon se frotó los ojos asegurándose de que no lo estaba imaginando todo.
La cara de Alec se iluminó tan pronto como Magnus se volvió sólido y se abrazaron con fuerza, besándose.
Sintió que la tierra bajo sus pies se movía y de repente estaba sobre su trasero junto al cobertizo. No podía apartar los ojos de lo que tenía delante. Era increíble. Fue vagamente consciente de que Clary se sentó a su lado de golpe. Apartó los ojos de los dos hombres por un minuto y la vio sentada a su lado. Tenía las rodillas dobladas hasta el pecho y una mano cubriendo su boca para silenciar un grito o amortiguar sus sollozos. Las lágrimas corrían por sus pálidas mejillas.
Simon no estaba seguro de por qué estaba llorando mientras se volvía hacia Alec y Magnus. Ambos se destacaban en la poca luz por sus camisas de color claro. Toda la escena era como si hubiera sido extraída de las páginas de alguna novela de misterio, pero lo que Simon notó más fue la expresión en sus rostros. Él había visto esas miradas antes. Él y Andrew a menudo se habían mirado de esa manera, no con esa intensidad, pero reconocía a alguien enamorado cuando lo veía.
La realidad de todo lo golpeó con fuerza haciendo que su cabeza comenzara a girar. Clary lo vio comenzar a balancearse y logró sostenerlo mientras comenzaba a caer hacia atrás.
Ella se sorbió las lágrimas tan silenciosamente como pudo mientras acunaba al inconsciente Simon en su regazo, inclinándose contra el costado del cobertizo. ¿Dónde estaba el valiente agente encubierto ahora? Ella agitó una mano sobre su rostro, todavía mirando y escuchando a Alec y Magnus. Clary escuchó las suaves palabras de Alec, los vio comenzar a besarse una vez más, sintió nuevas lágrimas surgir y derramarse por sus mejillas. Maldita sea, esto era tan hermoso, mejor que cualquier novela romántica o película vieja. Fantasma o no, formaban una pareja tan adorable que estuvo tentada a arrojar a Simon al suelo, correr hacia ellos y abrazarlos con fuerza.
Ella bajó la mirada a su rostro pálido y ojos medio cerrados y le dio un golpe en la mejilla con la mano.
-"Oye, genio, despierta, te estás perdiendo la mejor historia de amor"- susurró tan fuerte como se atrevió. Simon se agitó y comenzó a volver a la vida. Clary realmente esperaba que él se sintiera mal por hacer esto ahora y estaba ansiosa por decirle lo idiota que había sido.
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Jace había estado en el interior junto a la ventana. Vio que su amigo había salido corriendo al jardín cuando el sol comenzó a desaparecer lentamente. Desde donde estaba, también podía ver a los dos no-invitados a lado del cobertizo. Ambos estaban acuclillados; el chico de cabello oscuro no apartaba la mirada de la puerta de atrás y la chica pelirroja observaba a Alec. Le dijo algo al chico, claramente no impresionada con su respuesta y parecía que estaba a punto de darse la vuelta, pero luego su cara se puso pálida y sus ojos se abrieron de par en par.
Jace había estado más preocupado por ellos que por su amigo. Había estado preocupado por Alec cuando descubrió adónde había ido. El joven, acaba de perder a sus padres, pensó que había perdido a su mejor amigo, y tenía buenas razones para pensarlo, comprar una casa en medio de la nada; sonaba como el guion para una película de horror grado B.
Cuando le dijo que tenía novio, Jace se sintió muy complacido por él. El chico merecía algo de felicidad después de todo lo que acaba de pasar. Pero luego se le ocurrió esta historia loca y la felicidad momentánea de Jace se convirtió en una verdadera preocupación. Casas embrujadas, fantasmas, reuniones a medianoche, el queso realmente se le había escapado de la galleta aquí. Debía ser todo el aire puro del campo.
Mientras miraba a la chica detrás del cobertizo, la vio levantar una mano y señalar. Frunció el ceño y miró hacia donde se encontraba Alec y vio lo que ella había visto. Jace no podía creerlo. Cuando Alec y Magnus se envolvieron en los brazos del otro, se quedó con los ojos abiertos como platos y los observó. El rostro de Alec se iluminó, nunca había visto a su amigo tan feliz en toda su vida. Algo tiró de su interior y sintió lágrimas ardiendo en sus ojos. Joder, ahora se estaba convirtiendo en una niña sobre todo esto. Pero, maldita sea, se veían tan enamorados. Era realmente mágico, en todos los sentidos de la palabra.
-"Te creo, hombre. Te creo"- dijo para sí mismo mientras los miraba besarse una vez más.
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Alec no deseaba que este momento terminara nunca. Sabía que Magnus estaría de regreso esta noche, como siempre, pero había algo especial en este momento. Todo su cuerpo estaba hormigueando y tampoco quería que ese beso terminara. Había algo en éste que lo llenaba de un sentimiento tan profundo de felicidad y alegría que tenía problemas para contenerlo.
Si hubiera sido una persona espiritual, habría dicho que era como si los planetas se hubieran alineado y que todo en su vida había caído en su lugar. Aquí era donde se suponía debía estar. Se sentía bien. Era como si hubiera estado dando tumbos perdido en la oscuridad y finalmente hubiera encontrado su luz y su destino. Su verdadero hogar. Suyo y de Magnus.
No quería detenerse, pero también quería ver a Magnus una vez más antes de que terminara el eclipse.
Cuando finalmente se apartó lentamente, dejando que sus labios permanecieran en los suyos el mayor tiempo posible, notó que ya estaba aclarando. Pronto Magnus se iría una vez más, hasta esa noche al menos.
Tomó su rostro entre sus manos y apoyó su frente en la suya.
-"Te amo, amor. Malditamente demasiado"- dijo, medio susurrando las palabras.
Estaban demasiado llenas de significado para decirlas en voz alta, a pesar de que quería gritarlo desde las azoteas.
-"Oh, que Dios me ayude, Alexander, yo también te amo"
Al principio, Alec sintió que su corazón estaba a punto de estallar al escuchar la declaración de Magnus. Entonces la magnitud de la situación lo golpeó y sus ojos se abrieron. Magnus acababa de abrir una caja de Pandora. El hechizo.
Se apartó del hombre que amaba y vio la total devastación. Su rostro era una máscara de dolor y su cabeza temblaba. Podía escuchar su aliento abandonarlo con prisa cuando retrocedía un paso.
-"¡MAGNUS! ¡NO!"- gritó.
La felicidad que había sentido se evaporó en un instante y vio como la luz se hacía más fuerte y su amante cada vez más débil. Él gimió en agonía, sintiendo en su interior que los estaban destrozando.
-"ALEXANDER, RECUERDALO SIEMPRE, ¡TE AMO! ¡TE AMO CON TODO MI CORAZÓN!"- Magnus estaba gritando y Alec podía ver lágrimas corriendo por su rostro.
-"¡MAGNUS, NO ME ABANDONES!"
Alec sintió un pánico ciego dominarlo y sus manos se aferraron inútilmente a su ahora brumosa forma. ¡Argh, quería morir!
-"Te amo, mi corazón"- Alec escuchó las palabras como si estuvieran muy lejos, un eco de un tiempo más feliz. Un recuerdo.
Observó mientras el sol salía y Magnus se había ido por completo. Dio un aullido de dolor sobrenatural y se desplomó en el suelo. Se había ido para siempre, lo había perdido. Sollozó ruidosamente, el dolor de su pérdida atormentando su cuerpo. Estaba tan mal, tan jodidamente mal. ¿Cómo podría el universo dejarle tener algo tan precioso, tan maravilloso y bueno, para luego arrebatárselo como un bravucón agarrando el juguete favorito de un niño?
De repente, había gente a su alrededor. Manos tocando su cuerpo tembloroso y brazos rodeando sus hombros caídos. Él registró su presencia a cierto nivel y, en una pequeña medida, se alegró de no estar solo con esto, pero eso no evitaba que se sintiera como entumecido. Después de unos cinco minutos, fuertes brazos lo arrastraron hasta ponerlo de pie. Apoyó la cabeza en un amplio hombro familiar y dejó que su mejor amigo lo condujera hacia la casa. La casa de Magnus. La casa de ambos.
Entraron y Jace lo condujo al sofá, Alec se derrumbó sobre su suave superficie. Cayó de costado, su cuerpo se sentía como si todos los huesos hubieran desaparecido. Ese dolor demasiado familiar había regresado a su pecho donde sentía como si su corazón hubiera sido arrancado. Era vagamente consciente de la mano de Jace frotando su brazo de una manera reconfortante, pero no hacía nada por el dolor que sentía.
¿Cómo diablos se suponía que viviría sin Magnus? ¿Alguien podría explicárselo? Sus sollozos se habían calmado, pero las lágrimas fluían libremente por sus mejillas. Así es como se sentía cuando te arrebataban todo lo bueno en tu vida. Demasiado mal.
El teléfono de alguien comenzó a sonar, pero Alec simplemente se quedó allí, mirando sin ver a la habitación, encerrado en un mundo de dolor y pérdida. Podía escuchar voces familiares; Jace, Simon e incluso Clary. En los oscuros recovecos de su mente, se preguntó por qué Simon y Clary estaban allí, pero simplemente no le importaba en este punto. No era una prioridad averiguarlo.
-"¿Alec? Cariño, no sé si quieres escuchar esto ahora, pero Gertie acaba de llamar. Catarina acaba de morir"
La voz de Clary vino a él como si estuviera a kilómetros de distancia. Se acurrucó en el sofá, llevando las piernas hasta su pecho y su cabeza se inclinó hacia adelante; parecía que estaba tratando de protegerse de cualquier ataque adicional a su ser.
Eso era todo entonces. Todas sus esperanzas de que tal vez Cat, de algún modo, lo ayudaría a recuperar a Magnus habían desaparecido. Realmente todo había terminado.
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Recuerden que son dos capítulos🙈 Así que continúen en el siguiente...
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